𝟯𝟮. ━ ¿𝐷𝑂𝑁𝐷𝐸 𝐸𝑆𝑇𝐴́𝑁?

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Tanto el grupo de Uma como el de Mal, llegaron a los jardines principales de la escuela, mirando que varias personas estaban en un sueño, no se movían ni hablaban.

—. Todos.. están dormidos..—musito Evie, mirando el lugar.

—. Ben no contesta—dijo Mal.

—. Hugo tampoco contesta—añadió Carlos, buscando entre sus contactos y marcando a otro número, negando cuando no le contestaron—. Ni Helena contesta.

—. No hay señal, Delia tampoco contesta— Jay guardo su celular en el bolsillo de su pantalón—¿Y que haremos ahora?

Mientras que Uma, Gil y Harry, observaban el lugar con bastante curiosidad al sentirse nuevos en Auradon y sus grandes jardines.

—. Oigan... Tienen que ver esto—comentó Uma, llamando la atención de los demás.

Frente a ellos, estaba una de las chicas de la banda hecha piedra, preocupando a todos.

—¡Chico!—exclamó Carlos al mirar a su perruno amigo.

—¡Carlos, Carlos!—habló Chico, llegando hasta él.

—¿Amigo que fue lo que pasó?—preguntó Carlos hacia el perro, tomándolo en brazos. 

—¡Audrey! ¡Es ella la que tiene el cetro! Yo la vi con mis ojos—exclamó el perro.

—¿Ella hizo todo esto?—preguntó Evie.

—¡Si!—respondió Chico.

—. Hay posibilidad de que ella esté en la escuela—comentó Uma.

—. No, si Audrey tiene la corona y el cetro, lo más seguro es que fue por Ben—recalco Mal—. Debemos ir al castillo.

—¿Por Qué te tendría que darte la razón?—Uma miro a la chica.

Mal rodó los ojos—. Porque yo lo digo, andando.

Harry miró a su alrededor al escuchar un chillido, acercandose a un arbustos, al mirar fijamente se encontró con un camaleón asustado.

Con algo de temor, acercó su mano hacia el camaleón, sorprendiendose al ver como el camaleón aceptaba su mano y se subía hasta llegar a su hombro.

—. Ya ven.. Hasta Harry ya hizo un amigo—comentó Gil con una sonrisa.

—. Ese no es.. ¿Flyn?—preguntó Carlos, reconociendo al animal.

—¡Flyn! ¡sabía que estabas por aquí!—exclamó Chico.

—¿Porqué esta lejos de Helena? ¿Chico tu sabes?—preguntó Evie.

Chico negó—. Yo me encontré a Flyn, y estaba con él, más no vi a Helena.

Harry sintió un dolor en su pecho al no saber nada de su rubia, desesperandose cada vez más al escuchar pelear a Mal y Uma.

El chico volteo su mirada hacia el camaleón, rodando los ojos cuando Flyn le saco la lengua burlón y se escondió en uno de los bolsillo de su chaleco.

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Una vez llegando al castillo, notaron como este estaba algo destruido en diferentes partes.

—¿Que tanto pasó?—preguntó Mal, siguiendo a Chico que tenía la misión de encontrar a Ben o Helena.

—. Al parecer hubo una gran pelea, y no nos invitaron—comentó en burla Uma.

La morena pasó su mano por las marcas de garra en una de las paredes—. ¿Tienen una mascota?

—¿Flyn y Chico cuentan?—preguntó Jay.

Chico gruño en enojo, avanzando hacia otro lado y dejando que los demás lo siguieran.

Al pasar por uno de los pasillos, se encontraron con más destrozos.

Harry paró su caminata al sentir un mareo, su mirada buscaba con desesperación alguna señal de Helena.

Dando algunos pasos hasta adentrarse al pasillo, llegando a la puerta y pasando sus dedos por el grabado de sol que la puerta tenia.

Intentando avanzar pero retrocediendo al notar un collar muy conocido para él.

Agachándose y dejando el collar de corazón en su mano.

—¿Dónde estás preciosa?—pregunto en un susurró para sí, guardando el collar en su bolsillo y mirando a Flyn; que había salido de su escondite.

Su corazón dolía y la preocupación aumentaba a cada minuto, respirando entrecortado.

—. La encontraremos..cosa—musitó hacia Flyn.

Volviendo al pasillo inicial y topándose con Uma, que lo esperaba con los brazos cruzados.

—. Muchas cosas pasaron mientras no estuve, pero confiaré en que luego me lo dirás—dijo esta, golpeándolo en el hombro y caminando para que Harry la siguiera.

Harry asintió y siguió a la chica, reuniendose con los demás en un salón lleno de armaduras de caballero.

Entrando todos en esta, quedando Celia con Chico en la puerta.

El silencio reinó en el salón mientras cada uno inspeccionaba las armaduras, siendo Uma y Mal quienes volvían a discutir.

Hasta que uno de los caballeros se movió, asustando a todos en el salón.

—¿Ahora son amigos? Veamos si esto sigue así—habló una voz detrás de la armadura, el cual soltaba un humo rosado.

Las demás armaduras se movieron, poniendo en alerta a todos.

—. Tendremos bastante tiempo aquí—comentó Uma.

—. Ya me di cuenta, así que pelea—añadió Harry, cuidando que Flyn se quede en el bolsillo y no se salga de este.

Watch your back, watch your back

Watch your back, watch your back

We can counter their attack











—. Maldita bola de luz, maldito bosque..—musito Aleksander, irritado por haberse perdido en el bosque.

Sujeto el arco en sus manos, volviendo a encontrarse con la bola de luz.

—. Jodida bola.. ya dime para que me-..—exclamó frustrado, dando un paso hacia la bola pero cayendo en un desnivel de tierra que no había visto.

Terminando por caer en el inicio de un río—. Genial ¿ahora que me mostraras, molesta bola de luz?—preguntó con ironía, levantándose.

La bola de luz volvió a aparecer frente a él, mostrándole el camino hacia una cabaña que estaba en el lago.

Aleksander volteó a mirar a la bola de luz—. Espero sea algo bueno—musitó, levantándose y caminando por el puente dañado que lo llevaría hacia la cabaña.

Toco la puerta de la cabaña, pero esta se abrió, dándole paso hacia la cabaña en mal estado.

Tomando con fuerza su arco, se adentro a la cabaña, mirando con cautela cada cosa del lugar.

—¡Pero mira que guapo!—mencionó una voz.

Aleksander volteó asustado, preparando una de sus flechas, listo para atacar.

—. Oh mierda...—exclamó Aleksander, dando un paso para atrás, tropezando con algo y cayendo en una silla.

Tres siluetas se acercaron a él, dejándose ver con los pocos rayos de luz que quedaban, siendo las tres moiras, Láquesis, Cloto y Átropo.

—¡Es él!—exclamó una.

—¡Cloto cállate!—respondió otra de las siluetas.

—¡Las dos callense mejor!—gritó la última, acercándose más a Aleksander.

El chico se pegó lo más que pudo al respaldo de la chica, mirando como la silueta enfrente a él, era de una vieja con un solo ojo y dientes faltantes, teniendo la piel de un color azulado.

—¡¿Qué son ustedes?!—preguntó Aleksander, intentando levantarse del asiento pero siendo detenido por algunas ramas que se enrollaron en sus brazos y piernas.

—. El pasado, presente y futuro—respondió Cloto, su piel siendo de un color verde, quitándole el ojo a Láquesis para usarlo ella—. Hemos esperado tanto por la profecía.

—¿Que profecía?—Aleksander los miró extrañado—¿De que hablan?

—. En nuestras reglas está el no decir los futuros, pero ahora no hay nadie que nos detenga—explicó la mujer de tez violeta, siendo la más baja de las tres en estatura.

—¡Si no contamos a la reina del mar!—añadió Cloto, recibiendo un golpe por parte de Laquesis—. Que.. no sabemos dónde se encuentra.

Aleksander no supo qué responder ante eso, mirando a las tres moiras enfrente de él.

—¿Y porqué yo?—Aleksander intentó quitarse las ramas sin algún resultado bueno.

—. Porque eres el único que puede viajar entre sueños—respondió Cloto—. Tu poder es único entre los de sangre real.

—. Pero jugaste con la muerte Hunter—hablo Atropo, teniendo ella el ojo—. Y eso te traerá consecuencias en un futuro lejano.

—¡¿De qué carajos se refieren?!—exclamó Aleksander.

—. La salvación de tu hermana de las garras de aquel guerrero que ha perdido a su amada, será la única salvación a tu destino—mencionó por último Atropo—. Tu y ese pirata serán la salvación del sol antes de que sucumba la oscuridad en todo el mundo.

Las tres moiras le soltaron de las ramas, aventándolo por un hoyo que se había formado detrás de él.

—¡Buen viaje y mucha suerte!—exclamaron al unísono.

Aleksander intentó gritar pero nada salió de su boca, y a cada segundo miraba como se hundía más en el hoyo.

Sentía su cuerpo caer, casi adormeciendo por la sorpresa de ser tirado al hoyo.

Cerrando sus ojos y esperando el impacto contra lo que sea que esté al final del hoyo.




















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El hombre miró a los dos pequeños frente a él, sonriendo al ver como estos estaban en sus pequeños mundos.

—. Harry es una copia de Garfio..—comentó Hades, mirando al pequeño de un año.

—. Y Mal se parece a Maléfica—comentó Irvette con burla—. Supongo que mientras crezca se parecerá a ti.

Irvette volteó a mirar a los dos chicos, Mal teniendo el cabello negro al igual que Hades, pero sus puntas eran violetas, mientras que el cabello de Harry era castaño.

—. Magnus y Jeannette siguen dormidos—comentó Hades, pasando su mirada a los dos más pequeños—. ¿Qué harás?

Irvette se encogió de hombros—. Hay cosas que no se pueden cambiar Hades, somos dioses, pero hay algunas cosas que no están en nuestras manos.

—¿Cómo el que Zeus está desquiciado? ¿Y que por culpa de él, yu condenado para la isla?—preguntó en burla, tomando en sus brazos a Mal—. En parte la culpa la tiene él mismo.

—. Zeus solo ve por su beneficio, así como lo hizo por Hércules—mencionó Irvette—. Nosotros lo haremos por nuestros hijos.

—. Pero nuestros hijos no tienen el mismo destinó que el niño llorón—musitó con odio Hades—. Ellos no son reconocidos como semidioses, serán vistos como villanos.

—. No si los criamos con los valores correctos—Irvette tomó a Harry en brazos—. Mal y Harry están a punto de cumplir cuatro años, Magnus va a cumplir tres y Jeannette el año.

—. Te queda poco tiempo, y espero.. mínimo tengas un plan—Hades dejó un beso en la mejilla de Mal, sonriendo cuando la pequeña soltó una carcajada, mirando a su padre.

—. Tengo un buen amigo que ayudará a Killian en el peor de los casos—Irvette dejó que Harry se acomodara en sus brazos—. Digamos que el verdugo de Zeus no le es tan fiel como pensaba.

La mujer miró al dios enfrente de ella, Hades sonreía hacía Mal como si lo peor no estuviera a punto de venir.

Sabía que muchas cosas vendrán no solo para ellos, para sus hijos también, las moiras se lo dijeron.

Podría cambiar el destino de sus hijos, pero sabía las consecuencias de esto, y no se arriesgaría a que su hijo pierda su tesoro.

No eran unos santos, prefiriendo dejar sus puestos como dioses, y enamorarse, aunque bueno, a Hades no le fue muy bien que digamos.

Irvette suspiró, confiando en que Garfio haría todo lo posible para poder cuidar a Harry y Jeannette.

Hasta que el sol llegué en busca de su alma gemela.

Hades asintió—. El hechizo está listo.

Irvette mostró una mueca, asintiendo.

—. Creeme, a mi también me gustaría que nuestros hijos sepan que son familia, pero no es el momento—dijo por último Hades.

Ambos hermanos se miraron, sabiendo que todo lo que hacían era por protección a sus hijos, aun si no era de la forma correcta.

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Abrió con lentitud sus ojos, sin distinguir dónde estaba, lo último que recordaba era la pelea y el destello rodeandola.

Enfocando su vista, se dio cuenta que estaba dentro de una cabaña, el crujido de las ramas en la fogata la alertaron.

Levantándose de donde estaba recostada, sintió su cabeza palpitar, quejándose y volviendo a recostarse.

—. Tranquila, recibiste un golpe muy fuerte—habló una voz de una mujer, acercándose a ella.

Helena jadeo de dolor, encontrándose con la mirada grisácea de la mujer—¿Dónde..estoy?

La mujer sonrió—. Creo que sería mejor que te recuperes antes de decirte.

—¿Quién… eres?—volvió a preguntar Helena, sentándose en la cama con ayuda de la mujer.

—. Llamame Irvette—respondió la mujer—. Toma este Té, te ayudará a sentirte mejor.

La chica tomó un sorbo de la taza, suspirando al sentir que el dolor disminuía a cada segundo—¿Cómo llegué aquí?

—. Es algo complicado de explicar, pero por suerte tenemos algo de tiempo de sobra—respondió Irvette—. Y sé que ese tiempo nos servirá mucho.

Helena asintió, terminando lo que quedaba de Té, procesando todo lo que estaba pasando.

Besos.

—Barbs.

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