𝟎𝟎𝟑 | 𝐒𝐢𝐧 𝐄𝐟𝐞𝐬
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—¿Qué ocurre, cariño? —pregunta Lorelai ante la imagen de una Olive desparramada en el suelo de la sala, rodeada de pilas de libros y materiales escolares.
—Me quiero morir. —murmuró la de ojos castaños, en una queja.
—Bueno, lamento arruinar tus planes, pero te necesito viva, al menos hasta mañana porque hoy te toca lavar. —dijo Lorelai haciéndose paso entre los montones de libros que Olive había usado toda la tarde, para terminar, recostándose a lado de su hija. Olive bufó. —Oh, vamos, cariño. ¿Qué pasa?
—Mugroso el día en el que inventaron los exámenes. —murmuró en un puchero la menor.
—Cuidado, no vayan a escucharte. —dijo con ironía y una sonrisa divertida su madre por la abstinencia de su hija de decir palabras odiosas, como solía decirles. Olive suspiró.
—Van a aplicar exámenes semanales. —dijo decaída. —Y ahora estos contarán como parte de un veinte por ciento de lo que valen los exámenes parciales.
—¿Y....? —dejó incompleta la pregunta la mayor, esperando encontrar lo que tenía a su hija tan afectada.
—¿Cómo qué y? —dijo exaltada, levantándose, quedando sentada en el piso. Lorelai la siguió a un lado suyo con ojos bien abiertos a la espera de saber el siguiente movimiento de Olive. —Si parcialmente sacaba una 'D', ahora esa 'D' se convertirá en una F gracias a las demás 'Des' que saqué semanalmente. —exclamó consternada y con un ceño fruncido. —Una 'D' aquí es una 'F' en Chilton y si sacó una 'F' aquí, ¿eso qué me daría? ¡¿Una 'W'?! —gritó— ¡No puedo sacar una 'W'! —lloriqueó. Lorelai la observó pasmada.
—Bueno... —vaciló la mayor. —Supongo que en ortografía tampoco te fue muy bien. —Olive la miró tajante, con el ceño fruncido, y tomó la decisión de levantarse y encerrarse en su habitación, frustrada. Lorelai suspiró derrotada.
Era casi imposible para Lorelai comparar a sus dos hijas. Y más compararlas a las dos con ella misma o con su madre. Rory era tranquila, muy diferente a ella; a veces parecía que lo único que compartían era el nombre, pero veía más de ella en Rory que en Olive. Olive era como Cristopher, pensó. Cristopher parecía la única explicación ante la divergencia de actitudes entre las chicas Gilmore. Olive era atrevida, de cierta forma; la menor le gustaba aventurarse a practicar nuevas cosas, y esto complacía de una manera divertida a Lorelai, le parecía curioso y atrayente cuando ella misma no era así, la mayor sabía lo que quería y lo que no, no tenía dificultad alguna. Mientras, Rory elegía lo conocido, era tímida y acogedora, y esto era completamente adorable a los ojos de Lorelai, era la niña más dulce del mundo. Pero, uno pensaría que las diferencias paraban en ser una extrovertida y otra introvertida, no. La palabra extrovertida no definía a Olive Gilmore en absoluto; la niña era... contradictoria, sí, definitivamente era la mejor palabra para describirla; ella solía practicar diversos pasatiempos, le gustaba saber y conocer, y aparentaba una actitud arriesgada gracias a sus acciones, pero no era así, era sumisa y sentimental, nada que ver con sus gustos o intereses. Rory, en cambio, a pesar de sus practicas relajadas y hogareñas, era decidida y terca, en eso se parecía a Lorelai; la menor gustaba de historia y literatura, lo que simulaba una actitud nerviosa o incluso reacia, pero Rory era sociable y expresiva. Algo que siempre pasaba por la cabeza de Lorelai, era que en situaciones en las que Rory se enojaba (cosa que muy poco pasaba), Olive parecía que rompería en llanto, y a Lorelai solía frustrarle en sobremanera, sentía que Olive se autocompadecía mucho y que era conformista. A veces no entendía cómo Olive batallaba tanto en clase cuando Rory, estando en el mismo grado, le era uno de los juegos más divertidos. Era raro y extraño; uno pensaría que ambas conviviendo tanto podrían compartir algunos métodos de estudio o que el apoyo de hermandad sería uno de los factores que ayudarían en las calificaciones, pero no, ni siquiera parecía formar un espacio de competencia. Pero Lorelai estaba equivocada; aunque solo se trataba de una carrera unilateral, la competencia entre ambas hermanas Gilmore era tan clara como el agua.
—¿Qué haces? —preguntó Kovy cuando vio a su castaña amiga en una de las mesas de la cafetería de Luke.
—Estudio. —respondió Olive, subrayando más de la mitad de la pagina de su libro de texto con su resaltador rosa. Kovy alzó una de sus pobladas cejas en interrogación.
—Estoy seguro de haberte visto estudiar toda la semana. —reprochó indirectamente.
—Pero, por si no sabías, ahora tenemos pruebas semanales que planean destruir mi visión de pasar de año. —respondió cínicamente la chica sin siquiera levantar la vista de su libro.
—He notado que la escuela te pone de mal humor, querida. —mencionó mientras tomaba asiento frente a ella.
—¿A quién no? —murmuró entre dientes.
—A Rory. —respondió, teniendo como respuesta la brusquedad del movimiento que hizo la cabeza de Olive al levantarla desmesuradamente, y la mirada de ofensa y traición que reflejaban los ojos castaños de la chica. —De acuerdo, sé que me pasé con eso. —se apresuró a decir. —Pero pensaba que lo ibas a tomar de broma, no creí que estuvieras verdaderamente de mal humor. —justifico pobremente. Olive rodó los ojos y desvió su atención al libro de historia que tenía en la mesa. Kovy suspiró. —¿En serio crees que no pasarás de año? —preguntó alzando una de sus cejas. —Olive suspiró cerrando su libro de historia con frustración.
—Por ahora mis calificaciones se basan en Des y Efes, así que, sí, sí creo que tendré que repetir año. —dijo harta.
—Olive. —llamó el rubio frente a ella haciendo que le dirigiera la mirada que solo mostraba lo desanimada que la ponía esa conversación. —Vas a pasar de año. —afirmó, acercando su rostro a ella para probar su punto. —Pasaras, y no solo eso, sino que iras a Chilton que te abrirá las puertas a Yale o, no sé, Juliard. —dijo esto último fingiendo desconcierto y desinterés. Olive sonrió por ello.
—Tú iras a Juliard, y te iré a visitar desde mi dormitorio en Yale. —corrigió divertida por el intento de su amigo.
—Oh, vamos. —exclamó. —Ambos podríamos ir a Juliard, incluso podríamos audicionar juntos y te aseguro nosotros dos —señaló con el dedo a ambos con ambas cejas levantadas. —destrozaríamos a toda la competencia. —terminó con una sonrisa sugerente que provocó la risa de su acompañante.
—Sabes que no quiero vivir del baile. —dijo la castaña cuando su risa se vio disminuida.
—¿Por qué no? El baile es lo mejor que le a pasado a la humanidad. —expresó dramáticamente el rubio.
—Lo sé, y el baile es genial y sé que tú lo harás excelente. —dijo suavemente con una dulce sonrisa mientras posaba su mano derecha en la mano izquierda de su amigo. —Pero-
—Si sí, no quieres eso, lo sé. —cortó el chico rodando los ojos. —Pero de por si no podré verte en la escuela cuando vayas a Chilton. —se quejó, formando un puchero que lo hacia ver más aniñado. Olive sonrió. —Y, si no voy a Juliard y mejor voy a Yale contigo. —dijo, viendo a su amiga con una sonrisa maliciosa, como si estuviera planeando una travesura.
—No, Kovy. Tú quieres ir a Juliard desde siempre, no quieres ir a Yales. Ya si en Juliard te rechazan, si te doy permiso de ir a Yale. —dijo juguetonamente.
Kovy se jactó. —¿Tú piensas que Juliard podría rechazarme? ¿Acaso me conoces? —cuestionó con altives. —Juliard terminará ofreciéndome a mí un lugar, el privilegio es de ellos, cariño, no mío. —Olive sonrió con diversión por la increíble actitud que su amigo poseía.
Desde que la presión de la universidad y el qué estudiar apareció en su generación, Kovy sabía que su destino era el baile, no había cosa que lo apasionase más. Y aunque su mejor amiga compartiera su gusto por la danza, sabía que ella no lo consideraba su meta de vida, no importaba cuánto él desease que así fuera.
Olive se sumergió en las líneas de extensas palabras que brindaba el libro coloreado de rosa, con Kovy acompañándola en silencio y ansiedad por los constantes sentimientos de desagrado que le provocaba ver el labio de su amiga atrapado por sus dientes cuando estaba en total concentración.
Gracias a lo ensimismada que Olive se encontraba en su lectura no quiso levantar la mirada por la pregunta de su amigo ruso.
—¿Chicago?
—Soy más de Mamma Mia, pero es respetable. —murmuró la castaña.
—¿Qué? No. —dijo Kovy desconcertado y despegando su mirada de la ventana del local. —Tu amigo, el chico de Rory.
Olive, interesada, miró al costado del local, la ventana, para ver del otro lado del vidrio a Dean agitando la mano en su dirección. Olive le sonrió y correspondió el saludo, y con un movimiento de cabeza lo invito a unírseles dentro de la cafetería.
—¿Qué haces? —preguntó Kovy confundido por la acción de la chica.
—Como si no supiera que evitaste un interrogatorio importante. —dijo con una sonrisa cínica. —Él puede ser un asesino serial, Kovy. —informó, repentinamente seria. Kovy suspiró cansado.
—Deja que tu hermana se encargue de eso. —exclamó con fastidio. —Es más. —se enderezó mirándola fija y duramente. —Tú no hablaras. —decretó. —No quiero escuchar ni un pío de esa boca tuya.
—¿Qué? Ese niño quiere con mi hermana, Kovy. —respondió con desespero. —Rory es un gato, un gato que se abruma mucho y no conoce de perros. —señaló la figura de Dean que se acaba de entrar al establecimiento decidiendo pasar al mostrador a pedir algo antes de reunirse con ellos.
—Si Rory es un gato, ¿qué soy yo? ¿Un pez? —cuestionó indignado.
—Un gato no debería estar en el mismo espacio que un perro porque el perro se lo comerá. —gritó en un susurro mostrando una cara consternada, ignorando el comentario del rubio. Kovy la miró de arriba abajo despectivamente. —Ese perro quiere comerse a Rory. —susurró mezquinamente.
—Cariño, creí que ya habíamos tenido esa conversación. —la miró con ojos entrecerrados.
—Nosotros, los gatos, nos protegemos entre nosotros. —declaró, ignorando nuevamente a Kovy.
—¿Tú también eres un gato? —interrogó, aun cuando sabía que la castaña pasaría otra vez de largo.
—No quiero a un perro cerca de mi gato.
—¿Tienes un gato? —Olive desvío la mirada decidida que le otorgaba al rubio para dirigirla a Dean, quien había tomado asiento entre los dos adolescentes.
—Gracias al cielo, no. Esta loca lo mataría a los dos días. —comentó Kovy divertido, salvando a su amiga. Olive lo miró con la boca abierta, indignada. Olive se jactó.
—Mi vecina tiene uno, lo quiero como si fuera mío. —le dijo a Dean tratando de evitar la mirada de Kovy.
—A Canela ni la hora le das. —comentó el ruso tratando de provocar a su amiga.
—¿Te gustan los animales, Dean? —preguntó la chica ignorando el comentario del rubio.
—Oh, sí. No tengo mascotas, pero sí me gustan. —respondió Dean con una suave sonrisa. Olive dirigió una mirada significativa a Kovy con una sonrisa, el chico rodó los ojos.
—¿Y qué opinas sobre la pérdida de la capa de ozono? —preguntó Olive, inclinándose hacia el castaño.
—Em, creo que es un tema de mucha importancia. —dijo lenta y dudosamente Dean.
—¿Tienes tatuajes o algún tipo de perforación? —preguntó la castaña, pero fue interrumpida por el rubio frente a ella.
—De acuerdo, suficiente. —declaró con fastidio levantándose de su asiento y tomando el brazo de su amiga para que se levantara de igual forma.
—Pero-
Sin dejarla objetar, Kovy ya la tenía arrastrando a la salida de la cafetería. Una vez afuera, Olive se paró frente al chico con los brazos cruzados y el ceño fruncido.
—Eso fue grosero. —dijo en un puchero.
—Sí, sí. —rodó los ojos el rubio. —Ni loco voy a dejar que espantes a tu futuro cuñado. Vámonos. —decretó, empezando a caminar en dirección a la escuela de danza de la Señorita Patty.
—Ese chico ya nos odia. —murmuró Olive en el camino mientras miraba sus pies. Kovy suspiró.
—Probablemente. —se sinceró. —Pero no importa la verdad.
—Creí que querías que fuera mi cuñado. —objeto, remarcando la última palabra.
—Tuyo, no mío.
Olive rodó los ojos. —Tú irás con Luke por mis libros.
°*• ❀ •*°
—Niña, apenas es miércoles. —se quejó Kovy con Olive cuando la vio en la usual mesa de la cafetería que ambos ocupaban, ella siendo apenas visible por los libros que tenía tirados en toda la mesa.
—Estudiar. —dijo la castaña con cansancio. Se le notaban ojeras bajo los ojos, y su postura encorvada reflejaba lo mucho que se esforzaba por lo caer en la superficie y tomar un descanso.
—Okey. —comentó el rubio acercándosele, retirando el libro de filosofía lentamente de las manos de su amiga. —Tal vez, necesitas una pausa. —dijo, tratando de sonar lo más suave y paciente posible.
—¡No! Tengo que estudiar, subir mis calificaciones, entrar a Chilton, estudiar aún más y poder entrar a Yale. —dijo apresuradamente, arrebatándole los libros que Kovy empezaba a guardar de las manos.
—Bien, me canse. —declaró firmemente el ruso. Kovy, rápidamente, tomó todos los libros de la mesa, con las objeciones de su amiga de fondo, y los puso en la gran mochila de campamento con la que Olive había reemplazado su usual mochila azul. —Tú, —remarcó. —tienes que comer, tomar un baño urgentemente y una muy merecida siesta, una de mínimo tres horas. —prácticamente gritó. —Haz estado estudiando como por dos semanas seguidas, sin descanso. ¡Y ni siquiera hemos presentado un solo examen!
—Lo haremos este viernes. —dijo Olive, con desesperación. —Y voy a sacar un cero. —lloriqueó. Kovy rodó los ojos en un suspiro de fastidio.
—No, no lo harás. Ya estudiaste, ahora tu cerebro necesita un descanso; sigue siendo un músculo y no puedes explotarlo de trabajo. Así que, vamos. —haló a la castaña por la cafetería hasta los pasillos de la escuela con dirección a su casillero. En la casilla, echó la mochila de Olive, y una vez hecho esto, la arrastro hasta la entrada principal de la escuela.
—¿A dónde vamos? —preguntó la castaña.
—A saltarnos todas las clases el día de hoy, necesito unas vacaciones.
—¡¿Qué?! —gritó Olive.
—Cállate. —gritó/susurró Kovy en reproche. —No queremos que nos atrapen.
—No, porque no deberíamos estar haciendo esto. —susurró de vuelta Olive. —Si nos atrapan, mi madre me matará.
—Apuesto a que, si le digo el motivo de tus ojeras, ella estaría tan de acuerdo conmigo. Vamos.
—No, no, no. —la chica, aferrándose del brazo de Kovy, aplicó peso muerto, pero el cuerpo y fuerza del ruso la siguieron deslizando por todo el pasillo.
Kovy, decidido y completamente harto, soltó el brazo de Olive para después tomarla por las piernas y cargarla en su hombro.
—¡Hey!
Kovy, aún con las quejas de la castaña, la sacó del instituto como una bolsa de papas en dirección al estudio de danza de la señorita Patty; el día de acción de gracias se acercaba y Kovy tenía mucho trabajo que hacer para la presentación que darían en la plaza principal. Al llegar, Olive estaba más calmada, o al menos callada. Kovy la dejó en uno de los asientos de piso que había cerca de los atuendos. Olive, cruzada de brazos, se hundió en su lugar, ofendida con las acciones y decisiones de su ruso amigo. Sin embargo, a Kovy no pareció afectarle ni un poco la actitud de Olive, en su lugar, prendió la grabadora con as pistas que bailarían en acción de gracias. La música, el cansancio y el cómodo sillón, hacían pesar los ojos de la Gilmore. Luchando por no dormir, se concentraba en la coreografía que montaba Kovy para la danza de los peregrinos y calabazas que tenía planeado, pero el sonido del alegre piano, la pesadez de sus parpados, podía escuchar a Kovy contar cada paso que hacía; sentía el abrazo de la briza fresca que se colaba por la gran puerta entre abierta del estudio, y el sueño la venció.
Olive despertó y el día se había convertido en noche.
—Despertaste, bien, porque apestas. —escuchó la voz represiva de Kovy del otro lado del estudio.
Kovy había terminado de ensayar y se dedicaba a finalizar de confeccionar los atuendos de la clase. Olive sentía un hambre enorme, había dormido toda la tarde y las últimas semanas había descuidado los elementos básicos de su vida, incluyendo el bañarse. Olive le sacó la lengua con el ceño fruncido al ruso, y Kovy le devolvió el gesto, burlón.
El resto de la semana Kovy le prohibió estrictamente estudiar otra vez; cada vez que se atravesaba un libro, cuaderno o incluso resaltador, Kovy procuraba soltarle un manotazo para alejarlo de su vista. Pero las restricciones no evitaron el ataque de pánico que invadió a Olive Gilmore la mañana del viernes.
—¡Me muero! ¡No respiro! ¿Qué procede?
—Solo es un examen. —rodó los ojos Rory. Olive estaba a la orilla de su cama con la cabeza de fuera, quedando esta boca arriba.
—Todo saldrá bien, cariño. —trató de tranquilizar Lorelai desde el marco de la puerta de la habitación. Olive tomó uno de los cojines que tenía y, sin quitar la vista de la de su madre, lo colocó en su rostro y grito en desesperación. Lorelai y Rory suspiraron a la par. Madre e hija se miraron una a la otra significativamente, para después, avanzar hasta estar cada una a un lado de la tercera Gilmore. Cada una tomó un brazo de Olive, con los que sujetaba el colorido cojín, y jalaron fuertemente hasta tirarla al suelo y pequeño pasillo que formaban las dos camas de la habitación.
—Auch.
—¿Dónde está? —se escuchó el grito de Kovy, quien venía entrando a la casa.
—En el abismo de la miseria. —Rory escuchó la voz de Olive obstruida por el cojín que aún mantenía pegado a su rostro. Rory agarró la decoración de tela y, con una queja ignorada de Olive, lo lanzo a su cama.
—En la habitación. —gritó Lorelai a Kovy. Segundos después, el rubio ruso parecía por la puerta con los ojos tapados con las palmas de sus manos.
—Lindo chico entrando; por favor diganme que están vestidas. —las hermanas Gilmore rodaron los ojos mientras que Lorelai miraba divertida al amigo de su hija.
—Estamos completamente cubiertas, Kovy, puedes dejar eso. —le dijo Lorelai. Kovy miró entre sus dedos asegurando las palabras de la mayor, para después descubrir su cara.
—¿Qué haces en el piso, amiga? —le preguntó, viendo divertido, a Olive. La chica bufó.
—Oh, ya sabes, pasaba a saludar. —dijo sarcásticamente.
—Toda tuya, Kovy. Nosotras nos tenemos que ir. —dijo Lorelai mientras tomaba su bolso y llaves del auto de la mesa de la cocina. Segundos después, Lorelai y Rory se fueron por la puerta, dejando a Kovy viendo a Olive con los brazos en la cadera y preguntándose qué haría con su amiga.
—Y si no lo presento. —dijo repentinamente la castaña. —Podría llegar tarde y no me dejarían presentarlo. —sonrió orgullosa por el plan que se le había ocurrido. Kovy frunció el ceño.
—¿Estás loca? ¡No! Es una terrible idea; lo único que harías es perjudicar más tu calificación.
—Ahhh, tengo pésimas calificaciones. —se quejó Olive. —No voy a pasar el examen y mi 'D' se convertirá en 'F'.
Kovy soltó el aire que parecía haber estado reteniendo, con frustración. —Okey, haz estado insoportable los últimos días y me estás empezando a causar flojera. —acusó. —Así que, levántate y cambia tu actitud, porque no puedo trabajar así.
Olive, con un leve puchero y la mayor fuerza que encontró en lo más hondo de su ser, se levantó del piso y tomó la mochila de su tocador; Kovy se había encargado de su mochila volviera a ser la azul que siempre había llevado y no la fea mochila gigante de campamento que Kovy aseguraba nunca fue usada antes gracias a la rigidez que la tela aún tenía.
—Eso es, linda. Ahora, vámonos que me muero de hambre.
Ese viernes Olive presentó el tan esperado examen, y su ansiedad y estrés no disminuyeron hasta que el lunes siguiente recibió su calificación.
—Señorita Gilmore. —llamó el profesor al dejar su examen en el escritorio de la mencionada.
—¿Y? —cuestionó Kovy, ansioso de saber lo que pasaría con la castaña.
—Tengo... Tengo una 'A'.
La sonrisa de Olive no podía ser más grande, sus mejillas se llenaron de calor reflejando un pequeño sonrojo ante la mirada orgullosa que recibió de su mejor amigo y maestro.
°*• ❀ •*°
—Pastel, por favor. —pidió Olive felizmente en el mostrador a Luke.
—Pastel de la victoria. —agregó Kovy a lado suyo, mientras le daba una mirada al pastel de moras que se exponía en la mesa.
—Creí que las nacionales de ajedrez serían a finales del año. —dijo Luke sacando platos y cubiertos de los gabinetes.
—Oh, lo son, pero esta victoria es algo más... —sonrió arrogante. —teórica. —Olive sacó de su mochila el examen que el profesor le había entregado esa misma mañana y lo aplastó en el mostrador ante la vista de Luke.
—¿Sacaste una 'A'? —preguntó sonriente el mayor viendo la gran A roja que se marcaba en una de las esquinas superiores del papel.
—Parararán. —cantó Kovy al son de una trompeta mientras que Luke tomaba el examen y lo colocaba en el corchete detrás suyo, junto al letrero de no celulares. Las mejillas de Olive empezaban a doler de tanto sonreír, pero era un dolor placentero que le recordaba su triunfo. Luke se volvió para sonreírle a ambos adolescentes y servirles pastel, guiñando un ojo cómplice a Olive cuando le entregó su tenedor.
—¡Café! —llegó coreando Lorelai por la puerta del establecimiento. —Café, por favor. —pidió una vez cuando llegó al mostrador. Luke rodó los ojos, pero fue por la cafetera. —Uhh pastel de moras. —expresó viendo a los dos amigos con una sonrisa mientras ambos devoraban el postre.
—Estamos celebrando. —dijo Kovy con la boca llena. Luke hizo una mueca de desagrado. En cambio, Lorelai lo miró divertida e intrigada.
—Somos dos, Sookie recibió una muy excelente crítica. —sonrió emocionada a su hija. —¿Ustedes qué celebran? Espera, ¿qué es eso? —preguntó apuntando al corchete detrás de Luke, quien entregaba a Lorelai su taza de café.
—Eso, —sonrió el de gorra. —es una 'A'. —miró con orgullo a la pequeña Gilmore sabiendo que era la primera 'A' que se le otorgaba desde que terminó la escuela primaria. Olive se sonrojo avergonzada por la atención, pero, a pesar de ello, asintió energéticamente mirando a su madre.
Lorelai miraba a Luke y Olive una y otra vez, hasta que se volvió ofendida al hombre frente a ella. —Olive sacó una 'A' y te dijo antes que a mí. —dijo con el ceño fruncido. No se encontraba enoja, quería sentirse herida pero tampoco podía, estaba totalmente feliz por su hija y lo demostró cambiando el ceño fruncido por una cara deformada por la felicidad que le abrumaba. —Sacaste una 'A'. —exclamó, mirando a Olive con una sonrisa.
—¡Sí! ¿Podemos ponerlo en el refrigerador? —exclamó la menor esperanzada de tener uno de sus más recientes logros en el tradicional puesto de devoción.
—Ahh, por supuesto, cariño. —Lorelai abrazo emocionada a su hija.
—Luke, cielo, ¿puedes darme un muffin, por favor? —pidió la señorita Patty, quien entraba a la cafetería. —Lorelai, Olive, Kovy, hola, mis amores. ¿Cómo están? —saludó sonriente al ver a los demás en el mostrador.
—Espera, Patty. —pidió Luke, redirigiendo su mirada a Lorelai. —Nada de refrigerador, se quedará aquí. —dijo arrogantemente, para después cambiar su expresión por una más suave al chocar miradas con Olive, quien sonrió divertida.
—¿Qué? No. Mi hija, mi examen, mi refrigerador. —expresó levemente indignada la mayor de las Gilmore.
—¿Qué está ocurriendo, cariño? —preguntó la señorita Patty, situándose a lado de Kovy. El rubio se sonrojo por la cercanía de su más grande aspiración y le sonrió.
—Olga, digo, Olive sacó una 'A'. —dijo nerviosamente a la mayor.
—¿Olive sacó una 'A'? —expresó sorprendida y emocionada por las noticias. Miró rápidamente a ambos adultos que seguían discutiendo. —Nada de corchetes o refrigeradores, ese examen irá enmarcado junto al diploma de danza de Olive en mi estudio. —decretó victoriosa.
—Así que tú tenías su diploma. —murmuró Lorelai, con ojos entrecerrados, por la confesión de la maestra de danza. La señorita Patty bufó.
—Los destacados de mi clase siempre quedan memorables en las paredes del estudio.
—Se quedará aquí. —dijo firmemente Luke.
—No, se irá a mi refrigerador. —objeto Lorelai, mirando ceñuda a su amigo.
—Cielo, ve por ese examen. —le dijo la señorita Patty a Kovy.
—Ni se te ocurra levantarte, Kovy. —declaró Luke.
Olive no pudo evitar una carcajada, haciendo que llamara la atención de los adultos que se dedicaban miradas retadoras.
—Sacaré otras 'A'. —sonrió dulcemente a los que la rodeaban.
—Oh, cariño, pero-
—Por supuesto que sacarás otras si lo deseas. —interrumpió Luke a Lorelai. —Anda, vayan por helado, invito el pastel.
—Gracias. —dijo sonrientemente Olive.
°*• ❀ •*°
—Bienvenidos a la primera ceremonia del refrigerador en la vida de Olive. —anunció una sonriente Olive, entrando por la puerta de la casa hasta llegar a la cocina, donde encontró a una Rory que había desviado su atención del libro que tenía a su hermana.
Lorelai y Kovy, quienes venían detrás de Olive, empezaron a entonar un ritmo parecido al de una marcha nupcial. Lorelai tomó el examen que, con mucho esfuerzo y una gran distracción, logró arrebatar de las manos de Luke esa tarde y lo mostró a Rory.
—¡Olive! —exclamó con una sonrisa. —¿Esa es una 'A'? Déjame olerla. —agarró el conjunto de papeles y lo acercó a su rostro, dando una gran inhalación. —Es de verdad.
Lorelai volvió a tomar el examen y con Kory acompañándola en la marcha, se volvió al refrigerador que mostraba en su exterior fotografías de ambas hermanas y demás. Rápidamente, con su ante brazo, volcó cada uno de los objetos ahí prendidos haciendo que cayeran en el suelo y pegando el examen de Olive con uno de los imanes.
—Eso no hará daño a mi crecimiento. —comentó Rory.
—Hay que celebrar. —dijo Lorelai, ignorando el comentario de Rory. —Podemos ir de compras. Oh, habrá una rebaja de zapatos este fin de semana. —decía inmersa en su emoción.
La mente de Rory pareció nublarse; ella sabía cuán duro había trabajado su hermana, sabía cuánto anhelaba tener buenas calificaciones sin importar cuantas veces ella y su madre le decían que era un simple número, no importaba. Pero, en ese momento, en el que veía la gorda y roja 'A' plasmada en el examen, sintió añoranza, sintió cansancio; Rory, esa mañana, había recibido su primera 'D', y no podía sentirse más presionada al ver el gran festejo que el logro de Olive había provocado.
La celebración se vio interrumpida por el entrenamiento que Olive tenía de su equipo de vóleibol, y Lorelai, entusiasmada aún por la calificación, la llevó a la escuela, dejando al ruso en el estudio de la señorita Patty, donde él tenía lección con los alumnos mayores.
Rory, en cambio, decidió quedarse en casa y estudiar, ese viernes tenía un examen que valdría el 20% de su calificación final y no podría permitirse más errores después de la desastrosa 'D' que había manchado su promedio. Ella nunca había sacado una 'D', incluso cuando se rompió el brazo y no pudo escribir por un mes entero aun sacó una '-A'. Pero era una diferente escuela, era Star Hallow y ahora estaba en Chilton.
Al día siguiente, Lorelai Gilmore tenía la gran y "ansiada" reunión de padres y maestros en Hartford. Le había comentado a Sookie sobre las intensas noticias escolares que le mandaban semanalmente, pero la mujer estaba muy ocupada con la desdicha y orgullo que la invadía por la reseña que había tenido a inicios de la semana, donde un famoso critico calificó como "bueno" al mágico risotto que, según la historia, hizo vivir tres años más a la madre moribunda de Sookie. Por lo que ahora, la mujer se encontraba bastante abrumada tratando de averiguar qué pudo disgustar al crítico de uno de sus más aclamados platillos.
Lorelai esperaba otra disputa absurda en la junta de padres; una como la de la semana pasada, el debate del uso de bandas elásticas para el cabello, debate que terminó a favor. Sin embargo, no esperaba enterarse de una 'D' de Rory. De Rory. Rory nunca había sacado una 'D'. Disculpándose con el profesor, Max Medina, salió en dirección a Star Hallow. El día anterior, mientras que Olive estaba en uno de sus entrenamientos, Lorelai había ofrecido ir por helado a Rory, siendo que esta no había estado presente cuando fueron en celebración a la calificación que recibió Olive, pero Rory se negó. Estuvo reacia a no hacer otra cosa más que estudiar.
En Star Hallow, Olive salía del estudio de danza de la Señorita Patty.
—Hasta luego, cariño. —se despidió la mujer de la Gilmore.
—Adiós, señorita Patty. Adiós, Nona. —dijo Olive, a esta última, dudosa. La anciana rubia le dirigió una mirada de arriba abajo que hizo tragar nerviosamente a la menor. Olive, tratando de no ser muy obvia, huyó de la mirada de la aterradora abuela de Kovy y salió del estudio. Con aún escalofríos recorriendo su espala, Olive entró a la cafetería de Luke en busca de refugio y café. Pero sus objetivos se vieron interrumpidos por la presencia de Rory, a quien vio sentada en una de las mesas leyendo uno de sus libros de texto.
—Hola. —saludó Olive, tomando asiento en la silla frente a su hermana. Rory, soltando un pesado suspiro, la miró. —Bueno, si quieres te dejo con tus amigos. —apuntó con la mirada a los libros que Rory tenía en frente. Rory no reaccionó en absoluto. —Hey. —exclamó Olive, simulando indignación. Rory suspiró suavemente.
—Lo siento. Es que, tengo que estudiar. —dijo decaída.
—¿Sabes algo? Yo creo que mi problema era que estudiaba mucho. —dijo Olive. —Siempre me mataba estudiando, memorizando; ¿te acuerdas de la vez que use esa cinta con mensajes "subliminales" para aprobar historia? —Rory asintió lentamente al recordar las noches en que escuchaba el leve murmullo que la grabadora reproducía de una cinta que Olive hizo que Kovy le grabara como acto de desesperación e ingenuidad. —Definitivamente estudiar ya no es una opción.
—Espera, ¿dejaras de estudiar? —inquirió Rory confundida.
—Así es. Deje de estudiar una semana entera y saque una 'A', mientras que todos los años de secundaria en los que estudiaba sacaba 'C' o 'D'. —declaró convencida, Olive. Rory se encogió en su asiento ante la mención de la 'D', recordando su tonto error.
—No creo que dejar de estudiar sea un buen método. —dijo con el ceño fruncido, Rory.
Olive se encogió de hombros. —Ahora soy lista, Rory, una 'D' no me matará. —dijo juguetonamente. Rory apretó la mandíbula
—¿Tengo que recordarte que es la única 'A' que has sacado? —dijo, sonando más tosca de lo que esperaba. Olive abrió la boca sorprendida por la actitud que estaba tomando su hermana.
—No. —respondió suavemente Olive. —Créeme que eso lo tengo muy presente.
Rory apretó los ojos al detectar su error. —Lo siento, lo siento, yo- No sé qué me ocurrió. —se escusó pobremente la de ojos azules. Olive arrugó la frente en desagrado. En ese momento, Lorelai entraba al local.
—Gorra al revés, nuevo estilo. ¿Ha comido algo Rory? —preguntó a Luke, viendo a sus dos hijas desde la distancia.
—No. Y para que lo sepas, Olive acaba de llegar de con Patty, no se pasó a almorzar al medio día y en la mañana no desayunó. —la miró fijamente. —Esa niña tiene que ir al médico.
—Sí, sí. —murmuró Lorelai, dirigiéndose a la mesa donde ambas Gilmore se miraban significativamente, una avergonzada y la otra contrariada. —Hola, preciosas. —saludó tomando asiento en medio de ambas adolescentes.
—¿Dónde estabas? —preguntó Olive a su madre, evitando ver a su hermana que en esos momentos rodaba los ojos con cansancio.
—Bueno, de hecho, fui a Hartford. —dijo Lorelai, mirando a Rory mientras retiraba el saco de su vestimenta.
—¿Por qué? —preguntó Rory, curiosa.
—Fui para la... —dejó la frase al aire, esperando que su hija cajera en cuenta de a qué fue a Hartford.
—Reunión de padres y maestros. —realizó la ojiazul. —Por Dios, me olvidé por completo.
—Fui extremadamente encantadora. Me gané el cariño de todos. Fui la reina de la noche.
—Entonces, habrás hablado con el Señor Medina. —supuso Rory. Lorelai asintió.
—Creo que estoy perdida. —murmuró Olive desde su lugar.
—¿Por qué me dejaste hacer un berrinche anoche con el helado y noticias si te sucedía algo mucho más importante? —interrogó la mayor.
—Sí, estoy perdida. —declaró Olive, recibiendo, por fin, la atención de su madre y hermana.
—Y-yo saqué un-una 'D'. —confesó Rory tartamudeando con timidez y vergüenza. Olive abrió grandemente los ojos en sorpresa. Rory, la niña genio, la chica aplicada y ordenada, la Gilmore que probablemente la mantendría si su vida realmente no cobraba sentido, la hermana que todo mundo quería, su hermana, su Rory, sacó una 'D'. Olive se encontraba en un debate interno en el que su mente le decía que su hermana pasaba por un momento difícil y tendría que estarla apoyando, pero también le decía que Rory sacando una 'D' era un momento histórico en el que ella, Olive, era la lista. Por su cabeza pasaron los miles de ocasiones en las que maestros y demás compañeros se referían a ella como "la hermana de Rory", incluso cuando Rory ya no estaba en la escuela de Star Hallow, Olive seguía siendo la otra Gilmore, no la Gilmore. De cierta manera las comisuras de sus labios se vieron tornándose hacia arriba, mostrando una leve, pero perceptible sonrisa.
—Oh. —exclamó en sorpresa.
—Debiste haberme contando. —dijo Lorelai, ignorando completamente lo que pasaba por la cabeza de su hija de ojos castaños.
—No pude. —objetó Rory, sin poder mirarla a los ojos por la vergüenza.
—¿No pudiste contármelo? Me cuentas todo.
—Lo sé, pero, era demasiado humillante. —dijo Rory por lo bajo. En ese momento, la leve felicidad de Olive se disipó, convirtiéndose en indignación.
—¿Qué? —bramó. Rory, en su nube de tristeza, soltó:
—Nunca he sacado una 'D'. No pude asimilarlo, pasó rápidamente. —parloteó. —No encontré las palabras. Ni siquiera pude decirlo. —miró a su madre. —Era una 'D'. Me saqué una 'D'. Nunca he tenido una 'D'. Jamás. Una 'D'. Soy un desastre.
—No eres un desastre. —negó Lorelai, viendo con preocupación a su hija que se lamentaba tan desesperadamente.
—¿En serio crees que una 'D' es algo por lo que sentirse mal? —cuestionó Olive.
—Nunca había tenido una 'D'. —exclamó con desesperación su hermana.
—Lo sé. —dijo Olive, recargándose en el respaldo de su asiento y cruzándose de brazos. —¿Y?
—¡No lo entiendes!
—Creo que la que no entiende eres tú.
—Soy una desgracia. ¡'D' de desgracia! —Lorelai miró sorprendida por el dramatismo que tomaba la situación. —Soy un fracaso. Soy una perdedora. ¡Ahora soy como tú!
—¡Rory! —gritó Lorelai en advertencia. La mayor se encontraba sorprendida por el degradado de emociones que expresaba su hija de ojos azules; vergüenza, tristeza, desesperación, enfado. Pero esperaba todo eso, lo que no esperaba era que fuera dirigido a Olive.
—La escuela siempre se me ha facilitado, las calificaciones eran lo mío. ¡Mío! —gritó Rory, levantándose de su lugar mientras se apuntaba así misma. —Así no son las cosas; se supone que tú fallas y yo gano.
—¡Rory, basta! —pidió Lorelai.
—Tú haces deportes y yo leo, —siguió la menor. — yo voy a Chilton y tú te quedas aquí. —bramó con rapidez, logrando captar la atención de varios comensales.
—Bueno, —comenzó Olive, levantándose de su asiento y mirando fijamente a su hermana. —me alegra saber como te sientes. —dijo, para después tomar la maleta de ejercicio con la que había entrado y salir de la cafetería.
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Hola. Lamento la tardanza, principalmente porque había dicho que actualizaría cierto día y no lo hice, lo siento mucho. Pero últimamente me siento muy triste y no sé porqué; tengo como tres versiones tristes de este capitulo, uno más triste que el anterior y ese realmente no era mi plan para el capitulo, tenía previsto que este capitulo fuera más ¿feliz? más animado que los anteriores, quería que vieran otra faceta de Olive que no han visto.
Y, ¿qué dicen? ¿lo conseguí? jsjsjs
Dejen sus comentarios de qué les pareció, en serio aprecio mucho su opinión e ideas. ¿Se estresan en las pruebas igual que Olive? Yo odio los exámenes. Pero, ¿no les encanta cuando sacan una buena calificación? Es un sentimiento de satisfacción jsjjsjs
¿Se esperaban esa reacción de Rory?
Por otro lado, conseguí subir el numero de palabras a seis mil. Yeiii. Por fin puedo dormir en paz jajaja Me produce tanta felicidad que ya semi iguale la cantidad de palabras de la historia.
Por ultimo, cambié la portada. Yeii que emoción. ¿Qué les parece?
También subí el nuevo apartado de gráficos, (ilusionado a todos, lo sé, lo siento) donde subí otras portadas que yo hice y me gustan mucho, por lo que estaré intercalando todas las portadas jsjsjjsjs
¿Cuál les gusta más?
Y ya es todo. En serio, espero que les haya gustado; ya salí de vacaciones, por lo que espero actualizar más seguido. ¡Nos leemos en el próximo capítulo!
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