𝟎𝟎𝟐 | 𝐒𝐢𝐧 𝐂𝐥𝐮𝐛
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—¿Quién es Mira? —preguntó Lorelai a su madre cuando esta la mencionó por la deliciosa cacerola que cenaba la familia Gilmore ese viernes en la noche.
—Nuestra cocinera. —respondió Emily Gilmore.
—Pensé que Heidi era la cocinera.
—No, Heidi se fue hace meses. —refutó la mayor mientras rodaba los ante el recuerdo de la mujer. —Tenía un problema para cerrar las cosas. Las puertas, el refrigerador...
—La botella de licor. —añadió Richard, su esposo. Olive que se encontraba a mano izquierda del hombre, rio por lo bajo.
—Luego estuvo Trina, después Sophia. —contaba la abuela de Olive.
—Me gustaba Sophia. —opinó Richard.
—No es cierto. —rio su esposa.
—¿No?
—Es la que solía cantar todas las mañanas.
—Cierto. Una mujer terrible. —se estremeció el hombre causando una pequeña carcajada en la menor de ojos castaños.
—Y después de Sophia, llegó Anton. —continuó Emily.
—Es cierto. Era Anton el que me gustaba. —señaló Richard.
—Perdona, pero ¿Cómo puedes confundir a Anton con Sophia? —intervino Lorelai confundida.
—¿Qué quieres decir? —preguntó confundido el mayor.
—Pues, uno es un hombre y la otra mujer.
—Y, ¿tu punto cuál es?
—Que uno es hombre y la otra mujer. —repitió.
—Tengo mucho que hacer en un día, Lorelai. —dijo suspirando el hombre. —No tengo el tiempo para saber sobre todas las personas que tu madre emplea.
—Pero, uno es hombre y la otra mujer. —volvió a comentar causando una leve risa en Olive y un suspiro frustrado en Rory. Pronto, Mira llegó con el postre colocándolo sobre la mesa. —Oh, la cena estuvo deliciosa, Mira. —alagó Lorelai a la mujer.
—Soy Sarah. —corrigió para después volver a la cocina.
Ambas hermanas Gilmore se miraban conteniendo una carcajada.
—Mamá, su nombre es Sarah. —reclamó Lorelai a su madre.
—Pensé que había dicho Mira. —se defendió la mayor encogiéndose de hombros.
—Abuela, estos platos son muy lindos. —dijo Rory desviando la conversación a un tema menos peligroso.
—Gracias, Rory. Eran de tu bisabuela. —informó con una sonrisa.
—Lorelai I. —añadió Richard.
—Pensé que mamá era la primera. —dijo Olive curiosa.
—No en el nombre. —respondió su abuela.
—No, pero en muchas otras cosas era particular. —comentó Lorelai. —Solo terminó tus pensamientos, madre. —dijo dirigiéndose a la mayor de las Gilmore.
—Pues, Lorelai I es mi madre. —intervino Richard. —Fue una experta jinete, una distinguida mecenas del arte y también es famosa por sus fiestas de máscaras. Una mujer excéntrica. —dijo sacándole una sonrisa que aumentaba cada vez más y más en Olive cuando mencionaba algo nuevo.
—Así es. Mira, ven a cortar el pastel, por favor. —pidió en voz alta Emily en dirección a la cocina.
—Sí, ¿y por qué no traes a Sarah contigo? —añadió Lorelai mirando a su madre.
—Siempre he querido aprender equitación. —comentó fascinada Olive a su abuelo.
—¿En serio? —dijo Richard. —Bueno, yo no sé. Pero apuesto a que tu bisabuela estaría encantada de contarte todo al respecto. —sonrió. —Siempre termina hablando de ella misma; es todo un personaje.
—Me encantaría. —expresó sonriente. Emily Gilmore sonrió, desde su lugar, enternecida por la emoción que irradiaba la menor. —Tal vez cuando entré a Chilton pueda entrar al equipo de equitación. Mencionó mirando sonriente a su hermana que estaba sentada a su lado. —¿Chilton tiene equipo de equitación?
—No que yo sepa. —sonrió divertida.
—¿Ya sabes que deporte elegirás? —preguntó Lorelai a Rory desde el otro lado de la mesa.
—No. —se quejó. —Y el equipo de debate no cuenta. —dijo divertida por la sugerencia que su madre le había dado días atrás.
—¿Cómo dicen? —preguntó Emily confundida por el rumbo de la conversación.
—Oh, Rory tiene que escoger un deporte en Chilton. —respondió Olive.
—Es un requisito. —dijo Rory.
—"La aptitud física es tan importante como la mental." Lo decía Platón, y lo digo yo. —dijo Richard.
—Entonces no sabes que deporte escoger. —añadió Emily.
—No. —respondió Rory. —No soy de hacer deportes. Eso se lo dejo a Olive. —sonrió.
—Ella es el cerebro, y yo los músculos. —comentó divertida Olive, pero al ver el inmutado rostro de su abuela, guardó silencio.
—Y, ¿cuáles son las opciones? —preguntó la mayor de las Gilmore.
—Dios, son demasiadas. —expresó la ojiazul. —Está baloncesto, lacrosse, natación, carreras, golf...
—¿Golf?
—Sí.
—Pues tu abuelo es un jugador de golf. —dijo sonriente Emily. —Juega todas las semanas en el club. Podría enseñarte a jugar como una profesional.
—Emily. —advirtió su esposo.
—Podría llevarte ahí el domingo. Es perfecto. —continuó ignorando al hombre.
—No es algo que puedas enseñar en una tarde. —objeto Richard.
—Yo me ofrecí a enseñarle, sé un poquito. —intervino Olive. —Cualquier deporte que escojas podríamos hacerlo juntas. —dijo a Rory con una gran sonrisa emocionada por la idea de pasar tiempo juntas. Durante la semana, con Rory en Chilton, parecían no pasar el mismo tiempo juntas que antes.
—Sí. —se metió Lorelai. —Rory puede escoger otra cosa.
—¿Por qué otra cosa? —cuestionó Emily. —Ella necesita aprender un deporte y Richard puede enseñarle. —señaló a su esposo. —Puedes usar los viejos palos de golf de tu madre. —dijo mirando a Rory. —Están sin usar como el resto de sus potencialidades.
—¿Potencialidades? —murmuró Olive por lo bajo.
—Bien, mamá, ¿podría hablar contigo por un minuto? —pidió Lorelai.
—Estamos teniendo el postre.
—Lo sé, pero quiero hablarte ahora antes de que el azúcar me enloquezca.
—Eres la persona más extraña. —dictó Emily parándose de su lugar en la mesa para terminar saliendo del elegante comedor que ocupa la familia Gilmore con Lorelai detrás suyo.
—¿Dijiste que sabes golf? —preguntó Richard a Olive una vez que su esposa e hija se encontraron fuera del área.
—Así es. —asintió. —Solo un poquito. —hizo una seña con su mano mostrando un pequeño espacio entre su dedo pulgar y su dedo índice.
Eso era mentira.
Olive sabía sobre golf; sabía reglas, vestimenta, puntuación, lo sabía todo. Pero, mintió con la posibilidad de que a su abuelo le interese el hecho de que tuvieran algo en común. Tal vez ser parte de esos juegos semanales en el prestigioso club.
—Ja, ¿no es eso interesante? —dijo el hombre tomando su copa de vino tinto. —Tal vez podrías ser parte del equipo de Chilton una vez que entres. Tal vez no de tengan equipo de equitación, pero me alegra saber que el golf podría compensarlo.
—Oh, sí. —dijo Olive mirando su plato, un poco desanimada.
—Olive es parte de casi todos lo equipos deportivos allá en Star Hallow. —aportó Rory después de ver a su hermana. —Tiene muchas actividades extracurriculares. —sonrió.
—Oh, ¿en serio? —expresó Richard, sorprendido por la información. —¿Y qué hay de tus calificaciones?
—Oh. —dijo sorprendida Olive. La castaña no esperaba ese cambio de tema. Volvió su mirada al hombre con una fingida seguridad. —Puedo defenderme. —alegó tratando de ser divertida, pero se arrepintió al contemplar el serio rostro de su abuelo. Tragó duro.
—Las actividades extracurriculares no son un pase para la educación.
Y que razón tenía el hombre. A partir de ahí, la mesa se volvió silenciosa, y una vez que Lorelai y Emily volvieron a ella, la cena reanudo normalmente hablando de la próxima boda que se realizaría en el hotel donde trabajaba Lorelai. Sin embargo, la conversación con Richard dejó un amargo sabor de boca a Olive.
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—¿Crees que esto esté bien? —preguntó Rory a su hermana. Ella iba saliendo de la habitación que compartían y la encontró en la sala atando los cordones de sus zapatos. —No tenía ninguno de esos pantaloncillos que usan.
—Sí. —asintió Olive viendo de arriba a bajo la vestimenta de Rory. Pantalones caqui y una camisa de botones arremangada. —No hace calor. Y probablemente solo jugarán unos hoyos como práctica, por ser tu primera vez, tal vez unos tres o cuatro. —comentó terminando el trabajo con sus tenis y levantándose del sofá donde estaba sentada.
—Bien. Nos vemos. —se despidió la mayor para después salir por la puerta de la casa y dirigirse a casa de sus abuelos.
Era domingo, y como fue platicando en la cena del viernes, Rory iría con el abuelo al club a aprender golf. En cambio, Olive acompañaría a su madre en el hotel para terminar todos los preparativos para la gran boda que se tendría.
Una vez que Olive y su madre estuvieron en el hotel, Lorelai fue a hablar con las novias, al parecer se trata de una boda en conjunto, dos hermanas gemelas se casarían. Por otra parte, Olive fue a la recepción del hotel donde encontró a Michele.
—Salut Michele, est-ce que je vais mieux? —saludó la menor en francés una vez estuvo frente al mostrador.
—Sigue apestando. —dijo el hombre en tono indiferente sin siquiera levantar la mirada de los papeles que estaba organizando.
—Oh, vamos, Michele, estuve practicando. —refunfuño Olive rodeando el mueble hasta estar del otro lado. Se acercó a tomar siento en una de las sillas que ahí se encontraban.
—Esa es mi silla.
Olive, cerca de que su trasero tocase la silla, se movió y, desganada, se sentó en la otra silla.
—Gracias.
—De nada. —sonrió Olive por la indiferente educación del hombre. —¿Necesitan ayuda en algo? —preguntó queriendo hacer algo productivo y no quedarse aburrida solamente sentada.
—No.
—¿En nada? —insistió.
—No.
—Parece que hay muchas cosas por hacer...
—Estamos bien. —sentenció irritado el francés. Olive suspiro derrotada.
—De acuerdo. Iré por café con Sookie. —refunfuñó con un leve puchero ante la negativa de Michele y salió de su asiento para dirigirse a la cocina con la esperanza de que la amiga de su madre tuviera café para entretenerse un rato. —Hola, Sookie. —saludó cuando vio a la castaña mujer trabajando de un lado a otro.
—Hola, Olive. Ahí hay pastel por si gustas. —ofreció señalando una de las mesas donde había dejado las sobras del pastel de fresas que se sirvió en el desayuno.
—Oh, pastel. —murmuró la menor yendo en busca del pastel.
—¿Y Rory? —le preguntó la mujer sin dejar de moverse entre la cocina.
—Oh, ella está con mis abuelos. Va a ir al club a jugar golf. —dijo, diciendo esto ultimo con hincapié. Algo dentro de Olive se sintió enfermo. Un nudo entre sus entrañas.
—Creí que eras tú la que jugaba golf.
—Yo también. —murmuró para ella misma la menor, sin que la mayor lograse oír sus palabras.
Olive podía imaginar a su hermana y abuelo teniendo múltiples charlas mientras jugaban; el abuelo enseñándole a Rory a manejar un carrito de golf, hablándole sobre la historia del club y su fundación. Olive no podía evitar sentirse disgustada. El sentimiento de que ella es quien debería estar en el club y no Rory, la invadía por completo. Era como la molestia que provoca una piedra en el zapato. Pero parecía que no podía hacer nada al respecto. Solo contemplar como la oportunidad más grande de ser cercana a sus abuelos se iba con el viento.
No importase cuantas navidades pasaban juntos, no importase cuantos cumpleaños o fiestas, parecía que siempre estaba esa barrera, esa pared que impedía ser parte de sus vidas, de que ellos fueran parte de su vida.
—Olive, hola. —saludó un hombre alto, castaño y bronceado cuando llegó a lado de la menor, distrayéndola de la inquita sensación que tenía
—Maury. —expresó sonriente la Gilmore. Maury era el masajista, uno muy cotizado gracias al increíble parecido que tenía con Antonio Banderas. Era un sueño el hombre. —¿Cómo has estado?
—Bien, gracias por preguntar. Laura te extraña mucho. —comentó el hombre empezando a tomar unas uvas de la mesa. —No deja de hablar sobre Barba Jack y su barco. —exclamó divertido por las ocurrencias que solían pasar durante los días en que Olive cuidaba a Laura, la hija de Maury.
—Oh, ella es encantadora. —sonrió Olive.
—Maury. —llamó una mujer desde la puerta de la cocina. —Habitación doce en diez minutos. —dijo para después salir del lugar.
—Bueno, el deber llama. Nos vemos, Olive. Cualquier cosa te llamo. —se despidió para después salir detrás de la mujer por las puertas de la cocina.
Olive suspiró. El hombre en verdad era igual a Antonio Banderas.
Después de comer un poco de pastel, el cual se sintió como una comida de lastima, vio llegar a Jackson a la cocina, se trataba de la entrega de frutas y verduras del día.
Jackson era alto, castaño y de barba abundante. Era difícil verlo sin uno de sus gorros puestos. Definitivamente se trataba de las personas más dulce que Olive conocía.
—Esos son arándanos. —apuntó Sookie cuando el hombre puso una caja con los frutos morados en la mesa.
—Lo sé... —comenzó Jackson.
—Lo hice. Lo apunte, tengo una copia. —continuó la mujer.
—Sookie, escucha. —pidió el de barba.
—Sí. "Champiñones, melón, escarola, melocotones, kiwi".
—Disculpe, señora loca.
—Debería hacer un helado de kiwi.
—¡Uh! Con chocolate. —añadió Olive, quien los veía desde la mesa, con emoción ante la deliciosa idea.
—¡Sookie! —gritó Jackson.
—¿Qué?
—Escucha. Yo sé que ordenaste las fresas, pero no estaban buenas. Así que en lugar de venderte fresas de baja calidad te traje arándanos. —explicó.
—Ja. —mofó la mujer. —Pero debo hacer pastel de fresas para doscientas personas, así que creo que necesito fresas.
—¿Por qué no usas los arándanos? —dijo Olive tratando de mejorar la situación.
—¿Para hacer qué? —exclamó Sookie consternada.
—¿Pastel de arándanos? —sugirió insegura al ver lo alterada que estaba la mujer.
—Eso no existe. —dijo decaída la mayor.
—El mundo era plano hasta que alguien lo recorrió. —aportó Jackson dese el otro lado de la mesa.
—¿Puedo ver estas fresas? —preguntó escéptica Sookie acercándose al hombre.
—No.
—¿Solo una?
—No.
—¿Qué tal una foto?
Y la insistencia siguió. Lorelai entró a la cocina cantando por café y dijo:
—Uh, Sookie, ¿puedo llevarme un poco de este pastel para Rory? Necesitará un trato especial esta noche. Estará pasando todo el día con mi padre jugando golf en el club.
—Sí. —suspiró su amiga. —Me dijo Olive.
—¡Toma los arándanos! —exclamó desesperado Jackson.
—¡No!
—Todo fue ideado por mi madre, claro. —continuó Lorelai. —Oh, hola, cariño. —saludó a Olive cuando la vio al darse vuelta. —Pero, bueno... —suspiró a su amiga. —Cuéntame algo feliz.
—No puedo hacer pastel de fresas. —lloriqueo Sookie apuntando a los arándanos que tenia en su lugar.
—Eres mala en este juego.
Michele entró a la cocina con el ceño fruncido y mala actitud. —La batalla entre la sopa y ensalada se da en la otra habitación. Ven deprisa, por favor. —pidió a Lorelai. —Se me acaban los insultos en francés que ellos no pueden entender. —Lorelai salió con él y Olive fue tras ella.
—Escoger entre ensalada y sopa. —dijo su madre cuando vio a Sookie llegar a donde estaban. Ella asintió en confirmación. —Es tan extraño. —expresó al ver a quien eran los novios llegar, se trataban de un par de gemelos que irónicamente se casarían con un par de gemelas.
—¿Cuál es cuál? —preguntó Olive confundida ante el enorme parecido de ambos hermanos.
—Creo que el de la derecha es Matt. —dijo Lorelai insegura.
—No, ése es el de la izquierda. El de la derecha es Mark. —corrigió Michele.
—Eso es muy impresionante. —alagó Lorelai por sus aptitudes de observación.
—Soy muy bueno observando a la gente, conociendo sus excentricidades, el sonido de sus voces. Es un don.
—Ése tiene una nota en la espalda. —apuntó Sookie.
—Entonces ése es Mark. —dijo Michele. —El de la derecha es Matt.
—Quítale eso. —exclamó Lorelai sorprendida por las acciones de su compañero.
—No lo haré.
—Sí lo harás.
—Yo creo que le está haciendo un favor a todos. —dijo Olive.
—Gracias. No podemos llamarlos "querido" y salir del problema.
—Bueno, imaginen esto, digamos que Mark entra en una habitación del hotel y... —Sookie cubre los oídos de Olive quien se encontraba a su lado asegurándose de que no oiga. —y ve a su esposa desnuda, pero no es su esposa, sino que su cuñada, y tiene sexo con ella. ¿Sería eso engañar? —Lorelai rio divertida y quitó las manos de su amiga de las orejas de su hija.
—No lo creo.
—Mi cabeza duele. —dijo Michele.
—¿De verdad? Que suerte. —expresó Sookie.
—¿Suerte de qué? —preguntó Olive ansiosa por saber qué dijeron que sus inocentes oídos jóvenes no podían escuchar.
—Sí me preguntan, esta unión es de una estación estatal. Va en contra de las leyes de la naturaleza y es casi obscena. —dijo lúgubremente Michele.
—Bueno, tú no dirás el brindis. —murmuró Olive. Lorelai se dirigió a la madre de las novias y segundos después los demás se retiraron.
—¿Cómo salió todo? —preguntó con suavidad ante el terrible estrés que la mujer presentaba con los preparativos de la boda.
—¿Tienes hijos? —preguntó la señora.
—Una hija.
—Dos. —corrigió Olive cuando pasaba a su lado dirigiéndose a la puerta de salida.
—Oh. —expresó sorprendida Lorelai por su error. — Cierto, Rory. —mintió mientras reía nerviosamente. —Se me olvidaba Rory.
Pero de nada servía su intento de arreglar el problema ya que Olive ya se encontraba afuera junto a Derek, el valet del hotel.
—¿Qué hace la gente en un club? —le preguntó al chico ignorando por completo lo dicho con anterioridad por su madre.
—¿En los clubes? Pues la gente baila, se divierte. —respondió confundido por la pregunta.
—No, hablo de los clubes importantes, los de gente rica. —expresó frunciendo el ceñó por el sol.
—Oh, pues no lo sé. Nunca he estado en uno.
—Yo tampoco. —suspiró derrotada Olive. Ella fácilmente podía estar en uno ahora mismo en compañía de su abuelo, pero no era así. Rory, en cambio, sí. Su hermana estaba en el club con su abuelo y ella no. ¿Por qué? Ella mencionó que sabía de golf durante la cena, le dijo a su abuelo sobre su emoción de saber equitación, y la misma Rory le dijo sobre su afición a los deportes. Entonces, ¿Por qué era Rory la que estaba en el club y no ella?
Olive no lo sabía.
Y el simple hecho de preguntárselo la hacía tener ganas de llorar.
¿Era acaso Rory mejor? ¿Ella le agradaba más? Era por su parecido a Lorelai, ¿cierto? ¿Hizo algo mal? ¿Era porque Rory iba a Chilton y Olive no?
Un graznido la sacó de sus pensamientos.
—¿A dónde los cisnes? —preguntó el de las entregas.
—Atrás, venga conmigo. —le dijo Derek llevándoselo por el costado del hotel.
A Rory ni siquiera le gustaban los deportes, ellas misma lo dijo en la cena. ¿Por qué tanta insistencia en que ella fuera? Olive solo podía pensar en como Rory sacaría todo el césped del club a palazos. ¿Qué se hacía en un club de todas formas? ¿Jugar golf? ¿nada más? Olive podía asegurar que estarían teniendo un elegante almuerzo, tal vez irían a una piscina, tal vez jugar croquet, un paseo en helicóptero tal vez, ella no sabía. Pero se moría por saber. Se moría por estar ahí. Ella debía estar ahí, no Rory.
Al final del día Rory ya se encontraba en Star Hallow en la cafetería de Luke esperando por su madre y hermana.
—Es un sombrero interesante. —dijo Luke mientras le servía café a la menor.
—Hoy fui a jugar golf con mi abuelo. —respondió Rory colocándose la colorida boina que su abuela le había regalado esa mañana.
—¿Sabias que los campos de golf son una amenaza al ambiente por los químicos que usan para mantenerlos verdes?
—En realidad, sí lo sabía. —sonrió la de ojos azules, pero la retiró al ver el serio rostro del mayor. —Mal chiste. Perdón. —en eso, llegó Lorelai y Olive al restaurante, la mayor con un plato de pastel envuelto en plástico en la mano.
—Dios. Que día, los cisnes, el tul, mi cabeza. —se quejó Lorelai abiertamente sentándose frente a Rory, y Olive tomando asiento en medio de su madre y hermana. —Luke, necesito la hamburguesa más grande del mundo. Rompamos un récord, señor. El matrimonio es una pesadilla. —empezó a contar. —Tenemos diez cajas de horribles larvas que se supone se volverán mariposas el día de la boda. Pero, salieron un poco antes.
—¿Por qué usas ese sombrero? —interrumpió Olive con el ceño fruncido al ver el accesorio en la cabeza de la ojiazul.
—La abuela me lo dio. —respondió Rory con una sonrisa.
—Oh, bueno, eso fue grosero. —dijo Lorelai con lástima.
—No es tan malo.
—¿Quieres un espejo?
—Espera. —interrumpió nuevamente Olive. —¿Te lo dio para el club?
—Sí.
—Cierto, la aventura de golf de Rory. —comentó Lorelai. —Dime todo.
—Estuvo bien. —sonrió Rory.
—Oh, cariño. Te traje pastel de chocolate de Sookie para hacerte sentir mejor. —dijo la mayor acercándole el plato envuelto que traía consigo.
—En serio no estuvo tan mal. —dijo Rory viendo el pastel.
—Oh, eres la niña más dulce del mundo. ¿De quién lo sacaste? Luke, ¿me equivoco o el letrero en la puerta dice "abierto"?
—Entonces jugaste golf. —dijo Olive seria, cuando una sensación de aturdimiento la rodeo.
—Sí, dinos. —pidió Lorelai.
—Bueno, al final del día logré golpear la pelota. A veces no era mi pelota, pero las intenciones eran buenas.
—Es bola, no pelota. —corrigió Olive entre dientes.
—Bueno... Las buenas intenciones, sin ningún esfuerzo físico es en lo que se basa el golf. —dijo Lorelai tratando de ignorar la actitud que presentaba la menor de sus hijas. —Bueno, ¿ordenaste algo? —preguntó a Rory.
—No tengo hambre. Almorcé mucho en el club.
—Con todos los demás contaminadores del país. —comentó Luke llegando para servirle café a Lorelai.
—Luke, lo siento. No sabía.
—¿Almorzaste en el club? —dijeron Lorelai y Olive a la vez sobresaltando a Rory.
—Em, sí, fue agradable.
—¿Agradable? —preguntó Lorelai.
—Tú nunca dices "agradable". —añadió Olive con el ceño fruncido.
—¿De qué hablan? —preguntó Rory soltando una risa, completamente desconcertada.
—Nunca dices "agradable". —repitió Lorelai lo que su hija había dicho.
—He dicho "agradable" muchas veces.
—Bueno, aparte del "agradable" almuerzo que tuviste, ¿Qué más pasó?
—Nada. Jugamos, conocía a sus amigos, fui a la sauna.
—¿Sauna? —murmuró Olive con un nudo creciendo en su garganta. Parecía que le costaba respirar.
—Sí. —sonrió su hermana sin notarlo. —Sudé todas mis toxinas y me robé una toalla.
—Parece que pasaste un buen día. —dijo sorprendida Lorelai.
—Así fue.
—¿De verdad?
—De verdad.
—¿De verdad?
—De verdad.
—¿De verdad?
—Vaya, nueva palabra. —comentó Rory viendo curiosa a su madre por su extraño comportamiento.
—Lo siento. Solo me sorprende. Creí que te aburrirías. —dijo por lo bajo.
—Lo sé, a mi también me sorprende. —confesó su hija. —No lo sé, era lindo. Y el abuelo y yo hablamos mucho.
—¿Hablaron? —jadeó Olive. Rory asintió confundida por la acción de su hermana, pero decidió ignorarla.
—Hablamos de Fez.
—Y él pensó que era una tontería. —declaró Lorelai mientras rodaba los ojos, imaginándose la situación.
—Le conté de nuestro viaje con mochilas, piensa que es una excelente idea.
¿Mochilas? Rory le habla de mochila, ¿y el abuelo aún así la prefiere a ella? Cuando podría estar hablando de deportes, economía, geología, lo que sea, pero con Olive. ¿En serio la quería más a ella? ¿Prefería pasar tiempo con Rory que con ella? Muy apenas hablaban en las cenas, no se conocían. Entonces, ¿por qué Rory y no Olive?
—¿Tú quieres algo Olive? —preguntó Luke cuando le entregó la hamburguesa a Lorelai.
—No. —dijo en medio de un suspiro. —Se me quitó el hambre.
—¿En serio se me ve mal este sombrero? —preguntó Rory volviéndose a poner la boina que Olive empezaba a despreciar.
—No, creo que se te ve bien. —dijo dulcemente Lorelai, viendo profundamente a su hija. Rory sonrió.
Oh, cuanto deseaba Olive su boina. Cuanto deseaba haber sido ella la que hablara con su abuelo por horas, poder haber estado ahí. Cuanto deseaba ser Rory.
¿Acaso hizo algo mal?
°*• ❀ •*°
—Fue a la sauna. —lloriqueó Olive.
—Buenos día a ti también. —saludó con sarcasmo Kovy dejando pasar a su amiga a su casa. Era la mañana del día de la boda en el hotel y Olive había dicho a su madre que volvería a casa por un suéter que se le olvidó, pero mintió. Ahora estaba en casa de su ruso amigo buscando con quién quejarse de Rory.
—Fue al club con mi abuelo a jugar golf. —exclamó disgustada lazándose al sofá azul de la sala.
—¿Y tú no fuiste? —preguntó Kovy alcanzándola.
—No. —murmuró con un puchero, visiblemente decaída.
—¿Por qué? Tú sabes jugar golf. —dijo, ahora confundido. Era extraño ver a Olive triste; era normal verla enojada, feliz, irritada, pero no triste. Olive suspiró harta.
—¡Lo sé! Y lo peor es que él también sabe que sé y Rory sabe que sé, todo mundo sabe que sé y aun así ella fue al tonto club y no yo. —rugió con ojos cristalinos. Rápidamente, tomó uno de los cojines bordados de la madre de Kovy y se cubrió el rostro, soltando un grito de frustración y unas pocas lágrimas.
—Oh, okey okey. Em, tranquila. —dijo, inseguro Kovy mientras daba palmadas en la espalda de su amiga. —¿A quién le importa si Rory va al club?
—¡A mí! —interrumpió en un grito ahogado por el cojín. —A mí, porque yo quiero ir. Quiero jugar, ir a almorzar, ir a la sauna.
—Ni siquiera te gusta el golf. —murmuró el ruso confundido.
—No es sobre el golf. Es sobre que él la prefiere a ella.
El ambiente se tornó repentinamente tenso. Kovy no sabía qué hacer para animar a su amiga; él no conocía a los abuelos de Olive y sabía que la probabilidad de que ellos prefirieran a Rory sobre Olive estaban ahí, eran inciertas, pero estaban ahí.
No sería la primera vez que preferían a Rory sobre Olive. Olive sabía que maestros lo hacen, es decir, ella es encantadora, elocuente, siempre sabe qué decir. En cambio, Olive no; ella solo hablaba con Kovy, tenía malas notas, se quedaba callada. Su abuelo tenía razones para preferir a Rory. Incluso llegaba a pensar que su misma madre prefería a Rory.
—¿Por qué estás vestida así? —preguntó Kovy al ver el vestido amarillo formal que traía puesto.
—Es la boda del hotel. Así que vístete, ni loca iré sabiendo que estará hablando del libro que el abuelo consiguió. Oh, le consiguió un libro, porque al parecer hablaron durante horas y horas y comparten muchos gustos. Y al parecer, ella le dijo sobre un libro que quería y él lo consiguió. La llamó ayer para decirle. No puede verla en todo el día. Y eso que compartimos cuarto. ¿Sabes lo duro que es no ver a alguien que vive y duerme contigo? Es difícil. Me fui con Babbette el resto de la tarde, pero podía escucharla discutir con mamá sobre quién tenía los pechos más grandes.
—¿Y quién los tiene más grande? —preguntó, pero la única respuesta que recibió fue un golpe con el cojín.
—¡Vístete! —reclamó.
—Niña, me hubieras dicho antes. —se quejó. —No tengo nada que ponerme. A ver, ¿de qué color es?
—¿Qué color es qué?
—¡La boda! ¿Qué más? —Olive rodó los ojos.
—¿A quién le importa?
—A mí. —exclamó. —Si es amarillo podría usar el traje café o azul. Bueno, dependiendo si es un amarillo cálido o frío.
—¡Kovy! —gritó frustrada.
—Ya, ya voy. —dijo derrotado para terminar subiendo a cambiarse.
Minutos después Kovy bajó usando un clásico traje negro de tres piezas.
—¿Qué opinas? Negro nunca falla. —dijo mientras daba una vuelta para mostrarle a la castaña el atuendo completo.
—Está bien. —gruñó. Pero al recibir la mirada de advertencia de su amigo dijo en un suspiro. —Te ves fantástico. ¿Podemos irnos? —Kovy asintió satisfecho por el comentario y partieron al hotel donde se daría la ceremonia.
—¿En serio crees que ellos prefieren a Rory? —preguntó Kovy a medio camino. Olive suspiró.
—Sí, digo, ella va a Chilton, oficialmente pertenece a su mundo. No sería una locura que la prefiriesen a ella. —dijo entrecortadamente.
—¿La odias? —Olive soltó un suspiro que dio a luz un sollozo. Pero después de un tiempo de silencio dijo:
—No podría, es mi hermana.
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No me maten por favor. Sé que me tarde años, lo lamento mucho. Pero tuve mi primera semana de exámenes del semestre y no fue muy bien. Y la verdad nadie me dijo que la vida universitaria sería de esta manera, lo encuentro bastante violento :(
Pero, por otra parte tenemos el capitulo. ¿Qué opinan? ¿Les gustó? ¿Los decepcionó?
Tengo que admitir que me deja bastante insatisfecha porque es unas mil palabras más corto que el anterior y el hecho de que no sea de igual cantidad me altera, de que bastante. Pero trataré de llegar a las seis mil palabras el próximo capítulo, se los prometo.
En fin. Si saben que se viene en el próximo capítulo, díganme, ¿qué les gustaría ver? En el próximo capítulo o en el futuro de la historia.
Tengo que aclarar que por el momento se está desarrollando la manera en la que Olive se relaciona con todos en Star Hallow y pues su familia. Y ya en unos tres o cuatro (lo sé, es un chorro) se apreciará más la relación romántica que tengo planeada con el personaje sorpresa 7u7. Weno no es sorpresa porque sale en la serie, pero es que no saben con quién emparejaré a Olive.
Así que voten, comenten. Los amos musho. Gracias por su paciencia.
Ah, también quería decirles (por si gustan) que están invitados a pasarse por mis demás fics, tengo uno de Cobra Kai que tengo que actualizar, y estoy empezando uno de Anne whit an E.
Ahora si es todo, nos leemos en el próximo capítulo.
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