007

2016
Valentine's Day

Oscar Piastri tenía catorce años, una obsesión con el karting y un gran problema de puberto; estaba enamorado de su compañera de aula.

Era un hecho que lo molestaba más de lo que quería admitir.

Pasaba demasiado tiempo pensando en ella, en cómo se reía con las mejillas sonrojadas cuando sus amigas hablaban sobre chicos, cómo siempre llevaba los cordones de los zapatos desatados y nunca se daba cuenta, o cuándo se distraía mirando por la ventana en clase hasta que la maestra tenía que llamarle la atención.

Era torpe, callada y tan tímida que a veces, cuando él se acercaba, huía como si le diera miedo.

Oscar no entendía por qué le gustaba tanto, pero le gustaba.

Pero se acercaba el 14 de Febrero, Día de San Valentín..

Así que decidió hacer lo impensable: sacrificar parte de sus ahorros y premios del karting para comprarle un regalo a esa niña.

Se aseguró de que nadie estuviera cerca cuando sacó la pequeña caja donde guardaba sus billetes cuidadosamente doblados. Había trabajado duro para ganar ese dinero con premios y pequeños patrocinios. Pero... Lila valía cada centavo.

"No puedo creer que vayas a hacer eso",dijo su hermana desde la puerta, mientras estaba recargada comiendo una barra de chocolate.

"Cállate", murmuró Oscar, contando el dinero sin prestarle atención a sus dos hermanas que lo veían.

"Esto es demasiado gracioso", añadió Edie con una sonrisa burlona.

"Va a salir corriendo en cuanto le des el regalo",dijo Hattie, divertida.

Oscar apretó la mandíbula. No iba a salir corriendo. Bueno, sí... tal vez. Pero esta vez no la dejaría.

El gran día llegó.

Oscar esperó a Lila afuera de la escuela con una pequeña bolsa cuidadosamente preparada. Había comprado un peluche de conejito,  una caja de fresas con chocolate y una pulsera plateada con un pequeño dije de estrella.

El problema..Lila no aparecía.

Pasaron cinco minutos.
Luego diez.

Hasta que finalmente la vio: caminaba por el otro lado del patio, egada a la pared como si intentara pasar desapercibida.

Oscar frnció el ceño.

¿Estaba evitándolo?

Sin perder el tiempo, fue tras ella.

"¡Lila"

La niña se tensó por completo y, en lugar de responder, aceleró el paso.

"¡Lila, espera!

Ella comenzó a correr.

Oscar parpadeó, sorprendido, y luego la siguió.

¿Por qué demonios estaba huyendo de él?

La vio doblar por el pasillo de los casilleros y meterse en un rincón, pegándose contra la pared como si quisiera volverse invisible. Estaba roja hasta las orejas.

Oscar se detuvo frente a ella, sin aliento.

"¿Qué estás haciendo?

Lila no lo miró.
Mantuvo la vista fija en el suelo, mordiéndose el labio.

"N-Nada...

Oscar la miró con incredulidad.

"¿Me estás evitando?

Ella se estremeció y negó rápidamente con la cabeza.

"N-no.

Oscar suspiró. Era la persona más penosa del planeta.

Con un poco de duda, extendió la bolsa con los regalos.

"Esto es para ti.

Lila levantó la vista solo un poco, lo suficiente para ver el peluche asomándose de la bolsa. Sus ojos se abrieron como platos.

"¿Para mí...?"

"Sí. Para ti.", Oscar se rascó la nuca, sintiéndose ridículo. "Es... es por San Valentín".

Lila no respondió. Simplemente se tapó el rostro con las manos y se quedó ahí, congelada.

Oscar frunció el ceño.

"¿Estás bien?

"M-me da vergüenza..."

Oscar sintió una risa escapar de sus labios. Era ridículamente adorable.

"No te voy a morder, lila. Solo... acepta el regalo.

Lila asintió lentamente y, con manos temblorosas, tomó la bolsa. No dijo nada, pero escondió el rostro a través de sus mechones de cabello.

Oscar la observó, sintiendo su corazón latir demasiado rápido.

Valió la pena.

Incluso si siempre huía de él, valió la pena.

Lila no sabía cómo reaccionar.

El peluche era demasiado lindo. La pulsera era demasiado bonita. Y las fresas con chocolate… bueno, no había tenido tiempo de comerlas porque estaba demasiado ocupada escondiéndose.

Se lo había dado Oscar.

Oscar Piastri.

El niño que siempre tenía las mejillas sucias de tierra por el karting, que llegaba a la escuela con el cabello despeinado y que siempre la miraba demasiado.

El niño que, sin ninguna razón lógica, parecía estar obsesionado con ella.

Así que después de la escena en los casilleros, cuando finalmente logró salir corriendo con su bolsa de regalo, tomó una decisión: evitar a Oscar Piastri por el resto de su vida.

O al menos, por el resto del día.

El problema era que Oscar no parecía entender que lo estaba evitando. Cada vez que intentaba caminar rápido para que no la alcanzara, él la encontraba.

Cuando intentó sentarse en el otro extremo del salón, él la buscó con la mirada. Cuando intentó escaparse del almuerzo, él ya estaba en la puerta del comedor.

¿Por qué no la dejaba esconderse en paz?

Lily se apretó contra su casillero, abrazando su mochila con fuerza. Sus mejillas seguían rojas, su corazón todavía latía rápido y, honestamente, sentía que en cualquier momento iba a explotar.

Escuchó pasos acercándose.
Se asomó con cuidado.

Era el.

Su cerebro entró en pánico.

Sin pensarlo, salió corriendo.

Oscar estaba harto.

No podía creerlo.

Le había comprado un regalo con su propio dinero. Le había dado fresas con chocolate. Le había comprado una pulsera.

Y en vez de decir "gracias", en vez de siquiera mirarlo a los ojos, Lila se estaba escondiendo.

Había pensado que se quedaría tranquila después de la mañana. Que ya no huiría de él.

Pero no.

Seguía huyendo.

Y Oscar no era exactamente una persona paciente.

Por eso, cuando la vio desaparecer en la esquina del pasillo, no lo pensó dos veces antes de perseguirla.

"¡Lila!

La niña aumentó la velocidad.

"¡Lila, detente!"

Pero la niña no se detuvo.

Se metió a la primera puerta que encontró, sin darse cuenta de que era el baño de chicas.

Oscar frenó en seco.

Se pasó una mano por la cara.

"No puede ser…"

Se quedó afuera, esperando.

Cinco minutos.

Diez minutos.

Quince minutos.

Oscar bufó.

"Oye, sé que estás ahí"

Silencio.

"No voy a irme".

Más silencio.

Oscar golpeó suavemente la puerta.

"Por favor… deja de evitarme. Solo quería darte ese regalo..y tú ni siquiera me hablas".

Pasaron unos segundos antes de que Lila hablara, su voz temblorosa.

"E-es que me da pena…"

Oscar sintió que su enojo se desvanecía un poco. Suspiró.

"¿Por qué te da pena?"

"P-porque sí…"

Oscar rodó los ojos, pero no pudo evitar sonreír.

"¿Te gustó el regalo?"

Silencio.

Luego, una voz bajita.

"Sí…"

Oscar sintió el corazón latirle más rápido. Se rascó la nuca, nervioso.

"Entonces deja de esconderte."

Silencio otra vez.

Luego, la puerta se abrió un poco y Lila asomó la cabeza, con el rostro completamente rojo.

Oscar la miró, con las manos en los bolsillos.

"¿Podemos hacer las paces ahora?"

Ella bajó la mirada.

"E-está bien…"

Oscar sonrió.

Valió la pena.

Incluso si ella huía de él, incluso si se escondía en los baños…

Lila siempre valía la pena.


¡Holaaaaaa!
Espero les haya gustado..lo ambienté en la época 2016..cuando oscaaahh tenía 15 años..

Es que bueno,..estalkee a su abuela kath en Facebook y sus fotos OMG

!NO SE OLVIDEN DE VOTAR!

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