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𝘔𝘢ñ𝘢𝘯𝘢 𝘱𝘰𝘳 𝘭𝘢 𝘮𝘢ñ𝘢𝘯𝘢

Para un policía todos los días hay trabajo ya sea o no un día feriado o de descanso. Es el riesgo que tomas al aceptar esta carrera, sacrificas tu vida, tu tiempo..., todo por querer librar al mundo de su eterno mal.
Ahora mismo, estacionados fuera de una cafetería andan Singto y su compañero: TopTap. Un chico de piel pálida, una nariz gatuna de tronco largo, labios carnosos curvos, orejas grandes que incluso con el rostro "de frente" se ven, sus oscuros ojos siendo pequeños. Es más bajo que Singto y aún así tiene hombros colosales al igual brazos de masa.

Beben cafés sin nada mejor qué hacer. —Dios, amaría estar en casa durmiendo. — Suspira TopTap.

Singto brinca sus cejas sintiéndose igual, pero para que sus compañeros no chismeen, mejor toma precauciones y responde: —Pero elegimos este trabajo. Hay que abstenernos de esos deseos.

Coloca el café en el portavasos.

—Qué cruel, Singto-hyung. — “Hyung” es como los menores denominan a los mayores en Corea del Sur. Así es, ese compañero ve dramas coreanos. La verdad es que son muy buenos e incluso han llegado a nivel mundial. Singto no comenta nada, permanece mirando los lares a través de su ventana. Mirando sin prestar atención pues su mente regresa a la imagen antes de ayer: el chico rubio que salió llorando de aquella oficina. Se preguntaba si hizo bien en no correr tras él. Si obvio su trabajo de policía al no ayudar al chico con lo que sea que estaba pasándole. Seguro era algo grave.
—Singto-hyung, víctima de un robo, ¡a la vista!

A sus tímpanos llega la voz de TopTap. Para cuando Singto mira, un hombre ha salido de la cafetería sujetando un bolso. La dueña de tal es avistada saliendo también, gritando a por ayuda. Como una secuencia heróica, Singto abandona el auto y corre tras él.

—¡Singto-hyung, allá voy! — Grita TopTap torpemente abandonando el auto. Voltea hacia la puerta una vez sale y entre búsquedas sobre donde depositar su vasito de café pues no pensó en el porta vasos, lo pone en la capota y deja polvo atrás. —¡NADIE ROBE MI CAFÉ O LE DARÉ UNA MULTA! — Amenaza sin dejar de correr. Las personas lo miran extrañados.

El ladrón corre hasta erróneamente entrar a un callejón sin salida. Singto entra, cada paso firme, estampando los pies. Su pecho fornido tan recto que la camisa quiere romperse. Desenvaina una revólver para apuntarla en dirección al ladrón.

—Manos dónde las pueda ver, ¡ahora! — Grita potente, más que serio.

—¡Singto-hyung! — TopTap corre detrás suyo, pasando el callejón y su gritito oyéndose lejos.

Luego regresa, habiéndolos visto y se incorpora al lado de Singto. Mirando mal al hombre y desenvaina la pistola igual de erróneo: sujetando el pomo y apuntándose así mismo. El policía bronceado lo ve por el rabillo, entonces debe quedársele viendo. —La estás apuntando al revés, Tap.

—¿Eh?

—El arma. Al revés. ¿Cómo rayos la pusiste en la funda?

El individuo mira su arma y recapacita. Entonces la voltea sujetándola de la manera correcta. —Con razón tarde tanto en adentrarla a la funda. — Avisa sonriendo apologético.

Singto rueda los ojos a su vez niega la cabeza, pero para cuando los abre, los fija en el ladrón. Aquel carterista suelta el bolso y clava las rodillas en el suelo para mostrar ambas de sus manos. Rendido pronunciando palabras soeces.

—¡Malditos...! — Es su última queja cuando Singto lo rodea. Atrapa sus manos dentro de las suyas entonces las asedia contra su espalda. —Está arrestado por delito menor, tiene derecho a un abogado aunque no llevará mucho tiempo tras las rejas.







































🪡

𝘔𝘪𝘦𝘯𝘵𝘳𝘢𝘴 𝘵𝘢𝘯𝘵𝘰, Krist recibe a su segundo cliente al mediodía. En un hotel bastante lujoso por no añadir, estrambótico. Además que su moderno diseño da aires a antiguo pues hay dibujos de dragones asiáticos boca abajo verticales difuminados en paredes metal cuyo interior brilla en oro neón.

El señor en realidad es un hombre de cabello blanco que luce bien para su edad. Se mueve correctamente y viste un kimono de una sola manga, viéndose su hombro derecho y los pectorales. Lo recibe en la entrada y Krist solo viste una chaqueta negra bastante grande con unos pantalones cortos y botas.

—Por aquí. — Gentilmente avisa indicando con la mano el interior.

—Sí. Gracias. — El chico se adelanta entonces el hombre también.























































𝘗𝘢𝘳𝘢 𝘶𝘯𝘰𝘴 𝘮𝘪𝘯𝘶𝘵𝘰𝘴, Krist abandona sus botas a una esquina igual el señor se deshizo de sus chancletas y ambos beben té sentados en cojines. Dentro de una habitación mástil a lo japonés. El rubio calza unas medias blancas cortas, sus pies acostados de costado bajo sus glúteos. El señor, al contrario, anda sentado como taíno.

—Tu nombre es Krist, ¿no? — Pregunta el señor.

—Es correcto, mi nombre es Krist. — Reafirma amable, soplando el té cuyo vapor aún surca los aires.

—¿Tienes padres?

—Mm..., tengo a mi papá. Pero mi mamá enfermó hacen cuatro años atrás. — Recuerda, dejando de mirar el té para quedársele viendo al suelo irrelevante. Por varios segundos. Hasta despertar del trance y volver a mirar al señor.

—Lo lamento. — Se disculpa el mayor.

—Tranquilo, no me molesta. Fue hace mucho. Además, pienso que se fue bastante tranquila.

—¿Qué te hizo elegir este trabajo, Krist? Si puedes decirme. Entenderé si no.

Por alguna razón este señor le inspira confianza.

—Mi padre apostó nuestra casa, nuestro auto, justo cuando yo recién comenzaba a trabajar. Así que no tengo un centavo. Pronto renunciare a la universidad, porque no he podido asistir a las clases en estos días, — Ríe. — pero por suerte DOLLS me ha acogido. Me ofrecieron una habitación así que...

—No dejes de estudiar si puedes evitarlo. Así tendrás una carrera, muchachín. ¿Qué estudias?

—Veterinario.

—Sí, eres muy amable. Va contigo ese trabajo.

—Gracias. Espero poder mantener esa carrera de ser posible.

Bebé de la taza japonesa blanca, cuya cerámica tiene un arbolito de pétalos azules.

—Krist, lo que te haré será un poco doloroso. No muchos pueden soportarlo. ¿Podrás tú?

Brooks finaliza el té y refinado, deposita la taza en la mesa de al lado para juntar ambas manos sobre sus desnudos muslos. —Haré todo lo que me pida, señor. Mi prioridad es brindarle satisfacción. — Ya parece haber cogido esa frase como lema.

—Bien.— Sonríe el hombre.












































































𝘋𝘦𝘯𝘵𝘳𝘰 𝘥𝘦 𝘶𝘯𝘢 𝘩𝘰𝘳𝘢, el rubio está en sus cuatro amordazado con una goma redonda de plástico cuya saliva se plasma ahí y chorrea gotas. —Eres un chico muy malo. — El hombre dice, latigando uno de sus glúteos.

Le da otra latigada y Krist jadea, pero lo mínimo que puede hacer es cabizbajar la cabeza y encogerse de hombros.

—¡Mgh! — Jadea al recibir un tercer azote.

—Un joven como tú, haciendo estas cosas depravadas.— Reprocha el señor ahora tirando para una esquina el látigo. Se arrodilla tras sus glúteos para jalarlo de las caderas a que quede sentado. Todo brusco. Recorre sus costados hasta encontrar sus pezones y aprieta estos fuertemente.

—¡Mgh! ¡Ngh! — Krist tiembla mientras jadea. Tirando la cabeza para atrás.

El señor le besa el cuello como más puede sin dejar de tironear sus pezones. Hasta que le baja brusco la mordaza. Viéndose el brillo alrededor de todo su mentón (la saliva).

—¡Agh!

—¿Qué tienes que decir, joven? ¿Qué es lo que puedes decir de tus actos depravados?

—Que me gusta. — Ríe Krist pese la hiperventilación y los jadeos.

—¿Cómo dices?

—Me gus--

El viejo hunde dos dedos en su boca. Obligándolo a chupar estos. El gigoló gime gustoso aunque no tengan ningún sabor y los recibe. Deja que estos vacíen y llenen su boca hasta que él mismo sujeta la mano y mandonea la lengua como un baile mortal. Deslizandola por aquí y por allá hasta llegar a la punta entonces los usurpa hasta los nudillos. Bombeando la cabeza ahí.

El hombre sonrie ahora sentando su culo y sienta bruscamente a Krist en su regazo, abriendolo grande de piernas. Lo rodea con un brazo y hunde dos dedos en su visible agujero. Penetrando esos ahí. Los saca y los adentra una tras otra vez, rápido.

—¡Huh! Ugh, ¡despacio--! ¡Oh! — El gigoló no puede evitar exclamar con hilos delgados de su cabello entrómetiéndose en su rostro, pues el señor no tardó en encontrar su punto sensible.

—Siempre pasa con los jóvenes. Me subestiman demasiado como para no encontrar sus puntos sensibles, — Le susurra engreído. —Es este, ¿no? — Chapotea continuamente a la derecha, viendose en gran explícito como sus nudillos andan mojados con los jugos de Krist y se han expandido hasta el exterior de su agujero.

El gigoló no puede ni hablar solo gemir a ciegas mientras esos dedos lo hacen mantener abiertas sus piernas, pequeños temblores en estas.

—Mírate, no puedes ni hablar. Tan sucio.

El hombre sigue hablando mientras con su mano libre se baja la tela que cubre su pene al igual el calzón. —¿Estás listo, chico? — Va estirando las piernas e incluso retrocediendo una mano de apoyo para semi-acostar la espalda en los aires.

—Espere, ¿Qué?

Se va poniendo el condón con dificultad. —Estas malditas protecciones. — Murmura con amargura, pero se lo coloca hasta la base.

—Sí, estoy lis--

El hombre le hunde la verga por el culo y Krist abre su boca en "O". Sorprendido. Lo mantiene así sentado para embestirlo frenético. Haciéndolo rebotar sin control.

—Espere, ¡señor--! — Lo agarra del cuello girando a medias su rostro y así lo besa. Dificultándose para ambos, pero abriendo bocas cuáles leones hambrientos y exorcizando sus lenguas. Krist se adapta al señor entonces le devuelve besos así de intensos. Su agujero quema como el demonio e incluso pica, pero de alguna manera se siente bien.

—¡Hgh! Mm, ¡Mm!






























































—Gracias por tus servicios. — Amablemente despide el señor de vuelta en la entrada del hotel.

—Gracias a ti.

—Aquí tu pago.

—Muchas gracias. — Krist apenas puede mantenerse de pie tras todo lo que se le fue hecho. Acepta con una reverencia el billetal otorgado. Ya un taxi lo espera pasos más atrás. —Ten un buen día.

—Igual.

Camina entonces al taxi. Abriendo la puerta para depositar su trasero. Guarda en uno de sus bolsillos el dinero.

—¿Hacia dónde gusta?

—Negocio DOLLS, por favor. — Pide amable Krist.

—De acuerdo.

El chico asiente con una sonrisa labial dibujada en su rostro y usa el espaldar del asiento para mirar fuera la ventana. Tocándose los labios.

Recibe una llamada al móvil así que lo saca del bolsillo para ver esta. Haciendo una pausa táctil mientras mira de quién se trata:

Nat, Jefe 👨

—Hola, Nat. — Saluda apenas contesta.

—Hola, srto. Brooks. ¿Ya terminaste con el señor?

—Sí, ya, — Exhala agotado. —termine con el señor. Tiene mucha energía para sus setenta años.

Escucha a Nat emitir una pequeña risa. —Eso dicen muchos. ¿Cómo estás tú? ¿Te dio satisfacción?

—Sí..., aunque no es mi estilo hacerlo así. Brusco, sin sentimientos, solo ¿dolor? Pero bueno, si hay una próxima vez obvio la aceptaré.

—Me gusta tu manera de pensar.

Brooks ríe mirando fuera la ventana.

—Escucha: ¿estás muy cansado?

—Bueno, algo, pero ¿por qué lo preguntas? Aún puedo hacer lo que sea que gustes.

—Hay otro cliente. Está desesperado por una mamada. ¿Puedes atenderlo?

—Oh. Sí, sí puedo. ¿Dónde es?

—Te enviaré la dirección, aguarda.

Cuelga y Krist voltea todo feliz hacia su cristal. Exhala aire por la boca. Empañando el cristal. Entonces con su dedo índice dibuja un corazón. Al alejarse del corazón para mirar, ve que, a pesar de la velocidad del auto, lo dibujo con una persona dentro.

Se asoma curioso a la ventana observando desde lejos a quién atrapó su corazón: y es a un policía. Lo puede saber por su ropa. Sin embargo, no ve quién es el sujeto.

Lo interrumpe la notificación de un mensaje. Mira abajo al teléfono antes de mirar al conductor: —Disculpe, ¿podemos ir hacia otro lado? La dirección es...








































































El taxi lo condujo a un callejón. Él agradeció y pagó todo para cuando el auto se va. Marchando sin más. Krist gira y pega un brinco pues ya alguien más alto se estaba acercando. Ese más alto luce tranquilo aunque consternado de haberlo asustado. Viste un chándal verde con su cabello ridículamente cortado en hongo y porta lentes. Krist jamás ha sido de juzgar a las personas, pero....

«Es un chico nerd y virgen, ¿verdad?»

—Entonces tu eres Krist. En serio eres hermoso como dicen.

—Mm. Gracias. — Afirma intentando sonreír bien.

—Entonces, ¿puedes hacerlo?

—¿Hacer qué específicamente?

—Una mamada. Ya sabes. — Se rasca las bolsas vulgarmente alzando estas y bajandolas. Creyéndose lo máximo en este mundo.

—Er, okay, — Krist plasma una mano en su pecho como señal de detención. El chico se le queda viendo curioso. —sí puedo darte eso, pero por favor no vuelvas a rascarte así. Es asqueroso.

—Okay. Sí. — Aquel chico se tranquiliza. Krist entra al callejón junto al chico.  Brooks se adentra más y más. Viendo la suciedad por la cuál no quiere arrodillarse. Suertudamente encuentra un pedazo de cartón y sonríe alzando este entre ambas manos.

—¡Bien! Esto servirá.

—¿Para qué quieres eso?

—No ensuciarme las rodillas.

Llega al chico para colocar el cartón frente a los pies del mismo. Plasma las rodillas ahí encima. —¿Comenzamos? — Pregunta sonriendole amigable.

—¿Qué...? Ah, sí. — Se baja el pantalón junto al calzón. Su pene es más largo que el de los anteriores. Aunque delgado y ligeramente rosado. Puede con ello.

Abre la boca para engullirlo. Comenzando a bombear de adelante a atrás su cabeza.

—Oh por Dios, — El chico escucha los sorbos explícitos mas no se mueve. Permanece quieto como estatua. —Mm. Dios, joder, oh.

Krist aleja centímetros su boca con un ligero gruñido y masturba el pene. Bombeando en su puño la masa. Sonándose el masaje. Vuelve a engullirlo para retomar el bombeo. Su lengua deslizándose de abajo a arriba en la verga.

—Wow. En serio eres genial. — El chico ríe tirando para atrás la cabeza. Cierra los ojos ante el placer que envía escalofríos por toda su espalda.

—Mgh. Puedes sujetar mi cabeza o moverla al ritmo que quieres. — Brooks sugiere tomándose un momento para hablar. En ese momento un hilo de pre-semen apenas corta conexiones con su labio inferior. La imagen siendo más que erótica y explícita en todo fervor.

—Entonces, — Ese chico plasma una mano sobre su cuero cabelludo. Lo introduce en su boca. Le comienza a mover esta de adelante a atrás. —por favor...

La mueve rápido. Brooks no se queja y lo acepta. Hasta que debe sostenerse a sus muslos pues el chico hunde su verga como si no hubiera final al túnel. Enterrando el miembro ahí. Suspira aliviado al correrse. —Huh. Qué rico se siente. Wow.

—Mgh.— Traga el semen agrio.  Hasta que el chico al fin lo logra separar y Brooks toma una bocanada de aire.

—Lo siento. Es que se sintió muy bien. ¿Te lastime?

—No, no, — Krist cierra y abre la boca para flexionar su mandíbula. —todo bien. No había hecho esto antes.

—Bueno,... Gracias por tus servicios.

El chico comienza a irse.

—Espera, ¿y el dinero?

Simplemente se está yendo.

—Un momento. ¡Mi dinero! ¡Debes pagar!

Krist se levanta para seguirlo. Primero caminando. El chico se exalta y huye corriendo. Provocando que Krist también corra. Se persiguen por todo el resto de la calle como en alguna escena de persecución.

—¡Dame mi dinero! — Grita desesperado Krist.

—¡AHHHHHHH! — Grita el otro solo Dios sabe porqué. Bufón, será. Hasta que se oculta en un callejón. Krist entra al callejón, pero no lo ve por ningún lado. Por más que mire. Y el callejón no tiene salida.

—Maldición, ¿a dónde se metió?

Revisa la pared al lado y ve que hay un hueco a través de la pared, pero casi en los zócalos. Se debió meter por ahí al huir. —Maldición. Fui engañado. Tal vez ya había planificado huir, ¿quién se metería a esa alcantarilla sin saber a dónde lleva?

Bufa agotado y cuando endereza el cuerpo, se hiela por completo. A unos pasos enfrente hay dos siluetas. Una silueta acostada mientras que otra sentada en su regazo apuñalando el pecho contrario. Con cada subidón del cuchillo su plata filosa brilla. Vestida en líneas sangrientas.

Krist observa petrificado.

El hombre deja de apuñalar a la persona y mira al gigoló súper de repente.

Brooks es testigo de un asesinato, ¿qué ocurrirá ahora?

*N/A: OMG, ¿Qué sucederá? 😨😨 Espero les haya gustado, ¿vieron la parte en que Krist dibuja un corazoncito y el poli estaba dentro? AYYY💖💖 Qué charlatán el estafador, ¿no?🖤*

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