𝟬𝟭. 𝘀𝘂𝗻𝘀𝗵𝗶𝗻𝗲

Te vi, tan brillante y pura que no
pude evitar adorarte ’








































EL DOLOR DE LA PERDIDA Y LA MONOTONÍA INVADIERON a Eris desde los catorce años, cuando por voluntad del destino quedó huérfana. En un gran lugar como el palacio, la pequeña Eris terminó conociéndo por error a la persona que cambiaría su vida por completo, Ariana de Secramise.

— ¿Y no te dijo para que me necesita, Marina?

— Nop — la pelinaranja solo siguió empujando a la rubia hacia la habitación de la princesa — Seguramente quiere que le hagas unas trenzas, eres toda una artista con eso.

— Gracias — dijo por lo bajo. El sol ya se había ocultado y esa mañana el emperador había tenido su recepción en el salón del trono, por lo que estuvo atareada todo el día, y lo estaría aún más a la mañana siguiente. Ella solo deseaba ir a descansar, pero un extraño deseo de la princesa albina le impidió irse.

— Bien, llegamos — anunció la dama — ¡Hasta mañana!

Sin decir más, Marina dio tres toques suaves a la puerta antes de irse. Eris suspiró y se adentro en la habitación cuando la princesa le abrió.

— ¡Justo a tiempo! Ven tengo una idea maravillosa y quiero tu opinión — la albina la tomo de las manos y la arrastro a una cama repleta de revistas de hombres semidesnudos.

— ¿Qué es todo esto, princesa? — pregunto la rubia — ¿Acaso encontró otro bello hombre inalcanzable en estas revistas? ¿se lastimó?

— Casi, pero no. Esta vez no, y llámame Ariana — dijo la ojivioleta — Como sabes, mi mayor anhelo es convertirme en emperatriz para ...

— Para casarte con más de un hombre, lo se.

Estúpido en mi opinión, pensó la rubia mientras fingía escuchar lo que decía la princesa, como si no se estuviera cayendo de sueño.

— .... y quiero que me ayudes a que mis joyas se la pasen de lo mejor en mi palacio. — la princesa se detuvo al ver a la ojiverde cabecear con los ojos luchando por permanecer abiertos — ¿Estás escuchando lo que digo?

— ¿Cuál pan molido?

La albina suspiró y le indico a su sirvienta que se retirará. Después de todo, la escuchara o no Eris no podría negarse a su petición de atender personalmente a su joyero y "cuidar" a sus integrantes. Ella era solo una sirvienta que seguía sus órdenes, nada más.

— La princesa te solicita en su palacio — le dijo otra de las sirvientas cuando la vio esa mañana a primera hora — Tal vez quiera preguntar por qué no te apareciste en su palacio después de la entrega del emblema.

— Gracias Johana y respecto a eso, me escapé para dejarle flores a mi madre. ¿Podrías terminar esto por mi? — la castaña acepto las sábanas que le entrego pensando en que clase de flores había llevado Eris — Lady Cryna a tenido un pequeño problema de olvido con sus tiempos y este es el resultado.

— Me sorprende que alguien de su edad siga con esto — murmuró la castaña antes de pasar su mirada de la mancha en la sábanas a la rubia — ¿Eres sirvienta de la princesa Ariana, no? ¿Por qué sigues trabajando en el palacio principal o con las concubinas?

— No fue mi idea, Ariana piensa que debo ganarme cada centavo.

— Tuteando a la princesa, eh? — pregunto Johana alzando las cejas.

— Aveces desearía no hacerlo — murmuró la ojiverde sin que la otra la escuchara.

Eris rodó los ojos antes de irse a toda prisa para llegar al palacio de la primera princesa. La rubia sabía que para nadie en el palacio era un secreto los gustos intensos de la princesa, y muchos llegaron a confundir su "amistad" con alguna otra clase de interés por parte de la albina, tachando a la princesa de ingenua y a la sirvienta de ser demasiado ambiciosa para su posición.

— Buenos días Ariana — la rubia hizo una pequeña reverencia cuando entró en la habitación.

— Baja la voz — pidió la albina mientras terminaba de hacerse su coleta — Necesito que traigas el desayuno de Nell y te asegures que salga a salvo del palacio.

— ¿De quién? — la rubia ladeo la cabeza confundida — Ariana, no me diga que ...

Las palabras se atoraron en su garganta cuando observó el dormido cuerpo desnudo y boca bajo tendido en la cama de la princesa  abrazando una almohada — ¿¡Y-y ese quién es!?

— Es Nell — respondió la albina simplemente — Nell Phantom, mi primera joya.

Por los dioses, el emperador es más manipulable de lo que imagine, pensó mientras se acercaba con cautela a la cama — ¿Por qué no se lo pide a Marina o Chelsey?

— Ellas son mis damas, tienen que estar conmigo en todo momento y voy a ir a practicar con la espada — explicó — ¿Podrías traer el desayuno de Nell? Cuando termine acompañalo a la salida y asegúrate que esté feliz.

— Si, enseguida vuelvo — sin decir más, la ojiverde salió a las cocinas rezando al dios de la luna y las sombras para que el duque Phantom no despertara ante se que ella llegará y si lo hacia, que no fuera cruel o despiadado como decían los rumores.

El duque se removió entre las sábanas sin abrir los ojos, en busca de su dueña con piel de porcelana y ojos de muñeca, fruncio el ceño entre sueños al no encontrarla y finalmente abrió los ojos. Los rayos del sol entraban en la habitación como si fuera de su propiedad mientras una suave melodía de impregnaba en el aire. Nell sonrió al pensar que la princesa podría estar ahí, esperando paciente a que despertara.

El hombre se dio la vuelta y sonrió al aire antes de hablar — Buenos días.

Buen día, duque Phantom.

El duque tardo unos milisegundos en reaccionar ante la voz desconocida y enderezarse abruptamente mientras se cubría el pecho desnudo con las sábanas en un intento inútil de mantener su imagen — ¿Q-Quien eres?

— Mi nombre es Eris, y soy la sirvienta de la princesa. A partir de ahora me encargaré de usted y sus necesidades cada que este en este palacio.

Nell observó a la joven enderezarse de su reverencia. Las esmeraldas de la rubia chocaron son sus ojos ámbar y por un instante el duque se sintió como aquel joven aterrado que se lanzaría a la batalla en nombre de su emperador y para salvar salvar su familia. Como si un ángel se ubiera posado frente a él para salvarlo del miedo y la desgracia.

Cualquiera que ubiera entrado a la habitación en ese momento los abría confundido con un príncipe y su sirvienta, igual que los trillados protagonistas de un cuento de hadas.

Mientras Eris solo podía pensar que el duque no era tan aterrador como decían.








































Que tal salio? Ya no yo se cual es la siguiente.

Ah no si, Set Fire To The Rain

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