[1]
—¿Bakugo...?
Cuestiona Kirishima, incrédulo. La decepción recorriendo cada parte de su cuerpo hasta hacer picar sus ojos, preguntándose internamente, con todo el pesar del mundo:
Quién carajos era su amigo.
¿Por qué lastima a ese chico?
¿Por qué lo llama basura?
¿Por qué sangra del labio y tiene las mejillas lastimadas?
¿Acaso fue obra de Bakugo?
El Bakugo que conoció hace algunos meses en el parque y alimentaba a las palomas.
El Bakugo gracioso y sarcástico que prometía ser el héroe número uno.
El Bakugo gentil que lo incentiva a mejorar su peculiaridad aunque sea doloroso.
¿Ese Bakugo? ¿Su Bakugo? No, no puede ser.
Pero lo es.
No está en una pesadilla, aunque lo quisiera.
Aquel que lo mira igual de consternado, en pánico, con pavor desbordando en los ojos.
Es Bakugo.
—¿Qué estas haciendo?...¿Por qué ese chico está así, Bakugo? ¿Por qué le dices esas cosas? —Quiere vomitar, lanzarse a insultos con el tipo que supuestamente sería un héroe.
Pero...
—Kirishima...
¿Qué excusa podría inventar?
No se le viene nada. El tiempo se acaba.
¿Así es como termina todo?
No debió ser así.
¡¿POR QUÉ?!
¿Por qué justo Kirishima tuvo que pasar por aquí? ¿Por qué?
Oh vaya, lo olvidó.
Él mismo lo había llamado.
—¿En serio, Bakugo? Prefieres gastar tu viernes con ese flacuchento antes que con nosotros? —el de dedos largos acotó, terminando su botella de switch. —Haz cambiado.
—¿Cambiado? ¿Yo? Ustedes son unos idiotas aburridos. —ni se molestó en mirarlo, continuando su caminar en medio del trio.
—Tiene razón, Bakugo. No sé qué de especial le ves a ese marginado, es de otra escuela, mejor no nos metamos en problemas. —esta vez el pelinegro del grupo habló.
—Yo hago lo que se me da la puta gana, ¿entedido? Ustedes no son nadie para cuestionarme. De todas formas, necesito dinero, ¿cuánto traen?
—Yo nada. —mentira.
—Cargo para el metro, nada más.
—¿Ven? No me sirven ni para eso, tsk. —enfurruñado cerró los ojos, tratando de calmarse.
Fantástico. Invitó al bobo de Kirishima a salir y no carga dinero para invitarle un agua por lo menos.
¿Por qué? Le cuestionaron sus amigos.
Simple.
Le da la regaladisima gana de pasar tiempo con él.
Kirishima, a diferencia de la parvada de "amigos" que tiene, es mucho más...interesante. Sí, eso. No es alguien que tiene la constante sensación de usarlo como medalla de oro, por algún motivo. Es un tipo simple, inseguro, pero agradable, que busca superarse por su propio pie, y eso en especial le agrada.
Le cae bien, es todo, pero claro, no hace falta que le de explicaciones a los idiotas.
Que miraron al cenizo con fastidio está de más mencionar. Ninguno se soporta en realidad. Después el de gris mencionó: —¿Esa no es Hanazawa? —llamando la atención del resto. Los tres observaron a la aplicada joven caminar con prisas. —Ahí está tu solución, Bakugo.
Entre los tres, Bakugo en medio de todo, obligaron a la joven entregar todo el dinero que pudiera cargar. Ella protestó, pidió de favor, pero la presencia intimidante de Bakugo, tan cerca de su rostro, era tal que ni a los ojos podía mirar, aferrándose como última instancia a su mochila.
—He dicho...¡QUE ME LO DES, MALDITA SEA! ¿¡Acaso es tan difícil entender!? —La joven tembló, y a pesar del miedo impregnado en su cuerpo, siguió aferrándose a sus pertenencias.
—Escucha perra, estas acabando mi poca-
—¡DetenGAnse!...por favor...
Los cuatro involucrados miraron en dirección a la voz temblorosa.
Vaya sorpresa.
Un Deku.
Los colores cálidos de la tarde destellaron sobre su uniforme, su cabello esponjoso y parte de su rostro enmarcado en luz.
Buena entrada para solo ser un pobre hombre muerto.
"Espera.."
"¿Qué mierda está pasando?"
"¿Por qué me siento así?"
"No le debo nada a este tipo."
"Entonces, por qué...me he congelado."
"Como si me descubrieran haciendo el peor de los jodidos crímenes, y en realidad solo le he dado una lección a este inútil..."
"¿¡Por qué carajos Kirishima me mira así, maldición!?"
"A la mierda todo."
—¿¡Qué pasa!? ¿Te afecta en algo acaso? —se vuelve cara a cara con Kirishima. Rojo vivo y rojo atardecer en líneas paralelas encontrándose.
—¿Lo hiciste tu?...Bakugo. Qué carajos. ¿¡Por qué!? —su timbre al hablar; triste, decepcionado, molesto. Dudando en acercarse a alguien desconocido.
¿Por qué el inútil de Deku tuvo que aparecer?
¿Por qué invitó al estúpido de Kirishima?
¿Por qué no se fue con el par de idiotas?
—¿¡Tienes algún puto problema, eh, simplón!? ¡No te debo explicaciones! ¡pierdete!
No dice nada más.
Solo observa.
Como la única persona que no le parecía tan aburrida.
Se acerca con urgencia a Midoriya.
Extiende su mano a él.
Lo ayuda a levantarse.
Y al fin, como si fuera algún tipo de sucesión reglamentaria, escupe la estúpida pregunta:
—¿Estás bien?
.
.
.
Qué chiste.
Quedarse a ver lo que acontece se ve tan patético, por lo que los insulta y da media vuelta.
Quiere salir corriendo, pero eso tampoco se vería bien, asi que continúa a paso lento sintiendose repulsivamente observado.
Su cerebro interpreta esta sensación a desconocer el cómo se camina correctamente. Todo se siente tan automático. Cada paso, cada inhalación.
"Maldita sea..."
Quiere golpear a alguien. A alguien que empieza por d y termina en deku.
Aprieta los nudillos, tensa la mandíbula.
"Todos son un puto asco."
"No le debo explicaciones nadie, MIERDA."
"Kirishima es un marginado, un jodido aparecido. Solo eso, si. De hecho, ¿quién carajos es Kirishima?"
"Un tipo débil que se hace duro, ¿qué clase de quirk sin sentido es esa porquería?"
"Todos son una bola de simples, no sé porqué se me pega la basura, tks."
—Mamemme la verga todos, bola de...
.
.
.
—¡Bakugo, espera!
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