- ᴅɪᴇᴄɪsᴇ́ɪs: ᴀᴍɪɢᴏ -
Bajó a la cafetería como era costumbre tenían ambas manos en los bolsillos de su chamarra roja acolchada, comenzaba hacer frío, la mayoría de los estudiantes traían de prendas extras para protegerse de las bajas temperaturas que comenzaba haber, iba algo distraída bajando por las escaleras cuando notó a Jungwon rodeado por otros chicos. Jay se había quedado aún en el aula, por lo que escuchó, el profesor quería tener una plática con él. Iba a pasar de largo, después de todo no conocía al chico fuera de esa fiesta extraña de la que extrañamente no sé arrepentía haber asistido, pero cuando notó como uno de los chicos lo aventó algo brusco contra los casilleros del lugar, optó por acercarse.
Ya no había tanto estudiantes en los pasillos, ya la mayoría debería encontrarse en las canchas o la cafetería, y los pocos que había pasaban de largo ignorando la situación en la que se encontraba el chico.
— ¿No piensas defenderte, marica? — dijo uno de los chicos volvió a golpear a Jungwon contra el casillero.
El pelinegro solo agachó la vista para ocultar su mueca de dolor, dejándose golpear por ellos. Eran tres chicos, Jiyu los reconoció, eran de su mismo grado, pero de otro salón. Realmente no quería acercarse, uno de esos chicos el ciclo escolar pasado le había tocado el trasero mientras se burlaba de lo poco que tenía en palabras suyas.
— ¿Qué? ¿Ahora que no está tu noviecito no dices nada? — lo retó nuevamente.
Jiyu dedujo que aquel a quien se referían como "noviecito" debía ser Jay, después de todo, a lo que había observado ninguno de ellos hablaba con otro fuera de entre ellos. Tomó valor y se acercó jalando al líder de los tres del hombro para girarlo hacia ella.
— ¿Qué mierda?... Ah, eres tú, la que anda de chupa pijas del novio de este marica — soltó con burla, y los otros dos rieron como si hubiera dicho lo más gracioso del mundo.
Jungwon alzó la mirada, sus ojos estaban brillosos por haber estado conteniendo las lágrimas, tenía una mejilla notablemente roja, había sido golpeado. Jiyu apartó la vista de él, para ver a los ojos al otro sujeto que aún se burlaba.
Se cruzó de brazos fingiendo desinterés. Estaba nerviosa, claro que le tenía miedo, pero luego de lo sucedido el año anterior había se había guardado demasiado, había pasado noche enteras llorando de impotencia por solo haberse callado, quería enfrentarlo, pero a la vez no quería hacerlo, y ahora que lo tenía delante suyo, una parte quería gritarle y la otra solo correr.
— ¿Chupa pijas? — alzó ambas cejas — ¿Envidia?
Y los otros dos volvieron a reír. Por supuesto que él no esperaba esa respuesta, Jiyu chasqueó la lengua, empujándola levemente para quitarlo y tomar a Jungwon de la manga del suéter escolar para sacarlo de dónde lo habían arrinconado.
— ¿A dónde crees que vas? — la jaló del hombro.
Jiyu se apartó y colocó a Jungwon detrás de ella, era un tanto curiosas la escena teniendo en cuenta que a pesar de ser el chico menor, era más alto que ella por bastantes centímetros.
— ¿Qué te importa? — se volvió a girar para alejarse, pero él quiso volver a tocarla.
Se detuvo, una nueva figura apareció por las escaleras dejando a los cinco estáticos, Jay estaba al pie de las escaleras con el ceño fruncido, se rascó la nuca y comenzó a avanzar hacia ellos, primero fue con Jungwon notando el golpe en su mejilla, maldijo entre dientes.
— ¿No te había dicho que los problemas son conmigo? A él, ni a ella los metas — comentó enojado.
— Como digas, Park — volvió a soltar una risa burlona avanzando por el pasillo.
Al pasar por su lado golpes contra el hombro del chico, los otros dos solo lo miraron con desprecio perdiéndose por el pasillo ahora vacío.
— ¿Qué tienes que ver con ellos? — preguntó Jiyu.
— Gracias — soltó a la vez Jungwon algo apenado haciendo una reverencia ante la chica.
Ambos voltearon a ver a Jungwon, se notaba aún asustado, a lo que Jay estiró su brazo para atraerlo a él y abrazarlo mientras que con su otra mano despeinaba su cabello. Le sonrió mientras le decía algunas cosas que fueron sacando una sonrisa en el menor revelando de unos adorable hoyuelos, él también comenzó a bromear con Jay sin apartarse de su abrazo.
Jiyu se quedó estática en su lugar viendo de la escena enternecida, los chicos había comenzado a jugar entre ellos avanzando por el pasillo riendo. Jamás creyó ver esa faceta de Jay, siendo alguien bastante cariñoso y protector, parecía el hermano mayor de Jungwon por como lo trataba, a medida que más sabía de él, se daba cuenta que todo lo que pudo creer de él solo era falso. Jay era intimidante, sí, eso no tenía ninguna duda, sin embargo, debajo de todo ello era alguien atento y leal por lo que había escuchado de las anécdotas de Jake.
— ¿No vendrás? — le habló Jay ya con varios metros de distancia.
Jungwon había subido a su espalda y era ahora quien despeinaba a Jay. Jiyu asintió sonriente corriendo hasta ellos para comenzar a caminar a su lado rumbo a la cafetería.
— Gracias.
Jiyu se sorprendió girando su rostro hacia Jay. Ambos caminaban en silencio de la parada del camión hacia sus casas, era medio día, estaba nublado y hacia algo de viento. Él llevaba su mochila colgada en un solo hombro, ella se acomodó la correa de la mochila esperando a que se explicará, el rostro de Jay Lucia bastante tranquilo, en general debido al constante acercamiento que había estado teniendo él ya no se mostraba rígido, sus facciones al estar rodeada de ella se relajaban.
— Ayudar a Jungwon en la mañana.
Ella acomodó un mechón tras su oreja algo nerviosa.
— No fue nada.
Jay asintió, caminaban algo lento, realmente ninguno tenía prisa por llegar a sus casas, quería aún disfrutar de la compañía del otro incluso si esto significaba alargar la caminata que a paso normal tomaría alrededor de ocho diez minutos. El chico volvió a sonreír sin enseñar los dientes.
— Jungwon tenía años sin estar aquí, me hubiera gustado que fuera diferente su regreso — soltó con cierto pesar.
— ¿Él es un reflejo?
A este punto le sorprendía más el hecho de que se tomará con cierta calma este tipo de cosas. Comenzaba a tomarlas como parte de su día a día. Jay volteó a verla.
— No, él es humano, pero no tiene reflejo — comentó intentando recordar bien — Me parece que tiene ocho o nueve años así, tuve la suerte de llevarlo a la dimensión del espejo antes de ser asesinado, estuvo ahí desde entonces.
— ¡¿Asesinando?!
— Su historia es similar a la mía — confesó agachando la cabeza — Quiero ser para Jungwon el amigo que yo no tuve cuando me ocurrió todo eso.
Jiyu supo que no debía preguntar más, él no iba a responder respecto a su historia, al menos no ahora, por lo que optó por desviar la conversación.
— Que lindo de tu parte; Soo para mí es la mejor amiga que he tenido, me cuida bastante como tú a Jungwon, aunque últimamente ha estado algo distante por la escuela.
— También tu te has distanciado de ella.
— Aún es agobiante entender que Jake es un reflejo, la existencia de la dimensión de los espejos, lo tuyo y más que nada entenderme a mí, aparte... — soltó — Chaeyeon ha dicho que Soo me miente.
Sin darse cuenta ambos ya estaban frente a sus casas, detuvieron su caminar.
— Conozco a Soo, al reflejo de Soo, me lo he topado en varias ocasiones allá — comenzó a decir — Los reflejos jamás mienten...
— Dime.
Jay señaló con un movimiento de cabeza a la ventana de su casa, Jiyu volteó notando a su madre ahí parada, volvió su atención a Jay, suspiró frustrada, él solo sonrió y comenzó a caminar hacia la otra banqueta alejándose.
— Te visitaré hoy en la noche, lo prometo.
Jiyu no dijo nada, solo se giró para entrar en su casa, esperaba algún regaño por parte de su madre, pero está no dijo nada, la dejó en paz, al menos esa tarde.
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