2.03
────❛Volterra❜
LAS MANOS del cobrizo recorrieron la espalda de Casandra, abrazándola con fuerza. Sintiendo por instantes el alivio de al fin estar con ella, pero luego sintió un empujón que lo mandó dentro y la puerta se cerró detrás de ellos.
—¡Abre los malditos ojos, Edward! —lo abofeteó y él abrió los ojos atónito, volteando a verla.
—estas viva... —susurró sorprendido.
—¡Por supuesto que estoy viva, hierba mala nunca muere! —Señaló incrédula pero él comenzó a reír del alivio y la abrazó.
—estas viva... Dios, Casandra... —podía sentir el perfume de Edward después de tanto, su piel era más fría de lo que recordaba.
—Si, tenía que hacer que me vieras otra vez vivita y coleando así no te matas —murmuró alejándose, pero él no soltó su cintura.
Casandra olía diferente, conservaba su aroma a chocolate, pero esta vez estaba mezclado con leche y un leve olor a perro. La admiró, estaba diferente físicamente, un poco más subida de peso... Pero seguia con su revoltoso y rizado cabello castaño rubio. A Edward siempre le gustó su cabello, porque se imaginaba a una pequeña y rubia Casandra que se frustraba al crecer porque su cabello se iba oscureciendo.
—Estas diferente... —susurró acariciando su rostro —estas hermosa.
—supongo que te fue fácil olvidar que yo siempre fui así —alejó sus manos —y me pediste no hacer nada imprudente por el bien de Charlie y Bella pero tú no pensaste en tu familia.
—¿Cómo iba a pensar en ellos cuando mi único pensamiento día y noche es el latir de tu corazón? —Murmuró endulzante —no podría vivir en un mundo donde no existieras...
—no te contradigas ahora, tú dijiste...
—Mentí —negó apresurado y ella lo observó confundida —tuve que mentir porque si era sincero solo lograrías que me quedara y ya jamás podría irme de tu lado.
Casandra negó y se alejó suspirando. Sus palabras no lograban hacer ningún efecto en ella, porque por más que fueran sinceras, recaían sobre una herida que ya estaba cicatrizada. Una de las muchas cicatrices que ella tenía.
Escucharon un ruido y vieron a dos vampiros, uno bajo y el otro excedido en altura. Pálidos de ojos rojos y porte elegante.
—disculpen —Casandra alzó su mano —ya no va a querer el suicidio express, pediremos un reembolso, nos vamos al festival.
—Aro quiere volver a hablar con él —dijo el más grande.
—ninguna regla se rompió —expresó Edward, cubriendo detrás suyo a Casandra.
—aún así, deberíamos seguir esta charla en un lugar más apropiado —Negó el más bajo, con tono divertido.
—Bien, Cass... —volteó a ver a la humana que miraba con ojos entrecerrados a los vampiros —¿por qué no vas a ver el festival? Vi un puesto de alfajores.
—la chica viene con nosotros —negó el más alto.
—no, vete al infierno.
Antes de que las cosas se pongan tensas, la cerradura de la gran puerta se rompió y se abrió, mostrando a Alice que entraba cargando a Castiel y a Bella que entró detrás, tropezando con la cerradura en el suelo y tratando de cerrar la puerta.
—¡vamos, Félix, Demetri! —Alice habló sonriente con el bebé que jugaba con sus lentes, llenandolos de baba —es un festival, no pensaran hacer una escena.
—Castiel... —Casandra volteó y se apresuró a tomar en brazos a su hijo —¿por qué no fueron al festival? —le susurró a Bella.
—porque me mordía cuando nos alejabamos —se quejó su melliza —y tiene las encías feas.
—¿Casandra qué es...? —Edward miró con sus ojos dorados opacos al bebé.
—suficiente.
Los cuatro vampiros, las dos humanas y el bebé voltearon a ver a una chica, era enana, más que Alice. Parecía una niña, con rostro angelical pero inexpresiva, sus ojos rojos y sangrientos parecían devorarlos. Casandra besó el cabello de su bebé mientras suspiraba ante el problema en que se metieron.
—Jane... —Edward bajó la cabeza, atemorizado.
Casandra la mantuvo alta, después de las cosas que tuvo que pasar en Mystic Falls, y a sabiendas que esa mañana desayunaron verbena, no se hacía mucho problema en que beban su sangre.
—Aro me envió para ver por qué tardaban tanto —habló pasando su mirada en casa uno hasta terminar en el bebé.
Por siguiente, se giró y comenzó a alejarse. Sus pasos resonaban en el suelo, el castillo en el que estaban era silencioso, y frío. Con el mismo olor del cementerio o una morgue.
—Solo hagan lo que les diga —les susurró Alice.
—ay ajá —refunfuñó Casandra, tomando la mano de Bella y comenzando a ir detrás —¿le avisaste a Klaus?
A pesar de decirlo bajo, todos pudieron oírlo. Edward se preguntó a si mismo, quién era Klaus y por qué Casandra parecía corroborar su seguridad dependiente a él. Los demás no hicieron caso omiso.
Después de todo, los cuatro Volturi de la guardia elite no creían que se refería al mismo Klaus que ellos conocían.
—le dejé una nota y un mensaje —afirmó yendo primeras en el paso. Casandra sintió un malestar al tomar la mano de Bella y, al bajar la vista, se percató de que tenía bajo la manga de la camiseta dardos de verbena. Bella se tapó más —se los robé a Alaric.
—lindos.
Avanzaron por el pasillo, pasando por ventanas que colaban rayos de luz que se reflejaron en las pieles brillantes de los vampiros. Luego, Jane se hizo a un lado frente a unas escaleras y Casandra agarró mejor a Castiel que tiró los lentes de Alice al suelo.
—adelante —La vampiro le sonrió sutil y Casandra sonrió sarcástica, pasando.
Cómo si fuera un mal chiste, frenaron delante de unas rejas que, al abrirlas, mostraron un elevador.
—hm... —Casandra se aclaró la garganta —con clase —comentó aguantando la risa y entrando.
Todos subieron al elevador y las hermanas Swan se fueron una mirada aguantando la risa. Castiel examinaba todo con sus brillantes ojos celestes. La ópera comenzó a sonar como la música del ascensor y Casandra trató de resistir.
Al fin las puertas se abrieron y Casandra movió a Castiel a su otro brazo ya que se le estaba durmiendo. Cuando pasaron frente a una secretaria, ella los saludó.
—pobre perra —susurro Casandra y Bella negó divertida —¿Es humana?
—si —afirmó Edward, poniéndose a la par de Casandra que se tensó, incómoda.
—¿Y por qué...? quiere ser vampiro —se respondió a si misma, Bella.
—Y lo será pronto —afirmó, Demetri, a sus espaldas.
—o el postre —refutó Jane.
Se acercaron a unas grandes y antiguas puertas, que se notaban pesadas, sin embargo, Jane las abrió como plumas, mostrando su presencia ante los que estaban dentro.
Delante de Casandra, alzados en tres tronos, había tres vampiros que supo reconocer por las pinturas y las historias de Rebekah. Aro, de cabello largo, lacio y azabache; Marcus, de cabello largo, rizado y castaño; Caius, con melena sobre sus hombros, rubia y lacia. Parecía ser el más joven.
—hermana, te enviaron a traer uno y trajiste tres y un cuarto —Un chico castaño, parecido a la rubia, habló. Contando a Bella y Casandra como uno y a Castiel como el un cuarto —que chica tan lista.
Casandra frenó delante de los tres reyes e hizo una sutil reverencia junto a Bella, más dóciles ante la realeza frente a ellas que Edward y Alice quienes solo las miraron ceñudos.
—oh, que lindas chicas... —Aro habló, siendo el rey de en medio y el único de pie —y que lindo bebé —miró a Castiel que estaba semirecostado sobre el pecho de su mamá —pero si eres... Ah, Casandra. Que agradable sorpresa ¡Casandra está viva después de todo!
—por desgracia —susurró la nombrada.
—parece que no te gustan los finales felices —Aro soltó una risilla y tomó abruptamente la mano de Edward entre las suyas —son tan raros... Uh, la compañera de vida...
Ante eso, Marcus se inclinó sobre su asiento. El tercer rey, poseía el don de ver los lazos entre las personas. Él, sin embargo, podía ver los hilos desprendiendo de Casandra y había dos hilos rosados de amor fraternal que la unían a la humana y el bebé, luego, un pequeño lazo violeta que casi se desvanecía apuntando a Alice... Al final, tenía un hilo rojo parpadeante con un nudo apuntando a Edward, se desvanecía lentamente, contrario al del cobrizo que brillaba con intensidad.
Y lo que más llamó su atención, era el brillo fraternal rosado saliendo del bebé y yendo al cobrizo.
—Aro puede leer cualquier pensamiento que he tenido con solo tocarme... Y ahora lo sabe todo —Edward les explicó a las dos humanas, y luego miró al rey —acaba de una vez.
—y tú eres un excelente lector de almas, Edward... —susurró anhelante —aun que... No puedes leer los pensamientos de la dulce Bella. Fascinante —y se acercó lentamente a la hermana de Casandra —¿me harías el honor? —extendió su mano hacia ella.
Bella miró a Casandra que afirmó y, dudosa, extendió su mano hacia Aro. Quién la acunó con sus dos manos y la acaricio expectante, pero nada pasó.
—interesante... —siseó molesto —no veo nada —y volteó sobre sus pasos —me pregunto... Veamos si es inmune a todos nuestros poderes —y miró a Jane, la rubia escalofriante —¿te parece, Jane?
—no —dijeron al unisono Edward y Alice.
Casandra no entendió el por qué de su reacción y Bella tampoco, así que se pegaron más cuando vieron como Edward corría a tratar de impedir que lastimen a la hermana de su novia y a quien en su momento fue su mejor amiga. No obstante, el vampiro no fue muy lejos cuando se detuvo de golpe.
Parecía que estaban le estaban succionando el alma, que lo estaban quemando por dentro. Casandra apartó la vista y atrajo a Bella a ella para que no viese eso, moviendo a Castiel para que tampoco vean.
—basta, basta, hay un bebé presente —les rogó Casandra y se escuchó el ruido de algo caer. En cuanto volvió a abrir los ojos, notó a Edward en el suelo, Alice fue a socorrerlo. Soltó un suspiró aliviada —creo que es hora de irnos.
—no lo creo —negó Aro, totalmente inexpresivo. Casandra se relamió los labios y soltó a Bella.
—yo si.
Sostuvo con más fuerza a Castiel y se acercó lentamente a Aro, extendiendo su mano. Casandra rogaba para sus adentros que eso funcione, luego de tantas historias. El rey miró curioso su mano y la tomó entre las suyas.
Casandra vió toda su vida frente a ella en fracción de segundos, como una película rapida. Hasta llegado el momento.
Edward repartía besos por su cuerpo, bajando y bajando mientras resonaba la risa de Casandra. Luego, todo pasando muy rápido hasta la mañana siguiente.
—tenemos que ir... —negó él riendo —lo de anoche...
—fue mí regalo de cumpleaños —sonrió encantada —feliz cumpleaños a mí...
Sintió un nudo en su estomago, pero no retiró su mano. Dejó que el vampiro siga tomando cada recuerdo escondido en el fondo de su mente, mientras Edward observaba los pensamientos de ambos.
Llegó el momento de la ruptura, cuando él la dejó. Casandra se derrumbó en el bosque y Aro pudo sentir el frío ahogandolo. Luego, el hospital.
—Que estás... —su papá sonrió con sus ojos comenzando a aguarse —embarazada.
El cobrizo quedó atónito y observó al bebé en brazos de Casandra que comenzaba a caer dormido sobre el hombro de su mamá.
Llamaban y llamaban pero ellos no atendían. Casandra llorando. Cada recuerdo iba como una ola a Aro que quedaba fascinado con lo que estaba apreciando. El cartel de “bienvenidos a Mystic Falls” y a las brujas Bennett junto a Caroline y Alaric ayudándola.
Marcus, el tercer rey, observaba como las expresiones de Aro vacilaban en la adoración, mientras que las de Edward recaían en el desespero. Al ver a Casandra, sumida en sus recuerdos, notó que había un nuevo hilo que iba tomando color y fuerza, un hilo rojo que se iba moviendo mediante alguien se acercaba. Un lazo rosado salió de misma forma, un amor fraternal, a ese mismo objetivo desde el bebé.
Casandra no podía creer la cantidad de cosas que pasaron en esos meses y ella había ignorado —pero... Con el pasar de este par de meses... Me di cuenta que tal vez si es solo un bebé, que no controla su apetito y tiene la maldición de ser mitad chupasangre dentro del cuerpo de un humano repleto de sangre —Se señaló algo triste —y si nuestro lado realista tiene razón... No creo sobrevivir al parto. Todo eso, almacenado, estaba pasando por su mano al cuerpo de Aro que parecía no querer acabar.
—Aro... —llamó Marcus, más él lo ignoró.
Aro pudo reconocer a un moreno en sus memorias. —¿Laurent? —preguntó Casandra, confundida. Un vampiro que había estado con ellos un tiempo hasta que se fue, no obstante, también vió toda su conversación. —estoy embarazada —le suplicó desesperada —y no es un bebé cualquiera, es de Edward. Es de un vampiro. Para después, apreciar como Klaus aparecía y le cortaba la cabeza.
—Aro —insistió Marcus.
Ante la imagen del híbrido original, como si una corriente eléctrica lo hubiera recorrido, Aro soltó la mano de Casandra y se alejó. Ella sonrió.
—No...
—Si.
Nunca antes habían visto al rey asustado, pero Aro comenzó a retroceder y Edward no entendía a que vino eso ¿Al hombre que había matado a Laurent? Porque en la mente de Aro solo aparecían múltiples recuerdos de ese mismo hombre matando a tres mujeres. Tres brujas.
Las puertas se abrieron abruptamente y por allí entró el culpable de los dos nuevos hilos en Casandra y Castiel, junto a uno morado apareciendo en Bella.
Un furioso Klaus, como una bestia enjaulada recién soltada, entró al cuarto. Caius y Marcus se levantaron al segundo pero Aro cayó sentado en su trono, atónito. La guardia elite se puso a la defensiva pero, como si estuviera cagado del susto, Aro los mandó a callar.
—¡Casandra!
La nombrada se giró sobre sus talones, viendo a Klaus que avanzaba con dos estacas en sus manos.
—¿Te busco por cielo, mar y tierra y te encuentro en este castillo de muñecas? —señaló todo el lugar con desdén.
—Lord Niklaus...
Ante las palabras de Aro, Klaus lanzó una de las estacas que quedó a centímetros a la derecha de su rostro, enterrado en el trono.
—¡Cállate! —le gritó al rey, enfurecido.
Casandra jamás lo había visto tan enojado, y el resto pareció congelarse. Aro, Marcus y Caius se bajaron de sus tronos y se pusieron de rodillas, el resto por consecuencia hizo lo mismo.
—llegó a casa, y me encuentro al destripador saliendo y diciendo que le traerias alfajores de Italia —La señaló con la estaca, casi temblando del enojo.
—no me hables así, Bella te dejó una notita... —susurró apartando la estaca.
—¡ah, claro! Bella me dejó una notita y un mensaje que dice “Klaus, vamos a Volterra con los Volturi, te aviso por si nos matan” ¿Por si las matan? —y miró a Bella, Casandra miró mal a su hermana que se encogió de hombros —¡que maten al resto! Nos vamos a casa.
Cuando Aro iba a hablar, Klaus le lanzó la otra estaca, esta vez, en medio de las cejas, pero Aro la atrapó de antemano. Edward y Alice no comprendían que clase de criatura divina era, o si se trataba del mismo diablo, pero se mantuvieron apartados, temiendo por los Swan.
—no podemos, vinimos a por Edward y Alice —tomó su mano y Klaus frunció sus cejas.
El híbrido volteó sobre su eje hasta que vió a Edward y lo señaló, luego miró a Casandra que asintió. Él sonrió comenzando a reír.
—¿esto es Edward? —señaló divertido y los tres reyes rieron con él por compromiso —claro, permíteme remediar mi equivocacion, mi amor.
Se giró a Edward, sonriendo, mas borró su expresión, mostró su rostro de híbrido y soltó un gruñido grave de animal. Edward retrocedió trastabillando, sorprendido.
—Klaus —llamó Casandra. Él ocultó su naturaleza y volteó a ver con cejas alzadas a la castaña —solo quiero ir a casa.
—y nos iremos —se acercó a ella.
Los ojos ámbar de Edward pudieron apreciar como Klaus alzaba con delicadeza la barbilla de Casandra con un dedo y dejaba un casto beso sobre sus labios. Partiendo en mil pedazos su muerto corazón.
—De pie —pidió alejándose de Casandra y tomando en brazos a Castiel, volteando a ver a los reyes —estimo que no educaste a tus súbditos de quien soy.
De la gran puerta que Klaus había abierto, entraron la docena de híbridos que lo seguían. Con sus ojos brillantes y las venas debajo de sus ojos.
—Permitanme presentarme. Soy Niklaus Mikaelson, el híbrido original. Del linaje original. Único e inigualable.
Y pasó su brazo por la cintura de Casandra, haciendole una seña a Bella para que se acerque.
—Y ellas, junto a este pequeño, vienen conmigo ¿Ha habido algún problema respecto a eso?
—no, mi lord —negó Caius. El aclamado rey sádico.
—No te preguntaba a ti —Habló volteando a ver a Casandra —mi amor.
—esta bien, solo queremos ir al festival —negó la castaña y él besó su cabello.
—entonces, vayan. Yo me quedaré a resolver unos asuntos —Dejó a Castiel en brazos de Bella.
Casandra junto a Bella y Castiel salieron, haciendo una seña para Alice y Edward.
—ah, tu no —Klaus señaló a Edward —tu quédate. Y amor... —miró a Casandra —lleva dos híbridos contigo.
Casandra asintió y salió. Negando risueña. Era intocable con Klaus Mikaelson a su lado.
570 estrellitas.
40 comentarios.
Llegó la caballeríaaa.
Cómo que el área gráfica no llega a las 300 estrellitas? 😭😭😭
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