ᶠⁱᵛᵉ ⁽ᵖᵃʳᵗ ¹⁾

— ˢᵉᵃˢᵒⁿ ¹ / ᴱᵖⁱˢᵒᵈᵉ ⁵

ᴮᵉˡˡᵃᵐʸ ᴮˡᵃᵏᵉ — ᴾᵃʳᵗ ¹

Mis oídos seguían zumbando por el aterrizaje. Aún sentía mi cuerpo temblar mientras me desabrochaba los cinturones y miraba a Raven, quien revisaba frenéticamente los controles de la cápsula.

—¿Estamos vivas? —pregunté, mi voz sonaba más frágil de lo que quería.

Raven soltó una risa nerviosa.

—Vivas y con todos los huesos en su lugar. Eso ya es algo.

Respiré profundo, el aire en la cápsula seguía siendo denso y metálico. Miré hacia la escotilla de la izquierda, la salida que daba al bosque que habíamos visto al aterrizar. Sentía una urgencia en el pecho, como si mi cuerpo me empujara a salir, a comprobar que realmente habíamos llegado.

—Voy a echar un vistazo —dije, levantándome.

Raven levantó la mirada.

—Ve

—Solo será un momento —respondí mientras me ajustaba el casco y abría la escotilla.

El aire me golpeó de inmediato, fresco, húmedo, y cargado con olores que nunca había sentido antes. Me quité el casco despacio, dejando que la brisa acariciara mi rostro. Era... indescriptible.

Mis botas crujieron contra el suelo lleno de hojas y tierra mientras avanzaba lentamente hacia el bosque. A lo lejos, escuché el murmullo de agua corriendo. Un río.

Me acerqué, cautelosa pero incapaz de contener la emoción. El agua era cristalina, reflejando los árboles y el cielo. Me agaché y toqué la superficie con la mano. Estaba fría, pero no me importó. Me quité los guantes del traje y dejé que el agua mojara mis dedos, sintiendo su peso y su flujo.

Me quité la parte superior del traje, dejándolo colgando en mi cintura, y me quedé en una camiseta delgada. Quería sentir el aire, el viento, todo lo que nunca había tenido en el Arca. Cerré los ojos, dejando que el momento me envolviera.

Me agaché para tocar el agua. Era fría, casi gélida, pero real. Después de tanto tiempo en el Arca, se sentía como un lujo. Cerré los ojos por un momento, intentando asimilarlo todo, cuando un ruido me hizo girar bruscamente.

El sonido metálico de la escotilla cerrándose me sobresaltó.  Raven aún estaba adentro.

Sentí una presencia, como si alguien más estuviera allí. Me detuve en seco, mis  pasos eran ligeros, intentando no hacer ruido, pero mi respiración era más rápida de lo que quería admitir.

Dando un paso hacia el bosque, sentí cómo la ansiedad aumentaba con cada crujido bajo mis botas.

Avancé hacia el sonido, mis pasos cada vez más rápidos hasta que, de repente, llegué a la orilla de un río, y el sonido de la corriente me calmó por un instante. Pero entonces, lo vi.

Una figura se inclinaba cerca del agua. Algo brillaba en su mano antes de que lo lanzara al río con fuerza. El chapoteo rompió el silencio, y en ese instante, él se giró hacia mí.

Bellamy

Mis pulmones se detuvieron por un segundo. Ahí estaba él, tan familiar y tan desconocido al mismo tiempo. Su expresión cambió rápidamente, de sorpresa a algo mucho más duro, casi hostil. Sus ojos se clavaron en los míos, y en ellos vi una mezcla de rabia y algo que no pude descifrar.

—¿Qué mierda haces aquí? —escupió, su voz cargada de incredulidad y desprecio.

Me quedé inmóvil, incapaz de procesar sus palabras por un momento.
—¿Yo? —respondí, intentando mantener la calma— ¿ Acaso debería ser importante?

Él rió amargamente, sacudiendo la cabeza mientras daba un paso hacia mí.

—¿De verdad? ¿De todas las personas que podían bajar a la Tierra, tenía que ser tú?

Sus palabras me golpearon como un puñetazo en el pecho. Quise responder, pero algo en su tono me dejó congelada. Finalmente, junté el coraje suficiente para hablar.
—No sabía que tenía que pedir tu permiso.

Bellamy me ignoró, su mirada desviándose al río. Fue entonces cuando lo vi. El radio flotando, siendo arrastrado por la corriente. Mi frustración se transformó en furia.

—¿Acabas de lanzar el radio? —grité, señalándolo con incredulidad.

Él me miró, cruzándose de brazos con una actitud desafiante.

—Sí, lo hice.

—¿Estás loco? ¡Ese era nuestra única conexión con el Arca! —di un paso más hacia él, mi voz subiendo con cada palabra.

—Exacto. Una conexión que yo no necesito, y que ustedes tampoco deberían querer —respondió, con su tono frío

—¿Por qué lo hiciste, Bellamy? —repetí, señalando hacia el río donde el radio había desaparecido.

Él cruzó los brazos con una expresión dura, su mandíbula apretada.

—Porque no pienso arriesgarme a que el Arca venga y termine matándome.

Solté una risa seca, incrédula.
—¿Matarte? Bellamy, no te creas tan importante. Nadie tiene tiempo para estar pensando en ti.

—¿Ah, no? —respondió con un tono mordaz, acercándose un paso más a mí—. ¿Sabes por qué estoy aquí, Alessia? Porque disparé al maldito canciller.

Mi boca se abrió ligeramente por la sorpresa, pero rápidamente me recuperé.

—¿Le disparaste al canciller? —repetí, mi tono goteando sarcasmo— ¿Y qué pasó? Porque hasta donde yo sé, está bien vivo allá arriba.

Bellamy apretó los puños, pero no dijo nada.

—¡Fallaste el tiro, imbécil! —espeté, lanzándole una mirada burlona—. ¿Te das cuenta de lo patético que suenas? Ni siquiera pudiste hacer bien eso, Bellamy.

—¡Cállate, Alessia! —rugió, su voz llena de furia mientras daba otro paso hacia mí— Tú no sabes nada de lo que tuve que hacer, nada de lo que sacrifiqué para llegar aquí.

—¡Claro que sé! —respondí, mi voz elevándose al mismo nivel que la suya—. ¿Sabes qué más sé? Que si fallaste ese tiro fue porque en el fondo eres un maldito cobarde.

Sus ojos se entrecerraron, y por un momento pensé que me iba a gritar de nuevo, pero en lugar de eso, soltó una risa amarga.

—¿Cobarde? Eso lo dice alguien que se largó cuando más la necesitaba.

Sentí un golpe en el pecho con esas palabras, pero no iba a dejar que me viera dudar.

—¿Necesitarme? —pregunté, cruzándome de brazos—. ¿Necesitarme para qué, Bellamy? ¿Para que te limpiara los desastres como siempre? Porque eso es lo único que sabes hacer, meter la pata y dejar que los demás lo arreglen por ti.

La rabia en su rostro era evidente, pero también lo era algo más. Dolor. Como si cada palabra que decía lo golpeara más fuerte de lo que yo pretendía. Finalmente, soltó una exhalación frustrada y negó con la cabeza.

—No tienes idea de lo que dices, Alessia. No sabes nada de lo que he tenido que cargar.

Lo miré fijamente, sintiendo que mi propio enojo se estaba transformando en algo más profundo, algo que me dolía más de lo que estaba dispuesta a admitir.

—Tienes razón, Bellamy. No sé qué cargas tienes, pero sabes qué… —di un paso hacia él, mis ojos fijos en los suyos—. Si sigues tomando decisiones como esta —señalé hacia el río—, entonces vas a cargar con algo peor la culpa de haber jodido las cosas para todos.

Me giré sin esperar una respuesta, dejando que el silencio entre nosotros fuera más incómodo que cualquier palabra. Pero mientras avanzaba hacia la orilla, mi mirada seguía clavada en el río. El radio no había caído tan lejos, podía intentar recuperarlo. Quizás aún había esperanza.

Sin pensarlo dos veces, empecé a caminar hacia el agua. Apenas di un paso cuando sentí una mano firme sujetándome del brazo. Me giré bruscamente.

—¿Qué crees que estás haciendo?—gruñó Bellamy,

su rostro a centímetros del mío.

—Voy a recuperar ese maldito radio—Intenté soltarme, pero su agarre solo se hizo más fuerte.

Bellamy negó con la cabeza, una mezcla de frustración y determinación pintada en su rostro.

—No vas a recuperar nada, Alessia. Nadie va a saber que estamos aquí. Nadie va a venir a buscarnos.

—¡Suelta mi brazo, imbécil!—espeté, tratando de apartarme con todas mis fuerzas.

Pero en lugar de soltarme, Bellamy hizo algo que me tomó completamente por sorpresa. Con un movimiento rápido, me levantó y me echó sobre su hombro como si fuera un costal de papas.

—¡Bellamy, bájame ahora mismo!—grité, golpeando su espalda con los puños mientras él comenzaba a caminar lejos del río.

—No lo entiendes, Alessia—dijo entre dientes, su tono cargado de rabia— No puedes salvarnos. Ese radio no cambia nada. Todo lo que hará es delatarnos, traerlos aquí y acabar con nosotros.

—¡Eres un idiota! -grité, pateando con fuerza—¡Déjame ir, necesito ese radio!

—No—Su voz fue firme, casi como una sentencia-. Ya no tienes opción.

Mis golpes y patadas parecían no afectarle, pero yo no estaba dispuesta a rendirme tan fácilmente. -¡Déjame ir, imbécil! ¿Quién te crees que eres?

Bellamy solo soltó una risa amarga mientras seguía caminando.

—Soy el que está salvándote de ti misma.
Estaba furiosa, al borde de estallar. Mi respiración era pesada, mi cuerpo ardía por la rabia y la impotencia. Pero Bellamy no aflojaba su agarre, y a cada paso que daba, sentía cómo la distancia entre mí y el radio crecía.

—Esto no ha terminado, Bellamy —murmuré con veneno en la voz—Esto no ha terminado.

Él no respondió, pero podía sentir la tensión en su cuerpo, como si cada palabra mía fuera un golpe que intentaba ignorar. Y aunque ahora me llevaba lejos, sabía que esta batalla entre nosotros apenas estaba comenzando

Nos veremos me la siguente parte, no olviden votar para motivarme
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ᴮᵉˡˡᵃᵐʸ ᴮˡᵃᵏᵉ ¹

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