𝟮𝟲. ━ 𝑅𝐸𝐺𝑅𝐸𝑆𝑂 𝐴 𝐶𝐴𝑆𝐴

...

—. Eres un bruto—la rubia fulminaba al chico con su mirada.

—. Eso no decias anoche cuando mi...—intento decir, pero las manos de Helena en su boca lo detuvieron.

—¡Shh!—musito está, volviendo a sentir sus mejillas rojas—. Las piernas no me dejan de  temblar Harry.

—. Mejor, así te quedas aquí—comentó Harry una vez que pudo quitarse las manos de la boca, sonriendo al ver a la chica con solo su camiseta cubriendola.

Helena rodó los ojos—. Idiota—susurró, dejandose abrazar por el chico.

—. Así me amas—respondió Harry, acomodandolos en el respaldo de la pared—¿Cuánto tiempo dijiste que tenías aproximadamente?

—. Después de que acabará el baile.. ¡Pero ya es de mañana!—respondió la chica en queja.

Harry rió ante las muecas de la chica—. Bueno, para este punto Aleksander ya debe saber que volviste—comentó, jugando con la mano de la chica—. Mi padre seguramente ya mandó a buscarlo tranquila.

—¿Por qué estás tan seguro?—Helena levantó su mirada, encontrándose con la de Harry.

—. Porque lo acabo de escuchar—respondió.

—. Lamento interrumpir su momento de reconciliación pero.. Aleksander está buscando a la rubia—habló Jeannette a través de la puerta.

Harry suspiró—. Iré a hablar con él, Jeannette te prestara algo de ropa—dijo este, mientras buscaba ropa para él.

—¿Y mi vestido?—preguntó la rubia al encontrar el vestido, notando como este tenía el ziper roto— ¡Harry!

—. No había otra manera preciosa, te veré afuera—el chico dejo un pequeño beso en los labios de la chica mientras salía rápido de la habitación.

Helena bufo—. Mamá me va colgar por esto—susurro para si, doblando el vestido y dejándolo aún lado de ella.

La puerta fue tocada nuevamente, teniendo que levantarse de la cama y acercándose a abrirla, no sin antes tratar de arreglar su cabello.

—. Mi hermano me dijo que te dejo sin ropa—comentó Jeannette sonriendo—. Vaya manera de conocerte cuñada.

Helena asintió—. Si, eso creo..—murmuró con una pequeña sonrisa, tomando el cambio de ropa que la chica le extendía.

—. El idiota de mi hermano esta afuera con el tuyo, no tardes —dijo Jeannette por último.

—. Ay dios..—susurró Helena, cerrando nuevamente la puerta para poder cambiarse.

Se acercó al escritorio de Harry, encontrando varias cosas desparramadas, negó con una sonrisa mientras intentaba acomodarlas.

Sonrió al encontrarse una aguja y un hilo, buscando entre las cosas algo con filo o unas tijeras.

Volteandose hacia el vestido y la ropa que Jeannette le entregó.









—. Más vale que esté completa Hook—hablo Aleksander al ver llegar al chico.

—. Tranquilo cuñadito, primero muerto a lastimarla—dijo Harry, llegando con él—¿Listo para regresar a casa?

—. Ya lo dije, no regresaré a Auradon—respondió Aleksander fastidiado.

—. Ella te va a obligar a que lo hagas—Harry sonrió burlón—. Además, no confío que esté ella sin alguien que la cuide.

—. Esta Marcos, mi hermano, y seguramente los otros amigos de ella—Aleksander pasó su mano por su cabello.

—. Aun así, no confío en alguien más que tu para cuidarla—Harry lo miró por última vez—. ¿Qué harás con Hans?

—. Mantenerlo con vida, se muy bien que hay muchas cosas que él no quiere decir—respondió este.

—. Mi padre podría poner a unos marinos a vigilarlo—comentó Harry—. Yo podría encargarme de la isla mientras tu no estas.

—¿Qué diría Uma sobre esto?—preguntó el chico a su lado.

Harry se encogió de hombros—. Después de la pelea desapareció, Gil y yo somos quienes hemos estado cuidando las embarcaciones.

Aleksander alzó su vista de sus zapatos al escuchar unos pasos acercándose, golpeando a Harry en el estómago para que volteara al mismo lugar que él.

Ambos chicos sonrieron al notar a la rubia acercándose a ellos, siendo rodeados por los brazos de este.

—. Los quiero...—musitó la chica, subiendo sus manos a la cabellera de cada uno y acariciándolos.

Los dos chicos sonrieron pero antes de que alguno pudiera pronunciar alguna palabra, Helena los tomó del cabello.

—¡Idiotas! !¿Pelearon entre ustedes?!—preguntó jaloneandolos.

—¡Lena, espera!—exclamó Aleksander en queja.

—¡Tesorito, déjanos explicarte!—pidió Harry.

—¡Los dejé casi dos días! ¡Y ya se querían matar!—exclamó, soltandolos y cruzándose de brazos.

Harry sonrió ante la vestimenta de ella, notando como ella habia cortado su vestido, usando el corset negro, las botas y la chaqueta de Jeannette.

—¡Harry empezó!— respondió Aleksander señalandolo.

—¡¿Yo?! ¡Tú diste el primer golpe!—exclamó Harry.

Helena rodó los ojos, pellizcando a cada uno—. Vuelvo a verlos pelear e iré en busca de un maldito sartén.

Ambos chicos tragaron en seco ante la mirada enojada de la rubia.

Jeannette reía ante la escena enfrente a ella, la chica apenas llegaba a la altura del cuello de ambos chicos, habia sido buena idea contarle sobre lo que hicieron esos dos.

❈──────•°•°•❀•°•°•──────❈

—. Alek, por favor—pidió Helena, interponiéndose en la puerta para que su hermano no salga.

—. Lena, ya tome mi decisión—Aleksander suspiró intentando no hacerla llorar.

—. P-Pero... Mamá y Papá, te extrañan.. Todos lo hacemos—dijo la chica—. Te perdí por mucho tiempo, quiero a mi hermano de vuelta a mi lado.

Aleksander apretó los labios—. Lena. La isla es mi hogar, Auradon también..

La chica tapó su rostro con sus manos, intentando que sus sollozos no se escucharan.

El chico se acercó a la chica, pensando en su decisión final—. Quiero regresar—admitió, abrazándola—. Pero hay muchas incógnitas de cómo fue que llegué aquí.

—. Podemos buscar respuestas en Auradon, nada lo impedirá—comentó la chica entre sollozos.

Aleksander gruño—. Bien, ire a Auradon con la condición de que Ivy y Klaus también vengan—respondió.

La rubia paro su llanto, sonriendo ante sus lágrimas de cocodrilo mientras que Aleksander negaba con una sonrisa, al darse cuenta de la pequeña manipulación de su hermana.

—¿Estarás conmigo y ellos?—preguntó Aleksander.

—. Por la garrita de Jabberwocky—respondió Helena, alzando su meñique.

—. Por la garrita de Jabberwocky, pero.. ¿Y Harry?—preguntó de nuevo, ladeando su cabeza confundido ante lo que tengan su hermana y Harry—¿Son...

—. Promesas—Helena tomó el collar entre sus manos, mostrándolo a su hermano—. Ya hable eso con él, ahora, a arreglar tus cosas.

—. De hablar con él, te refieres a que estes toda temblorosa de las piernas ¿no?—Aleksander se dejó guiar por la chica hasta su habitación.

—. Puede ser—Helena sentía sus mejillas rojas.

[...]

—¡Klaus apurate!—exclamó Ivy, abrazando a la rubia—. Gracias rayito.

—. No podía dejarlos aquí—Helena sonrió hacia la chica—. Auradon te va a encantar.

—. Ya está todo listo—dijo Alek, terminando de acomodar las cosas de los tres en la cajuela junto a Klaus.

Helena asintió—. Yo manejare—tomó las llaves en sus manos, mientras que sentía la mirada de los tres chicos—¿Cómo creen que me regrese?

—. Soy muy joven para morir—musitó bromeando Klaus, recibiendo un golpe por parte de Ivy—. Lo tenía que decir.

La pelirroja negó, subiéndose al auto junto con Klaus.

—. Cinco minutos—dijo Aleksander, subiendo al auto.

Helena asintió, notando la figura de Harry cerca de ellos.

—¿Seguro que no quieres venir?—preguntó la rubia abrazandolo.

—. Sé que habrá mucho revuelo con la llegada de tu hermano preciosa, esperaré mi momento—respondió este, dejando su mano en la mejilla de la chica—. Además, se que encontraras la manera de volver a mi.

Helena sonrió, sus labios volviéndose a unir—. Te amo.

Harry sonrió—. También te amo.

—¡Ya pasaron los cinco minutos!—gritó Aleksander—¡Ivy!—musito al ser golpeado por la chica.

—. Suerte preciosa—dijo por último Harry, dejando a la chica regresar al auto.

Ignoró el pequeño dolor en su pecho al ver como el auto se alejaba y la barrera se volvía a cerrar.

—. Ella estará bien—susurró tranquilizandose.


















—¡Todo este lugar es tu hogar!—exclamó Klaus, mirando los jardines del castillo Corona.

—. Si bueno, solo has visto la parte frontal—comentó Helena, estacionando el auto.

—¿Las casas del árbol? ¿Todavía..—preguntó Aleksander, sintiéndose algo extrañado al volver a su hogar.

—. Todavía están, nunca las quitaron—respondió Helena—. Vengan, deben estar en el salón principal.

—¿Cómo estás tan segura?—preguntó Ivy, caminando a la par de la rubia.

—. Es mediodía, hora del postre de mamá—respondió la chica.

Los cuatro chicos caminaban por los pasillos, aun sin ningún guardia por estos.

Al doblar en dirección hacia la puerta del salón principal, fueron detenidos por Marcos.

—. Tenias que volver anoche, mamá y papá están...—hablo, notando las tres figuras que acompañaban a Helena—. Preocupados.. Alek...

—. Marcos—Ambos hermanos se miraban.

Ivy jalo a Klaus hacia un lado, este iba a quejarse, pero el cuerpo de Marcos llegó hacia el de Aleksander, abrazandolo.

—¡Estás aquí! ¡Carajo!—exclamó el mayor apretando al chico entre sus brazos.

—. Yo también te extrañe Marcos—respondió Aleksander, sonriendo entre lágrimas.

—. Yo dije que no iba a llorar—comentó Klaus, limpiándose las lágrimas.

—. Pense que no aceptarías volver—Marcos, se alejó levemente, mirando a su hermano.

—. Si bueno, digamos que nuestro sol es quien me convenció de volver—Aleksander acercó a la rubia al abrazo de los tres.

—. No fue nada—respondió la chica—. Tenía que traerte de regreso.

—. Niños porque tienen tanto...—hablo Eugene, quedándose paralizado al ver a sus tres hijos—. Relajo..

—. Me imagine todo—comentó Marcos, mirando a su padre caer inconsciente enfrente de ellos—. Menos que papá se desmayara.

Los tres chicos se acercaron rápido al cuerpo de su padre, teniendo que abrir la otra puerta, llamando la atención de Rapunzel.

—¡Niños!—exclamó está, levantándose de su silla y acercándose, encontrándose con la mirada azulada de Aleksander.

Aleksander sintió su labio temblar, la mano de Rapunzel subiendo a su rostro y acariciándolo, temiendo que sea una simple ilusión.

—. H-Hunter.. Mi Luna... Mi niño... —musitaba Rapunzel, llorando al tocar el rostro del chico—. E-Estas... Aquí.

Aleksander asintió, soltándose a llorar mientras abrazaba a Rapunzel—. Mamá...

Rapunzel pasó sus brazos por el cuerpo del chico—. Mamá está aquí, aquí está cariño.

Los sollozos de Aleksander eran lo único que se escuchaba en el salón, Ivy y Klaus prefirieron quedarse en el pasillo mientras que Marcos y Helena trataban de despertar a su padre.

El chico enterró su rostro en el cuello de su madre, sintiendo como Rapunzel acariciaba su cabello y le dejaba llorar.

Sabía que su hijo lo necesitaba, necesitaba saber que su madre le seguía amando.

—. Que paso.. mi cabeza..—dijo entre quejas Eugene, despertando del desmayo y siendo ayudado por Marcos a levantarse—. Creí haber visto a Aleksander con ustedes dos.

—. No es una broma Eugene—hablo Rapunzel, teniendo aun a Aleksander abrazado.

Eugene sintió que se volvería a desmayar pero Helena lo tomó de la mano, acercándolo a Rapunzel y Aleksander.

Aleksander se alejó del abrazo con Rapunzel, quedando al lado de Helena.

Eugene aún no pronunciaba alguna palabra, subiendo sus manos a los rostros de Helena y Aleksander.

—. Mis pequeños, están juntos..—musito abrazando a ambos, siendo correspondido por estos.

Rapunzel jalo a Marcos al brazo familiar, quedando los cinco abrazados hincados en el piso.

Pequeñas risas, lágrimas y besos, la familia volvía a estar junta de nuevo, como siempre tuvo que ser.

La luna regresó al camino iluminada por el sol y señalado por la estrella.

❈──────•°•°•❀•°•°•──────❈

—¿Seguro que quieres entrar?—preguntó la rubia a su mellizo.

Ambos en la habitación que compartieron de niños.

Aleksander asintió—. Quiero hacerlo.

—. Bien—Helena tomó la mano de su hermano, después de abrir la puerta y entrar.

Las paredes tapizadas de lunas, estrellas y soles, juguetes, colores, peluches y demás cosas seguían iguales, la mayoria de los muebles estaban cubiertos únicamente con mantas de color blanco.

—. Todo está como si no hubiéramos vuelto a pisar aquí—comentó Aleksander, tomando un porta retrato de una de las mesas.

Una foto donde salían los dos en su cumpleaños número cuatro, ambos tenían un gorro de cumpleaños y betún embarrado.

—. Y eso pasó—respondió Eugene entrando a la habitación con ellos—. Tu pérdida fue muy dolorosa para mi y tu madre, el perder a uno de nuestros niños, fue lo peor.

—. Pero se que de ahora en adelante, todo estará bien—limpio unas cuantas lágrimas de su rostro, acercándose a ambos—. Y esto, les pertenece.

De su bolsillo sacó dos brazaletes muy conocidos para ambos—. Los guarde y cuide para el momento en que estuvieran reunidos de nuevo.

Los mellizos dejaron que su padre les pusiera el brazalete en cada muñeca, sonriendo al notar las iniciales de ambos junto con el dibujo del sol y la luna.

—. Se que por el momento no querrás que el reino sepa de tu regreso, tomate el tiempo que necesites para eso hijo—habló hacia Aleksander, revolviendo su cabello.

—. Y tu caramelito—musito volteando a mirar a su hija—. No vuelvas a darme un susto así—pidió, pellizcando la mejilla de la chica.

—. Su madre nos espera, vengan.

Ambos mellizos rieron, tomándose de las manos mientras seguían a su padre.

—. Juntos..—musito Helena.

—. Hasta el fin de los tiempos—respondió Aleksander, sonriéndole.


El reencuentro de familia es uno de los que más me hace chillar.

Barbs.

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