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—Señorita. ¿Señorita, qué hace ahí? —El manejador del hotel intentó entablar una conversación con ella pero solo consiguió sacarla de sus pensamientos. No pudo escuchar su respuesta ya que el oficial al mando lo apartó con inmediatez de la ventana.

—¿Qué cree que hace? ¿Quién es usted? —Interrogó el uniformado mientras más agentes de policía iban llegando a la habitación.

—Soy el manejador de este hotel.

—No importa, no puede estar aquí —declaró empujándolo en dirección a la puerta—. Una cosa más, necesitamos toda esta planta liberada por favor —Y lo echó.

Otro agente decidió revisar el equipaje y se sorprendió al no hallar nada más que libros de gran grosor ocupando todo el interior la maleta.

—¿Cuál es el nombre de la chica?

—"Kim Chaeyeon", o eso fue lo que nos informó el manejador.

—Pero acabo de llamar a la estación de policía y me informaron que no hay nadie con ese nombre en esta ciudad —Un tercero añadió.

—Los jumpers suelen usar un alias, no dan sus verdaderos nombres —Un sujeto trajeado, de cuya presencia nadie se había percatado hasta entonces, los observaba desde un costado de la puerta.

Los tres policías lo miraron curiosos.

—Eh, soy el psiquiatra de la policía.

—Bien —Lo ignoraron para regresar a lo suyo— , de todos modos mandaré a investigar más. Por lo pronto trabajaremos en coordinación con el departamento de bomberos. Llámenlos.

Los policías salieron del cuarto, a excepción del hombre ignorado, quien se acercó al oficial superior.

—¿No nos estamos apresurando un poco? Se trata de un ser humano al borde del precipicio, no de un gato arriba de un árbol. Quiero hablar con ella.

—Já, ¿y qué le dirá?

—Muchas veces no hace falta decir nada, solo escuchar —Aseguró.

—Okay, le daré tiempo para que hable con ella pero dudo que la convenza de retractarse.

El oficial parecía acostumbrado a tratar con ese tipo de casos y estaba seguro de que no lo conseguiría.

Cuando el psiquiatra quedó solo en la habitación no dudó en asomarse por la ventana.

—Uf, qué gran vista hay desde aquí.

—¿Q-qu... Quién es usted?

—Me llamo Lee.

—¡¿Qué está haciendo?! —Chaeyoung se aferró más a la columna de la pared a su costado al ver que el desconocido sacaba una pierna por la ventana.

—Voy a sentarme aquí —contestó removiéndose, buscando la posición más "cómoda" para sentarse en el marco de la ventana.

—¡No se acerque! —exclamó Chaeyoung con desconfianza.

—No lo haré, tranquila. ¿De verdad crees que esta es la manera de solucionar las cosas?

—A usted qué le importa.

—Sí me importa. Tengo un hermano que intentó hacer lo mismo que tú intentas hacer ahora.

—Já, ¿en serio?

—Sí —afirmó sacando nerviosamente una caja de cigarrillos de su saco.

—¿Fumará?

—No, es decir... —Sacó una unidad de la cajetilla— ¿Quieres un... cigarrillo?

Chaeyoung asintió.

—Bien —comenzó a acercar su mano con el cigarrillo pero la joven negó de inmediato.

—Dame la caja.

Lee le hizo caso y deslizó la pequeña caja por la cornisa, directo a las manos de Chaeyoung. Ésta tomó uno y se la devolvió del mismo modo.

—Aquí van los fósforos.

—Okay, pero sin trucos.

El hombre estaba muy nervioso de solo echar un vistazo hacia abajo y eso que no era él quien se proponía saltar.
Sujetándose de la ventana tomó impulso para estirarse lo suficiente y así alcanzarle los fósforos a Chaeyoung. Esta última se agachó también y extendió su brazo aunque con precaución. Sin embargo, ni bien agarró la caja, el cuerpo del hombre fue jalado hacia el interior del cuarto, lo que provocó un susto para ambos.

—¡Qué cree que hace! —Chaeyoung se distanció nuevamente creyendo que todo era una trampa.

—Por favor, regresa adentro, verás que todo irá mejor.

—¡Cállese, no soy su paciente! ¡Lárguese ahora mismo! ¡Voy a saltar, saltaré! —Estaba furiosa.

—¿Qué le pasa? —Le cuestionó el oficial de policía a Lee— ¿Se volvió usted loco?

—Yo...

—¿Lo logró? ¿Le dijo que bajará?

—Ella... —Respiró hondo y con preocupación— Creo que va a saltar.

Mientras tanto Chaeyoung volvía a su posición inicial, de pie sosteniéndose de la pared, solo que esta vez encendió el cigarrillo. Tomó una calada y sintió cómo los temblores de su cuerpo desaparecían con el humo. Se sentía relajada y un poco cansada.






—Es un buen hombre, es amigo de Dong —dijo Mina con un temblor en su voz mientras terminaba de empacar su maleta—. Me dará empleo en su tienda.

Al terminar cerró la maleta y se colocó su abrigo favorito. Chaeyoung se acercó a ella con un profundo dolor en el pecho.

—Mina, eres mi esposa. Me refiero a que, ¿qué pasó con el "hasta que la muerte nos separe"? —Cuestionó con tristeza.

—Lo sé pero... No se trata solo de cuando las personas mueren. ¿Qué pasa si son las esperanzas las que mueren?

—Mina...

—No, Dong dijo que...

—Él está casado.

—No. Ya pasó mucho tiempo y dijo que se está divorciando de ella.

—¿O sea que la está dejando de la misma forma que tú me estás dejando a mí?

—¿No lo ves Chaeyoung? Todo será mucho más fácil de esta manera. Si me dejas ir, ya no tendrás que trabajar tan duro ni cuidar de mí.

—Yo QUIERO cuidar de ti —La tomó de los hombros—. Te amo, te amo.

—Y yo a ti pero no de la misma forma —Chaeyoung retrocedió un paso—. Yo... ya no estoy enamorada de ti.

—¿Estás enamorada de Dong? —preguntó con miedo.

Mina no respondió. No quería mentir y Chaeyoung lo supo en un segundo. Nadie la conocía como ella.

—Oh, cariño, él está usándote. Para él no eres nada más que una dulce chica que no conoce la ciudad y quiere algo mejor —Estaba desesperada—. Él terminará dejándote y volverá con su esposa e hijos, estoy segura de que jámas los dejó para empezar.

—Ya basta, Chaeyoung —Pidió esforzándose por oírse segura—. Él me ama y yo lo amo a él. Ahora debo irme.

Chaeyoug se dejó caer en el borde de la cama con la mirada deprimente. No podía creer lo que estaba pasando. Solo se limitó a ver a Mina recogiendo una pluma y un periódico viejo de la mesita de noche.

—Esta es la dirección donde me quedaré —Avisó mientras escribía—. Conseguí una habitación a un buen precio.

—Mina, por favor... —Los ojos de Chae estaban rojos.

—No, Chaeyoung —Dejó de ocultar sus lágrimas—. Creímos que podríamos hacer esto juntas pero no. Esta ciudad es más grande que nuestros sueños y no pudimos contra las adversidades.

Lo último que vió Chaeyoung fue a Mina acariciándole el cabello por última vez antes de desaparecer por la puerta.

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