v. Los cuervos siempre recuerdan.
(...)
EN EL CAMINO HACIA DONDE ESTABAN los carruajes y caballo se toparon con Inej quien estaba sorprendida de verlos tan impacientes y preocupados, la sulli fue quien le otrogo a Morgana aquella daga que uso para matar al inferni, sabía que la pelirroja necesitaría algo para defenderse y no dudo ni un poco en prestarla.
— Perdón por perder tu daga, Inej — murmuró apenada.
— Da igual, tengo más y puedo conseguir más — aclaro la sulli sonriéndole a la Ravkana — me alegra que te haya sido útil.
— Debemos apurarnos, solo espero que Jesper allá cumplido su parte del trabajo — mencionó Brekker mientras caminaba junto a las chicas a pasos apresurados.
Una vez llegaron al lugar vieron la distinguida sombra de Fahey quien parecía incrédulo cómo si acabará de presenciar algo ridículo y poco creíble.
— ¿Que les paso? — cuestionó en cuanto noto a los tres llegar hacia el.
— Ella es real, Jesper — murmuró Inej recordando la demostración de Alina — hizo que la luz cantará.
— La perdimos — reveló Brekker mirando a Morgana y después a Inej para terminar mirando a Jesper.
— ¿Enserio?.
Morgana frunció su ceño ante el tono de burla en la voz del Zemini.
— No sabemos dónde está — Kaz comenzó a caminar al igual que las chicas detrás de Jesper.
— ¿No sabemos? — volvió a burlarse el Zemini está vez riendo al final — solo pregunta.
— Jesper — hablo Brekker con enojo mientras seguía al Zemini hasta la carreta que sería su transporte de escape.
— Pregunta — pidió mientras se subía para tomar las riendas de los caballos, seguido de Inej quien se sentó atrás, luego Morgana quien se sentó en medio.
Kaz alzó su ceja y subió sentándose a un lado de la ahora pelinegra.
— Solo hazlo.
— Bien, ¿Tenemos idea de dónde está? — cuestionó Brekker con curiosidad, Jesper miró a cada una de sus compañeras y sonrió para después comenzar a andar en el carruaje dejando a Kaz con la intriga.
(...)
En el camino hacia Kribirsk Jesper les contó que la invocadora del sol se encontraba justo en el maletero de la carreta donde viajaban, susurrandolo por obvias razones. El Zemini comento lo ridícula que era la situación para el, lo inútil que fue inventar todo un plan para que al final ella viniera a ellos sin mover un dedo. Morgana no podía creer las palabras de Jesper, pero en cuanto llegaron al pueblo y bajaron de la carroza para colocarse frente al maletero y escucho como el metal del cerrojo parecía ser quemado supo que no era mentira.
La puerta de madera fue empujada hacia arriba dejando ver a la invocadora del sol, una joven mitad Shu salió del lugar, no vestía ropa formal como la vieron en la fiesta. Alina noto la presencia de los cuatro y sus nervios crecieron cuando vio al chico Zemini colocar su mano en la arma que se encontraba en su cinturón, en cuanto a Morgana ella estaba sorprendida, estaba frente a una invocadora del sol.
— No queremos problemas — murmuró Jesper, Alina alzó sus manos teniendo cuidado de hacer movimientos bruscos.
— Yo tampoco así que seguiré mi camino — la mitad Shu camino tratando de escapar pero no dió ni dos pasos cuando el conocido bastón de Kaz Brekker le evitó el paso.
— Claramente quieres irte de Ravka Oriental, podemos ayudarte — dijo Jesper, Alina giro su rostro mirando a las chicas Inej sonrió y asintió levemente queriendo darle entender que estaba bien — tenemos una ruta segura que cruza la sombra.
— Prefiero viajar sola.
— No seas imprudente — la voz de Jesper se volvió más seria y profunda.
— Si nos sigues todos nos beneficiaremos — hablo Morgana, hasta este punto ya lo sabía si era buena idea seguir con esto.
— No seré presa de nadie nunca más — respondió la Shu, se giro para mirar a Brekker — así que haste a un lado y déjame pasar.
— Creo que no dejaremos que eso pase — dijo Brekker.
Jesper apenas y logro mover su arma pero no le dió tiempo de sacarla cuando Alina alzó sus manos dejando ver una resplandeciente luz que cegó a Kaz y Jesper. Morgana por su parte activo sus poderes, las venas en su cuerpo volvieron a aparecer y sus ojos se volvieron amarillos, pero no hizo nada simplemente se coloco frente a su amiga Sulli quien estaba sorprendida y alzo sus manos mirando a Alina, Inej sonrió un poco y asintió dándole entender a la invocadora que podía irse, la mitad shu no pasó por desapercibido el estado de Morgana quien también tenía la intención de dejarla ir pero sus poderes seguían activos y sus manos cubría una parte de su rostro pero aún se podía notar que ella no era humana.
Después de lo sucedido se refugiaron en un bar en el pueblo, Morgana se encontraba comiendo algo ya que desde que usa sus habilidades su apetito aumento y no es algo que pueda ignorar, Brekker se encontraba frente a ella absorto en sus pensamientos mientras acariciaba la cabeza de cuervo en su bastón. Morgana sentía que el sabía que tanto ella como Inej habían dejando ir a la invocadora del sol, pues después de lo ocurrido no le ha dirigido ni una palabra a ella ni a la sulli.
— No falta ningún caballo en los establos, así que... — comento Inej en cuanto llegó y se sentó a un lado de la ahora pelinegra.
— ¿Entonces? — pregunto Brekker, ambas se miraron mutuamente — ¿Me van a decir cómo escapó el objetivo?.
— La dejamos ir — comento Inej sin rodeos, la Ravkana se golpeó la frente y después suspiro mientras seguía comiendo.
— Las contrataron para un trabajo — regaño mirandolas a ambas con desaprobación.
— Si, el trabajo era raptar a una farsante por un millón de Kruge — se defendió la sulli.
— Se trataba de una santa real, ella es real — está vez hablo Morgana, pero volvió a callarse cuando Brekker la miró con esa mirada asesina tan caracterizada de el.
— Un buen mago es un buen estafador — Kaz dejo ver una moneda en una de sus manos la cual desapareció en un segundo — el truco es hacer que luzca real.
— Esto es diferente, la viste invocarlo tu mismo.
— Las mejores ilusiones son las más convincentes, de eso se trata — reveló mientras se acomodaba en su silla y colocaba ambas manos en su bastón.
— Puedes esconderte detrás de tu cinismo, pero yo creo que ella es real — Morgana fingía no escuchar, no le gustaba hacer enojar a Brekker y aunque había ocasiones en las que no podía evitarlo ahora simplemente disfrutaba de su cena antes de descansar si es que encontraban alguna posada en el pueblo.
— Yo no veo que te detengas a adorar a cada mortificador o vendaval que vemos, ni siquiera a Morgana considerando que sus poderes son...raros — finalizó mirando a la de ojos azules quien detuvo su cena al ser mencionada.
— ¡Esto es diferente! — la sulli alzó un poco su voz — su poder es un milagro, no traicionare mi fe.
— Por piadoso que parezca no trabajaremos bien en equipo si tomas decisiones basado en celo religioso.
— ¿Es una amenaza para devolverme a Heelen? — pregunto la Sulli, Morgana dejo su comida de lado y miró a ambos.
— Kaz...no puedes hacer eso — murmuró la Ravkana.
— O conseguimos a esa chica o Heelen se queda con el club cuervo y Pekka con lo que sobre — murmuró entre dientes el Kerch, Morgana abrió sus ojos ante lo dicho y la expresión de Inej se suavizó un poco pero también estaba sorprendida.
— ¿Que? — cuestionó la sulli.
— ¿Por qué se quedaría con el club cuervo? — está vez pregunto Morgana.
Kaz dejo de ver a la ahora pelinegra y bajo su rostro pensativo para después levantarse lo más rápido que si pierna le permitió y salir del lugar a pesar de que Inej lo llamaba.
— ¿Que hiciste? — susurro Morgana.
— ¿Sabías algo de esto? — pregunto Inej claramente preocupada al respecto.
— No, no lo sabía — respondió, la sulli negó — Kaz siempre hace cosas por nosotros, hasta las cosas más locas...no debería sorprenderme pero...el club cuervo.
— Su club.
(...)
Morgana se encontraba junto a Jesper preparando una señal que les advirtiera si los grisha los buscaban, era una bomba que se activaría en cuanto la puerta del carruaje que robaron se abriera, horas antes
— Este día no ha sido cómo pensé que iba a ser — comento el Zemini mientras arreglaba un par de cosas dentro de la carreta antes de colocar el explosivo.
— ¿Ah, dijiste algo? — pregunto Morgana, estaba ida no solo por la revelación de Kaz, también le preocupaba lo que el pedazo de papel en su abrigo decía.
Y es que Venya se veía tan segura de sus palabras, no estaba mintiendo y eso le molestaba a Morgana, no quería creer nada hasta no encontrar algún escrito que lo confirme, pues un trozo arrancado entregado por su propia madre que haría lo que sea solo para que ella se quede en el pequeño no le confirmaba nada, solo la confundía.
— Estás muy distraída desde que salimos del pequeño palacio — aseguro el moreno mientras fruncía su ceño con preocupación — ¿Algo paso?.
Jesper le dió esa mirada, la conocia, fue la misma mirada que le dió la vez que casi se desmaya del dolor en sus manos, esa vez Jesper se enteró que Morgana era una grisha.
— Ví a mi madre — el rostro de preocupación de Jesper cambio a uno de sorpresa — hablé con ella.
— ¿La viste? — cuestionó mientras entre abría la boca con sorpresa — ¿Te amenazó?.
Ella suspiro.
— En parte lo hizo — la ahora pelinegra apretó sus labios mientras metía la mano al bolsillo de su abrigo ante la atenta mirada de Jesper, logro sacar el trozo de papel arrugado.
— ¿Que es eso? — pregunto. Morgana le entrego la hoja y el Zemini comenzó a inspeccionarla.
Mientras más leía el rostro de Jesper cambiaba con frecuencia mostrando varias emociones a la vez, sorpresa y incredulidad fueron algunas de ellas.
— Entonces — comenzó mientras dejaba de mirar el papel para centrarse en su mejor amiga — Inej tenía razón cuando te llamo santa.
— No, no puedo ser una Santa — hablo mientras cruzaba sus brazos — mi madre debió haber hecho esto solo para que me quedara con ella.
Jesper suspiro y asintió no muy convencido.
— Pero tiene sentido — aseguro el Zemini — tus poderes son tan extraños, no parecen ser los de algún grisha conocido, eres especial, puedes creerle o no a tu madre pero yo le creo.
Morgana cerro sus ojos con fuerza, no quería aceptarlo, de pronto sintió los brazos de Jesper rodearla en un tierno abrazo el cual correspondió.
— ¿Les dirás a Kaz y Inej? — pregunto mientras se separaba un poco para verla — recuerda lo que pasó la última vez que le mentiste a Kaz.
Tenía razón, ya había perdido un poco de la confianza que tanto le había costado ganarse, Kaz confiaba en ella y ella lo arruinó por una mentira, no podía dejar que se repitiera.
— Debo hacerlo, no debería mentir sobre este tipo de cosas.
— Ya comienzas a entender — Jesper río mientras despeinada un poco el cabello de la ahora pelinegra.
Ambos volvieron al bar donde estaban escondiéndose, Kaz se encontraba ahí mirando su reloj de bolsillo.
— La alarma está lista — murmuró Morgana dejando caer el bolso sobre la mesa, se sentó al igual que Jesper.
— Los caballos están listos y ya guardamos el equipo — comento el Zemini mientras le daba una rápida mirada a su amiga.
— Si no nos vamos pronto, el general nos encontrará — Kaz miró a ambos con seriedad y ellos se limitaron a asentir — no podemos perder más tiempo buscando a la chica.
— Pague nuestra cuenta con el dinero que quedaba — dijo Inej en cuanto llegó.
— ¿De verdad nos iremos sin ninguna ganancia? — pregunto Jesper con un rostro triste, Morgana negó y le dió un leve golpe en el hombro haciendo que suelte un pequeño quejido.
Una fuerte explosión llamo la atención de los cuervos, al igual que de todas las personas dentro del bar.
— Nuestra alarma — murmuró Jesper.
— Son ellos — el rostro de Morgana era miedo puro.
— Separense es más fácil enfrentarse a un grisha que a todo un escuadrón, nos vemos en la fuente — los tres se levantaron, Jesper acomodo su sombrero mientras les daba un último vistazo a sus compañeros y se alejaba junto a Inej para salir por la puerta — Morgana...
Al ser mencionada por Brekker la Ravkana lo miro atentamente esperando cualquier indicación.
— Tu vendrás conmigo — dijo, ella asintió y espero a que el se pusiera de pie para ir con los demás a la entrada y salir.
Una vez afuera no caminaron ni cinco pasos cuando se toparon al escuadrón grisha, una inferni se quedó observando las dagas en el traje de Inej y grito, un grito de ira.
— ¡Muevanse! — grito Brekker, todos se dispersaron.
Lo único que la Ravkana escucho fue el sonido del fuego impactar contra la pared, ella iba detrás de Brekker pero quería volver y ayudar a su amiga, estaba apunto de volver pero el bastón de Kaz se lo impidió, lo miro y se dió cuenta que se había colocado un sombrero diferente para no se reconocido..
— Inej...
— Ella estará bien, tenemos que irnos o vendrán por nosotros — pidió mientras comenzaba a caminar, Morgana suspiro y lo siguió lo más rápido que pudo.
Caminaron entre las personas para no ser descubierto, una buena manera de camuflarse, todo iba bien hasta que llegaron a una calle pequeña y se toparon con Kirigan. Morgana se escondió detrás de Brekker era increíble ver a Kirigan y notar que seguía igual que cuando ella era una niña, pero sobre todo el miedo que sentía en ese momento era indescriptible, pues estaba viendo al asesino de su padre.
— Se que secuestraron a mi invocadora del sol — hablo, su voz provocó un escalofrío en la espalda de la joven — y ahora me dirán dónde la escondieron.
— Nosotros no fuimos — respondió Brekker mientras caminaba dos pasos hacia atrás — ella huyó sola.
— Morgana — la mencionada tardo un poco en mirar a Kirigan — ¿Dónde está?, No lo volveré a preguntar.
— No lo sabemos — respondió Kaz.
— Le pregunté a la señorita, es Ravkana y una grisha debe cumplir con su deber y con su nación — murmuró mirando a la ahora pelinegra.
— ¿Cómo podría servir a un asesino como usted? — pregunto con un tono de ira mirando a Kirigan.
— Tu padre era un traidor, estaba llevándose a una grisha debía actuar.
— ¿A tu invocadora del sol? — cuestionó con impotencia — en ese entonces me habrían ejecutado por farsante.
— Esa vez nos equivocamos, lo admito — respondió — pero, Venya dijo que tus poderes eran una bendición, me mostró los libros, te necesitamos para esta guerra, Ravka te necesita...pero prefieres vivir junto a ladrones y estafadores, es una pena.
— Venya es una mentirosa, además prefiero vivir entre ladrones que vivir junto a asesinos como tú — sus ojos se llenaron de lágrimas, ya no sentía miedo si no irá.
— Vendrás conmigo quieras o no, díganme de una vez dónde está mi invocadora.
— Dejo en claro que no quería estar cautiva nunca mas — respondió Kaz mirando seriamente al general, se acomodo en frente de Morgana para evitar que Kirigan volviera a hablar con ella — quizá ya esté a medio camino hacia Novyzem.
La bruma oscura que comenzó a salir de la espalda de Kirigan alertó a ambos, Morgana sostuvo el abrigo de Kaz evitando tocarlo por su parte el castaño saco una de las bombas de humo de su bolsillo listo para lanzarla.
— Debiste aceptar mi ayuda, Morgana y usted debió quedarse en Ketterdam señor Brekker.
Cuando Kirigan lanzo su ataque, Brekker lanzo la bomba al suelo dándoles tiempo de desaparecer del lugar.
(...)
Al amanecer ya se habían encontrado junto a Jesper en la fuente, observaban con cuidado el carruaje que explotó la noche anterior.
— Dios, eso estuvo muy pesado — murmuró Jesper — ¿Aún te duele?.
Morgana negó.
— Una vez que lleguemos a Ketterdam buscaremos como curarte eso — dijo Brekker mirando el brazo de la Ravkana.
Resulta que una parte del ataque de Kirigan le había dado en el brazo, rasgando la manga de su chaqueta el espacio estaba cubierto de sangre.
— No es nada, estaré bien.
Detrás de ellos escucharon los quejidos de Inej y rápidamente se giraron encontrándose con la Sulli quien también venía herida pero de su abdomen, Morgana y Jesper fueron a ayudarla a sostenerse.
— ¡Inej! — alzó la voz la Ravkana viendo a su amiga.
— Mate a la inferni — murmuró mirando a su equipo.
— No puedes montar a caballo, no siquiera montar con alguien — dijo Jesper.
— Debemos crear otro plan — hablo Morgana mirando a Kaz, este desvío su vista buscando algo y se encontró con el carruaje del general.
— Esa es una linda opcion.
— Si, de hecho lo es — completo Jesper mirando a Kaz — ¿Morgana puedes con Inej?.
— Ve, yo me ocupo de ella — Respondió la joven, Jesper asintió y ella tomo a Inej con ambos brazos mientras la ayudaba a mantenerse de pie.
Kaz y Jesper se encargaron de robar el carruaje, dejaron inconsciente a un durast en el proceso pero ahora tenían transporte y eso era lo único que importaba, se dirigieron a las afueras de el pueblo y una vez ahí se resguardaron en un granero para que Inej curará sus heridas. Una vez en el lugar Brekker dejo un par de herramientas en la mesa, al igual que dinero.
— ¿Es todo lo que nos queda? — cuestionó Inej mientras soltaba varios quejidos — Jesper, mi bolso.
El Zemini rápidamente tomo el bolso de la sulli y se lo entrego. Inej levantó su ropa dejando ver la herida la cual estaba cubierta de sangre Jesper hizo un gesto de desagrado.
— Madre de todos los santos — se quejo evitando ver la herida.
— No sanará por si sola, necesito coserla — mencionó la sulli mientras se recostaba lista para coserse a si misma.
— ¿Necesitas ayuda? — pregunto Morgana, Inej sonrió por la preocupación de su amiga — da igual te ayudaré de todas formas.
Morgana se coloco de rodillas a un lado de la sulli.
— ¿Cuánto tardarás en viajar? — pregunto Kaz.
— No mucho, ¿A dónde?.
— A Ketterdam — ambas chicas se giraron a ver a Kaz sin poder creer sus palabras — entre nuestros escasos fondos, la falta de tiempo y los conflictos de intereses, hay que cortar por lo sano.
Una vez que terminó de decirlo se fue a paso apresurado. Morgana no dejo de verlo hasta que se fue y después bajo su vista mientras sostenía la ropa de Inej para evitar que le estorbara mientras se cosía a si misma.
— Supongo que el bastardo extraña el barril — hablo Jesper, Inej pasó la aguja por su herida y el Zemini hizo un sonido de disgusto.
— ¿Puedes ver a una bala atravesar a alguien, pero una aguja es demasiado? — pregunto la Sulli con incredulidad.
— Si bueno las balas son bam, entran y salen — respondió el Zemini — eso es...
Jesper hacia muecas de asco mientras acariciaba el bastón de Kaz el cual también había terminado roto debido a lo ocurrido.
— ¿Dónde aprendiste a hacer eso? — pregunto el moreno.
— En la casa de fieras — respondió la sulli, la ahora pelinegra coloco su mano en el hombro de su amiga, debió ser duro para ella.
— ¿Pero por qué...? — Jesper dejo las palabras al aire cuando se dió cuenta — ay que horror.
— Por eso no puedo volver.
— Si le contamos a Kaz esa historia creo que el mismo mataría a Heleen — comento Morgana.
— No me entienden, no puedo volver — el tono desesperado en la voz de la sulli dolió — ¿Que?.
— Bueno iba...iba a decirte que confiaras en Kaz y que el nunca te dejaría volver pero...no tengo derecho a decirte que hacer con tu oportunidad de libertad — dijo el Zemini.
— Jesper — reprochó Morgana.
— Morgana, solo piénsalo, Kaz no confía en nosotros al menos no al cien por ciento, ¿Sería bueno confiar en el? — respondió Jesper mirando a su mejor amiga quien bajo su vista ante lo dicho.
Jesper tenía razón.
— Hacen que sea más difícil — mencionó la sulli.
— Ya se, yo me extrañaría...soy fantástico — dijo Jesper para alivianar el ambiente — oh y nuestra querida Morgie tiene algo muy impactante que quiere mostrarte, es un trozo de papel pero te sorprendera.
Morgana miró seriamente al Zemini.
— ¿Que es? — pregunto la Sulli con entusiasmo y ya un poco más calmada.
— Bueno...
(...)
Morgana se encontraba saliendo del granero mientras Jesper y Inej descansaban un poco, la noticia había sido impactante para la sulli más de lo que fue para Jesper, aún así no dejaba de repetir que si se trataba de una broma los cortaría ambos por la mitad. Ya había anochecido lo único que ilumina a el lugar era la fogata que Kaz había preparado en ella se encontraba un conejo siendo cocinado.
— ¿Tienes hambre? — pregunto el castaño, Morgana se acercó hacia el.
— Jesper arreglo tu bastón — respondió mientras le entregaba el bastón.
— ¿Entonces Inej se va? — cuestionó mientras abrazaba su bastón y miraba el fuego.
— No puedes culparla, tiene otros problemas de los que quiere ocuparse una vez que tenga su libertad — respondió Morgana mientras se sentaba a un lado de Brekker — además dijo que la idea de hacer misiones y entrar en desacuerdo contigo no sería su cosa favorita.
Kaz se quedó en silencio unos segundos.
— No quería admitir que ella tuviera razón — reveló captando la atención de la Ravkana — que la invocadora del sol era real y no un invento, no un truco, la luz era de ella.
— ¿No me digas que ahora crees en santos? — cuestionó Morgana en un tono de burla.
— Claro que no, solo dije que Alina Starkov es una grisha con el poder de manipular la luz, es una chica con un don, no una salvadora de ensueño.
— Kaz, ¿En qué crees? — pregunto con curiosidad, Morgana no era una fiel creyente pero aún así respetaba lo que Alina era.
— En mi mismo — respondió, la Ravkana rodó sus ojos, odiaba cuando sus comentarios sonaban egocéntricos, estaba apunto de levantarse he irse hasta que la voz de Kaz la detuvo, no solo su voz, sus palabras la hicieron detenerse antes de levantarse — y en ti...en Inej y Jesper...mis cuervos.
— ¿Lo dices porque seguimos tus órdenes? — pregunto la joven mientras se volvía a girar en dirección a Kaz — nos llamas como los animales de venganza y muerte.
— Los cuervos no solo recuerdan la cara de quienes los dañaron — mencionó Kaz mientras miraba a la ahora pelinegra — también a quienes fueron amables, se dicen entre ellos a quien cuidar y de quién cuidarse, aquella vez en los muelles, llevabas vestido rosa y te metiste con la persona equivocada.
Morgana abrió sus ojos con sorpresa, lo recordaba, rápidamente volvió a mirar a Kaz sin poder creerlo.
— Cómo...
— Ningún santo me cuido jamás — respondió sin dejar de ver los ojos azules de Morgana — no como tú lo hiciste.
— Ese día...creí que los santos me habían abandonado — respondió mientras baja su rostro — pero llegaste tu.
— Supongo que estamos a mano — aclaro mientras volvía su vista al fuego.
La Ravkana miró de igual manera al conejo el cual comenzaba a cocinarse, su vista se perdió en el fuego y los recuerdos la invadieron.
Flashback.
La joven Morgana llevaba cuatro días residiendo en Ketterdam desde Novokribirks, pasó los primeros dos días en las calles cerca de los muelles, hasta que un mercader le ofreció ayuda, la ingenua pelirroja accedió sin protestar, necesitaba un trabajo al menos para comprar comida y sobrevivir, no era tan diferente de su vida en Ravka, excepto que ahí tenía a su padre y ambos de apoyaban mutuamente en cualquier situación, sin su madre, su padre había sido su soporte, le enseño todo lo que podía para que ella sobreviviera a la guerra en Ravka, la protegió cuando se enteró que era grisha y aunque eso le costó la vida el jamás se arrepintió de nada.
Esa noche de su segundo día pudo dormir en una cama cómoda por primera vez en su vida, sin tener miedo, pero aún así se sentía sola. Al día siguiente apareció junto a aquel mercader en lo que sería su nuevo trabajo, entro en ese lugar usando un hermoso vestido rosa claro, aquel hombre se lo había regalado como muestra de su "aprecio" jefe-empleada. Pero entonces se dió cuenta de la verdad, ese lugar era un burdel de los más solicitados del lugar, su primer día solo sirvió tragos a los hombres y a pesar de las constantes amenazas de que debía sonreírles y coquetearles no lo hizo, no pudo hacerlo.
— Maldito — maldijo mientras sostenía con fuerza la falda de su vestido.
— Deja de insultar niña, pasarás el resto de tus días cogiendo con mercaderes y tendrás suerte si alguno de ellos gusta de ti — mencionó una rubia, su maquillaje estaba muy cargado y llevaba un vestido azul con un escote de corazón.
Morgana se recostó en el frío suelo mientras sollozaba en silencio, no podía creer que su vida había terminado de esta manera, cómo esclava de un burdel, se culpo así misma, "papá no me enseñó a ser engañada". Pensó, antes de dormir miró a la pared pensando en una forma de escapar.
Al día siguiente se levantó cuando todas las demás chicas se levantaron, camino con cuidado hasta llegar al lugar del bar ahí tuvo el trabajo de limpiar las mesas.
— Tu, empiezas está noche estás ascendida de servir mesas a llevarlos a las habitaciones — mencionó la que parecía ser la que controlaba todo en ese lugar.
Morgana limpio con más rapidez la mesa y el miedo en su rostro era claro.
— Quiero ver al jefe — dijo en cuanto terminó de limpiar las mesas, la señora mayor arqueo su ceja con curiosidad — es importante, hay algo sobre mi cuerpo que debe saber.
Mintió. La mujer frunció su ceño.
— Más te vale que no sea mentira o enviaré a los leones moneda para que te quemen alguna parte del cuerpo — la amenaza la hizo estremecerse pero aún así se mantuvo fuerte, la mujer la condujo por uno de los pasillos hasta llegar a lo que parecía ser la oficina del jefe — tienes suerte de que esté aquí hoy, anda no tardes.
Morgana asintió lentamente, abrió con cuidado la puerta, el jefe se encontraba sentado frente a su escritorio mientras leía un periódico sobre un nuevo club abierto.
— Señorita Tea — saludo el hombre mientras bajaba el periódico para ver a la joven.
— H-hay algo que debo decirle — tartamudeo mientras caminaba hacia el escritorio, el hombre se levantó mientras se alejaba hacia una mesa donde se encontraba una charola y en ella había vino y vasos.
Gran error.
— La encargada me contó un poco, dijo que había algo con tu cuerpo, ¿Es algo malo?.
Mientras estaba girado de espaldas, la pelirroja aprovecho la situación y miró el escritorio, había unas llaves alguna de esa podía ser la que abriera el candado de la entrada, otra cosa brillante llamo su atención, un reloj de oro, sin que el hombre se diera cuenta los tomo y los guardo en los bolsillos que se encontraban en la falda de su vestido rosa.
— Hay unas venas extrañas creciendo en mis brazos y duelen mucho — hablo, eso no era mentira pero podría ayudarle un poco.
— ¿Venas?, No suena peligroso — reveló mientras bebía de su vino.
El hombre estaba apunto de voltearse pero la pelirroja aprovecho el descuido y antes de que el se diera cuenta una luz fuego lo cegó durante unos segundos, en esos segundos Morgana aprovecho y escapó, llegó a los pasillos y en cuanto la mujer mayor la descubrió la empujó contra un espejo dejándola inconsiente, corrió notando que las chicas ya no estaban en el bar, por lo que supuso que las habían enviado a bañarse para comenzar a trabajar, se sentía mal por ellas, pero si volvía algunas se negarian y la atraparían, en cuanto llegó a la puerta probo las primeras dos llaves y por suerte la segunda abrió el candado, en cuanto salió corrió lo más que pudo.
— ¡Hija de perra! — grito el hombre mientras sobaba sus ojos y se levantaba del suelo.
— Jefe, ¿Que paso? — cuestionó uno de sus empleados, más como un guardaespaldas.
— ¡Si no te hubieras ido a ver a las chicas bañarse yo estaría bien! — regaño, recupero su vista y miró el escritorio y se rió como si le pareciera una broma — esa pequeña rata me robó mi reloj.
Otros tres hombres entraron al lugar, listos para hacer lo que su jefe les pida.
— Quiero que atrapen a esa rata, quitenle mi reloj — murmuró entre dientes — nadie le roba a Pekka Rollins y vive para contarlo.
— ¿Asesinamos a la niña? — cuestionó uno de los recién llegados.
— Obviamente, si quieren violenla antes de hacerlo — declaró mientras bebía más vino, busquen en los muelles debe estar tratando de irse de Ketterdam.
Los hombres se retiraron con rapidez listos para cazar. Por su parte Morgana llegó a los muelles respirando agitadamente.
— ¿Dónde están los barcos? — susurro para si misma.
Unas voces de hombres mayores la hicieron esconderse entre unas cajas, eran ellos, reconocía esas voces, eran los hombres que siempre seguían a Pekka. Dejo de esconderse para comenzar a correr en dirección contraria y que no la atrapen pero choco con la espalda de un gradulon, el tatuaje en su cuello lo decía todo, era parte de los leones moneda.
— Aquí estás muñeca — murmuró mirándola con deseo, la joven corrió lo más que pudo pero los demás ya se habían dado cuenta.
Cuatro hombres persiguiendola, no llego muy lejos debido al vestido y los tacones altos, la estamparon contra el suelo, unos agarraban sus manos, otros sus piernas y uno trataba de arrancarle el vestido. La pelirroja juro que era su fin, los santos no vendrían a salvarla estaba sola, por primera vez en su vida se dió cuenta que estaba totalmente sola.
Apenas y lograron arrancarle parte de su escote cuando un bastón golpeó la cabeza de uno de los tipos dejándolo inconsciente por la fuerza que se usó, al que rompió su vestido lo golpeó en las pelotas y después le enterró el mango del bastón en un ojo, los que sujetaban sus manos dejaron de hacerlo y se preparaban para atacar a un joven de cabello castaño y mirada asesina, el bastón portaba un hermoso cuervo. Apenas lograron golpear al joven, cuando ellos ya estaban en el suelo con sangre saliendo de sus ojos y sin dientes. Morgana miró a su salvador con asombro mientras cubría su torso con una mano.
El extendió su mano a ella, noto que su mano llevaba un guante negro aún así la acepto y se levantó con ayuda del desconocido, el castaño rápidamente separó su mano de la de ella.
— Regla número uno para vivir en Ketterdam, jamás aceptes el trato de un mercader o un trabajo — murmuró mientras se quitaba su abrigo y se lo daba a la pelirroja, ella lo acepto.
— Gracias...
Vago un poco esperando saber el nombre del joven.
— Kaz Brekker, el bastardo del club cuervo.
.
Había mercaderes que te vendían por más dinero, no importaba que tan ricos fueran y luego estaba Kaz Brekker, un estafador que aspiraba a ser millonario quien contrataba a un tirador adicto a apostar, una espectro que solo desea su libertad y Kaz pagaba por ella, luego estaba Morgana, una grisha que no quería el dinero de Kaz, solo su confianza y ser leal a él.
— Kaz — murmuró la ahora pelinegra mirando al castaño.
— Mmh.
— Hay algo que debo decirte — reveló mientras sacaba el pedazo de papel de su bolsillo — dijiste que no más secretos, es por eso que te lo diré.
— Adelante — sugirió Brekker, la joven le extendió el trozo de papel y el lo acepto.
Morgana sabía que Kaz no mostraba sus emociones, es por eso que durante su lectura mantuvo su vista sería y neutra, pero por dentro debía estar sorprendido o confundido, cuando termina de leer se levanta y la joven lo imita.
— ¿Kaz?.
— Vámonos, tenemos que descansar — sugirió entregándole el papel nuevamente — una santa como tú debería descansar al menos un poco.
Bromeó manteniendo su semblante serio y comenzó a caminar dándome la espalda, ella sonrió mientras lo seguía.
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