uno, planes de verano
─── PLANES DE VERANO
(⌗ ♥︎! ) 一 el verano en que me enamore ❜
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Avery se quedó helada, intentando procesar las palabras que habían salido de la boca de Susannah Fisher hacía apenas unos segundos. La mujer mayor le sonreía alegremente, esperando una respuesta. Avery tuvo que forzarse a apartar la mirada de la mujer que prácticamente la había criado como si fuera suya, sintiéndose de pronto demasiado abrumada. Susannah parecía tan joven. Tan esperanzada. Tan fuerte. Parecía más joven que el día en que Avery la conoció. En aquel momento, Avery no pudo ver el dolor y las cicatrices que sabía que el cáncer le había dejado; en su lugar, vio a una mujer que sonreía a la niña que amaba como si fuera suya.
Avery respiró hondo, con la esperanza de ser lo bastante fuerte como para no echarse a llorar, cuando sus ojos se posaron en el chico alto que estaba junto a la mujer. Un cabello desordenado de color rubio oscuro y unos ojos de un azul intenso la miraban fijamente. Jeremiah Fisher. El mismo chico que la había odiado durante años porque estaba convencido de que ella quería robarle a su madre y a su hermano la miraba ahora con una sonrisa igual a la de su madre.
Por último, sus ojos se desviaron hacia la tercera y última persona ahí. Pelo castaño perfectamente separado en el medio, ojos azules mirándola tan intensamente que podría haberse ahogado en ellos. Su mejor amigo. Conrad Fisher. Lo conocía lo suficiente como para saber que estaba intentando leerla. Notó que las comisuras empezaban a curvarse hacia arriba. Arqueó ligeramente una ceja. Sabía que él se daría cuenta. Y lo notó. Una sonrisa apareció en su rostro durante menos de un segundo. Apenas era visible. Era sólo para ellos, como un secreto que él quería que ella guardara. A Avery le gustaba eso.
Volvió a mirar a la mujer, preocupada por si la había oído mal y se estaba volviendo loca por nada. La parte de ella que se había hecho ilusiones por nada muchas veces antes quería comprobar si no estaba soñando, mientras que la otra estaba tan contenta, pero temía hacerlo. Avery respiró hondo, armándose de valor, antes de decir débilmente:—¿Qué?—.
La chica observó cómo la sonrisa de Susannah se desvanecía mientras un ceño fruncido ocupaba su lugar anterior, y sin más estaba dispuesta a dar media vuelta, salir corriendo de casa y cavar su propia tumba, con la esperanza de evitar sentirse avergonzada. Ya había escuchado mal a Susannah una vez, cuando tenía diez años, y Avery no estaba dispuesta a que volviera a ocurrir siete años después.
—Te he preguntado qué planes tienes para el verano—,repitió Susannah,—porque nos encantaría que pudieras pasarlo con nosotros en Cousins...—,terminó mientras la sonrisa volvía a aparecer.
—¿Quieres llevarme a mí a Cousins?—.repitió Avery, tratando de asegurarse a sí misma de que no estaba a punto de despertarse y enterarse de que todo había sido un sueño.
—¡Sí, a ti! ¿Quién más podría ser?—Susannah rió suavemente, haciendo que Avery se sintiera como si flotara.—Sé que es tu último verano justo después de la universidad y todo eso, pero esperábamos que quisieras venir con nosotros.—
Avery sintió que el corazón le latía más rápido de lo que debería. No tenía ni idea de cómo actuar, no después de pasar años soñando con el momento, por fin le hacían esta pregunta. Sonreía tanto que le dolía la cara. Quería gritar, decirle a Susana que le encantaría ir con ellos más que nada en este mundo, pero su boca no parecía querer funcionar en ese momento. Así que movió la cabeza, asintiendo.
—¡Eso es genial, Avery!—,sonreía la mujer. Todo en ella gritaba felicidad, y Avery se alegró mucho de ser la causante de esa felicidad:—No puedo creer que no te lleváramos antes. Ha sido culpa mía y lo siento mucho, ¡pero por fin vienes! No puedo creer que todos mis hijos vayan a estar conmigo este verano—.
Abrazó a Avery, le susurró algo al oído, que ella no oyó porque aún estaba zumbada por sus nuevos planes de verano, y luego le besó la frente. Tras romper el abrazo, la mujer y Avery hablaron un poco más hasta que ella le dijo que fuera a casa a hablar con sus padres, que todos sabían que no les iba a importar que estuviera fuera todo el verano, y que metiera todas las cosas que cupieran en la maleta, antes de decirle a Conrad que la llevara a casa tal y como pensaba hacer antes de que ella los detuviera para hacerles la pregunta.
Sin más, el comportamiento del chico cambió. Bastó con que su madre le hablara. Su expresión feliz había desaparecido, y el ceño fruncido que no había abandonado su rostro en los últimos meses había vuelto. Conrad asintió, simplemente porque no quería meterse en una pelea con su mejor amiga, pero aun así ignoró la sonrisa de su madre y caminó directamente hacia el auto -pasando al lado de Avery y Susannah como si no supiera que estaban paradas ahí mismo.
—¿Me vas a decir cuál es tu puto problema?—.le espetó Avery mientras cerraba de un golpe la puerta del auto de Conrad. Sabía lo mucho que le molestaría:—¿O vas a seguir comportándote como un maldito pedazo de mierda?—.
—La segunda opción—,gimió, fulminándola con la mirada,—y no cierres la puerta así—.
—Conrad...—
—Te lo diré en algún momento...—habló en voz baja, cambiando todo su porte mientras apoyaba su mano en la pierna de la chica, dándole una caricia como si intentara asegurarle que lo haría al hacerlo.—Por favor, confía en mí. Sólo... todavía no, ¿sí?—.
—Más te vale—,ella miraba la mano de él. Su mano, que estaba descansando en su muslo tan casualmente. No era raro que él pusiera su mano ahí, pero a veces ella se preguntaba si estaban cruzando los límites de la amistad cuando alguno de los dos hacía cosas que los amigos no hacen.—Porque sé que sea lo que sea no tiene nada que ver con la ruptura. Puedes mentirles lo que quieras, pero no intentes mentirme a mí—.
—Lo sé, Aves. Créeme, lo sé, mierda—,sonaba frustrado; a ella le dolía. Sabía que algo le dolía a su mejor amigo, que le molestaba lo suficiente como para que no actuara como él mismo y se negara a decírselo cada vez que ella se lo pedía, y saber eso la estaba comiendo viva porque Avery y Conrad eran uno, no tenían secretos, eso no era algo que hubieran hecho nunca antes...—Es sólo que no estoy preparado para decirlo en voz alta... todavía no—.
—Esperaré—,le agarró la mano, le dio la vuelta y finalmente dejó que sus dedos se deslizaran entre los de él, entrelazando sus manos antes de aplastarla ligeramente.—Pero no te atrevas a comportarte como una maldita perra este verano—,amenazó, mientras la sonrisa que había estado conteniendo durante todo el viaje se apoderaba de su rostro,—¿Puedes creerlo? Me voy a Cousins con ustedes. Durante todo el puto verano. No me cabe en la cabeza que esté pasando. Esto no es un sueño—.
Conrad la miró por fin después de detener el auto por culpa de un semáforo en rojo. Avery estaba de cara a la ventanilla, ocultando la cara tras el pelo. Él sabía que lo hacía para ocultarle la sonrisa porque le avergonzaba lo feliz que la hacía saber que iba a ir a casa de los primos.
Avery era feliz.
Avery era malditamente feliz.
Y eso hacía que le doliera el corazón.
Porque, a diferencia de Avery y de su hermano pequeño, Conrad Fisher sabía por qué su madre, después de tantos años, decidió llevar a Avery a Cousins durante ese verano en concreto. Sabía cosas que se suponía que no debía saber, y que nadie sabía que él sabía, y para empeorar las cosas, no podía compartirlas con su mejor amiga, por mucho que lo deseara, porque descubrirlas lo destrozaba, y no quería que ella estuviera tan destrozada como él. Le importaba demasiado como para herirla así.
—No actuaré como una perra—,intentó reír, pero le salió forzado. Ambos lo sabían, pero ninguno lo reconocía,—Al menos no contigo. Es difícil estar de mal humor a tu lado...—
—Aww, ¿tanto me quieres, Fisher?—el semáforo en rojo se puso en verde, Conrad siguió conduciendo, y ella apartó la vista de la ventanilla,—Sabía que yo era tu punto débil, Connie. —.
El chico arrugó la nariz, disgustado por el apodo, antes de decir burlonamente:—Es que me conoces demasiado bien, Aves—.
—Idiota—,lo insultó ella mientras las sonrisas se dibujaban en sus rostros.
—Me hiere que pienses que te llevaría a Cousins sólo para ignorarte y ser un imbécil el resto del verano—,bromeó el chico, con una mano en el corazón como si le doliera ahí.
—¡Oh, tienes que enseñármelo todo, Conrad! Y me refiero a todo—,le dijo, tratando de recordar todos los lugares que él había mencionado a lo largo de los años.—Quiero la experiencia completa de Cousins. Y muchas fiestas, por favor. Voy a intentar vivir mi libro de verano soñado—.
—¿El libro de verano soñado?—,se rió. Esta vez fue una risa de verdad, lo que la hizo sonreír, porque esas ahora eran raras.—Primero, eso no tiene sentido, y segundo, ¿no son todos tus libros románticos?—.
—Sí, por eso dije libro de verano soñado. No es romántico. Es el verano de una mejor amiga—.Ella le apretó la mano emocionada, ya que éste sería el primer verano que pasarían juntos.—Lo de no tener romance va en ambos sentidos, señor. Este es nuestro primer verano juntos. La universidad empieza dentro de unos meses, así que este tiene que ser un verano tipo Avery y Conrad, porque Dios sabe cuándo volveremos a vernos—.
—¿Nada de romances?—,arqueó una ceja, confundido por qué esa tenía que ser una regla.
—Ninguno. No. Cero. Nada. Nadita—.Sacudió la cabeza con cada palabra:—¿Entendido?—.
—Sí, Aves—,rió él. Ella estaba siendo tan ridícula, no es que le importara,—Nunca hay ningún romance de todos modos. No soy Jere—.
—Oh, no me mienta, señor ¡fui acompañante de una chica guapa en un baile de debutantes el verano pasado!— rió ella, recordando la cara de incomodidad del chico en las fotos que Susannah le enseñó.—La chica era absolutamente preciosa, igual, así que enhorabuena por eso, señor acompañante—.
—Qué asco. No vuelvas a llamarme señor escolta nunca más, friki—,siseó mientras aparcaba el auto frente a la casa de ella.—¿Debería preocuparme por si sientes algo por mi cita si nos la encontramos este verano?—,bromeó.
—Vete a la mierda—
—Es una regla, Avery. Tu regla—.
—Todavía podemos sentirnos atraídos por la gente...—añadió ella.
—¿Podemos?—él estaba intentando molestarla y sabía que ella sabía que lo estaba haciendo.
—Vete a la mierda—,volvió a decir ella.—De todas formas, necesito que me prometas una cosa—,se quitó el cinturón de seguridad para sentarse de lado, ahora frente al chico.
—Me has hecho prometer demasiadas cosas en los últimos minutos, Camden—,se colocó igual que ella.
—Esta es la más importante.—hizo una pausa, recordando las otras cosas,—¡La segunda, en realidad! Que no seas una perra conmigo es la más importante. No. ¡La tercera cosa más importante! La primera es no comportarte como una perra conmigo—, empezó a contar con los dedos,—La segunda es no tener un romance, y estoy a punto de decirte la tercera—.
—¿Qué pasa?—,se reía. Le encantaba su risa.
—Vas a llevarme a navegar—,le dijo.—Uno de tus admiradores me ha dicho que se te da bastante bien, y quiero juzgarlo con mis propios ojos—.
—¿Y desde cuándo sabes tú algo de barcos?—,la miraba de una forma que ella nunca había sabido describir.
—No lo sabes todo de mí, Fisher—,sonrió.
—No tenías que preguntarme eso, Aves. Por supuesto, te llevaré a navegar, idiota—ella colocó su dedo meñique entre ellos, causándole una carcajada,—No puedo creer que todavía hagamos esto—,se quejó él, sin embargo, hizo lo mismo de lo que se quejaba al entrelazar su dedo meñique con el de ella.
—Repite después de mí.—ella se aclaró la garganta,—Yo, Conrad Fisher,—
—Yo, Conrad Fisher,—
—Prometo llevar a mi mejor amiga, de todo el mundo, a navegar,—
Él puso los ojos en blanco, pero repitió de todos modos:—Prometo llevar a mi mejor amiga, de todo el mundo, a navegar—.
—Y no actuar como una perra cuando esté con ella.—
—Y no actuar como una perra cuando esté con ella,—
—Porque vamos a hacer de este el mejor verano de todos.—
—Porque vamos a hacer de este el mejor verano de todos.—
—Conrad—,asintió ella.
—Avery—,le devolvió el gesto.
Tras su asentimiento final, la chica morena tiró de sus manos, que seguían entrelazadas, hacia sí y posó sus labios sobre su pulgar, dejando un pequeño beso en él antes de que Conrad hiciera lo mismo, ella lo hizo para sellar su promesa.
—Prometido—,dijeron al unísono antes de soltarse el uno al otro.
—Este verano va a ser increíble—,dijo ella, abriendo la puerta del coche.
—Será el mejor verano de todos—,sonreía él.
—¿Porque voy a estar ahí?—,bromeó ella.
—En realidad, sí—.
Por alguna razón, su respuestala pilló por sorpresa.—¡Nos vemos, Con!—,gritó mientras se dirigía a la puertade su casa, pensando en los próximos dos meses y en cómo iba a asegurarse de qué fueran perfectos.
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