07

CAPÍTULO SIETE
• CONVERSACIONES •

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El tiempo había pasado tan rápido que ya se volvió una semana tras la broma, algo que por cierto se habló tanto que hasta los profesores siguen buscando el causante, además de que la "persona incógnita" se ganó el odio de la mayoría, eso le divirtió más que nunca a Némesis, amaba oír todo lo que decían de la broma, ya sea buena o mala, para ella era lo mismo ya que al fin y al cabo logró su cometido, que la broma haya sido tan genial que no dejaron de hablar, incluso se ganó la admiración de los merodeadores y un día en el comedor llamaron la atención de todos para preguntar quién había sido y si se quiere unir a ellos, esa vez Némesis y Remus compartieron una mirada disimulada y sonrieron. Si tan solo supieran quien es la mente de la broma posiblemente no querrían que se una a ellos, y de todas formas la chica no lo haría, le gusta trabajar más a escondidas evaluando cada pequeña cosa para no ser descubierta, algo que con los merodeadores no tendría ya que ellos son demasiados impulsivos y no les importa recibir toda la atención.

Aparte de ello todo continuó normal, ni siquiera le volvió a pedir a Remus compañía y cuando se cruzaban a veces lo saludaba o lo ignoraba sin darle gran importancia a su presencia, como si nada hubiera pasado ese día, ni como si ella no le hubiera amenazado, eso de cierta forma le molestó al castaño pero luego se dio cuenta que no tendría por qué ya que le dejó bien en claro la única regla de su trato, porque solo era eso, un trato para que no diga su secreto y no uno para conocerse mejor, así que decidió olvidarlo y seguir con su vida, aunque a veces no podía evitar mirar en su dirección.

— Estoy harta de estudiar — lloriqueo en el hombro de Regulus.

— Debes hacerlo si quieres tener una vocación luego.

— Ese es el problema, yo no quiero ser nada, yo solo quiero vivir la vida, viajar por todos lados, ponerme ebria en cada país, drogarme, llenarme de tatuajes y tener sexo salvaje con hombres y mujeres.

— Espera...¿Eres bisexual?

Némesis se separó de su hombro y lo miró incrédula para luego reír.

— Se nota que no me prestas atención Reggie, si lo hicieras te darías cuenta la manera en que le miro a ambos géneros, incluso le besé a una chica frente a ti.

— No es que no te preste atención, sino que tu vida sexual me tiene sin cuidado.

— ¡Oye! Eres mi amigo, debes escucharme hablar de quien me dio buen sexo y quien no.

— No gracias, prefiero quedarme sordo antes que escuchar una plática de eso.

— Oh vamos, como si tú no lo hubieras hecho ya...— lo miró fijamente notando como se sonroja poco a poco — ¡Es porque no lo hiciste! Wow, creí que ya lo perdiste hace tiempo porque déjame decirte amigo mío que te ves ardiente. Benditos genes Black.

Regulus se tapó el rostro bastante avergonzado y Némesis sonrío sintiendo un gran ternura hacia su amigo, además de que está un poco sorprendida ya que no conoce a muchos chicos con una escasa vida sexual, la mayoría con los que estuvo ya tienen experiencia, aunque sí llegó a acostarse con algunos vírgenes, uno de ellos por cierto al día siguiente se acercó a ella llorando arrepentido mientras le culpaba por haberle tentado con su sensualidad del demonio y hacerle caer y que ahora ya no podrá llegar virgen al matrimonio. Eso solo es una de las tantas anécdotas ya que a sus cortos diecisiete años Némesis tiene muchos para contar, de toda clase.

— Hey, no tienes por qué avergonzarte, todos somos diferentes, algunos deciden esperar más y otros no, eso no te hace menos que los demás. Y si te sirve de consuelo yo podría ayudarte a conseguir la chica adecuada.

— Quién diría que podrías ser sentimental — se burló ganándose un zape en la cabeza y una mala mirada.

— Y yo que intento ser buena amiga — murmuró indignada.

— Ay, está bien, gracias por tus palabras y no quiero tu ayuda ya que por el momento no estoy interesado en tener relaciones sexuales.

— ¿Al menos te masturbas para controlar las hormonas?

— ¡Némesis!

— ¡Está bien! Ya no digo más...— se mantuvo en silencio por unos segundos hasta que no aguantó y volvió a hablar — Si no sabes cómo hacerlo te podría enseñar, ya sabes, es solo agarrar el pe...

— ¡Sé como hacerlo! — exclamó más sonrojado que nunca.

— Já! Caiste, ya decía yo que no podrías ser tan santo, y no te preocupes por ello, todos lo hacemos, hasta yo.

— Eso no quería saber — refunfuño.

— Bueno, ya no hablo sobre sexo.

Ambos quedaron en silencio volviendo a lo suyo, Regulus leyendo un libro y Némesis armando un porro mientras voltea por todos lados para verificar que nadie la vea.
Se preguntarán cómo lo consigue todo el tiempo, fácil, los de Hufflepuff no son tan santos como lo catalogan y tienen su propia plantación de marihuana a escondidas y venden de lo mejor a un precio exclusivo para algunos clientes como Némesis quien le compra cada tanto, y no, no es una adicta, lo hace solo cuando está demasiado aburrida sin nada interesante que hacer o porque se le antoja perderse un poco, tiene control absoluto y no es de esos que tienen la suma necesidad de consumir todo el tiempo.
Todo eso empezó cuando a los quince años recién cumplidos se fue justamente a una fiesta de Hufflepuff y ellos le dieron de probar y le gustó. De hecho a esa edad fue en donde ella empezó a descubrir más cosas y fue el inicio de lo hoy en día es.

— Listo, tan bonito como siempre.

— No deberías fumar faltando poco para la clase.

— Ya te dije que me da igual, además nunca me pillan.

— Algún día lo harán.

— Sí, bueno, solo serán unos castigos, no es como si fueran a expulsarme teniendo en cuenta que muchos también lo hacen, hasta puedo apostar que la profesora de Adivinación lo hace.

— ¿De dónde sacas esa teoría?

Antes de responder prendió el porro y le dio una calada profunda tosiendo un poco ya que este es más fuerte que el anterior.

— Tan solo piensa, para decir todas esas cosas raras debes estar bien drogada.

— Es porque tiene una habilidad, no porque se drogue.

— Ajá, lo que digas, yo ahora mismo puedo dar una predicción...A ver...mmm..¡Ya sé! Regulus Black, morirás en dos años. — se burló poniendo una voz lúgubre mientras mueve los dos.

— No juegues con eso tonta — le reclamó dándole un empujón causándole risa a la chica.

— Ya, lo siento, solo bromeo, además vivirás mucho tiempo y juntos seremos amigos hasta ser abuelitos.

Pasó su brazo por sus hombros dándole una palmada en su cabeza y se mantuvo ahí mientras que otra vez siguen con lo suyo.

De a poco el efecto de la marihuana comenzó a hacer efecto y esta vez le agarró a Némesis por ponerse a imaginar escenarios ficticios y en algunas ocasiones se ríe sola mientras Regulus niega viéndola con reproche.
Lo que no se dieron cuenta es que a lo lejos James y Remus los estaban viendo atentamente desde que Némesis empezó a fumar.

— Vamos con ellos — insistió James.

— Ya te dije que no puedo, parte del trato es que solamente ella me busque.

— Pues yo no soy parte del trato así que voy con ellos.

— ¡James, no! Mierda.

Se revolvió su cabello nervioso al ver como va hacia ellos y no supo qué hacer, por lo que se mantuvo en su lugar ya mordiéndose las uñas del estrés que empieza a sentir al ver que está cada vez más cerca de ellos. Por una parte quiere unirse también pero por otra parte no porque no quiere romper la regla....A la mierda, no es la primera vez que rompería una regla, así que tomó toda la valentía que debe tener un Gryffindor y se acercó a ellos pero cada vez se arrepentía más.

— Hola ¿Puede sentarme con ustedes? — preguntó James.

— No —respondió inmediatamente Regulus.

— Por supuesto que sí amigo de Lupin — dijo palmeando a su lado — ¿Qué cuentas?

— En realidad, nada interesante, todo es tan aburrido.

—Yo tengo el remedio perfecto para eso — le extendió el porro — ¿Quieres?

— Eso no se pregunta Lestrange.

Una de las intenciones para acercarse era justamente eso ya que hace tiempo no fumaba y necesita relajarse, la otra razón es porque le da curiosidad la chica y quiere conocerla para ver si es apta para estar con su querido amigo.

— Entonces...¿Cómo va todo con la pelirroja? ¿Te sigue rechazando? — preguntó Némesis.

— Sí, ya no sé qué hacer para que se enamore de mí.

— Ay el amor, un sentimiento tan patético pero a la vez poderoso....Me da asco.

James rio negando y le pasó el porro. Mientras tanto Remus ya está muy cerca de ellos y Regulus continúa leyendo ignorando todo a su alrededor.

— ¿Nunca te enamoraste?

— No, ni quiero hacerlo.

— ¿Por qué no?

Justo en ese momento llegó el castaño que se paró frente a ellos llamando la atención de los dos pero sus ojos se clavaron en los de Némesis esperando que diga algo porque se acercó él a ella, pero no dijo nada, solo le hizo una seña para que se siente y obediente accedió.

— Como te decía...¿Cómo era tu nombre?

— James — respondió sonriendo.

— James, tienes bonito nombre, muy muggle pero sí, en caso de que tengas hijos deberías ponerlo...mmm...Harry James Potter ¿Te gusta?

— ¡Me encanta! Harry James Potter Evans.

— Joder chico, si que estás enamorado.

— No lo puedo negar. ¿Tú planeas tener hijos?

— No, que horror, pobre niños, imagínate tener una madre desastrosa como yo, definitivamente no.

— Yo creo que serías buena madre a pesar de todo — acotó Regulus.

— Nah, prefiero ser la tía solterona y millonaria que malcria a sus sobrinos — sonrío enorme y le señaló al azabache — James, yo seré esa tía para tu hijo.

— ¿Y si mejor te hago la madrina?

— Uy no, mucha responsabilidad.

Remus veía divertido la escena en donde se nota claramente que están bajo sustancias por como parecen conocerse de toda la vida, aunque también cabe la posibilidad de que hasta sin estar drogados sean así ya que los dos son extrovertidos.

— Por favor ya no hablemos de mocosos y de matrimonio que ya me da náuseas.

— Exagerada — se burló Regulus con una sonrisa sorprendiendo a los dos chicos ya que siempre se le ve serio.

— Mejor hablemos de que tú mi querido amigo James deberías hacer una fiesta e invitarme para despejarnos del aburrido estudio.

— Suena bien. ¿Qué te parece el sábado?

— Genial. Espero que tengan buena música y mucho alcohol.

— De eso ni lo dudes mi querida Némesis, Gryffindor hace las mejores fiestas — dijo orgulloso levantando su pecho.

— Debo comprobarlo por mí misma.

Los dos continuaron fumando lo que resta hablando de cosas estúpidas mientras le ignoran deliberadamente a los otros dos. Al pelinegro no le importa pero el castaño ya empieza a incomodarse sintiendo que estorba y no encaja entre ellos, aún así se mantuvo sentado esperando a que sea la hora de clases y que justamente le toca con Slytherin, por lo que seguramente los dos se irán juntos dado que parecen estar formando una amistad, eso anteriormente le hubiera gustado pero ahora se siente raro al ver la química que tienen ambos y no sabe qué le pasa, solo que está incómodo con esto.

— Y no te parece raro que literalmente somos un saco de carne cruda caminando por ahí como si nada — planteó Némesis.

— Peor aún que somos un saco de carne cruda en una roca circular flotando en el universo.

— Que loco. Además no sabemos nada de ese universo, de hecho no sabemos absolutamente nada más que las invenciones humanas, prácticamente vivimos en la completa ignorancia y eso es abrumador porque deben existir tantas cosas más.

— ¿Y si no existe nada más? ¿Y si somos como un proyecto abandonado en esta tierra y universo?

— Puede ser, aunque eso daría paso a que realmente existen unos superiores a nosotros y que fuimos un juego para ellos y apenas se aburrieron nos abandonaron a nuestra suerte, por lo que ahora realmente vivimos en el libre albedrío.

— Ustedes dos, déjense de divagar y vamos a clase — interrumpió Black.

James y Némesis se quejaron por tener que ir a clases pero aún así se levantaron como los otros dos y caminaron juntos adelantándose de ellos mientras que el de lentes enredó su brazo con el de ella y continuaron divagándose con teorías conspirativas.

Regulus le observó a Remus quien camina a su lado con las manos dentro de su túnica mientras le observa fijamente a los recientes amigos, sonrío de lado divertido al ver que está celoso por la interacción, lo que no sabe es por quién.

— Sabes, me alegra que Némesis tenga otro amigo aparte de mí ya que no se junta con muchas personas. ¿A ti no te alegra que Potter sea su amigo? — preguntó a propósito.

— Sí, supongo que está bien — dijo encogiéndose de hombros.

— ¿Qué pasaría si él finalmente se olvida de Evans y se enamora de Némesis? ¿Lo aceptarías?

Remus apretó su mandíbula y el menor quiso matarse de la risa de lo fácil que está siendo hacer que caiga directo a la trampa con la información que quiere sacar.

— No creo que eso pase, James está muy enamorado de Lily, y Lestrange....no creo que ande con él.

— ¿Por qué no?

— Ya escuchaste su opinión del concepto general de lo que viene con el amor, no creo que encaje en ese ámbito con James.

— ¿O sea que tampoco crees que tenga una relación seria con nadie?

— No lo sé...¿Por qué haces todas esas preguntas? — preguntó frustrado.

Bingo. Ha caído redondito y ahora sabe perfectamente a quien le está celando y le sorprende ya que por lo que le contó Némesis solo han interactuado tres veces, no lo suficiente para decir que es una enamoramiento pero sí para decir que se siente atraído hacia ella volviéndose uno más del montón, y está seguro que su amiga ya lo sabe.

— Nada, solo trataba de hacer conversación — dijo fingiendo inocencia.

— Lo siento, si quieres podemos hablar de otro cosa.

— No hace falta, yo aquí me separo para ir a mi clase.

Y sin despedirse se fue dejándolo solo mientras le sigue a los otros quienes continúan hablando, en este caso de cómo sería una lluvia de comidas y cómo sobrevivir a ello en el caso de que larvas gigantes abunden también el mundo.
Así continuaron hasta que llegaron dos minutos antes a la clase y como si estuvieran pegados, James y Némesis se sentaron juntos llamando la atención de todos los que se encuentran ahí, pero están tan ensimismados en su conversación a base de marihuana en su sistema que ni se dieron cuenta de nada, incluso el profesor los miró extrañado y ni que decir Sirius cuando entró yendo a su lugar de siempre para toparse con el otro lado vacío y que su acompañante habitual se encuentra charlando como si no hubiera mañana con Némesis Lestrange.

— ¿Qué carajos es eso? — le preguntó a Remus molesto mientras los señala.

— Al parecer ahora son amigos.

— ¿Cómo?

— Compartieron unos porros y desde ahí no se separan ni dejan de hablar sobre todo, hasta ya la quiere hacer madrina de su futuro hijo — informó susurrando.

— Primero tú y ahora James, nada más faltaría que se junte con Peter.

— A mí no me molestaría — dijo el susodicho mirándola embobado ganándose una mirada de reproche — Solo bromeo.

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Némesis se sentó en la cama soltando un largo suspiro mientras observa la carta de su papá posado en su mesita de luz, no quiere leerlo porque siempre que él envía algo es para retarle o para decirle una mala noticia, jamás le escribiría cosas amorosas o que está orgulloso de ella como otros papás lo hacen.

Cuando era más pequeña observaba la manera en que otros padres se comportaban con sus hijos y ella anhelaba vivir con una familia que le dé cariño, aunque Rabastan por un tiempo fue cariñoso con ella pero se sintió tan efímero porque de un día para otro se comportó tan frío como el resto y ella otra vez volvió a lo mismo, observando por deporte a las familias en un parque cerca de su casa y más tarde en la estación 9 ¾, sintiéndose tan triste ante la falta de cariño que cualquier niño debería tener. Pero pasó el tiempo y dejó de lado eso encontrando una forma de calmar esa necesidad de cariño, o sea, acostándose con personas y recibir por breves momentos lo que necesitaba, no era lo mismo pero si suficiente. También con el tiempo empezó a nacer en ella un profundo rechazo hacia el amor y todo lo que tenga que ver con ello, incluso un gran desapego emocional, por esa razón se aisló tanto de vivir la experiencia que le perdió a la única persona que la entendía de verdad, la única persona que podría decir que es su igual. Sin embargo, nunca se arrepintió y siguió privándose de todo lo que pueda darle el amor que antes anhelaba tanto, siguió arruinándose la vida buscando placeres vacíos justamente para llenar ese gran vacío que hay en ella, pero nada le satisface por mucho tiempo, todo termina aburriéndole fácil, aunque si nació una pizca de satisfacción en ella cuando decidió hacerse amiga de Regulus y darse cuenta de lo que se siente tener amigos, él lleno un poco ese vacío que hay en ella, vino a tiempo para darle un poco de color a su vida y por eso estará agradecida con él eternamente porque ella ya estaba harta de vivir, lo que la induciría directamente a una sola cosa.

Finalmente tomó valor ya que debe ir a su ronda de prefectos y agarró rompiendo el sobre y quitando la carta encontrándose con la prolija letra de su padre.

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Némesis Lestrange.

Lucius M. me ha informado que ahora convives con mestizos y traidores de la sangre. Más te vale que dejes esas malas amistades o de lo contrario me veré obligado a darte un largo castigo cuando vuelvas a casa.
Recuerda que nuestra familia es digna y no debe arruinarse por tus malas decisiones.

Jacob Lestrange.

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La susodicha rodó los ojos y arrugó la carta haciendo una bola y tirando en alguna parte de la habitación con rabia.

— Maldito rubio teñido, me las vas a pagar.

Quería jugar con fuego, pues ahora se va a incendiar porque no sabe lo que le espera por ser un soplón. Tendrá la peor semana de su vida desde el lunes y será el blanco exclusivo de sus bromas, aunque primero desea golpearlo.

Se levantó aún molesta y en lugar de reunirse con su compañero de rondas, o sea Lupin, fue directo a la torre de astronomía y apenas llegó empezó a murmurar miles de insultos hasta que se cansó y se asomó al balcón poniendo su cabeza entre sus manos mientras cierra los ojos y trata de tranquilizar su respiración acelerada.

El problema no abarca con que le haya contado, eso en las familias normales quizás el castigo solo sería prohibirle una salida, pero en una familia como el de ella en donde la negligencia abunda un castigo significa no solo recibir crucios hasta que ya no puedas levantarte, sino también azotes con la espada que se utiliza en el esgrima, horas encerrada en la habitación privándola de comida y algunos golpes más. Su hogar se vuelve un infierno cuando su padre decide darle "un castigo largo" que según él la ayudará a comportarse mejor y no cometer los mismos errores, aunque seguro hasta el infierno es más agradable que vivir bajo el mismo techo que un hombre tan cruel como lo es su padre, o mejor dicho, Jacob, porque un padre real no hace eso.

— Hey, te estaba buscando porque no llegaste a nuestro encuentro y creí que te pasó algo.

— No es como si tú no hubieras faltado anteriormente — dijo secamente.

Remus se acercó a ella con lentitud y la chica cuando lo sintió a su lado levantó la cabeza para verlo dándole una clara vista al castaño de su rostro pálido y cabello hecho un desastre de tantos jalones.

— ¿Estás bien?

— Perfecta — respondió con amargura mirando las estrellas.

El chico continuó mirándola sintiendo la preocupación florecer en el, sabe que no debería sentirse así teniendo en cuenta que no la conoce tanto pero no puede evitarlo, además de que tiene la necesidad de hacerla sentir bien pero no sabe cómo, hasta que en su cabeza vino una idea y le hizo caso pese a que posiblemente se gane un golpe por no respetar su espacio personal, pero no lo importó y le agarró de los hombros dándole la vuelta y la rodeó con su brazos apretujándola contra su pecho sintiendo su propio corazón latir con ferocidad.

— ¿Qué mierda crees que haces? — preguntó molesta intentando separarse pero Lupin no la dejó.

— Una vez mi mamá me dijo que para curar los malos momentos solo necesitas un largo abrazo.
Tú te ves como si necesitaras un abrazo de esos.

Némesis se resistió diciéndole que eso es patético mientras intenta separarse pero el otro no permitió.

— Solo déjate llevar Némesis.

Resopló frustrada al percatarse de que no la soltará así que decidió esperar mientras continúa con los brazos a sus costados sintiéndose rara ante el abrazo, pero pasaron los segundos y le empezó a gustar sintiéndose extrañamente mejor que antes dándole la razón a la madre de Remus, así que con lentitud levantó sus brazos y un poco dudosa los envolvió en su cintura ya que es más alto. El chico inmediatamente sonrió orgulloso sin que ella le vea por haber logrado que deje atrás sus ganas de separarse.

Así estuvieron como dos minutos hasta que Némesis ya no soportó tanto cariño y se separó bruscamente haciendo una mueca.

— No vuelvas a hacer eso.

— ¿Por qué no? Se nota que te gustó.

— No.

— Lo que tú digas — se burló sonriendo.

Némesis otra vez rodó los ojos y se recargó por el hierro del balcón mirando las estrellas nuevamente.
Obviamente le gustó pero jamás lo admitiría en voz alta, además el chico tiene un agradable olor a chocolate mezclado con un leve  aroma a bosque que lo hace como algún tipo de cobijo, como si estuvieras en una cabaña en el bosque acompañada de una taza caliente de chocolate.
Por su parte Remus imitó su acción pero antes de recargarse metió la mano en su bolsillo y quitó la tableta de chocolate que sobra poco y se lo dio.

— Ten, eso te hará sentir mejor aún.

— ¿Acaso siempre llevas contigo chocolate?

— Sí.

— Vaya adicto — se burló agarrando el chocolate — Gracias lobito.

— Supongo que todos somos adictos a algo. Tú al parecer con la marihuana y yo con el chocolate.

— No soy adicta a eso, lo hago solo a veces, así que diría que soy más adicta a otra cosas.

— ¿Qué cosas? — preguntó curioso mirándola.

— No querrás saber.

Sonrió de lado levantando ambas cejas y apenas el castaño entendió sus mejillas se volvieron de un rosa intenso haciendo que Némesis ría divertida mientras le da una corta palmada en su espalda.

— ¿Siempre eres así?

— ¿Así cómo?

— Pues así, tan...— hizo un raro amague con sus manos tratando de explicar.

— ¿Tan? — insistió divirtiéndose demasiado con el hecho de que no es capaz de decir.

— No me obligues a decir.

— Joder, eres tan tierno que me dan ganas de estrujar tus mejillas como las viejas lo hacen.

— No soy tierno — dijo molesto.

— Claro, y yo soy la que no puede decir que soy una chica sensual, coqueta, pervertida, con ganas de coger todo el....

— ¡Ya! Entendí — exclamó más sonrojado.

Némesis se rio a carcajadas sin importarle Filch y su gata del demonio mientras que Remus agachó la cabeza avergonzado de mostrarse así frente a ella porque a comparación suya no puede hablar tan libremente del tema sin avergonzarse. Pero segundos después se contagió de su risa y la acompañó.

— Mejor vamos a hacer nuestra ronda antes de que vengan a molestarnos por no hacer nuestra labor.

Remus asintió de acuerdo y juntos continuaron la noche entre algunas conversaciones banales pero más con el silencio siendo compañía ya que no necesitan hablar para sentirse cómodos entre ellos.

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