CAPÍTULO 2

<<Vísteme despacio que tengo prisa por volver a desnudarme>>

IRENE X

(POV Sanji)

Aquella noche decidí que fueran las estrellas de tus ojos las que me guiasen a través de la opacidad de tus falsas promesas. 

Estabas desesperado, lo sabía. Pero mi vicio era peor que el tuyo. Y es que yo no era capaz de desquitarme con alguien más que no fuera contigo. Y ya podía intentar convencerme de lo contrario, que aprendí por las malas que las mentiras son como cicatrices en el alma; te destruyen...

Te volví a hacer un hueco entre mis sábanas; entre mis pensamientos; entre mis piernas. 

Mi piel ardía con el contacto de la tuya, y tus labios eran los palos que avivaban el fuego, impasibles. Enrosqué mis dedos en la enredadera de tu pelo mientras tú me arrancabas los suspiros con la habilidad de alguien que no ama por primera vez.

Nosotros lo sabíamos: cerrando los ojos se apaga el universo; pequeño telón para escenario tan inmenso.

Cantamos y bailamos el estribillo de nuestra propia música, vencimos al miedo a odiarnos y seguimos con la boca el compás que marcaban los crujidos de la cama.

Dejaste que te guiara hasta mi boca en medio de tu pequeño mar de lágrimas. Otro beso con el que cavé mi propia tumba.

<< Lo siento >> dijiste, pero el sabor a alcohol te delataba.

Solo me recordaste la repulsión que me inspirabas. 

Tampoco hubiera necesitado catar el licor de tus propios labios. Ambos sabemos que las disculpas nunca han sido lo tuyo.

Habías decidido no hacerte responsable de tus actos; yo había optado por seguirte el juego.

Aquella noche te tejí un par de alas. Sabía que te irías cuando terminase... pero nunca he soportado verte sin volar.

Te lo repito, no sea que ya lo hayas olvidado: si vas a salir de mi vida, solo te pido que una vez que te hayas ido y veas que estoy bien, no te atrevas a volver.

Te lo repito, no sea que me puedan las ganas: bésame.

(POV Luffy)

Los días de lluvia no eran mis favoritos, pero me pasaba las horas mirando aquella bóveda plomiza que describía tan bien el iris de tus ojos.

<< Luffy, concéntrate >> es lo que me decía Zoro cuando me sorprendía divagando sobre la forma en la que tus dedos se desplazaban sobre las teclas del piano. Sutiles movimientos que componían caricias, que inspiraban nostalgia...

Le miraba, le sacaba la legua y volvía a afinar las cuerdas de mi guitarra.

¿Dónde estabas? Una semana sin verte equivalía a una vida sin sentimientos y aspiraciones. Echaba de menos observar las runas de tu piel, el plomo de tus ojos y la sonrisa que solo tú sabías componer.

El instituto se me hacía aburrido, pero sabía que era mejor que deambular por el pueblo en busca de la estela que dejabas a tu paso. Sentía que te habías llevado tus partituras con una parte de mí grapada a ellas. 

Durante los descansos me paseaba por los pasillos del instituto en busca de la tranquilidad que la música ya no me aportaba. Pintaba figuras en las paredes y tarareaba las canciones que me habías metido en la cabeza. 

Aquel día también llovió. Acaricié con monotonía las paredes del pasillo mientras caminaba, dibujando de esa forma mi invisible y desgarradora tristeza. A veces mis pasos me llevaban hasta la biblioteca. 

Aquel día me llevaron hasta el aula de música.

Odiaba las clases de música que se impartían en el instituto; prefería las malas explicaciones de Zoro. Esa era la razón por la que nunca antes había puesto un pie en aquella zona del centro.

Aquel día algo despertó a mi corazón de su asfixiante letargo. Y es que solo la melodía de un piano podía devolverme la felicidad. 

Casi no me di cuenta de que había reducido la distancia que me separaba de la puerta hasta que ya me encontraba sujetando la manivela. Quise suspirar, pero sabía que no me quedaba aire para hacerlo.

<< Tres >> aquella melodía que escuchaba al otro lado me disparó los sentidos.

<< Dos >> ¿por qué estaba tan nervioso?

<< Uno >> no quería interrumpir, solo saber quien era el autor de aquella canción.

Aquel día me atreví a abrir una puerta sin saber qué encontraría al otro lado. Pero no me arrepentí.

Estabas tú.

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