🌹𝑪𝒂𝒑𝒊́𝒕𝒖𝒍𝒐 𝑼𝒏𝒐
Se asomaban los rayos del sol por los inmensos ventanales del dormitorio del heredero de los Min. Él se sentía pesado, cansado y asqueado de correr toda la madrugada por las calles de su ciudad, tan solo jugueteando por ahí y allá, hasta que sació la intensidad de su cuerpo.
Yoon Gi Min no era un ángel, no pretendía serlo, pero si no quería quedar en la calle como siempre le decía su madre, debía comportarse como el hijo que ellos deseaban que fuese, debía ser el Min perfecto, un aspecto que no encajaba con él.
—Yoon Gi —la voz tediosa de su madre se hizo sonar bajo el umbral—, ni un minuto más en la cama, haz el bendito favor de levantarte y asearte —dijo ella lanzándole los cojines que sobraban en la cama.
—¿Qué son las malditas cuatro de la madrugada? —se quejó aún con los ojos cerrados, cobijado hasta la cabecera, pero con los pies afuera—. ¿Por qué me necesitas a las cuatro de la madrugada? —la mujer se había reído sarcásticamente con ambos brazos cruzados y zapateado con desespero la madera.
—Nada de excusas, los pajaritos ya cantaron. Son más de las quince —las quince. Se levantó de la cama como si hubiese petardos por estallar—. ¿Pero a dónde irás? —le habló ella con paciencia, ni parecía ser su madre esa tarde, pero Yoon Gi no se quedó oírla y solo se metió al cuarto de baño para luego escucharse el agua de la ducha caer—. Madre mía —jadeó—. Hoy hay una cena, no es que quiera obligarte, pero si no estás listo en media hora, te levantaremos un castigo ¡Te lo advierto!
Yoon Gi jadeó en la ducha escuchando aún la aguda voz de su madre parloteando, luego hubo silencio y siguió en lo suyo para alistarse en carreras antes de bajar al salón principal donde vio a su prima jugar a las muñecas en la escalera.
—¡Carajo! —exclamó al frenar frente a ella—, casi me caigo... ¿Qué no tienes lugares normales para jugar?
—No, hoy no —respondió ella con una sonrisa ladina al tirar su muñeca por los escalones.
—¿Intentas asesinar a alguien con tus muñecas? Te recuerdo que esas no son dagas.
—Estoy eligiendo, cuál de ellas es buena para jugar conmigo en el jardín, la que llegue más lejos desde aquí es la ganadora —Yoon Gi negó con su cabeza. Sabía que su prima Rose era muy extraña, así que solo dejó un besito sobre su cabeza para despedirse y salir corriendo de la casa antes de que sus padres notaran su ausencia.
Corrió lo más que pudo, pero la voz del orejón más grande de todo Londres se hizo notar cuando lo vio intentando huir —¡Satanás! —gritó aquel hombre que cuidaba la mansión Min—. ¡Ve por él, Satanás! —Satanás, un dóberman enorme y hermoso que cuidaba la casa entre otros caninos salió disparado como cohete. Yoon Gi corrió antes de que lo atrapara, pero fue más rápido y el canino se le tiró encima creyendo que estaban jugando.
—¡Hijo de puta! —gritó él en contra del orejón y no de su amado Satanás.
—¿Qué sucede aquí? —preguntó la señora Min cuando se asomó por el pórtico—. Ay, ¡Yoon Gi! —regañó al acercarse—. Ya nos íbamos ¿Por qué carajos estás aquí jugando en el césped con Sata.
—No quiero, hoy iba a verme con...
—Ohhh, no señor, usted tiene que mantenerse puro para la sagrada unión, más ahora... queríamos decírtelo antes de irnos —dijo ella mirando a su hijo acostado en el húmedo pasto y el canino acostado sobre él—, pero queremos presentarte con el heredero de los Park —entonces Yoon Gi se echó a reír.
—No soy un puritano y no quiero conocer a otro tragavirotes.
—No es mi asunto. Debes dejar herederos en este mundo como el alfa que eres, hemos elegido a los Park, Yoon Gi y escucha bien. Ellos son una familia de renombre, que no me entere yo que le haces algo ofensivo al heredero, tus oportunidades son escasas y cuando la gente sepa que eres un vándalo ya nadie te va querer en su vida.
—¡No lo creo! —se rió—. Y lo diré de nuevo, no me gustan los omegas hombres y ustedes solo esos me presentan, ¿qué hay con las bonitas omegas?
—Eso no es lo importante. Además, no hay omegas solteras de nuestra altura, por eso te presento con omegas varones que puedan darte un hijo ¡A ver si así te casas y dejas de ser nuestra molestia! —Yoon Gi rodó los ojos con demasiado fastidio. Cumpliría veinticinco y era el tercer omega varón que le presentaban en el mes ¿Cuándo entenderían sus padres que él se casará solo por amor?
La codicia Min es contagiosa, si es que desde niño fue educado con esos valores, dinero antes de todo. Al menos a Yoon Gi no le interesaba demasiado lo monetario. Le gustaban mucho las omegas, aunque sería hipócrita negar que habían omegas varones en su pasado. A sus padres no les importaba, qué más da lo que hay entre sus piernas si detrás hay una rica fortuna que aseguraría su patrimonio y que el apellido Min se mantuviera en todo lo alto. Además que eran tan jodidamente selectivos que solo le ficharon omegas millonarios.
Yoon Gi rechazó a estos últimos tres pretendientes, en simples palabras para él cada uno de los mozos presentados eran tragavirotes. El primero que le presentaron ya era viejo. El otro había sido el peor zurullo que ha conocido, Seok Jin Kim, tuvieron su primera cita hace una semana y el aprovechado era otro alfa y ni siquiera le importó. El último mocito era muy reprimido, nada simpático y gris, estaba descartado, un gris en su arcoíris no podía ser.
A los padres de Yoon Gi se les ocurrió presentarle al heredero de los Park, porque a pesar de que eran conocidos de los Min, la noticia de que el heredero buscaba marido corrió tan pronto se dijo.
Era la oportunidad perfecta para aquellas víboras en ofrecerles a Yoon Gi como un buen partido para el heredero Park aprovechando que el jovencito había regresado de los Estados Unidos preparado para casarse.
Con protestas volvió a tomar una ducha y dejó que su madre eligiera que ponerse, ese era el trato, dejarse mangonear para poder hacer lo que quisiera después. Se vistió como un tragavirotes más, pero él no pertenecía a la secta, no señor, Yoon Gi Min era un hombre vivaz, divertido, romántico, apasionado y sobre todo temerario, nadie lo ataría a la ligera.
La llegada a la mansión Park fue eterna para él, vivían distanciados, aunque no demasiado, pero escuchar hablar a su madre lo hacía eterno. Al menos ya estaban ahí. Poseían una bella finca, logró ver patos caminar por ahí en total libertad y cielos, él ama a los animales.
—Qué hermoso es aquí —apenas dijo mirando el paisaje, comenzaba a gustarle más de lo que debería y soltó esa idea cuando recordó que estaba ahí para ser presentado con un omega. Pudo percatarse que cuando el auto aparcó, no solo había uno o dos, eran más de diez autos finos a su alrededor—. ¿Es una celebración? —preguntó con asco al mirar a su madre. Nadie le dijo de que se trataba.
—El prestigioso señor Park está de cumpleaños. Ya lo sabes Yoon Gi, te comportas o cuando lleguemos a casa te encadeno a una silla —él bufó. Una fiesta significaba una convención de tragavirotes y además de eso, ni una cadena iba a detenerlo.
Al pisar la mansión pudo darse cuenta que los tales Park estaban podridos en libras, se parecía a su casa, pero sin duda esta era más grande, fina y elegante, no podía imaginarse que tan aburrido sería el heredero de una finca como esta.
—Señores Min, es un placer verlos —dijo el mayordomo al indicarles el paso al salón principal. Se escuchaba buena música, Yoon Gi era un alma alegre, que lo digan sus bailes en las cantinas de los viernes, los borrachos sabían como divertirse, pero no, él debía aparentar ser un sectario como ellos, debía pasar desapercibido y caerle mal al hijillo pijo de los Park así sus padres le conseguirían otro omega y hacer tiempo para pensar en qué hacer con su vida.
Vio a Seok Jin Kim y casi vomitó, su pesadilla estaba por comenzar, aunque a su lado estaba un jovencito de ojos claros, quizá verdes o azules, no estaba seguro por la distancia, pero su cabello era dorado, largo y estaba trenzado.
Sintió algo extraño en su pecho, ¿placer?, quizá placer de ver un doncel tan atractivo ¿Mirar era pecado? Jadeó despacio cuando aquel jovencito y él se miraron a los ojos por varios segundos, entonces uno de ellos apartó su mirada, y no había sido Yoon Gi. Después de un rato le perdió la vista, así que iría por algo del insípido ponche que servían en la mesa, aunque dejó caer por accidente un licorcito fino que traía con él en su vaso de ponche. Fue ahí que Kim se le acercó.
—Min —dijo sin vergüenza al tomar su mano para acercarlo y darle un doble beso en sus mejillas—, deseaba verte.
—Anhelaría decir lo mismo —expresó con disgusto limpiando la mejilla más húmeda con su hombro. La saliva Kim podría estar embrujada, que Dios le libre de toda mala fe.
—No hay que fingir —bromeó acariciando su rostro.
—Soy un jodido alfa, te lo dije. No seas un aprovechado —dijo Yoon Gi en su oído al paso que se abrazaban para terminar de saludar—. No querrás tenerme como enemigo, sé abrir puertas con un cerillo y un perchero. Aléjate de mí —pudo escuchar a Kim reírse y apartarse sin más. Quería maldecir, quería empujarlo lejos, pero debía contar hasta diez y así lo hizo, se relajó finalmente porque se fue.
—Parece que eres cercano a Kim —una voz suave muy relajada para ser casualidad se escuchó a sus espaldas. Yoon Gi miró a su derecha donde encontró los ojos más hermosos que había visto, eran celestes, pero con cierta luz su color se veía verduzco, unos labios rosados abultados y la mirada más bella que había visto en un omega.
—¿Debería negarlo? Salimos una vez.
—¿Cómo pretendientes? —bromeó.
—Cómo conocidos —puntualizó—. Soy Yoon Gi Min —se presentó con la mano estirada y aquel desconocido la tomó, era pequeña, cálida, tanto que no quería soltarla.
—Es un placer, soy Ji Min Park.
Park. Quizá sus padres por una vez en la vida habían hecho algo bien aparte de traerlo al mundo con su hermosa cara y no darle hermanos.
—Oh, Park.
—¿Cuál es la sorpresa? —preguntó soltando su mano.
—No, ninguna —sonrió. Park parecía menor, quizá, uno, dos o tres años menos que él—. Desearía que alguien me diera un tour por el jardín, ¿quién mejor que el anfitrión? —el omega pasó los dedos por sus propios labios tentado a seguir el juego. Recordaba la voz de su padre «está noche los Min vendrán a la reunión, es importante que tú y el heredero congenien».
—Puede seguirme si es lo que desea —tomó un respiro dejando el aburrido ponche en la mesa y caminando hacia fuera con el tragavirotes de cabellos dorados y trenzados. La noche era fresca, el traje caliente y apretado.
Estuvieron caminando por los alrededores, sus manos se tocaron de forma accidental mientras platicaban de forma muy casual y cálida. Tres vueltas al jardín, pero cuando tocaba regresar, Ji Min se detuvo llamando la atención de Yoon Gi.
—¿Te ha gustado el paseo? —preguntó con doble sentido al acercarse más y Yoon Gi consiguió resolver una duda que tenía sobre el olor del jardín, el dulce aroma de las rosas no desprendía de las flores, era el olor del omega—. No había preguntado antes, hemos dado tres vueltas, supongo que te ha encantado para querer seguir o... ¿solo te ha gustado mi compañía?
—Me ha gustado sí, tu compañía, la noche, el jardín y tu olor a rosas —mencionó con una sonrisa—. Es aquí donde debería preguntar ¿por qué te detuviste? —Yoon Gi jadeó recostándose en la reja—, ¿o es aquí cuando intentas besarme? —Ji Min se comenzó a acercar percibiendo el olor de almizcle del alfa, pero él no estaba concentrado, no creyó que en verdad tuviera esa intención. Es un correcto tragavirotes, ¿qué estaba haciendo?
—Seré honesto, quiero una aventura.
—Aventura ¿Un omega como tú? —vaciló sosteniéndole la mirada.
—No es juego, sé cuáles son tus intenciones conmigo, Min, sé porque tus padres y los míos quieren que nos conozcamos.
—Vale, es bueno saber que estamos entendidos, pero puedes tener una aventura si quieres, es lo mismo, no sé para qué me dices esto, no creo que busques mi aprobación.
—No lo entiendes, cumpliré veinte pronto, si al menos nos van a emparejar por obligación, quiero una aventura primero.
—Cielos, en verdad me gusta tu honestidad ¿Tienes otros pretendientes?
—Kim —entonces Yoon Gi se rió en su cara como si aquello fuera un cortometraje de comedia básica. Kim.
—Por la luna, pero sí es un picaflor insaciable ¿Antes de ser obligado a casarte quieres tener una aventura con Kim? Él no va a oponerse, conociéndole...
—No, sigues sin entender. La aventura la quiero contigo —entonces Yoon Gi sudó en frío mirando los ojos de la discordia que chispeaban bajo la luz de la luna.
Muchas gracias por leer
😌❤
-: ✧ :-゜・.FairyWinB
⭐Tragavirote: Hombre serio y erguido en demasía.
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