iii. No puedo hacerlo sin ti.

(...)

MORGANA ENTRO A SU HABITACIÓN cerrando la puerta con pestillo, lo que Drissen había dicho de la leyenda la había tomado por sorpresa, su corazón estaba latiendo tan rápido y los dolores en las manos volvieron. La pelirroja creería que este tipo de dolores desaparecerían pero no, solo se intensificó incluso llegó a sacarle un par de lágrimas mientras se recostaba en su cama, sabía de Brekker se estaría preguntando por qué salió de esa forma de la mansión, pero por el momento solo quería descansar, no quería volver a Ravka. Pensó que si el trabajo era tan complicado Kaz se negaría, pero claramente eso no estaba pasando y sin más se quedó dormida apretando una de sus manos para calmar el dolor.

Mientras tanto justo a otro lado de la habitación, Inej y Kaz se encontraban juntos, el castaño revisaba papeles y cosas que pudiesen ayudarlo con esta misión, Inej no sé encontraba contenta con lo ocurrido.

— ¿Quieres decirme que paso ahí? — cuestiono con molestia.

— Se más específica — respondió Brekker tratando de leer la letra de la canción de la cual Drissen le comento, si esa niña realmente existe aún, sería su boleto de entrada a Ravka y ese millón de kruges.

— Antes teníamos una semana y ahora solo tenemos hasta el amanecer — se quejo esperando ser escuchada — digamosle que no.

— No — se negó el castaño sin importarle mucho las palabras de Inej.

— ¿No al trabajo?.

— No a decir que no.

— ¡No podemos ir! — comento la pelinegra.

— ¿No podemos? — cuestiono Brekker con ironía, hasta que Inej alzó su brazo entendiendo por fin a qué se refería, había olvidado ese pequeño detalle.

— Yo no puedo ir.

— Lo harás, todos iremos — respondió mirándola para después seguir mirando su escritorio — Tengo un plan — reveló.

— No lo tienes — atacó mirando el suelo, Inej sabía que esta misión sería imposible y una de las más difíciles.

— Inej — reprochó el castaño ante la imprudencia de la pelinegra.

— Te conozco y se que sigues pensándolo, ¡No sabes cómo hacer este trabajo!.

Kaz la miraba atónito, jamás le gustaba cuando alguien le reclama sobre sus planes o conocimiento lo hacían sentir inferior e inútil.

— Aún tengo seis horas y no me estás ayudando mucho — reclamo molesto.

— Morgana estaría de acuerdo conmigo — Kaz miro a la pelinegra con incredulidad — y lo sabes.

— Ella estaría de mi lado si no estuviera abrazando su almohada justo ahora — respondió con algo de razón.

— ¡Ni siquiera lo notas! — recriminó la pelinegra — ¡Ella está cansada y débil, no viene durante días a veces semanas al club! — la preocupación en la voz de Inej era evidente — ¡La veo todos los días tocando sus manos como si algo la lastimara, siempre está durmiendo hasta en los lugares más inesperados!.

Kaz no había notado eso, admite que cuando la pelirroja se pasea por el club no puede apartar su mirada de ella, pero es que así era Brekker le gustaba admirar los pequeños detalles era un buen observador, aunque justo ahora se estaba dando cuenta que no lo era del todo.

— ¡Nada de lo que hagas resolverá los problemas de Morgana o esto! — grito con voz temblorosa alzando su brazo mostrando su tatuaje.

— Primero esto o ninguno irá — comento comenzando a perder la paciencia.

— ¿Y si lo haces? — cuestiono la pelinegra logrando que Kaz perdiera toda la paciencia que le quedaba.

— ¡Entonces tal vez tú y ella se queden aquí! — grito sin más, Inej no podía creerlo.

— Tal vez no estemos aquí cuando vuelvas — esas palabras lograron hacer que el gusanito de "dejaré a los cuervos y me llevaré a Morgana" se le metiera otra vez, no era la primera vez que pasaba.

Sin más Inej se fue, cuando está desapareció de la vista del castaño este golpeó el escritorio con furia, pensando en las palabras de Inej, ahora no solo debía buscar una forma de cruzar la sombra, tenía que arreglar el problema de Inej y verificar que Morgana estuviera de acuerdo con el y cuestionarle si todo estaba bien con ella.

(...)

Después de una hora de búsqueda y meditar varias cosas, Kaz se dispuso a hablar con Morgana sin más llegó a la entrada tocando la puerta cuatro veces, no hubo respuesta por lo que creyó que tal vez había salido nuevamente a hacer algún trabajo o simplemente a pasear por Ketrerdam, para confirmar sus sospechas abrió la puerta cuidadosamente y entro, lo primero que vio fue la pequeña biblioteca de la pelirroja, un sillón un poco desgastado y varias pinturas hechas por ellas, una de estas se había retratado a ella misma junto a los cuervos incluyendolo a el, inconscientemente sonrió. Cruzo el marco para entrar al área de recamara, la cama estaba justo en el centro y encima de esta estaba el cuerpo dormido de Morgana, se veía tan cómoda y calmada.

La habitación era iluminada por las luces de la calle las cuales se reflejan por la enorme ventana, el mango de una daga se podía divisar por debajo de la almohada, cosas que solo suelen verse en Ketrerdam, Kaz camino un poco hacia el pequeño escritorio/tocador de la pelirroja observando un par de hojas sueltas en las cuales se podía divisar dibujos de cuervos o dagas, justo debajo de estos dibujos parecía haber un escrito, lo tomo en sus manos y comenzó a leerlo apenas repaso las primeras palabras y ya sabía de qué se trataba pero no podía creerlo, ¿Que hacia Morgana leyendo la canción de cuna?, Aquella canción que habla sobre la niña que cruzo la sombra, no pudo investigar más por qué un tenue ruido llamo su atención, creyó que se trataba de Inej quien venía a discutir lo de hace rato.

— ¿Inej? — cuestiono en voz baja caminando hacia la sala de estar la cual se encontraba ahí mismo en la habitación de la pelirroja, no muy lejos de su cama.

Brekker se detuvo al ver a dos hombres entrar a la habitación como si fuera su casa y se dió cuenta de que había algo mal, miro rápidamente a una dormida Morgana y suspiro sabiendo lo que venía. Apenas los dos hombres se acercaron a él, el castaño los golpeó con el bastón pero no fue suficiente pues lo estamparon contra una mesa logrando que la pelirroja se despierte por el ruido, sin más Morgana se gira con miedo viendo como dos hombres sometían a Kaz a ponerse de rodillas en el suelo mirando al frente.

— Buenas noches, Señor Brekker — comento Pekka Rollins apareciendo en el campo de visión de la pelirroja.

Este se giró en dirección a la pelirroja quien ya había comenzado a deslizar su mano por  debajo de la almohada tomando el mango de la daga lista para lanzarse sobre esos hombres y de algún modo salvar a Kaz.

— Lamento interrumpir su noche de pasión — en cuanto Rollins miro a Morgana, Kaz hizo lo mismo a excepción de que su mirada era de rotunda preocupación, la pelirroja lo miro y el supo inmediatamente las intenciones que está tenía así que sin más nego haciendo entender que no quería que lo ayudara no en ese momento.

— Estás muy lejos de casa — escupió el castaño con enojo.

— No me digas — hablo con sarcasmo mientras se acercaba — igual que tú antes, cuando tomaste a una grisha de la orquídea.

— La orquídea no es de los leones moneda — respondió tratando de zafarse de aquel agarre.

— Pues ahora lo es, tienes la premisa, dámelo — le ordenó a uno de sus trabajadores, este le lanzo el bastón de Kaz, Pekka lo atrapó rápidamente — se que viste a Drissen y te otorgó cualquiera que sea ese trabajo, no sé los detalles obviamente, solo se que tienes una gran odisea por delante. Así que este es el trato, no puedes hacer nada, olvídate de eso, le diré a Drissen que yo me encargo y estamos a mano.

— Ni un poco — respondió Brekker, Morgana estaba sorprendida de ver a Kaz resistir a pesar de estar siento sometido, podía ver el odio en sus ojos.

— Espera, la otra opción es... — con el bastón en forma de cuervo tomo el cuello de Kaz y lo acercó un poco más a él — que te reviente la cabeza con tu bastón y te arroje a la bahía — amenazó — o puedo hacerlo mejor — miro a Morgana quien hasta ahora se había mantenido en silencio empapando su pijama de lágrimas, sabía de lo que Pekka Rollins era capaz, todos en Ketrerdam lo sabían — tercera opción, me llevo a tu cuervo pelirrojo y la mato para dársela de comer a los tiburones — soltó una carcajada — si, se quien eres señorita Tea.

Morgana apretó el mango de la daga con furia.

— La primer opción parece mejor ahora, ¿No es así?.

— Dime — hablo Kaz en cuanto Rollins se levantó y dejo el bastón a un lado de el castaño — ¿Alguna vez hicimos un trato?.

— ¿Tu y yo? — Pekka lo pensó durante un par de segundos — No, de lo contrario lo sabrías bien o estarías muerto.

Pekka se fue dejando a Kaz en el suelo, el castaño parecía estar haciendo una reverencia pero solo estaba tratando de regular su estado pues en ese momento sintió mucha rabia. Morgana aún con la daga en mano se acercó a su jefe colocándose de rodillas a su lado.

— ¿Por qué no me dejaste atacarlo? — cuestiono limpiando las lágrimas en su rostro.

— Te habrías puesto en peligro y te hubieran lastimado — respondió mirando el rostro preocupado de la pelirroja.

— Kaz...

— Dime que irás conmigo y Jesper, aún tengo que arreglar lo de Inej — dijo bajando nuevamente la mirada — pero aún así, dime qué nos acompañaras.

Morgana no sabía que responder, salir de Ketrerdam para volver a Ravka, era imposible.

— No puedo hacerlo sin ti — la mirada de Kaz lo era todo, había visto ceños fruncidos, caras de enojo y muchas muecas por parte del castaño pero jamás una cara de piedad.

— Iré, solo si así terminamos el trabajo y volvemos a como estábamos antes — respondió, Kaz asintió levemente.

Ella le dió su bastón para que pudiese apoyarse de algo y levantarse, pues la pelirroja sabía que Kaz no acostumbraba a ser tocado o tocar a las personas, después de calmarse un poco Kaz bajo al club diciendo que necesitaba un trago, le pidió a Morgana que se enlistara para salir y comenzar a investigar la misión.

(...)

Morgana se alistó para salir, no tenía noticias de Inej al parecer había ido a la casa de fieras tal vez por algún trabajo, así que ella tendría que salir junto a Jesper y Kaz para investigar sobre la persona que podría llevarlos a través de la sombra. Se encontraban entre las calles de Ketterdam dónde reinaba la fiesta, Morgana y Jesper esperaban a Kaz, la pelirroja observaba como el moreno posaba frente a un espejo abandonado luciendo sus armas, ella cruzaba sus brazos y lo veía con aburrimiento.

— Llevas haciendo eso durante diez minutos — dijo con cansancio en su voz.

— Y sigo viéndome igual de perfecto — respondió con arrogancia girandose hacia el espejo, voltenadose y volviendo a girar.

— Jesper, Morgana — la voz de Inej los sorprendió a ambos, más a Jesper pues se veía un poco asustado.

— ¿Cómo haces eso? — cuestiono mirando a Inej.

— Necesito su ayuda— la pelirroja no sabia de que se trataba pero solo asintió.

— Claro linda, ¿Que hago? — pregunto Jesper con curiosidad.

Inej respiro profundamente antes de hablar.

— Mata a un hombre por mi — La sorpresa en el rostro de ambos era evidente, aunque Jesper creía que se trataba de una broma.

— ¿Por qué nosotros? — pregunto el moreno con curiosidad — tienes tantas dagas como yo dientes.

— Ustedes saben por qué — respondió la pelinegra mirando al suelo.

— ¿Y que diferencia el que nos lo pidas y que lo hagas? — cuestiono está vez Morgana.

Morgana no era alguien que disfrutará de asesinar, solo lo había hecho pocas veces y aún le causa un poco de temor, pero como siempre dicen uno hace lo que puede para sobrevivir, la primera persona que le dijo eso fue Kaz cuando lo conocio y desde entonces es su lema de vida.

— ¿Me van a ayudar o no? — cuestiono harta de la situación, Morgana asintió.

— Como dije, claro — respondió Jesper pero antes de terminar la voz de Kaz hizo que tanto el como la pelirroja girarán sus cabezas para ver a Brekker y cuando volvieron a girarla para ver a Inej está ya no estaba.

— Morgana, Jesper, nuevo trabajo— Kaz camino a un lado de ellos Morgana esperaba a que su gran amigo dejara su asombro de lado — vamos.

— Lo hizo de nuevo — susurró mirando a la pelirroja quien solo le dió un leve empujón divertida.

— Te acostumbras.

La noche se baso en ellos caminado sin rumbo fijo acercándose a territorios enemigos, Morgana no sabía que hacían en esos lugares y tampoco es que deseara preguntarle a Kaz, aún así trato de mantenerse lo más serena posible y aún con los dolores en sus manos su noche fue tranquila apesar de solo estar caminado sin rumbo fijo o eso creía.

— Necesitamos un experto en demoliciones — menciono Jesper quien daba vueltas observando los puestos de las calles con entusiasmo, Morgana rodó los ojos ante su comentario.

— ¿Sigues con eso? — pregunto Brekker con fastidio, Morgana se encontraba en medio de ese par.

— Lo acabo de mencionar está noche — se defendió el moreno.

— Jesper, pides un experto en eso en cada trabajo — respondió Kaz harto de la situación.

— Lo pide incluso cuando bebemos en el club cuervo — menciono Morgana.

— Por qué, no quiero que me elijas a mi para explotar algo eso no es un talento de Jesper, yo disparo con estilo — Morgana rio ante las ocurrencias de su amigo — y me veo bien, solo priorizo mis habilidades.

— Alina Starkov se quedará en el pequeño palacio, entrar ahí requiere que seamos silenciosos — aclaró Brekker — y volar algo quizá no servirá

— Ese no es un talento de Jesper — Morgana se burló, Jesper solo bufo caminando un poco más rápido para que no lo dejen atrás.

— Tenemos que llevar a Inej — sugirió Jesper — es una buena inversión y no puede quedarse aquí a...

Antes de terminar Jesper se acercó a Kaz tomándolo del hombro deteniendo su caminata haciendo que Morgana se choque con ambos, la pelirroja noto el toque de Jesper en Kaz por lo que rápidamente golpeó al moreno para que lo soltará, la mirada de Brekker fue suficiente como para darse cuenta que no debía tocarlo pero Jesper nunca parece darse cuenta de eso.

— Esperen, ¿Estamos en el territorio de Pekka? — pregunto sorprendido, Morgana no se había dado cuenta miro al rededor confirmando que efectivamente estaban en ese lado de Ketterdam.

— Si voy con Heleen a pagarle el total sabrá que necesito a Inej y me pedirá algo que no podré pagar — menciono seriamente mirando a Jesper.

— Que malvada — respondió el moreno — ¿Cómo lo sabes?.

— Es lo que haría — dijo Kaz para dejar de mirar a sus dos cuervos, Morgana solo observaba alrededor para evitar sorpresas, estaban en un territorio enemigo debían tener cuidado — además, Inej se niega a matar. ¿Ustedes confiarían en ella si es de vida o muerte?

— Por supuesto — respondió la pelirroja sin dudar.

— Bueno, He confiando hasta ahora y sigo vivo así que si — menciono Jesper mirando a su jefe — ¿Nos dirás qué hacemos en un club rival?.

— Para charlar con un viejo socio de negocios.

— Los guardias te reconocerán — el tono de voz de Morgana era de preocupación.

— Por eso traje a Jesper — dijo mirando a su tirador quien solo frunció su ceño confundido — asegúrate de que no pase.

Jesper miro a la pelirroja quien solo alzó sus hombros.

— Agh el señuelo apuesto tampoco es un talento de Jesper — dijo molesto mientras acomodaba su abrigo.

Morgana solo lo siguió, quedándose detrás de Jesper, fingia mirar a las personas apostando en los lugares de apuestas callejeros, pero de reojo miraba a Jesper quien se preparaba para disparar, en cuestión de segundos disparo a un letrero del club llamando la atención de los guardias y las personas que apostaban cerca de ahí.

— ¡Tu! — grito el guardia apuntando a Jesper con su arma, el moreno se giró fingiendo demencia.

— ¿También lo oíste? — cuestiono, Morgana rio desde su lugar pues la situación le parecía divertida.

— ¿Fuiste tu?.

— No. Yo soy guardian en el Cliper — La pelirroja observó cómo Brekker parecía listo para aprovechar la distracción de Jesper y así entrar al club.

— No te había visto, ¿Dónde está Tombar? — el guardia estaba apunto de girarse para mirar atrás, Morgana casi entra en pánico y tocó su arma pensando que tal vez debía usarla.

— No lo se. ¡Oye!, ¿Ese letrero ya estaba dañado? — en el momento que los guardias giraron Jesper disparo en un movimiento rápido. Antes de que los guardias se dieran cuenta de que fue el, ya había guardado sus armas y mantenía sus manos al aire — Santos, ¿De dónde vino eso?.

Los minutos pasaron, Morgana y Jesper esperaban a Brekker fuera del club, fingiendo observar a los que apostaban. Jesper estaba apunto de jugar algunas partidas pero la pelirroja se lo negó apenas lo vio caminar hacia ahí. Después de esperar Kaz salió del club, está vez quien distrajo a los guardias fue Morgana no era tan buena tiradora cómo Jesper, pero era muy rápida, por lo que en cuanto vio a Kaz apunto de salir corrió hacia el otro extremo de la calle y con una piedra golpeó la cabeza de uno de los guardias, cómo en esa zona había mucha gente caminando solo basto que se hiciera la desentendida para que no la atraparán y funcionó, cuando los guardias volvieron a su lugar la pelirroja se acercó a Brekker y Fahey.

— ¿Que te dijo? — se atrevió a preguntar con curiosidad.

— Heleen sabe de nuestro plan y envío a Inej a matar al conductor, lo hará si se trata de su libertad — declaró con ira en su voz, Morgana no podía creer lo terrible que podía llegar a ser esa mujer — ustedes vuelvan al club, yo iré a evitar que Inej cometa una locura.

Ambos asintieron mientras observaban a su jefe marcharse, iba rápido a pesar de usar su bastón.

— Bien, la noche es joven — dijo jesper con diversión — vayamos al club a apostar.

Morgana negó mientras sonreía.

— Andando, no te detendré está vez — Jesper hizo un gesto de emoción y comenzó a caminar rápido, pero en cuanto escucho el gemido de dolor de la pelirroja se regresó rápidamente.

El dolor la había hecho caer al suelo, mientras tocaba sus manos.

— Santos, déjame ayudarte — Jesper paso el brazo de la pelirroja por su cuello haciéndola sostenerse de el — iremos al club, pero te llevaré a tu habitación y me quedaré cuidarte.

— L-lo siento — dijo entre quejidos, Jesper negó.

— No es tu culpa.

El camino hacia el club fue doloroso para la pelirroja y un poco cansado, este tipo de cosas la hacían dormir más de lo que debería. El no usar sus poderes tenía un efecto en su cuerpo, era algo negativo. Y la razón de por qué no los usaba era que ella temia lastimar a alguien y no sabía cómo controlarlos.

— Mírate cada vez te pones peor de las manos — comento Jesper una vez llegaron a la habitación de la pelirroja en el club cuervo, sostenía una de las manos de Morgana con cuidado mientras apreciaba las venas marcadas.

— Un efecto que jamás se irá — respondió, ella ya se encontraba recostada lista para dormir.

— Se irá cuando uses tus poderes — corrigió el moreno mirándola con desaprobación — mira, entiendo que les temas por qué en los libros grisha no existe ningún registro de tus habilidades, pero si no lo haces por lo que veo aquí...

Miro con detalle cada vena oscura en las manos de la pelirroja y suspiro antes de hablar.

— Podrías morir.

Ella solo nego en respuesta, Jesper se quedó al lado de ella viéndola dormir esperando a Kaz e Inej, el moreno mantenía su mano sosteniendo la de Morgana, no sabía si debía contarles a los demás sobre eso, era algo serio pero aún así la pelirroja no parecía querer que nadie más supiera.

Ambos se hicieron muy unidos, casi como hermanos y es que Morgana se dió cuenta rápidamente de que el era un durast, Jesper no se sintió cómodo al saber que la pelirroja lo sabía y a cambio ella le contó su más oscuro secreto, el que ella era Ravkana y había escapado cruzando la sombra, sus habilidades que la hicieron pensar durante todos esos años que ella podía ser la invocadora del sol, ambos ocultaban cosas a Brekker y a ambos les sorprende que no se haya dado cuenta aún.

(...)

Novokibrisk, Ravka
occidental.


Apenas Kaz llegó al club solicito que sus tres fieles cuervos se prepararán para navegar a Novokibrisk, Morgana durmió lo suficiente al menos lo necesario para continuar el viaje, viajar en barco fue una experiencia extraña ya que no era la primera vez que lo hacía, lo hizo antes cuando salió de la sombra y entro a escondidas en un barco que la termino llevando a Ketterdam, es por eso que cuando vio el nuevo Ravka a lo lejos sintió un sentimiento de Nostalgia, se pregunto una vez más si había sido una buena idea volver, pero lo hacía por su jefe, por los cuervos y por ese millón de kruge.

Apenas bajaron del barco junto al conductor, un hombre robusto que se veía amable, tomaron un carruaje para llegar al centro de la ciudad.

— No te contraté solo para que nos llevarás del otro lado de la sombra, también lo hice por qué sacas grisha del pequeño palacio y ahí se encuentra nuestro objetivo — menciono Brekker, Morgana se encontraba en medio del conductor y Jesper, frente a ella estaban Kaz y Inej.

— La invocadora del sol — respondió Inej.

— Eso dicen — comento Kaz con indiferencia.

— No resguardaria un fraude en el lugar más seguro de todo Ravka — atacó Inej con algo de razón, Morgana y Jesper se miraron con complicidad algo que no pasó desapercibido por Kaz.

— Dijiste que tenías un contacto que podía meternos, una mortificadora — hablo Kaz dirigiéndose está vez al conductor — ¿Cómo se que es de fiar?.

— Nina, creció ahí — respondió el conductor.

— Muchos grisha crecen en el pequeño palacio — No todos, Kaz. Pensó la pelirroja desviando su mirada — casi nadie traicionaría a su general y menos ayudaría a extraños a robar su posesión más preciada.

— Nina es una radical, cree que los grisha deberían elegir si servir a la corona, desprecia el servicio obligatorio más que a los Fjerdanos —   dijo el hombre robusto, la pelirroja sonrió un poco al escucharlo, la hacia feliz saber que habían grisha que pensaban de esa manera.

Una vez que llegaron a dónde Nina los vería no había rastro de la mujer, pero sus pertenencias seguían ahí. Algo había salido mal.

— Sabía que debía esperarnos.

— No se le hizo tarde — menciono Brekker mirando alrededor de la habitación — se fue.

— Si, pero todas sus cosas están...— antes de que el hombre terminará de hablar, todos se percataron de lo que Brekker había descubierto debajo de la maleta de Nina.

— ¿Que es eso? — pregunto Jesper con curiosidad al ver lo que parecía la cabeza de un lobo de plata.

Morgana suspiro, al parecer la mortificadora había sido secuestrada.

— Drüskelle, cazadores de girsha — respondió la pelirroja, su rostro de evidente preocupación.

— Son cazadores de grisha despiadados — apoyo el conductor mirando a Morgana.

— Eso explica el Krydda Fjerdano que el misionero contaba cuando llegamos, es probable que la delatara — dijo Kaz, la pelirroja no podía creer que existía gente que delataba grishas por dinero.

— Quizas ya esté cautiva en un barco a Fjerda — menciono el conductor. Morgana podía decir que no usar sus poderes tenía esa ventaja, los Fjerdanos no sabían de ella y jamás trataría de cazarla lo cual era algo bueno. Pero aún así, se sentía mal por los grisha cómo Nina que debían exponerse a esos peligros.

— Tenian una clara línea de ataque — comento Inej mirando por el balcón.

— Revisa todo, asegúrate de que no haya más sorpresas — menciono el castaño, Inej rápidamente cubrió su rostro y salió por la ventana.

— Bueno es todo, perdimos nuestra entrada al pequeño palacio — respondió el conductor mientras se sentaba en la cama.

Una vez que salieron de la posada, Inej bajo de los techos reuniéndose con ellos.

— Todo despejado — fue lo único que dijo.

— Parece un momento razonable para abandonar este plan de la invocadora del sol — sugirió el conductor mirando a Kaz.

— ¿Abandonar? — cuestiono el castaño con un tono incrédulo en su voz — estamos metidos en esto ahora, se lo que significa un millón de Kruge para mí. ¿Que significa para ustedes?.

— Libertad — dijo Inej.

— No tendría que robar al menos por un tiempo — menciono la pelirroja.

— Diversión. Al menos unos meses — menciono Jesper viendo con diversión al conductor esperando una respuesta de su parte.

— Jubilacion — fue todo lo que dijo.

— Bien. Seguimos adelante, tu nos cruzas por la sombra y yo pensaré en lo que sigue — comento Kaz mirando al conductor, por su tono de voz Morgana sabía que el hablaba enserio.

— Bien — el hombre robusto dejo su maletín en el suelo y de su bolsillo saco una libreta pequeña — para cruzar voy a necesitar, nueve kilogramos de carbón de alabastro, un montón de jurda majdaloun. No de la de Kerch es muy suave y por último una cabra.

La cara de Jesper era un poema.

— Nos veremos a mitad de la noche, hay restos de un esquife a las afueras de la ciudad, Bien, ¿Quien consigue que?.

— Inej. La jurda, yo traeré la cabra — Kaz se acercó a Jesper — y tú solo trae el carbón, sin desviarte.

Jesper tomo el papel que indicaba que debía traer mientras sonreía.

— Morgana, tu mantente cerca puedes visitar Ravka, eres Ravkana después de todo.

La pelirroja asintió levemente, el trayecto fue rápido, vigilo a Jesper mientras iba a buscar el carbón pero lo perdió de vista entre un montón de gente en el mercado, por lo cual dejo de seguirlo, observo las pancartas que hablaban sobre el nuevo Ravka y una posible independencia por parte de occidente.

— Eso no le gustará al general Kirigan — susurró para si misma, giro su rostro al cielo para ser exactos a la sombra, cada vez estaba más cerca de casa y no se sentía cómoda con eso.

Pasada una hora se topo con Kaz e Inej, está última se veía triste tal vez Brekker había hecho de las suyas para hacer sentir mal a la Suli, una vez se acercó a la morena noto como está limpio rápidamente su rostro y ahí Morgana se percato de que sea lo que sea que Brekker le dijo fue doloroso.

— ¿Volvio a soltar veneno? — cuestiono la pelirroja mirando con curiosidad a la Suli.

— Siempre lo hace — dijo restandole importancia.

— Aún faltan horas para encontrarnos en a las afueras de la cuidad, ¿Quieres que te ayude a buscar?.

Pregunto la pelirroja, mientras apuntaba con la mirada la gran pared de piedra en dónde se escribían los nombres de quién moría, sabía que Inej buscaba a sus padres o incluso a su hermano si es que había esperanza. Inej se dió cuenta de las intenciones de Morgana, las cuales eran hacerla sentir mejor, la morena sonrió y asintió levemente. Pasaron esas horas buscando en los tantos nombres que habían ahí, sin rastro de los padres de Inej. Morgana pudo sentir el alivio de la Suli y cuando terminaron fueron a encontrarse con los otros a las afueras de la ciudad e inicios de la sombra.

La noche llegó, una vez las chicas se reunieron con Kaz y el conductor emprendieron una caminata hasta llegar al inicio de la sombra, pero al ver un letrero que advertía sobre minas terrestres los tres se detuvieron.

— Minas terrestres — menciono Inej calmadamente.

—  Esperaremos — dijo Kaz quien sostenía a una cabra con una cuerda — seguiremos el camino que marqués.

— Ese letrero fue mi idea para alejar a la gente, todo cuidado es poco, vamos — respondió el hombre robusto.

Morgana miro detrás para ver si veía algún rastro de Jesper, ¿Dónde demonios se había metido?.

— Una cosa es oír sobre esto, pero esto es...

— Nada comparado con lo que hay dentro — interrumpió el conductor a Inej.

Sin más el hombre le pasó la antorcha que sostenía a Morgana, después se adentro en la sombra. La pelirroja fue invadida por recuerdos, cuando salió de ese infierno con vida.

Quien diría que volvería a el lugar del que escape. Pensó sintiendo su cabeza doler, tanto así que tuvo que tambalearse un poco, Brekker noto esto pero no dijo nada. Apenas y pasaron un par de segundos el conductor salió de la sombra arrastrando lo que parecía ser un tren, al menos la parte del conductor.

— Bien, cabra y jurda — repitió el conductor para si mismo, Inej le dió la jurda en cuanto la menciono — gracias, ahora solo esperamos.

Disparos a lo lejos llamaron la atención de los cuatro, más el grito de Jesper pidiendo que lo esperen, Morgana bufo en cuanto lo escucho sabía que algo así iba a pasar.

— Que no vean el tren — pidió el conductor mientras le arrebataba la antorcha a Morgana y la tiraba al suelo para apagarla.

— Jesper ven aquí en este momento — exigió Kaz lo suficientemente alto para que el moreno lo escuchará.

— Usa la linterna.

— ¡¿Son esas minas?! — pregunto exaltado, pero no lo pensó mucho pues le estaban disparando y con bastante desconfianza comenzó a caminar entre las supuestas minas hasta llegar al tren.

Una vez que todos entraron al tren incluído Jesper, Inej cerró la puerta la cual era de un metal pesado.

— Dime que tienes nueve kilos de carbón de alabastro — pidió el hombre, mientras Jesper le entregaba la bolsa de carbón.

— Hubo un problema, como plan — menciono el moreno mirando a Kaz y al conductor — resulta que el chico que me ayudaba a comprar carbon, no sabía cómo comprar...carbón.

— Sabemos que lo apostaste — corrigió Kaz mirando con desaprobación al moreno.

— Perdi un poco del dinero — Al notar la mirada acusatoria de Brekker, Jesper tuvo que confesar — perdí todo el dinero.

Usualmente la pelirroja estaría divirtiéndose con la situación, pero está ocasión no era así, no sabía por qué pero se sentía irritada con la conversación como si el estar apunto de cruzar la sombra tuviera un efecto negativo en ella.

— Pero pude robar nueve kilogramos de carbón de alabastro.

— No, no, no, solo hay siete kilos aquí — corrigió el conductor.

— Siete kilos de carbón de alabastro — respondió Jesper manteniendo una sonrisa en su rostro.

— ¿Funcionarán esos siete? — cuestiono Brekker.

— Nunca se a hecho antes.

Las voces de los hombres que perseguían a Jesper se hacían cada vez más notorias, se estaban acercando.

— Siéntate aquí — menciono el hombre robusto mientras sentaba a Jesper — jamás muevan su peso.

Morgana ya se encontraba sentada a un lado de Jesper, mientras tenía juntas sus manos, podrían decir que estaba rezando pero no, el dolor en sus manos incremento provocándole malestar inmediato, en cualquier momento explotaría en furia, por suerte sus manos eran cubiertas por sus guantes carmesí.

Kaz comenzó a retirarse su abrigo y se sentó justo enfrente del conductor y de dónde el carbón sería colocado.

— ¿Haz cruzado tantas veces? — cuestiono Morgana mirando las marcas en el brazo del hombre.

— Es un juego de número, cruza estás veces y tendrás pesadillas.

Una explosión llamo la atención de los cuervos.

— Minas terrestres — murmuró Jesper quien había visto por una abertura.

— Dijiste que no eran reales.

— No dije nada de eso, solo dije que puse el letrero — se excuso comenzando a preparar el fuego y el carbón.

El tren comenzó a moverse, el trayecto fue tenso para los cuervos y algo movido, un ruido llamo la atención de los presentes casi era como una campana.

— ¿Que fue eso? — pregunto Jesper.

—  Construí un sistema de temporizadores a lo largo, metal colgado en postes para saber el ritmo que llevamos.

— ¿Cómo supiste dónde colocar los postes? — pregunto está vez Brekker.

— La física y la ingeniería es una causa de la mayoría de mi éxito.

— ¿Y lo demás? — cuestiono Inej con un tono acusatorio.

— Algunos dirían que fue intervención divina otros la llamarían suerte — respondió el conductor — y después de todo la sombra está llena de volcras y las vías no están completas.

— Disculpa, ¿Dijiste que las vías no estaban completas? — pregunto Jesper mientras fruncía su ceño.

—Dije que no estaban completas — Jesper estaba apunto de levantarse de la impresión — ey, no te muevas.

— Volvamos al problema, ¿Vamos sobre vías que no se conectan a otras vías? — Jesper comenzó a ponerse nervioso.

— Eso dijo, ¿No lo estás escuchando? — respondió Morgana, su tono de irritación no pasó desapercibido por nadie pero era mejor no intervenir en eso.

— Hay una brecha que...

Morgana dejo de escucharlos y cerro sus ojos, mientras más rápido pasará todo posiblemente dejaría de sentirse así, los recuerdos seguían apareciendo, no solo los malos si no también los buenos, sonrió para si misma cuando recordó a su padre, apenas y recordaba su rostro pero al estar ahí fue como si jamás lo hubiera olvidado.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por un sonido, ese maldito sonido abrió sus ojos al recordar ese gruñido.

— Los volcra — murmuró mirando a Jesper quien se veía asustado.

— Bueno, ahora tenemos un problema.

Apesar del caos Morgana no quería intervenir de ninguna manera, creyó que si tal vez seguían las indicaciones del conductor los monstruos no los tomarían en cuenta, pero era imposible considerando todo el ruido que generaba el tren. Las garras de los volcra raspaban el techo del tren y ahí la pelirroja supo que estaban en peligro.

— ¿Cómo los combates? — cuestiono Kaz alzando la voz.

— Los dejo atrás, abro el acelerador y hecho todo el carbón cuando tenemos nueve kilogramos — se giró a ver a Jesper con enojo, en parte esto era culpa de Fahey.

Un chorro de sangre cayó por una de las aberturas del techo.

— Maldición, la estúpida bestia quedó atravesada en un pico.

— ¡Debemos quitarlo atraerá a los otros! — menciono Brekker mirando al conductor.

— ¡Más carbón! — pidió el robusto.

— Ya no queda nada — respondió Kaz mientras lo último que lanzaba al fuego era la bolsa del carbón — No lo lograremos con ese peso.

— Dejame pensar.

— ¿Así es como morimos? — se pregunto Jesper así mismo se veía totalmente asustado.

— Jesper toma la cabra — pidió el conductor.

— No voy a tirar la cabra — dijo molesto.

— ¡Que tomes la cabra! — grito el conductor — no es carnada es para ti.

— Solo abraza la cabra y cállate — murmuró la pelirroja mientras soltaba pequeños jadeos y apretaba sus manos, definitivamente ese viaje no había salido como ella hubiera querido.

— Debimos haberlo golpeado hace veinte segundos — dijo el conductor en cuanto sonó de nuevo la campana.

— ¿Y veinte segundos son? — pregunto Kaz.

— Mis tiempos son precisos para sacarnos de aquí ese retraso significa que el tren se detendrá dentro de la sombra y eso significa que...moriremos.

Morgana miro a sus amigos, no podía ser cierto, la pelirroja tuvo un flashback justo en ese momento al momento en el que estaba apunto de cruzar la sombra.

— Ven, pequeña — susurró su padre mientras le colocaba una capa y cubría su rostro, el trayecto desde casa hasta el inicio de la sombra había sido calmado, pero aún no estaban a salvó.

— ¿Vendrán a buscarnos? — pregunto la joven con curiosidad.

Su padre asintió.

— Creen que invocas al sol, pero no es verdad...tu no tienes los poderes de una grisha, eres diferente algo nuevo y cuando se den cuenta, podrían ejecutarte por farsante.

La joven Morgana jadeo con miedo al escuchar a su padre decir eso.

— Pero madre no lo permitiría, ella es una grisha del segundo ejército la mano derecha del general ella me protegerá.

— Tu madre es una grisha fiel a la corona y fiel al general — dijo con tristeza mientras acariciaba el rostro de su hija — no le importamos, si nos encuentra te llevará con ellos y a mí me matarán.

— Entonces vámonos — susurró angustiada, no quería que nada malo le pasará a su padre.

Se prepararon para cruzar la sombra, el plan era sencillo lo complicado era seguirlo, no debían hacer ruido y se ocultarian en los escombros de las casas que podrían haber en el lugar, antes de comenzar a caminar el sonido de unos caballos llamaron la atención de padre e hija, se trataba de su madre junto al general y otros grisha quienes los buscaban.

— ¡Hija! — grito la mujer mayor bajandose de su caballo, no estaban muy cerca por lo que tenía que gritar — ¡te protegeré, si vas ahí morirás!

Morgana tomo la mano de su padre y fue cuando la mujer al lado del general se dió cuenta que estaba apunto de perder a su hija.

Entregala, serás ejecutado por traicionar a Ravka y llevarte a quien podría destruir la sombra — está vez hablo el general.

— General Kirigan, esto es injusto...mi hija no es la invocadora del sol.

— ¿Cómo podrías saberlo? — cuestiono el hombre, llevaba una kefta negra — tu no eres un grisha.

El padre de Morgana soltó la mano de su hija caminando hasta la mitad que los separaba de los grisha.

— Morgana, vete — susurró, la niña nego — hazlo debes irte, ahora.

La pelirroja se introdujo un poco en la oscura sombra y sintió un escalofrío.

— ¡No! — grito su madre — ¡Hija vuelve aquí!.

— Tendrán que matarme para llegar a ella — La pelirroja solo observo la sonrisa socarrona de Kirigan y lo último que vio fue como su padre fue partido a la mitad por una especie de cuchilla la cual estaba cubierta de un humo oscuro alrededor.

— ¡Papá! — ella entro por completo a la sombra y comenzó a caminar de espaldas con un rostro de completo terror.

El flashback termino, al fin recordo que antes de entrar a la sombra no estaba sola, su padre la había acompañado y había sido asesinado por el general Kirigan, abrió sus ojos con un sentimiento de rencor y odio, observo como Jesper estaba de pie con su arma alzada al parecer los volcra habían intentado entrar y Jesper se había encargado de ellos.

— ¿Están todos muertos? — escucho a Inej preguntar, la pelirroja comenzó a retirarse sus guantes y apenas hubo un segundo de silencio otro volcra perforó el techo y asomo la cabeza.

Morgana se levantó con rapidez y alzó su mano dejando salir una especie de aura amarilla, que no solo se dejaba ver en su mano, todo su cuerpo estaba cubierto de esta aura, era como si estuviera ardiendo, venas de color amarillo y naranja se dejaron ver en su rostro y en sus manos y sus ojos se volvieron rojos, Jesper estaba sorprendido jamás la había visto usar sus poderes, mientras que Kaz e Inej no podían creer lo que veían.

¿Morgana era una grisha?.

Cuando el volcra murió la pelirroja se desmayo en el suelo del tren, Jesper y Inej fueron a socorrerla, mientras Kaz los veía con un rostro serio y tocaba al cuervo de su bastón.


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