[ Capítulo 8 ]
[ Alison Smith ]
Los meses siguieron su curso, y Janneth estaba lista para todo.
Dominaba el manejo de armas, al igual de tener un gran avance con el tiro al arco.
Alison se sentía orgullosa, pues había logrado que la condición de la joven mejorase de manera inesperada, logrando así gran ventaja al momento de lucha.
Alexander III seguía con su negocio en pie, y su plan parecía ir en orden.
Nunca se enteró de aquella carta, por lo que nada podría salir mal... ¿Verdad?
Dominic se encontraba fuera de la mansión para llevar a cabo las últimas recopilaciones de datos del "Caso Ivanova".
—¡Buen trabajo!
La morena felicita a la pelirroja por su gran avance en el combate, durante el cual ambas empezaron a entablar una relación amistosa bastante peculiar.
Alison odiaba a casi todo el mundo, pero sentía una especie de chispa inexplorada en la joven que sabía debía ser sacada a la luz lo más próximo posible.
—Creo que esta vez sí aceptaré ese trago.
Janneth soltó una carcajada bastante peculiar, mostrándose cómoda en ciertos aspectos.
—¿Whiskey? —Alison camina hacia el otro lado de la habitación en busca del trago—.
—Será un placer.
Se podría decir a simple vista que ambas mujeres eran parecidas en lo que actitud se refiere, sin embargo, ambas pensaban de manera distinta.
—¿Crees que estás lista?
—¿Lista para qué?
—No lo sé... ¿Has pensado en la ocasión de usar estos grandes dotes?
—No... Pero no creo que sea tan necesario.
Alison decidió ignorar aquel comentario y tomó un trago.
La mujer también sabía de los planes de Alexander, es más, ahora era su cómplice.
Lo fue desde el primer día en que accedió a trabajar para su padre luego de ser rescatada a los 15 años de ser vendida en un burdel.
—Solo decía —Soltó una carcajada—. Pero dime algo... ¿Nunca has sentido el deseo inmediato de asesinar a alguien?
—Nunca —La pelirroja toma un trago—.
—No te creo.
—De verdad —Sonríe—, oh, bueno...
—Suéltalo todo, cariño.
—Solo fue una vez, cuando un chico quiso sobrepasarse con mi hermana.
—¿Qué ocurrió?
—Era un depravado... Y yo sólo era una linda jovencita que sin saber cómo, terminó tirando al sujeto en el suelo.
—Con que ya tienes el don...
—No lo diría así... Pero creo que sí. Más fue por mi hermana que por mí.
—Se nota que la quieres mucho... Yo habría querido tener una hermana como tú.
—Demasiado. Pero dime, Alison ¿No tienes hermanos?
—Los únicos a quienes considero hermanos son al tonto de Dominic y al predilecto Alexander.
—Que no te oiga decir aquello.
—Nada saldrá de aquí, ¿Cierto?
—Soy una tumba —La pelirroja mueve su mano sobre sus labios, haciendo señal de que se quedaría en silencio—.
De pronto la puerta del lugar se abre, y un guardia entra.
—Señorita Alison, tenemos noticias...
—Oh, claro —La morena se levanta casi de inmediato al saber de qué se trata—. Janneth, mil disculpas, pero debo ir...
—Yo entiendo, no te preocupes. De todas formas iré a mi habitación.
—De acuerdo —Le dedica una última mirada—.
Alison deja el lugar atrás mientras verifica que la pelirroja no esté siguiéndola.
—Tom, que nadie más nos siga.
—Todo en orden, señorita.
_______________
Los encuentros nocturnos entre Janneth y Alexander fueron cada vez menos comunes, siendo reemplazados por largas pláticas y entrenamientos.
Alexander sabía que el tiempo se le estaba acabando, y la verdad tendría que salir a la luz lo más pronto posible.
Aunque eso significase perderla.
Pero había hecho una promesa... Un juramento...
—¡Qué no escape!
Un hombre no mayor a los 30 años se había pasado de listo, creyendo que lograría llegar a su objetivo.
Al ser aprehendido por Dominic, se evitó un gran problema en la familia Ivanova.
El rubio había percatado un raro movimiento en la mansión Ivanova, dónde justamente la pequeña Lauren descansaba tranquilamente con su mejor amiga.
Sólo bastó una flecha, y gran paciencia, para adormecer al sujeto y llevárselo del lugar.
—Están locos...
El hombre había tomado un jarrón decorativo para hacerlo pedazos y atacar al guardia que lo custodiaba hacia una especie de calabozo, logrando así que el guardia se desangrara.
—Necesito que lo lleven con el doctor —Ordena Alexander—. Yo iré por el maldito degenerado.
Fortescue carga su arma una vez que da la orden y empieza a correr por la mansión.
—Un poco de diversión no me hará daño...
La sonrisa que tenía en el rostro era de pura satisfacción.
Tenía varios días sin matar...
Sin ver el miedo en los ojos de alguna víctima...
Sin ser "misericordioso" con alguien.
Así que corrió por el camino trazado de sangre, siguiendo el rastro del intruso.
—Por favor... Ayúdeme...
De pronto escuchó la súplica de aquel sujeto, provocando gran curiosidad en su cuerpo.
—Usted no se ve como ellos... Por favor...
Entonces supo de quién se trataba.
Caminó el resto del pasillo con un poco de prisa, viendo como nueva escena al sujeto, quién se escondió detrás del cuerpo de la pelirroja.
—¡Suéltala!
—Por favor señorita... Dígale que me deje ir.
Alexander no iba a permitir que nadie excepto él tocara a Janneth, nadie.
—Quita tus asquerosas manos de ella —Ordena—.
—Por favor señorita...
La mirada de Janneth era de confusión total, pues no entendía lo que ocurría.
—¡Suelta o disparo!
—Janneth...
—¿Cómo sabes mi nombre? —Reaccionó la pelirroja al fin—.
El sujeto había cometido un error... Un gran error.
De pronto la pelirroja decide mirarlo con detalle, reconociendo algunos de los tatuajes y perforaciones del sujeto.
—Maldito hijo de...
Pero entonces el hombre tomó a la mujer del cabello, provocando así que ella reaccionara y se defendiera.
Janneth puso en práctica las enseñanzas de Alison, haciendo que el sujeto cayera de rodillas al suelo con un rodillazo en el abdomen una vez que se liberó.
—¡No, no!
—¿¡De verdad creíste que no iba a reconocerte!?
Alexander mirada consternado la escena.
—Lo siento...
—¿A quién vigilabas esta vez? —Lo desafió—. ¿A qué jovencita pensabas drogar?
—A nadie...
—Miente —Alexander se une nuevamente a la conversación—, volvió a buscar a Lauren.
—¡Qué! ¡No le crea...!
Pero Janneth sabía que él mentía, así que soltó otra patada, provocando que un hilo de sangre saliera de la boca del sujeto.
Y lo golpeó, una y otra vez, hasta que sus manos y piernas se cansaron.
Por su hermana, haría hasta lo imposible.
—Mátalo.
La propuesta de Alexander hizo que Janneth parara de gritar.
—Mátalo.
El pelinegro le tendió su arma, mientras la pelirroja miraba con odio y asco al sujeto.
La acción era simple, y había entrenado para ello.
—Hazlo.
Aquello sonó más como una petición que una orden, y eso encendió aquella chispa de la que Alison hablaba.
—Dame el arma.
Alexander sonrió triunfante, mientras con su pié giró el cuerpo adolorido del hombre para que ella le disparase de frente.
El sujeto tenía miedo... Sus ojos absortos en lágrimas lo demostraban.
Pero Janneth no.
Así que, quitó el seguro del arma, apuntando en dirección de la frente del sujeto y sintiendo un leve escalofrío envolviendo su cuerpo.
—Por favor... Prometo...
Pero aquellas palabras quedaron al aire, mientras el cráneo del hombre fue recibido con una bala.
Lo había hecho.
Janneth Ivanova había matado a alguien por primera vez...
Había sido su primera víctima...
Aunque no sería la última.
A la escena llegó Dominic, quién miró casi con orgullo a la pelirroja.
—Bien hecho, mi señora.
—Gracias, Dominic. Aunque de verdad hacía mucho que quería hacerlo.
Entonces la pelirroja soltó la mirada del cuerpo inerte y prefirió observar aquellos penetrantes ojos negro que tanto le gustaban y sonrió.
Nunca pensó en hacer esto. Nunca.
Miles de veces pasaron escenarios similares en su cabeza, pero jamás pensó en que un día llegaría a ser realidad.
Esa misma noche, Janneth pudo dormir en paz, pues su hermana no podría correr peligro, no ahora, sabiendo que aquel acosador ya no estaba en este mundo.
Esa misma noche, un sentimiento de paz invadió el cuerpo y alma de Lauren Ivanova, aunque ella no sabía la verdadera razón por la que se sentía así.
Esa misma noche, una pequeña parte de la conciencia de Alexander III descansó en paz, sabiendo que todo su plan empezaba a dar frutos.
Porque por amor, las personas son capaces de todo...
Hasta de perder la cordura si fuera necesario.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top