[ Capítulo final ]
El plan que los Fortescue tenía buena pinta.
Después de varias semanas pudieron descubir el paradero del joven Coulson, facilitando el procedimiento.
—Todo listo —Comenta Alison, satisfecha por el resultado de su maquillaje—.
—Haz hecho un trabajo increíble —Sonríe la rubia tras llevarse una mano al rostro—. Cualquiera puede creer que he sido golpeada.
—Mi magia está en el maquillaje —Sonríe—, pero recuerda el vestuario.
—Lo tengo todo planeado —Comenta Cirene—. El atuendo no es nada llamativo. Usaré unos lentes y una gorra para ocultar "mis marcas".
La rubia suelta una carcajada junto a su amiga, sintiendo que nada iba a salir mal.
Nada.
El celular de Cirene suena, y es un mensaje de Alexander diciendo que todo estaba bien.
—El plan da por iniciado —Leyó en voz alta—.
Acto seguido, corrió a los vestidores y se despidió de la rubia.
Tomó su auto e hizo el recorrido planeado, checando que la dirección estuviera bien escrita.
—Hora del cambio.
Un nuevo chico entra en el auto, tomando el control del vehículo.
—Lamento hacer esto... De verdad.
—Louis —Lo llama—, son gajes del oficio —Trata de tranquilizarlo—. Además, esto me dolerá más a mí que a ti.
—Tienes razón... Pero si algo llega a pasarte, Alexander me matará...
—Él estará vigilando todo —La rubia señala un botón de su camisa—, tu sólo encárgate de sonar convincente.
—Soy muy convincente.
—Por eso estás aquí.
El chico apreta más el volante, tratando de recordar el lugar indicado.
—Desde aquí puedes empezar a mover el auto.
Y dada la orden, Louis empezó a soltar el volante por escasos segundo, logrando que el auto tambaleara sobre el camino de manera "llamativa".
La carretera estaba poco transitada, pero sin duda alguna estaban llamando mucho la atención.
—Ahora mueve un poco más el volante hacia fuera de la carretera.
La rubia sabía que ésto podría salir mal, pero era un sacrificio que estaba haciendo por su hermana.
—¡Largo!
Louis empezó a actuar de la manera indicada, dando gritos y cerrando las ventanas a propósito.
Y odiando hacerlo, abrió la puerta de copiloto y empujó a la rubia, provocando que ésta cayera al suelo y se diera algunos raspones en el suelo.
Pero esa había sido una orden.
—¡Ayu... Ayuda ...! —Gritó la mujer en el suelo—.
Varios curiosos se acercaron rápidamente al lugar, y tuvo que evitar sonreír a causa de ver a su objetivo entre los curiosos.
Y empezó a llorar.
—Ayuda...
—¡Rápido! ¡Un médico! —Gritó otra mujer alarmada—.
Otro de sus empleados estaba allí, e hizo su parte del trabajo.
—¡Yo soy médico!
El castaño se acercó rápidamente hacia la chica y empezó a ayudarla.
—Debes ir a un hospital —Decía alarmado—. Hay heridas que...
—¿Janneth?
Bingo.
El rubio se había percatado del "incidente", aunque no había estado seguro de que fuera ella.
—¡Joel!
Fingiendo dolor en la pierna que recibió el impacto de la caída en el suelo, y una falsa alegría, se acercó cojeando al rubio.
Luego, y con mucho odio, abrazó al hombre y lloró en su hombro.
—¡Es un monstruo! —Chilló dramáticamente—. ¡Alexander es un monstruo!
Joel Coulson se limitó a acariciar su espalda, notando que muchos curiosos los miraban.
Nadie debía reconocerlo.
—Janneth...
—Por favor, ayúdame —Se separó de él automáticamente—, haré lo que sea, pero debemos huir.
—¿Huir?
—He descubierto sus planes... Y sé que, si me vuelve a ver, me matará.
—¿Dime... Te ha lastimado?
¿Cómo se le ocurría preguntar, si él era más culpable?
—Me... Me... Me ha golpeado...
E ingenuamente, Joel le creyó.
No podía negarse a creer que ella mentía, pues su cuerpo estaba muy lastimado.
—Vayamos a otro lugar, ¿si? —Le propone—. Te vez muy mal.
El rubio la tomó del brazo con delicadeza, y una especie de chispa invadió el cuerpo del hombre.
—¿A... A dónde vamos?
—Me dijiste que querías huir, ¿o ya no piensas igual que hace un momento?
—Si... Si, hay que irnos.
—Tengo un helicóptero esperando en el otro lado...
Aquellas palabras eran las que la rubia esperaba.
—¿A... Ahora? —Siguió con el engaño—.
Y de pronto, una sirena de alarma policiaca sonó.
Aunque bueno... No era tan real cómo se suponía.
—Es ahora o nunca.
Joel trató de huir con Janneth, quién seguía concentrada en su papel de víctima.
Caminaron "a escondidas" por tres cuadras hasta llegar a un edificio con un helicóptero en la terraza.
Por su parte, Alexander y Dominic se daban el lujo de reír a carcajadas por el gran trabajo de Cirene.
—Ahí vienen.
Y tal como lo habían planeado, se escondieron en el lugar.
—Janneth, date prisa.
—Un momento... —La rubia se plantó para "tomar aire"—. Es sólo que...
Y accidentalmente se le cayeron los lentes oscuros, aquellos que ocultaban marcas de golpes alrededor de sus ojos.
Rápidamente se los volvió a ubicar e hizo como si nada, causando desconcierto en el rubio.
—Por allí.
Joel se acercó a la rubia y la ayudó a caminar, hasta que...
—¡Maldita rata!
La voz de Alexander causó gran escalofrío en el joven Coulson.
El rubio miró a la chica, quién rápidamente elevó sus manos al aire.
—¡Alexander! ¡Para!
El pelinegro sacó un arma de su espalda, sabiendo que la última arma que tenía el rubio se había quedado sin balas por un "enfrentamiento" hace pocos días, y cómo nadie quería acercarse a él por todos los datos que salieron a la luz, tuvo que conformarse con menos.
—¡Lo siento! —Volvió a gritar la rubia—.
El arma de Alexander apuntó hacia su mujer, quién hacía un excelente trabajo.
—¡Me las vas a pagar!
Rápidamente movió el arma hacia su enemigo y le disparó en el muslo.
Joel llevó sus manos a la herida, mientras sus ojos exclamaban dolor.
Luego, levantó la vista hacia la ahora rubia, quien empezó a reír de la nada.
Y entonces supo que había sido engañado.
—Damas y caballeros, Cirene Ivanova.
La mujer rubia hizo una reverendo hacia los presentes, cómo si se tratase de una obra de teatro, y lanzó un beso al aire.
—Creí que esto jamás terminaría...
—¿Cirene?
—Oh, pero qué modales los míos —La mujer encara a su antiguo prometido—. Un gusto Joel, mi nombre es Cirene, reina y soberana de la mafia británica... Y tu karma.
Acto seguido, le dió un rodillazo, causando que él cayera al suelo de dolor.
Las puertas del ascensor a su espalda se abrieron, y Joel creyó que podría huir.
Pero para su mala suerte, Alison Smith estaba allí, y le apuntaba con un arma desde el ascensor.
—Esta vez no tendrás escapatoria.
—Pagarás por lo que hiciste —Cirene le vuelva a amenazar—.
—Un momento... Eso quiere decir que... Recibiste mi regalo.
Cirene perdió la poca paciencia que le quedaba y lo tomó por el cabello, provocando más dolor en él.
—¡Qué culpa tenía mi hermana! —Tiraba de él—. ¡Dime!
Y entonces fue Joel quién soltó una sonrisa.
—Mucha... Para empezar... Ella tiene la culpa de que intentaras huir con ese tipejo... Si tan sólo no la hubieras escuchado...
—¿De verdad crees...? —Cirene soltó su cabello contra el suelo y bufó—. No todo gira a tu alrededor.
—Ella tenía ideas vagas...
—¡Pero era yo quien las ejecutaba!
—¿Y por qué simplemente no aceptaste casarte conmigo cuando Derek lo anunció?
—¡Porque nunca te quise!
El rubio abrió mucho los ojos.
—Lo nuestro solo fue un amor de adolescentes, algo pasajero.
—¿Y tu amor enfermizo con Fortescue? —La desafío—.
—Es distinto.
—No hay nada diferente, Janneth.
Sólo vives un "enamoramiento" a causa de tu secuestro... De tu cautiverio.
—¿Qué sabes tú de eso? —Se burló—. Si tú te aprovechabas de las demás personas.
—Vi tu expediente... Sufres del Síndrome del Estocolmo.
—Me perdí —Interviene Alexander—. ¿Qué tiene que ver esto con ello?
—Son celos... Miedo —Respondió la rubia por él—. Miedo porque sabe que morirá aquí.
—¿Y quién lo hará? ¿Tú?
—Nadie se merece esto más que yo.
A continuación, Joel saltó una carcajada, y Cirene le siguió.
—No eres capaz siquiera de tomar un arma sin temblar.
Cirene sacó su arma oculta en su abrigo y apuntó a la frente de su enemigo.
—¿Quién crees que mató a papá?
El arma estaba empuñada con firmeza, y ella nunca tembló.
—No lo harás...
Cansada de tanta habladera, la mujer apuntó hacia un jarrón y disparó, dejando que éste cayera y se rompiera finalmente.
—No creas que te librarás de nosotros tan fácilmente.
Y para finalizar, Alexander le golpeó en la cabeza para dejarlo noqueado y llevarlo a otro lugar.
El lugar del lecho de su muerte.
__________
Los golpes en su rostro dejaron de doler cuando su piel empezó a arder a causa del ácido lanzado en su cuerpo .
Joel Coulson estaba encadenado, y había sido torturado por 4 horas seguidas.
Y no siquiera así, Cirene pudo sentirse en paz.
—¡Escoria!
El frío líquido hizo contacto con la piel del rubio, y ésta desgarró gran parte de su epidermis.
La muerte sólo sería un regalo... Y ellos no iban a darle más tiempo libre. Razón por la cuál lo torturaron por diversión.
Ambos líderes estaban muertos de diversión y satisfacción por los constantes gritos del joven Coulson, pero querían más.
No les bastó con sólo golpes, porque si sus víctimas tuvieron que sufrir, él tambien lo haría.
—¿Qué se siente? ¡Dímelo!
—¡Basta! ¡Por favor! —Pedía a gritos—.
—No es muy bonito ser la víctima —Se burlaba Cirene—. ¿No es verdad?
—Lo siento… Ahhh.
—No te escucho —Soltó una carcajada—. ¿Que dices?
—¡No más ácido!
Alexander detuvo su impulso de tirarle el resto del líquido en el rostro y matarlo.
—Hazlo —Demandó—. Mátalo.
Pero ella sólo esperaba esas palabras con ansias.
Joel trató de respirar sin agitarse, aunque le fue imposible.
—Te vas a arrepentir de esto.
—Oh, créeme que sí —Quitó el seguro—. Me lamentaré por no haberte matado antes.
Y para finalizar el día, ella le disparó varias veces, haciendo que bala fuera en memoria de cada una de las 15 chicas que él había matado.
Joel Coulson murió en manos de la mujer que una vez amó.
—Lo hice... —Miró el cadáver—. ¡Lo hice!
La mujer literalmente empezó a saltar, causando que él hombre a su lado se levantara de su asiento... Y la besara.
La pareja llamó a varios empleados para deshacerse del cuerpo, y ello aprovecharon la adrenalina del momento para hacer que la noche fuera suya.
Fueron a cenar como si nada de eso hubiera pasado.
Hicieron el amor como eso si fuera el sello se su victoria.
Se hicieron uno sólo esa noche.
Disfrutaron cada estocada...
Cada orgasmo encontró su final en el oído del otro.
Y las prendas no fueron más que estorbo para ellos.
Aunque el tiempo había pasado, la chispa que ambos encontraron en aquel bar nunca sufrido cambios.
El deseo de consumirse sobre el otro estaba intacto, y aquellos ojos negros seguían siendo la perdición de la chica.
El amor entre ellos no era nada bueno. Nunca lo fue.
Era un amor enfermizo, y ambos lo sabían.
Janneth lo supo desde que sintió afecto durante el tiempo encarcelada.
Alexander lo supo desde que descubrió que se había obsesionado con ella, aún cuando su plan solo había sido para que su segunda madre descansara en paz.
Pero ese amor enfermizo era tan adictivo, que ninguno se atrevía a estar sin el otro.
Porque al fin y al cabo, fue la obsesión lo que los llevó a asesinar... Los que los motivo a amar.
Aquel plan se salió de control desde el primer momento en que la vió desnuda, convirtiéndolo así en algo para tenerla a su lado para siempre.
Janneth Ivanova era de su propiedad, pero Cirene Ivanova era quien mantenía el control de todo, de su obsesión.
Y aunque ella se negaba a aceptarlo, se había enamorado de su secuestrador.
Y qué mejor forma de usar aquello como el nombre de su plan, aquel plan que fue meticulosamente planeado, pero que acabó con la muerte de un inocente.
Y de dos protagonistas.
Plan "Estocolmo", en honor a la rara obsesión de ambos chicos, que tuvieron que afrontar la muerte temprana de sus seres queridos, y que terminó en un enamoramiento indebido.
Plan "Estocolmo" por el fenómeno paradójico en el que la víctima desarrolló un vínculo positivo hacia su captor, como respuesta al trauma del cautiverio.
Plan "Estocolmo" por ser la causa que había unido a esta pareja.
✨Fin.✨
N/A: Muchas gracias a todas esas lindas personitas que se han dado el tiempo de pasar por la historia, ha sido un honor tenerlos como lectores.
Mil gracias por todo su apoyo en este proyecto ❤️ Siempre tendrán un lugar en mi corazón ❤️
Lxs amo un mundo✨❤️
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