𝟎𝟎𝟖 | 𝐒𝐢𝐧 𝐁𝐫𝐢𝐧𝐝𝐢𝐬 - 𝐩𝐚𝐫𝐭𝐞 𝐈𝐈

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Octubre 8 del 2000. 4:03 am.

Lorelai se acercó sigilosamente a la habitación de sus hijas y se detuvo en el marco de la puerta un momento. Rory y Olive descansaban plácidamente, cada una en su cama. Con un suspiró, se acercó al pequeño pasillo que creaban ambas camas y besó la frente Olive, para después volverse y besar la de Rory.

-Feliz cumpleaños, pequeñita. -susurró en el oído de la ojiazul, sabiendo que con ello podría despertarla. Rory gruñó y se movió en entre las sábanas hasta que abrió los ojos y vio a su madre a su lado.

-Hola. -saludó en voz baja, haciéndole espacio a su lado izquierdo para que se acostara junto a ella. Lorelai se deslizó entre las mantas y ambas Gilmore entrelazaron sus brazos.

-No puedo creer lo rápido que estás creciendo. -susurró Lorelai.

-¿De verdad? -le dijo de igual manera la menor. -No parece.

-Créeme, creces muy rápido. -la miró. -¿Qué opinas de tu vida hasta ahora?

-Creo que está bastante bien. -sonrió Rory.

-¿Alguna queja? -se burló Lorelai.

-Me gustaría que desaparecieran los problemas de humedad.

-Bien, trataré de arreglarlo. -sonrió la mayor, acariciando el brazo que Rory tenía junto al suyo.

-Dime, ¿parezco mayor? -preguntó, alejándose lo más que le permitía la cama para que su madre pudiera apreciarla bien.

-Sí. -sonrió Lorelai. -Si vas a Denny's antes de las cinco te harán un descuento. -Rory sonrió complacida y se volvió a acurrucar junto a su madre. -¿Sabes lo que creo? Creo que eres genial, y que eres la mejor amiga que una chica podría tener.

-Igualmente.

-Y es difícil de creer que a esta misma hora, hace muchas lunas, yo estaba tumbada en la misma posición...

-Aquí va de nuevo...

-Solo que tenía una barriga enorme y tobillos gordísimos, y estaba maldiciendo como un camionero....

-De vacaciones. -completo Rory en un murmuro.

-Cierto, de vacaciones. -sonrió con emoción Lorelai. -Y ahí estaba...

-De parto.

-Y mientras que algunas lo llaman la experiencia más importante de la vida, a mi me recordó más a abrirse de piernas sobre una caja de dinamita.

-Me preguntó si los Walton hicieron esto. -habló Rory para sí misma.

-Y yo gritaba y soltaba palabrotas y como estaba rodeada de cien médicos destacados, supuse que realmente tenía un uso la taza de cubitos de hielo que me dieron.

-Pero no fue así.

-Pero fue muy divertido arrojárselos a las enfermeras. -rio Lorelai.

-Te amo, mamá. -le dijo Rory.

-Espera, esta es la parte donde se empieza a ver tu cabeza. Entonces...

Cada año era lo mismo; la historia de su nacimiento. Una costumbre, una tradición, llámenlo como quieran, pero Olive adoraba eso.

-En serio creí que todo había acabado. Debí bajar más de diez kilos ese día. -siguió hablando Lorelai. -Pero mientras tú gritabas y le hacías imposible a las enfermeras limpiarte, empezaba el segundo round. -la mujer bajó de la cama de Rory y de rodillas tocó la mejilla de Olive. 4:08 am. -Cielo. -la llamó un par de veces hasta que la castaña gruñó y abrió lentamente los ojos. -Feliz cumpleaños. -le sonrió Lorelai, recibiendo una adormilada sonrisa de Olive.

-Hola. -susurró con voz ronca por el sueño. Se hizo a un lado, dejando que ahora Lorelai se recostara a lado de ella.

-Y ahí estabas tú... -siguió la mujer con el relato.

-¿Sí?

-Síp. Tu cabecita me hizo maldecir hasta al hombre del supermercado. Y por un momento creí haber creado un moco hasta que te limpiaron. -suspiró y se volvió a verla. Olive la miraba aún con el velo de sueño cubriendo su rostro. -Apenas lloraste.

-El mundo no es tan feo. -le dijo en un susurro.

-¿Alguna mención especial?

-Mmm, los martes de tacos. -sonrió Olive, dándole un aspecto infantil.

-¿Martes de tacos? Mmm, buena elección. -Lorelai junto sus frentes por un momento antes de besarla. -Creces muy rápido.

-Me gusta crecer contigo.

Lorelai se volvió a verla y ambas Gilmore se sonrieron mutuamente.

-A mi también.

°*• ❀ •*°

-¿Habrá mariachis?

-Uh, un mariachi sería fantástico.

-¡Lo sé! Convence a tu abuela de que contrate un mariachi. Oh, espera. ¿No te a dicho nada de qué vamos a cenar? Porque si es sushi, sushi y mariachis no van juntos.

-Lo mismo dijiste del rosa y rojo y de la nada te parecieron lo más vanguardista posible.

-Eso fue antes de que viera a la Princesa Diana usarlos con un asombroso sombrero.

-¿Podemos hablar de cómo tu madre te dejó faltar para que pasaras el día conmigo?

-Mi madre te quiere más que a mi, ¿de acuerdo? Si le digo que saltaste de un puente ella me preguntaría por qué no lo hice también.

Olive soltó una carcajada, sintiendo el calor subir a su mejillas. Ella y Kovy estaban desayunando en Luke's. Era la mañana del viernes, cumpleaños de Olive, y Luke se había tomado el tiempo de apartarles una mesa donde colocó globos y sirvió pastel de frambuesa.

-Me alegra que vengas esta noche. -le sonrió al rubio. -Esta semana no podría ser mejor.

Kovy alzó una de sus cejas con confusión.

-Niña, el lunes parecía que querías morir por tu calificación de historia. -se burló.

-Bueno, historia es historia. -Olive soltó una risita.

-Que mal chiste. -murmuró el ruso, metiendo otra cucharada del pastel de frambuesa a su boca.

-Agh, cállate. -gruñó. -Pero en serio. Todo fue gracias al pay de limón.

-Oh, claro, había olvidado el pay. -dijo con sarcasmo. -¿Qué pay?

-Mi abuela sirvió pudín de chocolate la semana pasada.

-Oh, Dios, dime por favor que no fuiste al hospital. -interrumpió Kovy, cerrando fuertemente los ojos como si una licuadora fuera a explotarle en la cara.

-No, ella me dio pay de limón. -sonrió Olive. Kovy abrió los ojos y le dirigió una mirada, asintiendo lentamente.

-Oh, eso es lindo.

-Y mamá y ella fueron de compras y no pelearon. -sonrió aún más, si es que se podía. -Y después ella te invita a la fiesta. Todo está saliendo perfecto. Con suerte cuando la invite a la fiesta de mañana ella dirá que sí.

-Obvio que dirá que sí, eres su nieta.

Olive suspiró. -Lo sé, lo sé. Pero tampoco quiero ser de esos familiares que ves por compromiso, ¿sabes? Quiero en serio agradarle.

Kovy se volvió a verla y pudo apreciar el pequeño y casi imperceptible puchero que sus labios formaban. Frunció el ceño.

-¿Por eso aceptaste tener perlas iguales? -preguntó curioso.

-¿Qué? No. Realmente me gustan, son lindas. -sonrió de lado, tocando con la mano que no tenía un tenedor el collar de perlas que no había dejado de usar desde su visita con sus abuelos.

-Uh, Chicago a las doce. -gritó/susurró Kovy, apuntando detrás de Olive con su tenedor.

-Tú eres mis doce. -frunció el ceño la castaña.

-Tus seis, no me importa, solo voltea. -exclamó. Olive, rodando los ojos, se giro en su lugar encontrando a Dean Foster en la encimera de la cafetería, esperando por su pedido. Pero tratando de ver más allá, visualizó a Rory y Lane en otra mesa, con globos y pastel (cortesía de Luke), la de ojos azules compartiendo miradas con el alto castaño del mostrador. -¿Qué está ocurriendo ahí?

-No lo sé, las cosas están muy raras desde el funeral de Canela. -murmuró Olive al rubio, sin despegar los ojos del extraño intercambio entre su hermana y el chico nuevo.

-Oh, cierto, Canela. -lloriqueó el ruso. -Oh, espera, ¿qué pasó con Chicago?

-No sé muy bien, cada vez que lo veía a él y a Rory juntos, ella se volvía toda tonta y parecía huir como si la policía la persiguiera. -alzó ambas cejas para expresar su extrañes. -Pero todo fue peor cuando mamá olvidó su cita con el maestro de Rory.

-¿Qué? ¿Lorelai sale con el maestro de Rory? -exclamó Kovy con la boca abierta de la impresión. -¿Por qué no supe nada de esto?

-No sé, creo que se me olvidó decirte, o algo así. -se encogió de hombros, y abrió la boca ofendida ante la mirada de su ruso amigo. -¿Qué? Soy un año más vieja. -justificó pobremente.

-Y ninguno más lista. -contratacó el chico, haciendo que Olive jadeara con sorpresa, soltando una risa en el camino.

Dean ya había salido del local cuando la Gilmore decidió tomar pastel con una de sus manos y arrojarlo a la cara de Kovy. El rubio jadeo por la sorpresa del contacto, y mientras las risas de la castaña frente a él seguían quitó de sus ojos el pastel que los cubría.

-Oh, estás muerta Gilmore. -murmuró antes de embarrar el rostro de su acompañante con el postre. Entre risas ambos empezaron una pequeña guerra de comida que hizo que rápidamente Luke los echara del lugar, sin importar los débiles intentos de persuadirlo con la escusa del cumpleaños de la castaña.

°*• ❀ •*°

-Me hubieras dicho de qué color era tu vestido, pudimos irnos combinados. -exclamó Kovy al llegar a la casa de Olive, portando un traje azul oscuro sin corbata, listo para ir junto a las tres chicas a casa de los abuelos de Rory y Olive.

Olive se volvió a verlo y levantó una ceja confundida.

-¿Y tu fajín? -preguntó al no ver la prenda.

El rubio bajó la mirada y jugó con sus pies mientras se mordía el labio.

-Mi mamá lo vendió. -murmuró en tono desanimado. Olive no pudo evitar soltar una risa que rápidamente cubrió con una de sus manos al ver la filosa mirada que Kovy le dirigía.

-¿Tu corbata también? -se burló. Kovy rodó los ojos, adentrándose a la habitación de la castaña.

-No. Aquí está. -sacó de uno de los bolsillos de su saco una corbata rosa. -Pero mi mamá la escogió y no quiero parecer muñeco Ken.

Olive soltó una risa y se acercó al ruso, tomando de su mano el delgado accesorio.

-Bueno, mi vestido también es rosa. -le sonrió dulcemente, y tragando duro, pasó la corbata por el cuello de la blanca camisa del chico.

-Pero no es el mismo tono. -murmuró Kovy, sintiendo repentinamente que el ambiente necesitaba silencio. Olive rodó los ojos sin perder la sonrisa.

La Gilmore usaba un vestido de cóctel rosa que, a diferencia del rosa palo de la corbata del rubio, era oscuro. Su cabello estaba perfectamente peinado por una trenza que descansaba sobre su hombro, a la altura del collar de perlas que todo el mundo se empezaba a costumbraba a ver en su cuello. Kovy podía jurar nunca haberla visto tan feliz. Parecía que brillaba. Y vaya que brillaba. Mientras la castaña se dedicaba a realizar la corbata sobre el cuello de Kovy, el chico no podía evitar escanear su rostro con detalle. Y a pesar de que ambos pasaron todo el día juntos, no se cansaba de pasar tiempo con ella. Su amistad había sido algo que hasta a él mismo le sorprendió; a Kovy no solía gustarle la gente, y menos la de su edad, tenía tendencia a odiar a todo el mundo. Y ciertamente cuando su familia se mudó, no solo de país, sino de continente, temía no poder relacionarse adecuadamente con los demás. Pero no fue así. Olive entró a su vida y no podía estar más agradecido por ello. Y no sabía si era la celebración de la noche o la cercanía que ambos cuerpos tenían en ese momento, pero Kovy se sintió con la necesidad de tenerla aún más cerca. 

Perdido entre las curvas pestañas de los castaños ojos de Olive, Kovy dio un pequeño paso más cerca de ella. Olive alzó la vista del nudo que se le empezaba a complicar y observó los azules ojos del ruso frente a ella. No fue hasta ese momento que sintió la pesadez en el aire y la casi nula distancia entre sus pechos. Y los nervios la invadieron. No sabía qué ocurría, pero su corazón latía cada vez más dentro de su pecho, y temió porque este decidiera salir corriendo a Taití. 

Kovy, por otro lado, sentía quedarse sin aire al conectar sus ojos con los cálidos de Olive. Nunca había sentido una presión como esa. El oxigeno parecía no adentrarse a sus pulmones, y cuando abrió la boca para respirar, Olive sintió pánico. 

-¿Estás lista, cariño? Rory debe estar por llegar.

La voz de Lorelai desde la segunda planta hizo que rápidamente los dos adolescentes se separaran, saltando casi a cada extremo de la habitación. Olive y Kovy evitaron mirarse, ambos respirando dificultosamente y el rojo creciendo en sus mejillas. 

-Y-yo, em, sí. -gritó Olive para que su madre pudiera escucharla. Sin dirigirle la mirada a Kovy, salió velozmente de la habitación, dejando a un rubio con respiración dificultosa y corbata a medio hacer.

El viaje a Hartford fue silencioso en la parte de atrás. A pesar de la charla entre Lorelai y Rory en la parte delantera del auto, Olive y Kovy estuvieron sumergido en el silencio más incómodo que hubieran conocido. Era completamente obvio que el pequeño escenario en la habitación de la castaña creo sentimientos encontrados en ambos chicos. Nunca habían estado tan callados en la compañía del otro y, sinceramente, ambos empezaban a detestarlo. No fue hasta que una de las empleadas de la casa Gilmore les abrió y el grupo se encontró con Emily en la sala junto a múltiples trabajadores y camareros que ayudaban en los preparativos de la fiesta. 

-Cielos, mamá, deja algunos empleados para el resto del vecindario. -habló Lorelai cuando entraron en la sala, alertando a su madre de su llegada. 

-Oh, ahí están las cumpleañeras. -exclamó Emily Gilmore con una sonrisa al ver a Rory y Olive junto a su madre. Las dos hermanas la saludaron con una sonrisa. -Oh, ¿y quién es este joven? -preguntó al ver a Kovy detrás de Olive, observando a su alrededor. Pero rápidamente se volvió a la abuela de la castaña con una sonrisa. 

-Oh, abuela. Este es Kovy, Estoukovych Belov. Kovy, esta es mi abuela, Emily Gilmore. -presentó Olive con una sonrisa, señalando a ambas personas correspondientes. 

Kovy rodeó a las Gilmore frente a él, acercándose a Emily con una sonrisa en su rostro.

-Un gusto conocerla finalmente, Señora Gilmore. -dijo cortésmente, levantando su mano en la espera de que la mujer la estrechara. 

-Oh, vaya. -expresó Emily. -El gusto es todo mío. -sonrió, correspondiendo la mano del muchacho. -Olive me ha hablado tanto de ti. -una frase que antes tendría un efecto normal, ahora provocaba un sonrojo evidente en Olive y Kovy. El chico se aclaró la garganta y sonrió tratando de ocultar los sentimientos que la mención de la castaña le provocaba. 

-Vaya, si que tiraste la casa por la ventana. -dijo Lorelai a su madre al ver la gente ir y venir con cosas para la fiesta. 

-Bueno, quería que todo fuera perfecto. ¿Qué opinas? 

-Creo que Edith Wharton se sentiría orgullosa y estaría tomando nota. -sonrió. -Toma, hija, ve a cambiarte. -le entregó a Rory la bolsa del vestido que usaría esa noche y la menor se retiró con su abuela apresurándola. 

-¿Qué es eso? -preguntó Emily a su hija cuando esta se deshizo del abrigo negro que la cubría. 

-Mi vestido. -sonrió la ojiazul. 

-¿Y el que te compré? -frunció el ceño la mayor, recorriendo de arriba a bajo la figura de Lorelai cubierta por un vestido aterciopelado azul con falda de tul. 

-Es este. 

-Pensé que había más. -murmuró Emily disgustada con las acciones de su hija al cambiar el vestido. -Mínimo el de Olive está entero. -sonrió al ver a su nieta con el vestido que eligió especialmente para ella. 

-Oh, mira, mira. -exclamó la menor con emoción, acercándose a su abuela con pequeños saltitos y levantando la barbilla bien en alto para que pudiera apreciar el collar sobre su clavícula. 

-Oh, Lorelai trae al fotógrafo. -pidió con una sonrisa Emily al ver que ambas tenían el mismo collar de perlas y abrazó a Olive por los hombros. Lorelai salió de la habitación y a los segundos volvió con el ceño fruncido.

-Mamá, no hay ningún fotógrafo. 

-¿Qué? Oh, esta gente. -gruñó Emily, soltando a la menor y saliendo de la sala para ir en busca de una explicación razonable para la falta de fotógrafo. 

La fiesta no tardó en empezar y los invitados en llegar. El hogar Gilmore pronto se llenó de gente que Olive ni siquiera conocía, pero sonreía ante la entrega de sobres con dinero y su nombre escrito en él. Se dedicaba a intervenir brevemente en los pequeños círculos de conversación que se formaba en todas partes y se retiraba al tener entre sus manos lo que esperaba se convirtiera en un auto nuevo en unos años. Todo con Kovy detrás de ella; no habían hablado desde que al comienzo de la velada la chica trató de comenzar una conversación cuando ambos degustaban limonada a lado de la entrada, pero dicha conversación se vio interrumpida por la llegada de más invitados. No hablaban, pero no se separaban y ambos estaban a gusto con ese acuerdo no formalizado, no conocían a nadie más que a los familiares de la chica después de todo. 

-Olive, que bueno que te veo. Todos los jóvenes están en la biblioteca, vamos. -encontraron a Emily Gilmore, quien tenía del brazo a Rory, que portaba un precioso vestido verde con suéter a juego, y tomó con el otro a Olive y las tres se dirigieron a la aclamada biblioteca de la casa. 

Olive volteó sobre su hombro en busca del rubio que la acompañaba, pero este no se movió de su lugar y solo se dedicaba a analizar los aperitivos que uno de los meseros le ofrecía. Olive volvió su vista al frente cuando lastres Gilmore por fin pusieron pies en la biblioteca, lugar que estaba repleto de adolescente que Olive no conocía. Se empezaba a preguntar de quién era esa fiesta. 

-Tengo que ir al baño. -habló Rory, tratando de zafarse del agarre de su abuela y salir de ahí lo antes posible.

-Primero ve a saludar. Vamos, dame esos sobres. -le dijo Emily antes de darle un empujón para que se adentrara por completo en la habitación, a los ojos de todos lo ahí presentes. 

-¿Quienes son ellas? -Olive alcanzó a escuchar a uno de los chicos hablar.

-Alguna debe ser la del cumpleaños. -le respondió otro. 

Olive se acercó por detrás a su hermana y le susurró al oído:

-¿Quienes son estos?

-Mis compañeros de clase. -se giró, dándoles la espalda al salón repleto de adolescentes con miradas juzgonas. 

Olive frunció el ceño confundida.

-Ni siquiera te conocen. 

-Si, bueno, tú tampoco a ellos. -dijo defensivamente la ojiazul. 

-Bueno, al menos tienes más invitados que yo. El mío no me habla y tiene una cita con un paté. -dijo Olive, dándole un sorbo a la bebida que tenía en mano. Rory rodó los ojos y salió de la biblioteca, empezando una conversación/discusión con una chica rubia que Olive no conocía. Como si conociera a alguien allí. 

Olive salió del salón, empezando a aceptar que la fiesta n sería como ella realmente había pensado. 

-¡María! -exclamó un chico que venía entrado por la puerta, Olive estando situada en el recibidor. La chica frunció el ceño confundida, con el mal humor creciendo en ella. -Espera. -frenó el rubio chico a un metro de distancia. -Tú no eres María, ¿Quién eres? -exigió saber con ceño fruncido.

Olive alzó una de sus ceja. 

-¿quién eres? -preguntó apuntándolo con el vaso de limonada que traía consigo. 

-Invitado de la anfitriona he de decir. -sonrió altivamente el chico. 

-Oh, claro. -sonrió con sarcasmo la castaña. -Déjame la traigo. -giró en su lugar y frunció los labios, mirando de arriba a bajo al rubio. -Si, no te conozco. 

El rubio empezaba a fastidiarse. 

-Estoy buscando a Gilmore. 

-Gilmore tienes. -le sonrió forzadamente Olive. El chico frunció el ceño y la apuntó, sacando una de las manos de los bolsillos del horrible traje a cuadros que portaba. 

-¿ eres Gilmore?

-Eso dice mi acta de nacimiento. 

El rubio respiró profundamente, tratando de calmarse. 

-Rory, Rory Gilmore. -aclaró con frustración. -La cumpleañera. -sonrió egocéntrico. 

-Yo soy la cumpleañera. -sonrió triunfante Olive, causando que la mandíbula del muchacho se tensara. 

-Olive. -se escuchó hablar a Richard Gilmore detrás de la castaña. Ambos adolescentes se volvieron al mayor. -¿Quién es tu amigo? -averiguó con una sonrisa educada. 

-No tengo la menor idea. -suspiró Olive, bebiendo otro podo de la casi inexistente limonada. 

-Tristan Dugray, Señor. -dijo el chico rubio que ahora tenía nombre, estrechando la mano del mayor de los Gilmore. 

-¿Dugray? ¿Eres pariente de Janlen Dugray? -preguntó Richard al detectar tal coincidencia. 

-Es mi abuelo, señor. -contestó Tristan.

-Ah, hace años que hago negocios con Janlen. Es un buen hombre. 

-Desde luego.

-Olive, tienes buen gusto para elegir amigos. Lo apruebo. -sonrió felizmente Richard que fue interrumpido por uno de los hombres que lo a acompañado toda la noche, sin poder oír las protestas que surgían de la boca de ambos adolescentes al ser catalogados como amigos. 

-Está borracho. -defendió Olive, cruzándose de brazos.

-Eso espero. -coincidió Tristan, sintiéndose disgustado al ser relacionado con la castaña frente a él. 

Olive apretó los dientes y los brazos aún más sobre su pecho. Tristan alzó una de sus cejas a la espera de que la chica se moviera y pudiera ir en busca de la Gilmore que realmente hubiera deseado lo haya recibido esa noche. 

-Oh, allí estás. -Kovy llegó a lado de Olive. cosa que Tristan aprovechó para huir de su cercanía. 

-Hey, espera, tarado. -exclamó Olive al rubio que pronto se perdió entre la multitud de invitados. -Un loco que ni conozco acaba de entrar a mi fiesta. -se quejó con el ruso frente a ella. Kovy suspiró.

-Olive, hay un montón de locos que no conoces en esta fiesta. 

Olive bufó sabiendo que era cierto y se encaminó dentro del siguiente salón, encontrándose con Emily. 

-Olive, perfecto, le decía a Rory que sería bueno que ambas dieran un discurso a los invitados.

-¿Qué? -murmuró Rory abatida. Ahí fue cuando Olive notó la presencia de su hermana y madre en la conversación, Rory con un aspecto abrumador. 

-Solo unas palabras de agradecimiento y sobre lo fantástico que es cumplir años. 

-Mamá. -intervino Lorelai al ver el rostro enrojecido que Rory tenía, las lágrimas aproximándose. -No creo que-

-Son las anfitrionas, Lorelai. Es su responsabilidad. 

-No soy la anfitriona. Tú lo eres. -exclamó Rory en tono alto.

-Rory. -murmuró Olive, buscando calmar a su hermana.

-Cariños, espera. -habló Lorelai.

-Es tu fiesta, y son tus invitados. No tengo nada que decirles. Así que da el discurso tú. Disculpen. 

Y Rory salió de la escena. La ojiazul había alzado la voz tanto para atraer las miradas de los invitados que las rodeaban.

-¿Qué fue todo eso? -habló Lorelai, sorprendida por la actitud que estaba tomando una de sus hijas. 

-Lorelai, tu hija no tiene modales. Deberías estar avergonzada. -dijo filosamente Emily a su hija antes de retirarse del salón. 

-¿Cómo terminó siendo culpa mía? 

Lorelai salió disgustada del lugar, probablemente en busca de Rory, dejando a una Olive en medio de una habitación llena de invitados atentos a cada uno de sus movimientos. 

°*• ❀ •*°

-Y se fue. -exclamó con cansancio Olive. La castaña relataba a Kovy el extraño brote de emociones de su hermana, madre y abuela. Empezaba a cansarse. -Y ni siquiera le pude decir de la fiesta de mañana. -murmuró bajando la mirada.

-Bueno, dile a tu abuelo. -se encogió de hombros Kovy. Olive se volvió a verlo con ceño fruncido. 

-¿Mi abuelo? 

-Sí, tu abuelo. -repitió, esta vez de manera más lenta. 

-¿Mi abuelo? 

-Cariño, sé que no eres sorda. -rio el rubio. Olive estuvo a punto de contestarle, pero paró en seco al detectar el usual apodo que el ruso usaba; si no era cariño era cielo, o linda, o querida, o incluso nena. Su silencio llegó a crear un ambiente incómodo entre los dos. Kovy se aclaró la garganta. -Eres su nieta y está borracho. Dile, no tienes nada que perder. 

Olive respiró profundamente y se levanto del suelo, de la pequeña esquina en la que ambos adolescentes estaban sentados, casi ocultos. Se dirigió al comedor, el último lugar en el que vio a su abuelo, y logró visualizarlo sirviéndose otra copa de vino mientras tarareaba alegremente la canción que tocaban de fondo. 

-Abuelo. -llamó la castaña suavemente. Richard Gilmore se volvió rápidamente y sonrió al ver a la menor frente a él.

-¡Olive! ¿Qué tal tu velada? 

La de ojos castaños le sonrió.

-Bien, abuelo. ¿Qué tal la tuya? 

-Bien, bien. -asintió detenidamente. 

-Me alegro. Oye, quería hablarte sobre algo... —paró un momento dudando de seguir; creía más probable que su abuela aceptará a que su abuelo lo hiciera, pero Kovy tenía razón, su abuelo estaba borracho. —Habrá una fiesta mañana en la noche, en nuestra casa. —sonrió grandemente, empezando a sentir la emoción de lo que sería la fiesta siguiente. —¿Me preguntaba si les gustaría acompañarnos?

—Oh, eso suena bien. —sonrió el mayor.

—¿En serio? ¡Estupendo! —exclamó Olive, sonriendo de oreja a oreja. Se volvió a la entrada del salón, encontrando a Kovy que le sonreía y alzaba sus dos pulgares en aprobación, Olive sonrió. 

Su madre y hermana desaparecieron totalmente. Olive se proponía en buscarlas cuando encontró a Emily Gilmore hablando con otras dos mujeres. 

-Abuela. -llamó cuando estuvo a su lado.

-Olive, que bien que estás aquí. Ven conmigo. -le dijo para después tomarla del muñeca y arrastrarla hasta el segundo piso del hogar Gilmore. -Tu abuelo y yo te comparamos algo, pero yo quería darte algo para ti. -abrió la puerta de una de las habitaciones de invitados, acercándose al armario. Lo abrió y de este sacó una enorme bolsa de regalo plateada que le entrego a la menor con una enorme sonrisa. 

Olive abrió desmesuradamente los ojos por el tamaño de la bolsa, temiendo que su abuela tal vez haya exagerado en el valor de un regalo. 

-Gracias, abuela. -tomó la bolsa con una dulce sonrisa que Emily le correspondió. 

-Adelante, ábrelo. -insistió. 

Olive abrió la bolsa y sacó los brillantes papeles decorativos que ocultaban la vista de un gran y hermoso abrigo de rizos color cobre. Olive abrió la boca sorprendida, era el mismo abrigo que su abuela y ella encontraron en el armario de la vieja habitación de Lorelai.

-Oh, abuela, no puedo aceptar esto, es tuyo. -dijo apresuradamente la menor.

-Oh, por supuesto que puedes. -exclamó Emily, haciendo un gesto con la mano quitándole importancia. -Vamos, pruébatelo. -le sonrió. -Yo... -respiró profundamente. -Tengo que encontrar tu madre. 

Emily le sonrió una última vez antes de salir de la habitación y dejar a una Olive aún sorprendida mientras apreciaba la fina tela del abrigo. No pudo evitar sonreír con felicidad cuando el abrigo, a pesar de ser u poco largo, la cubría apropiadamente; se sentía hermosa en conjunto a su vestido y perlas, se sentía refinada e importante, un sentimiento que realmente llenó de calidez su corazón. Dio un salto de emoción del que inmediatamente se arrepintió por los zapatos de tacón que portaba y el fuerte sonido que estos causaron en el suelo. 

Realmente creía que su abuela le pediría hacer el brindis por el que Rory se había exaltado tanto, pero no fue así; de igual manera no conocía a nadie ahí, hacer el ridículo no sería problema. 

No pasó mucho hasta que la fiesta dio a su fin, su abuela se dedicaba a despedir a las últimas personas mientras que las Gilmore y Kovy recogían sus abrigos. 

-Uh, podrías usarlo con el vestido verde musgo que tienes. -le decía Kovy a Olive con emoción mientras inspeccionaba el nuevo abrigo de la castaña. 

El momento de incomodidad entre los dos parecía haberse superado, ambos volvían a hablar con la fluidez y normalidad que acostumbraban. Sin embargo, la sensación de inquietud seguía presente en ambas mentes. 

-Una fiesta genial, mamá. Una de las mejores. -dijo Lorelai cuando ella y los tres adolescentes detrás suyo se dirigían a la puerta. -Hasta me gustaron esas cosas marrones, como setas. 

Olive y Kovy se vieron mutuamente tratando de descifrar el terreno. 

-Abuela, ¿podemos hablar? -pidió Rory.

-Richard, las chicas se van. -dijo Emily, ignorando la petición de su nieta y saliendo del recibidor. 

-Rory, Olive, espero que hayan pasado un buen rato. -dijo Richard Gilmore cuando las tuvo enfrente. Ambas hermanas asintieron con una sonrisa. -Bien, sé que su abuela compró un regalo de mi parte. Forma parte de nuestro acuerdo de casados. Sin embargo, siento que esta ocasión requiere algo extra. -sacó del interior de su sacó dos sobres blancos que les entregó a las dos. -Tal vez para Fez. -le sonrió a Rory.

-¿Qué hay en Fez? -le susurró Kovy a Olive al oído. La chica se encogió de hombros, sin voltear a verlo.

-No lo sé, creí que Fez era un nombre. -susurró de vuelta.

-Feliz cumpleaños. -se despidió Richard.

-No lo merezco. -dijo Rory a su madre con una sonrisa. 

-Bien, dámelo a mi mí. -le dijo Lorelai juguetonamente. 

-Deberían irse. Les queda un largo camino. -llegó Emily a su lado, con tono y rostro serio. Definitivamente las cosas estaban tensas. 

-Abuela, mañana celebramos un fiesta en nuestra casa. Y, em, no será como esta, pero será divertida. El abuelo y tú podrían venir. -dijo la ojiazul en tono suave, tratando de disturbar el animo de su abuela.

-Em, sí, ya le hablé al abuelo sobre eso, le pareció grandiosa la idea. -intervino Olive con una sonrisa. 

-¿En serio? -habló Rory con sorpresa. Olive asintió entusiasmada, pero sus ánimos y esperanzas de parte de la segunda Gilmore se vieron interrumpidas por las palabras de Emily.

-Es muy dulce de su parte, pero me temo que ya tenemos planes. -respondió secamente. 

-P-pero -tartamudeo la de ojos castaños. 

—Oh, está bien. —murmuró Rory, visiblemente afectada.

-Vayan con cuidado y cierren la puerta al salir.

Emily se giro hacia el comedor, saliendo de la vista del grupo formado en el recibidor.

—Emm, ¿Por qué no ayudan a fuera a subir los regalos al auto? —dijo Lorelai a los chicos con una ligera sonrisa. Rory suspiró profundamente y asintió, saliendo del hogar Gilmore junto a los otros dos detrás de ella.

—Apuesto a que tu abuelo la convencerá de ir si no lo hace Lorelai. —habló Kovy mientras camina a la par de la Gilmore de ojos castaños con las manos guardadas en los bolillos de los pantalones de vestir.

Olive se volvió a verlo con grandes ojos.

—¿Tu crees?

El rubio asintió, tratando de transmitirle seguridad y tranquilidad a la chica.

Olive suspiró, solo esperaba que así fuera.

°*• ❀ •*°

La mañana del sábado fue ligera a comparación de cuando se fueron a dormir. Sookie llegaba con bolsas llenas de adornos y comida para la fiesta de esa noche.

-Buenos días. -saludó Olive a Sookie y Lorelai que se encontraban en el comedor, una de ellas gruñendo.

-Buenos días. -salió Rory de la habitación que compartían, parando a lado de su hermana.

-Buenos días, niñas. -saludó Sookie con una sonrisa. -¿Quieren panqueques?

-Oh, no, tengo que irme. -contestó Rory. Olive se volvió a verla confundida.

-¿A dónde? -preguntó Lorelai lo mismo que la de ojos castaños se preguntaba.

-Hoy es la feria de universidades. -respondió con una sonrisa de felicidad. 

-Oh, ¿puedo ir? ¿Puedo ir? -preguntó con emoción Olive, mirando a su madre y hermana una y otra vez.

-Oh, yo-

-¿A qué? ¿Otro folleto de Yale y Harvard? -cortó Lorelai a Rory con el ceño fruncido. 

-Oh, vamos. -sonrió radiantemente Olive. -Volveremos a tiempo para ayudarlas a decorar. 

-Cielo, es tu cumpleaños, tú no haces nada. Te ríes de los que trabajan. ¿No te he enseñado nada? 

-Lo siento. Intentaré mejorar. -rodó los ojos Olive con una sonrisa y tomó el brazo de Rory, arrastrándola a la salida. -Adiós.

-Adiós. -se escuchó la voz de Lorelai y Sookie despidiéndose de ambas hermanas. 

La feria de universidades era en Hartford, establecida en el campus de Chilton por lo que tendrían que tomar el autobús. El viaje fue silencioso, con Olive mirando por la ventana y Rory sintiéndose tensa estando a solas con su hermana. Las cosas entre las dos habían estado bastante normal desde su pelea y la visita de Olive con sus abuelos. Pero Rory aún sentía la conmoción de los eventos.

Al llegar, ambas se encaminaron por el lugar, mirando las múltiples mesas que exponían información de distintas universidades. Pero las hermanas Gilmore tenían su objetivo ya establecido, Yale (en el caso de Olive). Olive no sabía con certeza cuándo decidió que Yale era su universidad, solo lo sabía. Hace mucho que lo sabía. 

La primera pararon en Harvard, donde Rory tomó un folleto, pero la atención de la ojiazul y su hermana fue captada por una rubia que paró en frente de Rory.

-¿Qué haces aquí? -preguntó bruscamente, con el ceño fruncido. Claramente disgustada con la presencia de la Gilmore.

-Es una feria de universidades. -habló confundida Rory.

-No, me refiero a qué haces aquí. -reestableció, señalando el puesto de Harvard a su lado. 

-Vine por un folleto. 

-¿Por qué?

-Porque no venden pizza. -intervino Olive con sarcasmo, situándose a lado de Rory con una sonrisa. La rubia que extrañamente se le hacía conocida frunció el ceño.

-Tú fuiste la chica que fue grosera con Tristan. -acusó, cruzándose de brazos muestras inspeccionaba de arriba a bajo a Olive. La castaña alzó una de sus ceja.

-¿Hablaste con Tristan? -preguntó Rory, mirándola confundida. 

-¿El tipo rubio, desagradable y mal vestido? Em, sí. -frunció el ceño Olive, sin entender por qué tanta importancia al asunto. Rory asintió comprensiva; Tristan no era su persona favorita, y tenía suerte de no habérselo cruzado en la fiesta de anoche, eso definitivamente hubiera hecho la velada peor. 

-Espera un momento, ¿quién eres tú? -preguntó la rubia.

-¿Quién eres ? -contratacó Olive, sintiendo un ligero deja-vu.

-Oh, Olive, ella es Paris, mi compañera de clase. Paris, ella es Olive, mi hermana. -presentó Rory antes de sacudir la cabeza para centrase en el tema que realmente le importaba. -¿Iras a Harvard? -preguntó a Paris con el ceño fruncido.

-Sí.

-¡No! -exclamó Rory, quejándose. 

-Diez generaciones de Gellers han ido a Harvard. Tengo que ir a Harvard. -dijo decididamente. 

-No puedo creerlo.

-Puedes ir a otra universidad. Ve a Brandeis. Brandeis está bien. 

-Oh, Brandeis tiene un gran equipo de golf. -comentó Olive con una sonrisa, recordando el articulo que leyó al respecto. 

-Harvard es el único lugar al que he querido ir. -dijo Rory, ignorando lo dicho por su hermana. -El único. A ningún otro. 

-Emm Harvard es, de que, super enorme, ¿okay? -intervino Olive seriamente. 

-Es grande. -asintió lentamente Rory, de acuerdo.

-Supongo. -murmuró Paris.

-Ni se van a encontrar. -dijo Olive, mirando una a la otra como en un torneo de ping-pong. 

-Y si lo hacemos, nos agachamos. -complementó Rory con un suspiró. 

-Bien. -cedió Paris con un asentimiento antes de rodear a ambas chicas y seguir con su camino. Pero al metro y medio paró. -¿Sales con Tristan?

Olive y Rory se vieron mutuamente confundidas. 

-¿Te pregunta a ti o a mi? -susurró Olive a su hermana.

-Creo que a ti, tú hablaste con él ayer. -dijo de igual manera Rory.

-Pero tú vas a la escuela con él, tú lo conoces más. -objetó con el ceño fruncido. Ambas se volvieron a la rubia y negaron al unísono. 

-¿Te gusta? -preguntó Paris, cada vez más vulnerable. 

-Ni un poco.

-Ew.

Exclamaron las Gilmore al mismo tiempo. Paris asintió y se giró para irse, pero a los segundos se volvió a las hermanas. 

-Bonita fiesta. -dijo, intentando formar una sonrisa amable. 

-Gracias. -contestó Rory, sorprendida por la actitud de su compañera. 

°*• ❀ •*°

Esa noche empezó la fiesta. Todos estaban ahí; la señorita Patty hablaba con Babbette con Kovy detrás suyo, siguiéndola a todas partes con una sonrisa. Murice, esposo de Babbette veía a Olive y Rory abrir los obsequios, con Lanes junto a la ojiazul. Las dos hermanas portaba tiaras de plástico, Rory usaba una boa de plumas rosa mientras que Olive decidió seguir el concejo de su ruso favorito y usar el abrigo cobre que su abuela le había regalado el día anterior con su vestido verde. Todo mundo charlaba, bebía, comía y pasaba un gran rato sin preocupaciones.

-Ábranlo, ábranlo, ábranlo, ábranlo. -repetía una y otra vez sin cesar Lorelai mientras que Rory y Olive se disponían a romper el envoltorio de uno de los regalos más grandes de la mesa, el cual resulto ser una computadora portátil blanca. -Es para las dos. -aclaró antes de que sus dos hijas se le vinieran encima con una gran sonrisa en el rostro de cada una. 

Las hermanas no paraban de agradecerle y decir cuanto les gustaba, pero la atención de ellas y todos los presentes se centró en Sookie, quien llegaba a la mesa de la sala con un pastel en brazos. Era un pastel cuadrado de vainilla con fresas y en el betún mostraba los rostros de Olive y Rory. Olive frunció la nariz al visualizar el corte de cabello de hace dos años que ahora se le hacia tan anticuado. 

Ella y Rory soplaron las velas cuando todos terminaron de cantar la canción de feliz cumpleaños.

-Muy bien, todos, necesito su atención. Su atención, por favor. -habló Lorelai, levantándose de su lugar en el sofá. -Este es un momento serio... Dos curas, un rabino y un pato... -lo dicho hizo reír a todos y se ganó las protestas de sus dos hijas. -Bien, bien, solo bromeaba. Quisiera proponer un brindis por la única cosa en mi vida que siempre está bien, siempre dulce, y sin quienes no tendría ningún motivo para levantarme por las mañanas. Mis hijas, Rory y Olive. Salud. Y en honor a este par tan especial, los invito a que me ayuden a comerles las caras. 

La gente a su alrededor rio y Sookie le entregó el cuchillo para pastel a Olive para que hiciera el primer corte. 

-Hay algo extraño en cortar mi propia cara. -comentó con una sonrisa divertida y el timbre sonando en el fondo.

-Cielos, ¿quién está tocando el timbre? -exclamó Lorelai con diversión. -Es una fiesta. Mete tu trasero aquí adentro. -madre e hijas se volvieron a la puerta cuando, encontrándose con los cuatro ojos de sus abuelos. -O traseros, supongo...

-Abuela, abuelo. -dijo Rory, siendo la primera en levantarse para ir a saludarlos con un abrazo. 

Olive se volvió, buscando a Kovy con su mirada. Lo encontró molestando a Michele, quien hablaba por teléfono en una de las esquinas de la habitación, pero pareció sentir su mirada porque giró su cabeza encontrando la sonrisa entusiasmada de Olive por la llegada de sus abuelos. La castaña no tardó en unírsele a su hermana con sus abuelos.

-Estoy tan feliz de que pudieran venir. -exclamó abrazando primero a su Richard y después a Emily. -Mira, abuela. -se giró en su lugar para mostrarle el abrigo que traía en cima. 

-Oh, vaya, se te vez precioso. -expresó la mayor con una dulce sonrisa. 

-Vengan. -dijo Rory. -Quiero presentarles a todos. Amigos, -llamó a todos los invitado reunidos en la sala. -estos son mis abuelos. —y todos saludaron de vuelta.

Lorelai, tomando una fuerte respiración, se acercó a sus padres.

—Lorelai. —saludó Emily.

—Emily. —dijo su hija de vuelta, causando una mueca en la mujer. —Papá. —saludó al hombre.

—Lorelai. —dijo Richard. —Te evs bien.

—Hola, soy Patricia Lacosta. —llegó la señorita Patty, alzando su mano para estrecharla con los adultos recién llegados. —Adoramos a su hija y nietas. —expresó con una sonrisa. Emily le agradeció con un asentimiento. —Vaya. —miró a Richard Gilmore. —Usted si que es espécimen de hombre alto. Debe de haber buen aire en Hartford. —rio para después retirar.

—Emm, mamá, papá. —se dirigió Lorelai, incómoda después de la extraña insinuación de la señorita Patty. —¿Quieren algo de beber?

—No, gracias. —dijo Emily.

—Oh, no, mamá, vas a necesitar uno. Y tengo copas de vino con el logotipo de "Holiday Inn". —rio la ojiazul.

—Stoli con hielo y limón.

—Por supuesto. —dijo para después retirarse a la cocina en busca de las bebidas.

—Ven, abuela, tienes que probar esto. —le dijo Olive a Emily antes de acercarse con una bandeja de aperitivos. La mayor tomó uno con cuidado y se lo metió a la boca, entonando un gemido de satisfacción cuando este tocó su paladar.

—Esto es fantástico. —exclamó con intensidad, buscando probar otro. Olive rio divertida cuando su abuela se fue por su madre para saber quién los había hecho.

—Supongo que ahora es mi turno.

Olive se volvió al escuchar la voz de Kovy detrás suyo con una pequeña bolsita en mano. 

-Feliz cumpleaños. -susurró con una suave sonrisa. Olive abrió grandemente los ojos con emoción y se lanzó a los brazos del rubio con una enorme sonrisa. Ambos adolescentes rieron felizmente, Kovy rodeando a la castaña por la cintura y ella abrazando su cuello. Olive se separó ligeramente para agradecerle, pero de su boca no salió nada cuando sus ojos se encontraron. El azul y marrón chocando mutuamente en una batalla que ninguno parecía ganar. 

Olive se enmudeció totalmente, y su cerebro no parecía funcionar correctamente más que para detallar con cuidado la sensación de las firmes manos del rubio en su cintura. Y Kovy sentía que moría, estaba seguro que el rojo cubría completamente su rojo; Kovy nunca había sido cohibido, ni penoso, pero en ese momento sentía pánico. 

-¡Lentes! -terminó gritando, haciendo que la chica se sobresaltara y saliera de los brazos del ruso. -Yo, em, son, son lentes. -susurró avergonzado. 

Olive, con ojos bien abiertos, pasó de mirar al chico a ver la bolsita que ahora estaba en las manos de ella. La abrió , aclarando su garganta con nerviosismo, y sacando de ella un par de gafas deportivas con aumento, haciéndola reír fuertemente. Kovy suspiró con alivio, dándose cuenta que estaba conteniendo la respiración. 

-Oh, cuanto te odio, Samantha. -murmuró la castaña con una sonrisa en sus labios. -Gracias. -le sonrió dulcemente al rubio frente a ella. 

-Feliz cumpleaños. 

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Si, bueno, tuve un funeral que organizar, y para acabarla en el shabat, pero esas cosa pasan vdd. Literalmente me fue dos días y llovieron vergazos en mis notificaciones. Pero en fin...

Confesión:

Algo en este capítulo no estaba contemplado que pasara y ahora no sé cómo arreglarlo. AAAAAAH.

Dejando mi crisis de lado, ¿qué les pareció el capítulo?

Es el capítulo más largo de Olive, siete mil palabras. Realmente es todo un record. 

¿Qué piensan de la primera interacción de Olive con Tristan y Paris?

Em ¿Qué opinan de Kovy? 

¿Y qué opinan del hermoso regalo de Emily? 

Me gusto este capítulo, creo que la mayoría salió como lo esperaba.

Emm bueno, se habrán dado cuenta no cumplo los días que digo que actualizare, entonces ya no diré que día actualizare, solo lo haré. Y bueno, aunque el funeral obviamente no era algo que planeara, pues pasó; aparte tengo otras cosas que hacer además de escribir y sé que son consientes de ello y se los agradezco. 

¿Qué más? Oh sí, em, el primer acto contendrá quince capítulos en total, el segundo acto también y probablemente sea de esta manera con todas las temporadas, porque sí, planeó hacer todas las mugres temporadas. No sé aún si quiero hacer el reboot también, pero si es así, tal vez tenga que hacerlo en otro libro. Oh bueno, tal vez no, digo, en total tendría 105 capítulos si hago todas las temporadas con 15 capítulos cada una, y con el reboot tendría 4 más, 108 en total; bueno, tal vez seria dentro de este mismo libro si lo hago. 

Y ya, ya es todo. Chau!


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