- ᵀʰʳᵉᵉ

—ˢᵉᵃˢᵒⁿ ¹ / ᴱᵖⁱˢᵒᵈᵉ ³

-ˋˏ ༻ ᴱˣʰᵃᵘˢᵗ ༺ ˎˊ-

El sonido de los disparos resonaba en el reducido espacio de la sala de prácticas. Mi disparos impactaron casi todos en el centro, excepto uno que se desvió ligeramente hacia la derecha.

—¿Distraída, Cooper? —una voz masculina interrumpió el silencio tras ella.

Me giro lentamente, sabiendo perfectamente quién era. Jarek Lowell, uno de los miembros más experimentados de la guardia, estaba apoyado contra la pared, con esa sonrisa que siempre mezclaba arrogancia y algo más... algo que prefería ignorar.

—Lowell —respondi sin darle importancia mientras recargaba el arma—. ¿No tienes algo más útil que hacer?

Él se acercó lentamente, cruzando los brazos.

—Solo vine a asegurarme de que no te olvides de que estás en el equipo, ya sabes, por si decides volar sola otra vez.

Rode los ojos. Había cometido un error meses atrás, un error que casi le costaba su posición en la guardia, pero Lowell nunca dejaba de recordárselo.

—Quizá deberías preocuparte por tu propia puntería. La última vez que te vi disparar, fallaste más que un novato —contraataque, manteniendo la calma.

Lowell soltó una carcajada, pero sus ojos permanecieron fijos en ella.

—Eres un desafío, Cooper. Y me encantan los desafíos.

Me  acercó, deteniéndose a pocos centímetros de su rostro.

—Y yo odio las distracciones —susurró antes de volver a alinear el arma y disparar al blanco, impactando justo en el centro.

Lowell se quedó quieto un momento antes de dar media vuelta y salir del lugar, aunque podía sentir su mirada sobre ella mientras se alejaba.

Después de la práctica, me iba a la zona común. Estaba buscando un momento de tranquilidad cuando una mujer de cabello canoso se le acercó.

—Eres Alessia, ¿verdad? —preguntó con una voz suave pero firme.

—Depende de quién lo pregunte —respondi, frunciendo el ceño.

La mujer sonrió ligeramente.

—Me conociste cuando eras pequeña. Trabajé con tus padres en el sector agrícola.

Cuando escucho eso mi corazón paro. Era raro que alguien mencionara a mis padres, y menos de forma tan directa.

—No los recuerdo mucho —menti, aunque la imagen de mi madre dándole la orquídea aún estaba grabada en mi memoria.

—Eran buenas personas. Siempre hablaban de cómo querían que tuvieras un futuro mejor. Lástima que... —la mujer se detuvo, como si hubiese dicho demasiado.

—Lástima que murieron por el sistema que juraron proteger, ¿verdad? —respondi  con dureza.

La mujer asintió lentamente antes de alejarse, dejandome con un nudo en la garganta y más preguntas que respuestas.

Me apoyé en el marco de la entrada, observando a Raven en silencio antes de hablar.

—¿Sabes? Este podría ser un buen momento para fingir que no me necesitas.

Raven levantó la cabeza, mirándome por encima del hombro con una expresión que solo podía describirse como puro fastidio.

—Y este podría ser un buen momento para que traigas café, Alessia.

Reí suavemente y me acerqué.

—¿Café no, pero qué tal mis manos mágicas?

—Más mágicas serían si supieras algo de mecánica —replicó, pero pude ver la sonrisa que trataba de esconder.

Miré la cápsula. El metal estaba corroído en algunos lugares, y los cables colgaban desordenados como si alguien hubiera intentado sabotearla.

—¿Crees que esto funcione?

—No creo, sé que funcionará. Solo necesito un regulador de presión.

—¿Y cómo planeas conseguirlo?

Raven se enderezó, limpiándose las manos con un trapo sucio mientras me miraba con esa chispa de confianza que siempre la acompañaba.

—Tengo mis métodos.

La ayudé a sujetar una pieza mientras ella ajustaba los tornillos. Mientras trabajábamos, me explicó cómo funcionaba la cápsula, desde los sistemas de soporte vital hasta los refuerzos estructurales. No entendí mucho, pero asentí como si lo hiciera.

—¿Te has dado cuenta de que esto es una locura, verdad? —pregunté mientras sostenía una herramienta que ella me indicó.

—Toda mi vida ha sido una locura —respondió—. Pero las mejores cosas salen de ahí.

Sonreí, admirando su determinación.


Horas más tarde, acompañé a Raven a la enfermería. Abby estaba revisando informes cuando entramos.

—¿Qué hicieron ahora? —preguntó sin levantar la mirada.

—Nada ilegal, todavía —respondió Raven con una sonrisa, dejando caer su caja de herramientas sobre una mesa.

—Yo diría que es cuestión de tiempo —añadí, tratando de no reírme demasiado fuerte.

Abby alzó la vista, suspirando, pero en sus ojos había una mezcla de cansancio y calidez.

—¿Cómo estás hoy, Abby? —pregunté, acercándome.

—Agotada, pero eso es parte del trabajo —respondió. Luego, cambió el tono de su voz

—Alessia —dijo Abby finalmente, con una seriedad que me hizo enderezarme—, necesito que hagas algo por mí.

—Claro, lo que necesites.

—Hay un paciente en la sala de al lado. Tiene un corte profundo y no tengo tiempo para atenderlo. ¿Podrías encargarte?

—¿Sabes que no soy médica, verdad?

—Confío en ti —respondió con una leve sonrisa.

Entré en la sala de al lado y encontré a un hombre sentado en la camilla y vaya quien era. Su mirada parecía tan afilada como el cuchillo que probablemente le había causado el corte.

—¿No tienes algo mejor que hacer? —gruñó.

—Sí, muchas cosas. Pero Abby insiste en que te ayude Jarek—respondí, cruzándome de brazos.

El corte era profundo, pero no grave. Preparé los materiales mientras él me observaba con desconfianza.

—Esto no dolerá mucho —mentí descaradamente antes de empezar a limpiar la herida.

—¡Ah! ¿Eso no dolía mucho? —se quejó.

—Eres un adulto, supera esto.

Traté de ignorarlo y seguir con mi trabajo. La herida no era tan grave, pero el tipo era tan terco como siempre


Al llegar a mi habitación  no pude evitar pensar en Bellamy esos días a estado en mi cabeza una y otra vez

FLASHBACK

Bellamy y yo solíamos pasar las tardes juntos en un rincón escondido del jardín del Arca. Teníamos apenas ocho años, pero él siempre decía que tenía que protegerme, como si fuera mi hermano mayor.

—Cierra los ojos, Alessia —me dijo un día, con una sonrisa traviesa.

—¿Por qué? —respondí, mirándolo con desconfianza.

—Solo hazlo. Es una sorpresa. Confía en mí.

Hice caso, algo a regañadientes, y sentí cómo sus dedos colocaban algo en mi cuello. Cuando abrí los ojos, vi un collar hecho de pequeñas piezas de metal y un cordón trenzado.

—¿Qué es esto? —pregunté, tocando el collar con cuidado.

—Para que siempre recuerdes que yo estoy aquí, incluso cuando no puedas verme —dijo con esa seriedad que a veces tenía, tan extraña para un niño.

Lo abracé con fuerza, y por un momento, el mundo pareció perfecto, solo nosotros dos y ese pequeño rincón de paz.

FIN DEL FLASHBACK

toqué el collar que aún llevaba conmigo, ya viejo y desgastado, pero lleno de memorias. ¿Por qué estás siempre en mi cabeza Bellamy?, pensé con un nudo en la garganta. Me preguntaba si alguna vez volveríamos a tener momentos como ese, tan simples y tan llenos de significado.


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Hasta pronto 🌸

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