Capítulo 16. El Aquelarre, la fiesta de los brujos.

"Brindo para que los enemigos mueran ante mis pies, después del perdón serán torturados en el patíbulo de los remordimientos."

Precipitadamente, un terrible escándalo destruyó el silencio hasta dejarme atónito, ¿Qué es eso? ¿De dónde viene ese escándalo? ×Me detuve a pensarØ. Se escuchaba un espeluznante orfeón femenino que hacía taparme los oídos, inquieto y apresurado, corrí rápidamente hasta que llegué de nuevo al centro de la encrucijada.

¿Dónde están los caminos? ×Me pregunté, ofuscadoØ ¡Los caminos de la encrucijada habían desaparecido! ¡No sabía a dónde ir! ¿Es esto una trampa? ¿Acaso es esto la traición de la que hablaba el demonio? ¡Qué carajo! De inmediato, un extraño camino se iluminó y de repente había cambiado mi entorno, ¿Qué está pasando? ×Susurré, ansiosoØ, la encrucijada desapareció y tan pronto que cerré los ojos aparecí en una inmensa cueva en la que tenían una gran estatua de mi imagen, había mujeres desnudas que danzaban a la redonda de la misma, los hombres tocaban los instrumentos musicales y cantaban para el baile en medio de la multitud. ¡No puedo creerlo! ¿Cómo saben estas personas de mi existencia? ×Me pregunté, desconcertadoØ.

¡Ya sé! ¡Es el jolgorio! ¡Esto es el aquelarre sabático de brujas! ×SupuseØ, había olvidado que el abad Grigori Rasputín me habló acerca de esa festividad ¿Ahora qué puedo hacer? Me sentía tan timorato que no sabía cómo reaccionar ante todo eso. Junto a la estatua de yeso estaba situado el Macho Cabrío que compartía el altar, a su lado se sentó Azazel disfrutando de la velada como en la antigua Mesopotamia; Azazel era su guardián principal, un demonio de segundo orden.

Era Belcebú representado en el Gran Macho Cabrío, fue conocido desde la antigüedad por los egipcios como el Dios Pan. Los sábados eran perfectos para que los brujos pudiesen celebrar su entrega a Satán, en el momento que llegué al aquelarre estaban bautizando al hijo de la Bruja Mayor; su nombre como soltera era Roxette Crawford, una mujer blanca de ojos verdes con su cabellera roja, y su hijo de 2 años llamado Marcello Standford, un niño de piel clara y ojos oscuros que era hijo de un sacerdote famoso en Pléyades.

Cuando las mujeres danzantes se detuvieron, Roxette pidió unos segundos de silencio para el bautizo diabólico de su hijo, quien sería el próximo hechicero más grande de la familia. Las mujeres dejaron de bailar y los brujos detuvieron la música, Roxette subió al altar con su hijo cargado entre los brazos, en donde estuvo acompañada de Azazel y el Macho Cabrío.

El pequeño Marcello estaba vestido con un abrigo de piel y luego cambiaron su ropa por una túnica negra para dar apertura al bautizo. Roxette persignó la señal de la cruz invertida con su mano izquierda, y después de besarlo en su frente lo acostó al lado del Macho Cabrío, éste impulsó su hocico adelante y le vomitó la cara al niño, las mujeres y los hombres contaron grupalmente 10 segundos hasta que éste le lamió su cara.

Roxette levantó a su hijo y lo enalteció ante la multitud, el gentío enloqueció hasta que ella dio la espalda y todos se arrodillaron. Roxette acercó a Marcello a su pecho y comenzó a decir:

– In nomine Patrica, Matrica, Araguató petrica agora valentía.

(En nombre de Patricia de Matrica, Petrica de Aragón, a esta hora, valentía)

La muchedumbre rugió en alegrías y comenzaron a saltar con un solo pie. Yo trataba de caminar entre la multitud soslayando la agitación, con la capucha de la túnica podía deambular sin que notaran mi presencia, cuando llegué al aquelarre pensé que era una discoteca o algún sitio nocturno, los cuerpos sudados y desnudos me llenaban de repugnancia al sentir que rozaban mi cuerpo.

¡La magia es arte! ¡La magia es vida! ¡La he encontrado! ¡Soy digno de ella! ×Dije encantadoØ.

Al levantar la cara pude apreciar con la debilitada mirada de agotamiento a los hechiceros que volaban en sus escobas, era magnifico y admirablemente prodigioso. Era un sitio libre para todos aquellos que vivían con el calor de las artes oscuras, podían sentirse libres y exaltados sin tener que esconderse de la ignorancia de Memphis o Núremberg.

Las brujas más acaudaladas estaban sentadas en sillones de diamante, cada una de ellas cargaban en sus manos una preciosa bola de cristal que cambiaba de color. Había algo de mí que llamaba la atención de las personas y no era mi cayado, cuando todos me observaban se quedaban sorprendidos con una mirada de interés y revuelo, algunos se aislaban para susurrar del misterio que les provocaba, como también otros se quedaban para deleitarme y gritar su primera impresión.

– ¡Es él! ¡Es el! –Insistió una joven bruja–

– Cállate, él te está observando. –Musitó su amiga en el oído de la otra–

– ¡Hola, galán! –Dijo una anciana jorobada–.

– ¿Quieres un hechizo apasionante? –Preguntó un mago–.

– ¡Oh! ¡Mírenlo! ¡Mírenlo! ¡AAAHH! ¡Es el hijo de Balam! ¡Quiero conocerte más! –Gritó histéricamente la voz aguda de una mujer en la multitud–.

– ¡Roxette debe saberlo! ¡Él ha llegado! ¡Nuestro príncipe ha llegado! –Aclamó un nigromante del público–.

– ¡Su mirada es divina como su luz! –Gritó una joven bruja boquiabierta–

– ¡Jericco! ¡Estoy encantada de tu consagración! –Dijo una anciana con sus ojos brillando de la emoción–.

– ¡NO PUEDE SER, ÉL HA LLEGADO! ¡YA ESTÁ AQUÍ! ¡NUESTRO PRÍNCIPE! –Gritó un duende con la voz ronca y aguda–.

– ¡¡Aquí está!! ¡Él no nos defraudará! –Glorificó un centauro–.

Repentinamente, todos supieron que yo había llegado al aquelarre antes de que cantara el gallo. Las personas comenzaron a gritar desesperadamente, el rumor de que el heredero de Balam estaba allí se hizo cada vez más fuerte, cuando menos lo esperaba la todos comenzaron a gritar mi nombre.

Cuando Roxette se enteró no dudó en bajar al gentío y buscarme, mientras yo caminaba entre la multitud esquivando a cada uno de ellos me topé con ella. Dejó a su hijo en el altar y le prometió al Macho Cabrío que me encontraría.

– ¡Esto es un sueño! –Exclamó asombrada–, Jericco, estoy más que fascinada de poder conocerte. Ven, acompáñame, quiero compartir mi altar contigo.

– Oh, gracias, –dije–. Por supuesto que querré subir al altar contigo para conocer a cada uno de los presentes, será una experiencia asombrosa.

– ¡Quiero que conozcas a mi hijo! –Bramó, animosa–. Estoy segura que querrá ser como tú cuando sea grande.

Comentó Roxette mirando mis ojos abismalmente.

– ¡Vamos! –Afirmé, entusiasmado–. ¡Quiero conocerlo! Por cierto, es un gran honor ver que han trabajado fuertemente en esta gran estatua.

– Mereces una estatua de bronce, –dijo Roxette–, estoy segura que algún momento inauguraremos un monumento en tu nombre.

Roxette soltó una pequeña risa amable.

– Ah, no, no lo creo. ×Comenté sonrojadoØ No creo que Pléyades acepte mi existencia después de todo.

– Simplemente confía en mí, –insistió Roxette, gentilmente–. Por favor, cuídate mucho ¿Sí?

– Claro, seguro que lo haré, ×resopléØ. Estoy encantado de conocerte, hace tiempo que no conozco a alguien que se preocupe tanto por mí.

Roxette y yo subíamos al altar con la mirada de la multitud en nuestras espaldas.

– ¡Qué dulce! –Profirió–, bueno, corazón. Digo que te cuides por una razón, o muchas... –Hizo un gesto de preocupación–, en tu mirada puedo ver algo que muchos cazadores quieren domar, no es odio, no es amor, no es aversión. Es algo que está con tu manera de ser y expresar las cosas, creo que tienes la misma mirada que tenía mi hijo.

Roxette apretaba mi mano, sus ojos irradiaban honestidad y amor. Parecía ser una bruja de magia blanca.

– Tus palabras ablandan mi corazón, –dije–. Prometo cuidarme mucho, sobre todo si tú eres la que me advierte de lo que pueda suceder. ¿Te refieres a tu hijo Marcello?

– ¡No! –Sonrío–, tuve un hijo que fue asesinado por las manos de mi peor enemiga, fue ella quien arrancó a mi jovencito de mis brazos.

Sus palabras salían emocionalmente con un nudo en la garganta.

– ¡Uh! ×Suspiré con una mano en la frenteØ, lo siento mucho, puedo ver la tristeza en tu mirada, puedo oír el dolor con tu risa, puedo sentir la soledad con tus manos.

Le hablé con una sonrisa oculta, mientras estábamos en altar no nos detuvimos en platicar.

– Perdón. –Sollozó Roxette derramando una lágrima–, no estoy dispuesta para hablar este tipo de cosas.

– Conmigo siempre podrás hablar lo que quieras, a pesar de todo lo malo que puedas ver en mí, –Dije mientras le di un fuerte abrazo–, siempre habrá un lado de mí que protegerá a los desamparados, a todos aquellos que vivan en la oscuridad por dolor y no por pasión.

Mis palabras traspasaron el frío corazón de Roxette cuando le hablé en voz baja.

– ¡Te lo agradezco mucho corazón! –Dijo Roxette, soltando una risa tímida–, si todos en Pléyades fuesen como tú, ya tendríamos muchos genios y héroes que siguieran tu palabra. Estoy agraciada con tus palabras, nadie podrá superar la emoción que siento en este momento.

Dijo Roxette sonriendo después de respirar profundo, liberando y destruyendo el dolor con su armonía.

– No me agradezcas nada. ¿Cuál era el hombre de tu hijo? –Pregunté sugestionado–.

– Su nombre era Samael Runford, –dijo Roxette sonriendo–, su padre fue lo peor que pasó en mi vida, –cerró los ojos lacrimosos con un resoplido–, me acostumbré a ser víctima del sufrimiento que viví desde joven.

Roxette me sorprendió cuando habló de su primer hijo con el verdugo. Roxette era la abuela paterna de Cesar Scrooket, en aquel momento sorpresivo sólo quise escuchar sus palabras. Roxette era una mujer joven y de mente fresca, era el verdadero significado de perfección.

– Siento mucho la pérdida de tu hijo, –repetí–, estoy seguro que fue una gran persona al igual que tú. Hace unas horas conocí a ese sanguinario, algo muy extraño me sucedió en el bosque prohibido y de repente, no lo sé, desperté en un patíbulo ubicado en un castillo.

Al musitar entre los dientes de lo que había sucedido Roxette saltó de impacto, la multitud estaba concentrada en la música y el baile, nadie notaba nuestra rápida platica.

– ¡Maldición! –Exclamó Roxette–, te confesaré algo, ese bosque está maldito con la finalidad de atacar a los ignorantes, u otros mortales que pisen la grama sin ser consagrados. ¿Alfred no te hizo nada? –Preguntó turbada–.

Roxette, comenzó a toquetear mis manos y mi cabeza para asegurarse de que nada malo me había pasado. Cuando supo que durante mi bautizo me recuperé de las heridas, besó mi frente y me dio un abrazo muy caluroso.

– Por suerte he renacido de las cicatrices, pude renacer de mi dolor y reavivar mis miedos con ardor. Pude crecer con la ayuda de mis temores, sin ello no hubiese sido digno a mi poder.

– Te comprendo perfectamente, –sonrió–, quiero advertirte de algo, hay una bruja independiente a nuestro clan. Es traidora, mentirosa y dominante, fue ella la que asesinó a Samael con un potente hechizo malévolo. No pude hacer nada por él.

De pronto, los ojos de Roxette se expandieron como los de una lechuza. Su tono de voz cambió en un instante cuando me advirtió de la misteriosa mujer.

– ¿Sí? ×Gesté un ademán con mis ojosØ ¿Y quién es esa mujer?

Con mucha intriga, ya suponía parcialmente acerca de quién era la bruja malvada.

– ¡Aurora! ¡Aurora Scrooket! Ella asesinó al padre de su hijo. No confíes en ella, nunca lo hagas, te lo ruego.

Imploró Roxette, mi impresión fue sorpresiva y alarmada. No sabía cómo reaccionar.

– Y nunca me habló de su secreto, ×murmuré levantando mi rostro al techadoØ, hace unos días la conocí, cuando era un recién llegado me dio una cálida morada en su cabaña. 1 hora atrás la volví a ver en la necrópolis, parecía estar alterada y violenta; cuando quise abandonar el sitio, ella comenzó a maldecirme, gritando fuertes amenazas que quise ignorar.

Mientras hablaba de mi experiencia con Aura Scrooket un fuerte escalofrío constriñó mis nervios. Roxette cogió mis manos y las miró fijamente por unos segundos.

– ¡No! ¡No! ¡No! ¡NO! ¡POR FAVOR! –Gritó Roxette amedrentada–, lo veo en ti, puedo verlo, no. Debes huir lo más lejos que puedas, antes de que cante el gallo todos debernos irnos y volver a nuestra guarida. Prometo que te cuidaremos desde lejos.

Roxette se ahogó en un relativo mar de lágrimas, no se detuvo en mirarme con sus ojos dilatados y llorosos. Decía con mucha seguridad que había visto algo malo en mis ojos, estaba segura de que algo malo pasaría conmigo después de cantar el gallo.

– ¿Algo anda mal? ×Pregunté con perplejidadØ, puedo sentir que algo sangriento se acerca, lo siento en mi respiración azorada.

Mi corazón se estremeció, creí que nunca tendría pánico de nuevo. Pero aunque nunca lo dije, me sentí como un cobarde.

– No temáis a nada, eres un gran príncipe en desarrollo y no lo dudes. –Confortó Roxette eludiendo mi miedo–

Una oscura energía sometió a la muchedumbre y detuvieron la música, de repente, todos comenzaron a llorar como si percibieran algo malo

– ¿Qué está sucediendo? –Prorrumpió un hombre en la multitud–.

– ¡Algo malo se aproxima! –Exclamó una mujer impacientada–.

– ¡Tenemos que irnos! –Gritó una anciana–.

– ¡El gallo está por cantar! –Gritó una joven enloquecida–.

Tan pronto que la multitud enloqueció, un escándalo espeluznante estremeció el contorno. El aquelarre se convirtió en un lugar angustioso e inicuo.

– ¡No quiero vivir con esto! –Suspiró Roxette con la vista en la multitud–, quiero presentarte ante todo el jolgorio, aunque sea la última vez... Te conocerán en esta noche, dominarás la eternidad de nuestras vidas y nuestras muertes.

Roxette tomó mi mano y me haló hasta el centro del altar, sentía que me perdía a mí mismo rodeado de tanta gente que me hacía sentir vacío.

– ¡Oh, no! ¡Estoy apenado contigo! ¡No será necesario! ×Hablé apresurado mientras caminaba a empujones al centro del altarØ ¡Siempre he padecido de ansiedad social! ¡Soy muy tímido!

Roxette me empujaba al centro riéndose divertidamente, estaba ansiosa por presentarme ante el gran reinado nocturno.

– ¡Jajaja! –Sonrió ella–, no actúes como un tonto, eres un príncipe. Quiero que todos te conozcan, no sabes cuánto hemos esperado por este momento.

Cuando estuve de pie frente ante la multitud experimenté una gran ansiedad que congeló mis sentidos vitales. No podía soportar estar rodeado de muchas personas u otros seres, simplemente creí que estaba avergonzándome.

– Rayos ×Murmuré entre los dientesØ ¿Ahora qué hago? ¿Qué digo?

Aleatoriamente, me subyugaba con tantas preguntas que me escudriñaban.

– ¡Les presento a nuestro gran príncipe! ¡Hijo de Balam! ¡Y héroe de nuestro mundo! –Aplaudió Roxette– ¡Bienaventurado sea vuestro Señor de la Oscuridad! ¡Protegido será por nuestros mantos!

De inmediato, la multitud aplaudió y gritó con fuerzas mi primera presentación.

– ¡Bienvenido! –Gritó un hombre entre la multitud entre los gritos y cantos–.

– ¡Vuestro amor a ti es más grande que nuestro miedo! –Glorificó un hechicero–.

– ¡Me declaró tu siervo! –Exclamó un brujo, anciano–.

– ¡Alabado seas! –Gritó un grupo de brujas danzantes–.

– ¿Ahora lo ves? –Preguntó Roxette cortésmente– ¡Es este el apreció que mereces, corazón! ¿No quieres decir algo al respecto?

Roxette insistió en que yo debía decir algo al respecto, me dio el aliento que no tuve para enfrentar mis problemas.

– ¡Está bien! ×Asentí con una sonrisa brillanteØ .

Roxette acarició mis hombros y puso su mano sobre mi cabeza.

– ¡Muy bien! ¡Exijo silencio! ¡Silencio! ¡Nuestro príncipe dirá algunas palabras! –Profirió Roxette–, ¡Seguro tiene mucho que decirnos!

Cuando Roxette enmudeció a la multitud, el remoto silencio se apoderó de la cueva colosal.

– ¡Eh, bien! ¡Muchas gracias, Roxette! ×Hablé desabridamenteØ, es increíble lo mucho que he vivido en un corto periodo de tiempo todos estos días, pienso que a pesar de las malas experiencias a las que he sido sometido a vivir, me han dejado una gran moraleja en cuanto a la forma de ver las cosas en el mundo. Sin importar lo malo que puedas ser, la manera en la que las personas quieran juzgarte o incluso, el poder que otras personas pueden ejercer sobre sus vidas; más allá del sufrimiento, el dolor o las inseguridades, hay un gran tesoro que siempre estará esperando por ti, la vida es un gran campo de batalla que contiene la beligerancia en cada día que transcurre, creo que he aprendido mucho en todo este camino que quise seguir, he sido mirado como un villano, acusado de herejía, o discriminado por ser blasfemo. Pero nada de eso me ha derribado lo suficiente como para detenerme, he pensado mucho en estas las últimas horas en algo que podrá cambiar mi vida en un mañana: Aquellos quienes son juzgados y maltratados, son esos quienes tienen un gran corazón de roble creciendo por latidos, mientras que hay otros de la cual se basan en su perfecta nombradía de ser buenos en el mundo, y, no, ellos no son lo que quieren parecer, porque nada en Pléyades es lo que parece ser. Es de lo que he podido instruirme después de las pesadillas abominables que forman para de mí, ya es hora que abandonen sus miedos y encuentren sus fortalezas, nunca es tarde para cambiar tu vida y ser lo que quieres, todos sabemos que la vida es muy corta, pero créanme, sus alas son más largas que sus vidas.

– ¡Un aplauso para nuestro príncipe! –Ordenó Roxette con lágrimas– ¡Te adoramos más que a vuestras vidas! ¡Te deseo el mejor éxito de tu vida! ¡Larga vida al príncipe!

Roxette se lanzó a mí y me abrazó tan fuerte que mis huesos crujieron. La multitud comenzó a saltar y a gritar.

– ¡Larga vida! ¡Larga vida! ¡Larga vida! ¡Larga vida! ¡Larga vida! Gritó en conjunto la multitud.

Los aplausos colapsaron el eco de la cueva, y, entre la muchedumbre todos se abrazaron unos a los otros. Y se dijeron mutuamente ¡Larga vida!

– ¡Muchas gracias a todos! –Bramé–, ¡Los tendré siempre en la oscuridad de mi corazón!

Agradecí con una sonrisa imborrable de mi rostro, la victoria de nuestra gloria se hacía relucir.

– ¡Ahora gocemos del caldo sabático! –Invitó Roxette con entusiasmo–.

Bebieron del caldo que preparaban cada sábado en honor al aquelarre. Preparado a baso del cadáver de algunos infantes no bautizados, polvos embrujados, mijo negro y de ranas.

– ¡Te ofrezco con respetos este tazón de caldo! –Dijo Roxette con el tazón en sus manos– ¿Quieres aceptarlo?

El tazón se veía desagradable, el olor del caldo sabático era repulsivo.

– ¡Muchas gracias! ×Dije observando el tazónØ, pero ahora no tengo apetito. Será para después.

Los brujos tenían un enorme címbalo del cual era usado para la preparación del caldo sabático. Comían después de copularse lascivamente.

– Lo tomaré como un rechazo, eh –comentó Roxette riéndose–. Nadie ignora mis sabrosos caldos en los sábados de aquelarre.

Al terminar la ceremonia, cada uno de los brujos, magos o hechiceros suben al altar y se arrodillan ante el Macho Cabrío, éste posee dedos en vez de garras, de él sobresalen 3 cuernos, pies en vez de patas y una cara humanamente negra a la que todos besan.

– Discúlpame, pero, no quiero comer nada por ahora. La verdad estoy muy preocupado, ×cantó el gallo mientras hablaba con RoxetteØ.

Todos comenzaron a correr para sus escondites, asustados y aterrados para salir lo más rápido de la cueva. La presión se sentía en aquel aire que respiraba con susto, los gritos de apuros se hacían cada vez más grande cuando Azazel se pronunció.

– ¡La cueva será invadida por soldados y profetas! ¡Desalojen la cueva! ¡Escóndanse! ¡Hagan lo que sea, pero huyan! ¡Orión ha dado la orden de allanamiento en la catacumba! ¡Una inquisición más sangrienta está llegando! ¡Ingieran la sal necesaria para que se abstengan a la caza de brujas!

Advertía Azazel golpeando un campanario metálico fuertemente para toda la multitud; vestido con una túnica negra que encubría su cuerpo.

– ¡Tranquilo! ¡Respira, corazón! –Dijo Roxette manteniéndome calmado–, todo va estar bien ¿De acuerdo?

Me sentía inquieto y horrorizado, no sabía a dónde ir.

Era paradójico seguir en la catacumba, no podía ocultarme de los profetas más místicos de Pléyades; respiraba hondo escuchando la voz de Roxette que penetraba mi espíritu.

– Tengo miedo que, que, ×Tartamudeé sollozandoØ, ¿Qué va suceder ahora? ¿A dónde voy? ¡No tengo un lugar en donde quedarme!

– Yo te cuidaré de todo lo malo, –dijo Roxette–, sujeta mi mano y escapemos de aquí. Te acompañaré hasta la salida, con el poder de los 3 soles estaré en tu corazón para ayudarte a renacer.

Por un momento sentí el apoyo materno que siempre busqué, Roxette me tomó de la mano y me llevó a un camino que llegaba a una salida alterna.

– No sé porque puedo confiar en ti, gracias por todo esto. ×Jadeé siguiéndolaØ

Caminábamos bastante apresurados antes de que los soldados de Orión intervinieran. Sí llegase a ser encontrado en la catacumba sería castigado a muerte, le prometí al Rey que nunca nos miraríamos el rostro.

– Nunca le temas a nada, –susurró Roxette–. Eres tan valiente que me siento protegida a tu lado, todo va estar muy bien, cree en ti más que nadie y si no lo haces nadie más lo hará por ti.

– ¿Por qué confías tanto en mí? ×Pregunté, ambiguoØ.

– Mereces mi confianza, y, quiero que también confíes en mí. Lo sé –bufó–, no es fácil confiar en alguien después de ser agraviado como lo has sido, es increíble ver como sufrimos por aquellos seres que atribuyeron a nuestro nacer.

– Creo que confío en ti de una manera omnipotente, –dije–, nos conocimos hace minutos y eso lo sé bien... Pero, siento que entre tú y yo existe un gran puente que nos conecta ¿Por qué dices que se ha de sufrir por seres que atribuyen en nuestro nacer?

– Justo ahora estamos cruzando un puente entre la vida y la muerte. –Asintió, tocando su pecho– Te diré, fui la verdadera enemiga de la porquería que tuve como ''padre'', gracias a él fui violada por un verdugo cuando apenas era una niña inocente; era un hombre arrogante y pérfido, lo detesto tanto que no puedo definir la aversión contra esa aborrecible inmundicia, en el día de su muerte hice una gran fiesta que cambió mi vida para siempre.

Roxette apretó fuertemente mi mano cuando nos adentramos a un oscuro callejón, íbamos en ascenso por un sendero mágico que nos llevaba a la salida.

– Ah...×Detuve mis argumentos quedando sin palabrasØ, realmente, no sé qué decirte con todo eso que viviste de niña. La verdad también aborrecí a mi padre más que a nadie, él arruino mi vida, el me arrebató todas las ganas de vivir que nunca tuve, ×respinguéØ, con tan sólo escuchar sus pasos me generaba miedo, su estridente voz quedó encerrada en mi mente para siempre, pienso que nunca olvidaré lo terrible que fue vivir bajo un techo con ese protervo individuo. Para nadie es un secreto que nunca fui el hijo que él quiso tener, ahora me enorgullece saber que no fui el monstruo que él quiso criar desde que nací.

– Entiendo tu inquina contra él, pero ¡mírate ahora! –Profirió–, eres tan insuperable que ni el aire golpea tu rostro, está bien tener un poco de ego venenoso dentro de nuestro ser.

– ¡Por supuesto que sí! –Exclamé, pensativo–, perdona mi ignorancia, pero, ¿ya vamos a llegar?

– ¡De hecho ya llegamos! ¿Sabes algo? –Dijo, quejumbrosa–, no podré acompañarte afuera de la catacumba, además de ser peligroso para mí, debo cuidar a mi hijo más que nunca. Mi compañera de culto está cuidando de él, estoy muy preocupada en saber que puedas pasarle o incluso a ti, y, es verdaderamente arriesgado recibir la luz de los soles después de todo el tiempo encerrada en la penumbra.

Quienes moraban en la catacumba no podían salir debido a que estaban acostumbrados de la lobreguez, no era factible ser vistos por algunas personas debido a sus historiales en la magia negra o profanar cementerios.

– No, no te preocupes por mí. Quiero que cuides a tu hijo y te cuides a ti misma de todo lo que está por pasar, yo estaré bien, ×dijeØ, si algo malo me sucede, quiero que sigas triunfando como siempre lo has hecho ¿sí? Prométeme que estarás bien, además, sé con mucha seguridad que nos volveremos a ver y no será en esta catacumba.

Era una dura escena en la que ambos sabíamos que nada volvería a ser igual después que saliera de la catacumba, se sentía la tensión y la gravedad de la situación,

– Te aseguro que juntos saldremos de esta, –sollozó acariciando mi flequillo–, el tiempo nos juntará en nuestros mejores momentos, eso será lo de menos, lo que importa es que te cuides y salgas adelante. En tu mirada conozco tu historia, tu pasado y lo que sientes ahora, sé feliz y nunca te des por vencido.

De repente, los ojos de Roxette se desvanecieron y cayó de lado. Tan rápido que se derrumbó la sujeté y la ayudé a mantenerse firme, fue ese momento cuando llegamos a la salida alterna de la catacumba, todo parecía que era una salida segura y solitaria. Podía ser imposible que alguien me recluyese al salir, ya que nadie conocía ese extremo de ella.

– ¡Oye! ¿qué pasó? ¿te sientes bien? ×Pregunté sobresaltadoØ ¡Vamos! Respira lentamente, creo que deberías regresar a tu guarida.

Roxette ocultaba algo en su débil mirada. Me observaba con miedo, sentía que ella quería decirme algo a pesar de su desmaye, sus ojos reflejaban temor, impotencia y desesperanza.

– Ya, ya, estoy mejor, –farfulló ahogada–, déjame respirar un poco, me duele la cabeza. Ya estamos en la salida, ahora, debes seguir aquel camino que desciende entre las rocas a una carretera que te llevará a un desierto, pero, primero deberás cruzar el Campo de los Olivos.

Roxette hizo una mueca con su boca y cambió su cara. La noche terminaba cuando se escuchaban el cantar de las aves por el amanecer, después de una larga noche, estaba listo para empezar un nuevo día.

– ¿Segura? Bueno... ×Dije eludiendoØ, gracias de nuevo por todo esto, ¡Larga vida para ti y para tu reino! Eres una mujer increíble, tu magia es poderosa como tu talento.

Roxette, demostraba su inseguridad al hablar nerviosa con toda su apariencia.

– Sí, sí, todo va estar bien, dalo por hecho. Ahora vuela alto en las nubes blancas de algodón, –dijo, abrazándome–, sé que pronto encontrarás un lugar en este mundo, tienes una misión por cumplir y yo estaré para apoyarte.

Roxette Me miró con una dulce mirada y sonrió como si le fuese difícil hacerlo.

– Entonces ¡hasta pronto! –Exclamé–, tus palabras son bendiciones para mí. Te echaré de menos.

– Lo sé, –concordó–, yo también. Ahora date prisas, y vete de aquí, no quiero arrepentirme del tiempo que corre desde ¡Ya!

Roxette besó mi frente y dio la espalda para marcharse. Sentí un gran vacío mientras Roxette se iba, mi corazón parecía romperse con cada pensamiento; me quedé mirándola un par de segundos y comencé a caminar en dirección a la salida, no me detuve en recordar lo mágico que fue viajar a través de la realidad con un ser tan admirable como ella, la representación de su recuerdo parecía a la de un ángel guardián.

¡Rayos! ×Bufé, agitadamenteØ, así que estoy solo otra vez, me dije a mí mismo resoplando de la oscura tensión que magnetizaba mi corazón con sus latidos. Por cada paso que daba pensaba comprometidamente de lo larga y confusa que había sido mi noche más reveladora; nací, me reincorporé, caí en el centro del bosque hasta desnivelar mis vertebras, derramé sangre sobre la arena hasta cicatrizar mis heridas con éxitos, me perdí en una catacumba hasta encontrar mi verdadera razón de vivir, desconocí mi reflejo hasta odiarme por mi transmutación transitoria, a fin de todo, refuerzo la catabasis con la gravedad que me sostiene.

Parecía que pasaron semanas al transcurrir menos de doce horas imperecederas, antes de llegar a la gran salida un extraño recuerdo sacudió mi cabeza con un reflejo del pasado. La voz del Abad Grigori enmudeció mi boca cuando la escuché desde el fondo de mi mente, fue pacificador, mi corazón se convirtió por un momento en un sosegado de primera.

"Cada vez que te sientas amenazado, simplemente aprieta tu mano con la esfera dentro de ella y verás que lo malo se habrá ido".

Escuché venir desde los más remotos recuerdos que difuminaron la razón ¿Cómo no recordarlo? ×Me pregunte acertándole a la realidadØ, de inmediato, introduje la mano derecha en mi bolsillo y de entre la túnica cogí la esfera que Grigori me obsequió. Al primer momento que me la dio pensé ignorantemente que no serviría para nada, con sarcasmo e ironía la guardé en mi bolsillo diciendo cosas que seguro no sentía.

Levanté la pequeña esfera de cristal a la altura de mis ojos y de ellos salió una pequeña lágrima cristalina, no podía explicar el miedo que tenía en ese momento. Era atormentador pensar en lo que podía sucederme al seguir mi nueva ruta, cuando las lágrimas siguieron derramándose sobre la piel de mi cutis pensé en un nuevo mundo donde la consternación fuese un laurel; observando mi reflejo a través de la esfera vidriosa vi el espanto de mi lamento, mi ego y mis fuerzas se desboronaban como una pirámide de cartas.

Abatido por los pensamientos nacientes de los sentimientos retuve mi duelo para secar las lágrimas de mis mejillas, mi garganta se engrandeció como las alas de un pavo real y de ella salieron palabras que me llenaron de quietud. Sorprendido de los imparables cambios físicos de mi transición, quise respirar aliviadamente el oxígeno, aunque inhalé el toxico gas invernadero, petrificado por el veneno gaseoso estallé en cólera para reciprocar con la luz del día.

Lo que pienses no detendrá la infamia que se imputa a tu contra, lo que sientes no permitirá que los demás traten melifluamente a la otra persona que se refleja en el marrón de tus ojos. Y lo que respires, no ayudará a que tu discordia se concentré como en el fondo de un río pluvial, todo volverá a ser lo mismo relativamente hasta el día en que no quieras usar más el disfraz que diseñaste para acorralarte.

Oprimí la esfera con el palmar de mi mano y después la besé, la escondí fielmente en mi bolsillo mientras hacía rechinar mis dientes con el estremecimiento. Ajusté mi túnica y acaricié el cuero que complementaba mi pantalón, recordé que había algo valioso esperando por mí y concurrí a la salida.

Siguiendo el fulgor que se abría entre las nubes con destellos, abrí paso a la salida y en ella contemplé el gran Campo de los Olivos que esperaba por mi redención. Junté mis manos sobre mi cabeza y luego ricé el ondulado de mi cabello, los árboles y arbustos cubrían las enormes rocas bañadas en minerales radiantes, el cielo se elucidaba para ser el ancla del barco en que me estaba hundiendo.

¡Padre mío, Balam! ×Vociferé ante el cieloØ, tesoro que desvanece mi alma con tan solo mirarte, soy doliente del pecado al que he sido desterrado. Mi fe se demuele como lo fue el muro de Berlín, el principio del día era el final de la noche en la que me conocí, cayendo de rodilla sobre la tierra rompí el cárdeno cuero de mi pantalón; he sido poseído por la angustia de mis enemigos, sálvame de lo que siento y lo que presiento".

No había un momento en el que me pudiese apartar de los temores, hablaba conmigo mismo por desidia entre oraciones de júbilo en desconsuelo. Quise cerrar los ojos mientras balbucía hasta dar 3 largos pasos en frente, ya cuando luego abrí mis ojos la brisa apareció como un remolino de polvo que se levantó del suelo, las partículas de alérgenos se espolvoreaban en mis bronquios hasta llamar a la influenza amanecida.

El extenso terreno desolado se denotaba de olivos y girasoles que hacía enflorecer el campo, la magia negra avasallaba fuertemente el reo enverdecido del pasto con un poder todopoderoso. Estaba maldito desde el momento en que pisé la salida, al toparme con el camino de piedras que descendía hasta el campo me sugestioné con la superficie rocosa, cada roca medía alrededor de 2 metros de altura y 3 metros de ancho que servían para ser trepadas cuando quisiera regresar a la catacumba.

Parecían los escudos de metal que usaban algunos soldados para protegerse de contraataques bélicos, sobre ellas estaba escrito cada versículo de la biblia reconocidos desde la primera lectura. La letra era vetusta y poco entendibles, extrañamente, estaba dibujada la imagen del Macho Cabrío con vísceras y plumas negras que cubrían el perfil de las rocas.

Curiosamente, quise tocar una de aquellas llamativas rocas con el fin de conocerlas mejor. Al situar mi mano sobre los versículos escritos en su perfil, la roca se desintegró inmediatamente con tan sólo un toque; súbitamente, todas las rocas se movieron cambiando de posición y expulsaron humo de aquellas antiguas letras.

5Mi justicia está por llegar a vosotros,

Ya he mandado mi salvación

Y aquí vengo yo a gobernar a los pueblos.

Las islas también esperan en mí

Y cuenta con mi intervención.

6Levanten los ojos al suelo

Pero no olviden el ardor del suelo

Miren que los cielos se derriten y se hacen humo

Y la tierra se deshace como la ropa

Mientras que sus habitantes se mueren como viles moscas.

(Sal 102.26 2P 3.7)

Las inmensas rocas seguían moviéndose mientras me ubicaba en el medio de ambas filas, las rocas que estaban a mi lado derecho rodaron al vacío hasta caer sobre los arbustos del campo. ¿Qué sucede con las rocas? ×Me pregunté confundidoØ concentrado en el sonido de las rocas cuando se desplazaban en caída recta, me detuve a leer cada uno de los versículos para entender su ilustre mensaje.

No teman a las injurias del hombre

Ni se desmoralicen por los insultos

Porque la polilla los roerá como ropa,

Y sus larvas se lo comerán como lana.

(Jer 31, 33 Dt 30,14)

Volverás al suelo, porque de él fuiste formado. Porque polvo eres y a polvo volverás

(Génesis 3:19)

No amen al mundo, ni lo que hay en él.

(Rom 12,2 Jn 17,4)

Miren, viene entre nubes; lo verán todos, incluso los que lo traspasaron.

Y llorarán por su muerte todas las naciones de la tierra

Yo soy el Alfa y la Omega, dice el Señor Dios

Aquel que Es, que era y que ha de venir. El Todopoderoso.

(Dn 7,13 Za 12:10)

¡Cayó, cayó la Gran Babilonia!

Se ha de convertir en refugio de demonios, en refugio de espíritus inmundos, en nido de aves impuras y asquerosas.

Porque con el vino de su prostitución se han embriagado todas las naciones. Los reyes de la tierra han pecado con ella, y los comerciantes del mundo se hicieron ricos con ella.

(Apocalipsis 14,8 Is 21,9)

Parecía ser muy irónico encontrarse una serie de versículos escritos en piedra, sobre todo si se encuentran en un abominable lugar en el que existen diversos tipos de magia negra, o la presencia de espíritus inhumanos en la catacumba ¿Acaso era eso una burla al Dios Ortodoxo de jesuitas? La bruma se ahuyentaba tenuemente mientras la Luna roja huía por el horizonte, el frío desaparecía con lentitud hasta elevarse la temperatura de grado en grado.

Al terminar de leer cada versículo continúe el camino sin ningún aprieto, observaba los árboles con astucia cuando detrás de mí escuché que las rocas volvieron a moverse, ya que, parecían menearse como los huevos de un ave antes de que la cría salga del cascarón. De pronto, las rocas comenzaron a levantarse por sí solas como si éstas tuviesen vida propia, en ellas crecieron brazos y piernas que salieron de sus lados creciendo como raíces singulares; aparecieron espantosos rostros arrugados que parecían máscaras, narices torcidas y dientes negros iluminaron la fisonomía de aquellos seres que se convirtieron en troles.

¿Qué es eso? ¡Qué horror! ×Grité espantado constriñendo mi frenteØ, todos los troles permanecían invulnerables sin realizar un parpadeo con el negror de sus ojos, por un momento pensé que querrían hacerme daño con sus gigantes brazo de rocas. Quise quedarme tranquilo y mantenerme calmado, estuve inmovilizado sin realizar algún movimiento que les hiciese sentir amenazados, de repente, todos se arreglaron en una larguísima fila que llegaba hasta el Campo de los Olivos; tan pronto que se ubicaron entre ambas filas comenzaron a correr rápidamente, ¿qué les sucede? ×Murmuré entre los labiosØ, en el primer momento creí que eran tímidos y por esa razón huían de mí.

Por una extraña razón corrieron ordenadamente hasta treparse en los árboles más empinados del campo, las voces de aquellos individuos eran diabólica y áspera que hacían rugir la madera de los árboles. De inmediato, entre todos lanzaron una sombría exclamación respingada que hizo tumbar las hojas de los árboles; me mantenía intrigado en no reconocer a la siguiente víctima de los verdugos, maquinaba una y otra vez creyendo que se trataba de Roxette o de alguien más, mientras tanto, los troles seguían profiriendo.

– ¡Vienen en camino! ¡Ellos lo saben todo! ¡Hemos sido traicionados! ¡Huyan! ¡No permitan que los atrapen! ¡Serán asesinados por los inquisidores!

Todo se convirtió en un desastre cuando las aves salieron volando de sus nidos, los lobos aullaban en el amanecer y todos los animales enloquecían. Había algo que provocaba el bullicio de la naturaleza,

Empecé a correr cuando todos los troles se escondieron en el altor de los árboles, bajaba el declive del terreno rodando entre los despojos yacientes. Intentaba frenar la velocidad de la bajada con el palmar de mis manos, mi indumentaria se rompía después de rasgarse con el filo de las rocas y pedazos de troncos, mi cuerpo giraba por la ladera en caída libre hasta que llegó al campo luego de salirme del camino.

Adolorido por las heridas en mi cuerpo me levanté despacio, poniendo las manos en el suelo e impulsando hacia arriba logré ponerme de pie. Cuando finalmente desperté de los golpes cogí mi cayado del suelo y quise continuar, con mi rostro lastimado en heridas abiertas levanté la capa de mi túnica y la froté sobre mi cara, la quietud del campo se apoderó con un silencio masivo como si se aproximase una catástrofe.

El cayado estaba estropeado y quebrado, tomé una roca del suelo y golpeé la gema delicadamente hasta sacarla del orificio. Besé la gema y la oculté en el bolsillo de mi pantalón, el bastón había quedado inútil para seguir con él en todo el camino, así que lo arrojé como una lanza hasta el sur del campo; después de guardar la gema en mi pantalón me estremecí mucho al ver que había perdido la esfera de cristal, tenía un valor emocional muy grande para mí.

Era innecesario escalar el barranco para buscar una diminuta esfera cristalina, sería como buscar una pequeña joya en el fondo del océano. Lo que me importaba era conservar a la hermosa reliquia que tanto protegía, comencé a caminar hasta los árboles para arriesgarme en hablarle a uno de los troles; quería preguntarles de alguna manera la razón por la cual todo parecía ser un caos pronunciado, me fui acercando a donde se ubicaban los árboles y me preparé para comunicarme con las bestias.

¿En dónde están todos? ×Quise saberØ, con la mirada alzada a los árboles indagaba entre las hojas para buscar rastros, era extraño no encontrar a la cantidad de troles que se subieron a esos mismos árboles. Y sí así era, ¿A dónde fueron todos? Estaba completamente seguro que los vi trepar los árboles, parecían que iban de prisa para esconderse de algo que venía.

¿Hola? ¿Hay alguien allá arriba? ×Lancé las preguntas con exclamaciónØ, se sentía el extremo vacío en aquellos solitarios árboles embrujados, quizás era el ámbito mágico de las catacumbas que resguardaba a los árboles con un poder astral. Aquellos enormes árboles eran portales para las criaturas que poblaban el Campo de los Olivos, no era para dudarlo de que se escondieron de los "inquisidores".

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