- ᴇsᴘᴇᴄɪᴀʟ: ᴄᴀʀɴᴀᴅᴀ -

Tenía miedo, mucho miedo. Sabe bien que no le harán daño, la gente de ahí no va a hacerle daño, sin embargo no podía quedarse por más tiempo, no para de voltear de un lado a otro, está muy inquieto como para quedarse ahí, en cuanto los oficiales se descuidaron, echó a correr por el pasillo, salió por la ventana de la oficina del oficial haciéndose una herida en al palma. Cayó de bruces contra el pavimento, entre quejas se levantó, sacudió su pantalón, sus ojos se llenaron de lágrimas debido al dolor en su espalda baja provocado por el golpe que se metió. Aún así no quería estar más ahí siendo interrogado una y otra vez por los oficiales. Así que corrió por la calle como le fue posible, volteando cada cierto tiempo para asegurarse que no lo estén siguiendo, cuando se alejó lo suficiente, es escondió en uno de los callejones de la ciudad, justo a un lado del contenedor de basura, en dónde sentó permitiéndose llorar debido al dolor en su espalda.

Los oficiales están convencidos que se trata de un intento de robo, aún cuando no hay cerraduras forzadas o haga falta algo de valor en la casa. Pero también él, cómo va a explicar que fueron asesinados de la nada. Está agotado y solo quiere descansar, siente que no hay dormido en años, sus ojos están rojos y con grandes bolsas negras bajo de ellos. Respira agitado, no sabe que día es ni la hora, no sabe cuánto tiempo ha pasado desde el incidente hasta su escape.

Apoya su cabeza contra la pared cerrando sus ojos, su respiración vuelve a agitarse, pega un sobresalto abriendo sus ojos de inmediato, jadea, las imágenes de su familia muerta se proyecta en cuanto cierra los ojos. No puede quitarse esas crudas imágenes de su cabeza, le persiguen para atormentarlo. Empieza a llorar desconsolado mientras pega sus rodillas a su pecho, tiene hambre, está sendiento, con sueño y sin un lugar en el cual refugiarse. Se levanta sintiendo una pulsada muy fuerte en su espalda quedando doblado.

Vuelve a jadear, se va enderezando de poco en poco, lo que le permite su espalda hasta quedar en pie. Se acerca al contenedor de basura para buscar comida o algo con que taparse. Mete sus manos removiendo todo aguantando el asqueroso edor.

— ¿Gustas?

La voz le sorprende, se gira perdiendo el equilibrio volviendo a caer sobre su espalda, ahoga un grito de dolor. El joven no se inmuta, le sigue ofreciendo lo que parece ser un hotdog envuelto en papel aluminio. Se vuelve a reincorporar y toma sin dudar ni un momento el hotdog, lo desenvuelve sin cuidado uno para empezar a devorarlo. El desconocido solo mantiene sus manos dentro de sus bolsillos de pie frente al niño, recuerda vagamente haber visto su fotografía pixelada en los noticieros a principio de semana, no recuerda los detalles con claridad.

— ¿Eres de esos? —. Pregunta el niño aún con comida en la boca.

No entiende a qué se refiere, así que permanece en silencio esperando que acabe de comer para que vuelva a preguntar. Ambos escuchan de una sirena acercarse, a lo que el niño se inquieta, él hace una seña con su mano para calmarlo, la patrulla pasa justo por dentras de ellos pasando de largo.

El niño ha terminado de comer, hace bola el papel aluminio tirándolo en el contenedor. Ve de pie a cabeza a quien lo ha alimentado, su vestimenta le es anticuada, se ve viejo, fuera de época.

— ¿Si eres de esos? —. Vuelve a preguntar.

— ¿Quiénes?

El niño baja su mirada al piso, hay un enorme charco de agua estancada, en el que ninguno de los dos se refleja, en el lugar de Jay solo hay un vacío como si no existiera, y del lado del desconocido, una tenue luz difusa sin mostrar una imagen. El joven baja la mirada notando el charco, entiende a qué se refiere, la noticia que vio a inicios de semana se esclarece, el trágico asesinato de una familia con un único sobreviviente siendo este niño al que acaba de alimentar.

— ¿Cuántos de esos has conocido para estar tan tranquilo?

El niño guarda silencio, volviendo a llorar en silencio, se limpia las lágrimas con sus sucias manos hasta volver a calmarse. El desconocido palpea la navaja de su bolsillo, es solo un humano, un niño humano.

— Ví a uno ser asesino —. Respondió con la voz rota — Lo ví acabar con mi familia.

Él deja la navaja, volviendo a ver el charco en el que ninguno puede reflejarse.

— Yo acabe con él —. Continúa el niño.

Aquello le impresiona en todos los sentidos. En toda su existencia es la primera vez que escucha algo así, viniendo de un simple niño le deja aún más asombrado, hay tantas cosas que quiere ver en él, no puede desaprovechar su más grande oportunidad de experimentar y ver de primera mano a un humano jugar a ser uno de ellos. Le sonríe por primera vez.

— ¿Quieres otro hotdog?

El niño asiente corriendo a su lado, ambos salen del callejón. Dudoso le da su mano para caminar.

— Soy Sunno, mi palabra no se discute.

Jay asintió, recordando la última gran paliza que su papá le metió gritando esas misma última frase. Pensó que debe ser gracioso e irónico ir de mano con otro monstruo por unos hotdogs luego de escapar de otro.


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Holaaa!

Volví con este pequeño especial que según, iba a subir por el cumpleaños de Jay...

Uno en la universidad se pierde mucho, en fin, espero lo hayan disfrutado, nos leemos pronto <3








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