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⚠️Contiene acto sexual al final del capítulo⚠️
Esas marcas dejadas días atrás fueron tapadas por maquillaje. Jameline las ocultaba para evitar el interrogatorio de sus amigas. Pero era evidente su uso excesivo de maquillaje y eso era raro para sus amigas, ellas sabían que a Jameline le encantaba lo natural. En especial para Sirene, ella sabía que algo estaba ocultando, algo que inicio con una supuesta "tarta de melaza".
James, por su lado, no le importaba presumir esos arañazos en su espalda, mintiendo que fueron por culpa de una caída de escoba. Pero ninguno de sus amigos creía eso, era notorio que los provocó alguien, sabían que había una chica que no lo dejaba dormir, prefirieron no preguntar pero iban a investigar por su lado.
Ellos aun seguían con ese juego. Como dijeron "esa" fue la última vez que estuvieron juntos. Aunque hubo pequeños roces entre ellos en ciertas ocasiones, pero no pasaban a más. Intercambio de miradas, caricias intencionadas o choques en los pasillos o en la Sala Común.
Pero como dicen, una vez que pruebas algo y te gusta, después no lo puedes dejar. Será como una adicción.
Jameline bajaba esas escaleras para encontrarse con ese azabache, al pasar por esa sala visualizo a dos individuos hablando tranquilamente en uno de los sillones. Parecían dos amigos íntimos.
-¡Line! -saludó.
-Lily-flor. -le regaló una pequeña sonrisa.
James miró Line y ella a él. Las pupilas de ambos estaban dilatadas con tan solo una mirada.
-Potts.
-Potter.
Se saludaron como si fueran completos desconocidos. Como si nada hubiera sucedido entre ellos.
-¿A dónde vas? -preguntó curiosa Lily.
-Debo hablar con Minnie. -contestó.
James abrió grandes los ojos al escuchar que esa pelirroja debía hablar con la jefa de casa. En algún problema se metió.
-¿Sucedió algo? -miró Lily con preocupación.
-No sucedió nada. Ella quiere hablar conmigo y...
-Hola. -saludó Lucas. -¿Lista para irnos, Line?
-Me estoy acostumbrando a que me llames por mi nombre. -sonrió ladina.
-Es un nombre hermoso. -coqueteo Lucas.
Un sonrojó estaba brotando en las mejillas de Line, era notorio para los presentes más para ese miope ciervo mirándola desde su lugar.
-Lucas Evered coqueteando. -insinuó Line con una mirada seductora.
Evered soltó una risa nerviosa rascándose la parte trasera de su cabeza. -Posiblemente. -sonrió nervioso.
Line rió y se aferró al brazo del chico frente a ella. -Vamos antes que nos llamen.
-Adiós, chicos. -despidió Lucas.
-Los veo luego. -habló Line antes de cruzar la pintura, bajo la atenta mirada del azabache junto a Lily.
-Harían una hermosa pareja. -sonrió alegre Lily.
-No lo creo. -soltó sin importancia James.
Lily estaba por contestar pero ese azabache cambio rápidamente de tema.
[...]
Dos cabelleras pelinegras caminaban por los pasillos como si de una pasarela se trataba, ganándose demasiados suspiros del alumnado presente. Entre susurros comentaban elogios sobre ellos, Sirene y Sirius oían algunos de esas palabras. Su ego se elevó aún más.
En su lado contrario se acercaban esos dos castaños. Sirene y Sirius se miraron y asintieron. Querían dejar algo en claro, querían que todos vieran a quiénes pertenecen.
Al estar frente a Remei y Remus. Sirius atrajo a su Watson y sin dejar comentar algo la calló con un gran beso. Sirene por su lado agarró a Remus por la solapa de su sweater y le dió ese esperado beso, ellos no se habían besado antes, la reacción de Remus fue de asombro pero luego se lo continuó tomándola fuertemente por la cintura y atrayendo a esa pelinegra aún más.
Al separarse esos pelinegros miraron a los chicos y chicas decepcionados luego del espectáculo que le brindaron.
-¡Como verán ya tenemos dueños! -habló Sirius elevando su voz.
-¡Pueden ahorrarse sus intentos de coqueteos! -habló Sirene muy segura con sus palabras.
-¿Dueños? -susurró Remei.
-Recuerda, Rem, son perros. -susurró Remus con una sonrisa divertida. -Necesitan dueños.
Remei soltó una gran carcajada.
Ambos pelinegros miraron ofendidos a esos castaños cruzándose de brazos.
-¿Así que soy tu dueña? -miró coqueta a Sirius.
-Siempre has sido mi dueña, mi Watson. La dueña de mi corazón. -sonrió ladino rodeándola por la cintura. -¿Quieres ir a leer algún libro?
-Me conozco ese verso. -dijo Sirene con una sonrisa divertida.
-De hecho, sí leeremos un libro. -habló seguro Sirius.
-¿En serio? -Remei lo miró sorprendida.
Sirius asintió. -Tú, -la señaló completa. -me leerás tu libro favorito. Quiero saber por qué amas tanto esa historia.
Remei estaba asombrada por aquella respuesta. No esperaba que Sirius prefiriera escucharla leer "Las aventuras de Sherlock Holmes" antes que otra cosa.
Remei sonrió dulcemente y entrelazo su mano con las de su nuevo novio.
-Entonces, busquemos café y unas galletas. -sonrió. -Tendremos una larga tarde, Sherlock.
-Será una de las mejores tardes si estoy contigo, Watson. -besó la mejilla de la castaña.
-Andando.
Esos dos se despidieron con la mano de sus amigo y caminaron conjuntamente hasta las cocinas.
-Quedamos tú y yo, mi castaño. -Sirene se mordió su labio inferior coqueta.
-¿En serio soy tu dueño? -retomó la conversación. -Es decir, es algo raro que tome posesión en alguien. Es decir cada uno es libre.
-Es una forma de decir, Rem. Lo que trataba de decir es que no estoy disponible para nadie que no seas tú. Ademas, desde el primer momento en que te vi supe que no estaría disponible para nadie más. -contestó con una sonrisa ladina pasando sus dedos por el pecho de Remus. Le encantaba como esa pelinegra le provoca la piel de gallina con tan solo un toque. -Tengo algo preparado para ambos.
-¿Algo en especial?
La chica asintió. -¿Vamos?
-Claro.
Sirene agarró la mano de Remus y lo guió hasta donde se crea esa gran puerta, la Sala de Menesteres.
Al ingresar se encontraron con una gran tela blanca que caía desde el techo hasta el suelo, un proyector muggle antiguo y varias estrellas formando constelaciones que caían como lluvia.
-¿Hiciste todo eso? -preguntó asombrado Remus.
Sirene asintió. -Lo hice para ti.
-Son mis constelaciones favoritas con sus estrellas, ¿cómo lo supiste? ¿Cómo supiste que me encanta ver películas antiguas con ese proyector?
-¿Recuerdas ese día en la biblioteca, yo estaba leyendo una revista que me prestó Sirius sobre algunos nuevos productos para el cabello y tu estabas haciendo un trabajo de Astronomía?
-Lo recuerdo. Creí que no me estabas prestando atención.
-Puedo hacer dos cosas a la vez, Rem. Se te veía muy entusiasmado por ese trabajo. Te he escuchado murmurar tus constelaciones y estrellas favoritas. Es por eso que las hice. Y sobre el proyector, es posible que se lo haya preguntado a tus amigos. -explicó.
-Sirene... no sé qué decir. -se llevo una mano a su boca.
-Puedes decir que te gusta lo que prepare. -miró esperanzada.
-Me encanta. -se acerco para abrazarla, la electricidad en sus cuerpos era demasiada intensa. -Nunca alguien había hecho esto por mí. Eres la primera.
-Me agrada escuchar eso. -susurró Sirene cerrando sus ojos al sentir ese aroma que representa a Remus.
-Para que sepas, tú eres al primero que le hago algo así. A nadie, en mi vida o eso recuerdo, le prepare una cita. -habló tomando la mano de Remus para poder sentarlo en las pequeñas sillas.
-¿Qué veremos? -preguntó entusiasmado.
-Superman. Porque tú eres mi Clark Ken.
-Eso te convierte en mi Lois Lane.
-¿Quieres que sea tu Lois Lane? -miró asombrada al castaño.
-Después de esta cita, por supuesto que quiero que seas mi Lois Lane.
La pelinegra sonrió ampliamente ante las palabras de Remus.
-¿Eso quiere decir que puedo besarte las veces que quiera?
Remus asintió.
Y en el momento que ese castaño movía su cabeza para afirmar esa pelinegra se lanzó a los labios del Licántropo.
-Te doy un dato. -susurró sobre los labios de Remus acariciando esos brazos.
-Te escucho. -tomó por la cintura a la pelinegra para acomodarlas mejor sobre su regazo.
-Una de esas constelaciones es mi segundo nombre. -susurró. -Si adivinas te ganas un premio. -sonrió pícara.
Remus miró fijamente a la chica para decifrarla y lo pensó por unos segundos. -Casiopea. -habló seguro.
-¿Estás seguro? -mordió su labio.
-Estoy completamente seguro.
Las manos de la pelinegra se apoyaron en el pecho de ese castaño. -¿Quieres tu premio ahora o lo guardas para luego? -susurró coqueta.
-Depende de cuál sea ese premio. -miró los labios rojos de Sirene.
Las manos de la chica se deslizaban hasta llegar al cinturón del Licántropo.
-Entonces... ¿ahora o... -la pregunta fue interrumpida por los labios del ojimiel.
El besuqueo era necesitado por ambas partes. Remus necesitaba tanto a esa pelinegra y Sirene a ese castaño.
Sirene rompió el beso para poder desabrochar mejor la ropa inferior de ese castaño. Remus miraba con adoración cada movimiento.
Cuando logró desprender ese cinturón y los botones, el castaño levantó un poco su cadera para bajárselos y quedar en interior. Sirene se agachó entre las piernas del castaño, lo miraba fijamente mientras hacía su siguiente movimiento, dejarlo completamente desnudo en la parte inferior de su cuerpo.
Sirene al ver pene de Remus soltó un jadeo, apreciaba cada centímetro de esa longitud. Lo tomó entre su mano y con su dedo pulgar acarició la punta provocando que Remus se le escapar un jadeo casi inaudible. Al escuchar ese hermoso y débil sonido la pelinegra sonrió y comenzó a bombearlo. Una y otra vez. Desde su posición podía ver como ese castaño mantenía sus ojos cerrados y su boca abierta levemente, dejando escapar gemidos.
Sirene se pusó de pie y sin quitar su mano, atacó una vez más los labios del ojimiel. Había una lucha en esas bocas.
Los besos de esa pelinegra fueron bajando por el cuello de Remus. Caminos húmedos se formaban.
El castaño estaba tan excitado por el toque de esa muchacha.
-¿Me ayudas? -susurró señalando el sweater aun puesto. -Lo puedo hacer yo pero tendré que...
Rápidamente ese castaño se quito todo dejando al descubierto su torso.
Largas cicatrices estaban dibujadas por todo su pecho.
Sirene mordió su labio y acercó sus labios al torso desnudo para trazar caminos sobre esas hermosas cicatrices hasta llegar a la pelvis.
Sin previo aviso esa chica metió toda esa longitud a su caliente y húmeda boca. Su cabeza se movía, arriba y abajo. No quería perderse las expresiones de Remus en su rostro, lo miraba atenta.
La ojigris gemia provocando vibraciones sobre el pene del ojimiel.
Remus llevo una de sus manos al cabello de Sirene, formando una coleta improvisada. Con el movimiento de cadera ayudaba a Sirene para poder meter todo provocandole arcadas pero al escuchar esos sonidos guturales el castaño dejo de mover su cadera. No quería que algo le sucediera.
A este punto la ropa interior de la chica estaba empapada. Necesitaba sentir algo sobre su excitado coño. Quería tocarse. Pero su objetivo era otro.
El castaño estaba por llegar a su límite. La vista que le brindaba la chica lo prendía aún más. Las lágrimas rodando por su rostro, el cabello pegado por las saladas lágrimas, el hilo de saliva que se le escapaba a la chica y verla trabajando con su erección, se sentía en el paraíso.
-Si-sirene... -tartamudeo.
La chica con solo oír su nombre aceleró su ritmo. Escuchar a Remus con su voz ronca y sus gruñidos le encantaba.
El ojimiel soltó el cabello pelinegro de la chica. Ella se quitó la polla de Remus de su boca y con sus manos terminó de otorgarle ese placer. Remus tiro para atrás su cabeza, un ronco gruñido escapó de su boca y es líquido blanco fue disparado directamente al suelo.
La pelinegra quería probarlo lo deseaba. Con su pulgar recolectó algunos restos y lo chupeteo coqueta mirando a Remus.
Le encantaba ver el desastre que creo en ese castaño. El pecho de Remus subía y bajaba rápidamente. El sudor caía sobre su rostro y algo cabellos rebeldes estaban pegados gracias a ello. Sus ojos aún se mantenían cerrados, su boca levemente abierta tratando de regularizar su respiración.
Al abrirlos se encontró con la pelinegra ruborizarda y orgullosa por lo que hizo.
-Eso fue...
-Lo sé. -habló orgullosa. -Jamás le di sexo oral a alguien, ellos siempre me lo daban a mí. Estoy orgullosa de lo que soy capaz.
-¿Quieres que... -hablo un poco inseguro, quería intentarlo, era inexperto pero con la ayuda de Sirene lo lograría.
La chica negó. -En alguna otra ocasión. Hoy me dedique a darte placer a ti. Pero si quieres hacer algo por mí...
-Lo que sea.
-Quédate así durante toda la película. -señaló el cuerpo desnudo del chico. -Quiero seguir apreciando tu perfecto cuerpo. Tus cicatrices me prenden. -habló mientras limpiaba el suelo con un pañuelo que tenía. Siempre preparada para cualquier ocasión.
-Me quedaré así por ti. -dijo coqueto. -Pero en cualquier momento haré que te desvistas.
-Puedo hacerlo ahora si quieres.
El chico abrió su boca y asintió.
Sirene sonrió ladina. Lentamente se quitaba sus prendas sin quitar la mirada sobre el chico frente a ella.
Remus estaba fascinado con la perfecta figura frente a él.
La chica se acercó. -¿Puedo sentarme? -señaló el regazo del chico.
Él asintió repetidas veces. La ojigris soltó una risita y se sentó sobre el regazo del ojimiel.
Sus cuerpos totalmente desnudos compartiendo una silla.
La chica beso los labios del chico y antes de separase mordió levemente el labio del chico provocando que escapara un jadeo de él.
-Ahora a ver la película. -susurró Sirene en el oído de Remus.
El chico tragó saliva al sentir esa respiración caliente sobre su cuello.
Sirene estiró un poco su mano y prendió el proyector antiguo.
La película se estaba reproduciendo sobre la tela blanca.
El castaño no podía prestar atención, cada tanto miraba los senos, el cuello, las piernas, en sí todo el cuerpo de la muchacha.
-Cuando termine la película, veremos si estas listo para un segundo round.
-Ten por seguro que si lo estaré.
Sirene sonrió y continuó su mirada a la proyección.
Remus, aunque le costaba, se concentró en esa película.
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Hola, hola!!!
Bueno al principio iba a ser un Cap tranquilo pero una cosa llevo a la otra y bueno... jajaja
Espero que les haya gustado y no olviden si quieren hacer edits sobre esta historia, háganlo me encantaría verlos, me haría mucha ilusión, pueden etiquetarme @prongs.girl_ o usar el propio hashtag de la historia #parallelswattpad.
Opiniones y teorías...
With love, Sofy 💕 🦋
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