•|Capitulo 2|•

Los orbes rojizos se miran alegres a vislumbrarlo. Kyojuro se siente amenazado, por alguna extraña razón.
Kanronji deja de abrazar al pequeño y se incorpora mejor, sacude un poco los cabellos rojizos y luego observa al rubio flameante, Sin dejar de sonreír.


-Rengoku-San, el es Tanjiro-kun. Será el niño que deberá cuidar así que Porfavor, Llevensen bien.



Kanroji le da una suave palmada al niño, logrando que esté estirara su mano y quisiera tener un porte más serio.



—Mi nombre es Kamado Tanjiro, Agradezco de corazón el que seas mí Perro.




Kyojuro no sabía el porque del afán de llamarlo perro, sin embargo estiró su mano con algo de nervios y así ambos se dieron un apretón de manos suave. El pequeño Pelirojo no pudo evitar sonreír a más no poder y entrar a su habitación, hablando y gritoneando sobre cosas que no llego a entender.


—Estoy más que segura que La señorita Kie no se enojara si hoy vas a tu casa y buscas tus pertenencias. Mañana empezarás tu estadía aqui así que recuerda traer solo lo importante, Este trabajo apenas y te dará tiempo de comer.




Al día siguiente había llegado a primera hora. Mitsuri sonrió al verlo y le dirigió nuevamente a la planta de arriba, donde el día anterior habían estado con aquel niño. Abrió la puerta con suavidad y entonces volteo su rostro para verle mejor, haciéndole una clara señal de que no hiciera ruido.



Eventualmente Kyojuro se dio cuenta porque.





A pasos suaves ambos adultos lograron llegar a otra puerta dentro de aquella habitación, sin llegar a despertar al pequeño que dormía tranquilamente abrazado a las almohadas. Kyojuro no pudo evitar sonreír un poco, comparando al niño con su pequeño hermano Senjuro, A quien...



—Rengoku-san, No se distraiga.


Fue entonces que Kyojuro observo a Mitsuri entrar a otra habitación. Al llegar donde fue entonces que se dio cuenta que había otra habitación dentro de la habitación del pequeño, aquello le era curioso, ¿Dormiría dentro de la habitación como un perro guardián?




—Esta será su habitación. Le pertenecia al anterior Perro de Tanjiro-kun, por ello de que hay muchas cosas que no deberían estar aquí. —Mitsuri pareció decaerse un poco, Observando el lugar. — Puedes tirarlas si quieres, Nadie vendrá a recogerlas.




El aire triste hizo sentir incómodo a Rengoku.



—¡En fin!, ¡Vayamos a...!



Fue entonces que la muchacha pareció darse cuenta de su tono de voz pues había callado repentinamente. Rengoku quiso reirse pero al verla salir preocupada de la habitación no pudo más que seguirla, viéndola suspirar tranquila al ver al niño aún durmiendo.



—Uff...que suerte, Si Él se enterase que Molestamos a Tanjiro seguramente nos cortaría la lengua.




Y con aquello susurrado Mitsuri se dirigió a la puerta, dejando al rubio más intrigado que antes.



Continuará





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