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CAPÍTULO VEINTE
• COMPROMISO •
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Distintas familias de sangre pura se reúnen hoy en la casa de los Lestrange, no solo por una cena de Navidad, sino que hoy se anunciará oficialmente el compromiso entre Lucius Malfoy y Némesis Lestrange. Un evento que para la chica está siendo el peor comparado a todos los que ya ha tenido que participar por obligación y oficialmente está que se quiere matar o escapar, cualquiera de las dos opciones; sin embargo, debe soportar aún, sigue con la esperanza de que algún día será libre y todo lo que hace ahora es solo un esfuerzo para llegar a aquel día soñado, solo espera no estar hundiéndose cada vez más en lugar de lo contrario.
Regulus quien está siendo su fiel compañía en esto que considera tortura le sirvió más vino a escondidas, ya los dos han olvidado cuantas copas han tomado solo para intentar soportar la noche, pero vaya que está comenzando a hacer efecto, especialmente en Némesis quien tomó aún más. Esto podría terminar o muy mal o muy bien.
— Tienes aún tiempo para clavarme ese cuchillo en el cuello Reggie — señaló el cubierto que está cerca suyo.
— Ya te dije como por séptima vez que no te voy a matar, al menos agradece que te estoy acompañando a embriagarte, mi madre se entera y a quien cortarán la cabeza es a mí.
— Ay bien, tendré que soportar aún — suspiró dramáticamente y dio un gran sorbo del delicioso vino que robaron de la cocina.
— Igual creo que ya deberías dejar de tomar o podrías vomitar en mitad del anuncio de compromiso.
La pelinegra soltó una risita imaginando y Regulus supo que la había cagado, en lugar de aconsejarle ahora lo más seguro es que ya esté pensando en hacer eso por la expresión que tiene.
— Olvídalo, ni se te ocurra.
— Oh vamos, será fabuloso, toda la fiesta arruinada por eso y que ambas familias sientan mucha vergüenza — sonrió en grande.
— Sí, tan divertido, más divertido aún que te golpeen hasta ya no poder pararte — dijo sarcástico rodando los ojos, pero preocupado por ella tras lo que le contó — No lo hagas por favor, y si no te importa lo que te pase entonces hazlo por mí.
Ambos se miraron fijamente por lo que pareció una eternidad hasta que Némesis apartó la mirada soltando un leve gruñido. Está más que claro que iba a ceder ante él, es como la única debilidad que tiene en la actualidad y obviamente Regulus sabe a la perfección esto por lo que sacó esa carta al juego.
— Maldito manipulador — refunfuñó.
— Así me quieres — sonrió de lado poniendo cierto tono engreído.
— Lastimosamente, estaba tan bien cuando no quería a nadie.
— Oh vamos, admite que te encanta que haya entrado en tu vida y que todo es mejor ahora.
Némesis en respuesta le sacó el dedo del medio a lo que este rió silenciosamente. Jamás lo admitiría en voz alta, pero es cierto, desde que él está en su vida ya no es todo tan solitario, y si bien antes pasada el rato con algunas personas, no es lo mismo el haber formado un vínculo afectivo como con el que logró con el menor de los Black, la amistad que tienen llena a medias ese gran vacío que tiene.
El sonido del choque suave de un cubierto contra una copa llamó la atención de todos y ella al saber lo que significa de inmediato quiso que la tierra lo trague y lo escupa en alguna isla o campo alejada de toda civilización y en donde podrá vivir en paz como tanto desea. Un sueño que nunca se cumplirá..o quizás sí.
— Buenas noches a todos — saludó Jacob con la atención de todos puestas en él — Antes de que sea oficialmente las doce y Navidad, me gustaría anunciar algo muy importante. El día de hoy dos familias se van a fortalecer ante la unión de dos jóvenes que están dispuestos a consagrarse en matrimonio.
La pelinegra soltó una leve risa sarcástica al oír que están dispuestos, por una parte quizás, pero por el suyo está completamente obligada y no pudo evitar que una rabia crezca en ella, pero tuvo que aparentar y mantuvo su rostro inexpresivo cuando por dentro está gritando. El discurso seguía, pero ella estaba inmersa en intentar controlarse para no tirarle una maldición a su padre y a Lucius también de paso quien por su culpa ahora debe unirse a él.
— Némesis te llaman — susurró Regulus dándole un leve codazo que le quitó de su trance.
Solo ahí se dio cuenta que todas las miradas están puestas en ella, así que de mal humor se dirigió donde Lucius la espera, este apenas se puso frente a él se arrodilló y abrió una pequeña cajita dando a relucir un brillante anillo que seguro habrá costado lo suficiente para poder ganar mucho dinero si es que algún día desea vender.
— Némesis Lestrange, ¿me harías el honor de ser mi esposa? — pidió con una sonrisa ladina y burlesca, finalmente la tiene justo como quería.
La pelinegra tardó unos segundos en responder, queriendo decirle un rotundo no, robar ese costoso anillo y huir de ahí. Sin embargo, sonrió falsamente teniendo que aceptar de momento, de todas formas no durará tanto, o eso espera al menos.
— Me encantaría, no sabes cuánto he soñado con este maravilloso momento — dijo sarcástica fingiendo emoción, y por supuesto la gran mayoría de los invitados se dieron cuenta, pero no les sorprende, ya todos saben que estos matrimonios no son por amor.
Lucius por su parte se abstuvo a rodar los ojos por como habló y se colocó de pies agarrando su mano y poniendo el anillo que le quedó a la perfección en su dedo. Némesis observó detalladamente el anillo y no pudo evitar sonreír de lado, odiará el matrimonio y todo eso, pero vaya que le encanta el anillo y lo lujoso que es, después de todo no es una chica sencilla, ama las cosas caras y toda su vida ha vivido rodeada de ello, no es como si pudiera evitar tanto.
— Un brindis por los futuros esposos — habló Jacob mirándole por primera vez a su hija con orgullo.
Pero eso no duró ni un minuto cuando Némesis a propósito hizo como que se tropezó con su vestido largo y derramó todo su vino en el traje gris de Lucius dejando una enorme mancha color burdeo. Ante eso un gran silencio se hizo presente y el rubio la observó furioso.
— Ay lo siento tanto, es que estoy un poco mareada — se disculpó con falsa preocupación mientras intentaba hacer como que le limpia, pero solo está embarrando más intencionalmente.
— Está bien, déjalo así — murmuró apretando su mandíbula haciendo todo lo posible para no gritarle miles de cosas.
Jacob ante eso resopló igual de molesto con ella, pero como el gran hablador que es logró desviar la atención de todos de ellos. Némesis por su parte dejó de "limpiarle" y le observó al rubio con ganas de reírse en su propia cara; quizás se esté comportando como una niña, pero no le importa, está dispuesta a hacerle la vida imposible las veces que sea necesario.
— Perdón querido esposo, si me disculpas me voy al baño — sonrió burlona y sin darle tiempo a decir algo se alejó rápidamente de todo el gentío sintiendo un poco de satisfacción.
Mientras se metía en el pasillo vacío del piso de arriba creyó que por fin estaría sola y podría respirar de toda la situación por un momento, pero cuando sintió ese característico empujón agresivo contra la pared supo que su paz no iba a ser posible. Y ahí está, Lucius demostrando lo furioso que está mientras la inmoviliza contra la pared con su antebrazo presionando por encima de sus pechos para evitar que se mueva; pudo sentir el aliento caliente contra su rostro y el fuerte olor a vino inundar sus fosas nasales, algo que comienza a desagradarle proviniendo de él.
— Que sea la última vez que me avergüenzas frente a todos Némesis — amenazó con el semblante serio.
— ¿Y si lo vuelvo hacer qué? — lo enfrentó una vez más sin miedo alguno, alzando su mentón y mirándolo igual de amenazante.
— Verás las consecuencias y no será nada agradable — murmuró acercando más su rostro al suyo — Vas a rogar llorando para que me detenga.
Al sentir su mano acariciar su cintura supo a lo que se refiere específicamente y sintió un profundo asco que la llevó a darle un fuerte manotazo para que la suelte.
— No me vas a tocar nunca en tu puta vida Malfoy.
El hombre rodó los ojos y sujetó su rostro con una sola mano ejerciendo presión, logrando que ella sienta un poco de dolor, pero no lo demostró y se mantuvo inflexible, después de todo le duele más otras zonas de su cuerpo a comparación de algo tan ligero como eso.
— Tarde o temprano lo haré, tu deber como mi esposa será complacerme y yo aprovecharé de eso las veces que sea necesario — sonrió burlón.
— ¿Qué sucede aquí? — la voz potente de Rabastan se hizo presente y el rubio de inmediato soltó a la chica.
— Solo estaba aclarando unas cosas con tu hermana — respondió fingiendo una sonrisa amigable.
— ¿Estás bien, Némesis? — preguntó ignorándolo completamente sin tolerarlo.
— Sí, estoy bien.
— Tú, largo de aquí — habló con ese tono serio y expresión fría que solo pone frente a los puristas.
Malfoy apretó su mandíbula molesto por la interrupción; sin embargo, se fue de ahí a grandes pasos no queriendo tener problemas con alguien como Rabastan quien tiene cierta reputación no tan buena e intimidante. Y apenas se alejó y los dejó a solas el mayor de los Lestrange relajó su expresión y se acercó al instante a su hermana demostrando su preocupación.
— ¿Qué te dijo? ¿No te hizo nada malo? — preguntó rápidamente sujetándole de sus brazos y recorriendo sus ojos por su cuerpo en busca de alguna herida.
— Tranquilízate, no me hizo nada más que darme sus ridículas amenazas de siempre.
— ¿Siempre? — frunció el ceño soltándola — ¿Te suele molestar en Hogwarts? ¿Nunca te hizo algo?
— A veces..y no, más bien soy yo quien le jode con bromas pesadas, más aún cuando me molesta — sonrió de lado recordando algunas cosas que le hizo — De alguna forma debo vengarme.
— Entiendo, y ya decía yo que lo del vino no fue sin querer, sino una pequeña forma de desquitarte — negó sonriendo divertido.
— No pude contenerme, y agradece a Regulus que no tome la decisión de vomitar por ellos y solo fue eso.
— Eres asquerosa — arrugó su nariz del asco de tan solo imaginar — Pero en fin, sé cuanto estás detestando todo esto, así que vete si quieres, yo te cubro.
— Aunque me encantaría no tengo dónde ir.
— ¿No que ese chico Potter te invitó en su casa para Navidad?
Recién ante la mención de James se acordó de que había insistido muchísimo para que vaya en su casa ese día; estaba tan inmersa en todo lo que iba a pasar que se le olvidó completamente de ello, y por consecuente no pudo evitar pensar en Remus preguntándose si también estaría ahí, pero al darse cuenta de lo que piensa rápidamente evitó hacerlo y se centró en su hermano.
— No quiero ser una molestia, ya puedo imaginar que están teniendo toda una bonita noche como la familia sana y estable que son.
— Me contaste que insistió mucho, así que no creo que seas una molestia.
— No sé dónde vive — se excusó de inmediato — además no...
Antes de siquiera poder terminar de decir algo sintió toda esa sensación que se da al aparecer y pronto pudo visualizar un barrio con decoraciones navideñas por todos lados, pero más que nada la casa que tiene enfrente. Y pronto se dio cuenta a quien pertenece al ver el buzón que tiene pintando en letras negras "Familia Potter".
— Aquí estamos, así que ve a disfrutar, pero antes — le colocó un hechizo para que se mantenga caliente ya que anda con un vestido en pleno invierno — Ahora si vete.
— Que no te das cuenta que no quiero estar aquí idiota — frunció el ceño mirándolo mal.
— Adiós hermanita, volveré por ti mañana — sonrió divertido despidiéndose con unos movimientos de dedos y desapareció dejándola en medio de la calle.
— ¡Hijo de puta! ¡Ya verás cuando nos volvamos a ver! — gritó molesta pese a que ya no la iba a oír.
Ante el griterío de esa voz tan conocida, James sonrió de inmediato y se levantó de un brinco del sofá y corrió hacia la puerta abriendo, solo para toparse con una evidentemente Némesis enojada, pero eso no fue lo que le sorprendió, sino el hecho de verla arreglada y vestida tan elegantemente como nunca antes la ha visto; sin embargo, no le dio tanta importancia a eso y la abrazó con fuerza.
— ¡Sí viniste! — chilló emocionado.
La pelinegra se tensó no solo ante el repentino cariño, sino también porque ante la fuerza del abrazo le dolió algunas heridas que todavía no sanaron adecuadamente, así que se retorció levemente intentando apartarlo.
— Por obligación, pero aquí estoy y ahora amablemente te pido que me sueltes o de lo contrario te patearé el culo.
— Tan cariñosa como siempre — negó sonriendo y la soltó — Vamos adentro, mis padres estarán felices de conocerte finalmente, les he hablado de ti, que eres mi amiga y otras cosas más.
Agarró su mano jalándola y ella no tuvo más remedio que seguirle y regañarlo en el proceso ya que casi cayó al estar caminando con tacones en la nieve, pero finalmente entraron a la casa y sintió de lleno la calidez que emana el lugar, y no solamente hablando de temperatura, sino que a medida que van caminando observa todo a su alrededor notando lo hogareño que es la casa, tanto que se sintió rara ya que está acostumbrada a la frialdad en todos los sentidos de su casa.
Cuando ambos ingresaron a la sala todos los ojos pusieron su atención en ella, es decir, de Euphemia y Fleamont Potter y también Remus y Sirius, el primero no disimuló para nada su sorpresa de verla y su corazón se aceleró al instante en que salió de su asombro, tampoco disimuló para nada el verla embobado, perdiéndose en lo hermosa que se encuentra esta noche; por otro lado Sirius, también se sorprendió, pero más que nada se puso a indagar su cuerpo detalladamente en busca de alguna herida visible suyo, y justo en medio de esa evaluación su atención se detuvo en el anillo brillante en su dedo anular.
— Mamá, papá, ella es Némesis Lestrange, al final si vino, al parecer se aburrió de la fiesta purista.
La susodicha se aguantó en decir que no es tanto así y puso una sonrisa encantadora acercándose a los adultos, dispuesta a caerles bien, además a simple vista se ven agradables, no por nada su padre y otros puristas los detestan.
— Un gusto señor y señora Potter — extendió su mano primeramente al hombre.
— El gusto es mío, y dime Fleamont por favor — sonrió amigable estrechando su mano.
Dio un asentimiento ante eso y cuando iba a saludar a la mujer de la misma forma esta ignoró su mano y la envolvió en un fuerte abrazo que la hizo soltar un bajo quejido sin querer, pero que fue audible para Euphemia quien al instante la soltó y la observó con sospecha, recordando haber pasado lo mismo con Sirius para luego descubrir la verdad.
— ¿Estás bien querida? — le susurró acariciando sus brazos.
— Sí, todo bien — sonrió levemente en un intento por convencerla y claramente la mujer no le creyó, pero no era momento de indagar, así que volvió a esa sonrisa cariñosa que le caracteriza.
— Es un gusto finalmente conocerte, James me ha hablado un montón de ti a través de las cartas, está emocionado por tener una mejor amiga por primera vez...Oh y en serio te agradezco tanto que le hayas ayudado con esa chica Lily, no sabes lo mucho que ya ha sufrido mi niño por andar detrás de ella, hasta ya nos cansaba un poquito que se lamente todo el tiempo que no le hace caso.
— Ni que lo digas, en Hogwarts todos ya saben que él se anda arrastrando por la pelirroja hace años.
— ¡Hey! ¡Estoy aquí! — interrumpió indignado viendo a ambas mujeres — Si quieren chismosear háganlo cuando yo no estoy.
— Como quieras hijo, ¿nos vamos en la cocina Némesis? — bromeó Euphemia haciendo un amago de llevarla.
— Pero no te la robes ahora — agarró el brazo de la pelinegra sacándola de las garras de su mamá— Debe saludarle a Remus con unos besitos.
— ¿Son novios? Y no me dijiste Remus — dijo sonando indignada observando al chico.
El castaño sintió el calor subir por sus mejillas cuando todos lo miraron y quiso golpear a James ya que claramente lo dijo para molestarlo, esa expresión burlesca suya le dio a entender.
— No somos novios, James nos shippea o algo así y siempre molesta con eso — explicó restándole importancia, aunque muy dentro suyo desearía que sea verdad — Por cierto, hola Némesis.
— Hola Remus — sonrió de lado escaneándole de arriba a abajo sin disimulo alguno — Te ves guapo.
— Mm gracias supongo, tú te ves aún más hermosa de lo que eres — sonrió tímidamente jugando levemente con el borde de su camisa, uno de sus tics cuando está nervioso.
Y no es para menos, toda la atención de los demás está en la interacción de ambos, además de que ella siempre logra ponerlo nervioso de alguna manera y ni hablar ahora que admitió que le gusta, oficialmente lo dijo en voz alta ayer frente a sus amigos, algo que considera muy malo ya que se supone que ellos siempre tendrán solo sexo y nada más.
— Bueno ya, no comiencen con su coqueteo — interrumpió Sirius hablando por primera vez desde que ella vino.
— Black, siempre encantada de verte — dijo sarcástica pero con una pequeña sonrisa.
— Digo lo mismo, me alegro tanto de verte hasta acá y no solo en el colegio — respondió de la misma forma, pero igualmente con esa leve sonrisa que indica que están jugando y lo disfrazan con ese desagrado.
— Uf, por Merlín, cuanta tensión entre ustedes tres — se le escapó a Euphemia a lo que su esposo le dio un disimulado codazo para que no diga nada más, ya conociendo como de curiosa puede ser — Siéntate y ponte cómoda querida.
La pelinegra asintió y se sentó en el lugar extrañamente vacío de lado de Remus, juntando su brazo con el suyo a propósito y se aguantó en no sonreír al sentirlo tensarse, y sabe bien que no es porque le desagrada, además de ver como comenzó a mover uno de sus anillos, otra de las cosas que hace cuando está nervioso o más. Al ver eso recordó que tiene el de compromiso y se lo quitó disimuladamente e hizo como que se rascó el pecho dejando caer en su escote el anillo al no tener bolsillos donde guardar.
— Quizás ya suene atrevido debido a que apenas me conocen, pero podrían dejarme dormir por esta noche aquí por favor, es que mi hermano me dijo que recién mañana vendrá por mí y yo aún estoy en proceso de aprender aparición.
Habló tan educadamente que los chicos se sintieron raros ante esa faceta suya, estando tan acostumbrados a su verdadera forma de ser.
— Por supuesto que puedes querida, tenemos una habitación disponible que podemos darte y también te prestaré ropa — respondió de inmediato Euphemia.
— Tampoco tengo problema, pero que ningún chico entre a tu habitación — le siguió Fleamont y miró más que nada a los hombres quienes captaron la indirecta — ¿Entendido?
— La veo como una hermana papá, no entraría a hacer cochinadas con ella jamás.
— Ni aunque fuera la última mujer del mundo me metería con ella — se excusó Sirius, mintiendo por supuesto, pero no lo haría de todas formas.
— Entendido — respondió simplemente Remus, pero quién sabe y lo hace a escondidas.
— En ese caso todo bien, eres bienvenida Némesis — asintió con una sonrisa en su rostro.
— En serio se los agradezco.
Los adultos asintieron y el sonido de fuegos artificiales se hicieron presente y eso les indicó que ya es Navidad, por lo que entre todos se saludaron efusivamente, menos Némesis, ella solo se quedó sentada apreciando todo, sintiéndose fuera de lugar al no estar acostumbrada al ver un momento familiar tan íntimo como ese. Sin embargo, pronto James y Euphemia se encargaron de desearle una feliz navidad igual de efusiva a lo que ella respondió incómoda, por otro lado el resto la saludó de forma tranquila, algo que disminuyó un poco su incomodidad, pero aún se sentía como una intrusa.
— ¡Vamos a ver los fuegos artificiales! — exclamó James emocionado y corrió hacia la puerta.
— ¡Espérame! — gritó Sirius corriendo tras él y agarrando en el proceso una bolsa con fuegos artificiales que compró.
Los adultos también los siguieron y Némesis no tuvo de otra que hacer lo mismo, pero cuando estaba a punto de salir sintió un suave jalón en su cintura y su cuerpo siendo girado, y antes de poder reaccionar siquiera Remus la besó necesitado y en el proceso los alejó un poco de la puerta para que no los vean. La pelinegra sonrió levemente y pronto le correspondió el beso pasando sus brazos por su cuello; ambos saben que no pueden tomarse mucho tiempo o alguien podría venir a buscarlos, así que aprovecharon al máximo esos pocos segundos, hasta que ella fue quien rompió el beso y el castaño tuvo que tomar toda su fuerza de voluntad para no volver a besarla y continuar hasta que se sienta satisfecho, aunque es algo difícil que se canse de sus labios.
— ¿Que acaso ya no pudiste esperar? — susurró aún cerca de sus labios.
— No, desde que te vi entrar con ese vestido tan hermoso desee besarte y más..— admitió dándole un corto beso.
— ¿Arrancármelo?
— Quizás — sonrió de lado abriendo los ojos encontrándose con su mirada.
— Cuando todos duerman ve a la habitación y espero no seas ruidoso — se separó guiñándole el ojo y caminó hacia la puerta.
— Ahí estaré — prometió siguiéndola de inmediato.
Ambos salieron y se quedaron parados en la vereda a un lado del otro viéndole jugar a James y Sirius como si fueran dos niños con los fuegos artificiales y a los adultos riéndose de ellos y hablando entre ellos. Todos tan inmersos que no se dieron cuenta de la llegada de ellos, por lo que Remus aprovechó y comenzó a deslizar su mano por toda su espalda.
— Ya andas de salido sin poder dejar de tocarme — se burló Némesis.
— No finjas, sé que te gusta — sonrió bajando más su mano y tocando brevemente sus nalgadas para luego volver a subir.
— Y pensar que la primera vez yo tuve que hacer que me toques el trasero porque te daba vergüenza y ahora tú solito lo haces, quien te viera Lupin — sonrió divertida, pero gustándole que ahora sea más atrevido con ella y no se reprima tanto.
— Es tu culpa, tú me hiciste así.
— Estoy segura que ya eras así y solo agarraste más confianza para hacer lo que quieras.
— Nunca lo sabrás — sonrió y recién cayó en cuenta que está con un vestido fino sin mangas y que posiblemente debe estar teniendo mucho frío — Mierda Némesis, te vas a enfermar así, mírate como andas.
— Tranquilo, estoy bien, tengo el...
Se calló al sentir sus brazos rodeándola y pegarla a su cuerpo en un delicado abrazo. Al principio se tensó como cada vez que hacen ese tipo de contacto cariñoso con ella, pero poco a poco se fue relajando y le regresó el abrazo, sintiendo como siempre esa calidez que emana su cuerpo, no hay día que él no esté caliente y supone que es por su condición, pero resulta agradable, así que se guardó la información de que no tiene frío al tener un hechizo encima.
— ¿Mejor? — bajó la cabeza para tener que verla y ella tuvo que alzar ante la gran diferencia de alturas.
— Sí — murmuró sin replicar por primera vez.
Por alguna razón los abrazos con él comienzan a sentirse diferente, no la incomodan como generalmente lo hacen otros, a excepción de Regulus, pero la diferencia de su mejor amigo es que con Remus se siente de otra forma y le gusta eso, pero a la vez le da miedo, no quiere encariñarse demás.
A lo lejos la pareja Potter los observaban con una sonrisa y se miraron cómplices entre ellos, logrando ver algo a simple vista.
— Ellos terminarán juntos — aseguró Euphemia con determinación.
— Puedes ser, pero la vida de la chica debe ser complicado teniendo en cuenta de la familia que proviene y probablemente nunca la dejen ser libre.
— Cuando se enamoren nada importará y harán lo que sea para estar juntos sin importar las barreras que hayan, acuérdate de mí.
— Si tú lo dices mi amor — sonrió abrazándola, solo esperando que ninguno salga dañado, menos Remus que es como uno de sus otros hijos.
Y así continuó la noche, una vez que ingresaron de nuevo en la casa se sumieron en distintas conversaciones y más. De pasar a estar incómoda, Némesis se sintió un poco mejor a medida que pasaba el tiempo, logrando formar parte incluso de lo que hablaban y mostrando un poco de lo que es su personalidad, dejando atrás esa faceta tan educada, pero a los adultos les cayó bien y definitivamente ya puede ser una posible hija adoptiva, tal como le llaman a todos los amigos cercanos de James.
Esa noche, todos la pasaron bien.
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