Aiko sabía que su hija iniciaría su viaje pokemon apenas tuviera la edad.

Claro que eso era lo más común, pero había un pequeño porcentaje de niños que no iban a hacer esos viajes, o por la influencia de sus padres o por el simple hecho de no interesarles ese mundo.

Dalia era el claro ejemplo de niña soñadora que desea empezar su viaje. Sus ojos brillantes mirando la pantalla la delataban.

En esos momentos ambas veían batallas del Gran Festival de la Región de Kalos, decir que su hija estaba emocionada era poco, sus ojos destellaban como dos grandes luceros mientras veía cada movimiento tanto individual como combinado de los pokemon.

Fue en ese momento que ella se había percatado sobre lo que quería su hija para su futuro, su sueño acababa de plasmarse en su cabeza con nada que se pueda hacer para quitárselo, pero si era sincera consigo misma la simple idea de algún día de ver a su hermosa princesa deslumbrando junto a sus pokemon en la pantalla hacia que su propio corazón saltara de la emoción.

-- ¡Mamá! ¡Mamá! -- la llamo su pequeña -- ¡Mira! ¡Mira! ¡¿No son geniales?! -- pregunta a la vez que señalaba a los coordinadores estrechándose las manos por la culminación de la batalla.

Soltó una risita para luego acariciar la cabeza de la pequeña que tenía las mejillas sonrojadas producto de la emoción y admiración.

-- Veo que quedaste muy impresionada con las batallas del Gran Festival, ¿Cierto?

-- ¡Se veían geniales! -- exclamo saltando del sofá --¡Cuando reciba mi primer pokemon quiero convertirme en alguien como ellos!

-- Estoy segura de que te vas a volver alguien mejor -- le asegura y la niña la miro emocionada.

-- ¡¿En serio lo crees?! -- pregunta ilusionada, cuando su madre asiente se lanza a sus brazos entre risas.

Fue ese el inicio de lo que sería el camino de Shimizu para convertirse en la mejor coordinadora, empezando obviamente su meta en su región.

Prepárate Región de Kalos porque Dalia entra a escena.