𝐸𝑙 𝑣𝑎𝑐𝑖𝑜
Abracé mi cuerpo lo más fuerte que pude, clavando mis uñas entre mis brazos. Podía ver el humo salir de mi boca cada vez que exhalaba. Si aquellas cosas no nos mataban durante el transcurso de la noche, entonces el frio lo haría. Pero ¿Cómo era esto posible? El Claro no era tan helado por las noches.
── Lo están haciendo a propósito. ── Susurré para mí misma.
Rhea se había perdido hace un par de horas, decidiendo por su cuenta esconderse entre los pasillos ignorando mi compañía o tal vez solo se estaba rindiendo y esperaba su deceso en cualquier momento.
Vagué sin rumbo alguno, pues no conocía el laberinto. Cruzaba esquina tras esquina y todo seguía viéndose exactamente igual. Era frustrante. Como podía, seguía moviéndome y cruzando los dedos para permanecer con vida esa noche y juro por cualquier entidad divina existente, que nunca mas volvería a joder con este lugar.
Caminé hasta el final topándome con un muro, estaba tan oscuro que lo tomé como ventaja, me senté entre la esquina de lasdos pareces y me metí lo mas que pude mientras las húmedas lianas me cubrían. Tenía la certeza de que estaría bien si lograba camuflarme ahí toda la noche.
Cerré los ojos abrazando mis piernas y recargué mi cabeza entre mis rodillas. El tiempo pasaba tan lento y en ese momento lo único en lo que pensaba era en el bienestar de la pelinegra. Si algo le sucedía, cargaría eso en mi conciencia para siempre, o hasta que muera, lo cual podría ser en un par de horas.
Perdí la noción del tiempo y poco a poco el cansancio ganaba la guerra. Insegura de mi escondite, me obligué a permanecer despierta, aunque en ocasiones cabeceaba sin darme cuanta de ello.
En algún momento de la madrugada, unos picoteos sobre la piedra se hicieron presentes. Era un sonido metálico e incómodo de oír, eran rápidos y se hacían mas fuertes. Estaban cerca.
Me encogí en mi lugar y agudicé mi vista para ver un poco en medio de tanta oscuridad. Detecté una sombra en las paredes que volteaba de izquierda a derecha buscando algo o a alguien. Tapé mi boca para evitar soltar un grito ahogado, pero podía sentir mi corazón latir como loco.
Me repetí una y otra vez que no venía hacia mí, en un intento de que se hiciera realidad. Dejé de respirar cuando lo vi pasar por delante de mi a unos metros y di gracias cuando siguió con su camino. Eso estuvo cerca, pero ahora ¿qué pasaría con Rhea?
Las pisadas eran cada vez más lejanas y decidí que era momento de armarme de valor. Salí de mi escondite con un gran nudo en la garganta debido al miedo y sin dudar, me encaminé rubo hacia quién sabe dónde, únicamente con el propósito de encontrar a la chica.
[...]
Mala idea, muy mala idea. Clavé mis dedos en las enredaderas y escalé con desesperación. Nunca llegaría a la sima de aquel muro porque eran metros y metros hacia arriba, pero intentaba huir a como diera lugar.
Una vez que quedé a la altura suficiente me moví hacia mi derecha y me cambié de bloque. Desde ahí arriba pode ver algunos pasadizos y como si fuera obra del destino, logré ver a Rhea huyendo a toda velocidad de uno de aquellos mutantes gigantes.
Cuando ya no era posible seguir saltando por aquellos bloques, bajé siendo silenciosa y una vez mas me escondí donde me fuera posible. Rondando esa sección, me parece que era la 8, noté dos pequeñas esferas color rojo brillante que aguardaban en la cima de una pared. ¿Luces? El laberinto permanecía deshabilitado, era imposible que fueran eso. Hasta que lo vi parpadear.
── ¡Thalia, corre! ── A mis espalas apareció Rhea con los ojos bien abiertos y me enganchó a ella obligándome a correr. Volteé mi cabeza en dirección aquella cosa y solté aire cuando vi a un par de penitentes seguir nuestros pasos.
── No puede ser. ──
── ¡Mierda! ── La chica a mi lado se quejó y redujo su paso.
── ¡¿Qué... qué estas haciendo?! ── La observé mientras sobaba su pie y se volvía a levantar.
── No te detengas por mí, sólo sigue y no mires a esas cosas.
── No. ── Negué con la cabeza repetidamente. ── Debe haber algo... o... alguna parte a la que podamos ir. ── Pensó por unos segundos, suspiró y me miró confundida.
── Creo que hay algo. Sígueme. ── Como pudimos, perdimos rastro de aquellas cosas y ellos de nosotras, ahora caminaba detrás de la pelinegra pasando saliva sedienta.
── ¿A dónde vamos?
── Es algo que Feren y yo encontramos hace un tiempo, pero nunca se le dio importancia porque creíamos que tal vez era ahí donde enviaban a las caídas. ── No entendí a que se refería, así que guardé silencio y continúe mi camino.
Fruncí las cejas cuando llegamos hacia lo que parecía ser otro lugar sin salida, pero el final de ese pasillo era oscuro. No, era negro en su totalidad, espeluznante y extraño.
── Cuidado, no querrás caer al vacío. ── Puso una mano sobre mi pecho y me detuvo.
── ¿Caer? ── De eso se trataba. ── No tenia idea de que había un acantilado.
── Nadie más lo sabía. Al inicio pensamos que habíamos encontrado una salida, pero mira eso ── señaló aquella oscuridad ── no luce como una salida ¿y lo peor? es que de día luce exactamente igual.
Miré al frente dándole la razón. No había nada ahí, era un vacío, como si ese fuese el límite de aquel mundo. Una idea loca llegó a mi mente ¿será que estamos en medio de la nada? tal vez por esa razón no encontramos salida. Porque no existía una.
── ¿Y qué? ¿tu plan es aventarnos por ahí? ── Giré mi cabeza con una gran mueca pensando en que eso era lo más estúpido que alguna vez hubiera escuchado.
── Creí que eras mas inteligente, pero veo que aquí solo hay fuerza bruta. ── Me miró indignada y levantó las cejas.
── Hagamos esto. ── Puse en marcha un plan. ── Tenemos que atraer a esas cosas. ── Tragó saliva y negó.
── Hiciste algo allá, cuando escalé los muros, vi como te deshacías de ese penitente.
Ambas nos colocamos de espaldas a aquel vacío. No mentiré, tenía los nervios de punta. Cuando después de nuestros llamados los mutantes salieron de entre los pasillos, tomé aire y apreté los puños.
── Debemos hacerlo al mismo tempo o no funcionará. ── Solté. La chica asintió con la cabeza en alto y sólo nos tocó esperar.
Se acercaban con rapidez removiendo algo en mi estómago. Tiene que funcionar. Los picoteos metálicos resonaban con frenesí.
── ¿Lista?
── Ay no... ── Esa criaturas se avecinaron y poco antes de que uno de ellos se estirara hacia nosotras, tomé aire y observé de reojo a mi compañera.
── ¡Ahora! ── Saltamos en direcciones opuestas. Uno de aquellos penitentes soltó un chillido ensordecedor mientras caía. Otro le siguió y mas tarde uno de ellos fue más inteligente y poco antes de caer, agitó sus pinzas hasta nosotras capturando a la pelinegra.
── ¡Thalia! ── Lanzo su cuerpo hacia mí y sostuve su brazo. Con toda la fuerza que me quedaba, con una mano la sujeté y con la otra me quité mi bota y la lancé en lo que parecía ser la cara de aquella asquerosa cosa. Cerró sus ojos rojos y se obligó a soltar a la chica.
Quedó con medio cuerpo colgando en el acantilado. Su rostro pasó de reflejar odio a calma. Sus ojos estaban abiertos y soltó aire murmurando un "estuvo cerca".
── ¡¿Qué tanto miras?! ¡Ayúdame!
── Cierto. ── Se agarró de mis manos y con quejas subió al borde quedando encima de mis piernas. ── Estuvo tan cerca.
── Thalia... ── La miré desde arriba ── Gracias. ── Nunca creí escuchar tales palabras de ella y menos dedicadas a mi. En un débil intento de ocultar mi sonrisa, asentí con la cabeza y me rincorporé.
── Tu también lo habrías hecho por mí.
── No... yo no lo habría hecho. ── Aún en estado de shock y con la mirada perdida, se sostuvo de mis hombros y los abrazó.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top