Coincidencias y problemas
Luego de haber llegado al hospital y cerciorarse de que Bell (el hijo de Shu) estaba en buen estado, Kurenai pudo respirar más calmado. El doctor a cargo dijo que podían irse a casa pero antes debían revisar que el bebé estuviera en buenas condiciones antes de marcharse… La hermana de Shu se marchó en cuanto supo que su hermano llegó, dejando que éste se hiciera cargo.
—mi hermana cuida de él y yo siempre tengo que trabajar, hasta cierto punto es irritante el no poder pasar tiempo suficiente con mi hijo pero, como líder de la empresa de mis padres debo hacerlo—comentó Shu tomando en brazos a su hijo, quien se encontraba dormido.
—sabes, yo tendré dos meses libres antes de comenzar mi ultimo semestre en la escuela, si gustas puedo cuidar de Bell-chan en ese tiempo—propuso el peli azul.
—¡no puedo hacer eso!, no sería justo para ti—refutó Kurenai.
—no te preocupes, no voy a cobrar nada. En verdad veo que tu situación no es la mejor y bueno, este bebé significa mucho para ti. Así que, me gustaría que me dieras esa oportunidad—dijo con total sinceridad.
—Esta bien, pero en ese caso tendrás que quedarte con nosotros en mi apartamento.—comentó con una leve sonrisa—allí podrás no sólo cuidar del bebé sino que también puedes ayudarme con las cosas de la casa.
—¡trato hecho!—estiró su mano el oji café siendo estrechado por el contrario, ahí sintieron una leve corriente eléctrica en sus cuerpos, pero decidieron mejor ignorarlo. Ahora los tres iban en el vehículo del albino con rumbo hacia la casa del oji café, hacia falta conseguir sus cosas y luego irse hacia la casa de Shu.
Con un par de maletas Valt subió al auto, sonriendo notó a Bell sentando en su silla especial mordiendo una sonajera.
—es un niño muy lindo—mencionó Aoi con una leve sonrisa.
—Gracias, se parece mucho a su madre—dijo Shu con algo de melancolía en su voz.
—¡lo siento!, no debí decir eso—respondió el peli azul apenado.
—tranquilo, todo está bien—comentó Shu sin despegar la vista del frente.
Llegaron hacia un edificio bastante alto en colores negro y gris, los tres subieron por el elevador hasta llegar al piso cinco. Shu abrió la puerta mostrando lo elegante que es su hogar dejando sin palabras al menor quien no podía quitar la vista sobre todo.
—ven, te mostraré tu habitación—dijo Shu llevando a Bell en brazos, esté último observaba con ojos curiosos a Valt.
Algunas horas después ya cuando las cosas estaban aparentemente en orden, Shu se había cambiado de ropa para preparar la cena. Valt por su parte estaba sentado en la sala dándole de comer en su biberón a Bell quien respondía con cariño.
—Que raro, ni siquiera con mi hermana se comporta así—dijo Shu colocando ambos platos en la mesa.
—vaya, eso si que es curioso—susurró Valt acariciando la cabeza del menor, quien dejó caer sus párpados… Durmiendo con total tranquilidad. Aoi con cuidado se levantó para dirigirse hacia la cuna de Bell, donde recostó al menor quien estaba profundamente dormido.
—Bell-chan es un niño muy adorable—dijo Valt sonriendo.
—sabes, se que esta decisión es muy rápida pero, en verdad me da gusto tenerte conmigo—confesó Shu sentándose en el comedor—pero si en alguna ocasión no te sientes cómodo puedes decírmelo—dijo Kurenai algo nervioso.
—estoy seguro de que eso no será necesario—dijo Valt sentándose al lado suyo—el poco tiempo que llevó aquí me he sentido muy cómodo, mis hermanos ya no están en casa, mis padres me quieren pero lamentablemente casi nunca están, y aquí yo—baja la vista—me he sentido como si estuviera con mi familia.
—Valt—susurró Shu levantando su mentón para observarlo de frente, así sumergiéndose en la mirada chocolate del peli azul, un inmenso brillo lo iluminó, su corazón comenzó a latir como loco. Y Aoi tampoco se quedó atrás ya que observar esos hermosos ojos carmesí lo admiraban con sencillez… Miles de mariposas invadieron su estómago, un pequeño temblor recorrió su cuerpo, y sintió un ligero calor cubrir su rostro.
Los dos se habían olvidado por completo de la cena, sus rostros se fueron acercando mientras se acortaba la distancia… Pero su <<burbuja>> se desintegró cuando el celular del albino comenzó a sonar indicando que alguien lo llamaba.
Shu se levantó rápidamente para irse a la cocina a responder, por su parte la cabeza de Valt daba un millón de vueltas sin encontrar la explicación sobre lo que había ocurrido…
—¡¿qué rayos me está pasando?! ¡Se supone que Momoko es la mujer de mi vida! ¡Shu-san ahora es mi jefe!, ¡¡ESTABA A PUNTO DE COMETER UNA TONTERÍA!!—eran sus pensamientos mientras que jalaba de sus cabellos intranquilo.
A los segundos Shu llegó pero se veía en su rostro que estaba preocupado.
—sabes, ahora que vamos a trabajar juntos debemos ser honestos mutuamente—dijo Shu de forma seria—mi madre vendrá a visitarnos el fin de semana, así que cuando venga quiero que le digas que nos conocemos hace meses. Que eres la niñera de mi hijo y que, solamente somos amigos—suspiro con pesar.
—claro pero ¿cómo piensa que lo vaya a tomar su madre y su hermana?—dudó Valt con una leve sonrisa.
—ellas pueden ver a Bell las veces que quieran, no me molesta en lo absoluto—dijo igual de serio—simplemente quiero cerciorarme de que mi hijo este en buenas manos.
—es raro que confíe más en un desconocido que en su propia familia—mencionó Valt.
—puede que si pero, en poco tiempo me has demostrado que tienes sentimientos hermosos que sin duda me gustan, y al notar como mi hijo es feliz contigo… No puedo pedir nada más que eso—confesó tomándolo de las manos, causando un fuerte rubor en el oji café.
—Shu-san—susurró Aoi asombrado pero en el fondo muy feliz.
Luego de la cena ambos lavaron los platos, Valt se aseguró de que Bell no necesitará algo más, así que procedió a meterse al baño, para así tomar una merecida ducha.
Kurenai se encerró en su habitación para con frustración lanzar una de sus almohadas contra la pared.
—no puedo hacer esto, no está bien. ¡¡No es justo para ti Nadia!!—gritó molesto cayendo sentado al suelo mientras abrazaba sus rodillas… La culpa lo estaba consumiendo sin razón.
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A la mañana siguiente las cosas iniciaron de forma natural, Valt se levantó primero para tomar una ducha y estar listo para comenzar con su <<nuevo trabajo>>. Para esa ocasión utilizó un pequeño conjunto de una sudadera celeste con negro, un pantalón negro y zapatillas celestes con blanco.
—buenos días Bell-chan—dijo de forma tranquila moviendo levemente al bebé quien estaba durmiendo—llegó el momento de despertar—el bebé comenzó a reaccionar abriendo sus ojos, observando confundido al peli azul—mi nombre es Valt y a partir de hoy seré tu niñera—respondió sonriendo mientras tomaba en brazos al menor.
Así ambos fueron con rumbo hacia la cocina, donde Aoi colocó en su silla al menor quien no dejaba de verlo. Así el peli azul empezó a preparar la fórmula que normalmente el bebé tenía que ingerir, por suerte tenía una pequeña lista donde le indicaba que tenía que hacer.
—¡se me hizo tarde!—exclamó Shu ingresando a la cocina para tomar un yogurt del refrigerador, mientras estaba arreglando torpemente su corbata. Valt dejando el biberón en el desayunador se colocó al frente del oji rojo para <<ayudarlo>> en su problema.
—siempre tienes que tomar las cosas con mayor calma, por favor ve con cuidado y buena suerte en tu trabajo—dijo Valt terminando de ayudarlo, dichas palabras hicieron que Shu (con su rostro ardiendo de la pena) apenas si pudiera hablar.
—G-gracias, pero ya debo irme. Los veo en la noche—contestó acercándose a Bell para depositarle un pequeño beso en la frente e irse a buscar sus llaves.
—vaya, se nota que tu padre es una persona muy ocupada—mencionó Valt al bebé quien, simplemente ladeo la cabeza sin entender que estaba pasando… Su pequeña mente de dos años aún no procesaba toda esa <<información>>.
Pero bueno, dejando eso de lado Valt cargó al bebé y con cuidado le fue dando de comer, Bell aún con cierta desconfianza aceptó la comida… Pero no podía negar que el regazo de ese joven era muy cómodo y calientito, por lo que poco a poco sus ojos se fueron cerrando hasta quedar dormido. Esta imagen enterneció al Aoi quien, con cuidado lo depósito en su cuna para que pudiera descansar.
—muy bien, hora de hacer lo demás—dijo con cierto aire motivado, así que se dirigió hacia la lavandería para comenzar con la ropa del bebé, esa era la más fácil así que luego de hacer la separación debida (o sea quitar el color de lo blanco), era el turno de la ropa de su <<jefe>>. Con algo de pena tomó sus camisas, abrigos, pantalones, e incluso calcetines… Pero lo que no se atrevió a tocar ni de broma era su ropa interior, por lo que fue corriendo hacia la cocina y tomó unas pinzas, con ellas pudo sujetar la ropa y colocarla en la lavadora.
De repente un llanto hizo que fuera corriendo lo más rápido que pudo a la habitación de Bell, el niño se había despertado de su buen sueño, por lo que ahora no quería estar solo en ese lugar. Valt entonces opto primero en cambiarle el pañal y colocarle otra ropa, no podía estar en pijama todo el día.
Sin embargo Aoi se había olvidado de un pequeño problema… Aún no había desayunado por lo que dejando a Bell en su silla especial, comenzó a buscar algo que ingerir en lo que pensaba que hacer para el almuerzo. Luego de pensarlo un poco optó por un poco de cereal con leche de chocolate. Bell intento probar de esta pero Valt lo detuvo.
—Lo lamento Bell-chan, pero esto podría hacerte daño, ¿qué te parece mejor un poco de fruta?—le preguntó levantándose de la mesa para ir al lava trastes y enjuagar una manzana, con ayuda de un cuchillo la cortó en pequeños trozos los cuales sirvió en un plato. Para su buena suerte ya no tenía que comer por que se dedicó a darle a Bell su pequeño refrigerio.
Unos minutos más tarde una pequeña campana sonó, indicando que la ropa ya se encontraba lista. Por lo que llevándose a Bell consigo, ambos estaban en la lavandería dejando la ropa en diferentes cestos, hasta que el timbre del apartamento sonó, a lo que Aoi a toda prisa fue a atender. Al abrir la puerta se encontró con una chica de cabellos blancos pero con unos pequeños mechones rosa, un elegante conjunto negro los cuales combinaban con esos ojos rojos que Valt ya había visto antes.
—¿quién eres tú? ¿Dónde está mi hermano?—le preguntó tajante—¡Dame al niño! ¡Auxilio! ¡Están robando en esta casa!—gritó alarmando a los vecinos, pero antes de que esto se saliera de control, Valt la <<empujó>> hacia dentro mientras cerraba la puerta.
—por favor señorita, permítame explicarle.
—¡no quiero oírte!—respondió molesta quitándole a Bell, quien comenzó a llorar—tranquilo nene todo esta bien, ya te libré de este ladrón.
—¡escúcheme!—dijo desesperado—Shu-san me contrato para cuidar de Bell-chan mientras no está, por lo tanto yo vivo aquí. Por eso le pido que no tome una mala imagen de mi, no estoy haciendo nada malo—explicó.
—entonces eso quiere decir que eres como la sirvienta de esta casa ¿no?—comentó alzando una ceja.
—b-bueno, no tanto así pero…
—¡excelente!—dijo entregándole a Bell quien feliz lo abrazo con sus pequeños brazos—cuida bien del niño y yo regresaré en la tarde—dijo dándose la vuelta para abrir la puerta.
—pero ¿y su sobrino?.
—para eso estas tú ¿no?, ¿acaso piensas que voy a ensuciarme las manos con eso? ¡Ni de broma!—dicho esto cerró la puerta con fuerza mientras se iba.
Valt observo al bebé quien estaba de lo más feliz con él, muy diferente a cuando su tía lo sostuvo, por lo que moviendo su cabeza para tratar de <<borrar>> lo que acababa de pasar dijo al bebé.
—eso fue muy extraño, pero bueno mejor dejémoslo así. Ahora ¡¿quién quiere tomar un baño de burbujas?!—preguntó feliz elevando al aire al menor quien comenzó a reírse y aplaudir contento.
En otro lugar…
—Shu-san ¿se encuentra bien?—le preguntó su asistente Fubuki, entrando a la oficina del albino. Ya que desde que llegó estaba distraído y solía quedarse viendo una fotografía que lleva en su celular.
—¡si! ¡Claro! ¿Por qué no lo estaría?—dijo fingiendo demencia.
—bueno pues, tiene las mejillas rojas y anda en otro mundo—aclaró, en cuanto dijo eso Shu utilizando su celular como espejo noto que efectivamente su rostro estaba muy rojo… Y todo porque desde que llegó a la empresa, no dejaba de ver una tierna fotografía que le tomó a Valt mientras estaba durmiendo… Quizás se le fue la mano con eso, pero no podía negar lo obvio… Ese niño era muy lindo.
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Diferente a otros días, Shu se había despertado más temprano, ni siquiera él comprendía el porqué. Pero decidió no darle más vueltas a el asunto, así que salió con su celular en mano para dirigirse al baño.
En el camino revisó como se encontraba Bell, el nene dormía de lo más tranquilo abrazando un oso de peluche que Nadia había comprado para él desde que supo que estaba embarazada. Por alguna razón se sintió atraído por ir a ver a Valt, casi no solían hablar o por lo menos no compartían una relación más allá de jefe y empleado.
Se percató de que la puerta no tenía seguro, por lo que despacio fue abriendo notando una imagen bastante hermosa… Aoi dormía boca abajo con un ligero hilo de saliva, mientras que la sábana estaba enrollada en una de sus piernas, además de resaltar su cabello azul de manera rebelde.
Luego de haber tomado la fotografía, cerró la puerta y corrió al baño. Su corazón latía como loco, se sentía como un niño haciendo una travesura, sus mejillas estaban rojas y su respiración acelerada… Pero estando ahí se percató de una cosa.
—ay carajo—susurró molesto, ya que debido a la <<emoción>> del momento olvido que tenía la vejiga llena, y terminó por hacerse sobre su pijama. Con vergüenza tuvo que buscar ropa nueva y cambiarse, no sin antes esconder su pijama <<sucia>>, para que nadie fuera testigo de su desafortunado encuentro.
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Debido a esto se había levantado tarde, corrió a tomar una ducha, luego busco el primer traje que encontró. Y sin tiempo para desayunar corrió a la cocina para ingerir algo suave con tal de no causarse una gastritis. Allí pasó el momento cuando Valt se pasó de <<amable>> con él, haciéndolo sentir muy confundido.
Cuando llegó al trabajo no podía dejar de ver la fotografía, en pensar en las palabras que Valt le había dado. En fin, toda su cabeza era un completo caos sin darse cuenta de que estaba llamando más la atención.
Después del almuerzo Shu recibió una llamada de su madre (con la cual no solía hablar mucho desde la muerte de Nadia).
—hijo tenemos que hablar de algo muy serio—hablo Shoko un tanto afligida.
—¿qué pasa?.
—tú hermana me comentó sobre una <niñera> que contrataste para cuidar de mi nieto, exijo saber quién es—sentenció.
—es, bueno es, un amigo mío desde hace tiempo. Necesitaba trabajo y creí que sería buena idea que cuidará de mi hijo, para así ya no molestarte a ti o a mi hermana—contestó tranquilo.
—ya veo, de igual manera dije que iría a tu casa el fin de semana. Pero he decidido cambiar de opinión—dijo seriamente—iré hoy mismo en la noche para conocer a tu <<amigo>>, nos vemos hasta entonces—mencionó de último antes de colgar. Shu colocó ambas manos sobre su cabeza… Su pequeña mentira se había salido de sus manos, y ahora debía encontrar el modo para solucionarlo antes de que sea tarde.
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Al llegar a casa se encontró con Valt limpiando la sala y Bell gateando en el piso, siguiendo los pasos hacia donde iba el peli azul.
—ya llegué—mencionó intentando sonar tranquilo.
—¡oh!, bienvenido a casa Shu-sama—dijo Valt tomando a Bell del suelo y acercarlo hacia el albino—vamos, dile hola a papá.—intentó Aoi que el menor hablará, haciendo que el bebé respondiera con un eructo.
—jejeje siempre tan lindo mi amor—dijo Shu cargando al bebé quien sonreía debido a su travesura.
—me sorprende verlo tan temprano.
—¿por qué me tratas de usted?, dime de tú.
—es que, verá yo, solamente soy un empleado más así que, no puedo tomarme ese atrevimiento—respondió Valt bajando los hombros.
—escucha hablaremos de eso después, por ahora debo preparar la cena y alistar todo—dijo un tanto agitado entregándole a Bell para dirigirse a la cocina, a lo que Aoi le siguió los pasos para saber que ocurría—mi madre me llamo en la tarde—explicaba colocándose un mandil negro que estaba colgado cerca del microondas— y me dijo que vendrá a cenar hoy mismo, ya que no sé cómo se enteró de ti, y quiere conocerte.
—¿y eso es malo?—dudó Aoi alzando una ceja.
—probablemente, mi madre es una mujer muy excéntrica y de sentimientos duros. Así que si, podría serlo—respondió Shu lavando unas verduras.
—en ese caso permítame ayudarle.
—¡no!, digo, mejor ve a preparar a Bell. En el cajón derecho de su armario tengo una ropa especial para estos casos—explicó buscando una tabla para picar—y quiero que tú también te arregles de manera <<elegante>>, para que a mi madre no se le caiga la cabeza—mencionó con burla sacando un cuchillo.
—p-pero yo no tengo esa clase de ropa, no tome ninguna cuando fui por mi ropa aquella vez—explicó Valt un tanto nervioso.
—en ese caso tengo un traje guardado en mi habitación, esta en el penúltimo cajón. Si gustas—oculta la mirada para que no note su sonrojo—puedes cambiarte ahí, y si necesitas algo p-puedes tomar lo que quieras de mi habitación.
—muchas gracias por su amabilidad Shu-sama, y tú—dijo colocando a Bell a la altura de su rostro—¡me aseguraré de que te veas radiante! ¡Andando!—exclamó para irse corriendo hacia la habitación del menor.
—¿por qué demonios tiene que ser tan malditamente adorable?—pensó Kurenai con su rostro completamente rojo, vaya que sus sentimientos le jugaban chueco en los peores momentos.
15 minutos después apareció Bell gateando con un pequeño smoking negro, una camisa amarilla por dentro y un moño rojo en su cuello. El bebé gateaba riéndose para ahora dirigirse hacia la sala.
—¡¡Bell-chan!! ¡Regresa aquí ahora!—le grito Valt corriendo sin zapatos detrás del menor quien, viendo que estaba siendo perseguido comenzó a gatear más rápido.
—¿qué son todos esos gritos?—preguntó Shu saliendo de la cocina, accidentalmente Valt al venir a una gran velocidad no le dio tiempo de detenerse. Por lo que terminó chocando con el albino donde ambos se dieron un buen golpe, Bell simplemente comenzó a reírse para continuar su travesía.
—Auch, lo lamento Shu-sama—se disculpó Valt con sus ojos cerrados—es solo que Bell-chan es muy astuto.
—ni que lo digas—respondió Kurenai también con sus ojos cerrados—oye ¿estás bien?.
Y ahí fue cuando ambos notaron en la posición que se encontraban, Aoi terminó encima del albino quien tenía una de sus manos en la espalda del peli azul. Shu sentía que el corazón se le escaparía del pecho, maravillado observo cómo ese bello rostro se ruborizaba debido a la vergüenza…
—Shu-sama—susurró acercándose a su <<jefe>>.
—Valt—dijo también Shu acercándose al contrario quien, por instinto había cerrado sus ojos… Sus respiraciones era todo lo que se escuchaba, era tan cálido y tan suave que ninguno quería que ese momento acabara.
Continuará.
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