Sanzu Pt 1 🔥
Bueno, este me apetecía hacerlo ya que Ja Ja tiktok me lo puso a huevo. En fin.
Es larguito :]
ALERTA PELIGRO
Si NO estas AL DÍA con el MANGA no lo leas... Hay spoiler allá tú, yo avisé.
Todo empezó a desmoronarse un día de servicio.
- Buenos días señorita. - Anunció un oficial que a mi parecer era llamativo.
-Buenos días. - Contesté entrando extrañada a la comisaría, más concretamente a mi despacho.
Estaba trabajando en el caso más importante de mi carrera profesional como policía, solo faltaba que no me lo vuelvan a joder como ya ha pasado más de cuatro veces. Dicho caso era muy básico, capturar a las escurridizas lagartijas de Bonten. Siempre habíamos estado lamiéndole el culo a la organización pero siempre se nos escapaban. La última vez fue asesinando a un preciado traidor de Bonten que teníamos para contarnos sobre como era el edificio de la mafia.
- ¡Ey, Sebastián! - Llamé a uno de los oficiales con los que tenía más confianza el cual estaba pasando frente a mi despacho precisamente.
- ¿Pasa algo? - Preguntó él parando en la puerta mirándome.
- ¿Te suena que tengamos a un policía de cabello rosa en la comisaría? - Él negó con la cabeza, le hice un gesto para que siguiera por su camino y me levante de mi silla para ir a la entrada.
Como me esperaba. Ese supuesto policía ya no estaba.
- Otra vez no. - Pensé corriendo a mi despacho para hablar por la megafonía - Evacuen la comisaría de inmediato. Puede que estalle el edificio así que llévense las cosas más importantes y que tengan a mano.
Cuando terminé recogí todo lo que pude sobre el caso en el que trabajaba y lo saque afuera. Tenía la intención de volver a por más cuando, como había predicho, estalló todo provocando que nos escondamos detrás de un muro junto a las cosas.
Una vez pasó la explosión, todo ardía como si de una barbacoa se tratase. Lo alcancé a ver. El hijo de puta que siempre me paraba los pies estaba drogándose mientras huía entre risas.
- ¡MIERDA! - Grité harta marchándome del lugar mientras que los bomberos llegaban.
Iba por la calle pensando en como podría ganar de una vez a Bonten. Siempre hacían algo cuando estaba apunto de cazarles y siempre lo hacía el mismo miembro, Akashi Haruchiyo, más comúnmente conocido como Sanzu.
La primera vez explotó mi coche con los datos que iba a llevar al juez, luego chantajeo a un oficial, a la siguiente entró como si fuera pedro por su casa matando a todo el que veía... Cada vez lo hacía de una manera diferente, su modus operandy era tan irregular que superaba mi estabilidad emocional leyendo el manga de Bungou Stray Dogs.
- ¿Y si investigo sobre él en vez de la organización? - Planteé mientras abría la puerta principal de mi casa encontrándome con Michi, mi gato gordo y peludo que parecía ser gemelo del gato Garfield.
- Hola bonita bola gorda y obesa de pelo. - Saludé a mi gato mientras cerraba la puerta sin ser consciente de que alguien me observaba. - Ahora la mami va a dejar esto en su cuarto y hace la comida de ambos, ¿si? - Dejé las llaves en el platito de cristal que tenía para ello y subí a dejar lo que había podido rescatar a mi habitación.
Luego de eso, me lavé las manos y bajé a hacer la comida. Michi y yo vivíamos en un chalet normal, lo suficiente para los dos pues con el tiempo le perdí interés a las relaciones amorosas que fueran más allá de la amistad. La vida me ha enseñado desde siempre que un hombre no es de fiar, mi padre engañó a mi madre y a mi me han engañado unas cuantas veces a mi edad de 36 añazos. La única compañía que necesitaba en esta vida era la de Michi, él si que no me tomaría el pelo.
- Aquí tienes pequeñajo. - Le serví su comida en el cuenco que tenía para el para luego tomar la mía y sentarme en la mesa a comer. - Hoy ha sido un día duro. Debería de darme una ducha ¿no crees? - Miré al gato como si me fuera a responder el cual solo maulló. - Que grande eres. - Contesté mientras comía replanteándome el caso. - Veamos, tengo un problema Michi. Tengo a un cabron que no para de joderme la vida porque mi trabajo es capturarlo. ¿Tu crees que debería centrarme en él en vez de en la organización? - Como todo gato hace... Solo maulló. - Pero ¿de donde puedo conseguir información de ese drogadicto? Según los informes, Sanzu tiene 2 hermanos, uno sería Takeomi que también esta en Bonten pero y el otro. - Miré al techo para luego bajar la mirada y ver a mi gato comerse mi comida - OYE CONCHA TU MADRE ESA LASAÑA PRECOCUNADA ERA MIA. - Me levanté indignada de la mesa para ir a mi habitación cerrando la puerta para que no pasase, ya no iba a comer la lasaña pues sería antihigiénico así que, que se la disfrute.
Decidí tomar una ducha como antes le había mencionado al gato obeso pensando en que nada me pasaría por lo que dejé la ventana abierta de la habitación y me metí a la ducha.
Para mi sorpresa, cuando estaba de vuelta envuelta en una toalla me encontré a quien menos me esperaba en la habitación.
- ¡¿Qué cojones!? - Grité al ver a Sanzu jugando con su pistola sentado en mi cama aun con la gorra de Bonten.
- Hola bonita, ¿no crees que deberías ir al psicólogo por hablar con un animal? - Habló para girar su vista y verme en toalla.
- ¿Cómo que bonita? - Un tic nervioso se estableció en mi ojo derecho ante el coqueteo. - ¿Y tu no deberías irte a otra parte a hacer de las tuyas? - Le respondí con otra pregunta yendo hacia el armario para pillar ropa limpia. - Anda, ya que estas aquí Akashi. - Vi de reojo su cara de asco antes como le había llamado. - ¿Dónde esta tu familiar desconocido?
- Si Dios ha hecho caso a mis plegarias en la tumba. En fin. - Se levantó y se dirigió a mi. - Sabes de sobra a lo que vengo. - Me reí en su cara, volví al baño después de haber tomado una sudadera, unos pantalones largos y una lencería cómoda del color de sus ojos.
- Y yo no te lo voy a dar, ni aunque me pegases un tiro en la cabeza. - Dije entrando para cambiarme.
Lo que no me esperaba es que él se quitase aún en mi habitación y que mi móvil sonase.
- ¿Es enserio? ¿Tienes tinder? - Reí aun más cuando lo escuché.
- Nunca se sabe si me encuentro con algún testigo a través de una plataforma de ligues.
Una vez me vestí y vi que ya no estaba. Tomé mi teléfono y revise el cajón donde había escondido la información, al ver que está todo sonreí y me senté en el escritorio a seguir investigando hasta que encuentre algo que me sorprendió. Un tal "Shinichiro Sano" sabía algo del tema y adivinen...
Él tenía tinder.
Quedé con él explicándole que no quería nada con él, solo quería hacerle unas preguntas sobre cierto tema de interés oficial. Él no se me negó a pesar de que cuando le dije que no tenía interés amoroso por él se deprimió un poco.
Entonces, en aquella cafetería, me contó lo que quería saber haciendo que todo encajara.
Allí estaba. Vestida con un vestido bastante sencillo, pero que me quedaba de perlas. En una de las fiestas que organizaban en un club con un dueño bastante delictivo. Bonten.
(Es el vestido que lleva la rayis :D)
Mi objetivo era nada más y nada menos que el hombre que hace unas semanas entró por la ventana de mi cuarto y se sentó a esperarme en mi cama. Necesitaba hacerle una propuesta bastante seria y a la vez conversar con ese personaje que se había creado para protegerse de sus heridas del pasado.
No sabía si lo iba a poder encontrar en esta fiesta, pero si no lo hacía algo tenía claro, tomaría hasta emborracharme y disfrutaría de que técnicamente mañana no tenga trabajo gracias al señor que busco.
Me acerqué a la barra la cual ahora se encontraba mayoritariamente libre, me senté y pedí un poco de Ron. La mayoría de gente estaba o bailando, o en una mesa reservada pero la verdad ni quería saberlo, no me gustaba mucho el tema de las grandes concentraciones de gente. El club era bastante amplio y grande, tenia dos pisos, el de arriba seguramente sería la zona de las habitaciones y el de abajo en donde ocurría toda la fiesta. La barra se encontraba unos tres escalones elevada respecto a la zona de baile y de mesas privadas las cuales estaban pegadas a las paredes elevadas por dos escalones.
Mi noche era, literalmente, observar el ambiente mientras bebía. La mayoría eran adolescentes, de una media de 22 años. Solté una risita al verlos. Yo a esa edad mi prioridad era mi carrera y no iba a casi ninguna fiesta ya no solo porque no me gustase las grandes cantidades de gente, sino también porque la baja autoestima en mi era alta y pensaba que no sabía bailar etc etc. Ya saben, lo que piensa una adolescente.
- No pensaba encontrarte por aquí. - me giré en la silla giratoria y lo vi.
- Yo sí pensaba encontrarte aquí. - Hablé al de cabello rosa para volver a girarme esta vez mirando hacia el frente de la barra. - Siéntate, estoy fuera de servicio, no ves que no hay comisaría. - Expliqué irónica ante la cómica situación en la que me encontraba, no todos los días vas ha hablar con tu delincuente más buscado.
- Uh esto me intriga. - Él se sentó y llamó al mesero pidiendo un poco de vodka. - ¿Y cual es el motivo de su visita comisaria? - Preguntó divertido mientras me observaba tomar de mi vaso.
- Tengo muchos motivos. - Respondí cortante para mirarlo. - ¿Y tu? ¿Por qué has venido conmigo si seguramente te divertirías más con una puta? - Ahora era yo la que sonreía mientras el contrario me miraba mal.
- Mmmmh me parece que la policía se ha equivocado. Nunca hay que juzgar por las apariencias ¿no? - Contestó para luego beber de su vaso recién servido observándome con asentía.
- ¿Tanto te interesa saber que hago aquí? - Él asintió provocando que una idea envenenada por el alcohol que tenia en mis venas, se me pasará por la cabeza. - Pues mira te lo diré. - Me giré para mirarle mientras rebuscaba en mi pequeño bolso. - He venido a arrestarte. - Su rostro se puso serio hasta que me vio sacar una esposas de juguete. - Por ser jodidamente sexy. - Solté para reírme de su cara descuadrada ante mi coqueteo.
- No se si sentirme intimidado o complacido de que una policía me coquetee de tal manera. - Ahora el reía mientras que yo tenía una cara de asco.
- No, por favor, que asco. - Pensé hablando en voz alta.
- ¿Asco? Asco tú que tienes tinder. - Dijo el de pelo rosa riendo. - Además, ¿Por qué te da asco? - Lo mire sorprendida de qué en serio me preguntase eso.
- Bueno, ligarme a alguien que tiene más probabilidad de serme infiel que mi ex, que es drogadicto y es un mafioso la verdad me da asco el modo de vida que tendría. Yo no se como sigues con vida después de lo que me ha contado el de tinder. - Y ya gracias al alcohol, como acostumbraba, me fui de la lengua.
- Me ofende que pienses eso de mi. - Dijo dramático hasta que escuchó lo último que dije. - ¿Quién te ha dicho que de mi? - Pronunció de la manera más seria que le había explicado hablar en la conversación.
- Uy, se me fue. - Expliqué levantándome siendo observada por él atentamente. - Será mejor que vaya al aseo rombitos. - Hablé pasando mi dedo índice por sus cicatrices para luego salir del sitio en dirección a los aseos intentando no caerme mientras sentía su mirada.
En verdad no tenía intención de haberle dicho eso pero se me salió. Shinichiro me había contado su horrible historia y la verdad cuando lo escuché me dieron ganas de vomitar. Sentí una gran decepción hacia el gobierno. Por eso mismo estaba aquí, había decidido traicionar a dicho pero como todo en la vida hay condiciones por lo que necesitaba hablar seriamente con él.
Me mire al espejo y me arreglé el cabello, realmente ese vestido azul quedaba perfecto con mi tono de piel. Luego de haber terminado mi descanso en el aseo salí de allí y me lo encontré apoyado en la pared mirándome aún serio.
- Normalmente el que huye es el criminal no la oficial. - Habló él a modo de queja por mi comportamiento.
- ¿Y quien te ha dicho que yo huía? - Pregunté con intención de volver a la barra y así seguir disfrutando de mi noche pero todo se fue al carajo cuando aquel delincuente me acorralo contra la pared.
- Vayamos a un lugar más privilegiado que una barra ¿te parece? - Lo mire intentando saber su objetivo sin resultado alguno.
- Ves tu con tu compañeros por eso tienen la mesa más escondida del lugar ¿no? - Hablé con cierto enojo pues verdaderamente no quería recordar nada sobre lo que este señor había sufrido.
- El problema es que ellos disfrutan su estancia con unas lindas camareras. En cambio a mi me gustaría fastidiar tu estancia. - Respondió con una sonrisa en la cara. - Escoge, una mesa o una habitación. Quiero saber que es lo que sabes de mi, policía. - Lo mire mal para escoger la primera opción y de inmediato ser tomada cual saco de patatas hasta una mesa que, la verdad, estaba bastante oculta comparada con las otras.
Lo recuerdo perfectamente. Aceptando ir con caí en la mayor trampa de mi vida.
- Coincidí con un chico bastante llamativo. - Empecé a contarle. - Shinichiro Sano. Seguro te suena su nombre. - Mire hacia el techo buscando no encontrarme con la mirada del de ojos color azules. - Me encanta que tengas problemas paternales. - Solé intentando relajarme. - Y yo también los tengo. - Sentí como más a él en el sitio donde estábamos. - Tu hermano se quedó, pero no estaba presente. Tubo problemas con las apuestas, pero él nunca las dejó. Primero, no lo entendí. - Le mire de reojo por unos segundos y lo vi tenso. - Ahora entiendo que te rompió el corazón y dejó a tu hermana en tus manos. Así todo fue pasando, él se aseguró de que tú y tu hermana estuvierais bien. - Sentí su mano colocarse en mi hombro apretando dicho sin hacerme daño. - Entonces tu hermana alguna vez creció y se enteró de todo. - Lo mire y vi sus ojos clavados en los míos asique lo tomé de la mejilla y se la acaricié provocando que cerrase los ojos claros que tenía. - Pero cuando me contó toda la historia... - Pasé mi pulgar por la comisura de sus labios acariciando sus cicatrices que a mis ojos siempre se habían visto atractivas. - Sentí ganas de vomitar.
Sus manos se dirigieron a mi cintura para acariciarla mientras que yo seguía acariciando su mejilla sintiendo ganas de llorar.
- Puedo verlo en tu cara, fue duro. - Susurre lo suficientemente alto para que él abriera los ojos transmitiéndome tristeza. - Dejó el mal sabor en tu lengua. Y ni siquiera los abandonastes. Tu hermana siguió tu ejemplo, no podía ser más que se convirtió en pandillera. - Sin saber de dónde saque las agallas, tomé sus medidas y pegué nuestras frentes intentando que se sintiera bien. - Para brillar y fuiste hecho para brillar.
Entonces, cuando ella rompió aquel avión, te echó la culpa y Mikey te hizo esto. - Él se separó levemente dejándome ver lo roto que estaba a través de esas canicas que le permitían ver. - Adelante, llora pequeño niño. Nadie lo hace como tú.
Sé cuanto te importa. Sé que tienes problemas paternales. Y si tú fueras mi pequeño niño. Haría lo que pudiera. Correría lejos y me escondería contigo.
- T/N. - Me sorprendí de como me llamó pues nunca lo había hecho así.
- Dime. - Le susurre dulcemente para notar como tubo un escalofrío.
- Vamos a una habitación. - Iba a negarme hasta que lo volví a escuchar. - Por favor. - Eso se había escuchado demasiado quebrado por lo que asentí y me tomó en brazos para llevarme a la habitación.
Mi madre siempre me había dicho que a través de los ojos puedes ver su alma, pero claramente estaba equivocada.
Una vez allí Sanzu se sentó en la cama y me sentó en sus piernas metiendo su cara entre mis pechos comenzando a llorar en silencio mientras yo acariciaba sus cabello rosado. Ese chico estaba quebrado y se consiguió convertirse en mi debilidad.
Después de aquello no pensé volver a verlo, pero para mi sorpresa no fue así, es más, venía cada día a mi casa entrando como un caco a mi habitación cuando estaba en la ducha esperando a que saliera. Inevitablemente ese poco tiempo que pasaba junto a él se volvió para mi, como el con las pastillas, una adicción.
Al mes de sus visitas le comenté la verdadera razón por la que aquel día fui a buscarle. Entonces desapareció una semana. La peor semana de mi vida. Luego cuando volvió, volvió como si no su hubiera ido cosa que me enfadó durante un largo tiempo. Mikey había aceptado el unirme a Bonten, ahora iba a ser para ellos sus oídos. Renuncié a mi puesto de comisaria para que así fuera más fácil. Sanzu me acompañó a hacerme ese característico símbolo en la piel pero cuando me lo hicieron no le dejé pasar pues no quería que supiese en donde me lo hice, más que nada para dejarle con la intriga.
Pasó el tiempo, con el los días, las semanas, los meses... Y pasamos de primavera a verano. Sanzu no había vuelto a desaparecer hasta que llegó aquel fatídico día en donde las drogas y el alcohol jugaron mucho provocando que nuestra relación pasara de esas visitas después de la ducha, a que nuestros cuerpos estuvieran desnudos siendo tapados por las mismas sábanas en las que él se sentaba a esperar que el agua terminase de recorrer mi cuerpo. A la mañana siguiente de aquello él desapareció otra vez. Aquella noche me elevó hasta poder tocar las estrellas como ninguno otro había hecho antes provocando que esa dependencia emocional que había adquirido se transformase en un enamoramiento.
Era consciente del tipo de hombre que era él pero mi corazón no acató lo que le dijo mi mente y me fue imposible huir de aquella sensación que me provocaba. Pensé que no volvería al pasar una semana de su desaparición pero me sorprendió que al mes apareció con la misma actitud. Podía ver en sus ojos que algo le pasaba ese 11 de septiembre de 2017 cuando entró a mi habitación.
Vino el 12, el 13, el 14 y así sucesivamente dejando de lado aquel encuentro que tuvimos hasta que el invierno empezó a acechar el país en el mes de noviembre.
Era día de los inocentes bastante frío por lo que cerré la ventana para no congelarme sin pensar en como podría entrar el de pelo rosa. Aquel día como cualquier otro entre a la ducha poniendo el agua caliente a tope pues me gustaba esa sensación de picazón en mi piel cuando esta golpeaba mi cuerpo. Para cuando salí me encontré a un Sanzu bastante ido, como si no estuviera en Saturno como solía estar. Al ver su estado le metí en mi cama y dejé que descansará durante todo el día pues no despertó hasta pasadas las diez de la noche. Quería preguntarle tantas cosas cuando lo vi sentarse en la mesa del comedor como si tal cosa, pero a la vez no quería cagarla y que desapareciese más tiempo aún.
- ¿Por qué no hablas? - Me preguntó observándome lavando los platos.
- Porque si pregunto algo desaparecerás más de un mes. - Expliqué en tono calmado con una sonrisa en la cara mientras observaba a unos niños jugar a través de la ventana que tenía enfrente.
Hace unos meses, si alguien me hubiera preguntado sobre si tener pareja, casarme y tener hijos le hubiera dechado un no rotundo pero desde que me enamoré de Sanzu estaba dispuesta a ello. Era bastante la cómica la situación para mi.
- ¿Entonces no quieres que desaparezca? - Me preguntó serio a lo que le negué con la cabeza.
- Una vez te dije que "correría lejos y me escondería contigo" ¿Cómo iba a querer que corras sin mi? - Hablé recordando aquellos ojos que me enamoraron con su tristeza y miseria.
Seguí en lo mío hasta que sentí su presencia detrás de mí. Parecía que se había levantado al verme tan feliz de lo que observaba. No se que pensó cuando vio a los niños pero los que si se es que cuando lo vio me abrazo por la espalda y apoyando su cabeza en mi hombro.
- ¿Puedo quedarme aquí? - Asentí para terminar de limpiar los platos y sentir cómo empezó a besarme el cuello provocando que me tensase.
- ¿No tienes hambre? Te preparo un ramen si quieres, no has comido nada en todo el día. - Intenté hacer que parase pues si que quería eso que me insinuaba pero no quería que desapareciera como ya antes dije.
- Tengo hambre de ti T/N. ~ - Mi piel se puso de gallina nada más lo escuché.
El demonio me había susurrado su 4 tentación. No podía ver a los supuestos ángeles de la guarda protegerme de aquel hombre que parecía ser mi pecado en persona.
-Entonces, come Sanzu.~ - Acepté la trampa del diablo para ser girada con el objetivo de ver mi pecado a los ojos.
- ¿Te puedo pedir un favor antes? - Asentí mientras sentía sus manos en mi trasero. - No me llames Sanzu, llámame por mi nombre real, por favor. - Me sorprendí ante su solicitud pero estaba claro que iba a hacerle caso pues con tan sólo ver la lujuria en sus ojos ese hombre me tenía a sus pies.
- Esta bien Haruchiyo. - Le contesté para que el me tomase de los muslos mientras que yo de su cuello y llevarme hacia mi habitación, más concretamente mi cama.
Cuando llegamos ya habíamos iniciado desde hace un rato una batalla de besos necesitados y húmedos. El chico del que estaba enamorada me quito la sudadera que llevaba antes de tirarse conmigo a la cama y quedar encima de mí.
- Te haré recordarme toda tu vida.~ - Me susurró al oído provocándome un escalofrío.
Estaba en lo cierto, no lo iba a
poder olvidar.
Empezó a besar cuello mientras me acariciaba la silueta de mi figura. Sus manos me causaban sensaciones indescriptibles, las amaba tanto.
Sus labios bajaban dejando marcas por todo lugar en donde se posasen hasta llegar a mis pechos descubiertos pues no llevaba sostén al estar en casa. Sentí su lengua hacer un camino por ellos hasta llegar a la cima del derecho donde se hallaba mi botón. Él sin pensarlo dos veces empezó a jugar con él y su boca mientras que el otro lo estimulaba con su mano.
Ante tal sensación mis manos de dirigieron a sus cabellos para jugar con ellos mientras temblaba debajo de él. Cuando pude mirarle a los ojos me quedé embelesada, no sabía que me decían pero algo estaba claro y es que aparte de lujuria estaba sintiendo algo más único que seguramente me confesaría en algún momento.
- Te ves muy bien debajo de mi pequeña.~ - Habló al separarse e iniciar otro camino hacia mis pantalones.
Una vez estuvo en su destino me los quito junto a la ropa interior de madera lenta sin parar de mirarme a los ojos. Luego pude ver su torso bien formado ante mi gracias a que se despojó de todas las ropas que cubrían esa parte de su figura. A los segundos sentí cómo llevó mis tobillos a sus hombros y empezó a besar mis piernas mientras que bajaba poco a poco hasta mi centro. Una vez allí empezó a lamer, aguantando mis piernas para que no las cerrase como me pedían los impuestos y degustando mis fluidos con los ojos cerrados provocándome un sonrojo de lo lindo que se veía.
- Ah~ Haruchiyo~ - Gemí sin querer al sentir su lengua en mi botoncito de placer.
Al parecer, aquello fue la gota que colmo el vaso, causando que el oral que me estaba dando se volviera más intenso y brusco hasta él punto de que me retorciera por cada lamida que daba. Me sentía tan mojada que estaba apunto de pedirle que diese un paso más de no ser por que metió un dedo dentro de mi y lo movió, sacándome otro gemido.
- Así es pequeña~ gime cuanto quieras~ necesito que tus vecinos aprendan mi nombre y que te pregunten quien es ese tal Haruchiyo~ - Me susurró al oído al separarse de mi intimidad dejando a sus manos encargadas darme placer.
- N-no~ q-que vergüenza~ - Hablé entrecortada aguantando los ruidos que querían salir de mi.
- Vergüenza ninguna cariño~ - Mis mejillas se sonrojaron al escuchar el apodo y lo vi como pude, aun tenía restos de mi en sus labios, cosa que me excito por lo que apreté su dedo. - Oh~ parece que te estrechaste~
Entonces metió un segundo dedo y los movió en forma de tijeras. Solo pude arquear mi espalda y gemir aun más alto su nombre que para mi desgracia provocó que sacará sus dedos.
- Mierda~ necesito entrar ya~ - Murmuró mientras se levantaba y se terminaba de desvestir bajo mi mirada.
- Estaba a punto~ - Me quejé viéndole intentando recuperar la respiración.
Él no me respondió simplemente siguió a lo suyo para que una vez que terminó, agacharse y tomar dos pastillas del bolsillo de su pantalón. Entonces Haruchiyo se acercó a dónde yo estaba para colocarse dónde antes y pasar su miembro por mis pliegues.
- Mi-Mierda~ Haruchiyo mételo ya por favor~ - Rogué para que lo hiciera de una vez y así fue.
A partir de ahí perdí él conocimiento por culpa de la pastilla que me hizo ingerir pero algo tuve seguro cuando me levante enredada entre las sábanas y es que Haruchiyo Akashi me dio la follada de mi vida y como era de esperar desapareció dejándome sola. Entonces fue cuando descubrí lo que querían decir esos ojos en la noche. Para él también era especial aquello que estábamos haciendo, no era solo sexo. Esos ojos expresaban tres sentimientos... Lujuria, amor y tristeza pues como era de esperar, ya no volví q saber de él. Ni a la semana, ni al mes, ni al año volvió.
Pero me dejó unos de las cosas que no creía posible. Dos hijas.
No sabía si lo volvería a ver ni que les diría a Haruko y Reiko cuando me preguntasen por su parte pero tras 8 años sin él llegó esa pregunta que tanto me asustaba por parte de Haruko.
- Mamá. - Me llamó entrando a la habitación junto a su hermana.
- Dime hija. - Respondí desde mi cama apartando el libro que tenía entre mis manos.
- ¿Por qué no cierras nunca la ventana?
No tengo nada que decir... Solo que lloro y que me avisen si quieren la parte dos. También por si no se han dado cuenta, el título del one shot viene de la canción de daddy issues :]
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Próximos:
- Sanzu
- Wakasa Pt2 🔥
- Draken
- Hanma 🔥
- Shinichiro
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🙏 Por favor den le a la estrellita y voten se lo agradecería mil veces
🏃♀️ Sígueme para enterarte de los avisos etc
🧐 Te invito a que si te gustan mis historias y Tokyo revengers leas:
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-The other face (Los Kawata x TN)
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😎Pueden dar ideas en los comentarios o simplemente escribir lo que piensan yo los leo todos toditos
😅 Perdonen si hay alguna falta de ortografía, soy de números no de letras
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