diez, migas de muffin
───MIGAS DE MUFFIN
(⌗ ♥︎! ) 一 el verano en que me enamore ❜
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DIECISÉIS AÑOS
—¡Deja de tirar migas por todo el coche! ¿Quieres que Susannah nos mate o algo?—.le gritó Avery a su mejor amigo antes de darle un mordisco al muffin recién horneado que tenía en la mano derecha.
Tal vez comprar muffins y comérselos en el coche de la mujer, sólo unos minutos después de que lo recogieran del autolavado, no había sido su idea más brillante.
—Es culpa tuya por dejarnos recogerlo—,se encogió de hombros.—Además, ya había planeado echarte la culpa a ti de todo, así que supongo que te estará matando a ti—,hizo un mohín de falsa lástima durante un segundo antes de que una sonrisa juguetona se apoderara de su rostro.
—Creo que se va a dar cuenta de las migajas y recordará que te pidió a ti que recogieras el auto del autolavado—,copió la forma en que él se había encogido de hombros,—Y qué me secuestraron de mi casa porque querías verme—.
—Pero me manipulaste para que te los comprara y te los comiste en el auto, a pesar de que no sabes comer y estarte quieta,—él estaba sonriendo.
—Las migas están por todo tu asiento, idiota—,señaló ella.
—¡Porque tú querías conducir y yo, como buen amigo que soy, arriesgué mi vida dejándote!—,respondió rápidamente mientras le daba un mordisco al muffin.
Avery no pudo evitar poner los ojos en blanco mientras golpeaba al chico en el hombro, sólo para su disgusto, para que su sonrisa se hiciera más grande. Se giró hacia ella, planeando seguir molestándola, cuando se dio cuenta de que su labio superior tenía un poco de la crema rosada del muffin, y tuvo que obligarse a apartar la mirada, sintiendo que el corazón se le ponía pesado después de pensar en lo adorable que parecía.
Había pasado tiempo desde la última vez que los mejores amigos se habían visto. Los Fisher se habían ido a la playa de Cousins hacía unos dos meses, como todos los años, y habían llegado a casa hacía cinco días. Por otro lado, Avery había pasado el último mes en Nueva York, donde conoció a la prometida de su padre, la posible tercera esposa, y había llegado a casa la noche anterior.
Avery tenía los ojos pesados y cansados por la falta de sueño del viaje. Aún llevaba puesto el pijama -una de las viejas camisetas de fútbol de Conrad, pantalones cortos grises de pijama y calcetines azules con dinosaurios morados- y los rizos desordenados, que le caían perezosamente sobre los hombros, ya que no se había preocupado de arreglarse antes de salir de casa después de que Conrad llamara a su puerta para preguntarle si quería ir con él a recoger el auto de Susannah al autolavado.
Obviamente, dijo que sí. Aquel verano había echado de menos al chico más de lo normal. Había habido demasiados cambios, y aunque había tenido a Owen con ella todo el tiempo, no era lo mismo que tener a su mejor amigo ahí. Pero no iba a decírselo. - Y los paseos en auto por la mañana temprano con Conrad, con las ventanillas bajadas y el aire de la mañana rozando sus pieles, eran algunos de sus pequeños momentos favoritos con él.
Pasaron meses separados, pero todo parecía normal, como antes de que empezara la ruptura. Siempre había sido así. Pasaban tiempo separados y luego volvían a su rutina en cuanto volvían a estar juntos, como si no hubieran pasado ningún tiempo separados.
Conrad no podía evitar mirar a la chica cada vez que podía. Parecía la misma, pero tan diferente. Parecía mayor, menos niña. Se preguntó si sería por los cambios que había experimentado aquel verano. Pero una cosa seguía igual: seguía siendo la chica más guapa a sus ojos. Siempre lo había sido. Él sabía que eso nunca cambiaría.
Esa fue también la primera y única vez que ella lo sorprendió mirándolo.
Los ojos de Conrad se centraron en su cara. Acababa de fijarse en el piercing de la nariz que ella no llevaba la última vez que la vio. Estaba pensando en lo bien que le quedaba cuando ella se giró y vio que él la miraba. La observó mientras enarcaba una ceja y sus mejillas se enrojecían ligeramente, lo que le hizo sonreír. Siempre se había preguntado cuál sería su reacción si alguna vez lo pillaba, y ahora tenía una respuesta, y le gustaba.
—¿Qué?—,preguntó ella.
—Nada...—
—¿Por qué me miras así?—,volvió a preguntar, sintiéndose de pronto cohibida por su pelo desordenado y las ojeras, intentando recordar si siquiera se había lavado los dientes antes de salir de casa a toda prisa para abrazar al chico.
Conrad tragó saliva nervioso. Nunca había pensado en lo que ella haría o diría después. La vio alcanzar el visor, probablemente para usar el espejo, cuando de pronto sintió que se movía, tomando la cara de Avery con una de sus manos y girándola para que ella lo mirara. Con la otra mano, le limpió suavemente la crema de la cara.
—Tenías un bigote de crema—,explicó,—uno rosa...—.
La acción había sido sencilla. No era algo fuera de lo común - Conrad siempre ha tenido esos pequeños momentos de debilidad. Aquellos en los que luchaba por ocultar sus sentimientos. Aquellos en los que coqueteaba con ella, o se le insinuaba, intentando ver si conseguía que reaccionara y qué tipo de reacción sería. Nunca lo había conseguido, pero estaba seguro de que algún día la pondría a prueba y obtendría la respuesta con la que soñaba... sin embargo, parecía haberle puesto el cuerpo en llamas.
Se preguntó qué estaría pasando por su cabeza. Si se estaba derritiendo como él, o si era tan inconsciente como parecía. Su cara tenía la misma expresión de confusión que ella le ponía cada vez que él tenía un momento de debilidad e intentaba acercarse a ella. Y, como todas las veces anteriores a ésta, fracasó. No obtuvo ninguna reacción.
Bésala.
El pensamiento que no había salido de su mente desde que tenía 12 años cruzó su mente. Que cruzó su mente a los 13 cuando estaba seguro de que serían su primer beso. El pensamiento cruzó su mente segundos antes de que ella reventara su burbuja diciéndole que había tenido su primer beso con alguien que no era él. Eso se le pasaba por la cabeza siempre que estaba cerca de ella.
Inmediatamente después de ese pensamiento, sus ojos bajaron a sus labios por un segundo. Sabía que ella estaba atenta a cada uno de sus movimientos, que sabría que miraba sus labios con hambre, que lo conocía lo suficiente como para leer sus pensamientos y saber cuánto deseaba saber a qué sabían sus labios, pero no le importaba. No en aquel momento. No cuando estaban sentados en el auto estacionado más cerca que nunca.
—Tienes migas por toda la cara—,se rió ella, sonando demasiado ajena a los lametones de Conrad. No parecía tan coqueta ni tan afectada como él. Se preguntó si eso era sólo una excusa, si ella era realmente despistada o fingía serlo por Dios sabe qué razón.
—¿Sí?—,susurró, esperando que ella lo alcanzara y le diera cualquier señal que le permitiera estrellar sus labios contra los de ella.
Avery se limitó a asentir mientras se reía. Movió la mano para apartarle las migas de la cara, pero él la detuvo. La tomó de la muñeca y habló, haciendo que ella se quedara paralizada a medio camino.
Ella ladeó la cabeza y lo miró con curiosidad.—¿Qué?—,le sonrió.
Se preguntó si ella recordaba lo mucho que le gustaba su sonrisa o si había borrado el recuerdo, junto con todos los demás comentarios que le había hecho a lo largo de los años, para darle pistas de que la quería como algo más que una amiga.
Iba a hacerlo.
Era su oportunidad de arruinarlo todo o de conseguir lo que había soñado desde que tenía memoria. Le soltó la muñeca y estaba a punto de inclinarse hacia ella cuando alguien llamó a su ventana. Quería maldecir a quienquiera que hubiera llamado y rebobinar el tiempo para asegurarse de que nunca se acercara al auto. Le confundió ver cómo Avery miraba a quienquiera que estuviera junto a la ventanilla y le sonreía.
Conrad se dio la vuelta y, en cuanto sus ojos se posaron en la persona, empezó a desear poder cavar un agujero en el suelo y meterse en él.
La cosa es así.
Conrad ha visto a diferentes chicas a lo largo de los años. Algunas casualmente y otras oficialmente. Sólo salía con las que realmente le gustaban, pero pasara lo que pasara, siempre rompían por la misma razón. No podía decir te quiero. No porque temiera las palabras. No las temía. Sino porque siempre supo quién era la única chica que amaría. También sabía que era alguien que probablemente nunca llegaría a tener. Así que salió para no pensar en ella, y la persona que estaba fuera del coche era la chica con la que había empezado a hablar antes de la pausa, aquella de la que se había olvidado en cuanto vio a su mejor amiga esa mañana.
Estaba jodido.
En más de un sentido.
Odiaba no estar emocionado por verla, a pesar de que la había visto por última vez días antes de ver a Avery. En cambio, pensaba en cuándo la besaría por fin. En el momento en que no se acobardaría a medio camino, o alguien no los interrumpiría. Se preguntaba cómo sería, si ella le devolvería el beso o si él reuniría el valor suficiente para hacerlo.
Se preguntaba si ese día llegaría alguna vez.
Como había dicho.
Estaba jodido.
no se pq nunca subí este capituló jsjsjsjsjsj, pero para su desgracia, este es el último capítulo q tengo guardo... la autora original borró la historia y, además, ya la tenía descontinuada por algo sobre el actor q hace a Conrad... así que, fue buena mientras duró <3
edit 06/04/2024 12:22 am: den gracias a dios o a la fuerza divina en la q crean... encontré la captura donde la autora original explica por que descontinuo la historia:
14 de Enero del 2024
a las 10:39 am
traducción: "um no se si despublicar o cambiar el face claim de mi fic de conrad fisher resulta que chris briney es sionista y no me siento comodo teniendo un fic de el subido ...."
solo quería q lo supieran (:
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