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CAPÍTULO SEIS
• LAGO NEGRO •

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Extrañamente la mañana estaba siendo más frío de lo normal y Remus lo sintió a pesar de tener una temperatura corporal alto, por lo que se removió en su cama tratando de cubrirse mejor con las finas sábanas pero ni aún así logró encontrar calor y se arrepintió de haber dormido solo con un short. Así que gruñendo de la frustración se levantó con pesar y parpadeó reiteradas veces tratando de focalizar y también de acostumbrarse a la extraña luz solar que está filtrando más que nunca, solo cuando estuvo listo abrió los ojos encontrando la razón del frío y la luz, alguien dejó abierto la ventana.
Con pereza fue hasta la ventana y lo cerró fuerte a propósito para despertarle al resto pero estos ni siquiera se inmutaron, seguían durmiendo con el sonido de los ronquidos de Peter de fondo, algo que con el tiempo lograron acostumbrarse.

Por un momento recordó el día que es y el compromiso que debe cumplir si no quiere ser expuesto. Ahora es cuando se arrepiente de sus decisiones pero ya no le queda de otra más que seguir, así que fue a mirar el reloj dándose cuenta que falta una hora para el desayuno, lo que significa que ya debía estar frente al lago.

Apurado agarró su toalla y fue corriendo al baño para darse una corta ducha mientras que al mismo tiempo se cepilla y se detesta a sí mismo por ser un hombre lobo, de lo contrario no tendría que pasar por esto, aunque ciertamente no se arrepiente del todo por haber aceptado el trato, claro está que eso no lo diría jamás en voz alta y mucho menos a Sirius quien no le habla desde la discusión, algo que encuentra realmente infantil pero ya está acostumbrado a ello, a veces incluso se siente el más maduro del grupo, aún así pese a todo ello los quiere demasiado, son el apoyo que nunca antes pensó que tendría como también los hermanos que no se le pudo dar.

Minutos después el chico fue corriendo y se detuvo solo cuando llegó en la zona más concurrida.
Inhaló y exhaló varias veces hasta poder normalizar su respiración y luego empezó a arreglar su uniforme viendo lo desastre que se encuentra. Una vez que estuvo correctamente volteó a mirar por todos lados en busca de Lestrange pero no se encuentra en ningún lado lo que obviamente significa que todavía no viene e hizo todo ese tramo corriendo en vano, por lo que resopló un poco molesto y se acostó en el césped cerrando los ojos para tener unos minutos de paz.

Por otra parte Némesis estaba llegando de lo más tranquila al lago y la verdad es que se retrasó por estar elaborando lo que usaría en unos minutos.
Se acercó a Remus y ya que este no notó su presencia sonrió traviesa y silenciosamente se arrodilló poniendo sus piernas a cada lado de su torso quedando encima suyo pero sin llegar a tocarlo, luego se agachó hasta su oreja y susurró.

— Ya llegué lobito.

El castaño abrió rápidamente los ojos encontrándose a pocos centímetros de la pelinegra y al instante se colocó nervioso por lo cercanía, peor aún porque ahora si se sentó encima suyo.
Némesis notó su nervios y a propósito deslizó suavemente su mano por su torso.

— ¿Q-Qué haces?

— Te despierto — dijo con simpleza para luego apartarse y sentarse a su lado como si nada hubiera pasado.

Remus respiró hondo tratando de disimular lo nervioso que se puso y de como alteró su corazón con esos pocos segundos de sentirla sobre él, porque comparado a sus amigos él no está acostumbrado a tener mucho contacto físico con las personas, especialmente mujeres, y todo se debe al hecho de que tiene miedo de lastimarlas por culpa de su licantropía, además ni hablemos del profundo sentimiento que tiene con no ser merecedor del amor.

— ¿Por qué me querías ver aquí?

— Para hablar y luego que me acompañes en algo.

— ¿En dónde? ¿Tiene algo que ver con esa caja? — dijo señalando la caja que se encuentra en el suelo.

— Todo a su tiempo.

Ambos quedaron en silencio observando la maravillosa vista de las montañas y el lago siendo iluminados por la tenue luz del sol que se esconde entre algunas nubes.
Némesis volteó a verlo y fue como si estuvieran coordinados ya que Remus también volteó al mismo tiempo, ambos se observaron fijamente sin parpadear hasta que el chico ya no pudo soportar la mirada y agachó su cabeza.

— ¿Quién te convirtió? — preguntó directa.

Muchos dicen que le es imposible recordar sucesos que vivieron a los cuatro años pero Remus recuerda perfectamente ese año y los que vinieron después, recuerda todo su sufrimiento, recuerda como su mamá lloró una semana cada noche a escondidas pensando que él no la escuchaba, recuerda como su papá lo evitó durante un año entero por la culpabilidad que sentía y por sobre todo recuerda a ese pequeño asustado llorando y escondiéndose en el armario cada noche por miedo a que él vuelva a entrar por su ventana. Recuerda absolutamente cada sufrimiento, dolor, tristeza, odio y todos los sentimientos negativos que lo acompañaron, hasta que a los once años empezó a tener más felicidad en su vida gracias a los nuevos amigos que hizo, porque no era suficiente el amor que le daba su madre o el apoyo de su padre, él quería ser un niño normal y obtuvo aquello viniendo a Hogwarts. Sin embargo, sigue presente, el constante recuerdo de que él no es como el resto.

— Fue Greyback, me mordió a los cuatro años como venganza a mi papá.

La pelinegra frunció el ceño molesta ante tal atrocidad, no puede creer que el imbécil de Greyback atente contra un pequeño e inofensivo niño de cuatro años, pero siendo sincera no le sorprende, no sabiendo como es, porque sí, lo conoce y varias veces estuvo a punto de golpearlo si no fuera porque Rabastan la detenía.

— No se puede esperar tanto de un idiota como él.

— ¿Lo conoces? — preguntó sorprendido.

— Sí, a veces las reuniones de mortífagos se suelen hacer en mi casa y él asiste.

Ahora si que está más sorprendido que antes, le sorprende que diga con tanta facilidad que su familia está con el señor tenebroso y posiblemente ella también, aunque por lo que ha visto no parece ser una de ellos, pero las apariencias engañan ¿no?

— Y me lo dices así de fácil.

— Ay por favor, ya la mayoría está al tanto de que los Lestrange son mortífagos.

— ¿Te das cuenta que podría contarle esto al resto?

— Hazlo — dijo despreocupada.

— Pero...

— Cuéntame a quien se lo dirás..¿Al ministerio? No seas inocente Lupin, es obvio que hay muchos infiltrados o de lo contrario hace tiempo que la mayoría de los sangre pura ya estarían pudriéndose en Azkaban porque es evidente quiénes son los que siguen a Voldemort.

El castaño nunca antes se había puesto a pensar de esa manera y ahora que se lo plantea se da cuenta que tiene bastante razón, algo que por cierto le molesta ya que agarran en todos lados y uno ya no sabe en quién confiar y en quién no.

— ¿Tú te unirás a sus líneas?

— Es lo que esperan de mí — respondió sin tanta importancia.

— ¿Y qué quieres tú?

— Quiero muchas cosas lobito, y no me refiero solo a eso.

Le observó con una sonrisa coqueta para desviar la conversación y esta vez si lo captó al instante ya que él desvió sus ojos de los suyos logrando completamente su propósito.
A Némesis no le gusta hablar sobre el tema y mucho menos con alguien que acaba de conocer, y es que su futuro es bastante imprevisible, puede que al final termine uniéndose a lo que más odia o puede que no, todo de dependerá de las circunstancias en ese momento. Después de todo nadie sabe lo que le espera más adelante.

— ¿Puedo hacerte una pregunta?

— Ya lo hiciste — se burló la chica.

— Aparte de este — le hizo un ademán para que continúe — ¿Por qué Sirius y tú se odian?

— No lo odio y tampoco tengo razones para hacerlo, solo no nos llevamos bien.

— Pero por qué.

— Andas muy preguntón hoy eh....No lo sé, quizás nuestras personalidades chocan y ya.

No se tragaba esa mentira, él siente que hay algo más detrás porque nadie le detesta a otros sin razón alguna, pero por esta vez decidió dejar de lado y tratar de descubrir más adelante todo sobre el tema.

— Mejor acompáñame al comedor y deja de hacer preguntas, eso no es parte del trato.

— ¿Y qué es parte del trato?

Némesis resopló ya irritada de tantas preguntas, además ya quiere hacer la broma que tiene en mente. Le gustó tanto hacer la broma pasada que decidió volver a hacer uno pero a todo aquel que se encuentre en el comedor.

— Ya te lo dije Lupin — respondió seca — Te busco cada vez que quiero perder el tiempo con alguien y tú debes acceder, así de simple.

— ¿Solo eso?

— Pues sí ¿Qué esperas? Si quieres quitar algún beneficio de esto solo dilo, y ya sabes a lo que me refiero — le guiñó el ojo.

— No, está bien así — respondió otra vez sintiéndose nervioso e intimidado ante la propuesta.

— Tú te lo pierdes. Ahora levanta tu culo y sígueme sin replicar.

Ambos se levantaron y Némesis quiso agarrar la caja pero antes de hacerlo Remus lo alzó ante la atenta mirada de la chica quien lo observa con una ceja enarcada.

— ¿Qué crees que haces? Yo soy perfectamente capaz de llevar una caja.

— Solo estoy tratando de ser un caballero.

— Sí, bueno, conmigo no hace falta esas cosas, soy una mujer fuerte que puede valerse por sí misma.

Le volvió a quitar la caja con sumo cuidado para no dañar lo que hay dentro y luego empezó a caminar sin esperarle a Remus quien se quedó de piedra mirándola.
Su mamá siempre le había dicho que debe ser un caballero con todas y que eso les encanta a las mujeres pero al parecer no es cierto, ahora lo acaba de comprobar, además no es como si creyera que una mujer no puede valerse por sí misma, todo lo contrario, sabe que son más fuertes incluso que los hombres por todo lo que ellas atraviesan y ninguna fuerza física se compara, por esas razones y más detesta escuchar comentarios machistas o cuando la tratan como un objeto no pensante sexualizándolas a más no poder. Otra cosa que su mamá metió en su enseñanza es que debe respetarlas siempre.

— Vas a venir o no Lupin — preguntó deteniéndose y volteando su cabeza.

— Sí.

Trotó hacia ella colocándose a su lado y caminaron en silencio ya que el chico no sabe si debe hablar o no, tampoco sabe si eso le molestará, de hecho no sabe cómo comportarse a su lado, es sumamente difícil y no es como si él fuera un experto en socializar, después de todo solo tiene tres amigos que por cierto ellos lo incluyeron en su grupo y luego está Lily quien más que nada es una amiga de estudio y lectura, nada profundo. Némesis se ve complicada y eso hace que le cueste aún más.

— Si me vas acompañar necesito que me prometas que no le contarás a nadie lo que haremos, y cuando me refiero a nadie incluye a tus amiguitos — habló Némesis.

— No puedo prometerte algo sin saber.

— Entonces será mejor que me vaya. Te aviso cuando se me antoje socializar contigo, mientras tanto no me busques.

Aumentó sus pasos para llegar primero al comedor y si es posible tomar un pasadizo para no toparse con el chico, pero eso no hizo falta ya que Remus trotó otra vez hacia ella más decidido.

— ¡Espera! Está bien, prometo no contarle a nadie, ni siquiera a mis amigos.

La pelinegra sonrió de lado al ver que logró su objetivo con tanta facilidad pero luego se mostró seria para que no se dé cuenta y ambos continuaron caminando en silencio hasta que faltaba poco para llegar al comedor y Némesis lo detuvo.

— Haré una pequeñita broma a todo aquel que esté en el comedor y necesito de tu cooperación.

— ¿Broma? No sabía que te gustan las bromas...Espera..

Remus abrió la boca sorprendido mientras recuerda la única broma que le hicieron hace unos días atrás y todo pareció encajar, por esa razón jamás encontraron nada porque nunca pensaron que sería causado por un Slytherin ya que los catalogan como amargados e incapaces de hacer algo así, o bueno, más bien sus amigos piensan así, lo importante es que buscaban los posibles causantes en Gryffindor y Hufflepuff ya que según su punto de vista son los únicos que harían bromas pero la realidad es que nadie aparte de los merodeadores hacen bromas y tampoco han escuchado de alguien que le guste hacerlo.

— Tú fuiste la causante de que pasemos horas en el baño.

— No fui yo pero debo decir que los que hicieron fueron unos genios.

— Entonces tú fuiste la genia.

— Ya te dije que no Lupin.

— Tranquila, no le contaré a los chicos, además nos merecíamos después de hacerle tantas bromas a los demás.

Némesis rodó los ojos y Remus se rio del intento por tapar su secreto, aunque ciertamente podría ser verdad que no es ella pero podría apostar que si lo hizo, una broma bastante doloroso para una zona en específico de su cuerpo pero ni aún así se enojó. En realidad le parece interesante descubrir algo nuevo de ella, que no es tan seria como pensaba.

— ¿De qué trata la broma?

— Voy a encerrarle a todos con cincuenta doxys.

— ¡¿Qué?! Esas criaturitas son horribles, no puedes hacer eso.

— Lo haré, ahora quiero saber si vas a cooperar o no.

Dudó bastante en si aceptar ser parte de una broma como esa, aunque no sería la gran cosa comparado a todo lo que ya se obligó a hacer él en compañía de los merodeadores, por lo que suspiró rendido y asintió ganando una inmediata sonrisa de emoción de la chica.
Más tarde se arrepentiría de haber fallado las reglas otra vez.

— ¿Qué tengo que hacer?

— Solo cerrar la puerta con un hechizo cuando te lo indique.

— ¿Y cómo planeas llenar de doxys sin que te vean? Es más ¿dónde están y cómo conseguiste tanto?

— Utilizaré un hechizo de camuflaje tanto para mí como para la caja que pondré si es posible en medio mismo — le hizo una seña a la caja que tiene en sus manos y que por el momento está tranquilo — Y sobre lo otro, les tiré un petrificus totalus de las cuales en unos minutos el hechizo se desvanecerá y encontré un nido de ellos y los capturé de la misma manera, petrificándolos.

Es buena en esto. Fue lo primero que se le vino a la mente a Remus y está seguro que si muestra este lado a James le caerá bastante bien ya que es el más bromista entre los cuatro, además esta es la segunda vez que hace algo que a ellos no se les ocurrió.

— ¿Y qué harás si nos descubren?

— No lo harán, pero si se da el caso los dos caeremos. Tú ya debes estar bastante acostumbrado.

Remus boqueó sin saber qué decir pero al final asintió rendido. No le gusta para nada los castigos que casi siempre tiene, pero lo que menos le gusta es que consume mucho de su tiempo en donde podría estar leyendo un agradable libro o incluso aprendiendo cosas nuevas a través del estudio.

— ¿Esperaremos a que entren más personas?

— Sí.

— ¿Y por qué haces esto?

— Porque estoy aburrida.

— ¿Acaso todo lo haces por estar aburrida?

— Sí — respondió sin importancia.

Y otra vez se sumieron en un gran silencio, solo estaban ahí, recostados por la pared viendo a los alumnos poco a poco entrar al comedor.
En un momento dado también le vio a sus amigos, James y Peter los saludaron con la mano pero sin acercarse para no interrumpir y Sirius le observó al chico con seriedad y a la chica con asco a lo que en respuesta Némesis le quitó el dedo del medio sonriendo, Remus esperaba que su amigo reaccione mal pero para su sorpresa sonrió de lado negando para luego entrar al comedor. Y ahí estaba otra vez, confundido ante su extraña relación de amor-odio y por más que quiera saber sobre el tema ya entendió que debe ir poco a poco y quizás primero ganar la confianza de la pelinegra.

— Deberías juntarte con los de tu clase Lestrange, no con un asqueroso mestizo como este — habló con asco Malfoy quien acaba de llegar junto a su séquito.

— Es demasiado temprano para soportar tus mierdas, así que vete si no quieres quedarte sin tu amado cabello.

— ¿Por qué te esmeras tanto en comportarte como una perra? Debes respetarme como tu futuro esposo.

— Prefiero morir antes que vivir por el resto de mi vida a tu lado.

— No deberías hablarle así— intervino Remus molesto por el insulto que le dijo.

— Vaya, el pequeño Lupin al fin se comporta como hombre — se burló.

— Já! Ese pequeño podría molerte a golpes princeso — se burló dando alusión a la fuerza de los hombres lobo — Ya vete que me aburre hablar contigo.

— Las mujeres no me dan órdenes.

Némesis rodó los ojos y sacó su varita silenciosamente para luego agarrarlo de sorpresa por la túnica y estamparlo contra la pared mientras coloca su varita en su cuello. Y ahí está, el verdadero Malfoy en su máximo esplendor, siendo todo un miedoso creyéndose valiente solo con las palabras y rodeado de sus amigos.

— Te vas a ir en este instante o de lo contrario te voy a tirar un crucio y por lo que sé no te gusta eso, o bueno, tus gritos mientras tu padre te tortura me lo dijeron. Y si eso no te es suficiente le contaré a todo el colegio lo que te hacen en tu casa para que sepan que tu vida no es tan perfecta como lo muestras y que solo eres un tipo miserable más.

Ambos se observaron fijamente por largos segundos, Lucius con la expresión seria pero asustado y Némesis con frialdad, sin ningún sentimiento plasmado en su rostro.
Finalmente el rubio se demostró derrotado y asintió, por lo que la chica lo soltó sin dejar de mirarlo y solo dejó de hacerlo cuando desapareció de su vista.
Esa es la ventaja de obtener información confidencial de la mayoría de las personas, porque sí, Némesis sabe muchas cosas de distintas personas, esas cosas que no quieren mostrarle al mundo y cuando atentan en su contra quita esa daga bajo la manga y lo utiliza para amenazarlos, de esa forma logra que la dejen en paz o consigue algo a cambio.

— Así que acostumbras a amenazarle a los demás — rompió el silencio tenso.

— Oh sí, es mi pasatiempo favorito — bromeó riendo — Ahora hagamos la broma que la gran mayoría ya se encuentra adentro y estos bichos ya despertaron.

Ambos vieron como la caja se empezó a mover bruscamente así que le pasó la caja al chico y le dijo que sostenga fuerte a lo que él obedeció.
Némesis observó todo a su alrededor y cuando estuvo despejado le tiró rápidamente el hechizo de camuflaje a la caja y luego a ella misma volviéndose como un camaleón que toma color de lo que está a su alrededor, casi invisible y solo notas la figura si miras por un largo tiempo en su dirección pero como todos estarán ocupados comiendo nadie ni la verá.

— Espera al costado de la puerta y apenas salga y escuches "listo" cerrarás las puertas sin que te vean.

— Pensé que te quedarías a ver.

— Y que me fastidien esas cosas feas, no gracias...Aunque si me hubiera gustado ver.

Minutos después Némesis entró al comedor observando todo a su alrededor para verificar que nadie la note y así fue ya que todos están devorando gustosos el desayuno. Se detuvo no tan lejos de la puerta y dejó la caja en el suelo aún poniendo fuerza en la tapa porque cuando lo suelte saldrán volando la criaturas, y justo eso ocurrió, apenas lo soltó empezaron a salir llamando la atención de todos y ella corrió hacia la salida diciendo la señal a lo que Remus rápidamente cerró la puerta con un hechizo pero Némesis se aseguró de poner un anti-Alohomora y se recargó por la puerta escuchando los gritos, chillidos, cosas cayéndose, hechizos formulados y otras cosas más.

— Escucha eso Lupin, el encantador sonido del caos — habló con satisfacción.

— Estás loca.

Revirtió el hechizo de camuflaje y soltó una risa de diversión aún apoyada por la puerta que se mueve causado por las personas desesperadas tratando de salir y que empujan, hasta logró escuchar gritos pronunciando Alohomora.

— Oh vamos, ríete y diviértete lobito, tan solo imagina el desastre que deben estar haciendo los doxys.

Le hizo caso e imaginó las cosas que deben estar haciendo, volando por todas partes, tirando de cabellos, orejas u otras zonas del cuerpo, agarrando objetos al azar, persiguiendo a las personas, incluso se imaginó a sus amigos corriendo tratando de refugiarse y a un doxy robando las gafas de James y tirando del amado cabello de Sirius. No pudo evitar reír también acompañándole a Némesis, si supiera que su imaginación no está muy lejos de la realidad.

— Mejor vámonos de aquí antes de que nos pillen.

— ¿Dónde quieres ir?

— A la cocina.

Y así ambos emprendieron su caminata al lugar dicho mientras hablan sobre las posibles cosas que está pasando en el comedor mientras se ríen ante sus ideas.
Remus se sintió más relajado a su lado y se permitió abrirse un poco más.

— Cambiando de tema. ¿Cómo sabes efectuar esos hechizos? Algunos ni siquiera nos han enseñado aún.

— Cuando vives con magos oscuros aprendes muchos hechizos y desde el momento en que salga una gota de magia en ti ya te enseñan con la varita de un adulto. Eso se da especialmente entre los Lestrange, las otras familias de sangre pura no sé sus métodos pero en la nuestra te enseñan a defenderte y no ser débil ante ningún contrincante.

— ¿O sea que sabes incluso hechizos no enseñados en el colegio?

— Sí.

Ese día Remus descubrió varias cosas de la pelinegra pero no lo suficiente y ahora en lugar de pasar tiempo con ella por su secreto lo quiere hacer más para descubrir el enigma que es Némesis Lestrange y ver lo que hay debajo de toda esa capa.
Al parecer no conoce el dicho que la curiosidad mató al gato, aunque en este caso sería un lobo....pero ¿se volverá real el dicho o solo es una suposición?

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