7. Cuidados por parte de Jaemin
warning: trío/masoquismo/bondage/Aftercare.
no leas si sabes que no te gustará.
Renjun tenía una palpitante emoción en el pecho y aquella punzada placentera de nervios en el estómago que se le formaba cada vez que estaba ansioso, porque esa tarde sí que lo estaba.
Tenía muchas ganas de ver a Chenle luego de la llamada que habían tenido, pero no sólo era eso.. Porque debía admitir que también tenía ganas de ver a Jaemin.
Estaba demasiado impaciente mientras cruzaba la sala de juegos del hotel hacia las áreas libres, sabía que lo estaba. Y por supuesto que se repetía que debía calmarse, sacarse los sentimientos, los nervios y todo lo que lo pusiera en evidencia, porque era hora de pensar un poco con la cabeza de arriba.
Bien, Jaemin le atraía. Le interesaba.
Pero debía concentrarse en Chenle por ese momento, y luego de que todo terminara con él, tal vez podría hacerse un espacio para Na Jaemin.
No era para tanto, no era la primera vez desde que había llegado al hotel que estaba indeciso sobre a quién follarse.
Sólo era eso, listo. Luego todo acabaría y Jaemin, Chenle y él, todos seguirían por su cuenta.
Entonces lo vio a lo lejos, montado en su carro de golf con las manos descansado sobre el volante, riéndose de algo que Jisung, a un costado del carrito de golf, le estaba diciendo con una media sonrisa.
Chenle era muy guapo, demasiado. Sus ojos felinos atrapaban, su voz grave era exquisita y a Renjun le fascinaba su piel.
Entonces se acercó en un paso lento, sonriendo de medio lado mientras seguía escaneando con la mirada a Chenle.
Fue Jisung quién notó su presencia primero, intentando fingir que no se sentía afectado por la falda blanca deportiva que llevaba Renjun ese día caluroso. Pero lo supo disimular muy mal, porque Renjun notó su mirada brillante y sonrió con ganas, pícaro.
—Hola, llegas tarde —lo saludó Chenle, volteando a verlo en cuanto también se percató de su llegada, sonriendo levemente—. Te ves muy bonito.
Renjun lo miró a los ojos de manera cómplice, Chenle correspondiendo.
Renjun supo, por la manera en la que se observaban en ese momento, que ambos estaban reviviendo todas las cosas que se habían dicho, y que muy bien serían capaces de abandonar los planes con los chicos e irse a pasar el día completamente solos.
Pero podían esperar sólo un poco más.
—Hola, Lele. También te ves bien —le sonrió amistosamente, para luego llevar su mirada a Jisung—. Hey.
—Hey, cariño —Jisung le guiñó un ojo—. ¿Me pasas tu teléfono? Tenemos una política de nada de aparatos electrónicos durante nuestras tardes de tenis.
—Oh, claro. No será un problema.
Renjun no lo pensó mucho y buscó su móvil, extendiéndolo hacia Jisung sin borrar su sonrisa.
Jisung le lanzó un beso en cuanto tuvo su móvil, haciéndolo reír un poco.
—Estoy guardando los teléfonos de todos —le explicó—. No creas que te la estoy montando a ti, ¿vale?
—No pienso eso —le aseguró Renjun, agradable—. Hablando de los demás, ¿dónde están?
Ahora el pelirosa posó sus ojos sobre Chenle, quién le hizo un gesto de que no se preocupara.
—Todos ya están en la pista de tenis, Jisung y yo decidimos quedarnos a esperarte —le indicó con la mano que subiera a sentarse a su lado, ladeando una sutil sonrisa—. Ven aquí, nos vamos.
Renjun subió enseguida, enganchando su brazo al de Chenle con una amplia sonrisa.
—Los seguiré desde mi carrito. —se despidió Jisung, dándole un golpecito al techo del carro de golf, para luego lanzar un besito a Renjun nuevamente, y finalmente retirarse.
Chenle y Renjun se miraron a los ojos desde aquella corta distancia, y fue Renjun quién cortó el pequeño espacio y besó los labios de Chenle con esmero, despacio y pacientemente.
Chenle lo tomó de la nuca, profundizando el beso. Entonces Renjun suspiró, tomándolo de los cabellos, demandante.
—¡Oigan, ahora no! —les gritó Jisung desde su carrito.
Entonces ambos rieron en medio del beso, y finalmente Renjun se separó, dejando una mordida en el labio inferior de Chenle como despedida.
—¿Estás listo? —le susurró Chenle.
Y Renjun asintió.
Pero no tenía idea de todos los sentimientos que iba a experimentar ese día.
Okey, jugar al tenis con esos seis hombres fue más divertido de lo que Renjun podría haber creído.
Jeno era un flojo al que le reclamaban por hacerlos perder siempre, cosa que hacía reír a Renjun sin parar.
Donghyuck le tenía miedo a la pelota, o eso parecía.
Jisung parecía más interesado en hacer reír a todos, hacer comentarios sarcásticos y joderle la paciencia a Jaemin, que en jugar.
Chenle y Mark sólo querían conversar con Renjun, porque estando en el equipo con él, no podían evitar sacarle temas y hacerle un montón de preguntas para conocerlo mejor.
Y Jaemin era demasiado competitivo, llenándose de frustración consigo mismo y los demás cuando perdía, haciendo que sus hermanos, que estaban en su equipo, se burlaran de él sin parar, haciendo a Renjun reír también.
Y ver ese otro lado de los hombres, por primera vez hizo a Renjun sentirlos más humanos. Más cercanos.
Así que la pasó demasiado bien, riendo un montón con todos.
Incluso cuando lo golpearon en la nariz con la pelota, se rió demasiado porque pudo escuchar a Jaemin discutir con todos, hasta quiénes no tenían la culpa, de que debían tener cuidado.
Y entonces, divertido, Jisung se acercó a besarle la nariz, lo que hizo sonreír a Renjun plenamente satisfecho.
Fue uno de sus mejores días en el hotel, y no necesitó de sexo para eso.
Sólo le hubiera gustado llegar a sentirse tan cercano a Jaemin como le pasó con los demás, pero lamentablemente no fue así. Tal vez un poco, pero no al punto de cómo ocurrió con los otros cinco hombres.
Jaemin, al principio, se la pasó ignorándolo. Evitaba dirigirse a él directamente y no lo miraba tanto como usualmente ocurría, no hubieron de sus típicas batallas de miradas, y Renjun se sintió demasiado confundido.
Creyó que Jaemin estaba enojado con él por cómo se comportó más temprano.
Tal vez lo estaba castigando, alejándose.
Y a Renjun no le gustó para nada.
Se le formó una sensación amarga que se iba cuando bromeaba con Donghyuck y Mark, pero volvía cada vez que miraba a Jaemin.
Entonces, cuando iban saliendo de la pista de tenis, todos sudando y tomando de sus botellas de agua, Renjun decidió que iba a averiguar si realmente Jaemin estaba enojado.
—¿En serio tenías que lanzarme la pelota a la cabeza por no saber jugar? Me estabas discriminando, Mark —bromeaba Jeno, riéndose de una manera curiosa a la vez que golpeaba divertido el pecho de su amigo.
—¡Fue sin querer! ¡Lo dije mil veces! —se defendió Mark una vez más, indignado.
—Se enoja, ¿vieron eso? —lo siguió molestando Jeno—. Yo debería estar enojado.
—Nah, ¿qué pasa si tu cabeza fue la que le pegó a la pelota de Mark? —intervino Donghyuck, haciendo que Jeno y Mark lo mirasen de mala manera.
—Callate, Haechan —rió Chenle, que caminaba abrazado a los hombros de Renjun y estaba observando a sus amigos con una sonrisa en los labios—. Oye, Jisung. Ve por nuestros teléfonos.
—Están en los lockers de los vestidores para hombres. Voy a tomar una ducha rápida y se los traigo. —contestó Jisung, cargando con un bolso de gimnasio en su hombro.
—También voy a ducharme. Odio este sudor. —se quejó Jeno, pasándose un pañuelo por el cuello, con sus labios entre abiertos que llamaban la atención de Renjun.
Entonces Renjun vio cómo los tres hermanos Na, tras una mirada en señal de adiós, se desviaban hacia otro camino empezando una conversación que Renjun no pudo entender.
Y no lo pensó mucho para decidir irse con ellos.
—Chenle. Mi bolso —pidió, alejándose del chico, extendiendo la mano e intentando no verse tan impaciente—. Gracias por haberlo sostenido, es caballeroso. Pero puedo hacerlo solo.
Chenle sonrió, viéndose tan encantado como siempre que Renjun le mostraba actitud, devolviéndole el bolso enseguida.
—Voy con los Na. Quiero ducharme lo más pronto posible. —le dijo apresuradamente, colgándose el bolso al hombro—. Me vienes a buscar cuando termine, ¿sí?
Chenle amplió su sonrisa, con su mirada llenándose de burla.
Parecía que Chenle sabía cosas que él no, que se podía dar cuenta de los pequeños detalles que escondía Renjun en lo más oscuro de su mente.
—Ellos cierran los vestidores para que sean exclusivamente para ellos cada vez que hacen algún deporte aquí, pero no te han invitado a ir, Renjun —lo retó Chenle con la mirada, pero no estaba enojado.
—No necesito invitación y lo sabes —rió Renjun malvadamente, para luego mirar hacia Mark y Donghyuck—. Gracias por este día, chicos. Me divertí.
—¿Cenas con nosotros hoy? —entonces le preguntó Donghyuck, viéndose esperanzado—. Vamos por la noche a comer en el restaurante del último piso nuevamente.
—Sería bueno que nos acompañaras. —añadió Mark, mostrando su encantador hoyuelo al sonreír.
—Claro. Lo haré, chicos. ¡Debo irme!
Les contestó con prisa, sonriendo a los tres presentes como despedida, para luego darse la vuelta y echar a correr para alcanzar a los hermanos Na.
Por suerte era buen corredor.
—¡Sungie! —lo llamó por impulso, luego queriéndose golpear a sí mismo por dejar que se le escapara el apodo.
Jisung volteó a verlo enseguida, luciendo muy sorprendido. En un buen sentido, pues parecía feliz.
—Oh, cómo eres de tierno, Rennie —sonriendo dulcemente, Jisung le apretó las mejillas en cuanto lo estuvo en frente, obligándolo a hacer una boquita de pato demasiado tierna, que hizo reír a Jeno fuertemente—. Tan lindo.
Renjun lo empujó lejos, sonrojándose y riendo levemente.
—¿Me llevan con ustedes? —les preguntó, señalando su bolso con el dedo.
Jeno aceptó enseguida, pasándole el brazo por la cintura.
—Claro, cariño. Eso no es pregunta. Lo nuestro es tuyo, así que tienes todo este hotel para ti. —lo besó en la mejilla Jisung, también rodeándole la cintura con su brazo.
Jaemin sólo lo miró de reojo, permaneciendo en silencio y reanudando su paso enseguida.
Renjun también pasó cada brazo por la cintura de ambos hermanos, sonriendo con satisfacción por lo bien que ya se sentía la idea de tenerlos a ambos para él.
Y ahí estaba el problema.
No sólo quería a Chenle y Jaemin.
Porque también quería a Jeno y Jisung.
—"Todo lo nuestro es tuyo." —se carcajeó Renjun—. ¿Así es cómo conquistan hombres?
—Al único hombre que queremos conquistar eres tú. —le siguió la corriente Jeno, acariciándole la cintura un poco.
—¿Qué hay del chico del ascensor? —indagó, ladeando una burlona sonrisa—.¿Es novio de los tres?
Entonces finalmente tuvo la mirada de Jaemin encima, así que le sostuvo la mirada sin dejar de sonreír con coquetería.
—Verás, Renjun... —susurró Jisung en su oído, metiendo su mano por debajo de la camisa de Renjun para acariciarle la espalda—. Con ese chico tenemos una relación donde los tres somos sus dominantes, y él nuestro sumiso. Pero no somos sus novios.
Renjun se tensó al sentir las uñas de Jisung rasgar en su columna, teniendo escalofríos inevitablemente.
—Normalmente mantenemos este tipo de relaciones abiertas con diferentes personas, pero... —esta vez fue Jeno quién susurró en su oído, llevando su mano libre al cuello de Renjun, haciéndolo quedar sin aliento por un momento cuando imaginó que lo tomaría de este sin más, pero al final sólo acariciándole con sus dedos en la zona, causándole que tensara el abdomen e intentara seguir caminando y disimulando sus reacciones a la vez—. Llevamos bastante tiempo con él ya, estamos llegando al final.
Renjun sintió la pesada mirada de Jaemin.
Ahí fue cuando cayó en cuenta que estaban en un lugar público y toda su cara de puso roja, incluso sus orejas lo hicieron.
Y tragó saliva fuertemente cuando hizo contacto visual con Jaemin y lo vio ahí, demasiado serio, con sus cejas fruncidas. Era tan, tan perfecto para ser real.
Na Jaemin... Su nombre resonó en la cabeza de Renjun de manera tentadora.
—Estamos bastante interesados en ti, Renjun —le decía Jisung cuando ya estaban ingresando a los vestidores, mordiéndole la oreja suavemente—. ¿Tú qué dices?
Ante esa pregunta, Renjun sintió a Jisung sacar su mano y alejarse para mirarlo fijamente, esperando por una respuesta.
Jeno se puso detrás de él, tomándolo de las caderas para pegarlo a su cuerpo.
Renjun sintió el pecho de Jeno contra su espalda y cómo este apoyaba el mentón en su hombro.
—¿Jaemin? ¿Tú qué piensas? —habló Jeno, sus palabras sonando cerca del oído de Renjun y las vibraciones enviando escalofríos a su cuerpo.
Sí, Renjun exactamente estaba queriendo que todo terminara así, desde el momento en que corrió detrás de los hermanos para alcanzarlos.
Era un hombre que sabía lo que deseaba.
E iba a conseguirlo.
—Yo no hago las cosas de esta manera —negó con la cabeza Jaemin, su voz escuchándose severa—. No sin hablar cómo es debido de esto. No cuenten conmigo.
Renjun se atrevió a mirarlo, llenándose de nervios al verlo ahí, quitándose la camisa.
Lo deseaba a él más que a cualquier otro hombre que lo rodeaba, pero no podía decirle.
No se lo podía expresar.
—No, no estoy interesado en estar involucrado con nadie sexualmente por más de una vez. Me aburriría mucho —confesó Renjun, sintiendo las caricias de Jeno en su vientre, queriendo pensar claramente—. Y no se me daría bien entregar mi poder a nadie.
—Está bien, cariño. Lo entendemos —asintió Jisung, sonriendo—. De verdad me gustas, de todos modos. Y quería que lo supieras.
Jeno detuvo sus caricias, dejando un beso en los cabellos de Renjun que lo hizo suspirar, para así apartarse enseguida.
—Debíamos preguntar —se rió Jeno, sacándose la camisa para dirigirse a los Lockers.
Renjun tomó una gran bocanada de aire, llenándose de valor para decir lo que tenía en mente mientras observaba a Jisung también quitarse la camisa.
—No querría ser de ustedes por mucho tiempo, pero por hoy... —comenzó a hablar, decidido—. Sí quiero.
Eso marcó su destino inmediatamente.
Sus amantes siempre lo dejaron satisfecho.
Siempre fueron suficiente.
Pero Jisung y Jeno no eran sólo suficiente, eran mucho más de lo que podría haber imaginado.
Se preocupaban tanto por su placer, que era una de las experiencias más grandiosas que Renjun había tenido.
Jisung entre sus piernas, besando y mordiendo sus muslos, dejando marcas que ardían, pero sentir ese ardor aumentaba las olas de placer.
Manos en su abdomen, pecho. Besos húmedos por cada lugar de su piel, perdía la cabeza y sólo se entregaba a las sensaciones.
No se detuvieron hasta llevarlo a un punto de quiebre de placer.
Ambos turnándose para estar dentro de él, amarrando sus muñecas para tenerlo indefenso, rendido ante el placer, sus amos por ese día, y gemir ambos nombres por más.
Sentía que todo su cuerpo ardía.
Las palabras que Jisung le susurraba estando dentro de él mientras le golpeaba el trasero fuertemente, lo estimulaban demasiado bien.
Y entonces se encontró a sí mismo sollozando de lo bien que se sentía, cuando Jeno también entró en él, tomándolo del cabello con fuerza, haciendo que gimiera tan alto como nunca, por el dolor y la satisfacción, su gemido terminando en una temblorosa risa que se debía al placer.
Estando en el suelo, ya sus rodillas dolían por la posición en la que se encontraba.
No podía sostenerse con sus manos al tenerlas atadas, pero ya sus rodillas no daban más, así que estaba seguro de que tampoco lo sostendrían por mucho tiempo. Estaba al límite del placer y su cuerpo lleno de dolor se estaba desmoronando.
Jeno y Jisung parecieron notar su cansancio.
Así que todo se detuvo por un momento, ambos hombres salieron de su interior y Renjun no pudo evitar lloriquear como un caprichoso, exigiendo en gemidos más, que lo hicieran nada finalmente.
Sus manos fueron liberadas.
Jeno lo cargó consigo a la banca en medio de los Lockers, y Renjun pudo ver a Jaemin asomarse un momento desde el pasillo siguiente, inexpresivo pero con un intenso brillo en los ojos.
—Oh, él estaba escuchando todo.
Y Renjun gimió fuertemente cuando hicieron contacto visual, totalmente descarado sin importarle una mierda.
Jeno se sentó con Renjun encima suyo, pegando su pecho a la espalda del chico y sosteniendo sus caderas para empujar su miembro adentro, sacándole otro agudo y celestial gemido a Renjun.
Jeno empezó a mover sus caderas enseguida, moviendo con las manos que tenía en las caderas del pelirosa, el cuerpo de Renjun de arriba hacia abajo a su antojo, haciéndolo desenfocar su vista producto del placer, mordiendo su labio inferior con fuerza hasta hacerlo sangrar.
—Nuestro Renjun, bonito príncipe mimado, ¿te está gustando ser consentido por nosotros? ¿te gusta este tipo de atención? —le habló Jisung, riendo de manera burlona al tomar a Renjun del mentón para obligarlo a que lo mirara—. No eres un chico tan bueno, ¿no es así?
Con sus cabellos revoloteando cuando saltaba por cada embestida de Jeno, Renjun lo miró con sus ojos llenos de lágrimas.
—¿Por qué no respondes a nada de lo que digo, eh? —lo regañó Jisung, concentrado en la gota de sangre que se deslizaba por sus labios, pegando fuertemente en el muslo de Renjun, repetidas veces con su mano libre—. ¿Por qué no te mueves para Jeno? Muevete para él, Renjun. Hazlo ante mi mirada.
Renjun saltó, intentado hacer su mayor esfuerzo. Teniendo la necesidad de darle todo a sus amos.
—¡Jisung! —gimió su nombre, no queriendo parar de llamarlo en alaridos nunca jamás, hacerlo una y otra vez sin final—. Jeno, sí, sí. Sí.
Jeno gruñó en su oreja ante esos gemidos, sintiendo a Renjun saltar con rapidez, jadeando casi sin aliento, porque estaba muy cansado, pero podía mover sus caderas en una danza diabólica para Na Jeno, porque quería darle hasta la última gota de la fuerza que le quedaba hasta ya no tener nada.
—Quieres esto, Renjun. ¿No es así? Te gustaría pertenecernos, que nos hundiéramos en ti todo el tiempo y empujaramos con fuerza —le susurró Jisung, mirándolo intensamente—. Pidelo y podrás tenerlo, bebé.
—Jen- ¡Ah! Oh, Jeno —lloró, asintiendo con la máscara de sus pestañas ya corrida, deslizándose en sus mejillas—. Jisung, por favor...
—Está bien, cariño. Todo está bien. Puedes venirte para nosotros. —besó su boca, con una precisión que dejó a Renjun viendo las estrellas.
—Q-Quiero ser de ustedes. —soltó Renjun entre otros balbuceos imposibles de entender.
Con Jisung azotando sus muslos y masturbando sus miembros juntos, él saltando hasta sentir que podría llegar a la inconsciencia entre miles de balbuceos que se debían al delirio en el que estaba, Renjun llegó a su orgasmo temblando sin control alguno, gritando el nombre de Jisung y Jeno con fuerza.
Jisung llegó enseguida tras terminar el orgasmo de Renjun, uniendo su boca a la de Renjun en un beso brusco y sin sin cuidado, loco y descontrolado.
Jeno siguió empujando cuando Renjun ya no pudo más, lo que le ocasionó espasmos a Renjun que lo hicieron retorcerse con violencia.
Cuando todo terminó, Renjun se sentía demasiado complacido.
Se sentía pleno.
Pero también muy débil, pues estaba tan cansado como nunca antes.
Intentó mantenerse de píe, pero sabía que no podría.
Y agradeció cuando, de un momento a otro, Jaemin apareció y lo cargó sin decir nada, llevándoselo a las duchas para dejar a Jeno y Jisung atrás.
Jaemin lo bañó siendo cuidadoso, dulce. Atendiéndolo sin dobles intenciones, con ternura.
Renjun cerró sus ojos y dejó que Jaemin besara y acariciara las marcas que Jeno y Jisung habían dejado, sin dobles intenciones.
Dejó que lo sostuviera y lavara su cabello, no preguntando la razón por la que lo hacía, porque todo su cuerpo sentía que ese era su lugar correcto.
No hablaron hasta que Jaemin lo envolvió en una toalla y lo llevó entre sus brazos hacia donde estaba su bolso.
Entonces Renjun no quería que el momento terminara aún.
—Auch. —fingió sentir dolor cuando Jaemin lo apretó en sus brazos, manteniendo los ojos entrecerrados.
Entonces Jaemin lo acarició completamente, en sus muñecas, mejillas y deditos. Besó sus párpados y nariz, le alisó los cabellos suavemente. Era el verdadero paraíso Na.
Renjun lo miró a los ojos atentamente, abrumado, con el corazón completamente lleno, y de la nada fue tan consciente de lo sensible que se sentía.
—Jaemin... —pronunció su nombre con cierta necesidad—. ¿Estabas enojado conmigo? No quiero que estés enojado conmigo, yo no-...
—Shh, mon amour. Yo nunca me voy a enojar contigo —le susurró con voz suave—. No te preocupes por nada.
Renjun suspiró.
—Gracias, Jaemin. —le dijo de manera significativa.
Y los cuidados de Jaemin eran lo que se había sentido mejor de toda esa experiencia.
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