1.18

────❛luna rosa❜


                      CUANDO DAMON pidió que el bebé no nazca en su casa, no estaba tratando de mufar o tentar al destino. Y cuando volvió, casi vomita su desayuno al ver la huella que Casandra había dejado, gritando su nombre enojado. Casandra casi hubiera podido oírlo si no fuese por sus propios delirios.

—no duele como dicen que haría... —dijo pero se arrepintió.

Casandra había roto fuente y comenzó a gritar agonizante. Alaric se apresuró a levantarse y tomarla de los hombros, para levantarla.

—ay, ¡Si, duele, duele!

—¡Liz! ¡Bella! —gritó asustado y Casandra comenzó a quejarse, adolorida —aguanta, aguanta.

—¡Me está saliendo un bebé mitad vampiro del tamaño de una sandía de la vagina, Alaric, no es algo que se pueda aguantar fácil!

—¿qué sucede? —Bella bajó apresurada las escaleras junto a Liz.

—¡Estoy entrando en parto! —gritó Casandra y Alaric la llevó a la puerta.

—¡iré con Meredith al hospital, necesito que Damon o Stefan, o cualquier vampiro vaya! —Le pidió corriendo al auto con Casandra.

—¿quién es Meredith? —preguntó confundida, sentándose en el asiento de copiloto y comenzando a quejarse —ay, tengo contracciones, no, no...

—es una mujer del consejo, una Fell... La estuve viendo hace unas semanas —Contó arrancando rápido con sus manos temblorosas, acelerado.

—¡¿estabas teniendo citas y no me dijiste?! —gritó incrédula y gritó por las contracciones —¡me estoy muriendo, carajo! ¿No se supone que esto iba a ser lento y tortuoso?

—¡no tenía tiempo para contarte mi vida amorosa entre tanto drama! —se excusó el profesor —Casandra, tu embarazo duró casi cuatro meses, era obvio que la dilatación sería igual de rápida.

—¡Entonces transformarte en Toretto, no lo sé, pero conduce rápido, hazte de la fórmula uno! —rugió y volvió a gritar del dolor, sosteniendo su vientre. Y borrando el dibujo.

Casandra chilló adolorida, sus manos manchadas en pintura recorrían y se apretaban contra su estómago, logrando que la obra de arte sea irreconocible. Las contracciones eran más fuertes, más regulares y más frecuentes con el pasar de segundos.

—¡Me está partiendo al medio esta cosa!

—Durante el inicio del trabajo de parto, el cuello del útero se dilata y se borra. Es probable que sientas contracciones leves e irregulares... —Comenzó a decir Alaric manejando a toda velocidad y doblando sin cuidado en las curvas.

—¿qué putas me estás diciendo, Saltzman?

—¡No lo sé, es algo de los veinte libros que nos dió Caroline para estudiar por si alguno estaba contigo cuando esto pasara! —gritó alterado.

Las llantas derrapaban mediante doblaban sin cuidado, pensando en hacer tiempo récord hasta llegar al hospital. Frenó delante, muy mal estacionado, y bajó rápido para sacar a Casandra.

—sangre, necesito sangre —le pidió bajando.

Su cuerpo había comenzando a soltar grandes cantidades de sudor, su piel se palidecía y sentía que el bebé se abría paso a mordidas. Gritó con el gran dolor ardiente, era como si todos sus huesos se hubieran quebrado pero en una sola parte. Alaric la llevó dentro.

—¡Meredith, Meredith Fell!

Afortunadamente, la mujer estaba cerca y corrió a Alaric, viendo a Casandra que lloraba impaciente.

—Es Casandra, está entrando en parto. Es muy rápido, por favor, debes atenderla. Nadie puede involucrarse —le rogó el hombre.

—vengan —ella se apresuró y tomó una silla de ruedas a un costado dónde sentaron a Casandra y empezaron a correr por los pasillos del hospital.

—Hola, Meredith. Soy Casandra, Alaric es algo así como mi tutor, espero que te haya hablado bien de mi, yo apenas descubrí que tú existías. Me gusta tu cabello... ¡agh! —su grito adolorido interrumpió su presentación.

—solo me dijo que eres una chica divertida —Habló sonriendo —y tu bebé es un híbrido. Estoy emocionada de asistir a tu parto.

—yo no estoy tan emocionada... ¿puedo llegar a sentir que su cabeza ya está saliendo o es el dolor? —susurró con voz rasposa —tengo sed.

Meredith iba a entrar a un quirófano cuando se encontró con Klaus Mikaelson en la puerta de este.

—No me refería a esto, Bella —susurró Alaric.

Klaus se hizo a un lado, abriendo la puerta del quirófano y entrando. Meredith compartió una mirada con Alaric pero Casandra gritó con más fuerza y no tuvieron de otra que entrar, encontrándose con dos doctores y un híbrido.

Pusieron a Casandra en la camilla y ella miró a Klaus que se puso a su lado, tomando su mano.

—¿Qué haces aquí? —habló cansada, somnolienta.

—Veras, iba a buscar esto... —Tomó la cadena de su cuello, pero se la dejó puesta y sonrió —cuando los ví irse muy rápido y la sheriff Forbes en la puerta me dijo lo que sucedía. Un híbrido mío estaba cerca del hospital, solo tuvo que correr unos metros e hipnotizar a los primeros doctores que encontró.

—No te vayas... Quédate —apretó con fuerza su mano y gritó, Meredith subió sus piernas y se puso delante.

—Puja, linda, ya casi está fuera. Hiciste casi todo el trabajo en el camino —Meredith habló y Casandra gritó, pujando.

Era algo inexplicable lo que estaba pasando con ella, con su cuerpo.

—no puedo, no puedo... —negó comenzando a llorar.

Klaus se mordió la muñeca y, sin preguntarle, la obligó a beber. Casandra bebió y él alejó su brazo al final, viendo cómo la sangre caía por su boca. La humana soltó un suspiró aliviada.

—si puedes —le dijo firmemente. Casandra lo miró —En mi tierra, hace mil años, se decía que en luna llena había más probabilidades de entrar en parto. Hoy hay luna llena, no una cualquiera. —Casandra gritó pujando con fuerza y apretando su mano.

—sigue —Meredith le pidió a Klaus —la ayudas.

—Hoy hay una misteriosa luna llena, una rosa. Muchas brujas están canalizando su energía en estos momentos, es algo mágico y pasa solo cada cien años —Siguió mientras Casandra lloraba, negando. Él sostuvo con su mano libre su mejilla, obligándola a verlo —¿Sabes lo que me encanta de esta luna rosa, amor?

Casandra gritó y pujó con fuerza, era un dolor agonizante, no sentía su cuerpo, solo un gran ardor y tensión en su parte intima y su abdomen bajo.

—¿Qué? —susurró con sus párpados pesados.

—la floración de una planta llamada phlox rastrero, phlox subulata, originaria de aquí —ella apretó con fuerza sus ojos y pujó, tratando de concentrarse en lo que Klaus narraba con conmoción, el hibrido cerró sus ojos y apoyo su frente contra la suya —sale a la par de la luna, por eso compre esa mansión y no otra, porque cuando llegué vi la planta al rededor en sus jardines y ese musgo rosa saldría pronto.

—ya está la cabeza, un poco más —Le pidió Meredith y Casandra pujó.

Casandra pujó con fuerza, su cuerpo se tensó, sus músculos dolían pero ella hizo presión, presionó y presionó, sin soltar la mano de Klaus. Su cuerpo ardía tanto que podría derretir glaciares con él.

Hasta que finalmente, escucho el llanto del bebé y Casandra cayó hacia atrás cansada, se desplomó.

—bien hecho... Es un hermoso niño —Meredith le dió el bebé a un doctor para que lo limpie —¿Casandra?

Casandra tenía la sangre de Klaus bajando por sus labios hasta su barbilla, sus ojos cerrados y su respiración se iba haciendo más lenta. Klaus se preocupó y no se molestó en que su herida termine de sanar que volvió a sacar sus colmillos a la luz y los clavó en su muñeca, poniéndolo en la boca de Casandra.

—vamos, arriba, amor... —le pidió escuchando de fondo el llanto de Castiel —despierta, Casandra.

De repente, Klaus sintió la sangre ser succionada con más fuerza y Casandra despertó alejando el brazo de Klaus.

El híbrido soltó un suspiro de alivio y peino el cabello de Casandra, sonriendo al verla sana.





































































































                           EN UNA CIUDAD en otro estado, Alice Cullen se encontraba en el balcón de su departamento. La noche reinaba y veía con un telescopio la luna rosada de esa noche. Junto a Rosalie.

De repente, cuando acercaba su ojo al lente que le permitía ver la anomalia que brillaba en el cielo, una visión nubló su vista.

Con gran dolor y agonía, podía ver el rostro de Casandra, quien gritaba de dolor.

—¿Alice? —Rosalie preguntó al verla estática.

Luego vió a un rubio cobrizo morderse a si mismo y poniendo con fuerza su brazo en la boca de Casandra que apretó su brazo con un aspecto asustado. Su piel sudaba, sus ojos lloraban y estaba despeinada.

—Alice ¿qué sucede? —Rosalie interrogó al notar que estaba teniendo una visión.

De repente Casandra se desplomó, con una cascada de sangre bajando de su boca. Escuchando a una voz femenina decir “¿Casandra?” asustada.

La vampiro se llevó las manos a la boca, horrorizada ante la imagen y miró paniqueada a Rosalie que la miró preocupada.

En su visión solo pudo ver un cartel. “hospital de Mystic Falls”.

—Casandra...



































































































                           AL ABRIR la puerta de la habitación en el hospital, Klaus pudo ver a Casandra frente a la ventana, sostenía en brazos a Castiel. La medianoche dejaba apreciar a la luna que brillaba en un suave tono rosado. Casandra volteó a verlo.

—Hey... —sonrió y él se acercó a ella.

Al ponerse a su lado, rozando su cuerpo con el suyo, un poco detrás de ella, pudo ver a Castiel. Era un hermoso bebé, de cabello rubio cobrizo, tenía un conjunto azul.

Solo Liz Forbes le había comentado sobre la belleza de la maternidad, el sentimiento de tener por primera vez, y un largo rato, a su pequeño bebé en brazos. Tan diminuto, indefenso y dependiente por ella. La mayor creación que podría hacer jamás. Su tono de piel era exactamente como el suyo, con una pequeña nariz respingada que se arrugaba cada segundos. Casandra había visto muchas cosas hermosas, pero en esos instantes, el primer puesto había quedado eternamente ganado por su hijo.

—creí que sería feo, los recién nacidos son como ratitas —admitó Casandra y Klaus rió —ahora quiero creer que la luna rosa lo hizo lindo —lo miró fascinada —gracias por esa historia... Por ayudarme.

—No oíste ni la mitad —habló divertido, acercándose a abrir la ventana para que se asomen a verla mejor —y te lo conté muy por arriba. Hay tantas versiones, tantas culturas, tantos relatos...

—cuentamelos todos —dijo sin pensar y él la miró, mientras Casandra volteaba a apreciar la luna.

—Cuenta la leyenda que cada cien años se puede ver una luna llena única, rosa como el algodón de azucar... —habló con tono tranquilizador, bajando la vista a Castiel —y solo se puede ver desde un país, y cada vez que ocurre sucede en un país distinto, solo las brujas saben donde ocurrirá.

—¿sabías que este año sería aquí? —le preguntó curiosa y él asintio.

—Se dice que esta visión posee grandes poderes, los más fuertes de la historia, el amor... La luna rosa es puro amor —su tono dulcificaba la historia —Los enamorados que vean esta luna juntos, permaneceran unidos para siempre, en esta vida y en todas las que vengan... —volteó a ver la luna y Casandra volteó a verlo a él —Se dice que cada persona tiene su alma gemela, su media naranja... Mas son pocas las vidas en que se encontraran las dos personas destinadas...

Casandra por instantes pensó en que Edward le dijo que era su compañera, que el destino los hizo el uno para el otro. Luego miró la luna y pensó en ella. Pensó en que la luna rosa con su gran magia se interpuso en el destino y usó su mística escencia para cambiar eso.

—Pero la magia de esta luna es muy poderosa, el afortunado que vea esta luna encontrara al amor de su vida, a su alma gemela, en esta vida, y lo volvera a encontrar en todas las vidas futuras... —se vieron al mismo tiempo.

—¿Y ahora que la vimos juntos? —Casandra alzó las cejas repetidas veces y Klaus sonrió —¿esto funciona como el muérdago en navidad?

—si quieres que te bese solo dilo, amor.

Casandra sonrió con su corazón bombeantemente anhelante y Klaus se acercó, sintiendo el cosquilleo en todo su cuerpo.

Sin embargo, Castiel en brazos de Casandra comenzó a llorar y los dos bajaron la vista al bebé.

—Bella ya tiene tus cosas para que vayan a casa —Le notificó el híbrido.

—ya bajo —Sonrió apenada, mesiendo de lado a lado al bebé.

Klaus se giró sobre sus talones, con intenciones de irse, no obstante, cuando llegó a la puerta sostuvo el picaporte y volteó a ver la luna rosa. La luz de color chicle sobre la oscura noche le daba una figura a Casandra que había quedado en medio del retrato, viendo con sus ojos brillantes el paisaje.

Cada cien años, había visto la luna rosa solo, hasta que al fin la vió con alguien. Y él si era creyente de esa leyenda, del amor a primera vista, de la conexión por el arte de la magia y el destino.

Así que aflojó su agarre, resbaló su mano soltando el picaporte y volvio sobre sus pasos. Se acercó a Casandra que volteó curiosa, lo miró a punto de decir algo, pero él tomó sus mejillas y, con cuidado de no molestar a Castiel que cesó su llanto, la besó.

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En este y el siguiente apartado y actualizo.
Besitos, Lola✨

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