OO8
CHAPTER EIGHT
"DANGEROUS CONNECTIONS"
❱❐❲↻❳➟ 𝟏𝟎 𝐃𝐄 𝐉𝐔𝐍𝐈𝐎 𝐃𝐄 𝟐𝟎𝟑𝟎, 𝟏𝟗𝟎𝟎 𝐇𝐎𝐑𝐀𝐒. 𝐌𝐎𝐘𝐔𝐋𝐀𝐍 𝐒𝐇𝐀𝐓𝐓𝐄𝐑𝐃𝐎𝐌𝐄, 𝐇𝐎𝐍𝐊 𝐊𝐎𝐍𝐆
EL AMBIENTE EN EL Shatterdome había cambiado por completo en esas últimas horas. La emoción y el anhelo había desaparecido abruptamente y nadie estaba conforme con eso.
Mako Mori había muerto.
Gipsy Danger —el androide de Raleigh y Jake —no logró alcanzar el helicóptero; de hecho, solamente les faltó un segundo. Y al perder el control éste se estrelló e hizo explosión.
Posteriormente los Jeagers ilegales se fueron, como si estuvieran satisfechos con el caos que habían dejado. Volvieron a las aguas y desaparecieron por el mismo lugar en que habían aparecido.
El equipo se encontraba destrozado; derrotado y con un horrible dolor en sus corazones por no poder haber salvado la vida de la secretaria.
Para ellos cuatro Mako fue más que una compañera, era su amiga. Nate fue reclutado por ella, Olympia había estado con ella desde sus inicios, Raleigh había tenido algo con ella y Jake...Para Jake ella era su hermana, ya que su padre Stacker la había adoptado cuando la encontró abandonada luego de un ataque Kaiju.
No habían perdido cualquier cosa.
Y se lamentaban por no haberlo impedido.
Olympia caminó con la mente en otro lado a lo largo de los pasillos. Sus pasos iban débiles, casi ausentes, como si en cualquier segundo fuera a resbalar. Su cabeza iba agachada y sus cabellos cubrían su avergonzado rostro. Sus manos en sus bolsillos iban en forma de puño, los cuales no dejaba de apretar hasta el punto de dejar marcas con sus uñas.
Todo lo sucedido en las última horas había dado un vuelco a todos sus planes. Ya no tenía la misma mentalidad con la que había llegado...Ahora sentía que tenía un nuevo propósito.
Su trayecto se detuvo cuando llegó al lugar de honor para los caídos y su corazón se apretó cuando vio que la imagen de Mako ya estaba ahí.
Temblorosa se acercó y suspiró. Tenía muchas ganas de decirle cuánto lo sentía...Pero ni siquiera tenía la fuerza para emitir una palabra.
Al lado izquierdo de la imagen de Mori estaba la de Stacker Pentecost y al derecho...La de su padre; Hercules Hansen.
Una sonrisa nostálgica apareció en su rostro, como si aquella tratara de retener las inminentes lágrimas.
Cuánto deseaba haber podido salvar a los tres...Pero no lo logró.
Cuando pensaba aquello todas las voces de las personas que la llamaban una heroína se venían al suelo. Porque no lo era.
No había traído ni una foto o una flor con ella para dejar en aquel lugar. Así que sólo extendió su mano y creó el holograma de una flor, haciendo evidente que aquel regalo era de ella.
Segundos más tarde sintió como una mano se posicionaba en su hombro. Pero no se volteó a ver ya que sabía de quién se trataba.
—No pudimos salvarla, Nate— le dijo con un hilo se voz— Se supone que ese es nuestro trabajo y echamos todo a perder.
Él suspiró— Siempre estamos expuestos a que estas cosas pasen...Cuando salimos a una batalla siempre vamos sin saber cómo vamos a volver.
—¿Y cómo crees que me siento yo con eso?— se volteó y habló un poco más firme— Perdí a toda mi familia sin poder salvarla— aquello sonó lleno de dolor— Y ahora Mako es una más de ellos...Siento como si todas las personas cercanas a mí terminan muriendo.
—Yo estoy aquí— el castaño buscó la mirada de la mujer pero no la encontró—Y Raleigh y Jake...Y todas las otras personas que te aprecian.
—Otras personas...— murmuró sarcástica por lo bajo.
—Solamente...— soltó un largo suspiro con los ojos cerrados— Nos queda seguir adelante...Y honrar a nuestros caídos.
—De todas las cosas en el mundo pasando en este momento...Es lo único que tengo claro.
Nate se sorprendió al oír aquellas palabras de parte de su compañera y la observó en busca de respuestas.
—Entonces...¿Qué planeas hacer?
Ella suspiró también y volvió a levantar su cabeza hacia el hombre. Se podía notar decisión, firmeza y autoridad en su mirar.
—Me voy a quedar...No pienso estar de brazos cruzados sin vengar a Mako y a todos los otros que han caído por esto.
Inconscientemente una sonrisa se formó en el rostro del oficial y tuvo que aguantarse las ganas de abrazarla, ya que no era el momento.
—¿En serio?
—Así es. Toda mi perspectiva que traía cuando llegué se vino abajo. Esto ya no es sólo enfrentar mi pasado...Es una nueva amenaza y no me voy a quedar fuera de esto...Por Mako, por mi padre...Y por todos.
La sonrisa en el rostro de Lambert se hizo mucho más grande. La felicidad de tener oficialmente a su compañera de vuelta no cabía en su interior.
—No sabes cómo me alegra oír eso— su mano iba dirigida a su mejilla pero terminó en su hombro— Este es el lugar dónde perteneces.
—Me demoré en recapacitarlo, pero en eso tienes razón— miró a su alrededor—Uno siempre regresa a su hogar después de todo.
—Y por eso quiero pedirte algo— ella alzó las cejas—Ayúdame a entrenar a los nuevos cadetes. Lo intenté con Jake pero es...— puso los ojos en blanco— Un idiota. Además los jóvenes te admiran...Tomarán más en serio su entrenamiento si te tienen a ti.
Olympia se tomó unos segundos para meditar en aquella gran propuesta.
—Por favor...Este lugar necesita a Olympia Hansen...Ellos te necesitan.
Ella sonrió de lado y terminó asintiendo
—De acuerdo...Te ayudaré a entrenarlos.
—Muchas gracias oficial— hizo un saludo de soldado y juntos comenzaron a caminar.
—Deja de tratarme con formalidad. Sé que soy de rango superior pero me siento...
—¿Atacada? ¿Incómoda?
—Cuando viene de mis cercanos, sí.
Juntos caminaron un par de metros más hasta llegar a las habitaciones de los cadetes. Cuando comenzaron a acercarse escucharon bastante bullicio. Se miraron con el ceño fruncido y aceleraron su paso hasta llegar.
—¡Oficiales presentes!— gritó un chico cuando vio a ambos pilotos.
La escena era muy gráfica. Dos chicas se encontraban peleando abiertamente. Una se encontraba en el suelo mientras la otra apretaba su cuello con una maniobra.
Cuando ambos entraron a la sala todos los jóvenes se pusieron de pie, las chicas dejaron de pelear y se pusieron en formación.
—¡Ella me atacó!— se defendió una de las involucradas.
—¡No pertenece aquí!— gritó la otra.
—¡No me interesa!— ahora fue Nate quién exclamó con voz firme— No puedo creerlo. Vine aquí para comentarles una asombrosa noticia y me encuentro con esta infantil escena.
Todos los cadetes se fijaron que el oficial Lambert no venía solo. Sus corazones se aceleraron aún más al darse cuenta de quién era.
El castaño estaba listo para darle una reprimenda al grupo, pero Olympia puso una mano frente a él, indicándole que ella lo haría, cosa a la que no se opuso.
Hansen dio un paso al frente para observar a todo el grupo y soltó un suspiro.
—¿Saben? Cuando me uní a la fuerza era igual que ustedes. No— chasqueó la lengua— Peor, no era nadie. Pero la mujer que enterramos hoy— tragó saliva—; Mako Mori, ella dijo una vez: No importa quién fuiste...O dónde estuviste...Una vez que te unes a este programa, te unes a una familia— observó a Nate por el rabillo del ojo.
Recordó esa frase con mucha nostalgia, ya que su amiga siempre animaba a la gente con ella.
—Yo cometí muchos errores, por lo que quizás no soy alguien con derecho a reclamarles— se acercó un poco más— Pero ustedes están aquí para ser pilotos...No para tener diferencias y peleas infantiles.
Tomó aire para continuar. Solamente esperaba que sus palabras tuvieran algún efecto en ellos.
—A partir de ahora seré parte de su entrenamiento con el oficial Lambert— algunos trataron de disimularlo, pero se repartieron miradas emocionadas— Pero si lo hago...No quiero que escenas así se vuelvan a repetir...¿Quedó claro?
—¡Sí señora!— gritaron todos.
—Cuando pusieron un pie dentro de este programa dejaron de ser personas extrañas...Ya no hay naciones, ideologías, pensamientos o diferencias...Ahora son parte de una familia. Y de una u otra forma— sonrió para sí misma— Siempre vuelves a ella —volvió a mirarlos— Cuando empiecen a creer en eso...Podrán empezar a creer en un Jeager.
Con aquello dio por finalizado su discurso mientras Nate la miraba con una sonrisa orgullosa.
—En descanso— les dijo para luego voltearse y caminar a la salida junto a su compañero.
Se sentía con adrenalina al máximo, como si hubiera corrido una maratón y le gustaba esa sensación.
—Había olvidado lo motivadores que eran tus discursos— le dijo Lambert— Eres hija de tu padre.
—La verdad es que estoy sorprendida de mi misma— rieron.
—Mañana entrenaremos a las 0700, ¿Te molesta eso?
Suspiró—No. Y tú lo dijiste, la vida sigue...Debemos avanzar.
—Genial, porque me gustaría que hicieras una presentación y posteriormente una clase— ella torció la boca con diversión— ¿Estoy abusando?
—Para nada— suspiró— Será divertido...Me trae muchos recuerdos.
—Recuerdos como...— alzó las cejas y sonrió de lado y allí Hansen se dio cuenta a qué se refería.
Su interior se removió.
Ambos terminaron deteniéndose en el pasillo y agradecían a Dios que no estuviera tan concurrido.
—Nate— lo detuvo antes de que siguiera— No quiero tener esta conversación.
—Me debes esta conversación— respondió en el mismo tono y ella cerró los ojos— ¿Quieres que me haga el tonto y pretenda que nada pasó entre tú y yo hace seis años?
Aquello le había dolido a la platinada más de lo que pensó.
Ella y Nate se habían vuelto demasiado cercanos con el paso de los años. El compartir un Jeager los había vuelto inseparables y algunos dirían que el uno para el otro. Desde besos a escondidas en las áreas de entrenamiento, a peculiares momentos en sus habitaciones donde tenían que vestirse rápidamente para no ser descubiertos.
Todo aquello Olympia lo había matado cuando escapó.
—Yo...— su suspiro salió tembloroso— Lo sé Nate, sé perfectamente todo lo que pasó. Y lo siento mucho.
—¿Por qué lo sientes?— preguntó con el ceño fruncido.
—Porque yo lo arruiné todo— alzó los brazos— Te dejé; te abandoné, y eso demuestra que...— tomó aire— Que yo no soy para ti.
El oficial guardó silencio mientras apretaba su mandíbula. Iba a ser difícil que él derramara una lágrima en frente de su compañera, pero de igual forma se podía notar la angustia en su rostro.
Hansen no quería hacerle daño...Al menos no más del que ya le había causado. Después se todo era su compañero.
—Tú te mereces a alguien mejor...— le dijo con suavidad mirándole a los ojos —No a alguien que te abandone.
Y antes de que la situación empeorara, ella se alejó y continuó su caminata lejos de ahí con un corazón angustiado, dejando a Nate ahí parado con una dolorosa sensación.
Era cierto, ese era su deseo para Lambert, que él hallara a alguien que lo mereciera. Pero la verdadera razón de sus palabras era porque aún no era capaz de decirle que ella ya no sentía lo mismo por él.
Sin embargo, no dejaba de odiarse porque aquello había sido su culpa.
Sus pasos nuevamente fueron casi perdidos por los pasillos y su mente ocupada en todo lo que tenía que procesar. Sentía que en cualquier momento iba a explotar...O hacer algo explotar.
Su caminata y sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando un sonido la distrajo, uno similar al de una alarma. Pero se le hacía familiar, por lo que dedujo que no era una alarma general, era del ala de entrenamiento.
Frunció el ceño y condujo sus pasos hasta aquella sala, específicamente en la que los cadetes practicaban su enlace neuronal y se sorprendió al ver quién estaba ahí.
—¿Qué rayos estás haciendo ahí?— cuestionó tratando de aguantar su risa
El aludido se sobresaltó y se volteó a verla. A pesar de evitarlo aquello lo avergonzó un poco.
—Eh...Viendo esta cosa.
Olympia tuvo que llevar una mano a su boca para no dejar una risa salir— Steve, ¿Sabes lo que esa cosa hace?
El rubio estaba con uno de los cascos neuronales de práctica, delante de todo el panel de control que los jóvenes usaban.
—Hablo en serio— se acercó— ¿Qué haces ahí?
Él suspiró rendido— El Mariscal nos dio una especie de tour...Dejó que algunos intentaran esto y yo me quedé ya que fue...— frunció el ceño— Difícil, realmente es difícil.
Ella asintió— De hecho lo es, no es solamente ponerse un casco. La primera vez que lo hice tenía trece años y aún no estaba en el Programa— subió a la plataforma junto a Rogers.
—Wow...
—Pero años más tarde...Ya no pude hacerlo con nadie más...— su comentario en voz baja hizo a Steve confundirse.
—¿Por qué?
Ella se volteó—Larga y tediosa historia—miró hacia arriba— ¿Aún usan a Sarah?— rió al ver un cerebro conectado como si fuera el otro piloto para que los cadetes practiquen— Hasta yo la recuerdo.
—Sí...Y hasta con ella sigue siendo difícil conectarse.
—De acuerdo cadete...— la mujer desconectó el cerebro y en su lugar conectó otro casco— Te enseñaré cómo se hace.
—Pero dijiste que no podías...
—En efecto. Con mi mente no podrás conectar jamás— hizo una mueca— Pero te enseñaré cómo conseguir un enlace.
Él frunció el ceño con gracia— Suena emocionante.
—Uh...No tienes idea.
Ambos volvieron a ponerse los cascos y Olympia calibró los sensores.
—Lo más importante que debes saber...— lo miró— Es que al conectarte ves tus recuerdos y los del otro, y lo que nunca debes hacer es aferrarte a ellos. Deja que fluyan, y una vez que lo hagas...Podrás estar listo.
—Entendido.
—Muy bien— se volteó y tecleó en el holograma— A jugar.
—Iniciando conexión neuronal en tres...Dos...Uno.
Cuando la transición dio inicio ambos pegaron el habitual respingo y se sumergieron en un mar de recuerdos.
Debido a que la mente de Hansen era demasiado inaccesible Steve sólo pudo ver unos pocas y cortas memorias. Pero ella...Ella vio casi toda la vida del soldado pasar frente a ella.
Cuando estuvo lista la platinada volvió en sí y con una voz computarizada que la hizo preocuparse:
—Conexión inestable y peligrosa.
Su respiración se agitó y con los controladores trató de regularlo, pero no podía.
—Ay no, ay no. ¿Qué hice?
Pero en ese momento se preguntó: ¿Y si no era ella? Así que giró su vista a su izquierda y comenzó a asustarse.
—Steve— le llamó— Steve— este no respondía, tenía la vista fija al frente y no la sacaba de ahí. Estaba congelado— ¡Rogers deja la memoria! ¡Deja que fluya!— trató de soltarse pero no podía, estaba atascada en el vínculo debido al rubio— ¡No te aferres a ella! ¡Steve!
¡Steve!
¡No te aferres a la memoria!
¡Déjala ir!
Su propia voz comenzó a perderse en el ambiente y todo su alrededor pareció cambiar. Por un segundo su vista se volvió negra y al rato después apareció en otro lugar.
—Maldición...— casi se queda sin aire.
Estaba en la mente de Rogers.
Y estaba viviendo uno de sus recuerdos.
Analizó bien el lugar en dónde estaba con mucho temor y se dio cuenta que era un avión. Pero no era actual, era bastante viejo y habían uniformes militares que parecían de otra década.
Como de una guerra mundial.
—Oh no...
Caminó hacia adelante y se encontró con un rubio pilotando aquella nave y cuando lo reconoció su corazón se aceleró.
—Steve...— volvió a llamarle— Steve esto no está pasando de verdad...Debes dejar que se vaya—no hubo respuesta— ¡Rogers, deja este recuerdo ir!
—¡Respondan! Soy el Capitán Rogers ¿Me escuchan?
Hansen casi se queda sin aire.
—Steve ¡Déjalo ir!— no había caso, nadie podía oírla, sólo era un simple aura metida en su recuerdo.
—¿Steve eres tú? ¿Estás bien?— se escuchó una voz femenina por el radio.
—Sí, sí. Smith murió— respondió él.
—¿Y el avión?
El hombre se detuvo unos segundos al analizar todo a su alrededor.
—Pues...Eso es más difícil de explicar. Ya no queda tiempo...Tengo que llevarlo al agua.
Olympia se llevó una mano a la boca con asombro al darse cuenta que estaba presenciando un momento histórico del cuál se habló por años.
—Espera, no digas eso. Tenemos tiempo, podemos...— decía la mujer por el radio.
—¡Steve por favor! ¡Aléjate del recuerdo!
—Estoy a la mitad de la nada. Si espero más tiempo mucha gente va a morir...Peggy...Es mi decisión.
La línea quedó en silencio por varios segundos.
—Steve te lo suplico...Sigue mi voz ¡Sigue mi voz! ¡Debes salir del enlace! ¡Voy a destrozar tu mente si no sales!
Olympia cerró sus ojos y trató de terminar el enlace por la fuerza, con su propia energía y sin herir al rubio.
Si seguían conectados Olympia podía llegar a matarlo.
—Sobrecarga neuronal...— de escuchó a la computadora.
Hansen llevó su mano a su cabeza, dónde se suponía que estaba la conexión con la máquina. La apretó y su energía fluyó en el simulador, destruyendo toda la conexión y la visión del recuerdo.
Ambos volvieron en sí pero Rogers cayó de rodillas al suelo. La platinada se quitó el casco, se agachó para hacer lo mismo con él y ayudarlo rápidamente.
—Enlace fallido, enlace fallido— repetía la máquina— Conexión neuronal cancelada.
—Steve, Steve— lo tomó por el rostro y lo palmeó un poco— Ya volviste, ya estás aquí— este comenzó a regresar— Te dije...Que no te aferraras a la memoria— sus respiraciones estaban agitadas.
—Lo lamento...Fue inevitable— su voz sonaba angustiada— Se...Se sintió tan real.
—Lo sé...Lo sentí igual que tú— ambos terminaron sentados en el piso— Te lo dije...— negó con la cabeza agachada— Nadie más puede conectarse conmigo.
Solamente Lambert podía, pero eso no era nada más que una casualidad.
El recordar la razón de su discapacidad le dolía mucho más que la misma.
Se llevó una mano a la cabeza, ya que le dolía como el infierno luego de esa horrible travesía neuronal y suspiró.
—Otra vez...Lo siento— volvió a decir el hombre— No sé cómo ustedes lo soportan.
Ella soltó una risa nasal— Al final te acostumbras...
La charla se vio interrumpida cuando el resto de los Vengadores ingresó a la sala.
—¿Qué es esto? ¿Una cita? ¿Y no nos invitaron?— se burló Stark y ellos se acercaron a la plataforma.
—Uh, Tony, definitivamente esto no luce como una cita— siguió Natasha con una mueca.
—Realmente...— comenzó Steve con la respiración agitada— Ser piloto Jeager es muy difícil.
Todos miraron a la platinada en busca de respuestas.
—Trató de crear un enlace...No salió bien.
—Estuve a punto de intentarlo— dijo Barton— Gracias al cielo no lo hice.
Hansen y Rogers se miraron una última vez y se pusieron de pie, aunque seguían un poco inestables.
—Bueno...— Lyn alzó sus brazos— Creo que el entrenamiento terminó.
—¿Vas a quedarte aquí? ¿No te irás?— le preguntó Banner.
—Sí, ahora es oficial— sonrió ella de lado— Pero en cuánto a ustedes...— bajó de la plataforma— Están en completa libertad y pueden irse cuando deseen.
El grupo se repartió miradas.
—No lo haremos— dijo Stark— Nos quedaremos a ayudar.
Una sonrisa un poco más amplia se formó en el rostro de Olympia.
Realmente ellos no era los idiotas que por tanto tiempo pensó que eran.
—Genial— se volteó para irse pero luego se detuvo a decir:— Oh, y ya que van a estar aquí...Los espero en el domo de entrenamiento mañana a las 0700...Me gustaría que me ayudaran en la clase de mañana.
Y sin más que agregar ella se fue.
Sin embargo, la mirada de Steve la siguió, y en su cabeza no dejaba de dar vueltas lo que había visto en el enlace.
Y no, no se estaba refiriendo sólo a su recuerdo, sino a uno de Olympia.
AAAAAAAA
así estoy
HOLAAA qué tal gente asombrosa?
LAS COSAS EMPIEZAN A QUEMAR ESTOY MUY NERVIOSA Y ESO QUE YO SÉ TODO LO QUE PASA
¿podrá nate superar a olympia?
¿qué fue lo que steve alcanzó a ver en la mente de hansen?
noooooos veremos en la siguiente, gracias por leeeeeer. les amo♡
nat
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top