- ᴜɴᴏ: ᴀᴛɪ́ᴘɪᴄᴏ -

Jay Park.

Ese era lo único que por su cabeza pasaba desde hacía más de quince minutos encerrada únicamente en ello, sin más, solo él, toda su atención estaba en él y nada más. Él se había adueñado de sus pensamientos hacía más de una semana, todo terminaba en ese inusual compañero de clase.

— Señorita Jun ¿está poniendo atención? — la profesora de literatura había detenido su clase solo para llamar su atención.

Se removió algo avergonzado en su asiento sintiendo la mirada de todos sus compañeros en ella, menos la de él, el dueño de sus pensamientos y el culpable de que estuviera divagando en clase. Se disculpó con la profesora de manera cortés prometiendo poner atención a partir de ahora y no divagar.

Cuando bien, lo prometido era imposible pues el nombre de su compañero seguía resonando en su mente dando miradas discretas hacía donde el chico está sentado sin voltear. No, no te estuviera enamorada de ese chico, lo cuál era raro tenerlo siempre en su cabeza cuando no sentía nada por él.

Nada que no fuera mera curiosidad, y es que, solo parecía ser ella la que notaba todo lo inusual que hacía. Jamás lo había visto llevarse con alguien, era alguien con tan poco interés por el resto o demasiado reservado para siempre estar solo a dónde quiera que fuera. Ni siquiera los profesores parecía importarle el chico, no había visto nunca que algún profesor le preguntara directamente algo aún cuando él también estaba divagando. Simplemente, parecía no existir para el resto, y ello era lo raro.

Cuando volvió a ver su cuaderno, notó la hoja en blanco con únicamente un "Jay Park" escrito a mitad de la hoja. Suspiró pesadamente pasando de hoja. Volvió su vista a chico, es que era tan intrigante, seguía quieto en su lugar con la vista perdida en algún lugar del aula.

— ¿El señor Park es más interesante que mi clase, señorita Jun? — despertó de su trance ante la nueva llamada de atención por parte de la profesora.

Sintió sus mejillas enrojecer por la vergüenza de haber sido atrapada justamente mirando a su compañero, quién, sorprendentemente, en esta ocasión si había volteado a verla con ese rostro inexpresivo. En realidad, todos en el salón la estaban mirando y se escuchaba de algunos murmullos en burla.

Rápidamente negó con su cabeza riendo de manera nerviosa. Jay la estaba viendo fijamente con esos ojos oscuros, profundos, sin expresar nada, solo estaba serio mirándola fijamente haciendo que un escalofrío recorriera su cuerpo.

— No lo veía a él, solo me distraje un momento en dónde ves hacía la nada, disculpe — se excusó.

Jay en cuanto escuchó mi respuesta, volvió su vista al frente anotando en su cuaderno ignorado el resto. La profesora rio un poco, girando hacia el pizarrón para volver a anotar en este no sin antes decir:

— Sus asuntos amorosos no los traiga a mi clase, se distrae mucho viendo al señor Park.

Y algunos compañeros rieron ante el comentario, más no Jay, ni siquiera se molestó en girarse, mantuvo su postura.

¿Con qué cara vería a Park a los ojos luego de esa clase?

Se sentía muy avergonzada por lo sucedido, sus compañeros estuvieron el resto de día haciendo burla de ello, incluso su amiga estuvo reclamando el nunca haberle contando que tuviera sentimientos por el chico, lo cuál, al menos para ese momento, era una mentira, un mal entendido. La curiosidad por el chico era muy grande que no había logrado disimular aunque sea un poco, y era que desde que Jay llegó a su vecindario el interés por saber de él apareció, más cuando al ingresar a su mismo colegio los rumores no se hicieron de esperar.

Jay no era de Corea, no era nacido ahí, ese era el primer punto por el que sintió un poco de curiosidad por el chico. Quizás si solo ese único elemento tuviera, su interés hubiera muerto a los pocos días, pero conforme más observaba a su compañero, más dudas aparecían, pues era bien que aquel chico desde su aparición era un enigma.

Todo en el simplemente era atípico.

— ¡Jiyu! ¡Te encontré! — escuchó a alguien llamarla a sus espaldas y acto seguido un brazo pasó por sus hombros.

Le sonrió a su amiga, poniéndose ambas en marcha hacia la salida. Soo, su amiga, era un año mayor que ella, sin embargo, tenían años de amistad debido a haber estado en la misma academia de inglés hace unos años atrás, era a quien consideraba su mejor amiga y mayormente le confiaba de sus secretos.

— ¿Qué tal las clases? ¿Aburridas? Yo odiaba literatura, especialmente con la profesora Jung — comenzó a hablar, siempre había sido así, Soo era quién hablaba sin parar mientras que Jiyu solo escuchaba de sus historias — Una vez, esa profesora me echó de la clase solo por estornudar, ¡Es una exagerada!, Lamento que tengas clase con ella, pero... Para tu buena suerte no te dará clases el siguiente año, igual su materia es muy inútil, hablo, ¿De qué sirve saber de Shakespeare? No me sirve para la vida cotidiana, solo gasta espacio en mi memoria...

Se limitó sonreír ante su plática, sabía que no dejaría de hablara en todo el camino a la parada del autobús en dónde ambas tomaban diferentes direcciones. Se despidieron en cuanto llegaron a la parada, Jiyu subió al autobús pasando su tarjeta de transporte público, para luego dirigirse a la parte trasera del autobús tomando lugar junto a la ventana.

El interés que sentía por Jay despertó realmente el día que descubrió al chico en su mismo autobús, había pasado al rededor de mes y medio de ello. Tal como hoy, Jay subió al autobús abriéndose paso entre la gente sentándose en la fila delante de ella, tomando sus auriculares para aislarse del mundo.

Pero todavía fue más atrayente que su extraño compañero, con el que nadie habla, viviera en la casa de enfrente en la que por años, y aún en la actualidad, la mayoría de los vecinos creía abandonada; sí, ese chico vivía ahí, en esa casa por la que los del vecindario temían porque cayera un día de estos.

Jay antes de tomar asiento se le quedó viendo algunos segundos sin expresar nada, y entonces, se sentó dándole la espalda, repitiendo de su usual rutina.

Quizás Jiyu estaba poniendo más atención de la que debía, solo era un chico sin vida social viviendo en una supuesta casa abandonada, ¿Qué de raro tenía eso? Muy poco, e igualmente si solo hubiera Sido eso, el interés por su compañero habría muerto hacía tiempo.

Jiyu sacó su espejo de la mochila, tal como había hecho ese día que lo vio por primera vez en el autobús, en aquel momento lo hizo solo para retocar su maquillaje, algo usual en muchas chicas, pero aquella vez el interés desapareció al ver la ausencia del reflejo de Jay.

Nuevamente su compañero de clase no poseía reflejo.

Sonrió ante la comprobación de ese hecho, era ahí donde verdaderamente nació su curiosidad por Jay Park.

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