𝐓𝐇𝐈𝐑𝐓𝐘-𝐎𝐍𝐄

"HAY QUE ARRIESGARSE"

OBSERVÓ A SUS COMPAÑEROS EN SILENCIO, estos hablaban de lo ocurrido con Endeavor y Hawks el día anterior. Natsuki estaba realmente aliviada de que su hermano estuviera bien, había estado muy preocupada, sin embargo Kira le había dicho que él estaba bien quitando el hecho de que perdió muchas de sus plumas.

En el momento en que el bicolor entró ella dejó de pensar en su hermano para enfocarse en el adolescente que estaba siendo cuestionado por todos sus compañeros, la de cabellos azules le sonrió levemente cuando él la observó. Todoroki le correspondió la sonrisa, solo que la de él era apenas visible.

Aizawa entró.

—La campana sonó hace rato —espetó el azabache esperando a que sus estudiantes estuvieran de pie, no era el caso—. Muy bien.

Caminó a la tarima con el mismo semblante serio de siempre.

—Dejen los juegos y sean conscientes de su posición. Sus licencias son provisionales, pero les han dado la aprobación y la responsabilidad de ser héroes oficialmente —todos escuchaban atentos las palabras del profesor—. Aunque hay dos que todavía dan clases extra desde ahora subiremos el ritmo en clase, así que prepárense. En fin, para la tutoría de hoy...

Una alarma empezó a sonar asustando a la peliazul quien de inmediato se cubrió los oídos.

—Simulacro de emergencia, simulacro de emergencia —se escuchó una voz robótica—. Unos supuestos villanos se infiltraron en la U.A. Se requiere de la intervención de la clase 1-A. Pónganse sus trajes y acudan de inmediato.

Todos tomaron sus trajes y fueron a los vestidores, se cambiaron lo más rápido posible, y al estar listos fueron al lugar donde supuestamente estaban los "villanos". Una vez ahí todos se dividieron en los mismos grupos de siempre, sin embargo cuando la peliazul iba a ir al rescate, su mejor amigo la tomó del brazo.

—¿Ah? —cuestionó ella confundida.

—¿Qué? —dijo Kaminari igual que ella, el rubio ceniza arrastraba a los dos.

—Buscaremos a los villanos. Que los extras vayan al rescate —respondió.

—Pude haber ayudado con el incendio o el rescate —se quejó la peliazul caminando al lado de su mejor amigo, quien la miró mal por sus quejas.

—En vez de quejarte usa tu kosei para escuchar o oír a los villanos —replicó callando a la chica, quien comprendió porque su mejor amigo la quería en su grupo.

Asintió y entonces los guió hacia el lugar donde se encontraban, sin embargo no sabe cómo es que terminaron los cuatro en un auto con Kaminari dándole energía.

Al mirar a los villanos, la de cabellos azules fue la primera en atacar, dando un golpe sorpresa a Tamaki Amajiki.

Kirishima fue el siguiente, todos estaban sorprendidos por la llegada de los cuatro. El rubio ceniza fue el último en dar el ataque final, el rostro del rubio asustó tanto a Tamaki que el pobre bajó la guardia.

—Fin del simulacro, fin del simulacro —espetó la voz robótica.

—¡Aún no! —espetó el rubio ceniza dejando a todos confundidos.

—¿Eh? —dijo el pobre Tamaki.

—Desgraciado, te contuviste conmigo ¿verdad? —la peliazul suspiro sabiendo de qué trataba, su mejor amigo odiaba que lo subestimaran.

—No, es que tu cara daba....

—¡No me subestimes!

—Lo sabía —murmuró la peliazul al lado de Kirishima.

—Además, aunque seas un estudiante y estuvieras actuando ¡Un villano es un villano! —todos miraron la escena tensos—. ¡Mi enemigo!

La peliazul se sorprendió cuando empezó a usar su kosei en una de sus manos.

Tamaki estaba perdido.

La gran explosión ocurrió, la de cabellos azules no pudo evitarlo y corrió hacia el chico e intentar rescatarlo, pero su reacción fue muy lenta y ambos se vieron bastante involucrados.

—Ese tonto nunca cambiará —se quejó la chica mientras ayudaba a Tamaki a mantenerse de pie.

—G-gracias eh...

—Soy Takami Natsuki —se presentó ella con una leve sonrisa.

El chico se colocó muy nervioso con ella a su lado pero asintió.

En la tarde, ella soltó un suspiro mientras llamaba a su hermano, necesitaba hablar urgentemente con él acerca de un tema. Un tema que realmente debía hablar con alguien o terminaría volviéndose loca.

—¿Hermanita? —cuestionó Hawks contestando al tercer tono—. ¿A qué se debe la llamada tan repentina?

—Keigo... hay algo que debo decirte —murmuró ella nerviosa.

—¿Ah sí? ¿De qué es?

—Y-yo.... no he podido dormir bien estás últimas semanas, lo ocurrido en el Campamento me ha dejado con... —espetó dejando al héroe número dos sin palabras—. Y-yo se que debí habértelo dicho pero no quería molestar.

—T-tú no molestas Natsu —espetó él de inmediato—. Nunca vuelvas a pensar en algo así ¿Entendido? Ahora, respecto a las pesadillas....

—Han ido disminuyendo poco a poco, pero aún son persistentes, y agregando el proyecto, duermo menos.

—No debiste haberte metido a ese proyecto —reclamó.

—Hermano-

—No, el proyecto te está quitando mucho tiempo, no debiste haber aceptado.

Fue entonces que ella hizo unas señas, sabía que podían estarles escuchando, así que mejor prevenir que lamentar.

"Keigo ¿Me dirás todo lo que ocurre, cierto?"

"Hermana..."

"Al menos has eso por favor. Me preocupas, eres la persona más importante para mi, se que hay cosas que no me dices sobre la misión"

"Tú también eres la persona más importante para mí. Te mantendré informada, Natsuki"

—Todas las noches te llamaré, más te vale contestar —amenazó ella provocando una risita de parte de él.

—Muy bien —respondió él—. Y Natsuki.

—¿Mhm?

—Ni una palabra de esto a tía K.

—No pensaba preocuparla, cuídate hermano.

—Cuídate hermana.

Colgó la llamada. Natsuki no tenía ganas de bajar y cenar con sus compañeros por lo que decidió apagar las luces de su habitación y acurrucarse entre sus mantas mientras recordaba su infancia.

Había sido buena quitando el bullying que recibía en la escuela de sus recuerdos, su hermano siempre estuvo ahí a pesar de estar siendo entrenado para ser una marioneta. Su tía Kira también estuvo presente.

Entonces recordó unos de los días más felices de su vida, cuando tenía cuatro años y descubrió su kosei.

La pequeña de cuatro años jugaba en el parque con tranquilidad, le gustaba venir a este lugar, no estaba muy alejado de su casa y su hermano siempre la acompañaba, su tía, Kira, también lo hacía a veces, pero la mayor parte del tiempo era su hermano.

—Onii-chan —espetó ella caminando hacia su hermano—. ¿Te gustaría jugar conmigo a las escondidas?

—Claro Natsu —respondió él con una sonrisa alegre.

—Tú empiezas a contar.

La de cabellos azules mientras escuchaba a su hermano contar pensaba en dónde esconderse, cuando observó un árbol no dudó en trepar este, se subió a una de las ramas más altas, no le daban miedo las alturas, es más, le encantaban.

Ella en serio deseaba tener un kosei como el de su hermano o el de su tía, en serio esperaba conseguirlo. Observó como Keigo dejó de contar y empezó a buscar, ella intentó todo lo posible para no hacer ni siquiera un mínimo ruido. Pero entonces sintió como la rama en la que estaba crujió.

Gracias a eso su hermano la encontró, él se volteó y al ver la cabellera azul claro de su hermana sonrió victorioso.

Sin embargo, ninguno de los dos lo vió venir, la rama se rompió y la menor cayó.

Más no se estrelló contra el suelo, Natsuki abrió los ojos que había cerrado debido al miedo y el susto, pero se sorprendió cuando notó como dos alas azules salían de ella. Los dos hermanos estaban sorprendidos, ninguno esperaba que su kosei saliera a la luz ese día.

—¡Onii-chan, tengo alas, tengo alas! —exclamó ella sorprendida.

—¡Tienes alas!

A pesar de que Keigo quería regañarla, la emoción era más grande, los dos hermanos fueron por un helado y celebraron por el descubrimiento del kosei de la menor.

Natsuki sonrió levemente al recordar ese momento, los momentos con su hermano eran los que más atesoraba en su memoria. Y no importaba cuantos años pasasen, ella siempre iba a tener ese recuerdo en su mente.

Lo único que Natsuki deseaba era que su hermano pudiera salir vivo de la misión que le había sido asignada.

Durmió pensando en todo lo malo que podría ocurrir con la misión de su hermano, y al día siguiente mientras preparaba su desayuno, cierto bicolor llegó por detrás de ella.

—Natsuki-san —espetó él haciendo que la chica se volteara con rapidez.

—Buenos días —saludó ella con una leve sonrisa nerviosa.

—Buenos días —correspondió el saludo—. Según tengo entendido, tenemos una conversación pendiente.

Ella soltó un suspiro y asintió.

Hay que arriesgarse a veces.

—No sé qué haremos a partir de ahora —empezó a decir ella—. Se que es normal sentir atracción hacia alguien más a nuestra edad, las hormonas y todo eso, yo estoy segura de lo que siento, pero no estoy segura de lo que tu sientes.

—¿Yo?

—Puede que estés confundido, hasta hace unos meses ni siquiera sonreías, y no soy una experta en sentimientos pero temo de que te des cuenta que yo.... que en realidad no te gusto.

Intentó contener las lágrimas cuando notó como el Todoroki no dijo nada, tomó su comida y sin decir palabra alguna subió a su habitación dejando al bicolor pensativo.

¿Cómo iba a hacer para que ella notara lo increíble que era? Había notado lo insegura que era, y él no quería que ella tuviera tan poco autoestima.

Tenía en claro que haría lo posible para que Natsuki notara lo mucho que le gustaba. 

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