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CAPÍTULO TRES
• LA BROMA •

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Ambos adolescentes se estaban observando con una mini sonrisa ansiosos por elaborar su plan, con ganas de hacer algo normal que les quite todos los problemas de su cabeza. Lastimosamente hubo un pequeño contratiempo, ningún elfo quiso acceder a ponerle el laxante a la comida por más veces que Regulus les suplicó y Némesis les intentó manipular, todos sus intentos fallaron. Sin embargo, se solucionó al instante cuando al chico se le ocurrió la gran idea de llamarle a su elfo doméstico Kreacher, quien rápidamente accedió a la petición de su amo y amigo.

— Amo Black, ya están en el comedor — avisó.

— Grandioso, eres mejor elfo que todos estos — le alabó la pelinegra con dobles intenciones y tal como esperaba el susodicho se sintió halagado — Ten amiguito, mejor pon en sus bebidas e intenta que no te descubran.

— Eso no pasará Ama Némesis.

La chica sonrió de lado sabiendo que logró su propósito. Ahora tendrá alguien que haga algunos favores por ella si lo necesita urgentemente, aunque no sabe del todo si accederá ya que no es su verdadera ama, sino que son los Black. Pero de igual forma es lo que la mayor parte del tiempo hace, manipularle a las personas desde su punto más débil para lograr que luego hagan lo que ella les pida, algo muy vil desde el punto de vista de algunos pero criándose en un lugar como ella lo hizo tuvo que aprender a sobrevivir de cualquier forma y con el tiempo se dio cuenta que a través de la manipulación puede lograr lo que sea que quiere.

El elfo desapareció de la cocina y rápidamente ambos pelinegros fueron hacia el comedor, aunque no verán nada ya que Kreacher será invisible y el efecto recién será dentro de unas horas, pero la chica lo que más agradece a Merlín es que tiene sus dos primeras clases con Gryffindor, lo que significa que estará presente para ver el espectáculo.

Los dos se detuvieron antes de entrar y se arreglaron toda la ropa para poder hacer una entrada digna como les gusta.
Regulus al ver que el cabello de la chica está mal peinado empezó a pasar sus manos en el en un intento de acomodar, por su parte Némesis arregló su corbata.

— Listo — anunció Black.

Luego de eso ambos entraron como si el mundo estuviera a sus pies, porque si hay algo que tienen grande es el ego y al ver las miradas que ganaron eso les agrandó aún más, pero la diferencia entre los dos es que uno lo oculta con su semblante serio y la otra demuestra lo mucho que le gusta la atención y ni siquiera duda en regalar algunas sonrisas y guiños al azar, tanto a chicos como a chicas.

— ¿Desde cuándo tu hermano y Lestrange son amigos? — preguntó James viendo el espectáculo.

— Y yo que sé. De todas formas son tan para cual, es normal que se lleven bien.

— Ella es hermosa — acotó Peter siendo uno de los que se queda embelesado viendo la gran seguridad que transmite la chica.

— Sí, pero es tan hermosa como venenosa — dijo Sirius con hastío dando a relucir la parte que le desagrada de ella.

— Yo digo que de cierta manera son iguales y por eso no la soportas, ya sabes, los iguales se corroen — la defendió otra vez Remus.

— Por favor dime que no eres otro de los que siente atracción hacia ella — el susodicho negó — Y no me parezco a ella.

— Los dos son las ovejas negra de su familia que van en contra de los puristas, no dejan que otros los pisoteen, se acuestan con quien quieren, tienen ese aire de suficiencia todo el tiempo, les gusta coquetear todo el tiempo, sacan buenas notas en todo a pesar de no estudiar y podría seguir continuando. Yo creo que sí tienen mucho en común.

Sirius se quedó callado sabiendo que todo lo que dice el hombre lobo es cierto y detesta eso. La verdad no sabe en qué momento le empezó a caer mal la chica, aún así hay una parte de él que siente agrado hacia ella.

— ¿Y tú cómo sabes tanto de ella? — preguntó en un intento de defenderse.

— Se llama analizar a las personas — respondió intentado mostrarse calmado.

— Ajá.

James en todo ese tiempo le estuvo mirando fijamente a Remus y luego por breves segundos le observó a Némesis y al instante una sonrisa enorme se instaló en su rostro activando su lado shippeador. Rápidamente se giró hacia Peter dándole un leve codazo para llamar su atención.

— Veinte galeones a que Remus y Lestrange terminan juntos — susurró.

— ¿Qué? Pero ni se hablan y tampoco se gustan...— soltó un suspiro asintiendo sabiendo que va a ganar — Está bien, hecho, aunque sé que no sucederá.

— Yo me encargaré de que sí — susurró para si mismo.

Por otro lado los pelinegros estaban comiendo mientras vigilaban disimuladamente a la mesa de Gryffindor esperando que los merodeadores tomen su bebida luego de que Kreacher les haya dado una nota informando que ya está hecho.

— ¿Crees que tomarán?!— preguntó inseguro.

— Por supue....¡Están tomando!— chilló en voz baja dándole un golpe en su brazo ganando un quejido de su parte.

James, Sirius y Peter tomaron sin dudarlo, el problema vino cuando Remus estaba apunto de tomar pero se detuvo y empezó a oler el té con el ceño fruncido. Ambos se quedaron tiesos rogando internamente que no los pille, pero Némesis achinó los ojos con sospecha al ver tal acción, primero tiene cicatrices, se ve enfermizo y ahora huele algo que es imposible de percibir para cualquier persona, todo eso va aumentando su teoría sobre lo que es el chico pero no lo afirmará hasta escuchar de su propia boca.

— Vamos, vamos, toma — susurró Regulus — ¡Sí!

Después de dudar por el olor diferente Remus tomó de igual forma al ver que el resto toma también sin que les haga algo, si supiera que esta vez no es ninguna poción mágica que su efecto es al instante.

— ¿Qué tan imposible es que vaya contigo a tus clases?

— Demasiado teniendo en cuenta que es con Minerva, pero te contaré todo — le dijo en un intento de consuelo dándole una palmada en su espalda.

— En estos momentos odio ser un año menor.

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La verdad es que Némesis casi nunca presta atención a clases pero hoy lo está haciendo mucho menos, está más atenta esperando ver el efecto en los merodeadores, por esa razón se puso al costado mismo de ellos, para tener un panorama completo del momento y por supuesto que ya notó como se mueven incómodos haciendo muecas y tocando sus panza, algo que realmente le divierte y hace todo lo posible para no reír.

— Señorita Lestrange, ya que está atenta en otra cosa y no en la clase respóndame cuál es la...

Y no pudo terminar porque fue interrumpida por el sonido de un fuerte pedo, por segundos todos quedaron en silencio hasta que estallaron en risas preguntándose quién fue, pero no hizo falta preguntar más cuando le vieron a los cuatro merodeadores retorcerse sujetando su abdomen y haciendo unas muecas horribles tirando algunos que otros pedos más con el rostro sudoroso.

— ¡Siento que moriré! — gritó de repente Sirius.

— ¡Yo también! — chilló Peter.

El primero en levantarse de su lugar fue Remus quien salió corriendo de la clase con el rostro rojo de la vergüenza.
Seguido de ello se levantaron los otros tres encorvándose mientras sujetan su abdomen y se retuercen encogiendo las piernas y chillando de forma dramática, y si no fuera porque la clase está lleno de risas se podría escuchar el sonido que están emitiendo su intestinos, pero solo pueden escucharse los fuertes pedos inundando la clase de un mal olor, aunque todos están tan divertidos que ni se inmutan ante ello.

— ¡Minnie, ayúdanos! — gritó James con la expresión de sufrido.

— Vayan a la enfermería jóvenes.

— O mejor al baño — dijo el rubio corriendo fuera del aula.

Los otros dos le siguieron aún tirando pedos por el camino dejando a toda la clase riendo a carcajadas y soltando algunos sonidos en forma de burla creando todo un desastre de ruidos. La causante de la broma está con una sonrisa traviesa pegada a su rostro luego de haber reído todo, sintiendo la satisfacción de ver el resultado, y alguien lo notó, una pelirroja que estaba riendo levemente, más no supo si ella es la causante y tampoco sabe si acercarse a ella para preguntarle, igual sea quien sea que haya sido la hizo feliz de que por fin ellos también se vean sometidos a una broma.

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Llegada la tarde todo el alumnado y profesorado de Hogwarts estaban al tanto de lo sucedido en la clase de McGonagall, y no es necesario decir que es la comidilla del día, en donde quieras que vayas podrás escuchar sobre el tema, muchos incluso aprovechan para crear rumores falsos como que ellos lo vieron por los pasillos con los pantalones cagados, que los escucharon en el baño y otras cosas más, cuando en realidad a esa hora todos estaban en clases. Sin embargo, lo único cierto de los rumores que corrió es que por fin alguien le hizo una broma a los grandes bromistas del colegio, pero nadie sabe quién o en este caso quiénes son, algunos incluso se jactan de haber sido ellos aprovechando para tener un poco de atención; después están los que piensan que fue algo muy malo lo que le hicieron y que esa persona debería pagar por sus actos, otros son los que le divierte la situación, también como siempre no pueden faltar los que se burlan de forma horrible y finalmente los que les da igual toda la situación.

— Siente el dulce sabor de la venganza Reggie.

— No sé...como que ya les empiezo a tener un poco de pena por todo lo que andan diciendo de ellos, aunque supongo que lo nuestro no es nada comparado a lo que ellos nos llegaron a hacer.

— Sí, bueno, me da igual. Ahora realmente entiendo sus gustos por las bromas, se siente bien, incluso estoy pensando que desde ahora ellos podrían ser mis víctimas.

— Se suponía que solo lo haríamos una vez, además puedo no llevarme bien con Sirius pero eso no significa que disfrute hacerle bromas.

La chica rodó los ojos y continuó pintándose las uñas mientras piensa qué estarán haciendo y sintiendo los merodeadores en este momento, hasta le da ganas de ir a la enfermería y verificar, tal vez y burlarse un poco también.

— Es divertido ver el mundo arder — declaró observando sus uñas color negro.

— Si tú lo dices.

— ¿Quieres fumar porro para celebrar nuestra victoria?

Regulus volteó a verla sorprendido sin saber que ella consumía drogas.

— Obvio no, además tenemos clases.

— ¿Y? Créeme que estando así es más divertido asistir.

Por otra parte, justo en la enfermería se encuentras unos cuatro chicos avergonzados acostados en las camillas tras suplicarle a Madame Pomfrey que los deje ahí hasta después de la cena, además se encuentran un poco débil luego de haber cagado como nunca antes lo habían hecho.

— Alguien nos puso algo en nuestra bebida — confesó Remus.

— ¿Cómo lo sabes? — preguntó James

— ¿Y por qué no nos dijiste? — lo siguió Sirius.

— Lo sé porque olí algo raro en el y no les dije nada porque creí que era algún cambio de ingrediente, justamente por eso lo tomé también.

— Debemos buscar quién lo hizo y devolverle la broma.

Dos de ellos asintieron a lo que dijo Black estando completamente de acuerdo pero sin saber por dónde deben comenzar porque no se dieron cuenta de algún posible sospechoso, pero como son ellos jamás se van a rendir hasta encontrarle, si supieran que será un trabajo casi imposible teniendo en cuenta que jamás esperarían de los que hicieron.

— Debo admitir que fue una buena broma. Nunca se nos ocurrió — dijo el de lentes y el resto asintió.

Y justo esa noche el encuentro de rondas de prefectos entre Remus y Némesis se pospuso porque él se quedó en la enfermería, haciendo así que sus destinos aún no se unan.

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