𝟎𝟏𝟔 | 𝐒𝐢𝐧 𝐂𝐨𝐦𝐩𝐚𝐫𝐚𝐜𝐢ó𝐧
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-Háblame de tu desayuno.
Olive suspiró.
-Huevos con jamón.
La primera cita con el nutriólogo había sido de lo más monótona. Olive nunca se había planteado la posibilidad de visitar uno, que esto sea necesario, pero ahí estaba ella, con una mujer entre sus treintas pesándola, preguntando por alergias y sus problemas con la comida. Era casi irónico, los problemas no dejaban de llegar cuando la comida empezó a ser uno, comenzando por las noticias que su madre le había dicho tan solo llegar a la casa de sus abuelos el día anterior.
Oh, el día anterior.
La noche del viernes había sido una noche difícil para todos los Gilmore; a pesar de que Olive había sido la que sufrió un cambio mayor, ciertamente era la más tranquila de entre todos. Lorelai, en cambio, parecía estar completamente estancada en una clase de pesadilla, una pesadilla que la arrastraba hasta la conversación con sus padres.
-¡Lorelai! -alzó la voz Richard, levantándose de su lugar para ponerse frente a su hija, quien estaba hecha un mar de lágrimas silenciosas. -Olive se quedará con nosotros. -decretó. -Se quedará con nosotros hasta que acabe la escuela. No hay ninguna clase de impedimento para que la veas o visites aquí. Pero no está a discusión, ella vendrá con nosotros.
-¡No! -gritó Lorelai cuando escuchó las palabras de su padre. -Están dementes si creen que dejare a mi hija, así como así. Soy completamente capaz de ocuparme de Olive y sus problemas.
-¡¿Capaz?! -habló Emily. -Lorelai, estás sola, no tienes marido. Y no solo tienes una hija, tienes dos. Dos bocas que alimentar. Pero resulta que solo una de ellas está comiendo. ¿Por qué? ¡¿Por qué?! Dime por qué y dejaremos toda esta discusión atrás y Olive se quedará en Stars Hollow.
Lorelai respiró entrecortadamente, sintiendo la garganta arder por el llanto que tanto contenía. Su hija no estaba comiendo y no sabía por qué. El enorme dolor la inundó, abrazando su pecho con ahínco y crueldad.
-No pueden llevársela. -murmuró con rabia.
Richard Gilmore se acercó a tomarla suavemente de los hombros, acariciando dulcemente en un gesto que trataba de ser reconfortante.
-Lorelai, no te la estamos quitando. -aclaró suavemente. -Todos aquí queremos que Olive mejore. Todos aquí deseamos lo mejor para ella. Y lo mejor para ella es que venga con nosotros.
-Ustedes no-
Richard la paró levantando uno de sus dedos, diciendo:
-Los tres -remarcó. -buscaremos a alguien que la atienda. Y así ella podrá mejorar y seguir con su vida como siempre debió ser.
Lorelai tragó.
Olive no comía. Y a pesar de que Lorelai se creía capaz de ocuparse de ella, tal y como lo había hecho desde siempre, parecía que esto la superaba. No sabía por qué no comía su hija. La misma hija que se sentaba a su lado a los siete años para aprender matemáticas, usando sus mismas cuentas e impuestos como ejemplo; la misma a la que le enseñó a tender una cama antes de siquiera tener una propia.
Lorelai haría lo que fuera por sus hijas. ¿Acaso no se humilló frente a sus padres para que Rory tuviera la educación que merecía? Podía hacerlo de nuevo. Incluso si eso conllevaba que Olive no estuviera con ella.
-Hasta que mejore.
Sus palabras salieron raposas por el nudo en su garganta que evitaba rompiera en sollozos.
-¿Mamá?
Los tres adultos en la sala se giraron para encontrarse a una Olive agitada y de ojos rojos.
-Cielo. -gimió Lorelai, tratando de quitar las lágrimas que delataban su tristeza. -Ven, tenemos que hablar. -respirando profundo, se volvió a ver a sus padres y sonrió con dolor. -Los tres.
Fue una charla pequeña a comparación de la gran cantidad de sentimientos que despertaban esa noche; Olive era un gran ejemplo de esos.
°*• ❀ •*°
-Soy una tonta. -susurró la Gilmore de ojos castaños, sintiendo su voz quebrarse.
-No eres una tonta. -le aseguró Kovy con firmeza, su quijada tensándose.
Olive había sido asignada al cuarto de visitas en casa de sus abuelos, y lo primero que hizo al entrar fue dirigirse al teléfono que se encontraba en la mesa de noche y marcar a la persona que sabía se quedaría en casa esa noche, la persona que sabía la escucharía, la persona que amaba escucharla hablar.
-Lo soy. -sollozó la chica, cubriéndose la boca con su mano en un bobo intento de esconder su tristeza del chico al otro lado de la línea. Kovy se levantó de su lugar en la comodidad de su cama, sintiendo que se encontraba demasiado tenso como para encontrarse sentado. -Y-yo... le pedí que me besara. -susurró el final de la frase. Belov había escuchado detenidamente el relato de lo que fue la noche y se sintió en su peor pesadilla, mucho peor que el día anterior donde parecía condenar a su querida amiga a una temporada lejos de él y el pueblo que ella tanto adoraba. -¡Qué tonta! -chilló Olive sujetando su estómago con aflicción.
-Tonto es decir el nombre de la hermana de la chica con la que te estás besando. -soltó el ruso con acidez, para después suspirar al escuchar el hipo causado por el llanto de la castaña. -Yo... solo espero él no te haya causado mono. -trató de aligerar el ambiente y su propia actitud al recordar la obra de hace dos años en la que habían participado, 'Sueños de una noche de verano'.
-¿Q-qué? -sorbió su nariz la chica.
-Ese Demetrio se veía como fantasma. -sonrió Kovy al escuchar la risa quebrada de la castaña después de su comentario.
-Ch-chocaba sus dientes con los míos. -rio Olive, y Kovy con ella; su amiga hablaba y hablaba. Le encantaba hablar. Y a él le encantaba hablar con ella.
-Este... ¿este beso fue mejor? -preguntó con temor.
Olive soltó un suspiró tembloroso.
-Él... él no quería besarme. -rompió en llanto.
Cielos, él no quería besarla. Al menos no a ella.
Ciertamente su primer beso no había sido el mejor; en frente de una multitud de padres con videocámaras y con un niño enfermo tratando de abarcar hasta su nariz con su boca. Pero ¿cómo compararlo con su beso con Tristan? Un beso que fue perfecto. Por unos pocos segundos fue perfecto.
¿Cómo pudo ser tan tonta?
Entre tantos exámenes reprobados y notas de docentes pidiéndole que corrigiera, prestara atención, lo volviera a hacer; nunca se había sentido tan tonta como en ese momento. Tristan no gustaba de ella. ¿Qué rayos le hizo pensar que sí? ¿Su dulce atención? ¿Sus considerados regalos o la facilidad con la que ambos conversaban?
Era difícil seleccionar un momento en que los sentimientos de Olive habían cambiado respecto al rubio de ojos azules. No sabía con precisión si siempre habían estado ahí o si fueron evolucionando a lo que son ahora, pero lo único que sabía era que estos habían aumentado en cuento sus labios tocaron los de él.
Si se dedicaba a describirlo tendría que usar la palabra 'calor'. Kovy en definitiva se reiría de ella por su elección, pero es que lo era, era un calor abrazador. Tal vez no del todo pasional, sino uno más reconfortante, parecido a la sensación del sol golpeando su piel en el verano, o cuando se sentaba frente al fuego en una navidad. Era ese cálido sentimiento que la acogía cuando él le sonreía, o el hormigueo quisquilloso que generaba cada vez que la tocaba; el ardor y ganas que tenía de volver a besarlo.
Pero probablemente se acercó demasiado al fuego que terminó quemándose.
Y solo podía pensar en una cosa: disculparse.
Había sido una tonta. Nunca se había sentido tan tonta. Era una pesadilla. Su peor pesadilla.
Pero para Rory Gilmore no se sentía en una pesadilla, se sentía como un sueño, estar adormecida.
Había empezado como la noche más romántica de todas; el festival de fogata en Stars Hollow, la cena en Andeloro's, el auto... Dios, el auto; Dean había pasado meses trabajando en un auto para ella como regalo de aniversario, y se lo había mostrado esa misma noche, junto a las palabras más lindas que había recibido. ¿Por qué no pudo decir lo mismo?
El amor era un extraño sentimiento, bastante curioso. Podía manifestarse de muchas maneras; a través de un simple collar de perlas, por medio de unos oídos dispuestos a escuchar, con un consejo sobre qué atuendo usar, mediante apoyo y lealtad, un abrazo, un beso... o simplemente diciéndolo.
Dean le había dicho que la amaba, y ese no era precisamente el problema, sino cuando ella no dijo lo mismo. ¿Por qué no pudo decirlo?
Esa pregunta abundaba su mente aun cuando su novio de tres meses le había dicho que sería mejor terminar las cosas, aun cuando sus propios pies fueron los que la llevaron a casa y aun cuando se lo contó a su madre.
Lorelai acaba de llegar. Sus ojos seguían rojos y cristalinos por lo sucedido en casa de sus padres, muy apenas tuvo tiempo de quitarse el abrigo con el que salió y frotar su rostro en un intento de despabilarse cuando Rory llegó a casa, totalmente sería y pálida cual fantasma.
-¿Ocurre algo? -preguntó la mayor, su voz saliendo rasposa por el llanto que había soltado sin vergüenza en el auto.
-Terminamos. Solo- terminamos.
-No, no estoy entendiendo.
Rory empezó a contar sobre la cena que había aguardado durante todo el día, yéndose por las ramas y realmente no contando lo que Lorelai esperaba. Su cabeza palpitaba y empezaba a doler por todo lo que estaba pasando en una misma noche, pero estaba haciendo un verdadero esfuerzo por ocuparse de su hija que estaba en casa, la única hija que tendría en casa.
-Dame detalles. -pidió. -Para ayudarte a saber qué es lo que pasó. -pero Rory sabía lo que había pasado, o, mejor dicho, lo que no había pasado.
-Lo que pasó es que terminamos. -exclamó Rory con exasperación, haciendo su camino a su cuarto, dispuesta a dormir. -Ya no quiso seguir siendo mi novio, fin de la historia.
-Ese no es el fin de la historia. - la siguió Lorelai, suspirando. -Él no planeó toda la velada para después botarte sin ninguna razón. -la vio dirigirse a su armario, sacando una caja de cartón para empezar a llenarla de cosas. -¿Qué haces? -gimió, apretando el puente de su nariz.
-Voy a deshacerme de estas cosas. -murmuró la menor con resentimiento. -Todo lo que me dio, todo lo que tocó, de todo lo que vio.
-Rory -habló su madre, deteniéndola. -¿Puedes calmarte solo un momento? -pero Rory la ignoró. -Okey, ¡Basta! -alzó la voz, sintiendo como todo empezaba a despedazarse de una manera u otra.
-¡No me importa si él no quiero ser mi novio nunca más! -siguió Rory, gritando de igual manera. Entregándole la caja con brusquedad. -Solo quiero esto fuera de aquí, ¡no quiero verlo, ni a él ni a nada de estás-estás tontas cosas!
Lorelai cerró los ojos por un momento, con exasperación, pero tomando una bocanada de aire, volvió a abrirlos para visualizar la figura de Rory hecha bola en su cama.
-Bien. -suspiró, su voz quebrándose por un momento. -Voy a guardarla.
-¡No! ¡Sácala de la casa! Tírala a la basura, quémala, no me interesa. Que desaparezca.
Lorelai sintió que sus ojos volvían a humedecerse, impotente, y se sentó a al lado de su hija en un último intento de calmarla.
-Sabes, en algún momento, cuando todo esto haya pasado, extrañaras muchas de estas cosas. -dijo, refiriéndose al montonal de ropa y libros en la caja.
-No me interesa.
-Rory-
-¡No me interesa!
Lorelai cedió. -Bien, está bien. Yo me encargaré, tú ve a la cama. Descansa un poco. Quizás tengas más ganas de hablar en la mañana. -la menor asintió. -Buenas noches, cariño. -se despidió Lorelai antes de tomar la caja para salir de la habitación, pero su salida fue interrumpida por la voz de Rory. -¿Sí?
-¿Dónde está Olive?
Lorelai tragó duro. -En casa de tus abuelos. -contestó. -Pasará el fin de semana ahí. -y el resto del año.
Rory asintió, dejando que su madre se fuera, pero una vez que estuvo en la soledad de su habitación, su mente se vio volviendo a esa tonta pregunta que no sabía cómo responder. Circuló una y otra vez, atormentándola durante toda la noche, como una pesadilla.
°*• ❀ •*°
Era extraño. Olive no se encontraba ahí. Aun cuando Lorelai y Rory caminaban por las calles de Stars Hollow tratando de llegar al café de Luke, Lorelai no podía evitar sentir la ausencia de su otra hija, incluso cuando esta estaría durmiendo si se encontrara en casa. Olive estaría dormida, tan profundamente que no podría salir con ellas a por un café. Pero esta vez Olive ni siquiera estaba ahí. Y era extraño.
Sería el primer día con Olive tan lejos de ella que ahora le era inevitable sentir su ausencia.
Ese sentimiento acarreó a Lorelai todo el día. Y eso que había sido uno muy extraño.
Podía sentir sus ojos cristalizarse al pedirle a Luke unos panqueques de chocolate para Rory, sabiendo que Olive pediría probablemente unos con moras si se encontraba de humor, si se encontraba con hambre.
Pero ella no estaba ahí, y era porque ella no tenía hambre.
-¿Estás bien?
Lorelai parpadeó, tratando de deshacerse de la posible mala energía sobre ella.
-Sí, sí. Solo... con extra-chocolate, ¿sí?
-Claro. -respondió Luke. -¿Alguna ocasión especial?
-Dean rompió con Rory.
-¿Qué? -exclamó el de gorra.
-Silencio. No quiere que nadie lo sepa. -se apresuró a decir ella, queriendo pasar esta etapa de la conversación.
-¿Cómo está ella?
-Ha sido botada por su primer novio. -obvió ella.
-Te juro que me encantaría... -expresó él, reteniendo sus deseos de asesinar al muchacho involucrado. -Les pondré crema batida. -aseguró, ganándose una sonrisa de parte de Lorelai.
-Gracias, Luke. Y ninguna palabra, ¿eh? -le dijo la ojiazul, volviendo a la mesa en la que la esperaba Rory.
Como si de una adicción se tratara, su mirada volvía y volvía a la silla vacía entre ellas dos, esperando tal vez algún espectro o ente sobre natural aparecer. Pero no había nada ahí. No había nadie ahí.
Su día fue así. Rory había preparado una lista de pendientes que tenían desde hace meses, considerando que era el día perfecto para acabar con todas ellas. Y en cada uno de ellos, la falta de la presencia de Olive la perseguía.
-Este puede funcionar.
Y más cuando ella era el centro de la conversación.
Solo faltaba un par de cosas de la lista, y ahora ambas Gilmore se encontraban en una pequeña tienda de empeño, buscando un collar de perlas que pudiera reemplazar el que su madre le había dado a Olive. Lamentablemente la reparación de dicho accesorio no había sido exitosa, y después de los eventos desastrosos de anoche no se sentía con las fuerzas suficientes como para decirle a su madre que le ayudara.
-Esas no son perlas. -apuntó Rory. -Y son cuentas más pequeñas.
-Son blancas. -protestó Lorelai, alzando el collar que habían encontrado para hacer un punto. -Y su broche es dorado igual que el original.
-¡Pero son de plástico!
-De seguro el otro valía una fortuna. -murmuró la mayor, dejando de lado el collar en su mano para seguir observando el resto de las joyas en la tienda. -Y apuesto que ni siquiera eran perlas reales. -se dirigió a su hija.
-Yo creo que sí. Míralas. -sacó Rory el roto collar de su mochila. De verdad parecían reales. -¿Por qué no podemos pedirle a la abuela que le compre otro y ya?
-Porque tú lo rompiste, ¿recuerdas? -reprendió Lorelai. -Sé que ella lo haría, pero... no podemos darle más carga de la que ya tiene, ¿sí?
La menor frunció el ceño. -¿De qué hablas?
Por un momento, Lorelai se planteó compartir la noticia de Olive quedándose en Hartford, pero tampoco era el mejor día para Rory, no podía hacerle eso.
-Bueno, estoy segura de que tiene muchas cosas que hacer. -inventó, restándole importancia con un gesto de mano. -De hecho, deberías ser tú quien lo repare o le compre otro collar.
-¡Intenté repararlo! -exclamó ella. -Pero no logré sacarle el broche sin tener que cortar el hilo.
-Solo- -respiró profundamente Lorelai. -Busquemos algo parecido, ¿bien? -no quería estar más ahí, quería ir a casa y hablar con su hija, saber si estaba bien o necesitaba algo. Incluso contempló la idea de ir hasta Hartford a verla, pero parecía algo apresurado.
Al final sí encontraron algo, un collar lo suficientemente similar. No eran perlas reales y estaban seguras de que este era muchos más largo que el original, pero funcionaría.
-Bueno, eso salió bien. -felicitó Rory, metiendo a casa las bolsas con cosas que habían comprado.
-¿Estás feliz? -cuestionó Lorelai, sonriendo por ver a su hija hacer lo mismo.
-Reconozco un trabajo bien hecho. -rió Rory, empezando a guardar la cantidad de cosas que habían traído. -Voy a enchufar el nuevo aromatizante. En cinco minutos vienes a oler mi habitación. -cerró la puerta después de sus palabras.
Lorelai sonrió, contenta de que la otra Gilmore estuviera ahí. Suspiró, dirigiéndose al teléfono de su hogar y empezó a marcar el número de la casa de sus padres con la intención de saludar a Olive, hablar con ella. Pero la puerta trasera abriéndose la interrumpió de su cometido.
-Cariño, acabo de enterarme. ¿Dónde está? Pobre niña. -llegó diciendo Babette. -¡Rory, cielo!
-Oh, Babette. Ven, ven conmigo. -pidió Lorelai con rapidez, guiando a su vecina a fuera. -Babette, te agradezco que hayas venido, pero Rory no tiene ganas de hablar ahora.
-¡Pero puedo ayudar! Puedo decirle cómo a través de muchas relaciones ¡se consigue la que es realmente buena! -trató de volver a entrar.
-Eso, eso es un buen consejo. -impidió la Gilmore que la mujer entrara.
-Y puedo contarle sobre todos los horribles hombres con los que estuve. Hombres verdaderamente horribles. Una vez me sacaron de un auto en marcha.
-Esa es una anécdota que me gustaría escuchar.
-Déjame contársela. -siguió insistiendo en hablar con la menor, ignorante de como esta se adentraba a la cocina, capaz de escuchar como su madre frenaba su cometido. -¿Está tan mal? -alcanzó a escuchar Rory.
-Estará bien. En serio. -fue la respuesta de Lorelai.
Rory volvió en seguida a su habitación, siendo recibida por el aroma a lavanda del ambientador. Cerró la puerta detrás suya y se dirigió a su cama, incapaz de no ver la cama perfectamente tendida a su lado.
Rory no sabía cuándo llegaría Olive, pero se preguntó qué pensaría cuando le dijera lo de Dean. Sabía que el chico no era de su total agrado, pero siempre había querido lo mejor para ella. Y sabía que, al contrario de su propia madre, ella le seguiría la corriente con la lista de pendientes, la ayudaría a distraerse tanto como ella deseaba, no la empujaría o insistiría en que llorase y sufriera por el tema como en una etapa de duelo, pasaría, pero no mientras ella lo evitara. Y tal vez eso necesitaba, el apoyo de su hermana.
Rory tomó el teléfono rosado que descansaba en la mesa de noche entre las dos camas de la habitación, y esperó a que atendieran.
-Residencia Gilmore. -contestó la voz de la mucama del otro lado de línea.
-Hola, soy Rory Gilmore. Me preguntaba si Olive se encontraba ahí.
-La señorita Olive salió con la señora Gilmore a una cita médica. ¿Desea dejar un mensaje?
Rory frunció el ceño en confusión. -¿Médica? ¿Ocurrió algo?
-No tengo detalles al respecto. ¿Quiere dejar un mensaje?
-Yo- Oh, no, llamaré más tarde. -dijo la Gilmore. La llamada terminó, pero los pensamientos de Rory corrían y corrían, ahora centrados en su hermana. Salió del cuarto para buscar a su madre.
-Hey. -saludó ella, cuando la vio. -Metí de salchicha y pepperoni, ¿te parece? -informó, refiriéndose a las pizzas de tostador que habían comprado esa mañana.
-Em, sí, sí. Yo- Mamá, marqué a Olive-
-¿Hablaste con Olive? -se volvió rápidamente Lorelai a verla. -¿Cómo está? ¿Qué te dijo?
Rory parpadeó desconcertada por la premura con la que hablaba su madre.
-Yo- No logré a hablar con ella, había salido al médico con la abuela. ¿Sabes si algo pasó?
-¡¿Al médico?!
La respiración de Lorelai se cortó de repente, su hija no podría estar en el hospital, el hospital nunca es un símbolo de algo bueno.
-Oh, por Dios. Mamá, ¿la abuela tiene algo?
Lorelai parpadeó desconcertada, frenando los múltiples pensamientos que se acumulaban en su cabeza.
-¿Có-cómo dices?
-¡¿La abuela está bien?! -exclamó Rory con exasperación al no obtener respuesta. -Dijiste que cargaba con algo. ¿Qué está ocurriendo?
La mayor de las Gilmore soltó un suspiro al entender lo que quería decir su hija.
-No es eso, cielo. -trató de tranquilizar, meditando en qué hacer ahora. Se acercó a ella con cuidado, invitándola a sentarse en la mesa de la cocina con ella. Cuando Rory tomó asiento prosiguió. -Tú abuela se encuentra bien, lo que pasa es... Ella no tiene ninguna carga, sino que ahora... hay una situación en casa... -bufó, dándose por vencida en la búsqueda de la mejor forma de entregar el mensaje. -Es Olive, cielo. -dijo con la voz más suave que encontró. -Tú y yo sabemos que Olive no come de la mejor manera, -dijo, ignorando el "o en absoluto" que salió de los labios de su hija. -y-y eso no es normal; ahora, es-esto a crecido mucho y es un grave problema. Un problema de salud.
Lorelai siguió hablando; realmente deseaba que Rory pudiera entender y no se limitaría en explicar lo ocurrido. Fueron varios minutos en los que madre e hija discutieron el tema, momentos en los que Rory se exaltó de preocupación más de una vez. Pero finalmente llegó a la parte en la que Olive no volvería a vivir en Stars Hollow, ella ya no volvería a la habitación que compartían; era de lo más raro, ahora ella viajaría para ir a Stars Hollow High desde Hartford mientras Rory viajaba de Stars Hollow a Hartford para ir a Chilton; gracias a Chilton ambas hermanas a penas se veían, dejaron de compartir pasillos para solo reducirse en compartir hogar, pero ahora ni siquiera eso compartirían.
-...Quiero llevarle varias de sus cosas. La abuela insistió que no era necesario, pero eso me está volviendo loca y lo hare de todos modos. ¿Quieres venir? Tal vez podamos ir de compras o algo; ella quería hacerse las uñas, ¿no? Sí, lo dijo el miércoles, creo. Podríamos aprovechar y... -Lorelai no dejaba de hablar, dejando en evidencia su nerviosismo.
-Mamá. -llamó Rory, pero la mayor la ignoró. -Mamá. -trató una vez más, pero ella seguía y seguía. -¡Mamá! -exclamó. Lorelai finalmente se volvió a verla en silencio. -Está bien, podemos hacer eso. Suena como un buen plan. Y, aún tenemos los viernes por la noche, ¿no? -sonrió con dulzura, intentando animar a su madre. Parecía que todas las Gilmore necesitaban buenos ánimos ese día.
Lorelai sonrió, o eso trató. -Sí, es un plan.
°*• ❀ •*°
Rory volvió a su habitación, descolgando el teléfono una vez más.
-Residencia Gilmore.
-Sí, Rory Gilmore otra vez.
-Oh, señorita Gilmore. -reconoció la mucama. -La señorita Olive ya ha llegado, ¿desea aún hablar con ella?
-Sí, por favor. -pidió Rory. A los segundos la voz de Olive entró en la línea, pero su hermana no la dejó avanzar tanto en su saludo, exclamando: -¡Dijiste que lo tenías controlado!
Olive abrió grandemente los ojos al escuchar la voz molesta de su hermana.
-A-así era. -tartamudeo, tragando el repentino nudo que se formó en su garganta.
-"A-así era" -arremedó burlonamente.
-¡No es algo que quería que creciera, ¿de acuerdo?!
El problema alimenticio de Olive era mínimo -según ella-, pero terriblemente evidente.
Por mucho tiempo Rory pensaba que su hermana solo era selectiva con la comida, tal vez incluso un poco caprichosa, pero por supuesto notó la escases de hambre que solo se hacía cada vez más recurrente. Sabía muchas cosas respecto a su mal hábito; que prefería acudir a los dulces cuando estaba nerviosa o angustiada; que las malteadas y helados aparecían en los mejores momentos; que muchas veces se escondió detrás de la ingesta de solo vegetales para excusarse de estar llena después durante su niñez; y que ciertamente las Gilmore no tenían cómo resolverlo.
Rory era inteligente, entre las dos hermanas era la de mejores calificaciones y probablemente era la más responsable; sabía que lo que Olive hacía no estaba bien, y sabía que ese problema requería esfuerzo, medicamentos, chequeos, dinero que no tenían. Y por mucho tiempo Rory le preguntó a su hermana: "¿lo tienes controlado?", y por mucho tiempo la respuesta fue sí.
Rory era la inteligente. Rory era la responsable. ¿Por qué no lo vio?
¿Por qué no procuró que su hermana dijera la verdad, que su hermana comiera como siempre debía ser? ¿Por qué?
Rory asintió. -De acuerdo. -terminó susurrando, deteniendo el brote de furia que Olive estaba a punto de dejar salir. Desde el día anterior sentía todas las miradas en ella, el peso, un acorralamiento que la dejaba a vista de todos; lo último que necesitaba era a Rory reclamándole. Pero Rory era inteligente.
Tomando un hondo respiro, Olive preguntó:
-¿Qué tal la cena de aniversario? -buscando sacar otro tema de conversación. Pero Rory evadió la pregunta con otra.
-¿Qué tal te fue con Tristan? ¿Vive en una clase de mansión?
Olive parpadeó desconcertada. -Puede pasar como una. -contestó aún así. -Me imagino que no fue una buena noche.
Rory suspiró. -No. Espero la tuya haya ido mejor.
-Yo no diría que mejor. -Rory alzó una de sus cejas, confundida.
-Creí que eran amigos tú y Tristan.
-Sí, bueno, definitivamente ya no somos amigos. -respondió la de ojos castaños, una mueca en su rostro. Rory frunció el ceño. Tal vez no convivía tanto con el dicho rubio, y tal vez no lo apreciaba de la misma manera que muchos en su escuela, pero parecía que entre él y Olive había una relación que simplemente no le gustaba; era muy cercana. Sin embargo, se compadeció de su hermana cuando oyó sus palabras, bajando la mirada a los libros de texto que había sacado en cuanto la Gilmore de ojos castaños había sacado el tema de Dean al aire. Sus ojos cayeron inevitablemente en un volante naranja que había recibido el día anterior. Se trataba de una fiesta, y si había alguien que disfrutaba de las fiestas esa era Olive, al contrario de ella misma, pero tal vez la situación lo ameritaba.
-Oye, ¿quieres salir?
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-No sé si sea lo mejor, Olive.
Olive empezaba a desesperarse. Ahora que vivía con sus abuelos ya no se trataba de simplemente avisar a donde iba e irse, sino que ahora tenía que pedir propiamente permiso a ambos para salir; y no estaba yendo bien.
-Por favor. -juntó Olive sus manos en modo de súplica, solo había pasado un día con sus abuelos y había sido de lo más agotador yendo y viniendo a citas con especialista, realmente agradecería salir tan siquiera por unos minutos. Soltó un suspiró con exageración. -Igual no sabría qué ponerme. -se lamentó con dramatismo, girándose con la esperanza de que sus intenciones funcionaran. Y así fue, los ojos de Emily se iluminaron instantáneamente, regresando a esos momentos donde una Lorelai adolescente la sacaba de su habitación, odiando todo lo que compraba.
-De acuerdo. -la detuvo Emily. -Pero nada de bailar o correr, recuerda lo que dijo el médico: nada de sobreesfuerzo hasta regular la dieta.
-Lo prometo. -sonrió Olive triunfante.
Emily tomó una gran aspiración, dedicándole una mirada de arriba abajo al atuendo de su nieta; unos jeans que por alguna razón estaban pintarrajeados en los muslos y tobillos, junto a una camiseta simple morada.
-Tenemos algo de trabajo que hacer, cariño. -dijo con toda la suavidad que pudo. Olive hizo un ligero puchero, confundida. -Toma. -le tendió una galleta de la encimera. -Ahora pido que te traigan algo de comer, no te irás de aquí hasta acabarte todo.
Olive le sonrió, agarrando la galleta de avena.
Abuela y nieta subieron hasta la habitación asignada a Olive; Emily le había indicado que pronto habilitarían una especialmente para ella, en donde podrá opinar sobre la decoración y diseño. Olive no sabía cómo sentirse al respecto, le alagaba, pero eso tan solo lo hacía definitivo, su estadía en Hartford. No había ningún apuro en tener su propia habitación.
Emily Gilmore tenía un estilo bastante distintivo; Olive estaba segura de nunca haberla visto vistiendo simples jeans, pero la idea era completamente ajena a la imagen refinada y elegante que su abuela daba. De alguna manera debió suponer que este estilo sería de influencia para su elección de atuendos para la fiesta a la que la había invitado Rory; Emily sacaba prendas de tela tan delicada que Olive solo podía compararla con la seda, tal vez la única tela fina que conocía, pero sabía que definitivamente que su amigo rubio en Stars Hollow sí.
-Oh, vamos, es lindo. -insistió Emily. Olive evitó reír por lo caprichosa que se veía su abuela en esos momentos.
-Son chicos de secundaria, abuela. -le dijo, tratando de hacer un punto. -Dudó que les interese si esto es Lavin.
-Lanvin. -corrigió Emily con seriedad. -Y es muy muy bonito. Lorelai nunca lo quiso y odiaría tener que darlo o algo.
-Puedes venderlo. -sugirió Olive. -Hay muchas tiendas de segunda mano en el centro.
-¿Disculpa? -graznó Emily, haciendo sobresaltar a la menor frente al espejo. -Esto no va a ir a la ninguna tienda donde probablemente estará a lado de GAP. -mencionó la última palabra con lo algo que Olive solo identificó como desprecio. Se encogió, sus jeans eran GAP. -Bien, lo intentaré en otra ocasión. -suspiró, dejando la prenda de nuevo sobre la cama del cuarto, reemplazándola por otra, poniéndoselo a la otra Gilmore en frente para visualizarlo en ella. -Agh, no me gusta. -se quejó, revisando el vestido. -Ni siquiera tiene etiqueta. ¿Te gusta?
A Olive realmente no le importaba tanto, pero este no era tan ostentoso y rígido como el anterior, era suave y ligero, perfecto para la entrada primavera, color azul y con volados.
-Sí, me gusta. -sonrió Olive, quitándole la vestidura de las manos; se hacía tarde, y a pesar de que Rory pasaría por ella, su abuela había dejado muy en claro que solo tenía hasta media noche. Y la noche no se hacía más joven.
Y justo como si sus oraciones fueran escuchadas, el timbre sonó, casi seguido por la voz de Rory agradeciendo a la mucama que había abierto la puerta.
Olive sonrió grandemente, volviéndose a su abuela, solo para encontrarse una cara de reprimenda que hizo que su sonrisa se desvaneciera.
-Todo. -apuntó Emily la ensalada con pollo que se encontraba en el escritorio para después retirarse de la habitación.
Y Olive comió todo.
En el camino hacia la fiesta Olive no podía dejar de sonreír, una sensación extraña después de haber llorado hasta quedarse dormida el día anterior. Rory se había dedicado a explicarle que la fiesta era organizada por Madeline, una de las chicas que había ido a su casa el día de su cita con Tristan.
Tristan.
Diablos, en serio creía que podía alejarse de pensar en él, pero todo parecía indicar que sería todo lo contrario después de que se enterara que todo Chilton iría a la dichosa fiesta.
Pero no podía mentir diciendo que no quería verlo, quería hacerlo y más porque había olvidado sus cosas en casa del chico.
Y aunque ella no lo sabía, el sentimiento era recíproco.
Tristan Dugray era alguien impulsivo sin duda, y muchas veces esto lo metía en incontables problemas, problemas con sus padres, la escuela; no era sorpresa para nadie. Pero ninguno lo llevó a sentirse de la misma manera en la que se sintió después de que Olive saliera corriendo de su casa.
Se encontraba desganado, y toda la tarde se la pasó en su habitación. Ni siquiera hubiera salido esa noche si no fuera por Summer, la chica que había conocido en la fiesta en la que se volvió a encontrar a Olive después de las nacionales de ajedrez. Para ese momento ya no tenía ni la mínima intención de seguir conviviendo con la chica, y estuvo a punto de rechazarla de la manera más grosera que le nacía, pero en el momento de poner un pie en la casa de Madeline parecía que su deseo se volvía realidad, porque la chica prontamente desapareció de su vista y no pensaba hacer el intento de buscarla.
Por hora y media solo se dedicó a pasear por los alrededores de la enorme casa, conociendo de arriba abajo los jardines e incluso adentrándose a cada una de las habitaciones con tal de distraerse un rato, completamente desinteresado en convivir o bailar en la primera planta. Se estaba planteando largarse del lugar mientras bajaba las escaleras, pero la actitud que presentaba Summer no le dejaba ni hablar.
-¡Solo estoy diciendo que me voy a ir! -gimió el rubio, siguiendo a la morena desde las escaleras hasta la sala en la que se aglomeraban todos los adolescentes.
-¿Y qué, me dejarás tirada aquí? ¡Tú me trajiste!
-A eso me refiero. -aclaró con un tono de voz más bajo, sintiéndose repentinamente avergonzado al atraer las miradas por alzar la voz. -Dime quién te llevará para poder irme tranquilo.
-¡Tú me llevarás! ¡Eres mi cita! -replicó la chica, sin temer discutir en público.
Tristan frunció el ceño. -No soy tu- ¡Por favor, Summer! ¡No hemos bailado en toda la noche! ¡Y estoy seguro de verte ir al baño junto a Austin Matthews! ¿Dime, qué estaban haciendo ahí? ¿Jugando damas? -exclamó. Realmente le importaba poco lo que pasaba con Austin y Summer, solo quería irse, volver a casa, ver alguna película de la colección del estudio a pesar de que probablemente ni quitaría "La Princesa Prometida" del reproductor.
-¡Qué te importa! -chilló Summer, dándose la vuelta y alejándose del chico para poder unirse al grupo en medio de la pista de baile.
Tristan suspiró derrotado, pasándose las manos por su cabello en un gesto frustrado. Se debatía en ir tras ella y seguir insistiendo para largarse lo más pronto posible, pero rodando los ojos se decidió en ir por una bebida.
Sin embargo, detuvo su paso en cuanto vio a Rory Gilmore del otro lado del salón con sus ojos ya en él y probablemente en la escena con Summer de hace unos segundos.
Tragó duro y desvió la mirada, dándose la vuelta, sin percatarse de cómo la segunda Gilmore se acercaba a su hermana por detrás.
-Todo estaba en francés. -habló Olive, tendiéndole un refresco a su hermana.
Rory parpadeó un momento antes de volverse a verla, tomando y agradeciendo la bebida de su mano.
-¿Por qué tú y Tristan ya no son amigos? -preguntó de repente. Olive se giró a verla con el ceño fruncido; hablar de Tristan era lo último que quería hacer en un lugar como ese. Y cuando abrió la boca para responder se vio interrumpida por la voz de París a su lado.
-Espera, creí que salías con Tristan. -mencionó, confundida porque la ultima vez que vio a la Gilmore esta salía en su primera cita con el rubio.
-Sa-salimos una vez. -respondió Olive, contrariada.
-O sea, no están saliendo. -Olive negó lentamente, contrario a sus deseos de tal vez asentir y decir: 'sí, estamos saliendo'; no tenía que haber una clase de compromiso... O tal vez sí. Olive no lo sabía, y no quería ponerle mucha importancia porque lo que sí sabía era que ahora no había ni una relación que comprometer, muy contrario a sus ilusiones de seguir pasando tiempo con Dugray aunque a este le gustara su hermana. -¿Entonces, no estás interesada en Tristan? -la sonrisa que empezaba a formarse en el rostro de Paris era totalmente imperceptible para alguna de las Gilmore, pero esta se evidenció al aumentar cuando Olive contestó:
-Más como que él no tiene ningún interés en mí. -entre dientes, ocultando la amargura que la invadía con la lata de refresco.
Rory frunció el ceño confundida, era claro el interés que Tristan presentaba en su hermana: la cita, la bicicleta, las visitas; estaba a punto de hablar, pero un lamento de parte de Lane la interrumpió.
-¿Qué pasa? -preguntó Olive, casi suspirando de alivio por la desviación de tema.
-Qué el único chico coreano en la fiesta me vio. -gimió ella, tratando de ocultarse detrás de Rory.
El chico se llamaba Henry, y este término sacando a la Kim a bailar, ella haciendo prometer a Rory que inventaría una escusa para salvarla sino volvía en veinte minutos.
París bufó. -Es increíble. Ella está aquí por cinco minutos y ya tiene una cita. He estado en esta escuela nueve años y soy la encargada de las sodas. -refunfuñó, ganándose un apretón en el brazo por parte de Olive. Paris soltó un suspiró, revisando una vez más su reloj. -9: 50.
-¿Por qué andas viendo la hora? -le preguntó Olive, tomando un sorbo de su bebida.
-Mamá dice que tengo que quedarme hasta las 10:30.
-¿Y eso importa porque...?
-Piensa que no soy lo suficientemente sociable. -rodó los ojos. -Que sorpresa, ¿eh?
-Em, bueno, n-no nos conocemos tanto. -evadió Olive con incomodidad, ganándose una risa de parte de su hermana.
-Estoy asombrada. -comentó Rory con sarcasmo.
-Bueno, dudo mucho que Madame Curie fuera "la más probable en vestirse como Jennifer Lopez".
-¿Quieres dedicarte a la ciencia?
-Investigación de cáncer. -asintió la rubia. Olive abrió la boca sorprendida, ciertamente no conocía mucho a Paris, pero le agradaba que esta tuviera una meta fija, un objetivo más allá de terminar la preparatoria. Con un poco de bruma, tomó otro sorbo de su bebida, decidiendo que dejaría a las dos chicas de Chilton solas.
La casa de Madeline era incluso más grande que la de sus abuelos o la de Tristan, podría asegurar que incluso mantenía un tercer piso además de la casa de la piscina que se podía apreciar desde su lugar. Se preguntó en qué trabajaban los padres de Madeline.
Recorrió por unos diez minutos la primera planta, encontrándose una pequeña sala de juegos con una mesa de billar en el centro. Varias personas jugaban a su alrededor, otras conversando en los sillones del fondo; un poco cohibida, se acercó a la mesa viendo como unos chicos jugaban.
Pasaron unos minutos en los que solo fue espectadora hasta que en uno de los turnos, el chico involucrado sacó la bola de la mesa. Olive se agachó a recogerla, estando a su alcance y se la tendió al chico, este sonrió y la invitó a jugar con ellos. Y encogiéndose de hombros, Olive sonrió y aceptó.
Se acercó a la mesa y el chico le tendió el taco que él usaba.
-Solo les advierto que esto puede salir muy mal. -rió Olive, refiriéndose a su forma de jugar, buscando que estos no la juzgaran y tuvieran paciencia con ella.
El chico le demostraba cómo usar el taco mientras eran observados por unos ojos azules sorprendidos e increíblemente dolidos.
Tristan se enfocaba en encontrar nuevamente a Summer para salir de una vez de ahí, sin importarle lo que ella dijera; tan solo pensar que Rory Gilmore se encontraba también en esa fiesta lo ponía tenso, la presencia de Rory le recordaba a lo sucedido el día anterior, su cabello era el mismo tono castaño que el de Olive, y extrañamente lo mantenían al mismo largo, por debajo de sus hombros. Cada vez que pensaba en Rory, pensaba en Olive por consecuencia. Opuesto a lo que sucedía el día de ayer, porque incluso ahora no podía evitar preguntarse si el cuerpo de Rory y el suyo estuvieran frente a frente, ¿su barbilla chocaría con la nariz de ella como choca con la de Olive? ¿Rory tendría que alzarse en puntillas para que sus labios tocaran los de él? ¿Sus labios serían suaves como los de Olive, con el mismo sabor a cereza, obra del bálsamo?
En definitiva el universo quería verlo volverse loco, porque no pasaron ni siquiera cinco minutos en su búsqueda por encontrar a Summer que cruzó a un espacio de convivencia en el que sus ojos se dirigieron a la imagen de la Gilmore con la que tanto pensaba, jugando billar junto a un muchacho del equipo de natación de Chilton.
No podía despegar la mirada de la sonrisa que hacía brillar los ojos de Olive ante algo que dijo el chico, contraria a las lágrimas que antes derramaba y lo carcomían en sus sueños.
Se detestaba profundamente.
Odiaba tanto que Olive saliera corriendo de su casa, odiaba más ser el causante de ello. Odiaba haberla hecho llorar, pero odiaba más querer que la sonrisa que ahora le dirigía a alguien más desapareciera para poder él provocar una.
Pasó ambas manos por su rostro buscando hacer desaparecer los pensamientos a los que no le encontraba ningún sentido y salió de ahí.
A lo lejos, la Gilmore de ojos azules lo vio alejarse, y no tardó mucho en seguirle el paso para terminar adentrándose a un pequeño salón con un enorme piano en el centro junto a un Tristan que paseaba de un lado a otro con las manos en su rostro.
-Te vi con Summer. -habló ella, haciendo saber de su presencia.
Tristan gruñó, pasando sus dedos por su cabello al oír la voz de Rory.
-No quiero hablar de Summer. -dijo entre dientes, sentándose en el banco del piano.
-Bien. Hablemos de Olive. ¿Creí que te gustaba?
Dios, Olive. No quería saber de Olive, no quería hablar de Olive.
-Yo- yo no- -soltó un gemido, cerrando los ojos impotente. -¿Qué importa? -se volvió a verla con frustración, su tono de voz elevándose. -¿Qué te importa? No es de tu incumbencia, Rory.
Rory frunció el ceño. -Disculpa, la última vez Olive era mi hermana así que sí, sí es de mi incumbencia.
-Sí bueno, creo que puedes ir con tu hermana y preguntarle tú misma. -siseó con amargura recordando donde la susodicha se encontraba; riendo felizmente al final del pasillo.
No podía creer que estaba hablando de la chica que había besado con la chica que había nombrado después del beso.
Quería arrancarse el cabello.
-Tal vez deberíamos hablar todos juntos. -arrojó Rory con exasperación. Tristan jugaba y a ella no le divertía.
Nunca le agradó Tristan y sinceramente nunca entenderá como su hermana y él podían convivir con tanta paz; pero ahora sabiendo que su hermana tiene una atracción por un chico que le daba atención para luego negar los sentimientos de por medio y aún así tener el arrebato de llevar a otra chica a una fiesta como su cita, Rory sabía que lo que sea que pasaba entre Olive y Tristan tenía acabar.
Su hermana ya tenía mucho con que cargar.
-¡¿Qué?! -exclamó Dugray en pánico al oír las palabras de la ojiazul. No sabía qué tan abierta era la relación entre hermanas pero sabía que Olive diciéndole a Rory como él había dicho el nombre de la última no era nada bueno.
Rory se cruzó de brazos. -Sí, Tristan. Deja de evitar el tema. -siseó. -No entiendo esta situación, pero no es justo para Olive, es mi hermana y no quiero verla lastimada. Si algo está pasando entre ustedes dos, necesitamos hablarlo y resolverlo de una vez por todas.
Tristan suspiró con frustración. -¿Y qué quieres que haga? ¿Que deje de sentir lo que siento?
Rory frunció el ceño, molesta por su actitud defensiva. -No se trata de eso, Tristan. Se trata de ser honesto y responsable con los sentimientos de Olive.
Tristan la miró con enojo. -No necesito que me des lecciones de moral, Rory. Esto es entre Olive y yo.
Rory estaba a punto de responderle, pero decidió callar.
-Tienes razón.
Rory salió del salón, dejando a un Tristan con la respiración acelerada.
La Gilmore caminó decididamente al final del pasillo para después regresar sobre sus pasos con Olive agarrada del brazo.
-Ok, sí, me asustas. -murmuraba la de ojos marrones tratando de hacer a su hermana hablar, pero esta solo se dedicó a arrastrarla hasta hacerla atravesar la cortina que le daba entrada al salón del piano.
Rory empujó a Olive hacia el salón del piano, y esta última tambaleó antes de enderezarse. Sus ojos se encontraron con los de Tristan, y por un momento, el aire se cargó de una tensión palpable.
Tristan se levantó inmediatamente al ver a la otra Gilmore entrar y su enojo incrementó al ver lo que Rory había hecho, pero su semblante se suavizó al notar como Olive desviaba la mirada para evitar verlo.
Tristan trató de romper el hielo, aunque su tono aún reflejaba su enojo por la situación anterior.
-Tu hermana me... -gruñó. -Desespera mucho. -trató de reír, sin lograrlo.
-Y también te gusta.
Dugray la miró inmediatamente, sintiendo sus hombros en tensión. La voz de Olive no reflejaba el nerviosismo que sentía, aún sabiendo que en cualquier momento podría encontrarse a Tristan en una fiesta de Chilton siendo que él asistía a Chilton. Pero tampoco reflejaba el enojo que Tristan creía que tendría contra él.
-¡No! Digo- es... Es complicado. -terminó murmurando el rubio, bajando la mirada avergonzado.
-Lo siento.
Ambos se miraron directamente al escuchar las palabras del otro. La disculpa mutua los destanteó profundamente.
-¿Qué? -balbuceó Tristan, dando un pasó al frente. -No Olive, y-yo yo soy el que debe disculparse contigo. -declaró con tristeza.
Escuchar el perdón de Olive lo llenó de aflicción. Ella no había hecho nada mal; le pidió un beso, no lo obligó, lucia hermosa y su sonrisa brillaba al hablar, se había hecho bolita en el sillón frente a la tv y acarició a su gato con ternura. No había hecho nada mal.
No sabía si había sido su primer beso, pero el simple pensamiento lo hizo aún más miserable al saber por lo que la hizo pasar la noche anterior; si lo había sido, no parecía, sus labios se habían movido con delicadeza, sin ninguna pisca de inquietud o duda, había sido vigoroso y sin miedo. Una pena que hubiera terminado confundiéndolo, haciendo estragos en su mente y sentimientos.
-Ella te gusta. -sonrió Olive con pesar. -Yo no debí pensar otras cosas y pedir que... me besaras. -terminó susurrando culpable.
-¡No! Yo- -gritó Tristan, cortándose para darse la vuelta y desplomarse en el banco del piano una vez más.
Dugray tapaba su rostro con sus manos, agobiado por la situación. Olive se le acercó, sintiendo sus ojos empezar a cristalizarse, y se sentó a su lado pero dando la cara al enorme instrumento.
-Dejé, mi carpeta en tu casa. -dijo ella en voz baja, sintiendo que si hablaba más alto podría oficialmente llorar a mares. El rubio tal vez lo había negado dos veces, pero como negar sus palabras de la noche anterior.
-Okey, sí. Yo... -se enderezó Tristan, aún sin volverse a verla. -Olive... -que extraño era escuchar su nombre y no su apellido salir de su boca. -¡Olvidemos a Rory! -declaró en un arrebato. -Y-yo lo siento. Lo siento mucho, Olive. -la miró con aflicción.
Ella, en serio en serio, trató de sonreír. -Está bien, sé que te gusta.
-¡No! ¡No me gusta Rory, me gustas tú! -gritó Tristan. Las cejas de Olive se alzaron con sospesa e inevitable ilusión reflejada en el brillo de sus ojos. Tristan apretó los ojos al escuchar sus propias palabras, sin atreverse a ver a la chica a su lado. -Pero, Rory... -suspiró.
Y Olive frunció el ceño, disgustada. Se volvió al piano, no dispuesta verlo.
-Fue la chica a la que invité al baile. -confesó con vergüenza.
Olive lo miró de reojo. -¿Golpeaste a Dean? ¡Dean te amenazó! -realizó, abriendo grandemente los ojos. -Ja, lo bueno que no tendré que volver a verlo.
Tristan miró su perfil con confusión. -¿De qué hablas?
Olive, dudosa en qué contestar, respondió: -Él y Rory terminaron.
-¿En serio? -frunció el ceño.
-Síp. -resaltó ella la 'p' con fastidio.
-Raro. -dijo él, pensativo.
Olive hizo una mueca, moviendo sus dedos por las teclas del piano de forma distraída, porque eso buscaba, distraerse.
-¿Sabes tocarlo? -preguntó Tristan, sin despegar su mirada de ella.
Olive se encogió de hombros. -Un amigo me está enseñando. -dijo, refiriéndose a la veces en que Kovy se tomaba el tiempo para enseñarle una cosa o dos de lo que su abuela le enseñó a él.
Tristan se giró para tener frente suyo al piano igual que ella cuando distinguió la melodía de Bennie and the Jets de Elton John.
Tristan sonrió, dedicándose a solo verla.
Le gustaba. Le gustaba mucho.
Le encantaba pasar tiempo con Olive, incluso si ella se encontraba enoja como en esos momentos; le encantaba hacer bromas con ellas, ¡diablos! Le encantaba simplemente hablar con ella.
Ella y Rory eran tan diferentes. Eran diferentes en el sencillo ejemplo en la forma en la que hablaban con él. No sabía qué hacía comparando una con la otra cuando no podía. Solo no podía.
Su relación con Olive no se comparava a su relación con Rory. Sus sentimientos por Rory no se comparaban por sus sentimientos por Olive. La forma en que su pecho ardía al simplemente ver a Olive a su lado no se comparaba a nada.
-Se llama Hércules. -dijo Tristan, sin despegar sus ojos de ella.
Olive se volvió a verlo confundida. -¿Quién?
-Mi gato.
El rostro de Olive se quebró en una sonrisa que no logró reprimir, para luego convertirse en una carcajada que la hizo sujetarse el estómago.
Tristan sonrió. Porque ella sonreía.
-Eres un tonto. -acusó ella, intentando parar de reír. Una vez que lo logró le sonrió y procedió a tocar Hércules de Elton John. -Tienes una suerte que solo me sé tres canciones de Elton.
Ambos sonrieron.
-Me gustas mucho, Gilmore. -dijo Tristan.
Olive lo miró. -También me gustas mucho, Dugray.
¿Y ahora qué?
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Inserte todo comentario de hate hacía mi aquí ->
Gracias
En fin. Ay no, qué emoción.
Preguntas preguntas
¿Les gustó el capitulo?
¿Les gusta Elton John?
¿Qué opinan de Rory y Olive?
¿Qué opinan de Lorelai y Olive?
¿Qué opinamos de Kovy y Olive?
Ahora, ¿qué opinamos de Tristan y Olive?
Que lindo ver que este fic recibe mucho amor. Les quiero mucho aunque ustedes me odien.
En fin. Ni me despido porque tengo planeado actualizar muy pronto, va? Va. Jsjsjs
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