[ Capítulo 14 ]

[ Joel Coulson]







Al ser una persona con gran poder, Alexander Fortescue III lograba tener ciertos lujos en su "celda".

Durante varias noches empezó a cuestionarse si había sido una buena idea, pero ya no había tiempo de arrepentimiento... Ya estaba allí.

Sin ganas, se dirije hacia una de las esquinas de la habitación, buscando algún libro o noticia que realmente llamará su atención, pero no había nada.

De pronto una alarma retumba por el lugar, y todos los guardias que custodiaban el lugar corrieron a otro lado.

Entonces él supo que ella lo había logrado.

Alexander ensanchó una enorme sonrisa de satisfacción al saber que iría por él.

—Eres un imbécil —Escuchó por el micrófono—.

—Soy tu hijo —Contestó él, a forma de grito de victoria—.

Su equipo había entrado al lugar con el fin de sacarlo, y qué mejor idea que dejar que todos los presos salieran de sus jaulas para causar alboroto.

Dominic usaba sus flechas para disparar desde un ángulo alto hacia los guardias que intentaban llegar a Alexander, mientras Alexander Fortescue II abría la celda de su hijo.

—Ha pasado mucho tiempo —Una morena llega al lugar con su traje—.

—Sabía que en algún momento tendría que tirar ese collar al suelo —Sonríe—. ¿Ya está todo listo para el escape?

—El plan Estocolmo está en ejecución.

—Perfecto, Alison.

El hombre cambió ese ridículo traje naranja por el traje negro que su compañera le había traído.

—Todo despejado —Dice Dominic al llegar a la celda—. Te traje un regalito.

—Tenemos menos de 10 minutos antes de que llegue la guardia nacional —Le recuerda Alison—.

—Perfecto, hora de nuestro escape.

Los tres caminaron con sus armas en mano, dispuestos a matar a todo aquel que se interpusiera en su camino.

—Como en los viejos tiempos —Suelta Alison emocionada, antes de disparar a un guardia—.

—¡No saben como extrañé esto! —Gritó Dominic, intercambiando su arco por un arma de fuego—.

—Siempre tan sentimental, Dominic —Se burló Alexander, disparando a su espalda—.

Siguieron el camino de escape mientras Alexander II les abría las puertas necesarias para huir.

—¿Cómo lo supiste? —Le preguntan entre risas—. ¿Cómo supiste que aceptaría?

—Ella es impulsiva —Sonríe, antes de dispararle en la cabeza a otro guardia—, y esos datos debían causarle shock sí o sí.

—El auto los espera —Les avisa Alexander II antes de salir del lugar y volver a casa—.

El plan de Alexander III estaba sumamente cuidado, y cada paso debía cumplirse a la perfección.

Es por ello que había ordenado que su padre estuviera en casa una vez saliera, pues sabía que si lo llegaban a ver estaría es graves problemas.

—Comunicaciones desactivadas —Avisa Alison—. Debo volver a mi puesto.

—Encargate de todo lo técnico —Le recuerdan sus compañeros de guerra—.

—Eso está en mis manos —Les dedica una última sonrisa—. La única comunicación que habrá hoy será nuestra, el resto de la ciudad ha sufrido un "daño comunicativo".

Y dicho esto, las luces de toda la ciudad se apagaron y volvieron a encender, dando inicio a la fase dos del plan.

—Hora de buscar a Cirene.

Ambos hermanos se subieron al lujoso auto negro que los aguardaba y Dominic manejó a gran velocidad hacia el lugar de la boda.

El recorrido no tardó más de media hora, pero a Alexander le pareció eterna la espera.

Y entonces la vió.

Janneth estaba junto a su hermana lista para hacer el cambio.

Aquel vestido que portaba la chica le parecía sumamente ridículo.
Si fuera por él, ella luciría algo más brillante y llamativo, no algo tan simple.

Janneth debía lucir como ella misma, y no tenía que aparentar ser una chica normal de 20 años, porque ella dejó de serlo desde el día que pisó la mansión Fortescue, más específicamente, desde que decidió matar al acosador de su hermana.

—Da la orden.

Dominic asintió, enviando los estímulos acordados hacia la central, mientras el buscaba una cámara.

—¿Qué haces?

—¿Recuerdas que te dije de pequeño que quería ser director de cine? —Esbozó una sonrisa—. Bueno...

—¿No tienes remedio, cierto? —Soltó una carcajada—.

—Sabes que no, hermano.

Ambos dirigieron su mirada hacia la joven pelirroja, a quién se le había acercado un "mesero".

Entonces ella asiente y se dirige al baño.

—¿Crees que se pueda ver todo desde el auto?

—Tal vez podamos salir luego...

Alexander tuvo el impulso de salir del auto al ver aquellos rostros.

Derek Ivanova sonreía plácidamente junto a Joel Coulson en el altar improvisado, todo mientras la prensa les tomaba fotos.

Ridículo era la palabra perfecta para la ocasión.

—¡Ey! —Dominic lo hace reaccionar al saber qué estaba pensando—. Ya tendrán su merecido —Lo anima—, sabes que si te ven el plan se irá a la mierda.

—Esa es la razón por la que aun no bajo, pero gracias por el recordatorio.

Alexander apretó el hombro de su hermano en señal de agradecimiento, y le ayudó a acomodar la cámara para un mejor ángulo.

Y luego, el caos dió inicio.

Una mujer pelirroja había reemplazado a Janneth, pero el velo no le permitía ser reconocida.
Ella caminaba hacia una tarima, mientras Derek corrió rápidamente hacia su falsa hija para llevarla al altar improvisado.

—¿Estás grabando?

—Por supuesto.

—Más te vale que así sea.

La caminata padre-hija parecía "normal", incluso Joel ni siquiera se percató de que aquella no era su prometida.

—Que comience la acción...

El juez presente dió unas palabras, y mientras eso sucedía, Janneth se daba ánimos para encararlos.

—El video está listo para reproducirse.

—Perfecto, es de gran ayuda que la policía haya sido invitada.

Esperó la señal de la falsa novia para por fin hacer su parte.

Entonces Janneth tomó el arma brindada por el mesero y disparó al aire, alertando al resto de invitados.

Los policía se levantaron con cuidado, pero la atención de todos fue directamente hacia el vídeo.

Gracias a los datos de su madre, pudo dar cara a su padre.

El vídeo de la muerte de la señora Rosier Hank se reprodujo con normalidad, dejando absorta a la joven Lauren.

Derek ni siquiera se inmutó.
Los nervios no le permitieron hacer algo.

Y una vez que aquel vídeo terminó, Joel trató de hablar con la falsa Janneth.

Pero ella también tenía órdenes.

Así que esquivó el brazo brindado y le apuntó con el arma oculta entre el ramo hacia la cabeza de Coulson, causando gritos entre los pocos invitados.

—¿Realmente pensaron que jamás nos enteraríamos?

Por primera vez en esa tarde, Janneth pisó el suelo decorado con flores con mucho odio en sí misma.

Su arma apuntaba directamente hacia su padre, y estaba dispuesta a avanzar.

—Ros... Janneth... —Derek estaba sumamente nervioso—. Lo lamento, ¿Sí? Fue un error... Ese... Ese video está editado...

—¿Así como editaste el vídeo de Alexander Fortescue III para que lo encarcelaran? ¿Así como maquillaste la empresa familiar? ¿Así como te dedicaste a crear bombas?

—No sé de qué hablas...

—¡Deja de fingir por un miserable momento!

Janneth empuñó el arma con más fuerza, y aquello causó asombro en los hombres.

—No lo harás —Desafió a su hija—. Yo... Yo nunca te enseñé a tomar un arma.

—¿Quién te dice que jamás he aprendido a usar una?

—Janneth, baja esa arma.

Joel intentó caminar hacia la pelirroja, pero la impostora apuntó con más fiereza su arma.

—Cierra la boca, Coulson —Soltó con odio—. Tú también eres parte de esto.

—No lo sabía —Miente—. Yo solo seguí órdenes...

—¿También seguiste órdenes al matar a mi hermana?

La voz a su espalda provocó aquella chispa que él siempre provocaba en la joven.

Sin siquiera girar su cuerpo sabía que él estaba allí, pues tan sólo reconocer su voz y el perfume fue suficiente para Janneth.

Los ojos de ambos hombres se abrieron en su máximo esplendor, para reaccionar con asombro.

—¡Policías! —Gritó Derek—. ¡Él ha escapado de la cárcel!

—La policía no hará nada el día de hoy.

Y con aquellas palabras, varios francotiradores apuntaron hacia la mesa cercana, y uno de ellos disparó hacia una decoración.

Automáticamente todos dejaron sus armas al suelo y las manos en alto, pues eran un punto ciego.

—No sé de quién hablas...

—Que conveniente ¿No lo crees? —Exclamó acercándose a la pelirroja—, pero vamos a recordartelo.

Un nuevo vídeo apareció en la pantalla gigante, el cuál evidenciaba los actos delictivos del novio.

Y así, frente a todos, Alexander se atrevió a besar a la pelirroja, provocando gran asombro y celos en la escena.

El enojo de ambos hombres era inmenso,  pero más enojo tenían las hermanas Ivanova al ser engañadas.

Pero como siempre, no todo sale como esperamos.

Joel sacó de su traje un arma, y empezó a disparar, siendo la chica a su lado la primer víctima de la tarde.

Los invitados esta vez sí huyeron, mientras Alexander trataba de proteger a Janneth de los disparos.

—Ve por Lauren —Le ordenó al pelinegro—. Por favor.

Él asintió captando la orden.

Janneth, por su parte, caminó con mucha dificultad hacia el camino que había hecho su padre.

Al notar que él estaba a punto de doblar una esquina empuñó su arma y le disparó en la pierna.

El hombre cayó con mucho dolor al suelo, pero aun así trató de arrastrase para huir.

—¡Eres una escoria!

Y sin importarle los lazos familiares, la chica le pateó la herida con el calzado.

—Janneth... Basta...

—¿Basta? —Soltó una carcajada—. ¿Acaso tú tuviste compasión cuando me golpeabas?

—Janneth...

—¿Acaso tuviste compasión con mi madre?

—Yo amaba a tu madre...

—¡Pero te atreviste a matarla!

—Me había traicionado... Al igual que tú.

La pelirroja respiró profundamente.

—Pero esta vez si voy a terminar con lo que ella no pudo.

Con determinación apuntó y disparó hacia la cabeza de su padre, logrando así la muerte segura del hombre.

El líquido espeso de color escarlata empezó a regarse por el suelo, dejando más que claro que su trabajo estaba hecho.

—Nos vemos en el infierno.

Incluso estando muerto, le volvió a disparar, tratando de sacar todo el odio y coraje que sentía por haberles mentido en la cara.

Corrió hacia el otro auto que la esperaba, y le dió órdenes al que hace unos momentos era el mesero.

Por su parte, Dominic se había sumado a la escena.

No iba a perderse la diversión.

Y fue así como tomó a tiempo a la hermana de Janneth para llevarla a uno de los autos.

—¡No! ¡Suéltame! —Forcejeaba la niña—. ¡No quiero irme!

—Y aquí vamos de nuevo... —Soltó con fastidio—. Por órdenes de tu hermana debes venir conmigo.

—Mientes.

—No tengo por qué mentir —Le da un chaleco antibalas—, ahora, ponte esto y vámonos.

—Quiero a mi hermana...

—Y yo al mío —Le interrumpe—, pero si no nos apresuramos, no vamos a encontrarlos.

La joven no contestó.

—¿Confías es mí?

—Ni siquiera te conozco.

—Entonces sígueme si quieres salir viva de aquí.

Aun en medio de aquellas balas, Dominic trató de sacar con mucho cuidado a la joven, sin percatarse de que alguien más lo iba a herir.

A su espalda, Joel Coulson estaba a punto de clavarle el cuchillo.

—Esta vez si llegué a tiempo, Coulson.

Alexander ubicó su cuerpo entre el individuo y su mejor amigo, evitando así que su hermano saliera lastimado.

—¡Alex!

Alexander tomó con sus manos la muñeca de Joel, evitando con toda sus fuerzas que el cuchillo atravesara su cuerpo.

Ambos hombres luchaban entre sí para clavar el objeto punzante.

Aquellos ojos azules cercanos a la tonalidad del cielo estaban inmersos en odio, peleando con los iris casi negros del joven Alexander.

—Llévala al auto, ¡Ahora!

Dominic no tuvo más remedio que guiar a la joven al auto, en el cual estaban hace unos minutos, esperando a que su hermano pudiera salir sano y salvo.

—No puedes detenerme...

—No pude hacerlo con Anne... —Forcejeó—, pero sí puedo salvar a Cirene y a Dominic.

—¿Cirene?

—La conocerás pronto.

Y con mucho cuidado, Alexander logró tirar de la mano de Joel, tirando el cuchillo al suelo.

—Mientras tanto, tenemos una cuenta pendiente.

Fue así como una pelea de golpes inició entre ambos.

Los puños y patadas se detenían en el cuerpo del otro, pero como ambos estaban bien entrenados, la pelea duró un buen rato.

Lo suficiente como para que Alexander tomara un objeto del suelo y clavarlo en el rostro de Coulson.

—¡Ahhh!

Automáticamente Joel dejó de pelear para llevarse sus manos al rostro, intentando sacar el objeto clavado en su piel.

—Ahora estamos a mano.

Como acto de reflejo, el pelinegro se llevó su mano derecha hacia la cicatriz oculta en su barba, sintiendo una especie de paz al saber que pudo vengar a su hermana.

Para finalizar, un policía llegó intentando atrapar a Alexander III, pero éste fue más rápido y salió huyendo hacia el auto.

—Arranca.

Dominic movió el control de cambio, y las llantas chillaron por la velocidad del arranque, para así iniciar el recorrido, mientras Lauren Ivanova estaba en la parte trasera del auto con mucha confusión y miedo.

—¿Sabes si hay alguna baja de nuestro lado?

—Solo una —Contesta, refiriéndose a la chica que se había hecho pasar por Janneth—, pero los francotiradores están intactos, al igual que ella.

—¿Dónde está mi hermana? —Pregunta Lauren con nerviosismo—. ¿Está bien? ¿A dónde me llevan?

—Lamento mucho que nos hayan presentado de la peor manera —Se disculpa Alexander a través del espejo—. Él es Dominic, y yo soy Alexander Fortescue III, el novio de tu hermana.

—¿Novio?

—Es una larga historia —Se burla el rubio—, pero lo importante es que ambas están a salvo.

—¿Cómo estás tan seguro de ello?

—¿Ves este mapa? —Le pasa un celular—. El punto azul es el auto donde ella se encuentra.

—¿Cómo sé que no me mienten?

—Apreta el botón azul y dile que estás bien.

Lauren ni siquiera lo dudó y apretó el dispositivo, logrando así una llamada entrante.

—Dominic, quiero noticias.

Al escuchar la voz de Janneth, Lauren pudo sentir que su cuerpo volvió a la tierra.

Al igual que el resto de los chicos.

—¿Dom? ¿Estás allí?

—Jann, soy yo...

—¡Lauren! —Escuchó el grito tranquilizador de su hermana—. Dios mío... ¿Estás bien? ¿Tienes alguna herida?

—La niña está bien —Grita Alexander desde su puesto—, llegaremos después de ti.

—Recién acabamos de salir —Continúa Dominic—, no te preocupes, le daremos algo de comer.

—Eso espero —Contestó la pelirroja en la línea—.

—Sabes que tendremos que cortar la señal —Le recuerda Alexander—. Te veremos en la mansión.

—Lau —Se dirige a su hermana—, ellos cuidarán de ti, ¿Ok?

—De acuerdo.

—Haz lo que ellos te pidan, pues a partir de ahora tu vida dará un nuevo giro.

—Lo sé...

—Pero esto lo hablaremos al llegar, por ahora necesito que estén a salvo.

—De acuerdo.

—Y chicos... —Janneth se dirige esta vez a los mayores—. Gracias por cuidar de mi hermana.

—Lo que sea por ti, Cirene.

Acto seguido, la llamada se cortó, dejando con una nueva duda a la joven Lauren.

Pero aquella duda sería despejada al cabo de varias horas.

_______________

Definitivamente, la vida de todos nuestros protagonistas dió un giro de 180°

Lauren Ivanova tuvo que aceptar que su padre era un mentiroso, que su madre había muerto tratando de salvarla... Que su hermana era una asesina.

Por razones personales, y luego de una larga discusión, Alexander había aceptado que Lauren viajara a otro lugar del mundo para iniciar una nueva vida.

Tendría que cambiar de nombre, de estilo y estética, pero le había dejado aquello que ella tanto amaba. El ballet.

Janneth decidió dejar atrás su pasado, convirtiéndose finalmente en "Cirene". La reina soberana de la familia Fortescue.

Durante los siguientes meses se dió la tarea de ayudar a Alexander, Dominic y Alison en la busca de Joel, quién seguía sin aparecer.

Luego de semejante escándalo, Joel Coulson se encontraba en la fuga, siendo buscado por todo el continente Europeo.

Su empresa cayó, su familia le dió la espalda, y lo único con lo que contaba era su suerte.

Cirene cambió su estilo de vida, y con ello, las muertes bajo sus manos fueron aumentando conforme pasaban los días.

Y por fin, luego de casi 3 meses de exhaustiva búsqueda, lograron hallarlo.

—Objetivo a la vista —Confirma a través de los auriculares camuflados en su ropa—,  ¿Todos están en sus puestos?

—La policía local viene en camino —Complementa Dominic—. Aunque aun no me cabe en la mente por qué simplemente no lo atrapamos nosotros.

—Porque sería algo muy obvio —Responde Alison—, a la primera persona que culparían por su muerte sería a Cirene y Alexander.

—Y porque debo limpiar mi imagen —Suelta Alexander III acompañado de una carcajada—. Del resto podría encargarme yo mismo.

—Todos atentos a su escape.

Varios uniformados de la policía Alemana empezaron a rodear el perímetro, pero lo que realmente causó la huía de Joel fue notar que alguien lo seguía.

—¡Dom! Va por tu lado —Comenta Cirene antes de levantarse y dejar el té sobre la mesa para empezar a correr—. Alison, es tu turno.

—De acuerdo.

La morena encendió la moto guardada en un estacionamiento del parque para empezar a seguir al sujeto.

El rubio corrió tan fuerte como sus piernas le permitieron, pero su intento fue en vano.

Estaba cara a cara con un guardia, y éste intentó dispararle.

—Joel, baja el arma.

Alexander hablaba fuerte y claro, mientras el rubio giró su cuerpo para encararlo.

—No vas a detenerme.

—Es cierto... —Alexander ladea su cabeza de forma pensativa, para luego... Guardar el arma en su bolsillo—. No puedo detenerte.

—Pero nosotros sí.

Cirene se tomó el coraje y la valentía de aparecer en la escena empuñando un arma, mientras Dominic rodeó por el otro lado.

—Ni siquiera lo intentes.

Alison llegó a impedir un paso de Joel con la moto, mientras los nuevos policías llegaban al lugar.

—Señor Joel Coulson, bajo el poder de la fuerza policial  Alemana, queda usted arrestado.

—No...

—Las manos en alto, Joel.

Al rubio no le quedó de otra más que seguir las órdenes, y dos guardias se acercaron a encadenar sus manos con unas esposas.

—Te desconozco...

—Lo mismo digo —Le encara la rubia—. Pero como siempre suelo decir... Entre más creas conocer a alguien, más cerca estarás de ser apuñalado por la espalda.

Cirene le dió una última mirada de victoria, declarando así que la guerra había terminado.

—Señor Fortescue —Se acerca el líder de la guardia—. Lamentamos lo ocurrido hace varios meses...

—Creo que con esto queda en prueba mi inocencia —Ríe cínicamente—.

—Tal vez... Pero nada me impedirá encarcelarlo si llega a hacer algo indebido.

—Lo único indebido que voy a hacer por ahora es quitarte la ropa al llegar a la Mansión —Le susurró el pelinegro a la pelirroja, provocando que se sonrojara notablemente—.

—Al menos podremos descansar por un buen tiempo —Comenta Dominic, de forma animada—.

—Yo creo que será por un largo tiempo.

O al menos eso era lo que todos anhelaban profundamente.

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