- ᴛʀᴇɪɴᴛᴀ ʏ sɪᴇᴛᴇ: ɪɴsᴛɪɴᴛᴏ ᴀ ᴘᴏsᴇᴇʀ -
Atrayente, embriagador, manipulador, genio, absorbente, obsesivo, seductor, caprichoso, cautivador... Jay Park era todo eso y más, algo a lo que nos e le podía decir no, por más que se quisiera.
No podía evitar el no gravitar a su alrededor, ¿Cuántas veces quiso alejarse? ¿Cuántas veces quiso huir de él? había perdido la cuenta de todas la veces que lo intentó, y al final, aún cuando quisiera alejarse, aún cuando este fuera de sus mayores deseos era tan atrapante, tan cautivador, todo en él, no debió notarlo en un principio, no debió hacerlo, pero hasta en eso él le había jalado, había estado tirando los hilos todo este tiempo para tenerla para sí.
Era una marioneta incluso propia puesta en escena, tirando de los hilos para que todo se acomodara a como deseaba.
Maniático, posesivo... Él quería poseerla, ¿era este su principal encanto? Jay era tan encantador, todo en él, todo en él te atraía, y es que como es que nadie se había fijado en él, su mirada hostil, gélida aún así te atraía como de un imán, y cuando menos lo quiso, ya había sido envuelta por él, atrapada en su juego, en su teatro en donde solo él podía mover de los hilos, se victimizaba.
Quiso golpearlo, gritarle de sus verdades, pero no podía, aquel dedo que sostenía firmemente su barbilla le había congelado, él sabía como moverse, podía estar llorando, y al otro era él quién estaba al mando; podía estarle revelando cada uno de sus secretos y al otro apresarla, Jay Park era un depredador del que no se podía escapar.
Ese maldito tacto le tenía paralizado, ¿Por qué le miraba con aquellos ojos que solo le hipnotizaban?
Su voz había sonado tan aterciopelada aún cuando relatara de pesadillas, su voz nunca se mostró rota, había estado quitando cada una de sus capas; Jay verdaderamente quería mostrarse con ella tal como era, no mentía, aún así, seguía moviendo todo a su antojo.
Jiyu estaba aún paralizada, hacía rato que ambos se habían despojado de sus respectivas camisas, una quizás muestra figurativa hablarse sin mentiras, sin tener nada por ocultar.
La noche era tan cambiante, tal como ellos, nuevamente no había luna; escuchan del viento chocar violentamente contra la ventana, es una noche cambiante, larga y llena de altibajos. Solo ansía por el amanecer, que le parece más y más lejano, sumergida en completa oscuridad. Viendo únicamente de las luces rojas en la cabecera de la cama advirtiendo de un peligro inevitable, a dónde viera solo eran esas luces rojas iluminando el rostro tan varonil que poseía Jay, y luego se volvió a aproximar a ella lentamente ladeando su rostro hasta que finalmente sus labios se unieron.
— En verdad no puedo dejarte ir — pronunció contra sus labios.
Era una súplica, su voz había apenas sido audible y extrañamente dolorosa, no esperaba respuesta, el como volvía a presionar sus labios cada que intentaba apartarse o responder solo le indicaba que no estaba interesado en lo que fuera a decir, y ella, a decir verdad no tenía una respuesta en concreto.
Disfrutaba de cada momento con él, cada palabra, cada mirada, cada caricia, cada beso, aún cuando todo esté le estuviera empujando más y más a un abismo sin fondo imposible de escapar, era así, por más que sus palabras fueran querer irse, querer renunciar y aún cuando hiciera sus esfuerzos, no podría.
Cómo pudo, logró separarse tan siquiera un poco de él, sus manos se posaron sobre su pecho, escuchando de su agitado latir.
— ¿Por qué? — susurró.
Sus ojos volvieron a cristalizarse, Jay tomó sus manos con dulzura. Había escuchado detalladamente de toda palabra que había salido de su boca hasta quedarse muda al escuchar cada atrocidad visto por él a tan temprana edad, ahora conocía más de él, aún así no lo recordaba, y es qué debió ser algo insignificante aquel recuerdo del columpio, solo fue como cualquier niña que ofrecía su amistad a cualquiera que viera solo.
Entendía ahora el cómo Jay le miraba, no era más que algo a lo que él quería poser, aquellas malas conductas que por años vivió, estaban tan arraigadas a él, ¿Cómo iba a quitarse esas ideas de la cabeza? En su casa no hubo amor para que entendiera que no se tenía que atar las cosas para una permanecía. Él solo quería algo únicamente para él.
Podía tener una vida de mierda según las palabras de Jay, pudo haber sido agredida por su madre los últimos años, pero había una diferencia que era lo que los volvía tan diferentes, y es que ella si había conocido lo que era recibir amor y el quedarse al lado de alguien sin ataduras, así como también el dejarlos ir cuando ya no hubiera más por compartir.
— Solo quiero que seas mía.
Palabras que terminaron por perforar en su corazón, sintiendo de su respiración cortarse, lo había dicho con tanta determinación, podía llamarlo un romántico, pero sabía que no era así. Jay Park no era así.
Las lágrimas por su rostro terminaron por bajar al comprender un poco más de lo que su mundo era, y él se acercó besando con dulzura cada una de sus lágrimas, dejando de un sentimiento tan agridulce en ella.
Para cuándo volvió a despertar, Jay seguía dormido a su lado, sentía como si hubiera despertado de un profundo y muy largo sueño, estaba cansada. Cómo pudo, cuidando de no despertarlo, salió de la cama, está volvía a ser un caos, las sábanas estaban enredadas alrededor de la pequeña cintura del chico, dejando al descubierto de su espalda desnuda, los músculos es su espalda era evidentes, se marcaba de aquella línea media por su espalda, notó de algunos lunares pequeños regados por su piel morena.
Observó de la silueta del chico, dormía boca abajo plácidamente, su negro cabello caía de manera desordenada por la almohada, se veía tan tranquilo, su espalda subía y bajaba en cada una de sus respiraciones, tenía un buen sueño, al que él no quería despertar.
Jiyu se sentó al borde de la cama quedando frente al espejo tomó de la camisa de Jay que estaba a la mano para abrocharla y cubrir de su torso; él no volvía a reflejarse, pero en cambio ella, se vio a si misma sentada al otro extremo de la cama, sus ojos hinchados y rojos delatando que se había llorando.
¿Por qué sentía que ese era tu estado actual? ¿A dónde había ido el miedo de verse a si misma?
Desvío la mirada y volvió a girarse hacía el chico que aún dormía, tirándose de nueva cuenta a su lado, observó de como sus labios se abultaban debido a su posición, no pudo evitar pasar una mano por su cabello.
Y luego inclinó su rostro hasta besar su mejilla.
Estaba tan agotada, volvió a ver hacía el espejo, su reflejo se había puesto en pie en posición de firmes, de poco en poco, levantó su brazo, en un elefante y lento movimiento, hasta llevar su mano a la altura de su cabeza, sus dedos se doblaron, su mano apuntaba hacia su cabeza. Su reflejo hacía una gesto alusivo al suicidio, viéndose a si misma derramar una última lágrima.
Apartó su mirada al no querer ver más volviendo a centrarse en Jay, que al parecer comenzaba a despertar.
Los invitados no eran más que algo a lo que ellos podían poseer, al fin entendía que le había parecido tan atractivo de esto al chico que apenas abrían sus ojos. Ella lo quería, sus sentimientos por él era sinceros, pero no era de querer poseer las cosas.
— Renunciaré a ti como invitado — pronunció en cuanto despertó — Está vez no miento al decir que te quiero, pero no eres de mi pertenencia.
¿Estaba dándole lo que él quería?
Jay talló uno de sus ojos hasta sentarse en mitad de la cama, rascando su cuello, aún lucía adormilado por lo que no había escuchado correctamente de lo que sea que hubiera dicho.
Solo la quería tener para él, y el resto no importaba.
Maratón 2/?
『Playlist』
♫︎ Red Lights - Stray Kids
♫︎ 0x1=Lovesong - Tomorrow X Together
♫︎
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Había dicho que tenía tres versiones de este capítulo los cuales son diferentes entre sí y no podía decidir del todo cuál era la mejor para publicar, así que en mi perfil hice una votación, la cual ganó opción B
Esta es la segunda versión del capítulo, siendo la opción B que fue la que terminó ganando xd
[Espacio para opiniones y teorías]
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