2.07

────❛Él estará bien❜

                       UN DOLOR COMO de constantes piquetes atacó la cabeza de Casandra que comenzó a oír el llanto de Castiel. Así que se esforzó en moverse, su cuerpo pesaba y comenzaba a sentir un calor profundo. Empezó a sentir las extremidades de su cuerpo hasta que finalmente pudo abrir los ojos, con pesadez.

Su vista tardó en enfocar y delató delante suya una cabaña. Miró a los lados y notó a sus amigas despertando poco a poco. Cuando observó delante, se encontró con Vega, la mujer de la tienda, una señora más, una notable vampiresa por su piel de porcelana junto a sus brillantes ojos rojos y un chico.

Este último trataba de callar a Castiel que estiraba sus brazos hacia su mamá. Casandra se levantó con complicaciones.

—¿qué pasó? —escuchó balbucear a Bella.

—¿dónde estamos? —preguntó Bonnie, somnolienta.

Casandra se acercó torpemente al chico y tomó con desconfianza a Castiel, recelosa, retrocediendo hasta caer sentada en el sofá. Mirando todo casi asustada. No recordaba nada, más que salir de la tienda. Luego, todo blanco, solo oía ruidos y risas.

—creo que ustedes me estaban buscando —la mayor se acercó con una bandeja con tazas —tomen esto, les quitará la jaqueca. Tal vez recuerden lo que pasó, tal vez no. Tu si vas a recordar —dijo señalando a Caroline que frunció las cejas —vampiro.

—¿disculpe, usted es...? —Casandra preguntó, peinando a Castiel.

—Virginia. Cómo el estado —bromeó y miró detrás suyo —asumo ya conocen a mi hija, Vega.

—Tu... Tus chocolates —Elena murmuró confundida.

—La cuestión es... —habló Virginia antes de que asesinen a su hija —que yo recibí a sus amigos hace un tiempo, unos meses. Vinieron preguntando por Nahuel, pero se fueron cuando descubrieron que no era lo que necesitaba.

Casandra se sostuvo la frente aún aturdida, tratando de oír. Miró con ojos entrecerrados a Virginia, que veía como el resto de chicas se sentaban en el sofá, tratando de misma forma prestarle atención. Ellas sabían que algo andaba mal, que hicieron algo mal, pero no podían recordar.

—Si, nosotras vinimos porque él es Castiel —Casandra señaló a su hijo —es un híbrido. Mitad humano, mitad vampiro. Lo tuve...

—¿Lo tuviste? —preguntó la vampiro.

—Si, lo tuve. Lo parí. Casi me mata ¿Por qué esa cara?

—Es que... —habló ahora el moreno y se aclaró la garganta, parecía melancólico —Mi tía, Huilen —señaló a la vampiro —es mi tía biológica. Hermana de mi madre, quien me llevó en su vientre cuatro meses, yo soy Nahuel. Hijo de Joham, un vampiro. La sorpresa de nosotros recae en que mi padre ha embarazado a cuatro mujeres, mi madre entre ellas, y ninguna pudo sobrevivir al parto de un híbrido.

—¿Eres... Eres Nahuel, El híbrido, que buscamos? —Bonnie preguntó y él asintió —pero... Te ves como de veinte. ¿Cuántos años tienes?

—ciento sesenta —ante su respuesta, las cinco mujeres suspiraron de alivio.

Casandra besó la mejilla de su hijo con fuerza y lo abrazó tiernamente. Lo tendría con ella un largo tiempo, viviría más que ella tal vez. Toda preocupación que estaba teniendo se disipó junto a la jaqueca. No sabía cómo había llegado hasta ahí, pero lo agradecía.

—por favor... Tenemos muchas dudas —rogó Bella —nosotras podemos explicarles cómo es que nació Castiel y por qué es que llegamos hasta aquí, pero... Nahuel ¿Podrías tu contarnos todo de ti?

—con gusto.

Casandra comenzó a narrar esa historia que tantas veces había contado para explicar el nacimiento divino de su hijo, con sus amigas sumando detalles que ella se olvidaba. Cada palabra de ella salía apresurada, con necesidad de llegar al final para poder oír a Nahuel.

—Y... Supimos de ustedes porque Mikael, el vampiro cazador de vampiros, el original, se cruzó conmigo —siguió Casandra —y él amenazó a Castiel. Diciendo que había matado a tres híbridas, las únicas de su especie. Pero Alaric, quien vino aquí hace meses, nos dijo que eran cuatro híbridos. Que existías. Así que vinimos a buscarte.

—Mikael... Aún no sé si ese cazador me arruinó la vida o la mejoró —murmuró Nahuel —Todo lo que viviste, Casandra —se sentó frente a ella —es algo digno de admirar... Me hubiera gustado que mi madre corriera con tu misma suerte, con tus mismos amigos —miró a las chicas en el sofá que sonrieron.

—¿entonces tú mamá murió en el parto? —preguntó Caroline.

—a mediados mil ochocientos cincuenta, mi hermana Pire y yo vivíamos con los mapuches en el límite de Argentina y Chile —contó Huilen viendo a Castiel —Pire... era hermosa... un día me contó acerca de un "ángel" que la encontró en el bosque y solía visitarla durante la noche. Yo sabía que él no era más que un Libishomen.

—¿Libi qué cuá'? —interrumpió Casandra.

—así le dicen a los vampiros —le susurró Bella.

—Le advertí... pero ella no escuchó y pronto mi hermana descubrió que estaba embarazada con el hijo del vampiro... Joham —contó hundida en los recuerdos —Sabiendo nuestra tribu querría destruir al niño, huímos a la parte más profunda del bosque —posó una mano sobre el hombro de Nahuel —Pire trató de encontrar al padre de Nahuel, sin éxito. Cuide de ella durante su peligrosamente rápido embarazo, cazando por ella y tratando de mantenerla viva. Cuatro tortuosos meses.

Casandra acomodó a Castiel para dormirlo, mesiendolo suavemente mientras oía aquello. No se imaginaba el esfuerzo que tuvieron que hacer en esa época.

—A Pire le encantaba que Nahuel creciera en su vientre, incluso cuando le rompió los huesos... —Nahuel bajó la cabeza ante sus palabras, comenzando a llorar en silencio. Casandra se horrorizó.

—¿Sus huesos se rompieron? ¿A qué se refiere? ¿literalmente... —Caroline hizo la seña de romper —crack?

—¿A ti no se te rompieron? —Nahuel le dijo a Casandra que negó.

—Mi cuerpo no estaba tan débil... Bebí sangre de vampiro —sonrió nerviosa —y sangre humana. Para sanarme y alimentarlo.

—Sangre... Uhm —Nahuel murmuró —vaya... Todo recae en eso.

—lo siento mucho, Nahuel —Bonnie lo miró apenada y él evitó verlas.

—Mientras Pire moría, me rogó cuidar a Nahuel; tuve que usar el cuchillo de caza para abrir su vientre y sacarlo, ya que ella... No sobreviviría de todas formas.

—mi primera memoria es el olor de Huilen, y su rostro cuando trató de sacarme del cuerpo de mi madre —contó en un bajo murmullo —esa es una de las cosas de los híbridos. Tenemos la absoluta memoria...

Casandra bajó la vista a Castiel ¿a caso él recordaría todo eso?

—Me mordió y me transformó en cuanto nació. Él tiene el don de la mordida, pero un híbrido común no puede transformar —Explicó Huilen —estuvo solo unas horas... horas en las que se alimentó de su madre. Luego, empezamos nuestra vida como nómadas.

—¿cuánto tiene Castiel? —preguntó Virginia.

—una semanita —murmuró Casandra.

—Y parece tener tres meses con algunas cosas fuera de lugar, como sus dientes a penas asomandose —secundó Bella.

—esta bien, es debido a la super velocidad heredada —Nahuel se limpió los ojos y habló, recomponiendose —yo crecí de forma inaudita, pero al cumplir los cuatro años como paralelismo a los cuatro meses que estuve en el estómago, llegué a la edad adulta. Con esta apariencia de dieciocho años es que frené. Simplemente dejé de crecer, me quedé estancado.

Casandra miró sonriendo a su hijo.

—¿Y tus hermanas igual? —preguntó, Elena.

—Serena, Maysun y Jennifer, ellas igual —asintió jugando con su collar indígena —Ellas vinieron a buscarme varias veces, queriéndome convencer de unirme a ellas y a nuestro padre. Pero me negué todas esas veces... Hace tiempo vinieron otra vez, con mi padre, pero me negué de nuevo. Cuando el cazador apareció, Virginia y Vega nos escondieron... Luego solo oímos los rumores.

—Mikael está muerto —declaró Casandra —bien muerto.

—ahm, Nahuel —Bella lo llamó —¿de qué te alimentas?

—comida normal, sangre. Cualquier cosa.

—¿Castiel ya mostró su don? —preguntó Vega.

—algo así, sabemos que cambia sus ojos de color —sonrió ladina al ver cómo él se dormía —pero no mostró más nada.

Siguieron hablando por unos momentos más, sin embargo, Casandra ya estaba feliz. No supo cómo llegó hasta Nahuel, pero llegó y él le dió todas las respuestas que ella necesitaba. Tendría a Castiel a su lado, tendría a su hijo, a su bebé, con ella.







































































































































                      KLAUS SE encontraba pintando en la sala de su mansión, sobre el lienzo estaba la dulce imagen de Casandra con un vestido blanco, cargando en brazos a Castiel. Suspiró con preocupación y su teléfono sonó, así que rápidamente dejó las cosas a un lado, se limpió las manos y tomó su celular.

—¿Hola? —dijo apresurado.

Hola, Klaus... —La voz femenina de Casandra fue interrumpida al segundo.

—amor, es domingo por la tarde y supe de ti por última vez el viernes, la cuna de Castiel está vacía y el cuarto de Bella sin tocar —Señaló volteando a ver el cuadro casi listo —no respondías el teléfono y tus amiguitas tampoco figuran en el mapa ¿Dónde están? Enviaré a mis híbridos a por ti.

—si te lo digo, no me creerías. Estamos por ir a casa, tuve que usar un teléfono público, perdí el mío —Klaus agudizó su oído, escuchando de fondo autos pasar —llegaremos en la noche ¿Podrías tener la cena lista?

—más te vale que sea una buena historia que valga el oír el lloriqueo de Damon —pidió viendo cansado el techo. —enviaré a mis híbridos por ustedes.

una muy buena con fantásticas noticias. Te veo en un rato.

Colgó el teléfono y Klaus quedó escuchando los pitidos del móvil, suspiró bajando el celular y lo lanzó al sofá, apresurandose a ir a la cocina mientras se quejaba en voz alta de que ella no le había dicho su ubicación, evitando que pueda enviar a sus híbridos por ella.

A su vez, Casandra cargaba a Castiel, entrando al aeropuerto y yendo al avión que las llevaría de regreso a su casa. Caroline y Bella retomaron sus lugares frente a Casandra y Castiel.

—¿En serio no recuerdan nada? —preguntó Caroline, abrochando su cinturón —a mí me viene de borrones.

—no, pero... —Casandra terminó de acomodar a Castiel en su huevito y sacó su cámara —tengo esto.

Apretó la galería de la cámara y su boca formó una "o" ante la aparente última foto que había tomado. Eran ellas riendo en la parte trasera de una patrulla, junto a un mono que comía el labial de Caroline.

—¿qué? —preguntó Elena y Casandra bajó la cámara.

—creo que todavía debemos procesar todo antes de indagar en lo que hicimos anoche —Prefirió dejando la cámara a un costado —Care ¿qué hiciste con el mono?

—Virginia dijo que se lo devolvería a su dueño —se encogió de hombros —no iba a viajar con un mono. Mi mamá se volvería loca.

Bella se removió en su lugar pero soltó un quejido de dolor. La miraron, esperando que diga que se golpeó sola por su torpeza, pero ella bajó la vista a su abdomen y se subió la camiseta lentamente, bajando un poco su pantalón. Lo suficiente para ver un tatuaje.

—debo ir al baño —pidió Elena, queriendo corroborar que no tenía nada.

—te acompaño —Bonnie fue detrás suya.

Casandra volvió a bajar la vista a la cámara y, sin aguantar la curiosidad, comenzó a ver las fotos que había tomado... Quedó anodadada.












































































































                       EL PLATO de comida cayó al suelo en cuanto Castiel lo lanzó, Casandra lo miró frunciendo las cejas pero él solo reía viendo a Klaus que hizo cara de sopresa. Bella soltó una risilla, bebiendo jugo.

—No lo alientes a hacer eso —Le pidió severa, levantándose para ir a limpiar.

—Bueno, viendo que va a pasar una eternidad a mi lado, puedo alentarlo porque estamos de buen humor —Klaus se excusó inocente —son maravillosas noticias.

—¿Ahora sí lo vamos a ir a registrar? —Preguntó Bella viendo a su hermana limpiar.

—¿Para qué? —preguntó confundida —Klaus no está registrado, o sus registros son pergaminos del viejo mundo y están juntando polvo hace mil años.

—para tu información, amor, sería bueno registrarlo para que lleve un apellido —Klaus obvió. Sin ofenderse en cómo lo trató de vejestorio.

—Lo tiene, Castiel Swan —afirmó terminando y sentándose para limpiar al nombrado.

—¿Y dónde quedó el Mikaelson? —preguntó confundido.

—en su corazón —dijo irónica y la miró con severa indignación.

—Castiel Mikaelson suena mucho mejor, suena divino, celestial... Suena epico —señalo como si estuviera en la portada de una revista.

—Klaus... —Casandra suspiró y Bella se quedó callada viendo la posible discusión —te agradezco todo lo que hiciste por Bella, Castiel y por mi, pero no eres su padre. Su padre es un idiota que ni en mil años le daré su apellido. Tendrá el mío —Klaus solo blanqueó los ojos, terminando de comer —pero... Si en un futuro Castiel quiere llevar tu apellido, no me opondré.

—en un futuro cercano, porque estoy seguro que en dos meses va a aprender a hablar.

Sin embargo, vieron el cabello de Castiel cambiar. Voltearon a verlo al segundo y él extendía sus manos hacia Klaus, pidiéndole que lo cargue, abultando su labio inferior a nada de llorar, y su cabello poco a poco se iba tornando del mismo color cobre de Klaus.

—eso para mí fue un si —Klaus sonrió victorioso, tomandolo en brazos —¿Cómo hiciste eso, cachorro?

—Debe ser parte de su don, ya lo hizo con sus ojos —Casandra habló, sonriendo maravillada.

Bella observó el simple detalle de Klaus sosteniendo con un brazo a Castiel que apoyó tiernamente su cabeza contra su mejilla y rieron antes de que Klaus deje un beso en su cabello, para luego él tomar la mano de Casandra. Bella se levantó de la cocina, juntando ya los trates y pasando a un lado del tocadiscos de Klaus para poner una serenata. Sonrió internamente y fue a la cocina, viendo de soslayo a Klaus hacer que Casandra diese una vuelta y los tres bailar juntos.









































































































































                       DAMON COLGABA de cabeza a Castiel cuando Klaus entró a la casa Salvatore. Miró enojado al vampiro y a velocidad sobrenatural llegó frente a él, tomando en brazos al bebé que reía y lo dió vuelta, cargandolo de la forma correcta.

—ah, ya llegó papá oso —Damon se quejó —si me disculpas, el demonio y yo estábamos jugando —quiso volver a tomar a Castiel pero Klaus se alejó. —¡Cass, dile a tu perro que salga de mi casa! Échalo.

—¿alguna vez te dijeron que eres un animal?

—el burro diciéndole al conejo que tiene las orejas muy largas ¿me devuelves al crío? —le pidió expectante, Klaus lo ignoró —¡Cass, Klaus no me deja jugar con Castiel!

Casandra bajó las escaleras con Caroline y Bella a su par. Las tres notaron a Klaus y Damon viéndose de mala forma mientras Castiel balbuceaba.

—puedo arrancarte los ojos sin salpicar una gota...

—¿Qué haces aquí, Klaus? —interrumpió, confundida.

—Mandé a mis híbridos a ver por la universidad Whittmore para entretenerlos —Le contó viendo cómo Casandra se acercaba a él —quince desaparecidos, todos tenían entre dieciocho y veintiuno años, atléticos.

—Stefan tenía razón entonces —Bella murmuró —esta haciendo un ejército. Y sus soldados son chicos en buen estado y sin una neurona que van a seguirla.

—en la noche verán si los vampiros se asoman —Explicó a la vez que Casandra le quitaba a Castiel y se lo daba a Damon —¡Casandra! ¿Por qué se lo das? Lo tenía de cabeza hasta hace unos minutos.

—eso no es cierto —Damon mintió, sentándose en el sofá y parando a Castiel sobre sus piernas que daba saltitos riendo. Klaus lo señaló amenazante, amagando acercarse enojado y Casandra lo frenó poniendo una mano en su pecho.

—oigan, estamos velando por el bien de Castiel, Bella y el mío —pidió tranquila —ademas, un ejército hambriento vendrá a por nosotras a Mystic Falls y... Hay algo raro en esto, algo que no me gusta, siento que falta algo, así que por favor mantengan la paz hasta que se acabe.

—El vampiro que la ayuda debe tener un motivo, no solo estar enamorado —acotó Caroline, sentándose a un lado de Damon —y debe tener más de cincuenta años.

—¿hemos hecho enojar a algún vampiro en el último tiempo? —preguntó Bella a su hermana.

Pero las tres chicas se giraron a ver a Klaus y Damon, siendo que eran idénticos en una cosa: tenían una larga lista de enemigos.

—Mis enemigos no pueden ser —negó Klaus rápido —se remontan en listas infinitas desde mil años atrás y todo saben que no pueden matarme. Soy inmortal, amores. Sin embargo, los enemigos de Damon, debo presumir que carecen de inteligencia, así que apuesto por él —señaló sonriente al ojiceleste que lo miró sin gracia.

—La mayoría de mí lista están muertos —negó él, blanqueando los ojos —igual que el único vampiro que conocí en Whittmore. Asi que no me miren así.

Casandra suspiró. Estaban con la guardia alta, en cualquier momento Victoria iría tras ellos. Se la pasó las manos por el rostro y, hambrienta, fue a la heladera a buscar comida. Escuchando a Klaus ir detrás suya pero amenazando a Damon que lo ignoraba.

—que conste, que él sigue vivo solo porque tú lo pediste. Si fuese por mi, ya habría sido la cena —Klaus la abrazo y la detuvo. Ella cerró los ojos unos instantes —¿estás bien?

—Si, solo cansada. Mata a Damon si quieres, pero que nadie te vea —escuchó un "¡te escuché!" De Damon en la sala y la risa de Castiel.

Klaus sonrió satisfecho, rodeando con sus manos la figura de su chica hasta bajar su mano por su abdomen, pasando su piel sobre la tela de su remera hasta colarse dentro de su pantalón. Casandra iba a apartarse ya que no podía hacer eso allí, en la casa Salvatore, con los demás en el cuarto de al lado, pero la mano de Klaus rozó una zona sensible y chilló sacando su mano. El hibrido frunció las cejas.

—¿estás bien? —preguntó confundido y ella se pasó la mano por el cabello.

—es que... ahí tengo... —balbuceó yendo a la heladera para tomar un jugo —... un tatuaje.

—¿un tatuaje? —cuestionó comenzando a reír —¿cuando te lo hiciste?

—no preguntes.

No quería hablar de todas las cosas que pudo o no hacer en Brasil, y escondió la cámara detrás de las demás para que no vea toda la locura que cometieron. Era lo único que quedaba de recuerdo, eso y ese tatuaje.

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