ੈ✗↪Capítulo 17.
自由➤ Regeneración! ‹ ⋆
Ya pasó un mes de esa tragedia, la femenina aún se encontraba en el hospital esperando a que le den el alta. Su cuerpo al fin podía reaccionar aunque algunos moretones eran visibles en su piel. Movía su muñeca en círculos feliz por ver qué ya no estaba sellado.
Aunque tenia heridas, ella estaba feliz por recuperarse e irse.
Estaba impaciente esperando sentada hasta que uno de los médicos entro con una libreta, ella firmo los documentos y con buena atención le dieron el alta.
— Gracias por todo. — abrazo con fuerza al doctor quien no se esperaba el repentino acto de la mujer.
El correspondió al abrazo despues de todo. Alaska agarró sus pertenencias y salió de ese gran edificio al estacionamiento donde se encontró con uno de los hermanos Haitani; Ran.
El al verla la saludo moviendo su mano de un lado a otro con una amplia sonrisa en su rostro, Alaska se acercó abalanzandose a el abrazándolo.
— Gracias por venir por mi. — soltó la femenina aún en el abrazo con una dulce sonrisa.
— No agradezcas linda, vamos que nos esperan. — el se soltó del abrazo para abrirle la puerta del copiloto.
Ella se sentó en el asiento seguido de ver cómo Ran cerraba la puerta. Al subirse el pelilila dió vuelta la llave encendiendo el vehículo. Paseo a la bella dama por Tokyo antes de llevarla a la mansión Sano, quería que ella se distrajera un buen rato hasta que el momento llegó y la llevo a casa.
El cuerpo de Alaska temblaba al pensar en tener que verlo a el, Ran se dió cuenta y una de sus manos la apoyo en las manos temblorosas de la femenina. Ella solo lo miro a los ojos.
— Tranquila, el no está en casa... Hace días qué no aparece. — sonó tranquilo.
Eso calmo a la femenina y poco a poco tomaba control de su cuerpo. El momento llegó y ambos adultos bajaron del vehículo caminando en dirección a la puerta de la mansión. Ran abrió la puerta principal dejando entrar a la muchacha primero.
— Gracias. — agradeció.
Al poner un pie dentro unos pasos apresurados se escuchaban aproximarse a ella. Al darse vuelta se llevó la sorpresa de ver a su hija abalanzarse a ella envolviendola en sus brazos.
— ¡Bienvenida a casa!.
Unas pequeñas lágrimas salian de los ojos de la menor, Alaska correspondió al abrazo alzando a la niña. Estaba feliz de volver a ver a su hermosa hija que le lleno la cara a besos. Estuvieron así hasta que Ran aclaro su garganta para que ambas lo oyeran.
— ¿No saludaras a tu tío favorito?. — posó una mano en su pecho indignado — Yo te traje a tu mamá.
Selina soltó varías carcajadas mientras bajaba de los brazos de su madre y, corría tras Ran quien la esperaba con los brazos abiertos. Fue una hermosa vista para la mujer presente.
Todo fue paz por un momento, pero eso se acaba por las discusiones.
— Oye oye, ¿Que haces robandote la atención de Selina?. — apareció Sanzu azotando la puerta de una de las habitaciones. — Quítale tus manos de encima gata rompe hogares.
Se acercó a los dos alzando a la menor quien solo los miraba confundida sin entender su comportamiento.
— Mientras las perras pelean, la diosa observa. — Rindou se hizo presente.
Estaba recargado en la pared.
— Yo soy el tío favorito, ustedes son un chiste. — le quitó la niña de los brazos de Sanzu. — ¿Verdad Isabel?.
Ella tenía una cara tan inocente en ese momento que era muy tierno para los presentes, era increíble que aún con 6 años pueda provocar eso.
Los tres hombres seguían peleando por ver quién era mejor para la niña.
Alaska solo los observaba con una pequeña sonrisa en sus delicados labios, por su mente paso un sentimiento de seguridad absoluta.
"Mi bebé esta en buenas manos".
Después de la discusión se sentaron sobre el sofá dándole comodidad a la muchacha, la atendieron como pudieron haciéndola sentir como una reina, Alaska estaba agradecida con todo lo que ellos estaban haciendo por ella.
El día la paso con su hija, todo era felicidad gracias a los tres hombres que se encargaron de hacerla sentir mejor. Pero ahora la noche cayó en la ciudad, y la hora de dormir para la infante también.
Alaska alzó a su hija en brazo y la llevo a su habitación donde la recostó en su cama. La niña solo miraba a su madre con una pequeña sonrisa acompañado de sus ojos iluminados.
— ¿Me contarás un cuento?. — pregunto entusiasmada.
Alaska no pudo negarse a su petición, se sentó sobre la cama preparándose mentalmente para una historia.
— Había una vez una hermosa princesa y la reina fueron a caminar por un sendero cubiertos de lirios, miraban el cielo azul mientras recolectaba algunas de las flores, hasta que fueron secuestradas por una horrible Bestia. Las llevo a su torre donde las hizo sus pricioneras, ambas damas le lloraba y suplicaba por su libertad, pero la bestia hacia oídos sordos.
— No me cae bien la bestia.
— Créeme, a mi menos. — río la mayor — Un día la hermosa princesa fue muy astuta, intento escapar con su madre por la ventana de la torre con ayuda de una larga soga.
— ¿¡Como el cabello de Rapunzel!?. — dijo entusiasmada la niña.
— Exacto, pero la bestia fue más rápida y ¡SAS!. La agarró del brazo arrastrándola con el. — movía sus brazos al compás del cuento. — La reina observando todo tomo una decisión. Con fuerza y valentía separó al monstruo de su hija, y lo empujó por la ventana lanzándose ella misma en el acto.
— ¿¡Y se murió!?. — Selina se levantó de golpe de la cama.
— Tranquila hija, recuestate, déjame seguir. — La reina y la bestia murieron por el fuerte golpe. La reina se sacrificó para que la princesa pudiera ser libre y vivir su vida feliz.
— ¡Me encanta!. — grito Selina — Mamá ¿Por qué la reina se sacrificó por la princesa?.
Pregunto confusa, Alaska sonrió acariciando la cabellera rubia de la menor.
— Porque la reina amaba mucho a su hija, y ella queria que la princesa pueda seguir su vida.
— La reina suena como tú mamá. — Alaska se sorprendió al escucharla. — Te sacrificas mucho por mí.
La pelinegra no pudo evitar que sus ojos se aguaran al oírla, abrazo a la niña con todas sus fuerzas descargando sus lágrimas en ella. La niña no entienda lo que pasaba, pero no pudo evitar abrazarla.
— No llores mami, llorar te hace mal los ojitos lindos que tienes. — la menor paso sus pequeños dedos por las mejillas de su madre retirando sus lágrimas.
— Soy feliz de tenerte como hija. — acarició su cabello. — Eres mi flor, mi tesoro.
Alaska volvió acomodar a Selina en su cama, beso su frente y apagó la lamparita. Camino hasta la puerta de la habitación y se dió vuelta para ver a su hija en la cama sonriéndole.
— Te amo mami.
— Te amo más mi vida. — Alaska le dedicó una sonrisa y cerro la puerta.
Dió un suspiro aguantandose las ganas de llorar, llevo su mano a su boca evitando que todo tipo de sonido saliera de su boca. Su cuerpo comenzó a temblar en la puerta de la habitación, estaba por caerse pero fue sostenida.
— Hoy llegaste dale hospital, no queremos que vuelvas. — era Sanzu.
El la llevo a la sala sentandola sobre el sofá mientras se retiraba a la cocina. Duró unos segundos que volvió con una taza de café entregándosela a la muchacha.
— Gracias Sanzu. — la femenina le dió un sorbo al café.
El se sentó a su lado cruzando sus piernas mientras la miraba fijamente.
— Alaska, se que fuiste tú la que pasó información. — ella lo observó sorprendía. — No te preocupes no te culpo, despues de todo yo envié a Melina.
— ¿Tu la enviaste?...
— Si, aunque le hable en anónimo.
— Perdón y muchas gracias Haruchiyo.
— No agradezcas. — el acarició el cabello desordenado de la pelinegra — Lo hice para intentar ayudarte aunque nada salió como esperaba.
Ambos sonrieron mientras entrelazaban miradas, Alaska estaba realmente agradecida con aquel hombre de cabellera rosada y ojos llamativos. Haruchiyo dejo de sonreír agarrando las manos de Alaska, ella no comprendía su repentino acto.
— Prometo que cuídare a Selina en tu ausencia, al igual que los otros idiotas.
Ella sintió un frío recorrer su cuerpo, la sensación de seguridad la fue motivando, sus ojos se aguaron en lágrimas cristalinas manchando sus mejillas. Una sonrisa se marcó en sus débiles labios, ella estaba felíz.
— Se que harán un gran trabajo, muchas gracias.
La hora se acerca, el tren de la media noche paso por la parada guiandola al final.
En el próximo capítulo: "Hasta que la luz revele el final".
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top