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CAPÍTULO QUINCE
• HALLOWEEN •

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Y ahí están Némesis y Remus, una vez más a solas en la torre de astronomía, un lugar que se volvió parte de la mayoría de sus encuentros en donde pasan tiempo hablando o simplemente besándose y toqueteándose a más no poder, hoy es de esos días en que solo están hablando de cosas al azar, por el momento.

— Las odiosas cucarachas van a poblar — habló Némesis haciendo una mueca de asco.

— Ellos y muchos insectos más, además de animales salvajes, claro, si es que no se extinguen con los humanos.

¿Cual es la charla del momento? Simple, hipótesis de qué pasaría si de un momento a otro todos los humanos se extinguen sin razón alguna y simplemente desaparecen dejando el planeta solitario.

— Entonces calculemos que aproximadamente dentro de 1000 años después de los hechos prácticamente la naturaleza ya agarraría todo y no quedaría casi ningún rastro de lo que fueron lo seres humanos, porque los edificios con el tiempo también se van a derrumbar.

— Exacto, aunque tal vez si quedarían algunos mínimos rastros — acotó Remus acercándose a ella.

— Ojalá nos extingamos ya.

— Si que tienes ganas de morir.

Al llegar se detuvo frente suyo colocando los brazos a cada lado suyo agarrándose de la baranda y dejándola prisionera mientras se observan fijamente.

— Todos Remus, incluso tú y no lo niegues.

No lo admitiría jamás pero tiene razón, hay veces en el que Remus odia despertar cada día y no morirse ya de una vez por todas, porque vivir consigo mismo es una tortura, más aún cuando se detesta tanto, aún así siempre se repite que debe seguir adelante por sus padres y amigos, aquellos que lo quieren y han apoyado tanto que sufrirían con su partida, así que solo se aguanta todo viviendo día a día en silencio con ese pesar que parece no querer abandonarlo nunca.

— Mejor no hablemos de muerte.

— ¿Y de qué quieres hablar entonces? Tal vez podemos hablar del hecho de que estás muy cerca y se me antoja besarte pero soy tan enana que ni de puntas te alcanzo maldito jirafa ¿qué carajos te dieron de comer de niño?

Inevitablemente el castaño comenzó a reír de eso negando mientras ella lo mira seriamente aunque quiera reír también, pero en lugar de eso solo aprovechó que está distraído y sacó uno de sus brazos saliendo de la prisión y caminando, algo que le llamó la atención a Remus quien dejó de reír para verla.

— ¿Ya te vas? Lamento si te ofendí al reírme, no era mi in..

— Siempre tan tierno — interrumpió — No me ofendería por una cosa como esa.

— ¿Entonces?

Némesis no respondió y siguió caminando hasta subirse en unos escalones que están ahí dándose la vuelta luego recargándose en la pared y mirándolo fijamente.

— ¿Ya vas a venir o debo enviarte una carta de invitación?

Aún confundido le hizo caso pero a medida que se acercaba entendió al ver que casi están en la misma altura y apenas estuvo cerca Némesis se estiró y le agarró de la camisa acercándole lo suficiente para dejar sus rostros cerca, Remus rozó sus labios con la intención de besarla pero ella se apartó un poco soltando una risita al escucharlo bufar.

— Si tanto querías besarme por qué te alejas ahora — susurró colocando la mano en su nuca y otra en su cintura para que ya no se aparte.

— Justamente para que hagas eso.

El castaño sonrió un poco y la chica ya no dudó en besarlo con todas las ganas que tenía ya desde hace rato colocando ambos brazos en su cuello y apegándose lo más que puede a él, quien por supuesto hizo lo mismo teniendo la necesidad de tenerla lo más cerca posible cual adicto.
A Remus le encanta besarla,ella nunca lo besa tierno, es todo lo contrario, lo hace apasionado y las lentas caricias que le da en el proceso lo vuelven loco. Podría vivir besándola sin duda alguna, pero una parte suya también desea que lo bese tierno, aunque sabe que no pasará nunca, más cuando ella misma le dijo que nunca lo hará a menos que sienta algo por esa persona, así que no le queda más de otra que seguirle el ritmo, peor sería no poder volver a besarla.

Némesis soltó un leve jadeo contra sus labios al sentir como bajó repentinamente sus manos a sus nalgas dándole un apretón, algo que le calentó más y todo tan fácil por culpa de que hace días no tiene sexo con nadie y ahora anda más necesitada que nunca, pero claro está que no lo hará ahí mismo, no con él, así que agarró sus manos apartando de ahí.

— Alto ahí lobito — susurró rozando sus labios.

— ¿Por qué?

— Porque si me sigues tocando voy a caer y tendremos sexo aquí mismo.

— ¿Y eso que? Es lo que ambos deseamos.

La pelinegra sonrió de lado viéndolo todo necesitado, y con justa razón, ya le hizo esperar mucho al pobre, pero todo tiene su razón, además no va a negar que le encanta jugar con él, el dejarlo así sabiendo que luego se irá a tocar pensando en ella, y lo sabe porque una vez lo escuchó y vaya que le excitó oírlo gemir su nombre, incluso tuvo que darse fuerza a sí misma para no entrar y ayudarlo ella misma.

— Lo sabes perfectamente.

— Lo haremos en un lugar a solas sin interrupciones y donde podamos estar las horas que queramos — repitió como grabadora soltando un suspiro al final — ¿Cuándo será eso?

— Ve hoy a la fiesta de halloween que haremos los de Slytherin.

Remus la vio dudoso ya que Gryffindor también hará una fiesta de las cuales justamente organizaron sus amigos y él, si falta lo llenarán de preguntas por su sospechosa ausencia.

— ¿Si voy lo haremos finalmente?

— Vete vestido de hombre lobo.

Le dio un corto beso en los labios y luego se separó bajando los escalones y caminando hacia la salida.

— ¿Sí o no?

— No quiero llegar tarde a la cena, hoy sirven todo un banquete. Nos vemos luego — le guiñó el ojo y con eso ya salió.

Si antes estaba con duda ahora lo está aún más, sumándole la curiosidad, así que se quedó ahí pensando un rato sobre ello no sabiendo qué decisión tomar...Aunque desaparecer un momento de la fiesta poniendo una excusa luego no suena tan mal ¿o sí?

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— ¿Qué tal me veo Reggie?

— Como si quisieras que cierto lobo te coma.

Némesis sonrió divertida mirándose al espejo detalladamente en busca de alguna imperfección, pero no encontró nada, se ve fabulosa y lo sabe.

— Es justo lo que deseo mi querido amigo.

— Más obvia no puedes ser con tu disfraz de Caperucita Roja.

— Pero solo tú y sus amiguitos saben de la indirecta.

El pelinegro solo asintió sin tanto humor de asistir a una fiesta, pero aún así lo hará en un intento de relajarse y despejar su mente, y si que lo necesita con todo el estudio que ha tenido estos últimos días y la presión de sus padres con que debe ser el orgullo de la familia.

— Bien, ahora siéntate te voy a maquillar.

Soltó un bufido pero aún así le hizo caso acomodándose. Como bien se ha dicho, no tiene ganas de nada, por ende eligió lo más básico en una fiesta de disfraces, la de un vampiro, lo único que hizo fue vestirse todo de negro, ponerse una capa que le dio Némesis y ahora se dejará maquillar.

— ¿Qué te asegura que Lupin vendrá a la fiesta en lugar de quedarse al suyo?

— Lo hará, solo eso debes saber — dice mientras comienza a maquillarlo.

Némesis sabe que lo tiene en la palma de sus manos, quizás dude un momento pero luego terminará viniendo a ella y posiblemente haciendo lo que ella desee. Quizás hasta con un poco más de esfuerzo y tiempo hasta podría ser completamente suyo, pero claro está que no busca eso, así que no intentará nada que la ate a alguien que no quiere.

— ¿No crees que ya estás jugando con él?

— Créeme que no, los únicos juegos que implemento en él es algo sexual, nada de situaciones emocionales y sentimentales.

— ¿Y lo harías? — preguntó curioso viéndola fijamente.

— No, no me hizo nada malo como para dañarlo de esa forma.

El pelinegro solo asintió sin decir nada más al respecto, aunque una parte suya espera que ella no sea cruel con él, porque sí que puede ser cuando se lo propone y no le conoce tanto a Remus pero se ve muy buena gente como para caer en sus redes, aunque de todas formas presiente que igual terminará enamorándose de ella con lo ingenuo que se ve, la verdadera cuestión aquí es si ganará el frío corazón de Némesis haciéndole cambiar de opinión sobre el amor, eso no lo sabe, pero en todo momento solo será el espectador de la situación entre ambos.

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Unas horas después en otra parte, específicamente en la torre de Gryffindor están los merodeadores sentados en el sofá apreciando la cantidad de gente que hay antes de ellos mismos sumarse, aunque uno solo está esperando perderlos de vista para poder escaparse.

— Esta vez no hay tantas personas como veces anteriores — comentó James alzando la voz por la música fuerte.

— Es porque los malditos de slytherin también hacen fiesta — dijo Sirius rodando los ojos.

— Y los suyos suelen estar buenos también — habló esta vez Peter mirando a su alrededor.

Remus por su parte se mantuvo en silencio solo observando a las personas que tienen diferentes disfraces, algunos son bastante creativos y otros al parecer ni siquiera hicieron el intento, él mismo se encuentra en ese círculo ya que solo se puso unas orejas puntiagudas para hacer como que es un lobo, ni siquiera dejó que le maquillen como a los chicos, más que nada porque odia ser un hombre lobo y tener que vestirse otra vez de eso no es nada gratificante, pero como la curiosidad de que Némesis le pida le ganó hizo un poco de intento respecto a su "disfraz". Y justo por esa curiosidad se levantó mirándole a los chicos llamando sus atenciones.

— Iré un rato a la baño, ya regreso

Antes de siquiera darle oportunidad de que hablen se fue rápidamente metiéndose entre el gentío para que lo pierdan de vista.

— Ha estado raro desde que apareció en la cena ¿y que es eso de querer vestirse de hombre lobo? se supone que lo odia — habló Sirius extrañado.

— Hm tal vez lo toma con humor, no sé..— dijo James intentando hacerse el desentendido.

¿Quién creen que se encargó de conseguirle las orejas a Remus en menos de dos horas? Exacto, James Potter, el chico que se convirtió en su confidente en todo lo que respecta a cierta chica de cabello y ojos oscuros. Apenas le comentó al respecto dejó todo de lado y fue corriendo a intentar conseguir algo de hombre lobo, según él porque ya es momento de que tengan sexo y viendo que ya posiblemente la chica cedió por supuesto no le dejará a Remus que falte a su encuentro.

— Iré a buscarlo.

— ¡NO! — exclamó al instante pero relajó su expresión cuando su mejor amigo le vio confundido — Digo..déjalo respirar, quizás necesita tiempo a solas.

— O hablar con alguien.

Sin esperar respuestas fue a buscarle a su amigo y James maldijo rogando que Remus ya haya escapado para ir a la otra fiesta, y por supuesto que ya lo hizo, ahora mismo está de camino hacia ahí cuidando de que Filch no arruine todos sus planes.

Tiempo después ingresó a la sala común gracias a que ella le dijo la contraseña y se puso a observar a su alrededor ansioso por lo que pueda pasar, no sabe si este es uno más de sus juegos en donde le dejará con las ganas pero en caso de que no lo sea no se iba a perder la oportunidad por supuesto, así que se puso a recorrer buscándola con la mirada.

— Tu cachorro llegó — le informó Regulus en tono burlón viendo la expresión del castaño todo perdido.

— Vaya, vaya, mi cazador ha llegado mejor dicho — sonrió de lado viéndolo fijamente sin intentos de acercarse aún.

— Ambos sabemos que tú eres la cazadora pese a estar disfrazada de la víctima querida.

— En unas horas comprobaré qué papel tiene realmente tras toda esa carita de inocente.

Continuó viéndolo unos segundos más y luego tomó todo lo que le queda del whisky pasándole el vaso a Regulus.

— Nos vemos mañana Reggie — se despidió besando su mejilla.

— Ajá, pásala bien.

Sin más la chica comenzó a caminar con toda la seguridad hacia Remus hasta posarse frente a él, este al instante recorrió su mirada de pies a cabeza e inevitablemente sonrió de lado entendiendo porqué le pidió disfrazarse de eso.

— Por si no lo captaste es una indirecta — le guiñó el ojo.

— Oh claro que lo capté — vuelve a sonreír sin poder dejar de verla — Te ves hermosa Némesis.

— Lo sé, pero gracias por el cumplido — con una sonrisa se acercó más él poniendo una mano en su pecho — Tú también te ves bien.

— Solo tengo las orejas de diferente — hizo una mueca inseguro.

— No hace falta tanto querido, ya sé que el lobo está ahí sin necesidad de un disfraz.

A medida que hablaba iba bajando lentamente su mano por todo su torso poniéndole nervioso a Remus y más con esa mirada tan intensa que lo atrapa por completo.

— Vamos a bailar — agarró su mano y lo llevó más en el centro escuchando una canción movida.

Al detenerse se colocó frente a él y agarró sus dos manos llevando a su cintura pegándose a él pese a que la canción no dé para estar así, pero no le importa, lo único que está buscando es provocarlo y ver si logra quitar un poco de dominación por su parte, aunque claramente le gusta muchísimo más que sea sumiso y ella lo guíe.

— Solo déjate llevar y no pienses tanto.

Él asintió en respuesta y trató de dejar atrás toda tensión que tiene ante la situación y el lugar en el que están y solo intentó centrarse en ella y en que están juntos bailando. Funcionó, poco después logró soltarse más bailando y a medida que las canciones cambiaban logró despreocuparse por todo ya dejándose llevar y disfrutando mientras baila con ella en distintos ritmos, a veces incluso ambos reían ante ciertos pasos que daban. Sin embargo, llegó un momento en que las canciones pasaron a ser más sensual y la clara tensión sexual entre ambos se disparó por los aires.

— ¿Por qué viniste? — preguntó Némesis cerca de su oreja estando muy pegada a él.

— Porque te deseo desde hace muchos días y ya no creo poder soportar un día más sin tenerte de otra forma — se sinceró observándola fijamente — Por favor ya no me hagas esperar.

La pelinegra sonrió de lado viendo que su forma de verla en sí demuestra todo el deseo que siente hacia ella y sin dudarlo comenzó a besarlo en un intento de demostrar que ella también lo desea sin querer decirlo, aunque Remus lo captó siguiéndole al instante el beso con la misma intensidad y agarrando su cintura empujándola aún más a él si es posible necesitando sentir su cuerpo contra el suyo y por primera vez no le importó el hecho de que haya personas alrededor y comenzó a recorrer lentamente sus manos por donde alcanza.

En el momento en que se separaron Némesis sujetó su mano caminando hacia las habitaciones y el corazón de Remus comenzó a ir a un ritmo acelerado, y es que aunque lo desee con todo su ser también le genera muchos nervios porque él no tiene una gran experiencia como ella y teme arruinarlo o quedar como un tonto inexperto que no la complace como otros lo harían.

Al llegar la pelinegra cerró con llave agradeciendo como siempre el tener habitación para ella sola al ser prefecta, mientras tanto el castaño se puso a observar todo a su alrededor entrando por primera vez ahí.

— Siéntate — ordenó señalando la cama y sonrió de lado al ver que lo hizo sin discutirlo — Y dime Remus..¿Ya tuviste sexo alguna vez?

— Mm sí — respondió nervioso al verla acercarse.

— ¿Cuántas veces?

— Dos veces.

Se detuvo en el espacio en medio de sus piernas y colocó sus dedos en su mentón levantando su cabeza para que la vea y vaya que le encantó verlo todo vulnerable y con esos ojitos de cachorro mirándola como si fuera toda una diosa.

— ¿Y lo disfrutaste?

— La segunda vez más que la primera — respondió sincero.

— ¿Entonces nunca experimentaste varias cosas? — negó — ¿Te gustaría hacerlo?

— ¿Tú me enseñarás?

— Sí, pero tendrás que hacer todo lo que yo te ordene y mientras mejor te portes más te voy a complacer.

Remus tragó en seco al sentir su mano deslizarse por su cuello e inevitablemente bajó la mirada al sentir como va desprendiendo los botones de la camisa que trae. No está demás decir que con lo mínimo que han hecho ya está excitado y eso se nota ante el bulto visible en su pantalón.

— Mírame y respóndeme si estás de acuerdo.

— Me portaré bien y haré lo que me pidas — respondió mirándola.

Némesis asintió conforme deslizando las manos por todo su abdomen sintiendo los relieves de las cicatrices contra su palma pero eso lejos de disgustarle le encanta y no teniendo suficiente le quitó la camisa por completo tirando por ahí teniendo una mejor vista.
Remus se sintió cohibido y se encogió deseando taparse aquello que él considera asqueroso y horrible.

— No deberías sentirte inseguro de tu cuerpo, es perfecto y esas cicatrices te hacen lucir sexy.

— Es asqueroso.

— A mí me gusta.

En su mente se suponía que cuando iban a hacerlo sería más simple y dejándose llevar solo por el placer pero se había olvidado del detalle de que no está con cualquier otro chico, sino con Remus, el hombre que se acompleja de su cuerpo de forma excesiva al punto de odiarlo de sobre manera, y de cierta forma le da pena.

— No sé cómo te puede gustar.

En lugar de responder lo empujó haciendo que se recueste y se subió a horcajadas sentándose justo en su erección y moviéndose un poco escuchando un bajo jadeo de su parte, ignoró aquello y se agachó comenzando a dejar besos en su cuello mientras sigue recorriendo su mano en su abdomen.

— Solo olvida todo por un momento — susurró cerca de su oreja.

Remus cerró los ojos suspirando al sentir los suaves besos ir bajando lentamente por su abdomen intentando no perder la cabeza y tomarla ya de una vez como tanto desea, pero aquí la que manda es ella y vaya que le genera cierto placer ser dominado por primera vez, se siente una ligera adrenalina de no saber cuál podría ser su siguiente paso.

La pelinegra siguió con los besos y caricias hasta detenerse al borde de su pantalón viendo su gran bulto deseando ser liberado y sin dudarlo lo desabrochó bajándole con bóxer incluido ganándose una sonrisa inmediatamente al ver su tamaño.

— Siento pena por aquellas mujeres que no han tenido el placer de disfrutar de esto.

Remus tragó grueso al verla muy cerca de su pene y apretó ligeramente la sábana para aguantar la tentación de agarrar su cabeza y hacer que le alivie el dolor que comienza a sentir, pero aunque no lo diga Némesis se dio cuenta y sonrió burlona por más que ella misma se esté reteniendo también a no hacerlo.

— Aún no lobito, primero tendrás que quitarme la ropa, así que siéntate y hazlo ahora.

— Está bien.

Se sentó al instante y le agarró de la cintura empujándola hacia él ansioso por quitarle todo y eso se hizo notar ya que directamente rompió la capa roja.

— Rompe todo menos el disfraz — pidió dándole la espalda.

Remus asintió y esta vez por más impaciente que esté deshizo con cuidado todo el cordón del vestido y luego bajó de la misma forma el cierre haciendo que su vestido caiga al suelo revelando su espalda desnuda y las cicatrices que tiene ahí, y sin poder evitarlo se inclinó y comenzó a dar besos y caricias tal como ella lo hizo con los suyos causando que su piel se erice ante el toque tan delicado.

— Tu cuerpo también es perfecto — susurró.

La pelinegra no respondió y solo se dio la vuelta mirándolo fijamente esperando que le quite su ropa interior y sonrió cuando este como si le hubiera leído la mente agarró el borde de su braga bajando lentamente dando caricias en sus piernas en el proceso a lo que tuvo que morderse el labio para no soltar un suspiro de satisfacción. Ni siquiera están haciendo tanto y con el mínimo toque ya se encienden, quizás sea el fruto de haber esperado tanto tiempo.

Cuando quedó completamente desnuda a su merced el castaño no pudo evitar recorrer su mirada por cada milímetro de su cuerpo contemplando lo más detalladamente posible y en lugar de sentirse cohibida como él anteriormente disfrutó ver sus ojos llenos de deseo puestos exclusivamente en ella, mirándola incluso como si fuera algo que merece ser admirado.

— ¿Te gusta lo que ves?

— No sabes cuanto.

Sonrió y no dijo nada porque ya lo sabía, por ende mejor fue a quitar un preservativo de su cajón ya excitada y con su vagina deseosa de ser llenado y explotado por el placer.

— Tendremos mucho tiempo para experimentar, así que lo haremos más adelante porque ahora ya quiero tener sexo.

— Nunca estuve más de acuerdo.

La pelinegra abrió más sus piernas y se arrodilló ante él observando detalladamente su pene que tiene una proporción mayor de lo que alguna vez vio en otros hombres y se preguntó seriamente si le dolería, pero dejó esos pensamientos atrás y se acercó a su glande lamiendo el líquido preseminal que le salió causando un fuerte jadeó por parte de Remus creando una leve sonrisa en ella y miró hacia arriba viendo el momento exacto en que abrió más su boca y cerró los ojos acompañado de una respiración honda que hizo que su abdomen se contraiga y se marquen; una imagen bastante caliente que la prendió aún más.

— Némesis por favor — susurró agitado.

— ¿Por favor qué? — murmuró juguetona dando una lamida por toda su longitud.

— Carajo..— tragó grueso sintiendo que podría llegar al orgasmo ahí mismo después de pasar tanto tiempo sin tener sexo — Ya..Ya te necesito.

Finalmente se decidió por acabar con su tortura, ya ha aguantado lo suficiente el pobre chico, por tanto abrió el preservativo y le puso con cuidado para luego subirse a horcajadas encima suyo. Agarró su pene alineado a su entrada y ya sin poder esperar tampoco ante la excitación bajó lentamente sintiendo como le abre a su paso y se mordió fuerte el labio intentando adaptarse al tamaño, Remus por su parte ya estaba deseando penetrarla de un sentón pero esperó pacientemente sin querer lastimarla.

— Mierda — susurró jadeante la pelinegra sintiendo como la llenó por completo y se mantuvo quieta un momento.

— ¿Estás bien linda?

— Perfecta.

El chico asintió sujetando su cadera moviéndola un poco y ella lo entendió y colocó sus manos en sus hombros como apoyo y ese fue el inicio de un vaivén placentero en donde la habitación se llenó de gemidos, jadeos y el sonido de sus cuerpos consumando por fin después de haberse deseado con tanto fervor que lo demuestran entre esos movimientos, toqueteos y besos necesitados. En ese momento nada importó más que el dejarse llevar por el placer y una vez que llegaron a su orgasmo eso estuvo lejos de ser el último porque continuaron hasta satisfacer su necesidad del otro.

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Al día siguiente Remus despertó intentando abrazar el cuerpo desnudo de la chica pero solo se encontró con el vacío y sus ojos se abrieron al instante solo para encontrar la habitación sin ninguna señal de ella. Lo ha dejado abandonado antes de despertar.

Con un suspiro y una extraña sensación en su pecho se levantó y comenzó a buscar su ropa poniéndose lo más rápido posible y en una de esas vio una notita pegada al velador, así que se acercó y lo agarró leyendo.
"Fui a comer algo y tal vez no vuelva, por tanto no me esperes y vete mi habitación. Nos vemos más tarde."
Aunque fue algo seco logró deshacer esa rara sensación y con más ánimo salió de su habitación para ir a la suya.

Apenas entró James se puso frente a él y sonrió enorme al ver su aspecto desaliñado y su cuello con marcas de chupones confirmando que por fin se le dio a su amigo, aunque el hecho de ver su mirada y su sonrisa ya lo dice todo.

— Todo de ti grita que tuviste sexo, entonces puedo deducir que finalmente lo hiciste con Némesis.

— Estás en lo correcto — sonrió pero este se borró al instante al ver su apariencia en el espejo — Mierda..ahora entiendo porqué todos me miraban de camino.

— Eso que importa, aquí lo que importa es que ¡tuviste sexo con Némesis! — gritó emocionado — He estado esperando esto desde que comenzaron a interactuar, bueno, aún espero algo más pero esto es un gran avance.

— No exageres James.

— No te hagas el desinteresado que ambos sabemos que lo deseabas mucho desde hace tiempo, hasta para mi mala suerte te vi y oí masturbarte en su nombre — hizo una mueca de asco.

Remus sintió sus mejillas arder de la vergüenza y es que nunca olvidará ese momento tan incómodo en donde él entró sin querer al baño presenciando todo, pero por obvias razones ambos prefirieron hacer como si nada hubiera pasado.

— Ni me lo recuerdes.

— Ignoremos eso y cuéntame qué pasará ahora — preguntó bastante interesado en el tema.

— No sé, solo me dejó una nota diciéndome que nos veremos más tarde.

— Bueno, ya me cuentas luego los detalles, ahora tienes que taparte esas marcas y sé perfectamente quien es un experto en eso.

— Ay no..— murmuró ya arrepentido de ante mano.

Sirius es la persona que menos quiere que se meta ahora, sabe a la perfección que él le llenará de preguntas en lo que respecta el tema y no podrá revelar nada porque sigue siendo un secreto para él lo que sea que tiene con Némesis.

— Ay sí — le llevó la contraria.

Y como si le hubieran invocado este entró acompañado de Peter y ambos se detuvieron viendo sorprendido la apariencia de Remus porque no es muy normal encontrarlo así con lo reservado que es.

— Vaya, ahora entiendo tu desaparición anoche. Dime quién es la afortunada — sonrió pícaro.

— Eso no importa canuto — intervino el de gafas — Requerimos de tu gran habilidad para tapar chupones.

— Nunca pensé implementar eso en lunático pero estaré encantado siempre y cuando me cuentes todo.

— Bien — suspiró.

Definitivamente ya se está arrepintiendo de recurrir a él, pero nada que unas mentiras lo salven porque ahora que ya la probó no piensa dejar que nada lo arruine, eso incluye la rara relación que tiene Sirius con ella.

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