LIGHTS OUT

Advertencia: uso de alcohol, fluff

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───Es un verdadero crimen que no estés bailando conmigo ahora mismo.

Te tiras el chupito que acabas de comprar en el bar, el alcohol resbala por tu garganta. Mierda, arde, y muerdes la rodaja de lima para librarte de la desagradable sensación en la garganta que produce el tequila barato.

───¡Bueno, no me has preguntado, joder!───Le dices a Jett, empujando el vaso sucio y la rodaja de lima a medio comer hacia el camarero. Jett resopla y te agarra de la muñeca con bastante impaciencia antes de arrastrarte a la pista de baile. La música pesada resuena en la discoteca y te preguntas por qué alguien ha dejado el evento de esta noche en manos de Phoenix; estás seguro en un noventa y cinco por ciento de que sólo están tocando los Backstreet Boys, pero ya te has tomado un par de chupitos y no te importa demasiado en este momento.

Jett se abre paso entre la multitud de gente; pasas por delante de Neon, y juras que ves a Raze cerca de la cabina del DJ intentando pasar dinero de contrabando para, presumiblemente, cambiar la música a algo un poco más... no británico.

Lo siento, Phoenix.

Todo el mundo va de paisano; con la oportunidad de salir de fiesta, todos han sacado sus últimos y mejores trajes. O, bueno, la mayoría. Crees haber visto a Fade merodeando por algún lugar con una sudadera con capucha y pantalones negros, pero tu memoria es borrosa. Lo único que puedes ver es el cuerpo delgado de Jett con su ajustada camiseta sin mangas. Incluso fuera del protocolo, su elección de ropa sigue siendo consistente: joggers técnicos sueltos, zapatillas de deporte crujientes y unos guantes sin dedos en las manos.

No te sorprende que la música cambie a un ritmo mejor: Raze tiene un gusto fantástico, y la mayoría del club parece estar de acuerdo. Jett te hace girar, con una sonrisa en la cara, y es difícil pensar en otra cosa cuando todo lo que ves es su pelo blanco, suelto alrededor de los hombros, y el gris acero de sus ojos reflejando las luces estroboscópicas de arriba. Cuando el ritmo cambia a algo más pecaminoso, Jett se deja llevar por la corriente. Se da la vuelta y retrocede hacia ti. La música amortigua el chillido que sale de tu boca cuando Jett empieza a... ejem... tirarla hacia atrás. En algún lugar de tu cerebro alcoholizado, el instinto entra en acción y la sujetas por la cintura, siguiendo el ritmo de la música. Tal vez estés intoxicado.

O estar cerca de Jett así, con el enorme enamoramiento que tienes por ella, está empeorando tu intoxicación.

Y ella no se da cuenta de cómo te sonrojas ante ella. Aquí, al menos puedes culpar al alcohol. Hay una sonrisa en la cara de Jett que te hace sonreír a ti también, y sin saberlo aprietas sus caderas, presionando contra ella. Los ojos de Jett se cruzan con los tuyos cuando mira por encima de su hombro; se endereza, poniendo su espalda en tu frente y extendiendo la mano por detrás para agarrarse a tu brazo mientras baila toda la noche.

Dios, crees que te vas a caer.

Alguien choca con tu espalda -Phoenix, piensas- y te obliga a acercarte a Jett. Si no está contenta, no lo parece, ya que puedes oír su risa por encima de los graves de la música brasileña que fluye por la discoteca.

Ella gira, tus manos se deslizan por su cintura hasta que vuelven a encontrar su sitio.

───¡Eres una buena bailarina!───Jett grita por encima de la música, y tu cara arde.

───¡Si! Tú también───Le respondes, sólo para que ella frunza el ceño como si no te hubiera oído. Te acercas más a su oído, diciendo en voz bastante alta:───¡He dicho que tú también eres buena bailando!.

Te das cuenta de que quizás te han engañado para que te acerques a ella, porque Jett te rodea el cuello con sus brazos y es increíblemente difícil apartarse cuando está claro que te quiere así de cerca. No es que quieras alejarte, porque al menos estar tan cerca de ella te da la excusa para fingir que eres su novia y no sólo su mejor amiga.

Vagamente, reconoces el ritmo lento y sensual de la música que suena: una de las favoritas de Raze, Pantera de Anitta. Por supuesto que la brasileña haría que el DJ pusiera esto. Probablemente os vio a ti y a Jett en la pista de baile y decidió convertirlo en su problema. Para cualquiera que no sea Jett, su enamoramiento es obvio. Para la propia mujer, ella no es más sabia.

Te parece bien si eso significa ser su mejor amiga.

Exhalas un cálido aliento en el pliegue del cuello de Jett, moviendo las caderas al ritmo de la música. Piensas que si la miras ahora mismo, no podrías soportarlo con todo el alcohol que has consumido.

Pero nunca has sido de los que consiguen lo que quieren.

Los dedos de Jett se mueven por tu pelo y te apartas, preguntándote si has hecho algo mal, sólo para verla sonreír tan ampliamente que tu corazón se derrite dentro de tu pecho. Tu cuerpo se mueve en piloto automático entre la multitud de gente, dirigiendo el baile, pero estás pegado a la forma en que las luces bailan en los ojos de Jett. En este momento, nunca has estado más seguro de nada en tu vida.

Estás enamorado de ella. 

───¡Jett!───Gritas, llamando su atención. Ella te mira, con los ojos desenfocados y borrosos. La miras fijamente; cualquier otra palabra que pudieras decir se desvanece en el aire. Tus dedos se mueven desde donde descansan en sus caderas, y tragas grueso.

Jett te mira.

Pero esto... esto se siente diferente a cualquier otra vez que te haya mirado. ¿Podría sentir lo mismo?

Su mano pasa de tu pelo a tu mejilla, su pulgar acaricia suavemente bajo tu ojo. Absorbes la sensación de sus dedos, encallecidos por los cuchillos.

Jett siempre ha sido la más valiente de los dos.

Su brazo te rodea el cuello, forzando tu cabeza hacia delante y se encuentra contigo en el centro.

El sabor del vodka barato es espeso en sus labios, pero nunca te has sentido tan bien en tu vida. Tus brazos rodean a Jett y la obligan a acercarse lo más posible a ti mientras las luces a tu alrededor se vuelven absolutamente locas. Incluso con los ojos cerrados, absorbiendo los sentimientos y las sensaciones de Jett besándote, besándote, las luces del club os bañan a los dos en tonos azules, verdes, rojos y todo lo demás.

Jett besa como si tuviera un punto que demostrar, y tú estás más que dispuesto a dejarla. Tus piernas se sienten débiles, tu pecho lleno de calor y nervios mezclados. Hierve en tu cuerpo, la energía nerviosa que has sentido toda la noche por estar cerca de ella de una manera que los amigos no deberían haber estado, y sin embargo, aquí estás, abriendo la boca cuando ella te besa con su lengua.

Cuando se aparta y sientes su respiración contra tus labios, estás convencido de que te vas a desmayar. Esto no es como pensabas que iba a suceder; no pensabas que fuera a suceder en absoluto.

Jett se inclina hacia un lado, hacia tu oído. ───Bésame otra vez, idiota.

¿Y quién eres tú para decir que no? La sonrisa en tu cara es difícil de quitar, incluso cuando tiras de Jett hacia ti y tus labios se encuentran con los suyos de nuevo.