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Los menores se levantaron desorientados. No sabían dónde estaban.

Remei talló sus ojos y miró a la bruja mayor.

—Minnie, ¿Qué sucedió? —preguntó Remei.

Los mayores se sonrieron. Los encantamientos funcionaron.

—Por favor no me digan que estoy castigado. —habló Lucas.

—Tranquilo, señor Evered. —Dumbledore se metió en los recuerdos de cada uno para averiguar sobre sus vidas. El único recuerdo que no pudo acceder fue el último, en donde recitan tal hechizo, no entendió el por qué. —No está en problemas.

—¿Por qué estamos aquí? —Jameline mordió su labio.

—Porqué queríamos su opinión sobre una festividad. —mintió McGonagall.

—¿Por qué estábamos recostados en el suelo? —interrogó Sirene.

—Porqué uno de ustedes quiso realizar un hechizo y terminaron desmayados. —contestó Dumbledore.

—Creo que fui yo. —Petra junto sus manos y agachó su mirada.

Remei se acercó y acarició el hombro de la rubia. —Practicaremos tus hechizos. —sonrió calmada.

—Te ayudaremos. —guiñó Jameline.

—Recuerda, Petra, las cuatro contra el mundo. —Sirene sonrió.

—Bueno, creo que debo irme. —Lucas se balanceo de un lado a otro. —No quiero llegar mañana tarde a clases.

—Lucky Puky, ¿Quieres que te acompañe? —Jameline hizo ojos de cachorro.

—Potts, gracias por tu ofrecimiento pero no.

—Oh, vamos. —tiró sus brazos exageradamente. —Tenemos que ir por la misma dirección.

—No. Ahora si me disculpan. —tomó su varita que estaba en el suelo. —Qué descansen, profesores.

—Que tenga buenas noches, señor Evered. —despidió McGonagall.

—Minnie, ¿Qué fiesta se avecina? —habló Jameline.

—Necesitaba nuestra ayuda para ello. —recordó Sirene.

—Y por alguna razón no lo recordamos. —Remei miró extrañada.

—Para Halloween. —soltó rápidamente Minerva.

—¡Amamos esa festividad! —aplaudió Petra. —El año pasado nos disfrazamos de... de... —rascó su cabeza. —No lo recuerdo.

—Yo tampoco lo recuerdo. —Jameline miró al resto de sus amigas. —¿Ustedes lo recuerdan?

Remei y Sirene se miraron y negaron.

—Se disfrazaron de los Siete Enanitos. —dijo nerviosa McGonagall. —Pero fueron cuatro. Recuerdo que Petra era tímido, Remei doc, Sirene tontin y Jameline feliz.

El mago mayor solo veía la interacción de McGonagall con las chicas. Le recordaba a los Merodeadores.

—La señorita Lupton, tuvo el atrevimiento de explicarme.

—Creo que ahora lo recuerdo. —Remei mordió su labio.

—Sí, yo también. —aludió Jameline. —Esa noche pusimos algo en las bebidas de los Slytherin. Le salieron ronchas en sus rostros. —rió.

—Esa broma nos costó dos semanas de castigo. —Sirene se cruzó de brazos. —No pude tener mis citas de estudio nocturnas.

Minerva suspiró aliviada y miró a Dumbledore.

—Niñas, es hora que vayan a dormir. —Dumbledore habló relajado. —No querrán llegar tarde a clases mañana.

—Por supuesto que no. —contestó rápidamente Remei. —Es nuestro último año y quiero que nuestros E.X.T.A.S.I.S salgan perfectos. —miró a sus amigas.

—Aún falta para ello, Rem. —se quejó Sirene.

—Sir tiene razón. —dijo Jameline.

—Debemos ir planeando lo que haremos luego del colegio.

—Rem, tiene un punto. —Petra la señaló.

—Bien. Vamos. —dijeron ambas chicas rendidas.

Las cuatro salieron del despacho, luego de despedirse de los mayores. Ellos se quedaron charlando sobre lo sucedido, tenían que buscar una solución lo antes posible ya que hay un acontecimiento que no se desarrolla en su universo. La Guerra Mágica.

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Cuatro chicos estaban esparcidos por el patio principal. Uno con un libro, otro con una caja de grageas y dos jugando con una pelotita.

Parecía una tarde tranquila.

—Recuerden que dentro de poco es mi cumpleaños. —habló Sirius lanzandole la pelotita a James.

—Habrá una fiesta en la sala de Menesteres. —aportó James agarrando el objeto redondo.

—Lo recordamos, Pads. —Remus No quitaba su mirada del libro.

—Espero que haya comida. —Peter se llevaba una gragea a la boca.

—Habrá eso y demasiadas bebidas. —guiño Sirius.

—Todos estarán invitados y yo podré pasar la noche con mi Lily-flor. —soltó un suspiró.

—Si es que asiste. —habló Remus.

—Qué poca fe le tienes a James.

—Soy realista.

Luego de esa charla, todos se concentraron nuevamente en lo que estaban haciendo con anterioridad a excepción de James y Sirius, ambos sacaron un cigarrillo, se apoyaron en uno de los bancos y comenzaron a calarlo.

Una explosión en uno de los salones, varios colores, eran fuegos artificiales, llamó la atención de los chicos.

—¡REGRESEN DE INMEDIATO! —solo se escuchaba a Minerva gritar a lo lejos.

—¿Esa es Minnie? —preguntó Peter extrañado.

—Sí, Pet. —contestó James frunciendo el ceño.

Automáticamente el castaño miró al pelinegro y al azabache.

—¿Qué fue lo que hicieron? —se cruzó de brazos negando.

—Moony, te juramos que esta vez no fuimos. —dijo Sirius luego de haberle dado una calada a su cigarro.

—No nos movimos de tu lado. —James apagaba ese cigarro.

Un grupo de chicas se acercaban corriendo. Una de ellas tropezó y cayó al suelo.

—Mierda, Prongsi. ¿Estás bien? —la pelinegra ayudó a levantarse.

—Estoy perfecta. —sonrió sacudiendo su túnica. —¡ESO FUE ASOMBROSO! —soltó una carcajada.

—Lo fue. Pero... —miró a la pelirroja. —si mi cabello vuelve a estar apunto de quemarse no lo volveré a hacer. —advirtió la pelinegra.

—Oh vamos, Padi. —sonrió pícara.

—Sabes que aún así te seguiré con las bromas, Prongsi. —sonrió de lado.

—Merlín, aún sigo sin entender cómo fui arrastrada a esto. —habló la castaña.

Los Gryffindor prestaban atención a la conversación de las chicas. Ellas aún ni se daban cuenta que las estaban observando.

—Estaba tan entretenida con mi libro. —siguió la ojimiel.

—Moon, admite que te divertiste. —soltó la pelirroja con una sonrisa.

—¿Y si Minnie regresa? —la rubia interrumpió a la castaña.

—Tranquila, Wormy. Ella no regresará. —acarició su hombro. —estoy segura que se entretendrá con algún otro estudiante. —sonrió. —Somos sus favoritas.

—¿Ustedes provocaron eso? —Remus se metió en la conversación. Las cuatro muchachas lo miraron.

—Hola, lindo. —la pelinegra se acercó coqueta, Remus rió nervioso. —Por supuesto que fuimos nosotras. —sonrió coqueta.

—¿Son nuevas? —intervinó James.

—¿Nuevas? —habló la pelirroja casi en tono sarcástico. —Pues nuevas no lo somos. —sonrió. —Nosotras conocemos cada rincón de este colegio.

—Gracias a mí logramos pasar desapercibidas. —habló la castaña. —Siempre debo salvarlas. —miró a sus amigas.

—Hey. —la pelirroja se llevó una mano a su pecho. —Yo también contribuyó a ello.

—¡Ellas tres son las mejores bromistas! —Peter miró a la pelirroja quien sonreía por sus amigas.

—Tú también lo eres, Wormy. —sonrió dulcemente la pelirroja.

—Y las cuatro somos las más sexys de todo el colegio. —guiñó mirando al castaño que parecia nervioso por la atención que le brindaba la chica. El ego de la pelinegra hizo sonreír a Sirius.

—De eso no hay duda.—habló coqueto Sirius mirando a la pelinegra.

—Tú no eres mi tipo. —entrecerró sus ojos. —En cambio, él —señaló a Remus. —si lo es. —Remus se llevó una mano a su nuca, miró coqueto a la pelinegra, ella sonrió de lado imaginándose demasiadas cosas.

—Rechazó a Sirius. —susurró Peter. —Nadie ha rechazado a Sirius.

—Bueno... siempre hay una primera vez para todo. —la pelinegra elevó sus hombros.

—Creo que es momento de regresar a la Sala Común. —balbuceo la pelirroja. —Quiero hablar con mi Lucas. —sonrió bobamente.

—¿Le pedirás salir? —la rubia sabía la respuesta pero aún así preguntó.

—Sí. —mordió su labio. —Espero que esta vez si acepte.

—Será el intento número 1000. —la castaña acomodó su cabello.

—Deberías olvidarte de él. —la pelinegra pasó su barzo por los hombros de la pelirroja. —Hay más chicos en este colegio.

—Yo soy un chico. —Sirius levantó su mano.

—Wow, Sherlock. —la castaña rodó sus ojos. —No nos hemos dado cuenta. —habló con sarcasmo.

—Yo seré tu Sherlock y tu serás mi Watson. —habló coqueto.

—¿Desde cuándo conoces la literatura muggle? —Remus estaba confundido.

Remei rió nerviosa, pero rápidamente se recompuso. —En tus sueños.

—Saben, —habló Peter. —la castaña es parecida a Remus. —susurró a James.

—Lo sé. —susurró James. —su sarcasmo y sus expresiones la delatan. Es como si hubiera dos Monny. La pelinegra es Sirius, el ego se ve desde aquí, y la rubia eres tú, timidez y pánico.

—Y la pelirroja es... —interrumpió Remus.

—Saben que él me encanta desde segundo año y yo sé, muy en el fondo, que él está enamorado de mí aunque no lo quiere admitir. —relamio sus labios. —Él es el amor de mi vida. —agachó su mirada.

—Bien, vamos. —soltó un pequeño suspiro. —Ayudemos a mi otra mitad a salir con su morcito.

—Es James. —rió Sirius.

Las muchachas estaban por avanzar pero un siseo las detuvo.

—Antes que se vayan, —dijo nervioso Peter. —¿pueden decirnos sus nombres?

La pelinegra avanzó coqueta hasta Remus. —Me llamo Sirene Blake. —miró de arriba a abajo al castaño. —Pero tú, castaño, —hizo unos dibujos en el pecho de Remus. —puedes llamarme el amor de tu vida. —guiñó. Remus estaba a punto de un colapso al tener tan cerca a Sirene.

—Soy Petra Peterson. —junto sus manos moviendo su torso de un lado a otro. —Pueden decirme Pet. —arrugó su nariz.

—Mi nombre es Remei Lupton. —acomodó su cabello a un costado. —Pero prefiero que me llamen Rem.

—Es tu turno, pelirroja. —James la señaló con la cabeza. Curioso por el nombre de ella ya que se dió cuenta que los nombres de sus amigas tenían un parecido con los de sus amigos.

—Mi nombre es Jameline Potts. —sonrió orgullosa. —Pero me dicen Prongs. —James abrió los ojos como platos.

—¿Pro-prongs? —tartamudeo. —Se robo mi apodo. —le susurró a Sirius, él ocultaba una risa.

—Así es, gafitas. —guiñó. —Ahora si me disculpan el amor de mi vida me espera. Adiós. —hizo una reverencia y siguió su camino, Remei y Petra la siguieron luego de despedirse.

Solo quedaba Sirene. Miraba al castaño. Al reaccionar miró a los cuatro chicos. —Nos hacemos llamar Las Merodeadoras. —mordió su dedo mientras centraba toda su atención a Remus. —Adiós, lindo. —guiñó para luego desaparecer por donde sus amigas fueron.

James aún seguía atónito. La pelirroja tiene su mismo apodo.

—¿Merodeadoras? —Sirius ladeó su cabeza. —Solo hay un grupo de Merodeadores y somos nosotros. —se cruzó de brazos.

—Ellas son nuestras versiones femeninas. —sonrió Remus.

—¿Por qué no hemos oído hablar sobre ellas? —Peter miró a sus amigos curioso.

—Esa pelirroja se robo mi apodo. —tenía la cabeza agachas. —Solo yo puedo llamarme Prongs. —miró a sus amigos.

—Tú eres nuestro Prongs. —Sirius abrazo torpemente por los hombros a James.

—Deberíamos hablar con ellas. —propusó Remus. —Pero será mañana. No sabemos en qué casa están.

—Son de Gryffindor. —soltó Sirius. —Si no hubieras estado tan concentrado en coquetear con mi versión lo sabrías. —miró coqueto al castaño.

—Mañana hablaremos con ellas. —dijo James decidido. —La pelirroja y yo tenemos algo personal. —frunció su ceño molesto. —Ella no se saldrá con la suya.

Los tres Gryffindor reían a carcajadas, James lo fulmino con la mirada.

Ese día James no podía cerrar los ojos. La escena de la pelirroja diciendo que se llama Prongs rondaba por su cabeza. No le agrado conocer a esa chica.











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Hola, hola!!!

Primer capítulo de Parallels. ✨️❤️

James dolido por su apodo jajajaja

Creo que nadie se dio cuenta del guiñó en el prólogo sobre la guerra mágica. ¿Terra Ridley profesora de D.C.A.O?

Espero que les haya gustado y no olviden si quieren hacer edits sobre esta historia, háganlo me encantaría verlos, me haría mucha ilusión, pueden etiquetarme, la historia tiene su propio hashtag #parallelswattpad.

Opiniones y teorías...

With love, Sofy. ❤️

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