EPILOGUE
EPILOGUE
"THE LIFE AFTER"
❱❐❲↻❳➟ 21 DE JUNIO DE 2030, 1430 HORAS. COMPLEJO DE LOS VENGADORES, NUEVA YORK.
❝ ALGUNOS VILLANOS ESTÁN DESTINADOS A GANAR LAS BATALLAS Y LOS HÉROES A PERDERLAS. PERO HOY LA LUZ HA SALIDO EN EL HORIZONTE CANTANDO VICTORIA PARA AQUELLOS QUE SE SACRIFICARON POR EL TRIUNFO ❞
—LOS HECHOS OCURRIDOS EN LAS ÚLTIMAS SEMANAS sólo demuestran que nuestro mundo está rodeado de amenazas. Estas van y vienen siempre en constante cambio de acuerdo con las generaciones. Pero, ¿Saben algo? Dentro de esa línea hay otra cosa que también va a prevalecer...Y esas son las personas dispuestas a pelear contra aquellos enemigos.
Esa imponente voz se escuchó en todos los televisores a lo largo del mundo.
—No importa de qué país, denominación, religión o creencia sean...Ellos siempre estarán ahí y eso los convierte en el pilar de nuestra existencia. Hace años batallamos con los temidos Kaijus y creímos que al cerrar su brecha todo había terminado. Pero hace unas semanas una serie de accidentales pero catastróficos eventos causaron que este paso volviera abrirse...Trayendo a los monstruos de vuelta a nosotros.
Los recuerdos abundaban y las imágenes de todo lo sucedido estaban claras como el agua.
—Cuando todo empezó y tuvimos que activar el protocolo Rackdom sentimos que nuestro mundo se venía al suelo. Mas aún cuando, en mi caso, tuve que tomar la responsabilidad de Mariscal luego de que perdiéramos a muchos de los nuestros.
Olympia se dio un segundo para tomar una pausa y continuar. Se aferró con las manos en el estrado y su cuerpo enfundado en el uniforme correspondiente se mantuvo erguido frente a las cámaras.
—Pero cuando todo parecía perdido unimos fuerzas...Creamos aliados...Encontramos amigos —sonrió de lado—, con los cuales haríamos equipo para vencer a estas bestias de una vez y para siempre. Agradezco a los Vengadores que se unieron a nosotros; el Programa Jaeger, para crear una sola unidad que pudiera ir a esta horrible guerra...Guerra...Que gustosamente hemos ganado.
El mundo en Oriente ahora se estaba levantado y el resto de los continentes les estaba ayudando. Además, el Programa Jaeger ahora estaba recibiendo mucho más reconocimiento y apoyo, tal y como lo merecía.
—Pero ese no es el fin. No sabemos que otra cosa nos deparará el futuro...Pero sea lo que sea ahí estaremos —miró directamente al frente—. El mundo es un lugar frágil pero se hace fuerte con cada uno de sus ciudadanos trabajando codo a codo. Hoy fuimos nosotros, pero mañana pueden ser sus hijos e hijas quienes tomen las riendas del destino y se dignen a hacer algo por él. Pero por ahora...Agradecemos a todos los guerreros, pilotos, cadetes, técnicos y a cada uno que fue parte. Honramos a nuestros caídos y perseveramos por los sobrevivientes.
Dejó la hoja del discurso de lado al darse cuenta que no lo había seguido para nada. Había hablado desde el corazón.
—Ciudadanos y ciudadanas...Oficialmente el Rackdom ha terminado.
De parte de la cámara oficial de prensa de la Casa Blanca —donde el presidente le había pedido hablar para comunicar a los estadounidenses el estado de victoria— se oyeron algunos aplausos en dirección a la Mariscal Hansen una vez que finalizó su discurso. Posteriormente la entrevista finalizó.
Steve Rogers sonrió de lado cuando todo acabó y la voz de la mujer terminó inspirando mucho más su vida. Su trayecto a través de un pasillo se había visto interrumpido cuando vio que los agentes tenían encendido un televisor en donde la platinada era el centro de atención.
Y en ese momento, ella se volvió el centro de su atención.
Verla ahí tan empoderada como siempre lo hacía sentir bastante bien y no podía ni explicarlo. Por un segundo se olvidó que debía ir a entrenar con un grupo nuevo de cadetes por sólo ver a la mujer una vez más.
La extrañaba.
—Oye, tu chica lo está haciendo muy bien.
Cuando escuchó la voz de Sam a sus espaldas dejó salir una suave risa de sus labios para luego voltearse. Al hacerlo se dio cuenta que el moreno era acompañado por Bucky.
—Ese puesto fue hecho para ella y sólo para ella —fue lo que respondió para volver a tomar el bolso que traía y acercarse a sus compañeros.
—¿Has hablado con ella?
La pregunta de Barnes lo hizo removerse un poco en su posición.
—No —negó—. Ha tenido muchísimo trabajo estos días. La última vez que hablamos... —se detuvo un segundo—. Fue cuando nos fuimos de Moyulan.
Y podía recordar ese día a la perfección.
Tan sólo habían pasado veinticuatro horas desde que Olympia había vencido a la muerte de manera magistral y ella ya se encontraba enfundada en su uniforme de Mariscal para presentarse ante los altos mandos y desactivar el código Rackdom.
Los Vengadores y todos sus amigos estaban ahí para verla y darle su apoyo. ¿Quién podría creer que ella había estado por morir? Se veía radiante y con más espíritu de liderazgo que nunca.
Pero a pesar de ser un momento para celebrarla a ella y al triunfo de la guerra también indicaba que los superhéroes y los pilotos Jaeger tenían que separar sus caminos.
Para la mayoría sólo fue un apretón de manos, unas felicitaciones, unos cortos abrazos y unas palabras de buena suerte. Pero para Hansen y Rogers...Se trató de una eternidad.
Aunque les doliera la realidad para ellos era clara; no podían quedarse al lado del otro. El Capitán no podía abandonar a su equipo en América y la platinada por ningún motivo podía dejar su puesto de Mariscal.
Eran decisiones explícitas pero difíciles.
Ambos se tomaron un tiempo para hablar antes que el jet de los Vengadores partiera y lo hicieron en lo que ahora sería la nueva oficina de Hansen. Sus cuerpos se mantuvieron inmóviles y en silencio mientras admiraban la vista al mar.
Era complejo comenzar a decir algo cuando todo al final se resumiría en un adiós.
—No puedes quedarte ¿Verdad?
La pregunta de la australiana llegó a sus oídos y le revolvió el estómago.
Negó—No —la miró—. Y tú no puedes venir conmigo...¿No es así?
Sonrió pero pareció una pequeña mueca—Tampoco puedo hacerlo.
Juntos soltaron un largo suspiro y guardaron silencio por otros necesarios segundos.
—Veo que...Sólo nos queda tomar caminos separados comentó —Rogers cabizbajo.
—Bueno —ladeó la cabeza—, de eso se trata la vida ¿No? Caminos —suspiró—. El que debes tomar y te llevará a tu destino en el ciclo de tu existencia. Lo que te llevará a tu pasión de toda la vida o lo que marcará el trazado que tus pies seguirán por siempre —se giró a verle una vez más—, pero me alegra que mi camino se haya cruzado con el tuyo.
Steve sonrió. En ese momento no estaba viéndola pero una cálida curvatura me dio color a su rostro y ese comentario sacudió su interior.
Cuánta razón tenía.
—Y yo me alegro también —se volteó—. Creo que el hecho que te hayas metido a robar ese día a nuestra base no fue tan malo después de todo.
La melodiosa y suave risa de la platinada apareció en el momento. Ahora era tan común escucharla reír, como nunca antes lo había hecho.
—Pues sí —se acercó un poco más—, y por ende fue bueno que me hayan convencido de venir aquí —levantó su vista—. Mira todo lo que sucedió.
—Concuerdo... —la miró a los ojos—. Sucedieron muchas cosas.
Sabía que aquello tenía un toque de intención hacia cierto tema como era el de ellos.
—Sí...Muchas cosas buenas.
Volvieron a hacer una pausa viéndose en la encrucijada de no saber cómo continuar. Querían que al menos ese silencio durara un poco más y no terminara con el fin de marcar su despedida.
—Steve, escucha... —quedaron frente a frente—. Sé que ya te lo dije pero la razón por la que pude salir de ese coma mental...Fuiste tú —él sonrió de lado—. Sí, es cierto, yo tuve la fuerza para resistir una muerte horrible, pero el aferrarme a ti y la conexión inigualable de nuestras mentes por el enlace...Fue lo que me ayudó.
—Olympia...
—Recuerdo perfectamente el día en que te conté sobre mi mente y lo rota que estaba...Tanto así que no tenía arreglo alguno —suspiró con una pequeña sonrisa—. Dios, Jamás imaginé que enamorarme de ti también traería el remedio —él se le unió a la sonrisa—, nuestra conexión neuronal es tan fuerte que sobrepasa la unión en un Jaeger —alcanzó su mejilla—. La unión a ti me está sanando.
—¿Te cuento un secreto? —ella alzó una ceja—, desde ese día cuando conectamos por primera vez y...De hecho, fui un fracaso —la mujer rió—, supe que podría crear el enlace contigo... —imitó el gesto con su mejilla—. Tú creías que no pero yo jamás lo dudé, aunque nunca te lo dijera. Olympia, tú me cambiaste la vida.
Hansen juntó su frente con la de él simplemente disfrutando de aquel cálido roce y deseando que esas palabras quedaran suspendidas en el aire por siempre.
—Gracias por todo —le susurró con los ojos cerrados.
—Gracias a ti —respondió de la misma manera—. Pero...¿Cuándo volveré a verte de nuevo?
Ella se separó y le miró con una sonrisa de lado.
—Oh vamos... —le besó por cortos segundos para luego susurrar sobre sus labios—: Siempre puedes encontrarme en el enlace.
—Steve.
El rubio pestañeó unos segundos cuando la voz de Barnes rompió la burbuja de aquel recuerdo.
—Sí —sacudió su cabeza y comenzó a caminar siendo seguido por ambos hombres—. Bueno, no he sabido mucho de ella. Su trabajo ahora le ha de quitar mucho tiempo.
—Pero ¿Quedaron de verse algún día? —cuestionó Falcon.
Él soltó una risa nasal—Pues sí, no sé cuando ni dónde pero dijo que si tenía tiempo llamaría —hizo una mueca para luego susurrar para sí mismo—: Espero que lo haga.
Los tres salieron a las afueras del complejo para poder entrenar pero un sonido llamó la atención de los dos soldados amigos del Capitán que fueron los primeros en salir. Se echaron una mirada cómplice para luego voltearse a ver al rubio que venía detrás de ellos.
—Oye Cap, ¿Seguro que no te ha llamado? —ese fue Sam.
El aludido frunció el ceño y aceleró un poco más su paso cuando escuchó el mismo sonido—No...¿Por qué?
Barnes y Wilson volvieron a mirarse tratando de reprimir las sonrisas y al mismo tiempo hicieron un movimiento de cabeza que le indicó a Rogers que se acercara.
La incertidumbre lo comía por dentro y llegó junto a sus compañeros para ver de qué se trataba.
El sonido era de un helicóptero.
Un helicóptero que había aterrizado en las afueras de su complejo.
Y alguien había bajado de él.
—¡Disculpen caballeros! —una voz se alzó producto del fuerte movimiento de las aspas—. ¿Han visto al Capitán Rogers por ahí? ¡Creo que tenemos una reunión pendiente!
Cuando los ojos de Steve enfocaron a la mismísima Olympia Hansen su alegría no se pudo retener. Dejó su bolso en el césped y aceleró para poder llegar hasta ella que también iba en su dirección mientras el vehículo se detenía por completo deteniendo su ruido.
Cuando se encontraron el abrazarse fue inmediato. Sus mentes se sacudieron sintiendo como su enlace se volvía loco al tener a los dos causantes más cerca que nunca. La sensación era tan única que explicarlo con palabras era imposible.
—Olympia... —el susurro de su nombre contra su cabello sacudió su anatomía—. ¿Qué haces aquí? —se separó para verla.
—Bueno, la rueda de prensa en Washington fue interesante pero un poco aburrida —se encogió de hombros—. Y bueno, aprovechando que estaba en el país no quise perder la oportunidad de verte.
—No sabes cuánto me alegra de que estés aquí —juntaron sus frentes sintiendo su conexión neuronal palpitar—. Te extrañé.
—Y yo a ti —se alejó un poco para mirarle—. Juro que ha sido difícil mantener todo por distancia pero...Así las cosas deben ser.
—Lo sé —asintió.
Una sonrisa juguetona quiso esconderse en su rostro pero fue inútil—Pero...Vengo con una propuesta.
Abrió los ojos intrigado y sorprendido—¿Pro-Propuesta?
Asintió y sus manos alcanzaron sus mejillas—Ven conmigo.
Rogers tuvo que pestañear un par de veces para asegurarse de que realmente había oído eso.
—¿Qué...?
—Que vengas conmigo...A Moyulan. Sé que no puedes dejar este lugar permanentemente pero te ofrezco algo como unas vacaciones...O simplemente una escapada.
—¿Es en serio? —la curvatura en sus labios apareció poco a poco.
—Claro. Podemos trabajar juntos, dirigir algunos proyectos, salir a navegar... —alzó una ceja—. O sólo subirnos a un Jaeger para disfrutar esa maravillosa sensación de conectar juntos.
El rubio no respondió, sólo se mantuvo con su mirada fija en la mujer de su vida haciendo que ella se sintiera un poco nerviosa.
—O no...Si no quieres o no puedes está bien —comenzó a excusarse pensando que el motivo de su silencio era sobre eso—. Solamente era una idea que se me cruzó por la mente...
Las palabras de Hansen se vieron interrumpidas cuando los labios del Capitán alcanzaron los suyos. Se sorprendió; debía reconocerlo, pero no dudó por un instante en seguirle la corriente y disfrutar de ese gran privilegio que sólo ella tenía.
Cuando se separaron la platinada le observó un poco confundida.
—¿Eso es un sí?
Rió suavemente—Por supuesto. Yo te seguiría hasta el fin del mundo.
La emoción en el pecho de la mujer tuvo que salir a ser demostrada y se acercó a él para volver abrazarlo con fuerza, disfrutando cada segundo que comprendía aquel gesto tan único para ellos.
Sabían que por sus vidas tan distintas no podían estar juntos cada dos segundos, pero momentos como aquel cambiaban el paradigma haciéndolos vivir la fantasía que querían
Mientras se mantuvo abrazada al rubio la Mariscal se dio cuenta de que sus dos amigos les miraban con mucha atención y algo de orgullo.
—Soy Olympia por cierto —saludó ella alzando una mano.
—Lo sabemos, es un gusto —respondió Bucky.
—Qué gran placer...Eres mi ídola —el emocionado comentario de Sam se ganó un codazo por parte de su compañero y una risa por parte de la australiana.
Después de eso se separó de Rogers para mirarle.
—¿Nos vamos?
Sonrió y le dio un corto beso—Claro que sí.
Daba igual si uno estaba en América y la otra en Asia, daba igual que Steve estuviera con los Vengadores y Olympia con el Programa Jaeger, daba igual que se encontraran librando distintas batallas. Cualquier mal pronóstico, en ese momento, simplemente daba igual.
Ahora sus mentes estaban unidas para para siempre y eso nada en el mundo podría cambiarlo.
THE END
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