- ᴄᴜᴀᴛʀᴏ: ᴇsᴘᴇᴊᴏ -

— No debiste entrar — la regañó.

Ambos se habían pasado la parada por lo que tuvieron que bajar hasta la próxima y de ahí regresar juntos caminando, ambos sabían que tenían un ambiente lleno de tensión, pero habían estado caminando ya acompañados por tres cuadras y aún quedaban varias para llegar a sus respectivos hogares.

La joven acomodó la mochila en su hombro algo intimidada, aún no comprendía que tan malo había sido entrar a su casa a escondidas, por lo que había visto ni siquiera parecía vivir ahí.

—  Lo siento — dijo muy apenada.

Notó como Jay estaba muy frustrado, estresado, había apretado la mandíbula haciendo que saltarán algunas venas de su cuello a relucir, sus labios formaban una línea recta y su mirada eran aún más pesada que de costumbre. Empezó a caminar un poco más lento para ir haciendo distancia entre él.

No se sentía cómoda con él en ese ambiente, y esperaba que él se fuera dejándola atrás, pero estaba más que equivocada, Jay se paró esperando por ella a que volviera a estar a la par de él, y tal como ella, bajo el ritmo en sus pisadas par no dejarla atrás.

— Es tarde como para que andes sola —  dijo él intentando ocultar su frustración.

— He vivido siempre aquí, no me pasará nada — intento convencerlo para que volver a atrasarse.

— Lo sé, pero no quiero dejarte — ambos se quedaron quietos, hasta que él volvió a avanzar — Andando.

Asintió no del todo convencida, estaba intrigada acerca de Jay, cuando más atención le ponía, más peculiaridades salían a la luz, tenía muchas dudas respecto a su compañero de clase, y al momento no podía obtener ninguna respuesta, desconfiaba de él, eso era claro, sin embargo, estaba aún más intrigada.

¿Cómo podría definir a Jay en ese momento?

Jay Park era sumamente atrayente, eso no tenía duda una, su presencia inclusive lograba captar la atención de cualquiera, no es que fuera popular, no lo era realmente, sin embargo todos terminaban volteando a verlo cuando pasaba, era alguien que no podía pasar desapercibido.

Aún así, desde la primera vez que Jay captó su atención, su estado de alerta se activó, siempre tenía que estar bastante atenta cuando se trataba de él, Jay emanaba peligro, eso cualquiera que lo viera lo sabía y preferían alejaste. Debió haber hecho eso cuando lo noto, quiso hacerlo realmente.

¿Pero quién no caería ante Jay Park?

Jiyu fue absorbida por completo por él, cuando lo notó, era bastante tarde para retroceder, Jay era un imán para ella y aún cuando lo deseara no podría alejarse, no ahora.

Esa clase de pensamiento la fueron acompañando todo el resto de camino a casa, en donde ninguno hizo ruido uno. Hasta que ambos se despidieron una vez que llegaron, en realidad, ella fue quién agitó su mano para entrar a su casa sin voltear hacia él, para verificar que hubiera hecho lo mismo. 

Estaban en mitad de la clase de calculo cuando ya no podía más con el cansancio, la noche anterior no había logrado descansar adecuadamente, por lo que estar con los ojos abiertos durante toda la clase le resultaba de un gran reto, cuando se dio por vencida, pidió permiso para ir al baño. Se levantó llevando una mano a su boca para cubrir su bostezo mientras salían del aula, Jay la observó brevemente levantarse, siguió anotando en su cuaderno pero luego de unos minutos pidió también permiso para ir al baño a seguirla. 

Jiyu por su parte, entró al baño a lavarse la cara, para así poder espantar de toda la pesadez que tenía debido a su mala noche, se sentía tan agotada, y le dolía varias áreas del cuerpo, por lo que pensaba que debió dormir en una mala posición anoche. Cuando tiró agua en su cara, notó del reflejo mantenerse aún seco, por lo que corrió por papel para secarse y volver a ver su reflejo, que ahora si estaba en la misma condición con ella.

Algo extrañada volvió a mojar su rostro, creyendo que ello se debía a su falta de descanso y haya empezado a alucinar cosas en donde no las hay, como el que su reflejo le estuviera sonriendo de manera ladina también tenía que ser producto del cansancio, suspiró. Se terminó por secar la cara y salió del baño. En cuanto salió ahí estaba Jay al otro lado del pasillo recargado en la pared con los brazos cruzados.

En cuanto la notó, se acerco a ella, causando aún mas confusión en Jiyu.

— ¿Me estas siguiendo? — preguntó sin moverse de su lugar.

Jay colocó ambas manos en los bolsillos de su pantalón girando su cabeza hacia el pasillo como si cuidara que nadie más estuviera por ahí. 

— Tal vez — respondió él sin tener intención en dar explicación o algo.

Ella talló su ojo, aún tenía pesadez, no tanta como momentos antes, pero se seguía sintiendo bastante agotada.

— Eso podría catalogarse como acoso.

— Y lo tuyo allanamiento de propiedad privada — sonrió con cierto pizca de diversión. 

La joven rodó los ojos disponiéndose a caminar para volver al aula, no tenía idea de cuanto tiempo había estado fuera, pero que Jay estuviera con ella solo generaría ciertas sospechas que darían lugar a los rumores. 

— Espera, dejaste tu espejo — dijo él aun en su mismo sitio mostrándole el espejo cerrado en su mano.

Ella no recordaba haberlo sacado en todo lo que llevaba del día, pero a decir verdad, estaba muy distraída como para acordarse si lo traía o no, regresó hacia él para tomar el espejo, pero Jay no se lo dio de inmediato, lo volvió a guardar en su bolsillo del pantalón. 

— Dámelo — pidió tendiendo su mano para que colocara el objeto en la palma.

— ¿Tienes buen reflejo? — preguntó mientras volvía a sacar el espejo de su bolsillo.

— ¿Qué clase de pregunta es esa? No entiendo, ya dámelo — volvió a pedir. 

Jay suspiró, entonces abrió el espejo.

— A esto me refiero — entonces apunto el espejo hacia ella para que pudiera reflejarse.

Ahogó un gritó llevándose ambas manos a la boca mientras sus ojos se abrían al punto de amenazar que se saldrían de sus cuencas, su rostro era el claro ejemplo del horror que estaba sintiendo, había palidecido.

— Oh, tampoco tienes reflejo — dijo el con calma, volviendo a cerrar el objeto. 

Una cosa era descubrir que su compañero del que poco sabía e importaba no tenía reflejo, y otra era procesar que ella tampoco ahora tenía reflejo. Su vista volvió hacia él esperando explicaciones, mientras que Jay solo veía el espejo completamente absorto mientras arqueaba una ceja, no parecía estar impresionado o algo similar. 

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