1.02
────❛entonces se fue❜
CASANDRA SUSPIRÓ al oír a Jacob y Bella discutir en la sala. Ella estaba sentada con Ángela en el porche de su casa, comiendo unos alfajores que le había comprado. Abrió el paquete del dulce y lo comió, jugando con el papel.
—¡no puedes dejarme por eso!
—¡No es solo por esto Bella! ¡Lastimé a Casandra! ¡No me gusta convivir con los chupasangre y...!
—¿y qué? ¡Y el tema de la impronta! ¿uhm?
—Jacob no debió seguir con Bella al saber que no era su impronta —susurró Angela bebiendo su refresco. Casandra suspiró.
Edward no había ido a la escuela los últimos cuatro días y Casandra estaba asustada. No le gustaba lo que estaba por pasar y sus entrañas ya sabían lo que sucedería.
Jacob salió dando un portazo y pasó a un lado de las dos chicas sentadas en los escalones, ignorandolas.
—adiós, Jake —saludó irónica Casandra. Luego salió Bella.
—¡Jacob, vuelve aquí! —le gritó, pasando a un lado de ambas.
—hola, Bella —saludó sarcástica de nuevo, Cass.
—¡Jacob, te llegas a subir a esa motocicleta y te olvidas de mi! Papá no te dejará volver a pisar está casa —le gritó llorando y Jacob tomó su casco —¡Te lo digo en serio!
—lo siento, Bella.
Jacob se subió y se fue, irónicamente, la lluvia comenzó a notarse. Gotas disimuladas que no les molestaban pero el cielo nublado fue compañía de Bella que comenzó a sollozar, arrastrando sus pies de vuelta hasta sentarse a un lado de Ángela. Quien la abrazó fuertemente.
—esto es mi culpa y de ese estúpido cumpleaños... —sollozó mientras Casandra sacaba otro alfajor y se lo tendía.
—¿Por qué debería ser tu culpa sangrar? Iba a pasar el día que alguna se tropiece y se raspe la rodilla ¿No? —suspiró temblorosamente, logrando que la miren —Él va a dejarme después de esto.
Cómo si fuera magia, oyeron unas ramas romperse y voltearon, notando a Edward asomarse por el bosque.
Casandra de preparó mentalmente. Tenía una larga lista de ex novios, Edward no debió ser la diferencia, ya sabía cómo eran las rupturas, pero esta vez no era lo mismo. No porque al fin se había entregado en cuerpo y alma, lo amaba, lo amaba de verdad.
—hablando del diablo —susurró Cass viendo a su novio.
—suerte —le dijo Ángela —esperamos dentro —ayudó a Bella a levantarse.
Las dos se metieron y Casandra no quería moverse, en verdad no quería. Pero Edward se colocó delante de ella y le extendió su mano pálida.
—acompañame —le pidió con su voz atrayente.
—no —negó sin verlo, él no desistió —no quiero.
—vamos a dar una vuelta, por favor —le pidió nuevamente y Casandra negó —Cass...
—hay mosquitos en el bosque, está por llover y se va a arruinar mi maquillaje, tengo hambre y... —Comenzó a hablar apresurado.
—Casandra.
Se calló y lo observó, no aceptó su mano, se levantó sin su ayuda y fue directo al bosque. Comenzando a enojarse con cada paso que daba, ansiosa y desesperada.
Hasta que se detuvo y se abrazó el estómago, incómoda. Edward dió unos pasos hasta estar delante de ella.
—antes de que empieces, ¿Por qué desapareciste? ¿No podías llamar? —cuestionó impaciente.
Edward negó, volteando sus ojos dorados para ver fijamente a su novia.
—Cass... Tenemos que irnos de Forks —aclaró en un tono bajo, expectante.
—¿a... A qué te refieres? —murmuró comenzando a temblar y las gotas de agua filtrándose por las hojas del bosque espeso.
—Carlisle es diez años mayor, por lo menos, a lo que se ve —mintió notablemente, ya no la miró a los ojos y Cass se dió cuenta —ya empezaron a notarlo.
—no te atrevas a mentirme, Edward —alzó la voz, molesta. Él se calló unos instantes —lo que pasó en mi cumpleaños... Fue solo un accidente. Los accidentes pasan.
—mira lo que te hizo ese accidente —se acercó hasta tomar su mano, ella se quiso safar pero Edward bajó la manga de su campera, mostrando su brazo descubierto por su camiseta manga corta.
Tenía una venda en su brazo, pero más arriba tenía un hematoma que Edward notó.
—y mira lo que te hice yo... —susurró, enojado al ver las marcas que él provocó cuando estuvieron juntos.
—si vas a terminarme solo hazlo ¡Termina conmigo y vete! —lo alejó, subiendo el cierre de su abrigo —pero no me mientas... Solo no me mientas.
—Cass, entiende. Tu no perteneces a mi mundo —negó retrocediendo dos pasos.
—te diste cuenta un poco tarde —siseó enojada, con un trueno sonando de fondo y la lluvia incrementando.
—no importa eso. No tienes que estar a mi lado y no te quiero cerca, no quiero que vengas —dijo frívolo.
—y yo no voy a ir detrás tuyo —negó de antemano endureciendo su rostro tembloroso —jamas perseguí a nadie y no serás la excepción. Si ya no me amas, dilo.
—no te amo.
Casandra se quedó callada, comenzando a sentir ya las fuertes gotas cayendo contra su cuerpo. Agradeciendo que la lluvia camuflaría las lágrimas que bajarían por sus ojos heridos.
Ella jamás le había pedido nada, solo lo había amado incondicionalmente. No le pidió que salve su vida cuando casi la atropella Tyler, pero él lo hizo, la salvo a ella y a su hermana. Jamás le pidió que la salve en Port Angeles cuando la rodearon hombres, pero él la salvó, a ella y a su hermana. Siempre estuvo ahí, desde que ella llegó a Forks.
Nunca le rogó por la mordida porque ella no quería ser inmortal a pesar de amarlo ya que no se veía pasando la desolada eternidad a su lado. Y creyó que eso era un alivio para los dos. No obstante, parece que todo fue en vano.
—qué irónico —resopló sonriendo cínica —te crees diferente a los humanos, pero eres idéntico a todos los chicos de mi edad. El error fue mío, por quedarme a tu lado. Por creer que eras mejor. Ahora solo vete —se giró sobre sus talones para irse, aguanta sus sollozos.
—Casandra —la llamó y ella se detuvo, sin girar —no hagas nada imprudente, por el bien de Bella y de Charlie... Y yo te prometo que no volverás a verme. Jamás volveré. Y tú podrás vivir tu vida sin ninguna interferencia de mi parte... Será como si yo no hubiera existido, lo prometo.
—tambien prometiste amarme y no dejarme y no cumpliste —se giró, sonriendo triste —pero yo si cumplo mis promesas. Y te juro por como me llamo Casandra Swan que vas a volver, Edward, vas a volver porque tu palabra no vale nada y yo lo valgo todo —alzó la barbilla segura.
—lamento haber dejado que esto se alargara tanto.
—yo lamento haberte conocido... Olvídame, Edward Cullen.
—tranquila, eres fácil de olvidar.
Antes de qué Edward haga algo, Casandra se giró comenzando a alejarse a paso lento y cansada, comenzando a llorar en silencio. Él bajó la cabeza, queriendo ir detrás de ella y decirle que todo era mentira, pero no podía con la idea de que algo malo le suceda por su culpa. Por la de su familia o la de Victoria. No podía con la sola idea de perderla y eso le ardía.
Casandra trastabilló a penas comenzó a alejarse y se sostuvo de un árbol, comenzando a llorar con más fuerza hasta gritar mientras se sostenía el vientre. Se dejó caer contra el tronco y se echó en las raíces, alzando la cabeza para ver la "E + C" que había escrito hacia meses con él. Tallado en el árbol, rodeado de un corazón.
Comenzó a sentirse débil, herida, hasta que ya no aguantó y se giró, con las náuseas a flor de piel y vomitó.
La lluvia se había vuelto tormenta y Casandra comenzaba a sentir frío con su ropa mojada, se limpió la comisura de los labios pero volvió a vomitar y se agarró del árbol, arrodillandose.
—estúpido, idiota, imbécil... —susurró enojada, hasta que se levantó mareada.
Comenzó a caminar cansada hasta su casa, pero no pudo, no pudo y no llegó.
—ALEJATE DE mi, no me toques ¡Déjame!
Bella entró a la habitación del hospital con su papá, viendo a Casandra gritarle al enfermero que parecía haber salido de un ring de pelea.
—¡Casandra! —Su hermana se puso delante suya.
La mayor de las mellizas la miró, luego al enfermero que gritó "¡está loca!" y salió corriendo. Charlie no la miraba.
—¿Qué hago en el hospital? —se quejó —estoy desnuda —señaló su bata —se me ven mis redondas y lindas pompas —señaló su culo —¡Y me dieron pudin de vainilla! ¡vainilla! —agarró el postre antes de tirarlo —a mi me gusta el chocolate.
—Tenemos que hablar —le pidió Bella, sentandose a su hermana bien en la camilla, Casandra la miró ceñuda —¿qué es lo último que recuerdas?
Su corazón rápidamente dió un vuelco, como si hubiera reaccionado antes que su cerebro y abultó su labio inferior de forma inconsciente, bajando la cabeza al recordar que Edward le había terminado.
—Sam Uley te encontró en el bosque, casi te mueres de hipotermia —le dijo Bella, tomando su mano.
—bueno, pues ya soy un helado derretido. Estoy caliente, hot. A temperatura ideal, me quiero ir a casa —miró el techo melancólica.
Su pecho le dolía... Su corazón le dolía.
—no podemos ir a casa —negó Bella, mirando a su papá que se acercó vacilante —no hasta que te hagan unos estudios.
—¿Por qué? ¿Tengo cáncer? —preguntó rápido.
—¿qué? ¡No! —negó su papá y Casandra suspiró aliviada —Casandra...
—papá, sé precavido —le rogó Bella y Casandra los miró ceñuda —manten la mente abierta —le pidió a su hermana.
—ya me están asustando...
—Cass —Charlie tomó su mano —Los doctores dijeron que...
Observó el rostro afligido de él y el aún dutativo de Bella, los dos parecían anunciarle una noticia emocionante pero que no sabían si alegrarse o largarse a llorar. Todo eso dependía de la reacción de Casandra.
—Que estás... —su papá sonrió con sus ojos comenzando a aguarse —embarazada.
Y contra todo pronóstico, Casandra se desinfló de la risa.
—¡Por favor! —Comenzó a tentarse de la risa —¿Embarazada? Con la única persona que estuve es... —paró de reír al ver que ellos no le seguían la corriente. No reían. —Edward. —terminó borrando su sonrisa —pero él no... —miró a Bella que se encogió de hombros.
—Ese maldito se fue, huyó con su familia. Cómo todo adolescente en cuanto comete un error —habló enojado Charlie —¿Por qué no te cuidaste?
—papá, no, ahora no —le pidió Casandra, llevando las manos a su cabeza.
Se suponía que los vampiros no podían tener hijos, pero ella ahí estaba, con un milagro en su vientre. Comenzó a asustarse notablemente y se abrazó el estómago, notando que si, en verdad estaba algo hinchada. Ella solo creyó que se hinchó por comer y porque vendría su periodo, pero no, lo único que le bajó fue el espíritu Santo para encargarle un feto vampirico.
—carajo —maldijo compartiendo una mirada con Bella —¿Los llamaste? Dime por favor que...
—no contestaron, ninguno, ni siquiera Rosalie —negó apresurada, notando su desesperación —ellos huyeron en serio.
—¡Bella, ellos...! —habló comenzando a hiperventilar.
—ellos nada —interrumpió su papá —no les concierne, si los veo, les disparo —Casandra miró su vientre —la pregunta es que harás tú, hija ¿quieres tenerlo?
Se preguntó a si misma si quería tenerlo, obviamente no. No quería ser madre adolescente a finales de su ante último año de escuela, pero ese no era un bebé normal.
—¿podré... —le preguntó a su hermana —abortarlo?
—claro que si —dijo su papá, sin entender del todo.
Bella, sin embargo, hizo una mueca. Sin saber si eso saldría bien. Lo que ella tenía en su estómago las estaba asustando, y sabían que no sería fácil. Mucho menos si ellos no estaban. Sin los Cullen.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top